31. Problemas quinceañeros
Maratón (2/3)
Y bue... lo prometido es deuda ✌😉
Oficialmente entramos a la siguiente etapa de esta novela 😍😍😍
Los quince años de Fatima...
Sin duda esa fiesta me dejó recuerdos que tal vez jamás olvidaría. Allí por primera vez sentía la impotencia de no tener lo que tanto quería, solo que no me daba cuenta. Esa sensación se convertiría en mi mejor amiga con el paso del tiempo.
Durante los días que faltaban para la sorpresiva fiesta de Fat, yo me la pasé ensayando para ganarle a Chris. En realidad no tuve mucho tiempo, debido a que la fiesta era a solo dos días después de que me invitó.
—¿Me veo bien?—le pregunté a Fer, mientras me daba una vuelta para él—. ¿Se ven bien estos tacones con este vestido?
—Amor, estás como para comerte con helado y chocolate—él se mordió el labio, dándome su asquerosa cara de pervertido fingido—. Lo digo en serio, Cielo. Estás preciosa.
Menos mal porque me la pasé casi toda la tarde probándome vestidos y zapatos. Eso que no les cuento que probé mil cosméticos para encontrar los tonos adecuados.
Yo traía un vestido largo de mangas, color caqui, que se abría a un costado dejando al descubierto mi pierna. Mi cabello decidí alisarlo nivel extremo, y dejarlo suelto.
Desde hace tanto tiempo que no iba a una fiesta familiar. La ultima vez que estuve en una, fue hace varios años, cuando Andrés me llevó a la renovación de votos de sus padres.
—Amiguito, vamos a llegar tarde—le dije haciéndolo poner en pie de un jalón. El pobre estuvo desparramado en la cama, pues al parecer tuvo una larga noche con Pao—. Y ya, tomate una aspirina o algo, que te necesito ayudándome hoy.
En seguida corrí al extremo de mi habitación a tomar mi guitarra, y volví a él para lanzársela apresurada.
—¿Podrías llevarla?—le pedí, pero antes que me respondiera, yo ya se la había acomodado en el hombro—. Mmm... siento que olvido... ¡Ah si! ¡Casi olvido el premio!
—¿En serio crees que perderás contra Christopher?—Fer me dijo con diversión—. Mujer, ten más fe en ti. Tienes una voz de ángel, y no dudo en que dejarás en el piso a tu "ñengoso".
—Eso espero—yo tragué duro, mientras metía en mi bolso el pequeño trofeo—. Pero si el jurado resulta siendo fan de Chris, pues... tendré que perder aunque no sea justo.
Fer y yo fuimos al piso de abajo, y cuando estuvimos parados en la puerta espiando por alguna señal de un taxi, un carro un tanto conocido se estacionó a nuestro lado.
—¿Las señoritas necesitan transporte?—nos dijo Chris al abrir la ventana de su auto.
La mirada de Chris y la mía chocaron. Yo casi me quedo sin respiración al verlo con su cabello recogido en una coleta, solamente dejando un mechón suelto. Además traía un traje negro muy elegante.
Se veía tan guapo, y se me quería chorrear la baba.
—Que más mija—Fer se acercó hasta él auto y chocó puños con Chris. Yo aproveché ese momento para volver en sí.
—Como vas, men
Ni siquiera sé en que momento se volvieron tan cercanos. Obvio eso se me hizo extraño.
—Estamos esperando un taxi—yo le informé simulando que lo ignoraba. Espiaba por las calles como si fuera lo más interesante—. No te preocupes por nosotros. Si estuvimos bien desvelándonos haciendo los deberes de Fatima, no creo que haya problema en llegar a una fiesta sin tu ayuda.
—Aquí apesta a rencor—soltó Chris y yo lo miré de mala gana—. Bien, si no quieren...
—Claro que queremos—Fer abrió la puerta del copiloto del auto, y luego corrió hasta mi. No pude ni protestar, cuando él me metió junto a Chris—. Hoy en día la economía está difícil, así que no me vendría mal ahorrar en taxis.
—¡Fer!—yo protesté, mientras era puesta el cinturón de seguridad—. No necesito ayuda de Christopher.
Sin que pueda tener la oportunidad de salirme, Fer ya se había subido por atrás. Así fue como Chris arrancó.
—Wou—Chris dijo de repente, con su vista en el asiento de atrás—. ¿Vas a tocar la guitarra?
—Sí—le respondí secamente, volviendo la vista al paisaje.
—En ese caso hubiera traído a David—él murmuró en voz baja.
—¿Y como pensabas competir conmigo?
—A acapela
—Te dije que estabas exagerando, Cielo—Fer soltó una risa desde atrás—. Te dije que solo bastaba con una pista y ya.
En verdad no quería perder contra Chris. Esa sería mi manera de castigarlo por ignorarme tanto en los últimos días. Creo que mi rabia más se debía a que no me quería ver, más que el hecho de dejarme varada con todas las tareas.
Mientras viajábamos no pude evitar pensar en como le haría para lograr cantar sin llorar. Yo creía que en cuanto tocara el escenario me atacarían los recuerdos, y posiblemente la culpa me carcomería, en cuanto quisiera cantar algo dejando a mi abuelo en el olvido. Además tenía miedo de enfrentar al publico por completo sola.
(...)
El viaje fue un tanto largo, debido a que el lugar de la fiesta era en un finca alejada de la ciudad. Afortunadamente teníamos a Google maps para guiarnos, caso contrario ya nos hubiéramos perdido. Claro que google maps no nos decía que el camino estaba lleno de baches, ni que era tan tenebroso que parecía tener monstruos escondidos.
—¡Diablos!—soltó Chris en cuanto su carro pego un salto al pasar sobre un hueco que no vio.
La carretera por la que íbamos estaba siendo todo un reto para Christopher. Estaba llena de huecos, y piedras enormes. Incluso Fer tuvo que salir varias veces del auto para quitar piedras que podrían causar algún golpe al parachoques.
—¿Cómo se les ocurre hacer una fiesta por estos lugares?—dije sintiéndome mareada, por tanta vibración del auto a causa de la calle empedrada—Yo le hubiera prestado mi casa.
—Mejor nos hubiera dicho que teníamos que entrar a la casa de su tía en camión—Fer dijo, mientras se sobaba la cabeza a causa de un golpe que se causo contra la ventana. El movimiento maestro de Chris para esquivar un cráter, lo causó
Obviamente el carro de Chris no era apto para subir el camino tan desastroso por el que íbamos. Menos mal no tomamos un taxi pues nos hubiera dejado abandonados a medio camino.
—¿Y ahora como le voy hacer para volver en la noche?—Chris se lamento—. Se suponía que hasta máximo las 9 yo debía estar en la casa de David. Pero ahora creo que más rápido se me daña el carro, antes que lograr salir solo por este camino antes de las 9.
—¿Entonces no te ibas a quedar toda la fiesta?— le pregunté con un tanto de desilusión.
—No—respondió mientras se arrimaba al frente para ver mejor por donde manejaba—. Solo pensaba llegar, cantar mi parte y luego me iría.
—Ni siquiera por la comida te ibas a quedar—yo solté una risita—. Vaya, eso si es un milagro.
—Le iba a pedir para llevar—Chris me dijo con simpleza, regalándome una sonrisa.
—Tragón—le devolví la sonrisa.
—¡Gran cañón a las 10! ¡Gran cañón a las 10!—nos informó Fer, y al ver al frente, vimos un insuperable cráter rodeado de más huecos pequeños.
Obviamente eso no era algo que un carro bajo como el de Chris podría pasar. Internamente ya me vi recorriendo lo que faltaba del camino a pie y con tacones. De seguro moriría en el intento de llegar a la fiesta de Fatima.
—Creo que tendrás que bajarte a rellenar el hueco—Chris soltó entre bromista, y pensativo a mi amigo.
—No creo que eso se pueda tapar con una piedrita como los demás—Fer le informó mientras se bajaba del auto—. Uy, si... estás loco si quieres que me ponga a arreglar un hueco más grande que yo.
Estábamos en medio de un bosque, solamente rodeados de unas cuantas peñas, valles y polvo.
—Creo que tendremos que seguir a pie—logré decir con dolor en el alma. No estaba en mis planes ir por una enlodada calle, vistiendo como si fuera a una premier de Hollywood.
—¿Y que vamos hacer con mi carro?—Chris parecía nervioso—. Yo ni loco pienso dejarlo por aquí. ¿Y si me lo roban?
—Te compras otro—Fer le dijo como si fuera obvio—. No me digas que no tienes unos 40 mil dólares por ahí, como para comprarte otro carro. Yo calculó una cantidad mucho mas grande en la fortuna que te ganaste con Cnco hasta ahora.
—Ni que ganara millones—Chris bufó malhumorado—. A duras penas me alcanza para comprar mi comida.
—Que exagerado—yo reí, mientras salía del auto. Fer me ayudó—. Si tienes plata para salir de viaje con amiguitas, es porque ganas más. Y ya, no interesa lo que hagas con tu dinero, pero en serio... no es por nada pero debemos dejar el auto aquí. No creo que le pase nada, tomando en cuenta que esta calle parece que no tuvo transeúntes por siglos.
—Además lo dejaremos oculto—mi amigo señaló a un costado, por donde un pequeño valle se extendía—. Podrías manejar hasta allá, donde están esos arbustos, así que si pasa alguien no lo verá.
—Sí, podría ser—yo caminé hasta donde el camino de tierra empezaba hacerse hierva para convertirse en valle—. El camino hasta esos arbustos está mejor que este.
Chris se quedó pensativo, y luego que se dio cuenta que esa era su mejor opción, él decidió meter a su carro hacia el lugar donde le dijimos.
—¿Ves que aquí estará seguro?—le dije, al regresar de mirar desde un sitio un tanto alejado, el auto oculto.
Solo si ponía atención se lo podía notar. Fer y yo nos habíamos encargado de juntar más ramas para aumentar altura a los arbustos que escondería el carro.
—Ojala no le pase nada—Chris se bajó del auto, y luego apegó su cara al carro, mientra sus brazos lo rodeaban—. Prometo que no tardo pequeño.
—Y luego yo era la rara por ponerles nombres a todas mis cosas—le recriminé en medio de una carcajada.
Los tres salimos del valle y empezamos a caminar por la calle empedrada. Y nos empezamos asustar cuando hasta perdimos la señal de Google maps. Yo por mi parte estuve por torcerme los tobillos unas cientos de veces, pues los tacones en punta no combinaban muy bien con las piedras puntiagudas del camino.
—¿Ya llegamos?—Fer preguntó por milésima vez, mientras se retiraba su chaqueta de casimir para ventilarse con ella.
El sol nos estaba quemando vivos.
—Creo que vamos a llegar apestando a sudor y con la ropa sucia—solté de malhumor, y en seguida pisé mal un hueco causando que casi caiga al piso. Chris logró agarrarme del brazo antes que lo haga.
—Apuesto a que la siguiente vez, te vas a quebrar la pata—Fer se me burló y yo le di un golpe en el brazo.
—Okey, ya fue suficiente—yo me detuve y con malhumor empecé a quitarme los tacones—. Prefiero llegar con los pies magullados antes que quebrados.
Sin más yo ya estaba pisando el suelo con los pies descalzos. Ahora si ya volvía a tener equilibrio.
—Te vas asar los pies—Fer me dijo, mientras seguía caminando—. ¿No quieres que mejor te cargué?
—No me gusta que me carguen—le advertí de inmediato—. Y descuida estaré bien. Igual ya mismo se oculta el sol.
Eso era una mentira, pues el sol estaba más radiante que nunca calentando el piso como si fuera una plancha.
—Como digas—Fer siguió caminando moribundo, ahora zafándose la corbata.
Intenté seguir los pasos de Fer, pese al dolor que empezaban a sentir mis pies por el calor del piso, pero alguien me detuvo por detrás.
—¿Qué?—yo miré a Chris interrogante
De pronto el rodó los ojos, y en seguida se agachó para desatar las agujetas de sus zapatos.
—¿Siempre eres así?—él alzó la vista—. ¿Siempre te haces la machita, pese a que necesitas ayuda?
Chris volvió a ponerse de pie, pero esta vez me tendió sus zapatos. Yo claro me quedé con la boca abierta sin saber como reaccionar.
—No pensaras darme tus zapatos, para ahora ser tú el que va descalzo—yo enseguida negué, mientras empujaba sus botines negros de cuero—. Me niego a causarte eso.
—Descuida, estaré bien. Me puse medias gruesas, así que será como si estuviera con otros zapatos—él me volvió a mostrar sus zapatos—, en cambio tú si estarías en graves problemas si sigues caminando así.
—Estaré bien—hablé con seguridad—. No te preocupes por mi.
Él solo me ignoró y más bien se agachó frente a mi.
—¿Qué vas ha...?
—Mujer necia—él habló, alzando uno de mis pies.
De pronto antes que yo le arrebate mi pie, él ya me había metido un zapato.
—¡Chris no!—yo empecé a luchar por mi otro pie que también pretendía ser metido en otro botín—¡En verdad no necesi...!
—¿Quieres que te cargué? ¿Eso quieres?—él se puso de pie, mirándome con aburrimiento—. Juro que lo haré si se te ocurre quitarte mis zapatos. Así no quieras te llevaré cargando hasta llegar a la fiesta.
La decisión en sus ojos, me decía que no podía darle la contra. Pensé que lo mejor era ahorrarnos discusiones, y más bien me quedé callada.
—Gracias—solté bajando mi vista a mis pies.
Al ver desde arriba los zapatos se veían aun más enormes. Este hombre tenía un pie gigante.
—De nada—él me sonrió y se fue caminando, dejándome atrás.
Involuntariamente solté un suspiro de fan enamorada, y menos mal él no me vio. Yo aun quería parecer enojada nivel Dios con él.
(...)
Logramos llegar a la fiesta a la hora de caminata, y durante el camino casi morimos. Todos estábamos deshidratados, cansados, sudados, adoloridos y preguntándonos porqué tuvimos que nacer para sufrir tanto.
Fer tuvo problemas de más cansancio pues él estaba cargando mi guitarra, y Chris era el más adolorido debido a que caminó entre piedras puntiagudas y calientes por casi una hora, y yo... bueno a mi solo me dolía un poco los pies porque durante todo el camino estos estuvieron luchando por no salirse de los zapatos. Estaba usando zapatos de unas tres tallas más a la mía.
—No hay que perder el glamour, muchachitos—Fer nos dijo, en cuento encontramos la entrada de una finca a unos metros. Él se colocó bien la corbata, y seguidamente se puso su chaqueta.
Yo me detuve de inmediato para retirarme los zapatos y dárselos a Chris. Él los aceptó y se los puso, poniendo cara de alivio. Yo por mi parte me coloqué los tacones, y me acomodé mi cabello liso, que ya debía parecer una maraña.
La finca era la única en toda el área, así que en cuanto anocheciera esto sería un lugar muy tenebroso sumido en la oscuridad.
—Creo que la fiesta ya empezó—observó Fer mientras nos acercábamos a la puerta. Por adentro sonaba música a alto volumen.
Por unas cuantas hendijas de la puerta, vimos a carros estacionados dentro.
—¿Y por donde vinieron esos carros?—Chris preguntó, mientras yo buscaba un timbre—. Hasta hay un compacto.
—¿Seguros el camino por el que fuimos era el único?—Fer dijo mirándonos acusadoramente
—Según Google maps sí—respondí dándole una vista incómoda, y sin más toqué el timbre.
Los tres esperamos, hasta que una señora con un vestido celeste salió a recibirnos.
—Buenas tardes, muchachos—ella abrió la puerta, y en seguida nos dio un beso en la mejilla a todos—. Que gusto que hayan venido. Me presento, soy la madre de Fatima.
—No es nada—le dije, sonriéndole—. Mas bien es un gusto que nos hayan invitado—ahora los chicos la saludaban de uno en uno. Creo que durante el abrazo, la madre de Fat casi les rompe las costillas. Lo supuse por la cara de dolor que pusieron.
—Fatima me dijo que ustedes eran unos muy buenos amigos—en seguida la señora miró al piso superior de la enorme casa, y todos la imitamos—. Allá está mi pequeñita, salúdenla.
Efectivamente por la ventana, Fatima nos saludaba con una sonrisa radiante. A duras penas se la notaba puesta su vestido de quince años.
—¡Awww, se ve tan tierna!—yo solté con voz demasiado fina—. Dígale de mi parte que está lindísima.
—Se lo diré, muchas gracias—ella sonreía angelicalmente—. Ahora, por favor pasen al salón principal, que ya mismo va a empezar la programación. Que lastima que se hayan perdido la misa. Estuvo muy bonita.
—Es que tuvimos problemas en el camino—dije soltando una suspiro cansado—. Vaya, el camino por aquí es muy malo.
—Malo le queda corto—Chris se quejó por detrás.
—¿Malo?—la señora nos miró extrañada-. No me digan que... ¿vinieron por el sur?
—Ajap—soltamos los tres al mismo tiempo, causando que ella pegara una carcajada.
—Mis niños, esa carretera está inhabilitada porque se desbordó un rió cercano y arruinó la carretera. Todavía ni está en planes de ser arreglarla. ¿Acaso no ven las noticias?
—En mi defensa, yo vengo de Quito—solté desviando mi vista avergonzada.
—Y yo también—me siguió Fer
—Bueno... yo si soy lojano, pero... actualmente vivo en estados Unidos—Chris se explicó.
—Ya veo—la señora de pronto detuvo su andar y volvió su mirada a Chris—. Espera... ¿dijiste Estados Unidos? ¿Acaso no eres ese jovencito famoso del que Fatima me habló?
—Christopher Vélez, de Cnco—respondí por él, y en seguida la señora pegó un grito.
—Que honor tenerte en esta casa—ella le dio golpecitos en las mejillas, mirándolo maternalmente—. Eres más bonito en persona. Ojalá estés a gusto en esta pequeña fiesta.
—Claro que estaré a gusto. Muchas gracias, señora—él le dijo apretando sus manos.
La señora nos hizo atravesar el parqueadero, y posteriormente un jardín delantero, donde ya se veía a gente de gala charlando. Luego de unos minutos, pudimos llegar a la enorme casa principal, la cual atravesamos encontrándonos así por dentro una especie de jardín central. Al fondo, pasando el jardín se veía una puerta adornada con telas y globos color rosa, aunque esta estaba cerrada.
—Fatima me dijo que ustedes le trajeron una serenata—ella nos seguía viendo con sus ojos brillantes de alegría—. Si necesitan que el DJ les ponga una pista, o algo en particular solo vayan y díganselo.
—Gracias, señora—asentí sonriente.
De pronto la puerta se abrió y salió un grupo de meseros con sus charolas.
—Sigan por la puerta, por favor—ella nos sonrió, y en seguida se fue corriendo detrás de los meseros—. Disfruten la fiesta, muchachos.
La cantidad de gente que había en la fiesta no era demasiada. Quizás unas 70 o 80 personas era el promedio. Todas estaban sentadas por familias en sus respectivas mesas. Chris, Fer y yo fuimos ubicados en una mesa a solas, en la parte izquierda de la pista de baile de madera, instalada en el centro del salón.
—¿Habrán chicas de mi edad?—Fer miraba el salón en busca de nuevas presas—. Ojalá no hayan solo chicas de colegio.
—Por el fondo vi un grupo de chicas que parecían ser mayores—yo le informé mientras me movía al ritmo de la música—. Ojalá den una buena cachetada en cuanto te les acerques.
Fer soltó una carcajada.
Los tres nos hallábamos con plato en mano, parados junto a la mesa de dulces, pidiendo a los meseros que nos llenaran los recipientes. Estábamos muriendo de hambre y sed. Hace solo un rato casi nos habíamos acabado un galón de agua en el bar de bebidas.
—Entonces, ¿Por qué no trajiste una acompañante?—le pregunté a Chris, mientras comía uno tras otro mini pasteles de chocolate.
—Por respeto a mi ex novia—él me soltó divertido, mientras me imitaba. Él también se estaba atragantando con pastel de chocolate.
—¿Cuál ex novia?—le dije con curiosidad, causando que el suelte una risita.
—Tú pues—él negó, mirándome con diversión.
—Solo fuimos novios por un día, y para variar por causa de un hechizo—le aclaré con un tanto de decepción—. ¿Aun así piensas que soy tu ex verdadera?
—Pues pensándolo bien, te consideré mi novia de verdad—me soltó sin preámbulos.
Ambos nos quedamos viendo fijamente mientras masticábamos.
Afortunadamente ese profundo silencio se vio interrumpido, cuando una de mis canciones favoritas empezó a sonar. ¿Y adivinen de quien era la canción?
—¡Subanle a esa!—dije con emoción, mientras me empezaba a mover al ritmos de "Quisiera"
—¿Qué se siente que pongan tus canciones en una fiesta?—Fer le preguntó a Chris.
—Es algo de locos—le respondió a mi amigo, sin quitarme la vista de encima—. Nunca imaginé que tanta gente iba a disfrutar de canciones que yo interpreto.
Disimuladamente, empecé a girar pues no quería seguir viendo como Chris me miraba. Creo que estaba loca, pero él me había estado mirando más de lo debido este día.
—Quisiera tenerte en cada primavera, poder amarte a mi manera—yo cantaba con sentimiento—. Desvelarme la noche entera, cuidar tus sueños, así quisiera.
—Oye comadre—Fer me jaló del brazo, haciendo que me gire bruscamente. Casi hasta se me caen mis bocaditos de mil hojas que tenía en mi plato—. Aprovecha que tienes al cantante, para que te dedique alguito—y entonces Fer interrumpió la comida de Chris, y lo jaló junto a mi—. Por favor, hermano, cumple el sueño de esta loca, y cantale un poquito. No tienes idea de lo cansado que me tenía con el cuento de que su sueño era algún día le cantes al oído, o el sueño de su foto de "quieres casarte conmigo", o...
—¡Sí, muchos sueños!—interrumpí a Fer, mirándolo matadoramente. Estaba exhibiéndome demasiado con un Chris al cual quería matar aun.
—Sí, por eso mismo—Fer le dijo a Chris—. Cantale un poquito a mi amiguis.
Chris asintió, y dio un paso hacia mi para quedar cerca. Por un instante pensé que iba a seguir la letra de la canción que sonaba, pero no. Él me cantó el intro que ya había pasado.
—Hoy enfrento mi verdad, él es dueño de tu cuerpo. Y yo sigo siendo el mismo que va en busca de tu amor—él no me despegaba la vista—. Antes no podía ver. Ya que me quite las vendas veo que mueres... por él.
—Wouuuu- Fer dio unas palmaditas, y Chris y yo seguíamos mirándonos—. Este men tiene una voz buenísima. Creo que ahora entiendo porque el fanatismo de mi comadre.
—¡Sabía que les gustaría esa canción!—oí una voz familiar detrás mio—. Hola, chicos. ¿Cómo están?
Al regresar a ver, me encontré con Roger.
—¿Fatima te invitó también?—yo fui a darle un abrazo de saludo—. Que gusto que estes por aquí.
—Sí, era obvio que me invite, después de todo yo soy el DJ—él nos informó a la vez que saludaba a los chicos—. Fatima dijo que solo la música que yo ponía en el bar le gustaba, así que aquí me tienes.
Hace solo unos días me había enterado que la mamá de Fat era una de las socias del bar, y la casa donde ella vivía y donde a su vez funcionaba el bar, era la herencia de su abuelo. Roger casi que era su empleado. Allí fue cuando entendí porque Fat siempre entraba al bar aun siendo menor de edad.
—Bueno, parece que esta noche nos vamos a divertir mucho—solté optimista, desviando mi vista de Chris que por alguna razón siguió mirándome luego de cantarme.
(...)
En verdad todo estaba perfecto, teníamos comida, buena música, un ambiente agradable, y lo mejor de todo nadie reconocía a Chris, algo que me extrañó puesto a que Fat había invitado a sus amigos prometiendoles que un famoso estaría en su fiesta. Yo en lo personal no vi a alguien que estuviera fangirleando con él.
—Que bonito baile—aplaudí de pie, en cuanto Fatima y sus amigos terminaron de realizar la típica coreografía del vals—. Se pasaron estos guambras.
Ya siendo casi las ocho de la noche, la programación de los quince años estaba por culminar. Ya pasaron las palabras emotivas de los familias (Donde Chris y Fer casi se duermen), la proyección de un video donde se mostraban fotos de la infancia de Fat, unas cuantas coreografías de las amigas de Fat a manera de tributo, y por ultimo el vals.
—¿Será que ya nos pasan la comida?—Chris se tocaba el estomago con cara de moribundo.
—Hombre, te acabaste casi toda la mesa de dulces, ¿y aun así quieres más?—lo miré asombrada
—Exacto—él aspiraba el aroma a asado que desprendía del ambiente. Por algún lugar de la casa se estaba preparando el banquete principal.
—Creo que te apoyo—yo di un bostezo—. Me comería una vaca ahora mismo.
De pronto el animador habló por el micrófono y todos los invitados en sus mesas guardaron silencio.
—¡¿Quién quiere animarse un poquito?!—dijo, y todos gritaron en apoyo—. Bien, pues llegó la hora de jugar un poquito. La quinceañera nos pide desde hace rato, que le quiten las ligas.
—¿Ah, el juego donde le sacan a la quinceañera las ligas de la pierna?—me preguntó Fer
—Si, creo que ese
—Yo me acuerdo que una vez en ese juego, mi amiga del colegio me dio un patazo en la nariz—me contó Chris con diversión—. Dijo que sintió que le quise subir más arriba de lo debido la liga, así que "sas"... que me sacó sangre.
—Yo haría lo mismo—le dije riendo.
—Pues no parecía que harías aquella vez en año nuevo, cuando lo encontré en el casi acto—Fer dijo sin ningún tipo de anestesia, y tanto Chris como yo, nos sumimos en una incomodidad tan espesa que se cortaba.
Diablos, parecían siglos desde que pasaron todos mis arranques hormonales con Chris.
Menos mal el animador habló, dándonos algo en que poner la atención. Ahora solo nos enfocábamos en observar como las damas y los caballeros jugaban. El chambelan le retiraban una liga de la quinceañera, y luego los caballeros se las ponían a las damas, en medio de bailes de striptease que causaban la risa de todos los asistentes. Yo me estaba divirtiendo mucho. Los amigos de Fat eran muy ocurridos.
—Definitivamente ya no iré a la casa de David, ya no alcanzo—Chris dijo con nostalgia, mirando la hora en su celular—. Tal vez ni siquiera hoy pueda salir de aquí. Ni loco pienso ir caminando por esa carretera abandonada a estas horas.
—Tendremos que decirle a Fat que nos de posada—les sugerí mientras miraba a una dama dar una patada china a su caballero atrevido—. Mañana apenas amanezca nos iremos.
—¿Entonces nos vamos amanecer bailando?—Fer dijo notándose más que entusiasmado. Hace minutos me contó que una chica le había hablado por los baños—. ¡Ahora si hay que despapayarse!
—No suena mal—Chris también parecía feliz con la idea—. Cuando la vida te da limones, haces limonada.
—Vamos hacer un desmadre—solté guiñándole un ojo—. Hace tiempo que no venía a una fiesta, así que no me culpen si me vuelvo el alma de la fiesta.
—Huele a peligro—Fer dijo mirándome con susto—. Han pasado 84 años desde que te vi alocarte en una fiesta. Si no fuera por Andrés tú...
—Tenías que nombrarlo—yo lo miré amenazadoramente.
Le hubiera dado unos cuantos zapes, pero de pronto oí mi nombre por medio de los parlantes.
—¡Cielo Rojas!—oí que dijo la voz del animador, y yo me puse alerta.
En cosa de nada, vi como el animador se acercaba a la mesa donde estaba con los chicos, siendo guiado por Fatima.
—Dijeron mi nombre, ¿cierto?—yo hablé con los ojos abiertos.
—Y mi nombre—Chris tragó duro a mi lado—. ¿Porqué?
Fatima llegó a nuestra mesa, y me tomó la mano haciendo que me ponga de pie.
—¿Qué pasa?—yo notaba la mirada de todos los invitados en mi.
—Tu turno—Fatima dijo como si nada.
—¿Turno de que?
—De jugar a la liga—ella parecía divertida—. Ay mujer, te mandé un mensaje diciéndote que te iba a meter al juego hace rato.
—Si me lo mandaste no lo vi—yo regresé mi vista a Chris—. Y... y así lo hubiera visto, no lo haré.
—Todas las chicas de la fiesta lo van hacer, así que no tienes salida—ella me tomó de la mano y en seguida me empezó arrastrar por el salón.
—¿Y el novio?—preguntó por el micrófono el animador, y entonces Chris alzó la mano.
—¡Somos amigos!—grité de inmediato—. Muy buenos amigos.
—¡Amigos con derechos!—gritó Fer desde su silla, causando que toda la gente explotara en risas.
¡Desgraciado!
Chris por su parte era llevado por el animador.
Ambos llegamos a la pista de madera, siendo el centro de atención del publico. En seguida Fatima se subió a una silla, y su chambelán le sacó una liga de la pierna en medio de un bailecito.
—Bueno, aquí tenemos una nueva liga—comentó el animador, mientras se paraba a mi lado—. Veamos como se llama la señorita que se la ganará.
El tipo me extendió el micrófono.
—Me llamo Cielo—intenté reír, pero la verdad es que estaba incomoda con tanta mirada.
¿Ante toda esta gente pensaba cantar?
—¿Y el nombre de su amigo con derechos es...?—dijo el presentador causando que nuevamente todos se rieran.
Creo que mis mejilla empezaban a enrojecer.
—Christopher—respondió él, riendo al igual que todo el publico.
—Y dígame muchacho Christopher, ¿Cómo es eso de que son amigos con derechos?—le preguntó el presentador con picardía.
Genial, ahora íbamos a ser el centro de entretenimiento de la fiesta.
¡Rayos!
—¡Objeción, especulación!—grité arrebatándole el micrófono al animador—. Son puros inventos de mi amigo idiota de atrás.
Al instante Fer se puso de pie y se presentó con los invitados, los cuales soltaron otra vez una risotada.
—Pueden llamarme al 0998549841—el dijo en voz alta—. Repito, 0998549841—él terminó con un guiño y se sentó.
—Bien, continuando con el asunto...—el tipo se apegó a Chris—. Díganos, porque el señor de atrás dice que tienen ese tipo de relación. Algo debe haber pasado.
—No pasó nada
—Entonces, no creo que pase nada si llamo a otro caballero a cumplir con su papel en el juego— él señor le dijo a Chris, y él negó de inmediato.
—Yo lo haré—soltó sin más—. Cielo me mataría si la dejo en manos de otro chico que no conoce.
—A mi me huele a celitos—el animador soltó una carcajada.
En seguida vi como pusieron una silla a mi lado.
—Okey, pongamos rápida esa liga y ya—dije subiéndome por mi misma a la silla, cosa que fue un error pues casi me caigo por andar de apresurada. Chris logró agarrarme de la cintura.
—Y van dos veces, ¿a la tercera que me gano?—él soltó divertido.
Ignorando lo que me dijo, yo me sacudí de él y me subí en la silla más despacio. Finalmente estaba parada sobre la silla, mientras a Chris le entregaban una liga color blanca.
—¡¿Qué dice esa gente?! ¡Animemos a la pareja de amigos con derechos!—dijo bromista el animador, y juro que quería lanzarle un tacón.
Para dificultar el reto, me dieron dos copas de agua, con eso podría mojar a Chris caso que quisiera subir más de lo debido la liga por mi pierna.
—Solo hazlo rápido—le pedí a Chris mostrándole mi pierna descubierta.
La idea era que él suba la liga por mi pierna usando sus manos, pero resulta que alguien lo fregó todo.
—¡Que lo haga con los dientes!—gritó Fer y nuevamente causó la diversión de los asistentes, pues todos empezaron a gritar lo mismo.
—Okey—Chris sintió divertido, mientras metía la liga por mi pie, yo claro quise alejarme en cuanto aprobó el subirla con los dientes.
—No lo harás—lo miré con advertencia—. En serio...
No pude decir más pues el muchachito mordió la liga y empezó a subirla teniendo sus labios tocando mi piel.
Que puedo decir... solo que una corriente eléctrica me atravesaba el cuerpo mientras subía.
¡Diablos!
Cuando estuvo a medio muslo soltó un momento la liga, y subió la vista con diversión.
—Solo es un juego, relajate—murmuró, y apropósito sacó la lengua más de lo debido, sin que los demás lo notaran. Así fue como terminó dando un lengüetazo a mi pierna, para volver a morder la liga. Por supuesto yo no aguanté y le vertí las dos copas de agua en la cabeza, provocando que Chris salga corriendo lejos de mi.
—¡Un aplauso para los amigos con derechos!—dijo el presentador, en cuanto Chris se incorporó. Con la manga del saco intentaba secarse el agua que se quería meter por su cuello.
Yo me bajé a toda prisa de la silla, y le di un empujón a Chris mientras nos alejábamos entre aplausos de las personas.
—Nunca más me vuelvas a pasar la lengua así—le reclamé con una ceja alzada
—¿Segura?—él se acercó a mi oído—. Porque por tus caras parecía que lo estabas disfrutando.
Y entonces así fue como le di un codazo en el estómago.
Holi, holi
Jejeje, en verdad espero que les haya gustada. Yo en lo personal amé escribir este capitulo, y no se diga el que viene. Cuando lo volví a reeler para editarlo morí de amor y eso que aún no empiezo con el plato fuerte jajaja. Definitivamente esta fiesta lo esa todo jaja.
Bueno... nos vemos en la siguiente y ultima parte del maratón. Chaitos :)
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