3. El libro misterioso
Creo que con este capitulo, la historia ya va tomando su forma jajajaja. Espero les guste.
Capitulo dedicado a: @Nathalyzarate723 (Gracias por correr a leer el cap en cuanto lo subí jejeje, fuiste la primera en comentar. Gracias linda por tu apoyo :) )
—¿Segura no te robaste a propósito ese celular?—me preguntó Fer; mi mejor amigo desde la niñez.
Aun recuerdo cuando nos conocimos en la escuela, en primer grado. Él me había roto la cabeza, a causa del balonazo que me dio durante el recreo.
Sí, desde chiquitos él ya me andaba maltratando amistosamente.
—¡Por milésima vez, no me robé el bendito teléfono!—yo lo miré afrentosa, sentándome a su lado—. Solo estaba distraída, y por eso me lo llevé sin darme cuenta.
Finalmente luego de varios días de investigación, me di cuenta que ese teléfono era en un 80% de Christopher Vélez.
Ambos estábamos sentados en el sillón, mientras yo le contaba absolutamente todo lo que pasó durante mi aventura de la iglesia. Él ante mi drama, solo hacia esfuerzos por no dormirse. Fer no era del tipo de chicos a los que le guste oír como su amiga fangirl acosaba a un grupo de chicos a los que él consideraba como "ñengosos".
—Conociéndote a ti, no es creíble eso de que te hayas robado por error un celular. Cieli, tú eres del tipo de chicas locas que buscan las maneras de volver a ver a esos ñengosos. Te conozco Celi—él me dio una palmadita en la pierna—. Siendo así, vuelvo a preguntar... ¿Segura no te robaste a propo...?
—¡Que no, pendejo!—yo le di un codazo en el costado, y él soltó un quejido—. Estoy loca pero no tanto. Y solo para que lo sepas, yo no sería tan desvergonzada como para robar algo tan importante como su celular. Solo fue una confusión...
—Sí, sí. Confusión gracias que te quedaste como bruta luego que el pelón ese te besó—él rodó los ojos—. Oye, mujer no puedo creer que le hayas sido infiel a tu "Andriusss baby", por ese chico.
Ni siquiera yo me lo creía hasta la fecha.
Sencillamente al recapitular las cosas, llegaba siempre a la misma conclusión. Fui una desgraciada urgida sin corazón, que se dejó llevar por la cara de angelito de un chico que resultó ser mi demonio. Y Andrés no se merecía que lo deje de lado aunque sea por un segundo, por mi demonio.
Pero en fin...
—Nadie va a saber eso—yo lo apunté con él dedo—. Además ese beso para mi, solo fue como si hubiera besado un póster. Punto final.
—Sí, claro. Y por eso el póster intercambió ADN contigo—él me quitó mi celular, y puso a reproducir el video que me había mandado Mary, donde se veía a la perfección mi beso con Chris.
Para mi mala suerte, ella había estado grabando todo mientras Renato la tenía atrapada.
—Ya olvidémoslo— yo quité mi mirada de él, y me centré en ver la televisión— . Y admiro que fue un sueño cumplido, pero ya pasó. Todo queda ahí—yo me rasqué la barbilla nerviosa. Siempre tenía la maña de hacer eso cuando no podía controlar mi sistema nervioso.
—Esta bien, me callaré y no le diré a nadie de tus fornicaciones con tu amante—él me dijo burlón, mientras hacia acercamiento al video en pausa—. Espera... ¿hubo lengua? Que asco, se mandaron la lengua hasta la garganta.
—Cállate, Medina—yo le quité mi celular, y lo lancé al sillón de a lado.
—No me voy a callar—él rodó los ojos y se arrimó a mi hombro—. Oye, guapa. ¿Y que vas hacer con ese teléfono?
—No lo sé—yo miré el bendito celular, con cansancio—. No me lo quiero quedar, me sentiría como una ratera. Quizás lo tire a la basura.
—¿Y si se lo devuelves?—él sugirió con simpleza—. Así de paso, puedes utilizar eso de pretexto para verlo, y tomarte tu tan soñada foto de "quieres casarte conmigo". Mujer, ya que metiste la pata, al menos sácale provecho.
—No, como crees—yo miraba la Tv con interés. Justamente un zombie se estaba comiendo un brazo—. Estoy segura que él va a pensar que lo hice a propósito, precisamente para hacer lo que me sugeriste. Yo sé que se enojará.
—No creo que se enoje. Además, le dará gusto encontrarse con la chica que le comió la boca—él me miraba alzando y bajando las cejas—. Y según mi razonamiento masculino de super macho, si un chico tan cotizado por miles de chicas, te dice que le escribas y que va a estar pendiente, es porque algo muy oscuro se trae contigo.
—¿A que te refieres?
—Hablo, de que el es hombre—Fer me miró fijamente—. Tú eres una chica muy linda, de buenas curvas, que para colmo lo encendió con un beso candente.
—¡No!—lo miré escandalizado—Ni se te ocurra decirme que Christopher me quiso dar propuestas indecorosas.
—Vamos Cieli. Entonces porqué más crees que el man te dijo que le escribas, y que iba a estar pendiente de ti. De seguro es porque tiene algo que decirte, y no creo que sea para declararte que se enamoró de ti. Eso sería demasiado cuento de niñita boba.
—Prefiero creer que si me pidió que le escriba para pedirme una cita, y decirme que se enamoró de mi a primera vista—yo me crucé de brazos, mirando el televisor pero con la mente en otro lado.
En ese momento se me hizo imposible creer que Chris me quiso para vacilar una noche. De todos los panoramas donde soñaba con una historia con Chris, ese era el que menos me agradaba.
Simplemente no me imaginaba siendo el vacile de mi amor platónico, sobre todo porque tenía un lindo novio al cual amaba. Aunque estando soltera....
—¡No!—yo me senté de un respingo, sacudiendo la cabeza como intento de quitar pensamientos incoherentes sobre algún tipo de infidelidad a mi novio.
Pero vamos queridos lectores, díganme que harían si la persona con la que soñaban y para la cual eras invisible, deja de ignorarte, para decirte aunque sea "hola".
En el mundo de los fans, sobre todo las fans locas de una boyband, la respuesta sería perder el sentido, y dejar de razonar. Lo único que quedaba era la emoción fanática, que dejaba propensa a hacer cosas estúpidas. Incluso llegando aceptar cosas que ni uno mismo pensó jamás.
Claro que no debía generalizar ese sentimiento, pero casi en su mayoría de veces era así.
Sí, así de lejos algunas veces podía llegar a ser el amor de una fan. Y yo había entrado en el grupo de las personas que hacen cosas locas por el cariño apasionado a un amor platónico famoso.
Rayos, sigo arrepentida por ser tan bruta.
—El idiota solo quería que le escribas porque quiere acostarse contigo—Fer me soltó con una risa burlona—. Yo soy así, con las chicas que me gustan.
Solo como dato breve, les cuento que mi mejor amigo al que amaba con todo mi corazón, era un rompecorazones experto.
—No lo creo. No parezco tener aspecto de urgida... ¿o si?—yo lo miré a la expectativa, pero él solo me clavó la vista intentando aguantarse la risa.
—Todas las fans de esos niñitos tienen cara de urgidas—él me soltó en la cara, y yo le di un pellizco en la pierna. El saltó del dolor.
—No molestes, pedazo de bestia—yo lo miré con cara de pocos amigos, y nuevamente tomé mi celular del sillón.
Intrigada por lo que Fer dijo, yo volví abrir mi Instagram, y fui directamente a mi chat con Chris. Desde el día que lo vi, me había puesto a escribirle lo mismo. Siempre recordandole lo que pasó en la iglesia, pero él nunca volvió a ver mis mensajes.
Para mi suerte, él finalmente me había dejado un mensaje, luego de tanto insistir.
Hola
¿Te acuerdas de mi?
Soy la que se destrampó contigo en la iglesia
Oh si
Hola hermosa, saluditos
—¡ME RESPONDIÓ!—yo solté un grito que por poco mata del susto a Fer
—Mi amor, casi me rompes los oídos—él se quejó quitándome el celular y leyendo los mensajes
Él se entretuvo por un buen rato leyendo mis miles de mensajes sin respuesta.
—Te le declaras en cada mensaje, que ridícula—él se empezó a partir de la risa—. Bueno, aunque con los últimos mensajes, parece que le ruegas que te vuelva a besar.
Ignorando sus comentarios, yo le volví a quitar el teléfono, al cual le di un sonoro beso como si fuera el mismo Chris.
—¿Si ves que el no se trae nada malo conmigo? Hasta ahora no me ha soltado propuestas indecentes—le dije orgullosa a mi amigo.
—Es que no le escribiste el día que era, cuando estaba con ganas. Ahora ya que caso tiene si ya hasta anda fuera del país—él rodó los ojos, mientras se atragantaba con palomitas que compartíamos.
—No seas imbécil—yo me quedé mirando el celular, y me decidí a escribir algo más.
Perdón por no escribirte ese día
¿Estuviste esperando a que te escriba?
No, no creo jajajaja, eso sería mucho soñar
hahaha
No te preocupes bella
—Ay carajo, está activo—yo suspiré como fan enamorada— ¡ME ESTÁ RESPONDIENDO!
—Insisto ahorita no te va a decir nada, porque ya no está en el país—Fer soltó una risita burlona—. Perdiste la oportunidad amiguita, él te hubiera dado duro contra la pared toda la noche.
—Puerco idiota—yo le volví a pellizcar la pierna.
Como ultimo mensaje que decidí dejarle, fue algo simple aunque significativo para mi.
Te quiero mucho Chris
Bye 😘
—Si hubiera querido algo así, ya me hubiera soltado alguna indirecta desde que le escribí la otra vez—le dije, mientras ponía mi celular sobre la mesita de la sala—. Es un amorcito, que no me vio en ese aspecto. Además yo tengo cara de angelito, hasta mi mami me lo ha dicho.
Fer solo se rió con muchas ganas de lo que dije, mientras yo iba rumbo a la cocina a sacar la segunda funda de canguil del microondas.
—¡Ya deja de defender a ese imbécil!—él soltó con fastidio—. Te aseguro que él al igual que otras estrellas, se aprovechan de fans ilusionadas, para poder satisfacer sus deseos carnales. Además está en plena juventud, y según los antecedentes que tú misma me has dado, él no es un santo.
—¡Es su vida, y él puede hacer lo que quiera!— yo le grité desde la cocina, mientras ponía las palomitas en un recipiente de plástico enorme—. Tal como tú haces pendejadas con tú vida, él también tiene derecho.
Fernando no respondió a lo que dije, lo cual me extrañó.
Luego de poner nachos, mezclados con las palomitas regresé a la sala. Allí note cierta vibra extraña que me dio mucho que pensar, pues vi a Fer cruzado de brazos con una sonrisa oculta mientras miraba la Tv.
—Hiciste algo—hablé con cautela, dejando el tazón de canguil sobre sus piernas.
—Es otro idiota—él me regresó la mirada—. Es como todos los famosillos.
—¡Que no es así!—yo le solté con fastidio
Mi amigo se estiró ruidosamente, y al rato bajó una de sus manos y la metió en el bolsillo de su chaqueta de donde sacó a "mi negrito".
—Es un idiota—él me extendió el celular aguantándose la risa, y yo lo tomé con miedo.
Al bajar la vista a la pantalla, casi me muero ahí mismo. Mi estúpido y abusivo amigo había dejado un mensaje de mi parte para Christopher.
¿Cuando te pasas por Quito?
Si pasas por aquí, estaré muy ansiosa de hacerte cositas ricas
Tengo una buena colección de lencería que te gustará ver
Es que siéndote sincera, el beso que nos dimos, me excitó mucho
Necesito verte
Escríbeme en dos semanas
Por esas fechas estaré de regreso
Me encantaría volver a verte
La respuesta de Chris si que me cayó como balde de agua fría.
—Hijo de la chingada mierda—yo solté ofendida, con mi vista en la pantalla—. El imbécil si me quería para sexo.
—Te lo dije amiga mía—Fer soltó una carcajada—. Mi instinto de super macho me lo decía.
Este era uno de los momentos más bochornosos y decepcionantes de mi vida.
—¡Yo te mato!—dije enojada, mientras me abalanzaba a golpearlo con mis puños—. Idiota, como crees que voy a volver a verle la cara a Chris luego de esto.
—Solo quería abrirte los ojos— él se reía a carcajadas
—Te odio, maldito—decía mientras mi cara se enrojecía al imaginar la reacción de Chris al otro lado del teléfono—. Ya nunca más voy a poder ver a Chris. Ni loca pienso presentarme frente a él luego de decirle todas esa patanadas. Él debe creer que soy una cualquiera con falta de hombre.
—¡Aprovecha, mi amor!—él se cubria la cara con los brazos—. En dos semanas le eres infiel a Andrés, y vas y te comes al Vélez.
—¡Cállate y deja de decir tarugadas!
Luego se darán cuenta como influenció esta escena en mi final feliz. Así que mejor pasemos a la siguiente.
(...)
Un 19 de diciembre, ocurrió la peor tragedia para mi, por dos razones muy importantes. En primer lugar, por ser mi cumpleaños (Ya ustedes deben sospechar que pasa en mi cumpleaños) y en segundo lugar, porque ocurrió el mayor mal entendido de mi vida.
—Te extraño mucho—sollozaba, mientras me arrodillaba en el césped, mirando la lápida de mi mamá.
No sé ni porqué, pero ni medio abrí los ojos había tenido la necesitad de encontrarme con mi mamá. Y sé que esto que estaba haciendo no era un encuentro normal, pues a la final solo fui a ver la tumba de mi madre, pero extrañamente al estar allí me sentía un poco más cerca de ella.
Ya habían pasado tres semanas desde que la vi por ultima vez. Ya eran tres semanas desde que su voz, profirió sus ultimas palabras.
—Recuerdo que solías despertarme en mis cumpleaños con una piñata—hablé, mientras jugaba con la hierva del césped—. La abrías mientras yo aun dormía, por eso siempre me solía despertar muerta del susto porque pensaba que alguien me lanzó un balde de agua. Pero como sea, siempre era mágico despertar en mi cumpleaños llena de dulces y juguetes. Tú solías decir que de esa manera siempre me harías sentir como la niña que siempre buscaba tus brazos.
Al instante saqué de mi bolso, un juguete que me había marcado en mi ultimo cumpleaños. Era la replica exacta de Christopher Vélez, en una escala miniatura. Ese mini Chris tenía como look, su fleco perfectamente peinado, y estaba vestido con unos jeans negros rasgados, con una camiseta que tenía estampado un "feliz cumpleaños, mi amor".
—Tengo a Christopher conmigo. Yo siempre lo tengo como llavero—suspiré, acariciando el muñeco que ella había mandado hacer con un artesano—. Tú me conocías tan bien. Y estabas al tanto de lo mucho que me gusta ese greñudo.
Por suerte el cementario estaba desierto, así que tenía toda la libertad para hablar como loca con una lapida.
Yo miraba fijamente su lapida, como si eso fuera el reemplazo a mirarla a los ojos. Y al decir verdad, dolía a rayos lo que estaba haciendo. Ahora justamente estaba mirando por primera vez la lapida de la tumba del ser que más había amado.
Edith Julieta Rojas Almendariz
Madre del Cielo más hermoso.
La hija perfecta del más grande amor
Amiga incondicional y eternamente amada
Debajo de las palabras dedicadas por Sara; una de sus mejores amigas, y por mi, estaba la frase que mi madre siempre vivía. De hecho esas palabras siempre las escribía al finalizar cada uno de sus libros.
"La fantasía de tu mente, es la realidad de tu corazón"
—No creo que pueda seguir mi vida sin ti, jovecita—yo pasé una mano por su lápida, poniéndome de cuclillas frente a ella—. Exijo que regreses a despertame cada cumpleaños con una piñata, y que me hagas un pastel quemado. Quiero escucharte cantarme durante todo el día, mientras acariciabas mi cabello. O ver películas que solíamos de cuando yo era una niña. Tú siempre te empeñabas en hacerme sentir joven en cada cumpleaños, y eso era lo que más me gustaba de esas fechas.
Luego de haber pasado horas enteras reclamándole a mi madre, por las cosas que ya no me podría dar, decidí ponerme de pie para salir del lugar. Ya hasta sentía los ojos estar ligeramente cerrados a causa de la hinchazón que me causaba mi incesante llanto.
—Guapa, me tengo que ir—yo miré por ultima vez el sitio donde ella yacía—. Andrés; tu querido cómplice, me dijo que me iba a recoger a las cuatro y media para ir a cenar. Y según veo ya son como las tres, así que tengo el tiempo justo parar regresar a la casa, cambiarme, ponerme unas bolsitas de té en los ojos, antes de salir con él. Chao mamita, te veo otro día.
Sin decir más yo me giré y empecé a caminar rápidamente a través del campo santo. Sinceramente no me fue tan mal al visitar la tumba de mi madre por primera vez desde el entierro.
Claro que en los primeros minutos, solo me quedé muda mirando ese lugar, pero despues de llorar como María Magdalena, y luego de desahogarme contándole cosas, creo que pude finalmente sanar un poco mi corazón a causa de su ausencia.
(...)
Mientras viajaba en mi motoneta, en medio del insoportable tráfico de Quito, puse música acorde a como me sentía por medio de mis audífonos. Así había elegido, "Yo te extrañaré, de Tercer Cielo".
Y sí, pudo haber sido masoquista oír una canción así estando en mi solución, pero así era yo. Toda mi vida la convertía en un soudtrack permanente. Para cada situación en mi vida, yo me dedicaba una canción. Solo así podía sentirme completa en medio de algún sentimiento que arrojaba mi corazón.
Por ejemplo ahora, me sentía por completo destrozada. Así de extrema me gustaba ser.
Aunque muerta del frío a causa del viento helado de la ciudad de Quito, logré llegar a mi casa. Allí a la singular persona que me encontré primero, fue a mi mejor amigo en pequeño; Christopher. Él al verme bajar y quitarme el casco se me acercó con su balón de fútbol al costado. Al parecer había estado jugando con sus amigos en la calle.
—¡Cielito!—él se me acercó poniéndose su fleco a un lado.
¡Rayos, hasta en eso se parecía a mi Christopher gatuno de Cnco!
—Hola, pandita— dije, mientras caminaba hasta mi casa, dejando mi moto estacionada.
—¡No me digas así!—él me dijo en voz baja—. Mis amigos me van a molestar con eso.
Al echar una mirada rápida para atrás, vi a tres niños mirarnos. Ellos se codeaban entre sí, riendo picaramente.
Yo sabía que esos niños tenían conversaciones de mi y de su amigo. De seguro hasta ya nos habrían puesto fecha de boda.
—Pero te queda bonito—yo me detuve, y me acerqué a su cara, pasandole mis dedos por los contornos de sus ojos—. Hombre, si hasta tienes los parches de los ojos de los panda. ¿Si has dormido en estos días?
—No, la verdad—él parecía nerviosos por mi cercanía—. Mis profesores solo me mandan a leer un montón de libros, y hacer resúmenes. Quisiera que me atropellara un camión para ya no soportar tanta tortura.
Al instante él me miró detenidamente, con el ceño fruncido.
—Cieli—él me miró con los ojos entrecerrados—. ¿Quién te hizo llorar?
—Nadie—mentí, sacando la llave de mi bolso para abrir la puerta. Enseguida evadí la mirada de Chris—. Oye, me dio gusto saludarte, pero mejor vete a jugar con la manada. Y por cierto diles que les mando un beso a cada uno.
Christopher seguía mirándome serio. El pobre estaba preocupado por mi.
—Cielo, ¿quién te hizo llorar?—él dejó su pelota en el piso y se cruzó de brazos—. Si tú novio te hizo algo, yo... ¡le daré una buena patada en el trasero!
—No, Chris, él no hizo nada—yo solté con poca paciencia—. La persona que me hizo llorar, fue... mi mamá.
En cuanto solté la frase, él me dio una mirada avergonzada. Posteriormente, volvió alzar su pelota, y me sonrió incomodo.
—Perdon, no debí preguntar—él agachó la cabeza.
—Descuida— le sonreí, y volví mi atención a la puerta.
Abrí los dos seguros de la puerta, y ya cuando estuve por entrar, Chris me jaló del brazo.
—¿Qué pasó?—yo bajé mi mirada, encontrándome así con un osito de peluche de perrito diminuto que a duras penas entraría entraría en un bolsillo, y una flor azul (Nunca supe donde la guardó). Chris me extendía esos regalos, mirándome con la cara por completo roja.
¡Vaya, otro Christopher que se pone rojito!
—Se que hoy es tu cumpleaños—él bajó la mirada. Hasta se me hacia verlo sudando frío—. Feliz cumpleaños Celi. Espero que te guste lo que te compré.
—¡Mi amor chiquito!—yo chillé emocionada, tomando los regalos, y abrazándolos.
En serio que ese niño, era una ternura completa. Si tan solo él le hubiera compartido un poco de esa personalidad de ángel, al Chris que era mi adorado demonio.
¡PINCHE VÉLEZ!
Con mi cara de absoluta felicidad, yo me agaché y le di un beso sonoro en la mejilla. Él se sonrojó aun más por eso.
—No hagas eso—él soltó una risita avergonzada, regresando la mirada a sus amigos.
—Yo sé que si querías, enano—le solté presumida—. Y ya, mejor ve con tus amigos a presumirles tu primer beso con una chica.
Al instante, Chris me miró ocultando una sonrisa mientras intentaba parecer molesto.
—Sí, claro—él bajó la mirada, y en seguida salió corriendo—. Chao Cieli, y feliz cumpleaños.
El niño se fue corriendo y al reunirse con sus amigos, todos le empezaron a dar puñetazos y empujones amistosos. Chris solo reía avergonzado, con la cabeza baja.
—¡Christopher ama a Cielo!¡Christopher ama a Cielo!—escuché que uno de ellos gritaba, y ante eso yo reí divertida.
—¡Cállate, tonto!—él se quejaba
Como ya se me hacia tarde, solo les di una ultima mirada, y entré a mi casa.
Así fue que volvía a sumirme en el desgarrador ambiente de soledad que había invadido mi hogar desde que mi madre ya no estaba. Ahora era únicamente yo la única habitante de la casa. Fue por eso mismo que le sugerí a Andrés alguna vez, que dejara a sus papás y viniera a vivir conmigo.
Al fin y al cabo con siete años de noviazgo, ya era hora que demos el siguiente paso.
Con pesadez me quité los zapatos en la entrada de la casa, pues mis tacones me estaban matando, luego caminé por la fría baldosa, hasta el piso de arriba.
—¡Nunca debí tomar un año sabatino por la muerte de mi mamá!—me quejé al llegar a mi habitación.
Supuestamente luego que mi madre murió, yo tendría que haber entrado a la universidad a la siguiente semana al entierro, para continuar con mi antepenúltimo semestre, pero... me entró el espíritu de la nostalgia, y mas bien decidí no entrar a la universidad por un año. Me di a mi misma la opción de superar a mi ángel, mediante viajes de ensueño por el mundo.
Siendo sincera no me creía capaz de quedarme en el país, sin mi madre.
Antes que pase toda la tragedia de mi madre, yo había planeado viajar por el mundo una vez terminara mi carrera de licenciatura en literatura. Y para ello había ahorrado dinero de cumpleaños, navidades, y trabajos temporales que mi madre me consiguió en la editorial (yo solía ser la chica mensajera y de las fotocopias). Bueno, en resumen desde que tenía 14 años, logré juntar un buena cantidad de dinero. Pero siendo sincera, el dinero que más pesaba en mi cuenta bancaria, era el dinero que mi madre me depositaba cada mes sin falta. Ella era tan linda que hasta se propuso ser la que financie mi aventura por el mundo.
Menos mal mi madre ganaba muy bien, gracias a que era una escritora muy famosa.
No es por presumir, pero gracias al arduo trabajo de mi madre, fue que tenía una posición económica considerable. La verdad no me podía quejar. La herencia que mi mamá, y mis abuelos me dejaron era grande.
Gracias a ello mi madre y yo nunca tuvimos la necesidad de buscar a mi padre.
Las dos vivíamos felices solas.
—¡Señor sonrisas!—yo me acerqué a mi cámara semiprofesional, que estaba colgada en la puerta de mi armario—. ¿Listo para salir hoy?
Aparte de la escritura, yo tenía una pasión desmedida por la fotografía. Para mi era todo un deleite, captar en una foto toda una gama de historias. Siempre decía que una fotografía, hablaba más que mil palabras. Una fotogrfia en el tiempo exacto, terminaba revelando sentimientos y emociones, que hasta a veces no eran descubiertas por nadie.
El día de hoy, iba a captar historias junto a mi novio en mi cumpleaños.
Como sea, dejando al señor sonrisas dentro de mi bolso, bajé a la cocina para buscar dos bolsas de té, y con eso subí de nuevo a mi habitación para ponérmelas en mis ojos hinchados.
Estuve por un buen rato con esas bolsas, recostada en mi cama en un ambiente silencioso que incitaba a quedarse profundamente dormida, pero de pronto escuché el timbre de mi casa.
—¡¿Ya llegó?!—dije sentándome de golpe, provocando que las bolsas caigan sobre mis piernas. Seguidamente miré mi reloj de muñeca, y me encontré con que eran las 4, por lo que me dije a mi misma que no estaba retrasada con él, sino Andrés había sido el que se adelantó a nuestro encuentro.
Mientras me secaba los ojos con una toalla, bajé corriendo hasta la puerta principal poniendo mi mejor sonrisa para mi tierno novio.
—¡Mi amo...!—grité al abrir la puerta, pero lo que me sorprendió es no haber visto a nadie.
Di un vistazo rápido a mis costado pero no había nadie. Luego revisé con la mirada la calle, en busca de alguna señal de personas sospechosas, pero no vi a nada. Tan solo estaban al final de la calle sin salida, Chris jugando fútbol con sus amigos.
—De seguro fueron los testigos de Jehová—yo solté una risita—. Oh bueno... no creo que hayan sido ellos. Solo no se hubieran ido.
No sé ni porqué lo hice, pero de repente mi miraba descendió hasta el piso mientras me volteaba para entrar a mi casa. Fue así como logré hallar apegado a la pared, justo al costado de la puerta, un cuaderno de pasta de cuero turquesa.
¡Ese libro que hallé esa noche, fue por así decirlo... la cadena que me uniría a Christopher Velez por siempre!
Asi como lo leen queridos lectores, gracias al dichoso libro turquesa, es que esto que ustedes leen existe.
—¡¿Que diantes?!—yo me agaché, y tomé él libro entre mis manos.
El libro tenía un buen calibre, algo así como el grosor de una novela juvenil típica.
Con curiosidad abrí el libro, encontrándome así con hojas de líneas, que tenían escritas en ellas un sinfín de letras. Realmente todas las planas que se mostraban, estaban llenas de texto hecho a mano. Ni siquiera me molesté en leer el contenido, tan solo miré brevemente las páginas.
—¿Un diario?—yo fruncí el ceño
Al ver nuevamente abajo, hallé el el mismo lugar que estaba el libro, un sobre color rosa.
—¿Y?—yo tomé el sobre, y con emoción por creer que era un regalo sorpresa de cumpleaños, lo abrí de inmediato.
A medida que sacaba el pedazo de papel que contenía adentro, yo me puse a caminar hasta encerrarme de nuevo en mi casa.
Ya cuando estuve adentro me arrimé a la puerta, y me dispuse a leer el recado que contenía el sobre rosa.
Tu madre hizo esto con mucho amor. Disfrútalo, y sé feliz por siempre, Cielo.
Ella lo quería así.
Este es el mejor regalo de cumpleaños que ella planeó para ti.
La nota no tenía nada más que esas frases anónimas.
—No puede ser cierto—yo hablé sorprendida, mirando el libro por un buen rato.
Se suponía que debería hacerme feliz tener un ultimo regalo secreto por parte de mi fallecida madre, pero lo que sentí fue todo lo contrario. Me embargó un pavor inmenso.
Tenía la impresión de que al abrir el libro, me encontraría con un fantasma espantoso.
Sé que dije que me hizo bien hablar con mi mamá en el cementerio, pero internamente aun no me sentía preparada para que ella me hable a mi. Y estaba segura que ella me iba hablar mediante el libro turquesa.
Chicas!!! Holis!!!
En verdad me emocioné mucho con publicar este capítulo, pues a raiz de este se van a desencadenar un millón de situaciones que van a dar como origen, nuestro final feliz.
La verdad les agradezco que me apoyen en esta nueva novela. No creí que en tan poquito tiempo ya haya logrado tantas vista y tantos votos. Jajajaja, cuando recuerdo mis inicios en las novelas de los Abichuelos, caigo en cuenta que esta novela cuadriplica lo que logré con "Tú, el recuerdo de mi futuro" los primeros días.
En verdad gracias chicas. Jejeje, y como recompensa muy pronto se vendrá el maratón de esta nove. No sé cuando, pero ya mismo.
Muy pronto también me pondré a trabajar en el booktrailer. Ojalá me salga jijiji
Bueno, sin más me despido. Chaitos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top