25. Cuando las alarmas empiezan


—¡Respeten, que este es un carro decente!—oí la voz de Jonathan, causando que Chris y yo nos sobresaltaramos. El hermano de Chris entró al asiento de atrás del auto, con una funda de compras de la tienda—. Ya los voy cachando, como diez veces. Y a esté...—él señaló a su hermano que tenía sus manos sobre mi cintura—. A este ya lo veo metiendo mano como quince.

En cuanto Jonathan lo dijo, él sacó su mano que se había metido ligeramente bajo mi blusa.

—Perdón—yo me relamí los labios, que aun tenía el sabor de Chris.

Antes de ir a la casa de Chris, pasamos recogiendo en el auto a Jonathan en la casa de uno de sus amigos. Y como le había designado la compra de unos cuantas cosas que faltaban para la cena de fin de año, nos parqueamos para esperarlo mientras iba a la tienda de la esquina. 

—Yo lo paso, pero en serio... si mi mamá los ve, de seguro se molestará—él se acomodó en el asiento, con su vista fija en frente donde aun estaba el grupo de viudas que le bailó cuando llegó a la tienda. 

Fue gracioso ver cuando lo empezaron a besar, manosear y a quitarle el dinero que tenía para las compras. Claro que Chris y yo vimos a duras penas el show, pues de alguna manera se nos antojaba más besarnos como si no hubiera un mañana. Aprovechamos el rato a solas.  

—¡Ahí va otro!—Jonathan divertido, señaló a un chico que iba escondiéndose entre los carros parqueados cerca de la tienda, para que las viudas no lo agarren. 

Decidimos quedarnos allí, a mirar a todas las victimas masculinas de ese grupo de viudas. Además aun estábamos a tiempo para darnos ese lujo. Un muy gracioso lujo, pues esas viudas estaban locas. A uno de sus victimas le quitaron la camisa. A otro le bailaron de nalgadas, y a otro le abrieron la puerta del auto, y le empezaron a bailar sentado. Hasta casi chocan contra la tienda. Pero por un momento las viudas no tuvieron victimas, así que solo permanecimos mirándolas descansar, y oyendo la música a alto volumen que habían puesta en plena calle. Ese silencio, le dio a Jonathan la excusa para poder hablar... para mi mala suerte. 

—¿Y cuánto tiempo llevan de novios?

Un día.

—Que te importa—Chris respondió con tranquilidad. 

—Parece que ya van tiempo, porque Chris solo es así de intenso, empalagoso y dedicado cuando lleva más de un mes—él me seguía analizando con diversión.

Una vez más, constataba que Chris no actuaba normal, por lo que le atribuí su actitud tan "de Romeo" al contra hechizo de Fatima. Internamente si me desilusionó un poco, saber que a lo mejor sin el hechizo, Chris me ignoraría más que a un chicle pegado en la calle.

Tal vez si no hubiera sido por el libro, ni lo hubiera llegado a encontrar en la iglesia.

—Ya en serio... ¿Cuánto llevan?—me siguió preguntando

—Un día—le dije con un tanto de pena.

Yo diría toda la verdad, solo para descubrir que tan extraño era el hecho de que Chris me quiera tanto en tan poco tiempo.

—¡¿Un día?!—él me miró con la boca abierta, mirándonos por turnos a Chris y yo—. Bueno, me supongo que ya se deben conocer de hace tiempo.

—Una semana—le hablé mirándolo fijamente. Claramente su cara se descompuso al oír lo que dije. Otra prueba de que Chris estaba más que hechizado de amor—.Bueno... en realidad nos conocimos una vez en la Basílica en Quito. Yo le robé un beso de contrabando, y por casualidad le robé el celular. Supongo que ya sabes lo del celular—le dije y él asintió con la boca aún abierta—. En fin, luego de eso lo volví a encontrar hace una semana, y desde ahí nos hemos estado viendo.

—Bien... una semana—él miró a Chris con cara de "What", y por supuesto Chris intentó ni mirarlo.

¿Así de extraño era nuestro apresurado "amor"?

—Y nos hemos estado viendo solo unas cuantas horas por la noche—le informé a Jonathan, el cual intensificó su expresión sorprendida—. Básicamente empezamos nuestra relación cuando fuimos hasta la montaña de...

—¡Vamos comprar algo de tomar! Es que me estoy muriendo de sed—Chris me dijo abriendo la puerta del auto. Afuera se puso una careta de anonymous—. Ojalá haya tiendas por abajo. Ni loco pienso ir arriba, donde las viudas. 

—Sí, entonces vamos abajo—le seguí la corriente, saliendo del auto. 

Jonathan nos dio una mirada extrañada, pero a la final se quedó en el auto, revisando su celular.

En cuanto caminamos a unos cuantos metros, lejos del campo de audición de Jonathan, Chris hizo que me detuviera.

—Mujer, no le ibas a decir lo de nuestro encuentro allá en esa cima, ¿verdad? Eso es algo muy secreto entre nosotros.

—Solo quiero ser sincera—le dije bromista.

—Pero no tanto—él me tomó la mano, y me empezó a jalar cuesta abajo—. Ni se te ocurra decirle algo así a mi mamá o mi abuelita.

—Sí, lo sé—suspiré nostálgica—. ¿Y sabes algo? Yo siempre tuve razón.

—¿En que?

Ambos nos detuvimos y nos miramos. 

—En que no tenemos una historia que contar sobre nuestro supuesto amor—yo miré hacia él piso con desanimo—. No hay citas románticas previas para conocernos. No hay ese tiempo en que dos chicos, se empiezan a enamorar de lo que están conociendo del otro. No hubo corazones, flores o chocolates que justifique el grande amor que presumimos tener. Un amor tan grande que hasta ya me sientes capaz de ser aceptada en tu familia—yo le pasó una mano por el brazo—. No hay nada entre nosotros más que intentos fallidos de sexo sin amor, escenas de celos donde tú actuaste, corazones rotos, y cerebros atontados por el alcohol. Lastimosamente así es, porque de otra manera hubiéramos tenido que contarle a tu hermano.

—Tú odiabas los chiclés—él dijo de repente, alzándose la mascara. 

—¿Qué cosa?

—Perdón... los clichés

—Ah, pues—yo asentí con inseguridad

—Entonces afortunadamente para ti, no lo somos... o eso creo. Es que pese a que no iniciamos nuestra relación en perfecto orden, empezando por conocernos de una manera normal, teniendo un periodo de conocernos, y enamorándonos perdidamente al final del periodo, no quiere decir que lo nuestro no valga la pena. ¿Qué de malo tiene amar a alguien de la forma en que te empecé amar a la primera? A mi no me hizo falta el típico periodo de citas.

¡Ya no resistía más!

Él estaba tan convencido de lo que sentía por mi, que hasta me sentía culpable. No era justo que él sea el único idiota de los dos. Él debía decidir si quería no no dejarse llevar por el final feliz.

—Chris, yo tengo que contarte algo—yo me acomodé frente a él, para poder soltarle la verdad en la cara—. Esa manera tan peculiar y apresurada de quererme, quizás tenga una explicación—él parecía observarme atentamente—. Todo empezó cuando era niña. Según lo que me dijeron, mi madre...

Quise decir más pero el tono de mi celular nos interrumpió. Tal cual pasaba cuando estaba por hacer algo que no debía.

Siempre un celular debía ser mi excusa perfecta para evitar alejarme de Chris.

—Disculpa—yo saqué mi celular y miré el numero de Fatima.

No quería hacer esperar a Fatima, sobre todo teniendo en cuenta que ella siempre me traía información importante sobre los hechizos mágicos.

Una llamada de fatima siempre traía consecuencias.

—Mejor voy a comprar algo en la tienda, mientras te desocupas—me informó poniéndose otra vez la mascara y yo asentí arrastrando el icono rojo, que me permitiría contestar.

—Gracias, Chris. En un rato te alcanzo—le sonreí y él se fue cuesta abajo dejándome sola—. ¿Hola?—susurré al contestar la llamada—. Dime enana, ¿Qué pasó ahora? ¿Acaso me lanzaste otra botella de pasión? ¿O quizás esta vez me lanzaste una donde me convierta en sapo?

—Lo logré—ella me dijo con una alegría que me contagió hasta a mi. 

—¿Qué cosa?—yo abrí los ojos en gran manera. 

—¡Cielo, lo logré! Soy una genio—ella se puso a tararear feliz. 

Con el corazón palpitando alegre, apreté el celular en mis manos.

—¡FATIMA!—yo la llamé desesperada—¿Acaso lograste encontrar la manera de evitar el final feliz?

—No—respondió animada, y yo quise asesinarla por emocionarme así—. En realidad logré otra cosa, que quizás nos ayude a llegar a la respuesta que queremos con respecto al final feliz.

—¿Cómo?

—Mira, yo no tengo mucho conocimiento sobre estos hechizos, pero mis antepasados si—ella me explicaba entusiasmada—. Cielo, acabo de contactar con los muertos.

—¿Qué?—susurré asustada—¿Y porque haces algo así? ¿Acaso no te da miedo?

—Descuida, no es como que haya invocado a espíritus que te mataran por la noche. No creas eso que dicen en las películas—ella dijo como si fuera obvio—. Y sí, puede que se logre llamar a espíritus demoníacos, que te sacarán los ojos y que te chuparán el alma, pero en mi caso no es así.

—¿Invocaste a gasparin o que?—pregunté riendo nerviosa.

Por instinto me puse a mirar a mi alrededor, porque creía que Fatima por error me lanzó algún fantasma para que me vigilara. La verdad con Fatima todo era posible.

—Juzgalo por ti misma—ella dijo suavemente—. Dime, ¿Cómo consideraras al fantasma de tu madre?

Y ahí fue que Fatima me quitó el alma. Solo una frase hizo que de pronto me fuera del mundo, dejando mi cuerpo vacio.

Creo que la cantidad de tiempo que me mantuve callada, mirando al la nada fue exageradamente grande, pues luego de varias llamadas de atención por parte de Fatima reaccioné.

—¿Cielo?—ella volvió a decirme, y yo al fin pude moverme.

Lo primero que se me ocurrió fue empezar a caminar sin rumbo y con lentitud.

—¡MI MADRE!—solté en medio de una respiración agitada—¡Fatima no me mientas!

—Lo digo en serio—ella respondió—. Hace un cuarto de hora, logré hablar con ella.

—¡No puedo creerlo!—yo empecé a sonreír y llorar a la vez—. ¿En serio es real? ¿Fue mi madree la que te habló? Es que...

—¡Fue ella, Cielo! No creo que haya sido algún espíritu maligno, no cuando hablaba con tanto amor de ti. Además... tomé mis precauciones antes de hacer el hechizo. Estamos protegidos para evitar que se nos aparezca un cuco por las noches. Solo logré sacar del otro mundo al espíritu de tu madre y de mi abuela, aunque... la verdad a mi abuela aun no la he visto.

—¡¿VISTE A MI MADRE?!—yo di un salto de alegría

La idea de volver a ver y hablar con mi madre me hizo temblar de la alegría. No había mejor regalo como ese.

—Sí, Cielo—me respondió con alegría—. Y ella al igual que tú se puso muy feliz. No tienes idea de lo mucho que lloró, cuando le dije que podía contactarla contigo.

—¿Lo puedes hacer en serio?—yo me quedé pálida—¡Hazlo ahora! Fatima, por favor hazlo. En cinco minutos llego a tu casa.

—Pero no sé si lo logre ahora...

—¡No importa, ya llego!—yo sollocé más feliz que nunca—. En serio la necesito, por favor. Fatima, ayúdame a verla.

—Bien, pero no prometo nada.

—Okey, entonces ya voy—colgué el teléfono y pegué un grito de alegría.

Con las manos temblorosas, yo me pasé una mano por el cabello, y mientras respiraba intentaba recordar aquello que había olvidado.

¿Qué había olvidado?

—No lo puedo creer—susurré con la vista en el cielo.

Aún no me cabía en la cabeza que alguien pudiera traer a mi madre de vuelta. Simplemente era algo que no podía dejar en espera. Yo quería tener al ser más importante de mi vida junto a mi.

Solo era cuestión de minutos para tenerla conmigo. 

—¿Cielo?—oí una voz masculina muy conocida a mis espaldas.

¡Ahora recordaba a Chris!

—La cena—murmuré para mi misma, sintiéndome culpable.

—¿Acaso estabas llorando?—él se acercaba a mi a paso lento, retirándose la mascara.

Ni siquiera noté cuando llegó, con su botella de agua recién comprada.

—No... o bueno... sí—sonreí abiertamente para él—. Es que acabo de recibir una excelente noticia.

—¿Y que paso?—él me sonrió amable

—Digamos que... tengo la oportunidad de encontrarme con alguien ahora mismo—dije empezando a saltar de la emoción—. Voy a reencontrarme con alguien que jamás creí volver a ver. 

Chris seguía sonriendo, aunque algo en su sonrisa cambió. ¿Creo que era enojo lo que también notaba?

—Entonces... ¿ahora vas a reencontrarte con esa persona?—él me clavó la vista con un poco de seriedad.

—Sí—respondí sin pensarlo dos veces.

—¿Precisamente ahora debes irte?—él rodó los ojos y luego se pasó una mano por la cara.

—Exactamente—dije un tanto confundida por su actitud—. Perdón.

—Cielo, ¿no puedes ir después?—él se cruzó de brazos, mirándome con el ceño fruncido. Quería parecer tranquilo, pero su arruga en la frente lo delataba—. Es que, ya todos están esperando a mi novia en la casa. Mi abuela, estaba muy entusiasmada por pasar contigo. Si hasta se consiguió una guitarra para que nos puedas cantar algo esta noche. Mi mamá por otro lado, se puso a cocinar comida extra solo por ti.

—Chris, lo siento—yo bajé la cara y me tragué la vergüenza. En esos momentos solo pensaba en ver a mi mamá—. Yo... yo prometo que visitaré a tu familia otro día.

—Cielo, lo prometiste—él me miró fijamente.

—La persona a la que veré no puede esperar—yo di un paso hasta él—. Juro que te contaré a quien voy a ver. Y cuando te digo que es una persona importante, es en serio muy importante.

—Bien, entonces ve a ver a esa persona importante—él se dio la vuelta y se alejó de mi a paso rápido—. Ve siempre con las personas que si son importantes.

¡Auch!

Sí, estaba siendo una mala persona con Chris y no me había dado cuenta hasta ahora.

—¡Chris, espera!—yo corrí hasta él preocupada. 

—No te preocupes, ve tranquila—dijo sin verme.Solo se limitó a caminar en dirección al auto.

—Te podría decir quien es, pero te juro que no lo creerías. Prometo que te cuento más en la noche. Volveré contigo, lo prometo—le decía mientras íbamos llegando al carro.

—Yo diría que te quedarás con esa persona importante, y jamás volverás—él llegó al auto, y abrió la puerta.

—Volveré—aseguré con poca paciencia. No sabía porque se puso así de dramático. Realmente su cara se iba haciendo más enojona con el paso de los segundos—. Yo te llamaré, para saber donde estas. Según sé, hoy ibas a salir con tus amigos...

—No sé si vaya a salir hoy—me respondió entrando al auto. Yo me interpuse entre la puerta para evitar que se encerrara. 

—Chris, en serio perdón—lo miré suplicante,y él solo me miró con aburrimiento—. Yo puedo ir más después.

Jonathan nos miraba confundido.

—¿A quien irás a ver?—él me dijo de pronto.

—A alguien importante... es... alguien de mi familia—tartamudeé desviando mi cara de él—. Yo... yo te cuento quien es cuando regrese. Solo no te enojes. 

Verlo enojado si que era algo muy extraño. 

—No estoy enojado—él me respondió con seriedad, mientras intentaba quitarme de la puerta—. Y mejor, ve pronto con la persona a la que tenías que ver. Igual ya estoy costumbrado a que me dejes en ultimo lugar. Esto de quedarse plantado por ti, ya se está volviendo tradición.

—Christopher, créeme que las veces que te dejé plantado no fue con intención—intenté justificarme, aunque la verdad no veía una buena excusa—. Prometo que te explicaré...

—Sí, ya sé... después. Todo después para mi—él suspiró, cerrando la puerta. Se las había arreglado para quitarme del paso.

—En serio, no puedo dejar pasar la oportunidad de ahora. Yo necesito ver a esa persona...

—Cielo, esta bien—él apretó el volante, y luego me regresó a mirar con una sonrisa falsa—. Tú, has lo que tengas que hacer.

—Pero...

—La verdad no sé que me hiciste—él suspiró mirando al frente—. Yo no soy de los tipos que andan atrás de una chica, siendo el perrito faldero. Por lo general soy el que pide, más no el que se empeña en dar. Pero tú... tú solo haces que siempre quiera darte todo. Yo soy muy reservado en cuando a presentar a alguien con mi familia. Solo si es alguien muy importante, la considero para que llegué a estar con esos seres que amo. Y aquí estoy, rogándote porque aceptes conocerlos. Yo... no se que me hiciste...

El silencio entre nosotros se hizo muy pensado. Yo me quedé arrimada al auto sin saber que decir, Chris respiraba profundamente mirando algún lugar al frente y Jonathan estaba mudito con los ojos abiertos ante la discusión.

—Pronto dejarás de romperte la cabeza por mi—hablé alejándome del auto, y él alzó la vista viéndome confundido—. Ya verás como vuelves a tomar el control de ti mismo. Todo volverá a estar bien para ti.

—¿Qué?—él me miró extrañado

—Las cosas mejoran entre los dos. Tú pasarás a ignorarme como en los viejos tiempos—yo lo miré fijamente a la cara—. Esa es la mejor manera de mejorar nuestras vidas, créeme.

De pronto me imaginé un mundo, donde volvía a ser nada para él. Uno donde a duras penas le llamaba la atención por mi físico, así como en un inicio.

Siguiente a haberle sonreído suavemente, en medio de su expresión de confusión. Yo me di la vuelta y me alejé cuesta arriba. Chris no me llamó, ni nada. Solo dejó que me vaya a ver a mi supuesta persona especial. 

En fin...

Caminé por todo el barrio en busca de algún medio de transporte, cosa que fue muy difícil debido a que ya era casi media noche; hora donde todos corrían a buscar a sus familias, y donde además los pocos transportistas que trabajaban estaban barados entre las viudas que los detenían para bailarles.

Por casi cuarto de hora caminé, hasta que al fin hallé uno.

(...)

—¡¿Acabo de plantar a mi platónico que rogaba para que vaya con su familia por esto?!—miré a Fatima, la cual había hecho explotar un caldero durante su invocación a los espíritus.

Después de hablar en lenguas raras y posterior a meter a una especie de vasija un millón de menjurgues, y luego de mil fallos ella logró algo; hacer explotar la vasija dejándonos a ambas con la cara y ropa negra.

Parecíamos salidas de un incendio.

—Te advertí que tal vez no iba a poder—ella se excusó, poniéndose de pie—. Bueno para que ya no te quejes, lo intentaré de nuevo. Esta vez si podré.

—No, déjalo—yo también me levanté y me alejé de la mesa sobre la cual Fatima estuvo haciendo el supuesto hechizo—Yo mejor iré a ver a Chris.

¿Ya dije que la culpa me estaba engullendo viva?

—No entiendo—ella se miraba las manos con preocupación—. De pronto siento como si la energía que canalizo se hubiera ido, y cuando la recupero se va de inmediato. Es como si algún otro tipo de energía se la llevara. Siento como se contrarrestan, yo lo sé.

—Aja—fue lo único que logre decir—. Las energías.

Muchas de las veces no entendía el lenguaje místico de Fat.

—Me iré a buscar a que se debe este choque. ¿Sera que estoy atrayendo malos espíritus y que por eso mis hechizos de protección chocan con ellos?

—Que disfrutes investigando— le sonreí mientras me ponía mi chaqueta de cuero—. Yo en cambio iré a actuar el guión del final feliz.

—¿Que?

—Iré actuar con Chris la parte del libro que se supone pasaría.

—Es decir...

—Según el libro, Chris y yo nos encontramos juntos luego de media noche, dividiéndonos junto a sus amigos. Luego vamos a parar mi casa y nos quedamos dormidos hasta el amanecer.

—Ay que romántico—ella parpadeó emocionada—. Disfruta tu noche con Christopher.

—Aja si—yo solté cansada—. Realmente lo disfrutaría si no supiera todo lo que pasará. La verdad le quita la emoción. Si fuera otro chico el del final feliz, yo ya me hubiera suicidado por tremenda sentencia de vivir un guión. Solo porque es él aun resisto. Mi espíritu fan le pone emoción a todo esto.

—Si quieres cuadriplico la emoción poniéndoles unas cuantas gotitas de pasión—ella me sonrió divertida y yo le pellizqué el brazo.

—Jamás lo vuelvas hacer

—¿Que tan animal te pusiste?—ella se me burló

—Ventajosamente no me puse como animal—yo cargué mi mochila—. Por suerte logré evitar a Chris ese día.

Fat se quedó mirándome muy atentamente, luego la miré cerrar los ojos con expresión meditabunda por un buen pedazo de tiempo.  

—¿Qué pasa?—le pregunté 

—¿Te pusiste a modo gatubela alguna vez, luego del día que te lancé la poción?—preguntó con seriedad. 

—Nop

—Y según dijiste, hoy estuviste con Chris—ella seguía hablando, con el ceño fruncido—. Dime, ¿Después de esa noche, hubo otra vez que no sea hoy que lo hayas visto?

—No, en realidad hoy fue la primera vez

—¡Ay no!

—¡¿Enana, que está pasando?!

Fatima entrelazo sus manos en la espalda, y con expresión de niña inocente me sonrió. 

—Creo que hoy activaste el hechizo

—¡¿Que?! ¡¿No se supone que hasta el amanecer ya desaparecería el hechizo?!

—Se suponía, pero yo aún siento la magia del hechizo en ti. Ahora que me mencionaste lo de esa poción, te puse más atención y... realmente siento que esa magia va aumentando en ti con el pasar de los minutos—ella me explicó, alejándose con temor de mi. Supuse que mi expresión de "voy a matarte" la estaba asustando—. Creí que luego que evitaste a Chris toda la noche, esto se iría, pero... veo que no. Supongo que la magia aún sigue en tu cuerpo porque fue una gran cantidad de poción, y aún no se va de ti. 

A la mente se me vino mi comportamiento y el de Chris desde que nos vimos. Él empezó con su manoseo e indirectas y luego yo. Para mas noche estábamos muy calenturientos, siendo regañados por Jonathan.

—¡ANULALO!—yo me acerque a Fatima horrorizada—¡Ahora!

—¡No se como!—ella corrió lejos de mi, pues yo intenté atraparla. 

—¡Claro que debes saberlo!

—¡Lo siento, pero no!

—¡Fatima, por favor!—yo corría detrás de ella, pero la muy escurridiza siempre se me escapaba. 

—Si te sirve de ayuda, he oído que las personas que están bajo un hechizo así, pueden evitarlo... aunque la verdad sufren mucho.

—¿En serio? Entonces si hay manera de evitarlo—yo la miré esperanzada—. Bien, ahora solo evitaré a Chris hasta que se me quite los efectos de la estúpida poción. 

—No puedes hacer eso

Ella se mordió el labio nerviosa y bajó la cara.

—¿Y porqué?—yo la miré con los ojos entrecerrados, y ella se escondió detrás de un mueble. 

—Porque hoy debes cumplir con el final feliz. Recuerda lo que tenías que hacer con Chris, según el libro. 

Estaba oficialmente acorralada. 

—¡No puede ser!- yo recordé y me di un golpe en la frente-. Y... ¿y asi no voy a mi encuentro con él?

—El hechizo bajo el que están buscará la manera. Si no vas por las buenas, irás por las malas. 

—Así de simple—le dije, luego de lanzarle una almohada, cosa que provocó que ella riera nerviosa. 

—Cielo, prometo que ahora mismo me pongo hacer algún hechizo que disminuya los efectos. Solo iré a cenar con mi tía y mis primos en el piso de abajo, y al regreso me pongo manos a la obra. 

—¡¿Estoy a punto de volverme loca de pasión, con riesgo a procrear un bebé, y tú piensas primero en comer?!

—Es que...

—¡Fatima!

—Okey, cenaré mientras trabajo en tu hechizo—ella dijo y yo la miré filosamente—. O... o mejor solo moriré de hambre, y me concentraré en tu hechizo. Pero recuerda esta cara cuando lleguen las 12—ella me puso cara de cachorro mojado—. Fatima no estará con su familia a esa hora tan importante. 

—¡Créeme que lo menos importante es el año nuevo!—yo señalé mi vientre vacío—. ¡Aquí lo único importante es mantener mi pancita así de plana por siempre!

Sin más salí del apartamento hecha una furia. 

—Creo que necesitaré muchos baños de agua fría—me dije a mi misma, bajando las escaleras. 

Internamente pensé que era preferible, lanzarme a una ducha de agua con hielo cada vez que intentara ponerme de "manoseadora" con Chris, antes que provocar alguna catástrofe como la que ocurrió con mis abuelos o mi madre. Podría ser que estaba imaginando demás, pero era preferible prevenir que lamentar.

(...)

Tal como lo planeaba, llegué a mi casa y con suma rapidez salí. Ni siquiera me importó cambiarme la ropa carbonizada, o la cara manchada de mohín, pues lo tomé como algo que me quitaría mi atractivo. Eso era bueno en el caso de esta noche..

Como estaba escrito en el libro, yo debía encontrarme con él justo después de media noche, alcanzándolo en una de sus salidas con sus amigos. Yo llegaría toda bonita en mi motocicleta y lo agarraría con besos y abrazos, debido a la felicidad de un nuevo año. Luego ambos pasaríamos una buena noche de baile, canto, un poco de bebida, juegos pirotécnicos, e iríamos mi casa para amanecer juntos y abrazados.

Insisto, el saber que ocurrirá no era tan divertido como parece.

Con los nervios de punta, sabiendo que de alguna manera estaba sentenciada a "encenderme" al ver a Christopher, yo puse andar mi motoneta.

Cuando llamé a Chris para saber su paradero, y en vista de que me mandaba directo a buzón de voz, me decidí a ir hasta su casa a buscar alguna referencia de su actual ubicación. Obviamente cuando fui, se me caía la cara de vergüenza por haberles hecho el desplante, pero para mi buena suerte, Jonathan fue el que salió a recibirme en la puerta. Él no se mostró ofendido, sino más bien todo lo contrario. Básicamente él me ayudó a conseguir la ubicación de Chris con sus amigos.

—¿Entonces solo voy a esta dirección?—le pregunté a Jonathan cuando me devolvió mi teléfono, donde me puso en Google maps la dirección donde se hallaba Chris.

Yo aún no estaba adaptada a las calles de Loja.

—Sí, Cielo—él me miraba analíticamente. Ya llevaba un buen rato mirándome a la cara, con el ceño un tanto fruncido.

—Bien, muchas gracias—yo alcé la vista.

—De nada

Verdaderamente ya me estaba desesperando la forma tan seria en que me miraba. De la nada, se había puesto así.

—¿Debería preguntar que es lo que estás pensando, cuando me miras así?—yo aclaré la garganta, guardándome el celular en la chaqueta.

Ambos nos miramos un rato, solo acompañados del ruido de los festejos en las calles cercanas. Aproximadamente hace una hora, ya había terminado el año, y a mi me llegó cuando estuve deambulando por un parque, preparándome psicológicamente para mi próximo encuentro con Chris.

—¿Como llamarías a la relación que tienes con mi hermano?—él se cruzó de brazos, arrimándose al marco de la puerta.

Sí, hasta él se daba cuenta que lo que había entre Chris y yo, era algo no tan común y poco real.

—No debería hablar sobre esto—yo evadí su pregunta, y me di la vuelta para dirigirme a mi motoneta estacionada a mi lado.

Si él pedía que le responda amor, no podía. Ni por parte de Chris, ni de mi había algo tan fuerte como eso. Yo obviamente lo amaba, como una fan fiel, y él quizás me quería como amaba a todas las fans que le dan su apoyo incondicional.

Jonathan, solo me observó subirme a mi motoneta, sin dar ningún comentario acerca de mi obvio nerviosismo ante tan importante pregunta.

—Escucha—lo oí decir, y yo me quedé quieta, mirando mis manos en los manubrios—. La verdad, yo no suelo meterme en la vida personal de Christopher, porque él ya es una persona adulta muy capaz de decidir por si mismo. Hasta el momento, él no ha sido estúpido, y ha sabido muy bien proteger sus sentimientos. Él sabe cuando en realidad debe abrirse ante alguien de forma real, pues él es muy reservado en cuanto a eso. Pero créeme que contigo, todo ese Christopher analítico y prudente desapareció. Realmente, no siento que esté analizando en lo que se está metiendo. Solo sé que él no lo pensó mucho, para lanzarse de cabeza contigo. Es que... eso de que solo estén andando por días, y que él esté mas que embobado por ti, es algo que hasta a mi me sorprende.

—No creo que esté tan embobado por mi—yo me mordí el labio incomoda.

—Cielo, hoy quiso presentarte formalmente a toda la familia—me dijo él, como si fuera obvio—. Que una chica, logre eso con Chris, es porque en verdad tuvo una larga relación que le llegó hasta el alma.

—Y como nosotros solo llevamos días, entonces no es posible, lo sé—suspiré, colocándome el casco.

—No es tanto por eso. Yo me preocupo más por el hecho de que tú no muestras corresponderle a él, de la misma manera en que él lo hace por ti. Y quizás Chris me mate por decirte esto, pero... cuando ese man se enamora en serio, y le rompen el corazón, se vuelve un idiotita que da lastima. No sabes, lo tenaz que es mirarlo con el corazón roto. Si de alguna manera, al ser su fan, lo conoces por siempre ser un chico entusiasta y sonriente, al conocerlo como ser humano, siendo la chica que puede destrozarle el corazón, lo llegarías a conocer como un chico débil que sufriría con la vida por ti.

—¿Por qué me dices todo esto?—yo lo regresé a mirar y él me clavó la vista pensativo. 

—Porque hoy después que nos dejaste vi en sus ojos al idiotita débil—Jonathan me contestó—. Y aunque hoy quería fingir que era un payaso, que bailaba por toda la casa con mi tía, mi mami y mi abuelita, no puede evitar mirar que algo le dolía por dentro. La verdad, no sé porque se puso así. Solo sé que todo pasó luego que tú y él discutieron antes de venir a la casa.

—Lo único que hice fue ir a buscar a una persona...

—Sí, a alguien muy importante—él me respondió con tranquilidad—. Y sí, puede que por eso se moleste un poco, pero para haberse enojado tanto, debe haber algo más. Y sé que tú lo sabes.

—Okey, ¿entonces me estás diciendo que yo le estoy haciendo daño? ¿Ahora me estás reclamando?—yo contrataqué con menos paciencia.

—Lo único que quiero decirte, es que a veces las fan se obsesionan mucho con tener al platónico, que cuando al fin lo conocen y llegan a él no lo quieren soltar. Pese a que ya llegaron a conocerlo a profundidad, y aunque no les haya gustado del todo lo que conocieron, igual se pueden llegar a obsesionar con quedarse con esa persona, solo por ser su platónico. Lo que quiero decir, es que solo por ser Christopher Vélez de Cnco, te quedas.

—¿Me estás diciendo busca fama?—exclamé con la boca abierta

—No, eso no—él rodó los ojos—. Si fueras busca fama, ya hubieras publicado con punto y coma todo lo que hasta ahora has hecho con mi hermano. Solo quiero decir, que a veces las fans que llegan a conocer a mi hermano, se aferran a él aunque ni siquiera sientan amor verdadero, solo una obsesión. La diferencia con esas fans que no lo quisieron soltar, fue que no pudieron retenerlo, porque simplemente él no quería. En cambio tú, tú si estas teniendo la capacidad de retenerlo.

—En resumen...

—Solo quiero que tengas en cuenta, que ese chico al que al parecer no tomas en serio, es alguien que tiene un corazón—me dijo mirando hacia el final de la calle, donde gente bailaba alrededor de una fogata—. Ten en cuenta que ahora tienes ese corazón en tus manos, así que te pido no vayas a dañarlo. Y si te lo digo, es porque siento, que ni él mismo sabe lo que hace.

Yo encendí mi motoneta, y antes de ponerla andar le di una rápida mirada.

—Mi intención nunca fue hacerle daño—yo suspiré—. Por eso ahora mismo, las cosas cambiarán. Y sí, yo lo quiero mucho, y por eso hoy nuestra historia cambiará.

Jonathan parecía confundido por lo que dije, pero cuando quiso decirme algo, yo ya había puesto andar la motoneta. 

Cuando fui a buscar a Chris, jamás me imaginé lo que encontraría.

Aquella vez, en aquella madrugada del primero de enero, conocí un lado de Chris que nunca se me pasó por la cabeza. Ahí tuve una probada, de lo que significaría una relación con ese chico.

Amarlo varias veces me resultó algo muy toxico. Solo cuando finalmente me perdí en él, empecé a cambiar el tono romántico de mi amor por él, por uno toxico que me dejaba sin respiración.

Como dije alguna vez, él era como mi morfina. Tenía efectos que me tranquilizaban, y me hacían vivir en un paraíso, luego del infierno,pero en cuanto llegaba a conocer el lado adictivo de la morfina, mi cuerpo y mi alma sufriría una gran intoxicación de la cual muy difícil saldría. 














Buenas, buenas jejeje, ¿como andan?

Pues yo ando de lo más feliz jajaja, por algo super cool que me pasó el día martes (Al fin logré fotito con los silencios, ahhhh) y en segunda porque al fin tengo vacaciones. Estuve trabajando, pero por ahora estoy en descanso. 

En mis planes está adelantar esta novela lo más posible, desde que salí a vacaciones de la universidad, no tenía otra cosa en mente más que adelantar hasta el punto clave, y si era posible ya culminarla (cosa que la veo negra jaja) En fin, intentaré actualizar muy seguido esta novela. Siento que es mi prioridad por ahora, solo que aun debo escribir mucho. 

Abuuu, soy malísima para resumir. Según yo hoy ya se armaría el alboroto hormonal, pero no me alcanzó en este cap. 

Y ahora...

¿Que creen que Cielo se encuentre en el siguiente capitulo?

Créanme que la actitud tendrá una gran justificación, sobre todo cuando Cielo se entere de la razón. No sé si lo que pase en el siguiente capitulo alguien lo vio venir. 

Bueno las dejo con la duda, y me voy a dormir jaja. 

Bye, bye, las quiero :)

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