23. Sepultura de un amor




Mi vida era una maldita locura, desde que él libro empezó hacerse realidad. Básicamente cada día tenía algo muy inusual pasándome. A veces hasta creía estar en una novela de esas que les gusta a las madres.

Por lo general me pasaban cosas demasiado ridículas, y culpo a mi madre por ello.

—¡Has tus "abracadabra" y quítame los efectos de esa poción!—protesté por el teléfono, mientras me encontraba sentada en la vereda.

Ya llevaba casi media hora así.

—No se como hacerlo—ella seguía riéndose nerviosa—. Lo siento, en serio.

—¡¿Como puedes ser capaz de hacerme esto?!—exclamé con temor—. ¿Y ahora se supone que voy a convertirme en una cavernícola sexual?

—Pu... pues... no lo sé. Es que solo a veces mis hechizos si funcionan. Y no siempre logré que la poción haga efecto, solo unas cuantas veces.

—¿Así que puede que... hoy no me funcione?—suspiré aliviada

Al menos había una esperanza de que Chris y yo nos lancemos a crear a una bebé en cuanto nos viéramos. No nos encontrábamos preparados para algo así aun, o por lo menos no este día.

—Exacto—ella aseguró rápidamente—. Así que no te apures. Solo... solo evita a Chris y ya.

—Eso haré—yo miré hacia el cielo cansada—. Menos mal él no está cerca, sino...

La verdad no sentía algo algún efecto que se hiciera familiar a una poción de lujuria. Yo lo sentía todo normal, pero algo me decía que si Chris estaba cerca de mi, a lo mejor me ponía a modo "cazadora".

—Bueno, Cielo. Ya cumplí con informarte, así que me despido. Cuídate mucho—ella se quedó en silencio, y luego solo se rió divertida—. O quiero decir... no... mejor no te cuides. Así aparecerá más rápido Yuli.

—¡Fatima!—hablé escandalizada

—Wouu—ella seguía riéndose, ignorando mis reclamos—. Me pregunto como se pondrán ahora que les eché casi toda la botella.

—Cállate—dije malhumorada—. Y... más te vale que esto se me pase pronto.

—Descuida, a más tardar mañana en la mañana ya desaparecerán los efectos—ella me dijo alegremente, algo que me enfureció más—Nos vemos, Cielito lindo. Chau.

La chica me colgó el teléfono tan tranquilamente.

—¿Cómo se resiste a esta clase de cosas?—negué mientras miraba mi celular pensativa.

Chris no estaba cerca mio, y la verdad ahora mismo me estaba preguntando algo que no pensé en cuanto decidí retar a Chris.

Él no conocía mi casa.

—A lo mejor perdiéndose perdiéndose si llegó— concluí

Obvio yo no podía llegar a la casa, no ahora que básicamente estaba bajo un aparente hechizo de atracción fatal.

Lo mejor era decirle a Chris que se fuera a su casa, mientras que yo me inventaba alguna excusa para no llegar. En mi opinión, la mejor manera de no caer en los efectos de la poción de Fatima, era no estando cerca de Chris.

Como ya estaba decidido, saqué mi celular y le marqué. Afortunadamente él mismo se había encargado de darme su numero por mensajes de Instagram. 

Aún recuerdo el casi paro que me da cuando vi su flamante numeró escrito con un corazoncito al final. Juro que casi me quedo sin garganta por tanto gritar. 

En fin....

 Esperé por varios minutos en linea, hasta que finalmente contestó. 

—Soy Cielo... no... no te vayas asustar. Tú... tú me diste tu numero una vez, ¿recuerdas?

—Si, de hecho ya te tengo registrada  como Estrellita grande. ¿Dónde estás?—me dijo de una sola vez.

—¿Me tenías..?

Iba a preguntarle como es que ya me tenía registrada, pero él siguió hablando.

—Ya estoy afuera de tu casa, y te informo que me estoy haciendo viejo de tanto esperarte.  

—¿Cómo llegaste si no recordabas la dirección de mi casa?

—Fácil—él me dijo con suficiencia—. Llamé a tu amigo del alma, y él me pasó tu dirección a cambio del numero de Leslie.

—¿Desde cuando tienes el numero de Fer?—cuestioné boquiabierta. Eso podría explicar que haya tenido mi numero—. Y... y.... ¿Cuál Leslie?

—Lo tengo desde que nos hicimos mejores amigos, el día que te esperé en tu casa. Ambos charlamos e intercambiamos números. Me pareció buena idea tener alguien que conozca tus secretos oscuros—él dio un bostezo, mezclado de diversión—. Y en lo que respecta a Leslie... pues hablo de Leslie Grace. Tu quizás si la conozcas. 

—¡HIJO DE LA PAPAYA!—solté luego de un mini paro—. El desgraciado se quiere ligar hasta a las famosas—exclamé escandalizada-. Y... óyeme bien Chris. No le des mas números de chicas a ese pendejo. A menos que quieras meterte en problemas...

—Okey... porque ahora que lo recuerdo... me estaba pidiendo le consiga el numero de Becky G a cambio de las llaves de tu casa—él aseguró en medio de una carcajada—. Yo le dije que no podía claro, en primera porque no soy tan acosador como para pedir la llave de tu casa, y en segunda porque aún no tengo el numero de Becky.

—¡Ni se te ocurra aceptar el trato!—exclamé de inmediato. Sería tan extraño saber que Chris puede entrar a mi casa en cualquier momento.

Aunque quizás eso no podría ser tan malo...

¡No!

¡Si era malo, si era malo!

—No te preocupes, Cielo, no iba a aceptar las llaves. Aunque igual le iba a dar el numero en cuanto me lo pasen, de todas maneras ninguna de ellas le hubiera contestado—él se empezó a reír con ganas—. Lo más que hubiese logrado es que lo bloqueen.

—Menos mal— suspiré aliviada—. No me imaginaria a Fer, rompiéndoles el corazón a Becky G, o Leslie Grace.

Bueno... al menos las andanzas de mi amigo, me quitaron una capa de nervios.

—Oye, Cielo. ¿Ya vienes?—me preguntó con la voz baja—. Es que... es que... ya me urge...

—¡¿Urge?!—dije de inmediato, al borde de un ataque—. ¡¿Qué carajos te urge?! ¿Acaso crees que porque soy tu novia ya te puede urgir conmigo...?!

Ante lo que dije, Chris se partió de la risa. Básicamente me estaba dejando sorda con su risa escandalosa.

—¿Acaso imaginabas que yo te estaba esperando para...?—él seguía riéndose a todo pulmón—. A mi.. a mi... solo me urgía ir al baño. Quería que me prestes el de tu casa—. De pronto el bajó la voz, haciéndola carrasposa—. Aunque si tu quieres...

—¡NO!

Okey, admito que hice el ridículo.

—Tranquila—él soltó una carcajada—. Tampoco mueras de deseo por mi. Ya entendí.

—Es que digo "no" por muchas cosas, menos porque no te desee—solté sin querer, y en seguida me di un golpe en la frente.

Diablos, me estaba portando como bruta.

—Entonces que esperas para venir y calmar tu urgencia—él dijo en medio de risas—. Me ofrezco como sacrificio.

—Aja, si—solté con un carraspeo—. Mejor que el borrego regrese al matadero, porque no voy a poder llegar a mi casa.

—¿Qué?—Chris habló notablemente sorprendido.

—Es que... yo... olvidé algo en el bar, y me regresé. Luego encontré a las chicas, y... me llevaron a la casa de Paola, y...

—Las alcanzo, así que dame la dirección—él me dijo rápidamente—. Tengo que hablar contigo, en serio.

No lo podía ver. No cuando estaba propensa a comérmelo a besos (Y algo más) en caso de apenas verlo.

—Es una reunión de chicas—mentí con una risa inocente—. Ya sabes... una de esas antihombres, donde no eres bienvenido.

—Ah... entiendo—él dijo un tanto molesto—. Preferiste dejarme plantado, después de haberme tomado toda la noche para buscarte, y esperarte. Bien.

Parecía una desgraciada sin corazón. Pero no tenía otra opción.

—Prometo recompensártelo—afirmé apenada—. Haremos lo que tu quieras, el día que tu quieras.

—Trato hecho—él aseguró felizmente

—Bien, entonces me despido—dije con alivio, mientras me recostaba en la acera.

Tenía la tendencia amar el suelo. Literal, sea donde sea me gustaba sentarme o recostarme en el piso. Era tan relajante.

—Cuídate, bella. Y recuerda llamarme cuando llegues a tu casa—él me pidió y yo suspiré sin creérmelo.

Aun no me cabía que estaba teniendo el cariño y los cuidados de Chris; mi nuevo novio. Mucho menos me creía que él estaba atado a mi por un libro, y un suspuesto futuro cambiado.

¿Qué interesante mi caso, verdad?

—Te mandaré un mensaje. Y ahora... mejor vete a dormir—le ordené suavemente.

—No lo creo—él dio un bostezo—. Creo que regresaré con los chicos. Es que antes de ir al bar, por la corazonada que tuve de que estarías por ahí, pues... estaba con mis amigos en una fiesta en una casa. Y como no quiero morir de soledad sin ti, mejor voy con ellos.

—¿Acaso eres un búho? Tus horarios de estar despierto siempre son de madrugada. 

—Son las únicas horas donde puedo ser normal—él me respondió con un suspiro—. Solo a esas horas puedo salir y tener un poco de privacidad. Además en la madrugada se ponen buenos los centros nocturnos.

Ahora que él me mencionó su problema de privacidad, recordé lo que podría ser el precio de la fama. La verdad, casi siempre que  Chris volvía a Ecuador más se la pasaba encerrado en casas antes que al aire libre.

Vaya, y ahora lo sentiría en carne propia, pues a más de ser su novia, iba a ser su futura esposa y madre de su bebé. Al menos una pizca de acoso me la llevaría.  

Otro punto más que me hacia decir adiós a mi tranquila vida. 

—Ah, pues... en ese caso. Disfruta de los chicos—dije con sinceridad—. Te mereces un tiempo con ellos. Pero recuerda, no vayas a beber demasiado. Y si bebes, no conduzcas. Y si sales de vacile; en caso de que hayan chicas... recuerda a tu novia que te castrará si le eres infiel. Ah... y... si salen más tarde, procura abrigarte. Ahora mismo está chispeando...

—Pareces mi mamá—él soltó un risita y yo también.

—Me han dicho que como novia, soy mamá, así que más te vale que te acostumbres—dije bromista—. Bueno... me voy. Chao, Chris y mándales saludos a tus amigos.

—Así lo haré. Chao, mi amor—él me dijo, para posteriormente colgarme.

¿Porque de pronto me sentía en casa, al actuar con él como una pareja normal?

—Bueno, ahora si... volvamos a casa a encerrarme hasta que se me pase la calentura—me dije mientras miraba al Cielo.

Resignada me senté y luego me puse de pie. Lo mejor era regresar a mi casa y dormir un poco. Ya me hacia falta pues, creo que llevaba dos noches sin pegar un ojo a causa de los acontecimientos sobrenaturales.

(...)

Sinceramente creía que iba a ser algún tipo de loca, que se tendría que encerrar bajo llave, para no correr el peligro de salir hacerle el amor a su novio. Por un momento creía que eso de las pociones solo me haría perder el control de mis acciones, para convertirme en una enferma sexual, pero ventajosamente no. Lo único que sentí al irme a dormir fue antojos de comerme un pastel de chocolate, y muy temprano en la mañana solo se me antojó quedarme tumbada en la cama llorando. Y sip... nuevamente llorar.

Como resumen a mi estado de animo mañanero, solo les contaré que estaba en el aniversario del mes de la muerte de mi madre. Precisamente un 31 de diciembre sentí por ultima vez la mirada y el tacto de ella. Un dia como el 31, fue que su voz me habló por ultima vez.

Tú, serás feliz mi Cielo. Yo sé que así será

Esas ultimas palabras resultaron ser un presagio. Ciertamente, mi destino era vivir en un final feliz junto a Chris. Ella sabía hasta su ultimo segundo de vida, que así tendría que ser.

—Yo no quiero esta historia—dije entre sollozos, mientras me acurrucaba en la cama—. Si el precio a que sea feliz, era perderte, no lo quiero.

Aun me resultaba increíble saber, que el inocente hechizo que me alejaba de un chico malo, y me acercaba a un chico bueno, se convertiría en una maldición. Y pese a que Fatima me lo explicó con dibujos, aún habían muchas cosas que no me cuadraban en esa historia. O quizás solo era que quería desmentir aquel relato, para poder sentir paz al saber que mi madre en realidad murió por causas naturales. Así dolería menos, y me sentiría menos culpable.

—Y tu chico perfecto no resultó siendo tan perfecto después de todo—suspiré mientras me sentaba en la cama. Allí me puse a recordar a Andrés; el chico que llegó a interrumpir mi aparente vida con Chris.

Andrés solo llegó y me dejó sin Chris. Por el hechizo, creo que así fueron las cosas.

Con pesadez me puse de pie, y miré el reloj. Ya era más del medio día, y como conclusión saqué, que había estado llorando en mi cama desde la madrugada. Simplemente en cuanto me di cuenta que estaba en una fecha de aniversario fatal, mi corazón se rompió nuevamente.

Al recordar que mi madre murió, y al imaginar que la razón de su muerte podría ser una maldición, me entró una rabia conmigo misma. Incluso hasta aborrecí existir, pues si mi madre no hubiera hecho el inocente hechizo desde un principio, solo con el fin de hacerme feliz con un chico perfecto, ella nunca habría atraído a un contrahechizo. Si yo no hubiera existido, ella solo no habría tenido que protegerme, y por ende ni mis abuelos no hubieran sido acarreados en todo el asunto.

—Ya todo está hecho, Cielo—yo sorbí por la nariz y tomé de mi escritorio el libro escrito por mi mamá mirándolo fijamente—. No hagas que todo esta tragedia se haya dado en vano.

Una tragedia que no tenía caso. Sin duda solo mi felicidad amorosa, no debía costar vidas de personas inocentes. Era hasta ridículo.

En fin...

Con pijama puesta, y con la cara hinchada de tanto llorar, caminé hasta el estudio de mi abuelito. Realmente ese era un lugar en el cual amaba estar. Básicamente desde que llegué a Loja, solo me la pasaba metida allí, intentando sentir la presencia de mi "consentido". Simplemente con tan solo dar el primer paso, una ya podía retroceder el tiempo y caer en un pasado donde él aun seguía siendo mi acompañante de tarima.

—Hola, papito—susurré entrando a la habitación, cuyas paredes aun tenían pósters de él y su trío. De hecho hasta habían pósters y fotografías en donde salía junto a ellos. Pero sin duda la foto que más me llegaba al corazón, era la foto de mi abuelito abrazándome, debido a que lloré por haber ganado mi primer premio de canto.

—Te lo mereces mi vidaél acariciaba mis mejillas, inclinadose hacia mi. Tu voz es un hermoso secreto que el mundo debe descubrir. Yo me encargaré de eso.

—Pero me da vergüenza—solté en medio de una risita llorona—. Abuelito, no me gusta que la gente me mire cuando canto. Me da miedo.

—Si estoy contigo, verás como se te olvida el resto de la gente. Solo disfrutarás el paraíso de perderte en la letra y la melodía, lo prometo—él se incorporó y con cuidado me tomó en sus brazos.

—¿Siempre estarás conmigo cuando cante?— le pregunté feliz, mientra lo abrazaba por el cuello.

—Siempre, mi corazón—él me dio un beso en la frente—. Juntos por siempre.

Ese día empezó mi fase secreta de cantante. Un fase que solo perduró en mi niñez, pues luego que me fui a vivir con mi mamá a Quito, el sueño terminó. Yo simplemente olvidé mi amor por el canto, y me dediqué a mis nuevas amistades en la gran ciudad. Olvidé a mi compañero eterno de escenario.

Juro que me arrepentía siempre de haber olvidado mis aventuras de canto con mi abuelo, pues si no lo olvidaba, al menos habría disfrutado de compartir con él en un escenario, hasta sus últimos días de vida.

—¿Me permitirías usar a dienton?—le pregunté a la foto de mi abuelo, mientras me sentaba frente al piano. De pequeña lo había bautizado así por sus teclas que parecían dientes—. Necesito cantarte a nuestra jovencita. Mi madre era esa linda jovencita, ¿lo recuerdas?. Yo se que quieres que esa hermosa chica, escuche a su solitaria hija en donde quiera que esté. En serio necesito que me escuche.

Me odiaba a mi misma por no tener el valor de finalmente superarlos. Mi deber era ya no llorar por ellos, pero no podía. Yo simplemente siempre me aferraba a no perder lo que amaba, y así doliera yo no quería soltarlos. El extrañarlos era mi única manera de tenerlos conmigo.

Luego de repasar un poco las notas que milagrosamente recordé (En casa, estando sola y luego del funeral había sacado las notas para ella) yo finalmente me preparé para cantar. Era tiempo de mi pequeño homenaje para mi madre fallecida.

Tú eres la tristeza de mis ojos. Que lloran en silencio por tu amor. Me miro en el espejo y veo en mi rostro. El tiempo que he sufrido por tu adiósyo canté con la voz temblorosa, con mis ojos cerrados.

La melodía se mantuvo de sonando, dando paso a los arreglos que le había hecho como intermedio a la estrofa.

Obligo a que te olvide el pensamiento. Pues, siempre estoy pensando en el ayer. Prefiero estar dormida que despierta. De tanto que me duele que no estés.

Y así, entre sollozos y dolor, logré cantar y tocar "Amor eterno". Incluso, fui tan masoquista que repetí la canción, y la toqué con el mismo sentir.

Muriendo en vida era mi sentir.

Realmente no hallaba una solución para sentirme así. Antes creía que mi solución era mi perfecta vida con Andrés, pero ahora ya no la tenía. Ahora estaba sola, intentando hallar una salida para superar mi dolor.

Necesitaba algo que aminorara los efectos de factor que estaba destruyendo mi corazón.

Y así fue como mis deseos fueron complacidos, pues a mi celular entró una llamada que me sorprendió. Y sin duda, aunque no lo quiera admitir, ese fue un calmante para mi fatal sentir.

—Debo estar soñando—murmuré al sacar mi celular del bolsillo de mi chompa. La foto de Andrés en mi celular, anunciaba una llamada suya.

Ni siquiera me detuve a pensar en mi orgullo de chica. Lo único que quería era volver a tener a mi antigua excusa de olvidar el dolor, así que yo solo contesté sin siquiera esperar al segundo timbrazo.

—¿Hola?—contesté con voz nasal.

Iba a ser obvio para él, que estaba llorando a moco tendido.

—Hola, Celi—él dijo suavemente, causando que la paz empiece a invadirme. Su voz hacia eso en mi siempre.

Como idiotas ambos nos quedamos en silencio, solo analizando y midiendo el silencio incomodo por el teléfono.

—Cielo, yo...—él suspiró, y luego se aclaró la garganta—. Disculpa que te llame, pero en serio necesitaba saber como estabas. Quizás yo no tenga el derecho a esa información, pero quise apelar un poco a tu compasión. Yo sé que hoy es una fecha con un significado para ti, y realmente deseo acompañarte aunque sea a la distancia. Permiteme estar contigo por un momento, Cielo... porfavor.

Y así era como él me desarmaba en solo cuestión de segundos.

Sin querer, sonreí en medio de sollozos silenciosos. No quería que escuchara mi llanto de felicidad, a causa de saber que él aun me tenía en su mente. Todo volvía a estar como antes... cuando él y yo eramos tan felices, y donde eramos unos solo, sintiendo por ambos.

—Gracias—sollocé con el corazón enloquecido—. En serio... muchas gracias, mi amo... ¡Andrés! 

—No, gracias a ti por permitirme hablarte—él suspiró aparentemente aliviado—. Y bien... sé que no tiene lógica preguntarte como te encuentras, pues es más que obvio que no es nada fácil este día para ti, pero.. aún así... ¿quieres hablarme de eso? Desahógate conmigo si lo deseas.

Mi pañuelo de lagrimas, siempre había sido Andrés, y ahora nuevamente había vuelto a su trabajo.

—Para ponerte al tanto, solo debo decir que hoy es uno de los peores días de mi vida—le contesté en medio de una risita nostálgica.

—¿Y que podría hacer para mejorarlo?

—Tu voz basta, gracias Andy—solté sin poder evitarlo. 

—Si quieres entonces te regalo mi voz por toda la noche—él dijo alegremente y mi corazón latió fuerte. Me imaginé involuntariamente su sonrisa. 

—Te he extrañado—dije nuevamente sin anestesia.

Él se quedó en silencio, y yo hasta creí que colgaría pero no lo hizo.

—Yo también te extraño—él dijo en un susurro—. Y si no te digo todo lo demás que siento por ti, es porque simplemente te estoy dando un espacio. No quiero abrumarte con frases de amor o...

—Es mas que obvio que tú me amas, y que yo aún te amo con toda mi alma—dije con simpleza— Deberíamos ser idiotas para no asumir eso.

—Lo sé, pero... como te lo dije la ultima vez, es mejor darnos un espacio...

—Nuestro espacio no será solo un espacio. Será un abismo sin fin, te lo prometo—le dije con dolor. Yo sabía que debía olvidar a Andrés, pues mi deber era dejarme llevar por un hechizo mágico, donde mi coprotagonista no era él.

—¿Qué quieres decir?—él habló con cierto miedo en su tono de voz.

—Digo que a lo mejor cuando decidas volver, ya no estaré—aseguré con una risita para ocultar la verdad dolorosa. Al menos debía hacerla pasar por una broma.

—¿Me explicarías mejor?

Pensé: "Cuando regrese estaré mágicamente enamorada de mi amor platónico. Ya no seré la Cielo que ama a Andrés, sino la que ama a Christopher"

—Ya no estaré, porque... porque quizás salga del país—mentí en medio de una risita—. ¿Te asusté, verdad?

—Algo así—él respondió en voz baja. 

No sé porque pero sentí que su llamada la debía aprovechar. Y no precisamente para pedirle que me devolviera su amor, sino más bien para todo lo contrario. Sentía que debía despedirme de ese hermoso amor que me dio.

Presentía que luego de meterme de lleno en el hechizo con Chris, ya no tendría manera de escapar.

¡Así de complicada se hizo mi vida!

—Andrés, ¿quieres distraerme?—pregunté con la voz temblorosa

—Claro, Cielo. Solo dime que hacer, y lo haré—él me dijo sin pensarlo dos veces.

—Solo háblame—le pedí, mientras me recostaba nuevamente en mi cama—. Solo cuéntame sobre ti y tu nueva vida en México. Me haría muy feliz saber sobre tus triunfos. Créeme que tú felicidad es la mejor manera de hacerme feliz.

Claro que me costó asimilar aquello último, pero luego de haber calmado mi rabia y después de haber digerido el alcohol, comprendí que estaba siendo egoísta con él. Yo no debía haberle ni siquiera sugerido que abandone sus sueños por mi. También luego de haberlo meditado, comprendí que ese día también me comporté egoísta conmigo, pues sin duda no era justo para mi obligarme abandonarlo todo por él. 

Como sea, Andrés se la pasó hablando sobre su magnifico viaje de en sueño. Me habló de su vida en la productora, y como él se iba adaptando a las costumbres y a la manera de hablar de los mexicanos.

Como le dije a él mismo, su felicidad me hacia feliz. Eso era el incentivo que necesitaba para olvidar mi dolor a causa de mi madre, y para dejar a un lado la esperanza por volver con él. Al menos sabiendo que él sería feliz con sus logros profesionales, luego de mi partida de su vida, me daba más fuerza para abandonarlo por siempre.

Sin que se de cuenta, yo sollocé. Él hablaba alegremente de su rutina con varias celebridades de México, y yo mientras tanto me pellizcaba para distraer mi mente de llorar a moco tendido. No era nada fácil dar sepultura sentimental al ser que se había robado mi alma por 7 largos años.

Una parte de mi se la llevaría él, eso era seguro.

—Andrés...—interrumpí su relato de su encuentro con Eugenio Derbez—. En serio me alegra mucho todo lo que has pasado. Te lo mereces mucho, pues soy testigo de todo lo que luchaste. Tu pusiste alma, corazón y sacrificio en tu carrera, y no me sorprende hasta donde llegaste.

—Gracias, Celi—él me dijo animadamente—. Es tan loco todo lo que me está pasando.

—Lo sé—sonreí nostálgica—. Y no me sorprendería algún día verte dirigiendo alguna película que ganará un oscar. Tu talento es enorme, y sé que con el tiempo así será. Tu sueño apenas está iniciando.

—Te lo agradezco mucho—él parecía sonreír por el tono de su voz—. Y no lo habría logrado sin todo tu apoyo. Gracias, linda.

Yo quería seguir hablando con él, pero mi subconsciente me ordenaba parar con una conversación que me estaba haciendo más daño que bien. Ya era tiempo de dejar a Andrés atrás, por el bien de muchas personas.

Ahora si debía ser definitivo.

—Bien... Andrés, siento tener que decírtelo, pero ahora mismo estoy muy cansada. Creo que iré a comer algo y luego dormiré. Por pasar llorando toda la noche, casi ni dormí—le dije como excusa—. ¿Te importaría si cuelgo?

—No, claro que no, Cielo—él dijo con suavidad—. Mas bien discúlpame por interrumpir tus planes. Yo prefiero que descanses, así que ve, comete medio restaurante y luego duerme tranquila.

—Así lo haré—sonreí, con los ojos cerrados. Quería imaginar su rostro del otro lado del teléfono.

—Entonces, creo que colgaré—él me dijo suavemente.

Diablos era todo un alivio finalmente haber tenido una conversación pacifica con él, y más aún sabiendo que posiblemente esta era nuestra ultima conversación sabiendo que nos amábamos. Quien sabe que pasaría con nuestros sentimientos después.

Me dio miedo pensar que quizás mi amor por él se extinguiría... mágicamente.

—Adiós, Andrés. Yo espero...

—Tengo algo que decirte—él me interrumpió, y yo empecé a respirar dificultosamente—. Sé que últimamente no hemos tenido la mejor relación que digamos. Ambos hicimos cosas que quizás no nos enorgullecen, pero pese a eso quiero que sepas que te quiero mucho. Y no quiero que sientas que te tengo resentimiento, o que quizás estoy pidiendo un espacio porque de alguna manera te odio. No, Cielo. Solo lo hago para poder sanar, y poder superar lo que nos hicimos. Quiero hacer las cosas bien, para que en algún momento si tú así lo quieres, poder intentar algo. Solo el tiempo nos dirá si así será.

Y aquí era donde él volvía a darme esperanza. Ahora cuando no la quería por mi propio bien.

—Entiendo—logré decir—. Lo mismo digo. Pese a que estamos distanciados, igual te quiero. Más que mi novio, tú fuiste mi amigo, y espero nunca perder aquella relación. Eres una persona a la que siempre quisiera tener en mi vida, de cualquier manera, en cualquier tipo de relación.

—Pienso igual—él suspiró—. Y perdón si te hice daño...

—No pidas perdón. Los dos estamos a mano—afirmé con culpa—. Mejor intentemos olvidarlo todo, y más bien concentrémonos en nosotros por separado. Por ejemplo tú tienes mucho en lo que ocuparte con respecto a tu carrera. Creo que eso será un buen distractor para nuestra pausa.

—Bien—afirmó resignado—. Pero... aún así, perdón por haberte sometido a esta pausa. Yo se que no querías.

—Tú hiciste lo correcto—le dije con la voz temblorosa—. Es lo mejor para ti. Así podrás sanar, y fortalecer tu corazón para nuevas oportunidades.

Una nueva chica quizás estaría esperando por él. Yo ya no podría ser más su chica.

—¿Es decir...?

—Sea cual sea el resultado luego de nuestro "espacio", quiero que sepas que siempre fuiste una persona importante para mi. Y siempre tendrás un lugar en mi corazón. Siempre; escúchame bien, siempre serás mi primer amor. Eso no te lo quitará nadie.

—Porque siento que te despides...

—Soy dramática, así que ya debes acostumbrarte— reí nostálgicamente, ocultando mi llanto-. Solo lo digo por si no quieras volver conmigo después. Aunque te vayas con otra persona, no te guardaría rencor, lo prometo. Al contrario, te seguiré queriendo como mi bello amigo.

—Cielo, no digas esas cosas...

—Solo el tiempo nos dirá si esto funcionará—le dije en un sollozo—. Te amo mucho, Andrés. Y realmente quiero que las cosas salgan bien para ti al final de todo.

—No asumas lo que pasará...

—Ni tú asumas lo que no pasará—le dije cortante—. Y ahora, solo... solo acepta mis palabras, y sigue con tu vida. Pero por favor, no me vayas abandonar del todo. Aunque estemos en un espacio, quiero que al menos me trates como tu amiga de vez en cuando.

—No quiero que te pongas así—él parecía preocupado—. Nunca fue mi intención ponerte triste con esta llamada.

—Lo sé. No te preocupes—sonreí falsamente—. Es solo que ando como niña llorona a causa del aniversario de fallecimiento de mi mamá.

—No creo que sea solo por eso

—Andrés, descuida. Ya estoy bien. Y si me puse sentimental, fue porque miré desde todas las perspectivas el resultado de nuestro espacio. Solo soy realista.

Él se quedó callado, pues solo su respiración forzada se escuchaba.

—Espero no arrepentirme de lo que hice—él dijo de la nada con la voz temblorosa—. Por Dios, espero que realmente este espacio sea bueno para los dos.

—Lo será—dije insegura

—Los dos sanaremos al final, y la felicidad volverá—hablé entre sollozos—. Yo me encargaré de hallar la felicidad para ti, y para mi.

Mi felicidad estaba con Chris al final de todo, y la de Andrés... bueno... no lo sabía. Pero así como yo iba a ser feliz con otro chico, yo también hallaría la felicidad para él. Así me toque emperejarlo con una chica perfecta, yo haría que él no sintiera mi ausencia.

—Dime... ¿Por qué... porque siento que te pierdo?

—No me perderás—murmuré con una sonrisa adolorida. En mis planes estaba al menos mantenerlo como mi amigo—. Y bien, dejemos el drama y más bien despidámonos. Se que tienes una cita con productores de televisa, así que... ve. No llegues tarde, y disfruta de la propuesta que te harán.

Andrés no me dijo nada por un buen rato.

—Te quiero mucho, Cielo. Siempre recuerda eso.

—Igual—concordé, mientras me abrazaba a la almohada con fuerza—. Entonces... creo... creo que mejor cuelgo. Se te hace tarde.

—Si claro

—Adios, Andrés. Suerte en todo—le dije como ultimas palabras, sintiendo una puñalada en el pecho. 

—Adios, Cielo—él me dijo animadamente. No se sospechaba de mis planes. 

Ambos colgamos la llamada, y yo por mi parte me quedé sola en una enorme casa, temiendo por mi futuro. Realmente no sabía que clase de futuro me quedaba sin Andres, pero debía buscarlo. Y Chris estaba allí para darme uno nuevo.

Rogaba a todos los cielos porque mi futuro con él valiera la pena. Esta vez si estaba dispuesta a dejarme llevar, y aceptar mi vida feliz con él. Por el bien de todos, y porque valiera la pena el sacrificio de mis seres amados, pondría todo mi empeño por solo tener a Chris en mi corazón.

Era momento de dejarme llevar por él, y perderme con él por siempre.

Mientras aún intentaba asimilar mi despedida secreto, de pronto Andrés había llegado a empeorarlo todo. El muy idiota me había mandado mediante un mensaje de whattsapp el link de su canción favorita, y además la que él ocupaba para pedirme perdón cuando yo me molestaba con él.

Please Forgive Me de Bryan Adams estaba sonando.

Nota: XD amo tanto esta canción jajaja. Si quieren lean la letra jejeje, tiene mucho que ver con Andrés y Cielo. 

https://youtu.be/XExY-AsjB4c

Creo que permanecí perdida en esa canción por lo que me pareció una eternidad, pues mientras esta sonaba yo iba recordando los momentos que viví con Andrés, y los iba sepultando en mi corazón. A veces hasta deseaba que la canción no parara, para así poder tener una excusa más para seguir aferrándome a Andrés.

Un 31 de diciembre murió mi madre, y así mismo murió mi amor por Andrés.




Holi!!! A los años que paso por aquí. 

Jajaja, ya extrañaba a mis estrellados, ¿ustedes no?

Bueno... como ya ven, Andrecito se quedó fuera para dar paso a nuestro Christopher. Uy... mejor vayan preparando suspiros, y risas para el siguiente cap. Aún hay algo pendiente para nuestra parejita de tortolos hechizados jajajja. 

Como adelanto, el siguiente capitulo se desarrollará en el 31 de diciembre del 2017, asi que... tal vez vean una que otra viuda (Tradición ecuatoriana para fin de año). La verdad disfruté mucho de escribir el siguiente cap (Sip, ya está escrito pero no editado jajaja). Allí veremos como este par finalmente va calentando motores para el amorcito cursi jajaja. 

Nos vemos jejeje, abracitos y besitos. Bye. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top