Ahora eres....
Dejo el tenedor sobre el plato de mi cena y suspiro. Como cada noche ceno yo solo en el gran comedor de mi casa. Le he insistido millones de veces a Nathalie para que se siente conmigo, ya que ahora junto a ella y mi guardaespaldas hemos formado una pequeña familia, pero aún no lo he conseguido... algún día.
Mientras subo las escaleras que llevan a mi habitación, me detengo frente al retrato de mis padres y les deseo buenas noches. Les añoro muchísimo pero sé que no les gustaría verme triste. Debo mantenerme fuerte por ellos.
Enciendo la televisión en mi cuarto para ver qué tal le va a Nino en el concurso de El Desafío.
Ahora que recuerdo, tengo que devolverle el CD de música que me prestó el otro día. Salgo un momento de la habitación para buscarlo en el estudio y al regresar no encuentro a Nino, sino a un sujeto de aspecto llamativo y extraño que, después de hipnotizar a los que allí se hallaban, me amenaza de grave peligro ya que al no poder vengarse de mi padre por la humillación a la que le sometió, irá a por mí.
Rápidamente busco a Nathalie.
Ventanas y puertas están protegidas. Unas persianas metálicas las han cubierto. Activo las cámaras de seguridad que rodean la fachada de la casa. Nunca entendí porque mi padre hizo instalar todo está tecnología, pero creo que en esta ocasión va a ser muy útil.
- ¿No sería mejor huir? Si un loco está decidido a acabar contigo... - apunta como sugerencia Nathalie.
- No voy a huir. Acabo de llamar a la policía, están de camino.
Y justo a tiempo. Un grupo de ciudadanos, víctimas de la hipnosis y manipulados de esa forma, han llegado ya hasta aquí y han empezado a intentar invadir la mansión.
Mi vista se desvía del grupo de intenta echar la puerta de entrada abajo y de los que, haciendo una torre humana, intentan trepar por los muros.
Pero otra persona que acaba de llegar también llama mi atención. Una figura vestida de rojo que ha llegado por el aire y que, posándose en el alféizar de la ventana, a entrado a mi cuarto.
Un silbido llega hasta nosotros proveniente de la calle, y ampliado por algún sistema de megafonía. Tararea una canción que no me es desconocida. Y las cosas toman un giro inesperado.
Mi guardaespaldas ha dado un empujón a Nathalie y la ha arrojado al suelo, haciéndola golpearse la cabeza contra el suelo y quedando inconsciente. Con un brazo me levanta en el aire inmovilizandome, y con la mano libre aprieta el botón que anula las persianas metálicas. Una luz naranja se enciende en las pantallas de vídeo y una alarma resuena por toda la casa.
Los asaltantes penetran ahora con toda la facilidad en la mansión y les oigo acercarse a donde nos hallamos. Inútilmente intento liberarme mientras le gritó desesperado, no logro comprender porqué lo ha hecho.
- ¡Suéltalo ahora mismo, pedazo de gorila! - exclama una voz femenina.
Un objeto llega hasta nosotros volando y se enrolla en el brazo que me sujeta. De un tirón consigue que mi guardaespaldas me suelte y que caiga al suelo. Me aparto unos metros gateando como un bebé y me giro para ver mejor lo que sucede. La escena me deja boquiabierto.
En el centro de la habitación a aparecido aquella a la que han llamado en los medios de comunicación "la mariquita de París".
Tiene el pelo negro azabache y aunque lleva una máscara que oculta parte de su rostro, puedo ver que sus ojos son azules. Su traje rojo y negro me da a entender porque se la relaciona con ese insecto.
Mi guardaespaldas da un rugido de rabia y se lanza contra mi de nuevo. Me encojo y me intento proteger con los brazos de su embestida. Se comporta como un auténtico gorila, ¿porqué?.
Ella es más rápida y lanza contra mi guardaespaldas lo que parece ser un yo-yo rojo y negro pero con un cordón más largo a la vez que elástico y resistente, golpeándolo una y otra vez para hacerle retroceder, hasta que se coloca delante mío con actitud de protegerme.
- ¿Te encuentras bien? - me pregunta, y su voz es muy dulce.
No puedo responderla porque en ese momento la habitación es invadida por los ciudadanos que se abalanzan a por nosotros.
- Yo los detendré. Jackady les ha enviado para capturarte. Huye de aquí y ponte a salvo - me dice mientras se lanza contra ellos girando su yo-yo a gran velocidad.
No sé porqué, pero algo dentro de mí me dice que debo hacerla caso. Rompo una pata de una silla y me improviso de esa forma una porra con la que me defiendo de los ataques de los intrusos y me abro camino. Mi objetivo es llegar a la puerta principal y salir de la casa para reunirme con la policía, cuyas sirenas ya oigo aproximarse.
No veo a la sombra que me acecha por detrás y que, apenas he conseguido salir al jardín, me sujeta por detrás con fuerza y me pone un pañuelo en la boca y nariz.
- Ya eres mío... - escucho una voz diciéndome mientras caigo en un profundo sueño.
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