24. Vamos al grano
Siendo aproximadamente las 10 de la noche, yo solo me quedé en mi cama como estatua. Realmente me quedé como un maniquí, mirando hacia una televisión donde pasaban películas de Disney. Por un momento creí que las películas para niños me animarían, así como en los viejos tiempo pero no. Solo me había quedado pensando en que iba a hacer con mi vida a partir de ese momento.
Diablos, quería llorar pero simplemente me obligué a no hacerlo. Parte de superar a Andrés era no llorarlo más.
Ya debía parar con todo ese asunto
Mientras estuve sentada en mi cama debajo de las cobijas había recibido varias llamadas, entre las cuales miré las de Christopher, Laura, Sara y Fer. Obvio a ninguno le contesté, pero creo que el sentimiento de soledad me impulsó a contestar alguna de ellas. Precisamente en cuanto el teléfono sonó por octava vez, contesté sin mirar quien era. Así fue como el afortunado en ser contestado, fue Chris.
Así de exacto era mi destino con él. Siempre lo elegía a él, aunque sea a ojo cerrado.
—¿Diga?—dije con la voz temblorosa
—Hola, hermosa—él me dijo alegremente. De fondo sonaba música fuerte. Más en especifico sonaba la típica canción de fin de año "Yo no olvido el año viejo". Ahí recordé que todo el mundo afuera de mi casa, andaba en festejos familiares para despedir el año.
Ya se acercaba el 2018 y yo estaba encerrada llorando.
—Hola, Chris—dije con poca voz.
Al recordar una fecha especial donde pasaban las familias riendo, y disfrutando de su compañía, me hizo sentir aun más sola. Yo no tenía a nadie una vez más.
—Te estuve llamando desde la tarde. Quería llevarte a dar una vuelta con mis amigos—él dijo alzando la voz—. Dime, ¿donde estás? ¿Puedo ir a verte?
¿En verdad quería salir?
Ni yo mismo me creía que no quisiera salir con el mismísimo Christopher Vélez a festejar el año nuevo. Yo que era la fan que se la pasaba stalkeandole en fechas importantes, solo para simular que me encontraba festejando con él aunque sea a la distancia.
—No creo que me sienta bien—le dije con desanimo—. Pero de todas maneras te agradezco que me hayas tomado en cuenta.
—Yo sé como hacer que te sientas bien—él me dijo alegremente—. Celi, solo alístate para ir a un bonito lugar. Prometo que te olvidarás de cualquier mal rato. Y solo como adelanto... pienso llevarte al lugar más feliz del mundo.
—¿A dónde?
—A mi dulce hogar—él contestó nuevamente gritando—. Mi abuelita y mi mami, prepararon un comida muy rica.
Solo de imaginarme estar en un circulo familiar tan amoroso como él de Chris, me hizo sentir aún más nostalgia, porque yo sería la extraña allí. Me acordé que nunca volvería a recuperar a mi propio y feliz circulo familiar.
—No en serio, no creo que pueda.
Todo lo que me aguanté en la tarde, ahora quería salir a como de lugar. Yo parecía una bomba de sentimientos a flor de piel.
—¿Celi?
Y así señoras y señores es como de pronto exploté en llanto, dejando a un Chris muerto de la preocupación.
—Es que... que... que...—yo no podía ni hablar a causa del llanto—. Dis...discul...pa, es...que...que...no... pue...
—Respira hondo—él me dijo con la voz suave, pero yo solo seguía llorando—. Dale, bella. Respira, a la cuenta de tres.
—No... no... puedo...
—Uno
—Es... es...
—Dos
—Bi... bien
—Tres
Poniendo todo mi esfuerzo empecé a respirar, con lo cual al poco tiempo logré recuperar mi capacidad de hablar.
—¿Si te sirvió?—él me preguntó luego de un rato de silencio.
—Creo... creo que si— respondí, en medio de mis respiraciones profundas.
—Menos mal, porque sino hubiera ido ahora mismo a tu casa, para darte respiración boca a boca—soltó él, logrando que suelte una carcajada.
—En ese caso mejor no me hubiera calmado—reí con lagrimas en los ojos—. Te... te necesito ahora mismo.
Ante lo que dije, Chris se quedó en silencio al otro lado del teléfono.
—Tranquila, nube—él dijo suavemente—. Todo va a estar bien. Y no te preocupes, que en un rato te caigo a tu casa. Ahora mismo me urge abrazarte, así que vete preparando.
—Gracias—solté aliviada—. En verdad necesito de un abrazo antes de morir de depresión.
—Tranquila, bella—él me dijo animado—. Y ahora mejor sonríe, que ya va tu enemigo a darte cariñitos.
—¿Mi enemigo?
—No creo que pueda superar nunca el bendito concurso—él me explicó—. Siempre serás mi enemiga aunque te ame.
—Lo mismo digo—sonreí antes sus ocurrencias.
Mi morfina; así era Chris. Un antídoto efectivo y único para mi dolor. Solo después de varias dosis, me di cuenta que él era ese calmante que no sabía que buscaba. Aquellas dosis de felicidad que me dio, se me hicieron adictivas. Tanto me hice dependiente de ellas, que hasta llegué a la conclusión de que jamás volvería a vivir sin ellas.
Con el tiempo entenderán la manera en que llegaría a depender de ese hombre.
Si alguna vez creí que sin Andrés mi vida sería un castigo, sin Chris era como vivir en el mismo infierno.
El amor por él podría ser otro tenebroso nivel, y siempre me llegué a cuestionar por ese tipo de sentimientos hacia una persona.
(...)
Faltaban una tres horas para que el año se termine, y yo seguía tirada en mi cama. Ni siquiera Chris había tenido la capacidad de hacerme ponerme en pie, para arreglarme.
Quien diría que llegaría el día donde recibiría a Chris en mi casa, siendo toda una vieja chancluda. Yo en lo personal, siempre decía que debía presentarme bonita para llamar su atención.
En cuanto estuve por poner la siguiente parte de mi maratón de Toy story, cuando oí el timbre de mi puerta sonando. Obvio yo salí a paso rápido a recibir a mi invitado.
—Chris—solté de una sola al verlo parado en mi puerta.
Él me evaluó por un rato, y de hecho le iba a decir que entre de una vez para reclamar mi abrazo, pero fui sorprendida al verlo traer en sus manos unas fundas provenientes de KFC.
—¿Qué es eso?— pregunté lo obvio, y él solo sonrió.
—Resulte que salí a la calle y encontré esto—él me decía arrimado al marco de la puerta—. Que descuidada la gente de hoy en día.
Chris entró directamente hacia la cocina, y puso allí las fundas. Yo claro lo seguí atrás con la boca abierta.
—¿Que clase de ser despiadado deja abandonada la comida?—le seguí la corriente—. Pero sea quien sea, se ha ganado mi amor.
Ante lo que dije, Chris regresó su vista con una sonrisa en su rostro.
—¿Y si te dijera quien fue?
—Le daría un jalón de orejas por dejar solo y triste a un balde de pollo —le respondí con uan suave sonrisa—, y en el caso de que fuera chico, le daría como consuelo a su castigo, un beso al estilo de Grande esperanzas.
—¿Quien?
—Una pelicula—le expliqué—. En resumen, me refiero a un beso bajo la lluvia con lengua y todo.
—¡Ya está! ¡Fui yo!—Chris dijo casi en un grito, y me tomó de la mano llevándome hacia las escaleras
—¿Que haces?
—Te llevo al baño—me respondió divertido y yo me quedé sin saber que pensar—. Ya que no hay lluvia afuera, fingiremos que el agua de la ducha lo es.
—¿Así vestidos?
—Si quieres podríamos...
—¡Sigue soñando pequeña estrellita!—yo le di un pico en los labios y en cuanto quise alejarme, él me detuvo de la mano y me jaló de una sola pegándome a su cuerpo.
—¡Hay que ir al grano, ya !—él apegó su nariz a la mía—. Tú y yo sabemos la razón de que yo haya venido hasta acá. Ya hay que empezar—dicho eso, es zafó el nudo de mi bata térmica.
Debo decir que su respuesta me dejó sin habla.
—¡Hey! ¿Que crees que...?
Ante de decir lo que quería ("Aléjate toro")sentí como me envolvía, metiendo sus brazos debajo de la bata térmica. Luego solo me apretó en un fuerte abrazo.
—Así se abraza mas bonito—él dijo aguantándose la risa por mi cara—. Sin tanta ropa, transmites más el calor humano.
—¡Que idiota!—reí correspondiendole al abrazo—. Por un momento creí que...
—Dije que había una razón para haber venido, y ese era tu abrazo—él se separó un poco y me miró con una ceja alzada—. ¿Que te imaginabas?
—Por lo general cuando alguien dice que quiere ir al grano, y luego le zafa la ropa a su acompañante, no quiere decir que sea en plan casto.
—Ay niñita, si que tienes la mente cochina y con telarañas—él se me burló, y posteriormente se puso un poco serio. A medida que su mano jugaba con mi cabello de la frente él se dispuso hablar—. No tienes porque decirme la razón de que hayas llorado hoy. Esta tarde Fernando, me contó el significado de esta fecha para ti. Y realmente lo lamento mucho, Cielo. Pero como siempre lo he dicho, es normal llorar. Puede que esa sea la mejor manera de desintoxicarte de las penas del corazón. Así que si quieres hacerlo otra vez, estoy aquí para ti para que me remojes en lágrimas. Será un honor ser tu pañuelo.
Era increíble, como con su sola presencia el iluminaba mi mundo. Hace solo minutos estaba muerta de la depresión, y ahora solo quería comer y escuchar sus idioteces de niño grande.
—Eres un amor—yo me lancé a sus brazos, disponiéndome a disfrutar de su calor y su aroma. Claro que olía un poco a alcohol (Supuse que sus amigos estaban de inquietosos), pero que importaba—. En verdad no creí a que fueras a venir en cuanto te lo pidiera. Sé que tienes una vida muy ocupada, y que tienes poco tiempo para tu familia y amigos, pero pese a eso tú me regalas del tiempo que lo podrías dedicar a ellos.
—Te lo doy porque tú me importas mucho—él me respondió tranquilamente—. Además me diste la excusa perfecta para volver a verte. Ya te extrañaba.
—No vamos ni 12 horas separados—le recordé divertida
—Sorprendentemente eso es una eternidad para mi—él se separó y en seguida fue hasta la mesa donde se hallaba la comida—. No se que me hiciste, Cielo, pero todo el tiempo solo quiero verte. Es como si me hubieras embrujado.
Por lo que dijo, solo abrí los ojos grandemente. Por un momento creí que él había descubierto nuestro final feliz.
Y por cierto... hablando de final feliz, recordé que debía contarle todo. No me parecía justo que él fuera el único que actuara conforme al libro. De alguna manera creía que su actitud en extremo cariñosa se debía al libro, pues como dijo Fatima él ya se había dejado llevar hacer rato.
—Come pronto—me dijo él mientras rebuscaba platos en la cocina. Yo lo seguía de un lado a otro—. Primero cenaremos, y luego iremos a ver que hay de bueno por ahí. De camino acá vi un grupo de viudas locas, y quisiera ver el show otra vez. Una de ellas, se hizo novia de David.
Las locas viudas de año viejo, siempre eran un espectáculo que mataban de risa.
—¿Estaba sexy sensual?—pregunté divertida
—¿David?—me dijo mirándome con los ojos entrecerrados—. Cielo, si amas a mi amigo en secreto...
—¡Hablo de la viuda!—dije en medio de una carcajada, a la vez que daba un paso hasta mi
—Muy sexy, si hasta casi me mojo—él dijo bromista, mientras pasaba un dedo por mis facciones—. Me alegra mucho haberte hecho sonreír. Si hubieras visto el aspecto que tenía en cuanto llegué.
—Parecía un zombie andante, lo sé—admití en un suspiro.
La verdad si él no hubiera llegado, habría seguido ahogándome en penas.
—Una zombie desnutrida—él dijo alegremente, llevándome de la mano hasta la mesa de la cocina, donde me sentó en una de las sillas altas— ¡Así que antes que me comas, mejor come pollo!
Chris me tendió un planto de porcelana en frente, luego destapó de una sola en balde de las presas, y me lo pasó.
—Por si quieres, hay papas, salsas, galletas, gaseosa y postre—él sacaba todas las cosas sobre el mesón de la cocina.
El verlo comiendo algo así como una cena de noche vieja, me hizo pensar en algo. Fue algo que no tomé en cuenta cuando lo llamé desesperada, y realmente me empezaba a sentir culpable por no haberlo pensado.
—¿Y... tú no piensas ir a cenar con tú familia?—yo puse mi vista en el reloj de la sala.
Ya no faltaba mucho para que se terminara el año.
—Estoy cenando con mi familia—me respondió mientras se servía papas fritas.
—Eso es muy lindo de tu parte, pero...—yo aclaré la garganta—. Tú deberías estar cenando con tu mamá, abuelita, hermano y tíos. Ellos si son tu familia.
—Pero quiero pasarlo contigo.
Definitivamente no le iba a quitar el tiempo con su familia.
—Estas loco—yo me puse de pie de un salto, y lo fui a tomar de la mano. No me costó mucho jalarlo hasta que se ponga en pie—Ahora mismo irás con tu familia, y pasarás el año nuevo con ellos.
—Pero tú querías que viniera—él me miró con una ceja alzada
—Sí, pero solo quería una abrazo, y ya me lo diste—repliqué mientras lo empujaba por la puerta—. En serio eres un amor por pretender pasar conmigo, y hacerme compañía, pero ya cumpliste con tu trabajo. Gracias a ti me siento mejor.
—Aún no estas bien—él se oponía a que yo toque la aldaba de la puerta—. En un día como hoy no puedo dejarte sola.
—No me suicidaré si eso es lo que piensas—le dije con simpleza—. Y ya, no te preocupes, y ve con tu familia. Estaré bien. Con tu abrazo, sobreviviré, lo prometo.
Logré abrir la puerta con mucha dificultad, debido a que él siempre me la cerraba.
—No me iré—él me dijo retadoramente, cerrando la puerta de un portazo.
—Te vas
—Insito, no te puedo dejar sola
—¿Entonces que quieres que haga para que decidas ir con tu familia?—le pregunté suplicante
—Ven conmigo—él me dijo con simpleza
—No—respondí tajante—. Ni siquiera me conocen.
—Mi abuelita ya les habló de ti. Ella les recordó a todos sobre mi enemiga en pequeñas estrellitas. Les dijo de la vez donde me desvirgaste de labios—él soltó una risa—. Entonces, que dices, ¿vienes conmigo?
—No—insistí con incomodidad—. Chris, yo apenas soy una recién aparecida. Y es más, tú y yo ni siquiera tenemos tanta historia como para ir a ser presentada con ellos. A lo mucho sabemos unos cuantos detalles el uno del otro.
—Que importa—él rodó los ojos
—No, Chris—suspiré—. No iré a andar de metiche en una cena donde soy una perfecta extraña. No es correcto que les arruine su oportunidad de compartir en familia.
—¿Entonces no me acompañaras?
—No, perdón—le dije culpable—. Y en serio agradezco que me hayas dado el honor de tener una invitación así, pues no muchas fans tienen la suerte de entrar a tu casa y menos compartir una cena, pero... entiende que no...
—Tú eres mi novia, no mi fan. Y si te invito es porque te considero lo suficientemente importante como para conocer a mi familia- me comunicó con un poco de molestia—. Y ahora... ¿ya vendrás?
—No
—Pero...
—No
Chris me miró con una mueca de berrinche, y sin más se fue a sentar en la mesa frente a su plato de pollo y papas.
—Bien, entonces no iremos—él alzó los hombros y en seguida se dispuso a comer.
Parecía un niño regañado, lo cual me hizo sonreír de ternura.
—Irás—le dije, sentándome frente a él—Debes ir, y tú lo sabes.
—No lo haré—él siguió comiendo malhumorado
—Tú mismo saldrás por esa puerta e iras a buscar a tu familia—yo arrimé mi mentón en mi mano—. Guapo, tú mas que nadie sabes cuanto tiempo esperaste por ellos.
—Pero puedo tener otros días con ellos—él suspiró nostálgico, mientras comía una papa lentamente.
—Fue casi un año entero que no los viste—le seguí recordando para que él mismo tuviera la iniciativa de irse—Te perdiste cumpleaños, graduaciones, reuniones familiares, entre otras. Y creo que no te gustaría no pasar el año nuevo. Sería muy desastroso dejar a tu familia con ganas de darte un abrazo deseándote un buen año.
—Los abrazaré después de pasarlo contigo—él siguió comiendo y fingiendo que no sentía culpa.
Se notaba en sus facciones que moría por correr con su familia.
—Yo sé que quieres probar la comida fresca de tu mamá y tu abuelita, que la hicieron especialmente para ti—yo seguí torturandole con una ceja alzada, y él me lanzó una mirada malhumorada.
Estaba siendo cruel, lo admito, pero me parecía aun más cruel que él se quede sentado con una chica que apenas conocía, desperdiciando el tiempo con los seres que en realidad lo conocían desde que supieron de su existencia.
Solo quería ser justa.
—No me parece justo que dejes a tus seres queridos por una chica que puede ser pasajera—le dije como ultimo intento—. Siempre debe ir primero la familia. Dímelo a mi, que ahora ya no tiene familia, y que quisiera devolver el tiempo para evitar perder el tiempo con mi ex, y más bien darle ese tiempo a ellos.
Chris se puso de pie, y me tendió la mano. Se lo veía tan tranquilo.
—Tú no eres pasajera en mi vida—él me tomó la mano, e hizo que me pusiera de pie—. Contigo hasta me casaría y tendría hijos.
Sí, un hijo como Yulieth.
—Serían hermosos bebés, teniendo a tan guapetón papá. Yo —yo pasé mi pulgar por su mentón y luego por sus labios—. Además también tendría mis genes, por lo tanto no me extrañaría que se conviertan en supergenios de la NASA.
—Si va a la NASA sería por mi, ¿cierto?—él dijo engreído
—No, obvio sería por mi—yo lo miré con los ojos entrecerrados—. Yo fui la mejor de mi clase cada año, en el colegio.
—Y yo fui escolta—él me dijo alzando las cejar presumido.
—Lo sé, segundo escolta de la bandera de Loja—lo miré con orgullo—. Eras un cabezotas, que se sentaba primero como todo un ñoño. Pero obvio no eras ñoño inocente, porque pese a tu corta edad andabas haciendo cosas ilegales de un menor de edad.
Chris me miró con la boca abierta.
—Soy una fan que lo sabe todo de ti, Chris—le informé en medio de una risita—. No eras un santo, y la verdad me parece divertida tu vida de antes. Al decir verdad no eras tan distinto a lo que yo era.
—En primera, no lo sabes todo de mi. No todo lo que circula de mi en las redes es cierto. A veces hasta dicen puras pendejadas—él dijo pensativo—. Y en segunda, yo era un buen chico...
—Aja, sí—solté una carcajada—. Lo dice el puberto que anda en las pipas.
—¿No me crees ?
—Tengo evidencias, así que no lo niegues—yo lo miré con los ojos entrecerrados—. Hasta fotos con jabas de cerveza, y con uniforme del colegio tengo.
—Okey, ya—él dijo en medio de risas—. Tienes razón, pero más te vale que me guardes el secreto.
Menos mal el ambiente había vuelto a ser relajado.
—Bueno, ya que estamos en paz otra vez. ¿Vendrás a mi casa?—él sacó su celular y miró hacia la pantalla—. Y mejor acepta rápido que ya llevo mil llamadas de toda mi familia.
—No—le volví a responder sin vergüenza alguna—. No iré, punto final.
Ni medio lo dije, Chris me rodó los ojos, y me tomó la mano. No fue cosa de unos cuantos segundos, cuando él ya me tenía subiendo a mi habitación.
—¿Qué haces?—le pregunté mientras me iba resistiendo a sus jalones—. No te besaré bajo la ducha.
—Iremos a las buenas o a las malas
—¿A la ducha?
—No, a mi casa—él dijo en medio de una carcajada, y posteriormente llegamos a mi habitación.
Debo confesar que mi cuarto era un asco total. Mi ropa estaba tirada por todos lados, y ni se digan mis zapatos. En el piso habían pañuelos con mis mocos luciendo horrorosamente. Tenía fundas de comida chatarra a medio comer esparcidas en el piso... etc. Todo estaba asqueroso.
—Ya pareces Zabdiel—me dijo admirando sorprendido el piso.
Él no me soltó para nada la mano, y poniendo un tanto de fuerza me hizo sentar sobre la cama.
—¿Y que vas hacer?—yo lo miré con los brazos cruzados—¿Vas amarrarme a la cama, y me vas hacer cosquillas en el pie hasta que acepte?
—No soy tan primitivo—él me respondió y en seguida se puso abrir mi armario.
—¿Entonces?
Chris solo ignoró mi pregunta, y se puso a sacar ropa de los armadores.
—Una vez una fan me compartió un plan de secuestro infalible—él se veía tan contento, escarbando en la ropa colgada en los armadores—. A lo mejor lo use contigo.
—¿Y eso que tiene que ver con la invasión a mi privacidad?—le pregunté mirándolo escandalizada.
—Que antes de aplicártelo, necesito que apruebes tu ropa de fin de año—él miraba muy concentrado dos chaquetas de cuero. Una era negra y la otra roja.
—¿No sería más fácil que yo misma elija mi ropa?—le pregunté, poniéndome de pie
—¿Eso quiere decir que si irás conmigo a las buenas?
—No—yo me volví a sentar.
Por más que me puse a buscar las maneras de sacarlo de mi casa, para que por fin fuera a donde él en serio quería ir, no pude. No se me ocurría nada.
Sabiendo que no se iba a dejar vencer, solo lo miré hacer sus tonterías. Igual, cuando me pasara su atuendo escogido, no me lo pondría. Así de simple era esto.
—Creo que me gusta más este—dijo lanzándome a la cara la chaqueta roja de cuero—. Nunca te he visto usar rojo. Y creo que tú más que nadie debes saber lo mucho que me gusta eso.
—Algo me dice que me vas a vestir como Papá Noel—solté con una mueca de disgusto al imaginar tal agresión con el rojo.
—No, pero ganas no me faltan—él seguía concentrado, analizando vestidos colgados.
Después de sacar mil y un vestidos, finalmente optó por analizar dos vestidos cortos. Uno era negro de maga corta, y cuello en v, y otro blanco de tira delgada y cuello redondo. Ambos vestidos eran acampanados.
—¿Cuál se te verá mejor?
Alzó el vestido, y empezó a ponérmelo con la vista desde su posición. Era gracioso mirarlo con los ojos entrecerrados, moviendo en vestido con su vista en mi.
—Ninguno, porque no pienso arruinar tu cena familiar, así que no iré—yo me subí por completo sobre la cama, me quité mi bata y gateé hasta encontrar el pliegue de las sábanas. No sé ni como le hice pero en tiempo récord yo ya estaba debajo de mis sabanas bien abrigada.
—Creo que mejor te elijo un pantalón—él volvió a poner los vestidos en su lugar—. Ahorita está haciendo frío, y hoy saldremos a caminar por horas, así que... chao vestidos. Además no quisiera que te confundan con las viudas.
Ni en mis mejores sueño habría imaginado a Chris eligiendo mi outfit.
—Ni que estuviera tan deforme—le dije ofendida, aunque divertida.
—Me consta—él me miró fijamente, echándole un ojo con disimulo a mi cuerpo—. No eres para nada deforme.
Diablos, como era posible que con su sola mirada, de la nada haya hecho que varios grados hayan subido en mi temperatura.
—Coff.... Ya no busques más ropa.Como dije... pierdes tu tiempo. No iré—yo bostecé, y me acurruqué en mis sabanas.
—Cielo, ¿Dónde guardas los pantalones?
—Acabo de perder la memoria, así que no lo sé—cerré los ojos, y me concentré en hacerme la dormida.
Oía como Chris abría y cerraba cajones ruidosamente. Sentí también como ropa iba cayendo encima mio, pero no le presté atención. La verdad todo parecía tan normal, hasta que todo se volvió silencioso.
Eso si era anormal.
Por un momento creí que él se cansó de ser ignorado, y que finalmente se fue enojado, pero al abrir los ojos encontré un escenario que casi me causa un mini paro.
Él estaba parado, analizando con diversión un pedazo de tela frente a sus ojos. Más en especifico, él miraba... un hilo de encaje.
¡El idiota había encontrado mi ropa interior!
—¡CHRISTOPHER VELEZ!—solté saliendo de la cama en tiempo flash.
No sé ni como le hice pero en cosa de nada ya estaba cara a cara frente a él. Y como era obvio Chris se las había arreglado para esconder mi prenda en algún lugar.
—Yo... yo no encontraba los pantalones—él reía nerviosamente, mientras se alejaba cinco pasos de mi.
—¡ERES UN MALDITO PUERCO!—le grité golpeándolo con mis puños—. ¿Acaso te gustaría que me ponga a revisar tus calzones?
—La verdad no—él me dijo en medio de una risita.
Yo claro, escandalizada lo seguí golpeando. Y creo que tanto fue la fuerza con la que me abalancé, que terminé lanzándolo en el piso alfombrado. Mi persona quedó sobre su cuerpo.
—Diablos, ni siquiera sé porqué me avergüenzo de que hayas visto mi ropa interior—yo me lancé a un lado de él, tapándome la cara con la manos—. Igual tú ya viste hasta más, las otras dos veces cuando por poco hacemos el amor.
—Exacto—él dijo alegremente, y yo le di un golpe en el estómago. Chris se encogió de dolor, y yo sonreí gustosa.
—Eso no te da derecho a manosear mi ropa interior—yo me abaniqué con mis manos—. Y ya, mejor levántate para que vayas a cenar con tu familia.
—No me iré sin ti—él me comunicó mientras se recostaba sobre su codo—. Eso es lo ultimo que diré.
Chris se puso de pie, y luego me ayudó.Posteriormente nos miramos con una sonrisa ahogada por nuestra anterior situación.
—No iré, hombre terco—yo solté cansada, para luego ir a recostarme en mi camita, con todo un cobijas encima.
Sabía que él estaba loco, pero no creí que tanto. Creo que eso lo comprobé , cuando alzó las cobijas y me jaló de un pie.
—¿Te desvistes o te desvisto?—me dijo en cuanto lo miré sorprendida.
Chris estaba parado a un lado, con la supuesta ropa en su brazo.
—¡¿QUÉ CARAJOS CREES QUE HACES?!—yo me senté de un respingo queriendo volver a toparme con las cobijas.
—Repito... ¿te desvistes o te desvisto?
Yo era una persona de pocas pulgas, y la verdad no era como para andar pelando con una persona testaruda. Por lo general yo mandaba a la porra al que no aceptara mis condiciones. Recuerdo que varias veces me peleé con Andrés, por estarme insistiendo tanto. Pero creo que Chris siempre fue mi excepción. Simplemente dejé que él me siguiera molestando como mocoso, con respecto a que me fuera con él.
Él tenía un no se que, para que yo terminara cediendo fácilmente.
—¡Ya deja de molestar, y vete!—le solté malhumorada, pero Chris solo seguía sonriendo como niño en navidad.
—¿Qué eliges?
—Yo no me pienso rendir—fue lo único que le dije, volviendo a taparme con las sabanas.
—Entonces creo que haré yo el trabajo—lo oí decir, para después ser despojada de mis calientitas cobijas.
Chris estaba disfrutando de esto, y lo peor de todo es que yo también.
—A ver, alza los brazos—me ordenó con una sonrisa traviesa, pero yo solo me crucé de brazos mirándolo de mal genio.
El campantemente se sentó a mi lado, dejando la ropa a un lado felizmente, y así como si no fuera la gran cosa, puso sus manos en los bordes de mi camiseta.
—Ni siquiera lo vayas a intentar—le di una mirada asesina—. Juro que no te gustará nada lo que te haré si tan solo alzas un milímetro.
Creo que Chris me creyó, pues de pronto su tono de piel bajó varios colores.
—Entonces, sé buena y desviste tu misma—él me dijo desviando rápidamente su vista de mi.
—No lo haré—contrataqué clavándole la vista.
—Bien... entonces lo haré yo—él alzó los hombros y sin más me quitó mi blusa de tiras anchas dejándome en brasier.
—¡Hijo de la papaya!—reclamé mientras me cubría el busto con los brazos. Luego solo lancé un puntapie en algún lugar de la parte baja de Chris.
El idiota casi llora de dolor.
—Pue...puedo seguir cambiándote de ropa—Chris alzó su vista a mi, con dolor pero con risa a la vez—. Di que sí, Cielo. Ahorremonos el maltrato mutuo.
—¡No!
Mi respuesta fue el causante de que Chris se incorporara de un salto, y se abalanzara contra mi, con blusa en mano. La verdad solo noté cuando esta pasó por mi cabeza ahogándome.
—¡Ya no seas payaso!—dije entre risas por la manera en que peleaba con mis brazos que no querían entrar en la blusa. Yo solo me oponía a cada cosa que él intentaba.
En resumen, la escena estaba más o menos así; Chris encima mio (no sé como, pero estaba a horcajadas sobre mi) intentando atrapar mis brazos, y yo estaba moviéndome debajo de él como poseída, intentando escapar de mi agresor.
—¡Hijita de tu bendita madre!—él se quejó, cuando logré atrapar su mano para darle un mordisco
—¡Ya quítate!—le di un rodillazo en su entrepierna, y con un poco de fuerza lo tumbé de lado en la cama. Yo claro aproveché para atrapar a Chris debajo mio—. Hombre, ¿Qué carajos ocurre contigo? ¿Acaso siempre eres así de terco?
De pronto, luego que logré que Chris se quedara quieto debajo. Él me plantó la vista, y pasó algo que no vi venir jamás. Fue algo tan inusual que me dejó desarmada, con la única opción de ceder a todo lo que él me pidiera.
—Solo... solo intento ser una persona mejor para ti—Chris dijo liberando uno de sus brazos de mi agarre, y poniéndoselo sobre los ojos. Posteriormente escuché sus sollozos, mientras hacia un puchero que me destrozó el alma—. Creo que hasta... hasta hora no he hecho nada bien contigo.
Y así señoras y señores es como caía una chica ante el llanto de un hombre.
—¡Ay, no!—dije culpable, mientras me colocaba rápidamente la blusa que había quedado puesta a medias—Chris, no llores, yo... yo soy la bruta aquí. Y no te sientas, mal por creer que has hecho las cosas mal, al contrario siéntete bien porque tú has sido el único que has hecho todo correcto.
—Es que... es que....—él decía sorbiendo por la nariz, y cubriéndose con los dos brazos la cara.
Yo intenté descubrir su rostro, pero él solo se negaba mientras seguía sollozando ruidosamente.
—Chris, perdón—yo no sabía como manejar las cosas.
Habría imaginado muchas cosas de Chris, menos que se ponga a llorar como María Magdalena.
—Es que en serio te quiero mucho, Cielo. Y... y me duele que... que... no quieras compartir tiempo conmigo. Yo... yo no sé si pueda aguantar más.
Él tenía razón en lo ultimo. En los últimos encuentros básicamente hice de todo para repelerlo de mi.
¡Era una maldita bruja!
—Bien, hagamos algo—yo me quité de encima de él, y me puse de pie—. Ya no me comportaré tan arisca contigo. Yo... yo haré lo que tu quieras. Y es más, para que veas que hablo en serio con respecto a querer compartir todo el tiempo contigo, iré con tu familia y pasaremos el fin de año.
—¿Lo prometes por tu mamá?—él abrió sacó un ojo entre los dedos de una mano.
—Lo prometo—yo me quedé mirándolo a la expectativa—. Y ahora, levántate y espérame abajo. Voy a cambiarme de ropa.
—Ya no te creo nada, Cielo. Pienso que... que en cuando salga por esa puerta vas a encerrarte y jamás salir. Solo.. solo me quieres engañar para dejarme plantado—él dijo dándose la vuelta para quedar de espaldas-. En verdad... no... no se como hacer... para... para que tú cooperes en nuestra relación. Yo...
—No te estoy mintiendo. Solo me cambio y...
—¡Mientes!—él dijo tomando la almohada y poniéndosela sobre la cabeza. Aun seguia de espaldas a mi.
Sinceramente no se como aguantaba tanto drama de un chico.
—Okey, ya—yo un tanto molesta por su testarudez y falta de confianza, me quité ahí mismo mis shorts de la pijama—. ¡POR UN DEMONIO, YA ME ESTOY CAMBIANDO, ASÍ QUE YA DEJA DE LLORAR!—posteriormente me puse a buscar con la mirada los pantalones que él me había elegido. No sabía donde quedaron tirados luego de nuestra pelea.
Recorrí apresurada la habitación con la mirada, pero estos no aparecían.
—¿Buscas estos?—me dijo la voz de Chris, y yo regresé mi vista a él.
Ahí fue cuando me di cuenta que el manipulador, había estado jugando conmigo. Chris solo me sonreía sosteniendo en una mano los pantalones, mientras me miraba de arriba abajo, recostado cual rey en sus aposentos.
Tenía que haberlo sospechado desde un principio. Él idiota solo había fingido y no lo noté.
En mi defensa, actuó muy bien.
—¡Tragate esto!—yo le mostré el dedo del medio con mi cara vengativa, causando que él explotara en risas a más no poder. Yo en cambio con el mismo enojo caminé hasta él y le arranché mis pantalones.
Luego de ponerme la prenda ante su atenta mirada, fui a buscar un cepillo en mi cómoda.
—¿Así que solo debo llorarte para que no me ignores?—él puso detrás de mi, y me miró a través del espejo.
—Odio mirar a la gente llorar—yo lo miré con los ojos entrecerrados—. Y verte a ti en llanto, sabiendo que eres de las personas que tienden a ser payasos hasta en los momentos más serios, pues... ¡Me desesperé! Chris! Eso de verte a modo drama queen no es algo fácil de asimilar.
—Estoy pensando seriamente, en venir a picar cebolla a tu casa todos los días—él me guiñó un ojo, y yo me di la vuelta para encararlo.
—Ya no te voy a creer nada de ahora en adelante—le dije cruzándome de brazos—. Así te pongas a llorar, por estarte muriendo ya no te creeré.
—¿Así me esté muriendo de amor por ti?—me preguntó con una sonrisa coqueta, cuando bajó su mano por mi abdomen hasta llegar a los botones de mi pantalón.
—¿Qué haces?—dije alarmada, pues sus toques estaban enviando olas de calor por mi cuerpo.
¿Porqué estaba empezando a sentir con más intensidad la cercanía de Chris? ¿Y porqué sentía que Chris estaba más empalagoso de lo normal?
Al bajar la mirada, miré como él abrochó y luego subió el cierre de mi pantalón.
—Cuidate las espaldas—yo alcé una ceja retadoramente—. No soy de las personas que dejan pasar una broma como estas.
—¿Me estás amenazando?
—Conozco tus debilidades, Christopher—reí con inocencia—. Y así como te vencí hace años en un escenario, puedo vencerte en otros ámbitos que ni imaginas
—No me digas—él se me rió.
—Si te lo digo—yo lo tomé de la mano—. Y ahora... mejor vamos pronto para que puedas ir a cenar con tu familia.
Los hechizos de Fatima eran muy singulares. Cuando ella los hacia, no sucedia que al segundo ya empezaban a surgir efecto. La verdad solo iniciaban lentamente, hasta que de pronto sin saber como, ya estaba sumergida en ellos sin poder escapar.
Obvio ninguno de los dos se dio cuenta que poco a poco un hechizo de poción de "pasión" estaba empezando a dar efectos. Y precisamente en una noche del 31 de diciembre, casi nos volvemos locos (Literalmente locos de remate) por aquel hechizo cuyo poder siempre estuvo esperando la situación perfecta para explotar.
De seguro les va a entretener mucho el siguiente episodio de este final feliz...se los aseguro.
¡HOLA!
Primeramente gracias por esperar siglos por una actualización jaja. He estado muuuuy ocupada en mis asuntos de la universidad, pero ventajosamente ya los concluí. Ahora se puede decir que ya estoy disponible nuevamente para plantarme todo el día a escribir hasta que se me quite la inspiración jajaja.
¿Quieren llorar?
¿Quieren llorar de la risa? Jajaja, pues les aseguro que en el siguiente capitulo, nuestra Cielito y Chris tendrán que pasar por toda una odisea por su pasión desmedida que no hará mucha gracias jajajaja. Alguien pagará las consecuencias de sus actos.
Por cierto, aprovecho su atención para invitarles a leer mi nueva novela. Esta ya no es fanfic, es una novela juvenil más y se llama "Anti-Tú por siempre". Espero que les guste. Será mi primera vez publicando una novela con personajes enteramente ficticios y normales (Sobre todo normales). La verdad es una historia muy tierna, que a mi me ha llegado mucho. Ya iba rondándome en la cabeza desde hace más de un año, pero aún no me decidía. Creo que el hecho de sentirme de algun modo "limitada" con los personajes de un fanfic, me impulsó a publicar una novela fuera de ese estilo. La verdad a veces es un tanto complicado intentar acoplar tu imaginación con un personaje real, ejm Christopher. Siempre que lo escribo me tengo que cuestionar si en realidad el sería capaz de hacer o decir alguna cosa. A veces es un tanto pesado eso jajaja. Yo sé que las chicas que intentan escribir sobre el Chris de la realidad, me entienden.
Aun así yo amo escribir sobre el gato, el cual por cierto anduvo de manisuelta en Pretend. ¿Ya vieron el video? Me gustó mucho, sobre todo las partes de Zabdiel!!!! Y como spoiler... A lo mejor esta canción sea un buen soundtrack para los estrellados. Las dejo con la pica gggg.
Nos vemos en la siguiente actualización, bye bye!!!
PD: Le hice un Banner para la miniatura a la nove, así que si le quieren echar un ojo pásense al prologo o a la sinopsis. La verdad amé como quedó jajaja, hasta casi lo pongo de portada.
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