29. No amarte es un peligro






—¿Me escuchas?—oí la voz lejana de una mujer—. Cielo, ¿me estás escuchando?

Quería reaccionar con mi cuerpo, pero no hallaba la manera. Solo me sentía en una nada que me impedía percibir cualquier rastro del exterior.

Ecos inundaban mi mente. 

—Sus signos vitales están bien—oí la voz de un chico por algún lugar—. Solo debió ser el impacto del choque.

—Aún así tiene que estar bajo observación—dijo la mujer—. Pongamosla en la camilla.

"No pasa nada mi Cielo"

Aquella frase hizo que reaccionara, pues la voz que la dijo era nada más y nada menos que la de mi madre. La sentí tan clara en mis oídos, que sin poder evitarlo abrí mis ojos atónita.

Cuando miré lo que pasaba a mi alrededor, vi a dos chicos de mediana edad mirándome con su uniformes de paramédicos. Una ambulancia brillaba a un costado, aunque no hacia el insoportable ruido. Solo las luces de colores alumbraban nuestro alrededor. 

Asustada por lo que pasaba a mi alrededor, empecé a hiperventilar. Internamente temía por que me haya pasado algo grave. Solo me imaginaba a mi misma sin algún miembro del cuerpo, o con alguna hemorragia que me mataría.

Desesperada por mi situación, empecé a examinar cada parte de mi cuerpo que estaba sobre el asiento trasero del taxi. Sorprendentemente no hallé ningún rasguño, aunque si me dolía un poco el cuerpo. 

—Tranquila, Cielo—me dijo una chica sonriente—. Todo está, bien. No tienes nada grave.

—¿Qué me pasó?—hablé, mientras me tocaba la cara buscando alguna herida de muerte.

—Sufriste un desmayo, pero descuida tus signos están bien. Ahora te llevaremos al hospital para que te hagan los chequeos de rutina—ella intentó ponerme el cuello ortopédico, pero yo la detuve.

Moví mi cuello de un lado a otro, y la verdad no sentí nada. 

—Cielo, no hagas así tu cuello

—¿Cómo sabes mi nombre?—yo la miré con duda—. ¿Y... y que pasó con él taxi? ¿Y el taxista?

Por adelante miré como el capó del carro estaba aplastado contra un poste.

—Sé como te llamas por tu cédula que estaba en tu cartera. Y el taxista pues... fue llevado al hospital. Tuvo una contusión un poco fuerte en la cabeza—me dijo ella intentando ponerme de nuevo el cuello ortopédico—. Al parecer el señor estaba tomado.

La verdad yo nunca lo noté.

Por un momento creí por el choque pude haberme ganado algún daño grave en mi cuerpo, pero no. La verdad el dolor que sentía era leve.

Aturdida por todo lo que pasaba, intenté respirar un poco para relajarme. Por otro lado, los paramedicos decidieron dejarme en paz por unos minutos, y mientras tanto discutían afuera sobre cual sería el hospital al que me llevarían. 

Por mas que hacía el intento, no que quitaba de la cabeza la voz tan real que capté de mi mamá. 

—¿Mamita?—solté a mi al alrededor en voz baja, presintiendo que mi madre podría estar por allí. 

No recibí respuesta, excepto mi celular en mi chaqueta que empezó a sonar. Al ver la pantalla miré el numero de Fatima llamando.

Y aquí señoras y señores es donde empezó un manicomio de locos, que finalmente nos haría tomar en serio el final feliz. Muchas respuestas empezarían a surgir.

Se viene lo bueno, queridos.

—¿Hola?—hablé con temor. Mi sexto sentido me decía que algo estaba pasando.

—¿Estás bien?—me preguntó Fatima con la voz agitada—. Mujer, ¿no te pasó nada?

¿Porque ella sabía que me pasó algo?

—Casi—respondí dudosa—. Pero... ¿Por qué preguntas si estoy bien?

—¡Solo dime si estás bien o no!—me dijo con la voz temblorosa

—No mucho—respondí a la vez que salía del auto, aprovechando la distracción de los paramédicos—. Hace unos minutos tuve un accidente de auto. Mi taxi chocó contra un poste. Al parecer mi conductor estaba borracho.

Los chicos al verme, intentaron guiarme a la ambulancia pero yo negué y me alejé. Obvio ellos me siguieron detrás. 

—Ay Dios—ella soltó casi sin aliento—. ¿Pero a ti no te pasó nada grave?

—No por suerte. No tengo ningún rasguño externamente, aunque me están llevando hacer chequeos de rutina—aseguré confundida—. Dime, Fatima ¿porque haces estas preguntas? Es como si hubieras sabido que algo me pasó...

—¿Sabías que hoy casi muero de un shock anafiláctico?— me soltó sin anestesia, y yo me quedé muda—. Hace una hora mi tía me llevó a la farmacia a ponerme una inyección para la gripe, y cuando la tipa me puso la inyección, yo empecé a presentar signos de shock. Al parecer fui alérgica a la cefalexina. Casi me muero, si no era porque llegamos al hospital a tiempo, ya hubiera marcado calavera.

—Casi morimos—solté sin aliento—. ¿Será que todo pasó porque estaba por ir a ver a Chris? Es que... todo fue tan coincidente...  

Fatima hizo una larga pausa. 

—Pienso que sí, el hechizo malo está volviendo—ella dijo en voz baja—. Al parecer ya no está tan débil como pensábamos. 

—¿Crees que lo que hoy nos pasó, tenga que ver con la magia oscura?—solté casi en un susurró, alejándome lo más que pude del paramedico que me había seguido— ¿Crees... crees que quiera repetirse la serie de hechos que quitaron vidas hace años? 

—Si—me respondió con la voz temblorosa.

Y entonces allí fue que recordé cierto personaje muy implicado en todo el asunto de la profecía. 

—¡Chris! Dios, debo llamarlo...

—Espera, tengo que... 

Sin pensarlo más, le colgué a Fatima, y desesperada llamé al numero de Chris.

—Señorita, debo llevarla a un hospital—oí una voz a mi costado, y fue la de la chica paramédico que también se había sumado. 

Con molestia la regresé a mirar, y antes que pudieran hacer algo salí corriendo.  Creo que al ver que era ridículo obligarme a subirme a una ambulancia, y comprendiendo que no estaba moribunda, al final se dieron por vencidos. 

Casi a la segunda cuadra, me vi sorprendida porque Chris nunca contestó. Durante todo mi escape, estuve timbrando a su celular, pero simplemente era mandada al buzón. Casi a la octava llamada, alguien contestó. 

—¿Diga?—oí la voz de Jonathan. Esto no era buena señal.

—Soy, Cielo—solté con el alma en un hilo—. ¿Está Chris?

Él se quedó callado unos segundos, y volvió hablar.

—Ahora no puede contestar—me respondió en voz baja—. Si quieres le doy un recado...

—¿Le pasó algo?—hablé con la voz temblorosa.

—Bueno, ahorita está un poco... indispuesto—Jonathan dijo inseguro—. Es que hace rato casi se atora por comer como puerco. Si no era porque yo le aplico la maniobra de Heimlich tal vez nos quedábamos sin Christopher.

Otro que casi muere.

—¿Pero ya está bien?—dije con miedo—. No le pasó nada....

—Sí, Cielo. Está bien, aunque... luego se puso raro. Se fue a encerrar a su cuarto—me informó pensativo—. Creo que le afecto ver toda tu vida ante tus ojos—Jonathan soltó una risita.

—¿Puedo hablar con él?—le pedí suplicante—. Por favor. Ayúdame hablar con él.

—Esta bien, pero insisto... anda rarito—él dio un bostezo—. Ahorita le voy a subir a dejar el teléfono. Espérame unos minutos.

—Gracias

Escuchaba pasos, y gente hablando lejanamente. Por la voz femenina que capté, reconocí a la señora Piedad, algo decían entre ellos. Seguidamente escuché golpeteos, y Jonathan gritando el nombre de Chris. 

—¡Abre, loco que es tu novia!—lo oí decir, y seguido a eso oí el sonido de una aldaba—. Sí, es Cielo. Y no suena muy bien, pareciera que algo le pasó.

No pasó mucho, cuando oí ruidos y golpeteos hasta que la voz de Chris me habló.

—¿Cielo?—él dijo casi en un susurro, y suspiré aliviada. 

Otra vez sonidos de una aldaba sonaron de fondo. Como si hubiera cerrado su puerta.

—Chris, ¿Cómo estás?—pregunté temerosa—. ¿Todo está bien?

Él no me habló, solo se quedó en silencio cosa que me preocupó.

—Esto es de locos—me dijo con la voz entrecortada. 

—¿Qué?

—Cielo, lo sé todo—me dijo, y yo no entendía sus palabras

—Fatima estuvo en mi casa hace unos días—él soltó tenía la voz temblorosa—. Me lo contó todo.

—Es decir...

—Tú, yo, Yuli, el libro...

—¡Oh por Dios!—yo tragué duro—. Y como es que...

—Cuando me lo dijo hace unos días, mientras tú estabas fuera del ciudad, pensé que esa niña se volvió loca, pero con lo que hoy pasó...—él soltó un profundo suspiro—. Ella me dijo que cosas así pasarían si no cumplíamos con la profecía. Y... y... Fatima me contó hace un rato, que tuvo un accidente por una reacción alérgica. Y... ¿y tú estas bien?

—Casi muero en un accidente de auto—le respondí de una sola vez, todavía asimilando su "lo sé todo"—. ¿Y en serio ya sabes absolutamente todo? ¿Y porque no me dijiste que ya sabías..? 

—Creí que Fatima me estaba tomando el pelo—él se defendió—. ¿Porque debería decirte una tontería como la que ella me dijo? Además no tienes porqué reprocharme, cuando se supone que tú debiste habérmelo dicho primero. Todo este tiempo, solo dejaste que actuara como un estúpido. Tú solo te quedaste callada, mientras yo me enamoraba ficticiamente de ti. 

—Quería darte pruebas, porque no pensé que me creerías. Deberías ser otro loco para creer en esa profecía, sin necesidad de milagrosas pruebas. De hecho hoy te lo iba a contar todo, pero llevándote primero con Fat para que ponga a funcionar alguno de sus menjurjes contigo.

—Pues ya no hay necesidad. Ya sé que solo dejaste que viviera una mentira—él se tomó una pausa—. Si no era porque hoy casi morimos, quizás nunca lo hubiera creído, y a lo mejor tú tampoco te habrías atrevido a decirme que fui tu juguete.

Diablos, se lo escuchaba molesto. 

—Sabes, para mi tampoco es fácil todo esto. Yo aún ni acababa de creer en las cosas de Fatima y tú ya querías que te las lance en la cara. Y sí, lo siento por solo haber permitido que siguieras el guión de la profecía, pero con eso al menos te di un poco de paz mental. Y no lo niegues, que yo sé que ahora mismo estás atormentado con la idea de tener que actuar un absurdo libro conmigo. ¿No crees que era mejor cuando no sabías lo que ocurría o lo que tendrá que pasar? 

—Bueno... sí... ahora es insoportable saber lo que pasará, pero al menos tengo la opción de oponerme a ese futuro. 

—Te entiendo—solté con culpa—. Y siéndote sincera... también no te lo dije porque tuve miedo. Yo estaba muy segura de que me ibas a echar de tu vida por siempre. Sabía que si te soltaba eso, te asustarías y jamás querrías acercarte a mi de nuevo. 

—Te hubiera hecho un favor. 

—¿Por qué lo dices?

—Porque cuando estabas conmigo, notaba que no querías estarlo—él suspiró cansado—. Gracias a Dios, ahora sé que todo lo que sentía por ti solo es un invento de mi cabeza gracias al hechizo, más no algo mandado por mi corazón. Con eso los dos salimos ganando. 

Okey... eso me dio una punzada en el estómago. 

—¿Entonces ya te diste cuenta que no estabas enamorado de mi?—solté sin reservas.

—Si, completamente seguro—Chris dijo en voz baja—. Ahora ya ninguno debe fingir que ama al otro. 

Un amor no correspondido siempre era algo difícil de superar. Y nunca lo vi, pero... a partir del instante donde todo se reveló Chris se convirtió en aquel amor que nunca superaría. Tuvieron que pasar tantas cosas para darme cuenta. 

—¿Sabes cual es nuestro futuro, cierto?—inquirí con malhumor. 

—Hacer una bebé, y mandar al carajo nuestros sueños—Chris soltó una risita nerviosa—. Sí, lo sé. Y tengo mucho miedo.

—Entonces con eso deberás entender mi necesidad de no estar cerca de ti—yo le aclaré mientras me sentaba en la vereda a descansar un rato—. Si no quería estar cerca tuyo, no era porque tu presencia me desagradara, al contrario. Me agradabas tanto, que temía olvidar mi deber de no dejar que la profecía se cumpla. Tenía miedo de un día dejarme llevar, provocando que una noche tú y yo termináramos haciendo él amor, causando la existencia de una pequeña bebé. 

Christopher se quedó en un largo silencio. 

—Okey—él aclaró la garganta—. Pero te recuerdo que aún estamos en esa zona de peligro. Quizás la próxima semana debamos caer en eso. 

Ahora los dos sabíamos de la tragedia de final feliz.

—Descuida, quizás Fatima halle una forma de salvarnos del final feliz—le dije optimista—. Creo que ella puede salvarnos, solo hay que confiar.

—¿Y hasta ese entonces, solo deberemos evitar hacer un bebé, cierto?

—Exactamente

Oficialmente ya no era la única que debía tomar decisiones grandes. Ahora él debería acompañarme en mis crisis emocionales. Oficialmente ambos empezábamos nuestro trabajo en equipo. Mi mejor trabajo en equipo. 

Ambos seríamos un complemento irreemplazable y predestinado. 

(...)

Yo sé que a muchas chicas, aman a un chico cursi, que escupe cualquier ridiculez que mata de diabetes, pero en mi caso no era así. No era del tipo de mujeres, que se derretían de amor, cuando un chico que ponía de intenso a ahogarme con regalos, tarjetas, y promesas que conquistarían a la más estúpida.

Yo era más de las chicas, que amaban cuando el chico se oponía sentimentalmente. Un chico que se resistía, y que procuraba negar lo que sentía. Porque eso querría decir que pese a que luchó con todas sus fuerzas por no caer en las trampas amorosas de su chica, él no fue los suficientemente fuerte y al final terminó cautivo. Para mi eso era señal de que lo que sentía no era una simple ilusión que se extinguiría, porque si llegó a luchar tanto, sería porque el sentimiento que se tatuó en su corazón y se convirtió en parte de él.

A lo mejor por ello era una "mujer cruel" con los chicos que me pretendían. Porque no quería que un idiota que al final olvidaría su ilusión, quedando propenso a romperme el corazón.

Por todo lo dicho anteriormente logré diferenciar al Chris antes del hechizo, y al que existió después del hechizo. Con eso llegué a concluir cual de los dos, era el complemento que verdaderamente necesitaba.

Christopher no me conquistó con flores, chocolates y frases cursis. Él me conquistó siendo un chico, que maldecía cuando sin querer soltaba algún indicio de amor verdadero por mi.

Para mi bastaba su mirada de ilusión, oculta detrás de alguna arrogante sonrisa y una certeza de sus labios alegando una amistad únicamente, más no un chico que pretendía ilusionarme con promesas románticas tan directas que me ahogaba.

—¿Están todo los convocados presentes?—Fatima dijo en cuanto entramos a su departamento.

Christopher y yo la seguíamos detrás.

—Se supone que los únicos convocados somos los dos—yo rodé los ojos, a la vez que me sentaba en un sillón.

—A menos que también vaya a venir Andrés—dijo Chris con indiferencia, a la vez que se sentaba con su atención en su celular.

—No tengo idea de donde está—respondí mientras seguía revisando historias de Instagram—. Y así fuera, no me apetece verlo.

Ambos no nos mirábamos, de hecho no mirábamos a nada más que a nuestros celulares. Afortunadamente, él llegó tarde a nuestro encuentro en el Cool Antro con Fatima. Gracias a ello, solo tuvimos tiempo para saludarnos antes de subir con Fat a su casa.

En todo el trayecto ni siquiera nos miramos o hablamos. Solo dejamos que Fat tomara las riendas de la conversación. 

—Bien queridos discípulos—ella llamó nuestra atención, mientras golpeaba una borrador de pizarra. Apenas noté que había colocado una pizarra portátil en la sala—. Estamos aquí porque no queremos morir con el maleficio de mi abuela, y porque tampoco queremos que la profecía se cumpla, por lo cual necesitamos hallar una solución. ¿Alguien tiene alguna sugerencia?

Yo alcé la mano, mientras me guardaba mi celular.

—Fabricame una manzana hechizada que me desaparezca del mundo como la cenicienta—dije con simpleza.

—Esa es Blancanieves—murmuró Chris, mientras seguía escribiendo en su celular.

—Cállate—solté mirándolo con los ojos entrecerrados—. Como sea... sería más fácil todo si solo desapareciera. Así los hechizos ya no tienen en quien inspirarse. 

La verdad estaba tan despechada de la vida en los últimos días, que hasta no me importaba morir de un hechizo. Todo estaba patas arriba, y al final para rematar... Chris estaba enojado conmigo.

El muchachito no me volvió hablar desde aquella vez que me dijo que lo sabía todo. Menos mal en el libro no se especificaba la fecha en la que teníamos que cumplir cada cosa. Bien y podríamos hacer todo lo que faltaba en un solo día. La única regla debido a la trama del libro, era cumplir con cada escena antes que Chris se vaya del país.

—No sería mala idea, pero... no sabría como hacerla—Fat, caminó al otro extremo de la sala, y regresó con una mochila gigante—. ¿Hay alguna otra sugerencia?

Ahora Chris alzó la mano, guardándose su celular.

—Ya estoy cansado de todo esto—él se quedó pensativo—. No quiero complicarme la vida. Y pues si llega el momento y Fatima aún no encuentra la solución... Cielo y yo deberemos hacer lo que teníamos que hacer. 

—¿En serio estarías dispuesto a... a embarazarme?—yo lo miré con la boca abierta.

Ambos nos miramos por un buen rato. Noté la cara seria de Chris, que se fue convirtiendo en una de diversión cuando sus ojos bajaron hasta mis pechos.

¡Idiota!

—Si me ponen a elegir entre morir, o tener un hijo... elegiría al hijo—él dijo notándose pálido—. Obvio no me hace mucha gracias, pero luego de pensarlo por días... creo que podría con eso. Si Richard puede tener una hija mientras está en Cnco, yo también.

Él controlaba mejor que yo la situación.

—¿Te das cuenta que por esa bebé que posiblemente aparecerá, estaremos destinados a dejar todo nuestro futuro?—yo lo miré asombrada—. ¿Te das cuenta de lo que dices?

—Sí, se lo que pasará luego de Yuli, pero tengo la esperanza de que hasta ese entonces, Fatima logre romper la profecía. Así nuestro único problema solo sería la bebé, punto—Chris se mordió el labio nervioso—. Terminaríamos como padres a la fuerza, pero al menos ya no estaríamos destinado a dejar nuestros sueños.

Al paso que íbamos con respecto a anular los hechizos, pues... creo que estaba por tener un hijo de Chris.

Diablos, nunca creí llegar a tanto con mi amor platónico famoso.

—Fatima, di que si lograrás anular los hechizos hasta la semana próxima—yo puse mi atención en ella, la cual de pronto empezó a sacar un montón de cuadernos de su mochila.

—Si ocupo todo mi tiempo en practicar el hechizo y estudiarlo, posiblemente lo pueda lograr—ella caminó hasta mi, y me lanzó sobre las piernas la mitad de cuadernos y libros que sostenía en brazos.

—¿Qué es esto?—pregunté a la vez que abría lo que parecía ser un libro de matemáticas.

—Mis deberes—ella contestó, lanzando a Chris la otra mitad—. Si quieren que sea más rápida en perfeccionar el hechizo, necesito tiempo. Y quizás ustedes par de veteranos, ya lo olvidaron pero... los deberes te consumen todo el tiempo de la existencia. Por eso vamos a ser justos. Yo les rompo la profecía y ustedes hacen mis deberes.

—No—Chris se quitó los libros de encima, con cara de espanto—. No vine a Ecuador de vacaciones, para hacer deberes de materias que ya no recuerdo.

—Eso debiste pensarlo antes de meterte en un hechizo de amor—Fatima le dijo cruzada de brazos.

—Yo nunca quise esto—Chris le dijo afrentoso—. Yo.. yo ni siquiera se porqué estoy metido aquí. Solo me dijeron que estaba bajo un hechizo donde tenía que cumplir un cuento de hadas, y que a su vez esto causaba que se anule otra maldición que viene desde hace tiempo con Cielo. Siendo sincero no entendí bien, así que si me pudieran explicar más...

Ahí fue cuando caí en cuenta de que Chris no sabía los antecedentes de los hechizos.

—Te daré un resumen—hablé apresurada—. Pasa que mi mamá creyó que Andrés era el chico perfecto para mi desde que lo conoció hace años, por eso solo hizo un hechizo donde yo terminaría atada y enamorada de por vida a él. Creyó que de esa forma sería siempre feliz. Obvio cuando lo hizo, no se dio cuenta que de alguna manera te desplazaba a ti, que en algún momento te convertirías en el amor de mi vida. Fue por ello que cuando el universo no estuvo de acuerdo con quitarte de mi camino, el hechizo donde me ataban a Andrés se volvió loco, y se forzó a funcionar así sea tomando su energía de la muerte de otras personas.

Bien, le dije más o menos la verdad omitiendo el hecho de que mi mamá me ató a Andrés con un hechizo, creyendo que me alejaría del chico que me destrozaría el corazón; es decir Chris. Y tampoco le conté que en otra realidad, de no haber sido por el hechizo de la abuela de Fat, ambos habríamos terminado en un futuro parecido al de la profecía, pero siendo mucho más trágico y doloroso. Al menos con la profecía terminaba enamorada y feliz con Chris.

—¡¿Hizo todo esto por atarte a un chico que ella quería para ti?!—Chris soltó con los ojos abiertos como platos.

Y así fue como le explicamos sobre la abuela loca de Fat, y su magia oscura. Le conté que mi mamá solo creyó que era algo muy inocente que no dañaría a nadie. Le conté como fue que se realizó el hechizo protector de la profecía, y en fin... le dije todo lo que ustedes ya saben.

—¿Pero porque tuvo que escribirnos una historia donde terminamos olvidando nuestros sueños del futuro?—él se pasó una mano por el cabello.

Porque debía ser lo más parecida al otro mundo alternativo que se abandonó, para que sea aprobado por las entidades de... ¡no sé que universos, entidades, o que rayos... aprobaban eso!

—Mi mamá es una romántica empedernida, punto—le dije desviando mi vista de él.

Chris respiraba con molestia.

—Bien, ya está todo hecho—él miraba al piso pensativo—. Estamos atrapados en esto a menos que Fat descubra como anularlo. 

—No te preocupes—ella nos sonrió—. Yo se que podré hallar algo entre todas las cartas que me dejó...mi abuela. No hay que perder la esperanza. Voy a practicar mucho como canalizar mis poderes, y también intentaré entender todos estos hechizo lo antes posible.  

—Eres una chica muy sorprendente, así que lo lograrás—yo me puse de pie abrazando los libros que ella me dio—. Mañana antes que te vayas al colegio, tendrás todos tus deberes listos. Tú mientras tanto solo debes enfocarte en practicar y estudiar tu libro de hechizos.

—Sin deberes claro que lograré perfeccionar el hechizo en poco tiempo—ella dijo con los ojos brillando de alegría. 

Vaya, se notaba que odiaba hacer deberes. 

Como no quería quitarle más tiempo a Fatima, agarré a Chris de la mano y lo hice ponerse en pie. Él me miró dubitativo ante lo que hacia.

—¿Qué pasa?

—Vamos a mi casa—yo lo llevé hasta la puerta de salida—. Ahí haremos los deberes de Fatima. Si no la ayudamos, quizás ella no pueda ayudarnos. 

—No quiero—Chris empezó a gimotear con su cara de berrinchudo—. Cielo, no quiero pasar mis vacaciones haciendo...

—¿Quieres casarte conmigo y tener una bebé?—yo me detuve de golpe, volteando mi cara. Casi que nuestra narices chocaron.

—Dame el anillo y acepto—él sonrió bromista, bajando su vista a mis labios. 

Negué con diversión y tomándolo de la mano me lo llevé a mi casa, para tener una larga noche de tareas escolares.

Bien, debo contar en esta parte de la historia una experiencia del futuro. Coff coff... en realidad lo cantaré. Aquí voy:  

Yeah, I've got a love and I'm involved

Yeah, I got a choice so it's my faultStaring at a problem we can't solve


But for now we just pretend

Y si no lo entendieron por problemas de idioma aquí va otra vez en español: 

Sí, tengo un amor y estoy involucrado
Sí, tengo una opción y es mi culpa
Estamos mirando un problema que no podemos solucionar

Pero, por ahora, solo fingimos

Con esta pequeña pausa musical, paso a decirles la razón de haberla hecho. Sucede que desde que iniciamos nuestro trabajo en equipo, encerrados en una habitación haciendo las tareas de Fat iniciamos nuestro Pretend personal. Con el tiempo entenderán porqué. 














Chan, chan, chan jajaja. Holi otra vez.

Agradezcamos al presi del Ecuador por poner tantos feriados sin razón. Al menos con eso puedo actualizar. Y en verdad se merecen debido a la larga espera que tuvieron. 

Ejmm... bueno...

Como ven ya se acabó la fase "Chris romántico titere de Cielo" ahora se viene algo mejor. Uyy, en serio que el Chris que se viene es trillón veces mejor. 

¿Listas para enamorarse de este par?


Nos vemos en una próxima actualización, las quiero jeje 

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