1. Primer encuentro
Capitulo dedicado a: @ArianaEsc y @EderThompson (Gracias chicas bellas, por darme su visto bueno con respecto a la nove. Créanme que tengo en la mente la emoción que tenían por esta nueva novela. Jajajaja, aquí te va el primer cap que me pedías ArianaEsc jajajajaja, para que ya no sigas con la intriga)
Ya no resisto para empezar esta novela jajajajjaa.
¿Cómo un libro podía ser capaz de convertir mi vida en un manicomio?
Un maldito libro, desmanteló mi vida.
Un maldito libro, me condenó a Christopher Vélez.
Aquí estaba yo, sentada en mi escritorio bajo la luz de una lampara, mirando la supuesta solución al dilema que los dos teníamos. Un dichoso libro era esa arma.
Como ya todo estaba listo para salir al lugar al cual debía llevar el libro, lo tomé en mis brazos y subí a la terraza a tomar un poco de aire. Creía que con un poco de eso, podría tomar valor para ir al lugar de los hechos.
Sentía un vacío en el corazón por lo que iba hacer, no lo niego. Una parte de mi se aferraba a Chris, y no lo quería soltar.
Pero esto era lo que él quería, y se lo iba a dar.
Cuando llegué al espacio desolado de mi terraza, me senté en mi hamaca mirando fijamente el firmamento abundante de estrellas. Todo parecía tan pacifico, al contrario de como mi alma estaba ahora.
Como masoquista que era, decidí invocar en mi mente a los hermosos recuerdos que obtuve con Chris, así que saqué mi celular para poner mi canción favorita, recién proclamada; noche inolvidable.
Definitivamente, una noche inolvidable, fue la que Chris y yo vivimos, y por la cual llegué a conocer a mi corazón. Por ello finalmente entendí los gritos desesperados que mi idiota corazón decía cuando miraba a Chris. Con ello finalmente el corazón ganó a la razón.
Con esa canción hasta se me hizo sentir las manos de Chris sobre mi cuerpo, sus besos, sus caricias, y sus dulces palabras que me dieron una esperanza de que todo podría resultar para nosotros.
Solo me mentía a mi misma, pues en la realidad no cabía la esperanza con él.
Flash back
—Exacto, lo que menos quiero en este mundo, es tener un vida contigo—yo le solté con rabia
—¡Pues yo tampoco quiero nada contigo!—él se acercó a mi peligrosamente
—¡Sí, okey!
Chris respiraba con dificultad, sus fosas nasales se abrían y cerraban tenebrosamente.
—De todas maneras no estoy listo para esto—él apretaba los labios fuertemente—. No contigo.
—Perfecto, entonces no te voy a condenar a estar conmigo—yo le dije sintiendo como mi corazón se desgarraba—. Haré todo lo que me dijeron, y en unos pocos días tendrás de vuelta tu vida.
—¿Todo volverá a ser como antes?—él me evaluaba con el ceño fruncido
—Exacto, tú volverás a tener una vida sin mi. Yo misma me voy a encargar de no aparecer en tu nueva historia—dije, con la voz en un hilo, poniendo una mano sobre mi vientre—. Volverás a estar solo, sin nosotros.
—Sin ti—él corrigió, mirando mi vientre pensativo.
—Okey, pero si no me quieres a mi, al fréjol tampoco—yo solté bajando la vista al piso—. Es decir... si no quieres un final feliz conmigo, tampoco existirá el fréjol.
Fin del flash back
Mi mente se llenó de escenas donde yo pasaba momentos hermosos con Christopher, causando que se alborote cada pedazo de mi ser.
Con el tiempo, él se convirtió en alguien distinto conmigo, ya no era el Christopher que conocí cuando inició la trama de la "novela mágica". Él se había convertido de pronto en el chico soñado que mi madre intentó describir.
—Detén esta locura por favor—yo me limpié una lágrima, y me puse de pie.
Con desgano, entré de nuevo a mi casa, y bajé al primer piso. Allí tomé mi celular para comprobar la hora. Ya era la una de la mañana, y con esa posición del reloj, me di cuenta que ya no había esperanza.
Él no apareció, y con eso me dio su respuesta.
—¿Un final sin mí?... okey, te lo daré—yo cogí mis llaves de la mesa de la cocina, y salí a paso rápido hasta la puerta de salida de mi casa, sosteniendo fuertemente en mi mano el causante del desenla...
¡PAREN LA ESCENA, QUE AUN NO ES TIEMPO PARA QUE LOS LECTORES SEPAN SOBRE EL FINAL!
Cof, cof, cof
Bueno... yo sé que se deben estar preguntando que acaba de pasar. Pues... ustedes y yo, nos encontrábamos en el desenlace de una novela de amor... o más bien dicho una novela de terror.
Carajo Chris, tú la hiciste así.
En fin...
Creo que lo correcto ahora es iniciar con presentaciones y cosas por el estilo, porque obviamente no saben quien soy, y tampoco sé quienes son los curiosos que llegaron a indagar sobre mi estúpida historia de ciencia ficción.
Siendo así, empezaré.
Mi nombre es Cielo, aunque más me llaman como Celi.
Y si, ya sé que mi nombre no es muy común que digamos. Me han hecho mucho bullying al respecto desde que era una mocosa.
Tengo 22 años, tengo el cabello castaño con rayos rubios, ojos color miel y mi piel es pálida. Suelo ser una chica muy aventurera que ama la naturaleza...
Okey ya...
Estoy mas que segura que les vale un carajo, saber sobre mi aspecto físico, o sobre la descripción de mi personalidad. Lo entiendo, porque toda esa introducción en las novelas que suelo leer, me parece mucha lata. Yo siempre evito eso cuando escribo mis novelas, porque prefiero dejar eso al gusto del lector. Por cierto yo soy escritora, como mi madre.
Yo sé que se deben estar preguntando, donde es que empieza toda la trama prometida. Ustedes quieren ir al grano, yo lo sé. Quieren que la acción empiece.
Bien, les voy a dar el gusto, así que acompáñenme a vivir la estúpida historia que mi madre me escribió. Aquella historia que estoy obligada a vivir con Christopher Vélez.
Bienvenidos, a mi profecía de un final feliz.
Meses antes del final feliz.
Extrañaba a mi madre con toda mi alma.
Desde que había nacido, ella se había hecho cargo de mi sin importar que mi padre se esfumó de la faz de la tierra. Ella fue mi ángel caído del cielo, sin el cual me costaba respirar.
Habían pasado dos semanas desde que fue su entierro, y aun no me podía quitar de la mente sus ultimas palabras dichas por su hermosa voz.
"Tu serás feliz, mi cielo. Yo sé que así será"
Era difícil perder al único ser que era mi apoyo incondicional, y que me amaba sin medida. En el mundo no tenía a nadie más. Por eso es que maldecía al maldito cáncer que me arrebató a mi madre. Ella no se merecía eso.
—¿Vas acosar a los cinco?—me preguntó mi vecino Christopher, al verme sacar del patio delantero mi motoneta color rosa.
—¿Se nota mucho?—yo puse pose de maniquí, para que el niño de diez años pudiera admirar mi camiseta que de Cnco que tenía sus caras estampadas por cada centímetro de la tela.
—Celi, es obvio. Hasta llevas tu mochila estampada con esos feos. Y eso que no cuento la gorra que dice cncowner de corazón.
Christopher; mi vecino, me caía muy bien. Él era un buen compañero de conversación cuando me lo encontraba. Y me caía aun mejor, porque llevaba el nombre de mi amor platónico Christopher Vélez.
—Es que tengo que aprovechar la ocasión para lucir mis artículos de colección. Porque cuando ellos andan fuera del país, mis camisetas andan más empolvadas que quien—yo me subí en mi motoneta, y me puse el casco—. Además, así ojalá me pongan un poco más de atención. Planeo seguirlos a donde sea que vayan hoy.
—Procura que no te atrape la policía—él se reía arrimándose a mi moto.
—No lo creo, y si me atrapan... ¿Tú me sacarías?—pregunté en broma
—¿Cuando me darías a cambio?—él se quedó pensando
—Un beso que jamás olvidarás—le sonreí con cara de inocencia, y él se sonrojo.
Era divertido saber que tenía un vecino de 10 años enamorado en secreto de mi. Eso era una ventaja, sobre todo cuando necesitaba de algún favor, porque él no se me negaba a nada.
—Lo haré—él asintió rápidamente.
—Okey, confió en ti.
Sin más me puse mis audífonos, y en mi celular puse mi lista de reproducción favorita. La primera canción que dio inicio con mi concierto personal, fueBitter Sweet Symphony de The Verve; mi canción favorita.
Luego de despedirme de Christopher con la mano, yo encendí mi moto, y finalmente me puse en marcha.
—Estas loca, Celi—me dije a mi misma, mientras la moto iba por el tráfico.
Era la primera vez que salía con alguien, hacer cosas que distrajeran mi mente luego de la muerte de mi madre.
Con el tiempo me daría cuenta que esa actividad que elegí se convertiría en el mayor error de mi vida.
En fin...
Como plan del día había pensado en ir acosar a mis amores favoritos, llamados Cnco. Ellos estaban en Quito, con el motivo de grabar un video musical de uno de sus nuevos singles; Mamita.
Mis amigas me dijeron que tenían un plan maestro para poder conocerlo, y tomarnos una foto con ellos, pero ciertamente se me hacia caso imposible. Según lo que me habían contado, se cargaban encima a la policía nacional, metropolitana y privada. Ni siquiera el presidente del Ecuador se me hizo tan resguardado.
Mis pensamientos de pronto fueron interrumpido por el tono de mi celular en mis audífonos. Automáticamente después de unos timbrazos, alguien me habló.
—Hola amor, ¿donde estás?—me preguntó Andrés. Mi bello y amoroso novio. La futura victima de Chris y yo.
—Exactamente estoy por el centro. Rumbo acosar a tus enemigos—dije en broma, y él reía por el otro lado.
—No me caen mal, solo que a veces les pones más atención a ellos que a mi. Sobre todo al que es ecuatoriano. Recuerda la vez que me plantaste solo porque tenías que verlo en la presentación en los Billboard. Dijiste que como era la primera vez que un ecuatoriano pisaba un escenario así, debíamos aplazar nuestra salida para que puedas verlo en vivo. Y eso que no cuento otras premiaciones—él me dijo con rencor fingido—. Lo prefieres al greñudo ese, que al chico que te lleva morocho con empanadas cada tarde que hace frío.
—Amorcito, tú sabes que te amo con el alma. Ni el gato Christopher Vélez te sacaría de mi corazón—dije con voz de niñita—. Tú no me ignoras como él, y es por eso que te amo más—yo hablaba, mientras paraba a causa del semáforo.
—Exacto, yo si te correspondo con amor—él suspiró divertido—. Bien niña, aunque aguantándome los celos, te deseo suerte en tu acoso. Ojalá y veas al chico con el que me traicionas cada que duermes. Yo sé que te lo sueñas todos los días, no me engañas.
—En primer lugar, gracias por tu apoyo. Estoy que cruzo los dedos para poder encontrarlos y robarles besos a cada uno—sonreí, poniendo andar de nuevo mi motoneta—. Y en segundo yo no sueño con él cada día, solo tres o cuatro veces a la semana. Si supieras que sueños húmedos tengo.
—Como cuando el Cielo se puso oscuro—él dijo en referencia a mi nombre soltando un risita—. Bueno, si lo vez dile que lo odio por despertar en ti, pensamientos tan pecaminosos. Y por otro lado, me alegra que salgas a distraerte.
Yo sabía que él se refería a mi estado de animo, donde no me daban ganas ni de salir de mi cama. Sí, en los últimos días había estado así por la muerte de mi madre, pero él junto a mis amigas lograron convencerme de levantarme para ir acosar a mis amores que aparecían una vez al año.
—Nena, cuídate mucho. Y procura no secuestrarlos o violarlos—él me dijo en broma—. Nos vemos, guapa. Ya tengo que regresar al trabajo.
—Suerte con los mocosos—le dije divertida. Sabía que me refería a sus alumnos de la escuela de artes visuales.
—Suerte con tus mocosos—él soltó una risita burlona.
Luego que colgó, la música volvió a sonar por mis audífonos, y nuevamente me ambienté en el acoso a mis silencios.
Ahora era cuando iba a conocer al frentón y greñudo que me iba a robar el alma.
(...)
Siendo aproximadamente las 9 de la mañana, fuimos a unos de los lugares donde los chicos harían grabaciones. Y lo que logramos averiguar a los guardias de seguridad, era que la iglesia de la Basílica Del Voto Nacional quedaría por completo desierta en cuestión de minutos, porque así estaba especificado en el oficio, donde se reservaba el lugar para la grabación.
—¡Yo me escondo en el basurero!—me decía Estefy, mientras caminábamos por el puente interno que nos llevaría al exterior de las torres de la gigantesca iglesia.
—Opino que nos escondamos en los balcones, no creo que los de seguridad se pongan a rebuscar fans ahí. Además vi que hay unos huecos entre las tejas donde podemos escondernos—dije, espiando apresurada a nuestro alrededor. Ya mismo estarían por aparecer los de seguridad.
Supuestamente, ya los de seguridad estaban haciendo un barrido por cada rincón de la iglesia para sacar a toda la gente. Necesitaban esa gigantesca iglesia sin un alma.
—¡Mejor nos vamos!—rogaba Mary, mirando nerviosa al final del puente, por donde llegarían los de seguridad hacer el barrido de la zona donde estábamos.
—¡No molestes Mary, ya estamos aquí, y no nos vamos a ir sin verlos!—dije Estefy, mientras subía por una escalera que daba vértigo y que nos llevaría a uno de los balcones.
—¡Estamos infringiendo la ley!—recalcaba mi amiga Mary—. Además vamos a ser las únicas merodeando esta iglesia de ultratumba. No hay nadie, solo estamos nosotras y eso da miedo. Juro que debe haber fantasmas aquí.
—Mucho mejor, porque así no va haber nadie que nos moleste en cuanto los chicos suban a la torre a grabar. Los vamos a tener para nosotras solitas—yo alcé una ceja presumida.
Cuando llegamos a la parte externa de la fachada de la iglesia, estando a muchísimos metros de la planta baja, oímos voces provenientes de la parte interna de la iglesia.
—¡Escóndete!—habló Estefy dándome un codazo que me dolió hasta el alma—¡Mierda, nos van a sacar!
Con el alma en un hilo, nos fuimos corriendo como alma que lleva el diablo a buscar un sitio donde escondernos por el balcón, encontrándonos así con espacios huecos entre las tejas de la fachada de la iglesia. Menos mal el techo estaba a nuestro alcance.
Con la mayor rapidez, nos subimos al techo, y con en silencio nos recostamos allí, sin importarnos el miedo a encontrarnos con la orilla del tejado, que de seguro nos tragaría hasta unos diez pisos más abajo.
—¿A que hora llegan?—preguntó un tipo que traía un woki toki en su mano
—En media hora ya van. Ahorita están por la Ruta Viva, grabando algunas escenas—decía una voz femenina—. ¿Ya no hay nadie adentro de la iglesia?
—No, ya sacamos a toda la gente—él le informó mientras se oía sus pasos por debajo de nosotras.
—¡Esas chicas están locas!— se reía la mujer del otro lado—. Hace ratito sacamos a unas chicas que se estaban escondiendo en el baño para quedarse.
—Y eso que no contamos al montón que está en la calle gritando—reía el otro chico—. Bueno, mejor bajo a comer algo antes que vengan esos chicos. Me tocará ayudar hacerles de guardaespaldas.
—Sí, Juanito, mejor baja a comer algo porque luego que ya lleguen va a ser imposible.
Escuchamos de repente ruidos del rechinar de la madera en la escalera de acceso a donde estábamos, lo que nos dio la pauta de que el tipo de seguridad se había ido.
—¡Voy a ver!—dije, mientras me bajaba con cuidado del techo.
Cuando saqué la cabeza por la entrada, y al mirar hacia abajo, noté que no había absolutamente nadie, por lo cual les informé a mis amigas para que bajen.
Nos detuvimos por un buen rato analizar nuestra situación allí sentadas, y haciendo nuestros cálculos para poder encontrarlos sin armar tanto escándalo, concluimos que debíamos regresar por donde vinimos. Exactamente por las escaleras serpenteantes que se conectaban con el único ascensor que permitía acceder a la iglesia. Esa era la única ruta por la cual Cnco debería subir para grabar sus escenas.
No tenían escape de nosotras. Sea como sea los íbamos a encontrar.
—Esperemos en las escaleras—sugerí mientras regresábamos por el puente interno, rumbo a las dichosas escaleras, caminando sigilosamente para no hacer ruido.
—Mejor nos vamos, aun estamos a tiempo. No es correcto que estemos aquí—decía Mary mirando la iglesia en un silencio sepulcral. Nuestras voces sonaban como de ultratumba, sobre todo por la oscuridad que nos envolvía.
—No seas aburrida—dije en broma, mientras pasábamos corriendo por un hall que nos llevaría a las benditas gradas de acceso.
—Además no somos las únicas que están esperándolos—nos informó Estefy, mientras espiaba por los enormes ventanales—. Parece que en el patio están chicas que tal vez sean familiares de las personas que trabajan aquí. Si nos preguntan quienes somos, solo les decimos que el supervisor es nuestro tío. Punto final.
Luego de unos minutos, llegamos a las escaleras, y con cierto temor bajamos, pues la oscuridad en el fondo era muy tenebrosa, y eso sin contar que el paso era en extremo estrecho.
—¡Carajo, ahí adentro hay demonios, yo lo sé!— aseguré asustada y luego empecé a descender.
—Si yo veo a Christopher le voy a robar un buen destrampe—contaba Estefy en un eco. A duras penas lograba verla—. Es ahora o nunca.
—Es que esos labios, son tan...—yo simulé que me limpiaba la baba—. Los besaría hasta que se me hinchen los labios. Lastima que tengo novio, porque sino yo primera me le hubiera lanzado a besarlo.
—Yo que tú, si lo traicionara aunque sea por esta vez—Estefy dijo burlona—. Es que así te quitas la curiosidad de saber que tan bien besan esos labios carnositos. Uy, solo de pensarlos se me alborota todo.
—No, que va. Estaría loca, si lo hago.
—Bueno, mientras ustedes piensan en ser abusivas con los chicos, yo voy a repasar el poema que le hice a Zabdi—Mary, se aclaró la garganta y empezó recitar—. Un príncipe azul llegó a mi puerta...
—Ya no más—protesté, poniéndole una mano en la boca—. Llevas repasando ese poema desde que entramos a la iglesia. Ya cállate, mujer.
—En lugar de un poema, yo le diera una nalgada a Zabdi—habló Estefy con una risita
—No, pobrecito.
Cuando encontramos un lugar adecuado para esperarlos, justo afuera del ascensor, nos sentamos a esperar.
Creo que pasaron horas completas, hasta que de pronto desde afuera de la iglesia empezaron los gritos ensordecedores de chicas, lo que nos dijo que ya era hora de conocer a nuestros bellos amores.
—¡Llegaron!—Estefy, se paró de un salto—. Puta madre, estoy temblando.
—Y yo—dije, mientras me ponía de pie para sacudirme un poco
—Ahora es cuando Celi—Estefy me sacudió de los hombros—. Yo quería robarle un beso, pero mejor hazlo tú. Tú eres más Chrisvelnática que yo.
—No, gracias. Con una fotito estoy más que feliz—aseguré, rodando los ojos.
Desde siempre mis amigas me molestaban con que llegaría el día donde se me olvidara mi amor por Andrés a causa de Chris (Las estúpidas tuvieron razón al final de todo). Creo que yo mismo me buscaba esas suposiciones, pues me gustaba tener platicas picantes sobre las fotos que Chris iba publicando, aunque obvio solo lo hacia por jugar.
—Chris se besa con todo el mundo, así que no creo que se queje de los besos de Celi—Estefy me dio una mirada picara—. Además la muchacha, está como quiere. Quien sabe que le guste tanto que la invite a algo más.
—¡Que la boca se te haga chicharrón!—decía Mary escandalizada—. Y mejor no la tientes, que luego nos traiciona a Andrecito.
—Pues ni aunque se me pusiera de rodillas por una noche loca, lo acepto—aseguré alzando los hombros. Yo no le hago eso a mi amorcito.
—Ashh, bueno. Entonces yo si le entro—Estefy, se empezó acomodar la ropa. Principalmente acomodaba su escote.
—No estarás hablando en serio—hablé mirandola con los ojos abiertos, pero ella no me respondió.
Los gritos habían disminuido por un tiempo, y absolutamente no había ninguna señal de vida. Incluso llegamos a creer que llevarían a los chicos por otro lugar, donde jamás los encontraríamos.
Eso hubiera sido lo mejor, en ese entonces.
Cuando estábamos por perder las esperanzas, escuchamos pasos sordos acercarse a nosotros desde abajo. Al instante nos pusimos de pie, mirándonos entre todas.
—¡Sube rápido esos equipos, que ya viene atrás!—dijo un señor con un chaleco verde. Al parecer era uno de los de producción. Detrás de él subían otros dos tipos cargando unas cajas negras—. Ya todo debe estar listo, cuando esos chicos suban.
Al vernos paradas haciéndonos las que no pasa nada, solo nos echaron una mirada de duda, y siguieron subiendo en silencio a nuestro lado. Claro que por la estreches, nos tuvimos que apegar a la pared como chicle.
Al poco rato que subieron, nuevamente uno de ellos volvió a bajar, y nos clavó una mirada burlona. Al parecer ya descubrió que eramos infiltradas.
—¿Son fans?—nos preguntó sonriente, y nosotras asentimos nerviosas—. Les cuento que los chicos ya están esperando el ascensor por abajo. Esperenlos que ya mismo están por aquí.
—¿Y vienen con seguridad?—preguntó Mary
—Como no caben muchos en el ascensor, deben venir solos. Además como se supone que no hay nadie por acá arriba no necesitan de alguien que los escolte. Tranquilas, que si los van a poder ver y tomarse fotos.
—Gracias señor—le sonreí al amigable señor
—Pero procuren hacerlo pronto porque atrás de ellos venían unas señoras de logística, todas amargadas, que por poco y no quería que los miren a esos muchachos.
—Bien... gracias por la información.
—De nada, y suerte—él se despidió con la mano y descendió aun más por las escaleras a nuestro costado.
La espera se me hizo interminable, sobre todo cuando vi como el ascensor empezó la cuenta de los pisos que iban subiendo.
—No puedo más—sollozó Estefy, abanicándose con las manos.
—Ya cállate—le dije pellizcándome la mano
En un abrir y cerrar de ojos el ascensor se abrió, y con lo que nos encontramos, fue con un tipo bajito, empujando un carrito con un parlante enorme, donde sonaba a todo volumen la canción Mamita.
¡Mi corazón se rompió por la desilusión!
El tipo solo nos dio una mirada insegura, y sin más nos ignoró y se puso a jalonear el parlante por las escaleras. El ascensor en cambio ya había bajado.
—Si en la siguiente no suben, juro que renuncio a esta pendejada—dijo Estefy, impaciente.
—Solo espera, que ya deben estar por subir—le regañé, mientras me abrazaba a mi misma. Los escalofríos me estaban consumiendo de a poco—. ¡Mierda me va a dar un ataque!
Los minutos se hicieron horas, hasta que al fin el ascensor volvió a subir.
—¡Me voy a morir!—sollozaba Mary—. Si me muero, va a ser tu culpa. Yo nunca quise meterme en esto.
—¡Y yo que, ya me hago pipi!—murmuré sin quitar mi vista del ascensor.
Cuando el ascensor llegó, y sonó el típico sonido de puertas abriéndose. Mi corazón se detuvo. Justo en frente estaba Renato; su comunity manager, pero lo mejor de esa escena, era que por detrás estaban mis cinco chicos por completo comestibles.
Justo detrás de Renato, estaba mi perdición de cabello castaño.
Nunca vi venir, que ese primer encuentro que tuve con él, sería la primera ventisca que iniciaría la tormenta.
—¡Ay, no jodas Erick!—dijo Chris riendosé.
Cuando Renato y los chicos notaron nuestra presencia, ellos se quedaron mirándonos con duda.
—¡Hola!—Zabdiel nos sonrió, alzando la mano
—¡Hola!—dijimos las tres al mismo tiempo.
Renato nos recorrió con la mirada, y obviamente por nuestras camisetas llamativas, debió haber descubierto que eramos cncowners.
—Suban pronto—él nos dio las espalda, poniéndose como escudo para los chicos. Básicamente nos dejó apegadas en un rincón mientras los chicos subían a un lado.
Yo mientras tanto me puse a tomar fotos con mi celular como idiota.
—Una foto por favor—rogaba mientras miraba a Chris reírse de la manera en la que hacíamos fuerza contra Renato. Él tenia sus brazos extendidos, y sus piernas abiertas, mientras nosotras lo empujábamos para acercarnos a los chicos.
—¡Lo juro, solo será una foto y ya!—Estefy pedía, mirando a Renato suplicante.
—Lo siento, chicas, pero no se puede. Ahorita los chicos ya están con el outfit, y el maquillaje listo. No se los podemos dañar.
Los chicos subían por las escaleras, mirándonos sonrientes.
—¡Zabdiel, te amo!—gritaba Mary, mientras extendía sus brazos cual zombi hasta él.
Solo estábamos a pasos de ellos.
—Yo también te amo, bella—respondió el mandando un beso volado
—¡Chris!—gritaba, y él volvió su atención a mi—. Te amo con toda mi alma.
Al escuchar lo que dije, Chris me mandó un sonoro beso, y yo me derretí al instante.
Como pensé que esa podría ser mi única oportunidad de tener una foto con él, y así provocara que Renato me mandara a la hoguera por tocar a uno de sus bebés, decidí hacer algo que hasta a mi me sorprendió.
Con la mayor desesperación, me puse de rodillas, y aprovechando las piernas abiertas de Renato me pasé entre ellas, y gateé subiendo las escaleras. Justo iba hacia ellos.
Por supuesto Renato, quiso detenerme, pero al ver que si me detenía a mi dejaría libre a mis otras dos amigas, se quedó quietito en su lugar.
—¡Chris!—yo lo llamé, y él me vio sorprendido bajando la vista al piso.
Con el corazón en la boca me puse de pie, y saqué mi celular de mi mochila que estaba cargada hacia adelante. Ahí me di cuenta que estaba grabando, pero como no tuve mucho tiempo ignoré y dejé que grabara todo lo que hiciera. La idea era luego sacar capturas de pantalla.
Quien diría que esas grabaciones que captaría mi celular, con el tiempo se convertiría en la peor arma mortal para mi
Como sea...
Fui acercándome a cada uno con las manos temblorosas. Al primero que encontré fue a Zabdi, el cual sin poner peros, sonrió a mi celular. Luego encontré a Joel y Chris. Y por ultimo, puse mi pose de selfie con Richard y Erick.
—Te amo—yo decía al borde de las lagrimas, bajando hasta donde Chris me miraba con una sonrisa amable—. Te juro que te amo.
—Gracias, bella—él me miraba feliz.
—Porfavor... los chicos están retrasados—me informó Renato mirándome con los ojos entrecerrados desde abajo.
"Besalo"
"Besalo"
Me decía mi subconciente, mientras lo miraba directamente a los labios.
—No, mejor no—me dije a mi misma, y Chris solo se rió con duda por lo que dije.
"Besalo, es ahora o nunca"
—Ahora, definitivamente debe ser ahora- murmuré tragando duro pues sentí como cada molécula de mi cuerpo me ordenaba hacer una locura.
—¿Que?—Chris habló curioso
Actuando por instinto, subí un escalón para igualar su altura, y sin pensarlo más junté mis labios con los de él.
Si me preguntan porqué lo hice, pues no lo sé. Lo único que recuerdo es que mi mente se apagó al ver sus ojos y sus apetitosos labios. Lo único que recuerdo es que me embargó un deseo mortal por satisfacer mis oscuros deseos de fan.
Al momento que nuestros labios impactaron, sentí como una corriente me atravesó el cuerpo, y eso bastó para apagar lo poco de cordura que me quedaba. Sin querer suspiré ruidosamente, sobre todo porque los labios de él me estaban correspondiendo.
¡Mierda me estaba correspondiendo!
En medio de mi letargo, yo puse mis manos en su cuello y lo atraje más a mi, y él ni corto ni perezoso colocó sus manos en mi cintura. Ese simple toque, logró que deseará mas, necesitaba más fuego del que me estaba dando con sus besos.
Nada me importaba en esos momentos, ni siquiera cierta voz interna que me decía que esto era algo muy malo.
No sé ni como, pero de pronto el beso que inició con algo inocente, se empezó a tornar más intenso. Básicamente nos estamos comiendo la boca, ahí en medio de todos. Su lengua y la mía chocaban de una manera que me puso a volar.
—¡Christopher!—murmuró un malhumorado Renato.
El ignorando lo que le decía, siguió probando mis labios. Y lo que me provocó un respingo, fue la ligera mordedura que le dio a mi labio inferior.
—¡Mierda!—susurré en sus labios, por la sensación tan buena de sus dientes en mi labio.
Chris me miraba con una sonrisa de lado, y con lentitud quitó sus manos de mi. Tenía esa maldita expresión que siempre hacia que todo se me olvidara.
Con esa misma cara seductora, él logró que cayera a sus pies un millón de veces.
—Me tengo que ir, hermosa—él me guiñó un ojo, y sin más empezó a subir.
—Te amo—grité dando saltitos de felicidad por mi logro.
Mientrás Chris subía, siendo empujado por un Zabdiel que lo miraba cómplice, y en medio de las miradas curiosas de los demás chicos, Chris no me quitó la vista de encima.
—¡Mándame un mensaje a mi Instagram!—él me gritó desde arriba— ¡Voy a estar pendiente de ti!
Era mi idea, o Christopher Velez estaba demasiado feliz con mis besos. Y por su pedido, al parecer quería más.
Al poco tiempo, los cinco desaparecieron por el piso de arriba, y yo satisfecha por lo que logré baje sonriendo como estúpida.
—Me voy a desmayar—dije arrimándome a la pared sin despegar mi vista de las escaleras por donde Chris se fue.
Quien diría que ese estúpido beso, significaría una serie de hecho que vendrían uno detrás de otro, arruinando mi vida perfecta.
Quien diría que ese beso, significaba el principio de mi final feliz.
Estoy nerviosa!!!!!!!
Mujeres, palabra que si.
Es que es mi primera novela fuera de la saga de los Abichuelos, y en verdad espero que funcione. En mi corazón siento muchísimo a esta nove, créanme que ando traumada con todas las escenas que se va a dar entre este nuevo team jajajaja.
Como datos generales, les cuento que esta novela no va a ser tan inocente como la de los abichuelos, pero eso no quiere decir que no se van a morir de amor. Este par son tal para cual, y créanme que se van a morir de la risa con sus locuras. Y desde ya vayan preparando lagrimitas, que los dos nos van a despedazar el cora.
Quise publicar más luego la nove, pero prefiero publicarla a la par con la nove de los abichuelos. Así nos iremos despidiendo de los otros protagonistas, mientras nos vamos encariñando con estos muchachos.
Bueno, chicas sin más me despido. Y por cierto mas tardecito actualizo "Tu recuerdo en mi" El capitulo nuevo está para matal jajajaja. Yo morí de amor, con esos abichuelos. Ya verán porque.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top