05| Opción Correcta.
Dylan.
Tanner y Dani casi saltaban en círculos y agarrados de la mano por lo ilusionados que estaban.
¿Qué tenía de interesante ir a ver exposiciones con el instituto? Y con todos esos ineptos que seguramente crearían problema al profesor George y la profesora Anna.
—Mañana de excursión —canturreó Tanner llamando la atención de PJ.
Lo vi detenerse delante del salón y mirar a Danielle buscando una explicación.
—Mañana vamos al California Science Center —informó animada—. A ver la exposición de...
—Lo recuerdo —habló PJ Y me miró señalándome sin disimulo. Tanner golpeó su dedo y recibió una mala mirada del rubio—. ¿Y eso por qué?
—La costumbre de la abuela, perdón —explicó con una sonrisa.
Tanner no era absolutamente nada de los Harries. Sólo era "hijo" de Jared, el novio de tía Katy desde hace casi 10 años.
Eran complicados. Rompían y volvían varias veces al año. Además que nadie, a parte de mamá, aprobaba esa relación.
Pero mi abuela asumió que si tía Katy iba a seguir con ese chico, no podía permitir que Tanner hiciera apariciones públicas comportándose mal o dando una mala imagen.
—¿No vas a ir? —interrogó PJ mirándome a mí. Negué con mi cabeza—. ¿Por qué?
—No me gusta el ambiente que se crea con adolescentes de 17 a 15 años —respondí continuando con mis deberes—. Sumando que la última vez que fui a una excursión, le di una patada en sus zonas nobles a uno.
—Eso fue divertidisimo, PJ —rió Tanner encantado por recordar ese momento—. El rostro del chico fue para fotografiar.
—Pero Dylan...
—Mamá lo sabe y está de acuerdo —informé mirándolo molesta—. No insistas.
—Hablaré con ella —avisó seguro de que lograría cambiar su decisión.
Quince años después y aún confiaba en su poder sobre mi madre.
—¿Y con Liam qué tal? —preguntó Tanner golpeando mi nariz juguetón. Mi rostro pareció darle la información, ya que borró su sonrisa—. Fue John el de la idea.
Jonathan Harries fue quien le dijo a tía Katy que una ayuda con mi forma de sociabilizar sería suficiente para que tío Grant no desconfiase de ella.
La manipuló para que el problema no cayese en él o Tanner. Porque Ashley y Dani eran un no seguro.
—¿No fuiste tú quien sugirió a Liam?
—Porque quería que se alejase de Isaac —elevé una ceja al oír esa respuesta a Danielle—. Merece la pena que aguantes a Liam por toda la información que estoy consiguiendo.
—¿Importante para quién, Tanner? Porque a mi me da igual lo que sepa ese chico sobre...
—¿Algo de Liam? —preguntó Danielle con curiosidad.
Suspiré porque los dos iban a ignorarme. Continué con mi trabajo para alemán.
—De Liam no me quiere contar nada realmente importante —respondió en un suspiro—. Lo que todos ya sabemos. Sale con Sadie desde hace dos años, Isaac no la aguanta por lo de la supuesta infidelidad y su relación no es la misma desde marzo.
A mi cerebro pareció interesarle eso porque dejé de escribir para presentarles atención. Mantuve mi mirada en la hoja de papel para evitar que supieran de mi interés.
—Pero lo de la infidelidad está confirmado —afirmó Dani—. Y no dudaría que lo siga haciendo.
—¿Patrick? —preguntó Tanner emocionado.
¿Quién era ese? ¿Iba al instituto?
—Patrick —respondió mi hermana en un suspiro.
—Isaac piensa igual —comentó empezando a ser un tema más denso del que creí—. Pero igualmente, Dylan —fingí escribir y solté un sonido como respuesta de que lo escuchaba—. Ash y yo estamos reuniendo información importante.
—Y obteniendo la que os interesa, chismosos —aseguré con una sonrisa falsa—. No importante, no interesante.
—¿Y si consigo que te deshagas de Liam? —preguntó Tanner consiguiendo mi atención en segundos—. O que obtengas una venganza por lo de caprichosa, clasista y egoísta.
—¿Venganza?
Ignoré la curiosidad de Danielle y supuse que Isaac le había contado a Tanner sobre ese encuentro de los tres.
No me había molestado, aunque rompió la imagen que me estaba creando de Liam.
¿Así empezaba la idealización?
Pero ignorando insultos que ya había escuchado, lo que me enfadaba y ofendía la capacidad para decírmelo mirándome a los ojos. Y después de que yo había sido amable, a mí manera, con ese grano horrible en su cara.
Reconocía que se veía adorable con el parche de estrella en la frente. Jamás lo diría en voz alta.
—No quiero una venganza, no me rebajo tanto para darle importancia a alguien como Liam —expliqué. Tanner blanqueó los ojos y Dani se rió porque intuía que era mentira—. Solo quiero darle una lección.
—¿De qué exactamente, Alexandra? —preguntó Tanner.
—De respeto.
Davis sonrió de esa forma tan parecida a Danielle. Él tenía un plan y yo debería mejorarlo para no sufrir consecuencia innecesarias.
• • •
El sonido del timbre interrumpió a la profesora Em de su explicación ante la duda de Valery.
Poco había hablado la chica entre Liam y yo pero al menos escuché su voz. Un tono suave y tímido, casi adorable a mi parecer.
—Bien, chicas —habló la mujer tomando sus cosas—. No os mateis hasta que llegue el profesor de...
—Cálculo —habló Liam y juraría que lo escuché reírse.
Definitivamente un idiota.
"Ni siquiera te sabes su nombre." ¿Y él que sabía de lo que sé o no?
Me costó pero recordaba a la hija del comisario Perry. Tímida; callada; a duras penas levantaba la vista de las mangas de su sudadera vieja; llevaba dos trenzas con un aspecto desarreglado; y parecía más segura al lado de Liam, ya que se calmó cuando él le sonrió.
Si alguien nos hacia una foto sentados en este instante pondría cuernos en mi cabeza y una aureola en la de De Luque.
—Dylan —advirtió la profesora de pie y lista para irse—. Comportate.
Rodé los ojos al escuchar su orden.
—¿Por qué estás aquí, Liam? —pregunté con curiosidad de que él mismo que recordaba a diario pagar esa excursión, no haya ido.
—No te interesa, Dylan —respondió amable aunque me molestó el tono.
—Pregunto porque me interesa —expliqué confusa de que no entendiese el uso de las preguntas—. ¿No me digas que te han prohibido ir por si creen que te apuntan en la frente?
—¿Y tú? ¿Por qué no vas? —preguntó en tono mordaz—. ¿No me digas que temes volver a golpear a alguien?
—No me gusta convivir con mandriles en celo —respondí con tranquilidad—. Por eso me pregunto que haces tú aquí.
—Perdone si molesto a su alteza pero aquí no puede mandar como desee —escupió con burla.
"Su alteza." No podía evitar sonreír cada vez que le oía llamarme así.
—Parejita —suspiró él profesor Gibson haciendo gruñir a Liam—. Acepto que discutais pero quitad a Valery de en medio.
Me percaté de la chica que miraba al frente. Como si evitar el contacto visual, la hiciera invisible.
—¿Su alteza? —interrogó Gibson dejando sus cosas en la mesa que rodeabamos los tres. Él sonrió cuando Liam apartó su mirada—. Creativo para Harries.
—Usted también me puede llamar así, profesor —hablé con sinceridad en un tono amable—. Le permito que lo haga.
Él elevó sus cejas mientras sacaba algo de su maletín.
—Encantadora propuesta pero...
—No es una propuesta —interrumpí—. Es un permiso.
—Me halagas, Dylan —habló con una sonrisa—. Pero déjale ese permiso solo a Liam —bromeó dejando unas hojas delante de mí—. Ahora vamos a resolver esas dudas que tenías.
• • •
"¿Quieres deshacerte de él? Busca otro que lo sustituya. Mi madre estará contenta y no insistirá con De Luque."
Reconocía que no era mala idea pero quién tenía tan buena imagen como Liam.
Todos los de su grupo de amigos estaban descartados.
Isaac Smith no era opción por la amistad con Tanner.
Sadie Corness me daba mala espina y parecía querer acercarse por conveniencia.
Tanner ni loca es una opción.
—Un gran trabajo, Valery —habló la profesora de arte en dirección a la rubia.
Valery Perry.
Observé a la chica que sonreía mirando su caballete, iba a la mayoría de mis clases y las compartíamos desde que tengo memoria.
Sin amistades conocidas.
Padre con influencia de alguna forma.
No problemática.
Y con una fama inexistente.
Definitivamente la opción correcta.
—Profesora —llamé sin recordar su nombre. No daba arte porque no me interesaba y era un campo abarcado por Ashley y Tanner—. Me disculparé con Liam como pidió.
—No tienes porque anunciarlo, Dylan —ella sonrió de forma maternal y llevó su mirada de color miel al chico a mi lado—. Con que se lo digas a él, me servía.
—Lamento haber manchado tu camiseta barata de pintura verde, Liam —dije sincera pero buscando justificarme.
Tendría que devolverle dos prendas.
Él me miró molesto durante unos segundos hasta que se giró hacia la profesora.
—Lamento haberte tirado pintura en el pelo, Dylan —habló entredientes. Me giré hacia la mujer adulta esperando que apruebe esa acción de ambos—. Aunque empezaste tú.
—Te recuerdo que fue sin querer.
Y era sincera.
La profesora de arte dijo que sintiera algún tipo de pasión al dibujar y recordé esos vídeos donde lanzan pintura. Solo puse en práctica los conocimientos que tenía y, con tan mala suerte, que acabé manchando la ropa de Liam.
—Id a limpiaros, por favor —pidió señalando la puerta.
—No pienso usar un baño con él cerca —informé esperando que fuese suficiente para que permitiese a Valery venir conmigo.
Por favor, si Tanner usaba las duchas para cosas indecentes. Según él era un sitio bastante discreto.
Y asqueroso, a mí parecer.
—No me interesas de ninguna forma —gruñó Liam molesto.
Elevé mis cejas en su dirección, pidiendo que no hablase con tanta facilidad.
Mintió porque notaba esa mirada de adolescente hormonal. Añadiendo que incluso yo tenía pensamientos del estilo.
Confiaba más en Liam De Luque que en mí.
—No lo decía por ti —decidí reconocer y aparté mi mirada de sus ojos.
Objetivo realizado: Añadir confusión a este extraño acercamiento.
Miré a la mujer adulta que parecía haber entendido la insinuación por como cerraba sus ojos.
—Valery —suspiró la profesora—. Acompañalos a que se limpien, por favor.
Había logrado mi cometido. Ahora solo debía deshacerme de Liam.
—Claro —murmuró la rubia dejando el pincel. Le sonreí cuando avanzó hasta nosotros—. Vamos —ella abrió la puerta con rapidez y salió como si fuese una carrera.
Iba a ser difícil.
Salí detrás de ella y escuché los pasos de Liam seguirme. Era un andar calmado hasta que avanzó rápidamente y su mano tomó mi brazo.
—¿Qué tienes en mente, Dylan?
Sus ojos expresaban molestia y confusión pero su rostro manchado de diversos colores era gracioso.
—Te lo dije en su día —bufé apartando mi brazo, sin bajar mi mirada—. No me interesa ser la otra.
—No hablo de eso y ni siquiera te lo ofrezco —gruñó enfadado—. Hablo de Valery y tu repentino interés en que proteja tu honor.
—No dejaría que me toques en las duchas del instituto, no te preocupes.
—¿Y a donde te tengo que llevar según tú?
—No te lo puedes permitir, así que mejor ni te lo digo —respondí ignorando que sentía el calor subirme a las mejillas.
—Luego te quejas de los rumores —murmuró haciendo que mi cerebro le diese la razón.
No podía lloriquear por ellos y luego hacer ese tipo de comentarios. Pero era la única forma que conocía de alejar a la gente de mis asuntos.
—Bien —suspiré decidida a ser sincera con ese rubio—. Una oportunidad de conocerme —informé para ver cómo sonreía burlón. No me creía—. A ella —aclaré señalando por donde había desaparecido la rubia.
—¿Y la otra parte del plan?
—Quitarle la idea de que tengas que ser tú a mi tía —respondí con una sonrisa—. Valery parece la opción correcta.
Liam empezó a reírse.
De mí.
Se estaba riendo de mí y conmigo delante.
—Para —ordené molesta.
No se detuvo, es más su risa fue mucho más alta.
—Que Valery sea... —continuó riéndose. Me crucé de brazo molesta—. Perdona pero es que tienes una ideas muy interesantes —comentó para reírse una vez más—. Valery es prácticamente como tú pero sin ser tú. Además de que parece tenerte más miedo que ganas de ser tu amiga.
—¡Cuidado! —grité sin saber como atacar. Él se giró asustado y llevo una mano hacia mí—. Ah, no —hablé cubriendo mis labios. Noté como se relajaba y entendía la finalidad de ese grito—. Tu grano me ha confundido.
Me encogí de hombros para seguir rápidamente a Valery.
—Muy graciosa.
• • •
Sequé mi pelo con cuidado y revisé mi ropa.
Un chándal.
¿Quién viene a clase en chándal? ¿Qué clase de delincuente viene a clase en esto?
—Te queda bien —habló De Luque apoyado en la puerta.
Quise gritarle pero Valery parecía de las que se dejaban llevar por las primera impresiones. Y yo nunca daba una buena primera impresión.
Pero debía intentarlo.
—Gracias —dije intentando sonar sincera. Esa sonrisa en la cara del rubio era para burlarse de mí—. ¿No tenías otra cosa? —pregunté preocupada de que pudiese tomar otro tipo de impresión llevar ropa de Liam.
—¿Valery tienes ropa?
—No —respondió ella en un tono bajo—. Siempre que hay clase de deporte, vengo con ropa de deporte. No uso las taquillas.
—Y ya has intentado abrir el candado de la de Tanner y la de Danielle —recordó el rubio con una sonrisa—. Eso o la ropa manchada.
—¿Una persona deportista o mi ropa llena de pintura? —pregunté sentándome en el banco que ocupaba Valery—. ¿Por qué no usas las taquillas?
Tenía los ojos azules. Sonreí ligeramente y bajó la mirada al segundo.
—No tengo buenas experiencias con ellas —respondió dando fin a la conversación.
Miré a Liam que elevó sus cejas sorprendido. Sonrió y negó pidiendo que lo dejase.
—¿Puedo preguntarte algo, Valery? —interrogué decidida a abrirme un poco con ella.
Aunque eso significase que Liam me escucharía.
Ella levantó su mirada una vez más y asintió nerviosa.
—Lo que quieras, lo que necesites, yo...
—¿Por qué no vas a las excursiones? —interrogué deteniendo sus movimientos en segundos—. Liam no ha ido porque se le ha olvidado pagar la entrada —afirmé segura de que ese era el problema.
No entrada=No autorización=Tía Katy no permitiendo que salgas.
Por eso me saltaba la valla para irme rápidamente de ese sitio.
—No fue... —elevé una ceja exigiendo que negase una realidad—. ¿Cómo lo sabes?
—Tanner —respondí enseñando mi teléfono móvil.
[9:07] Tanny: Adivina. Liam se ha olvidado de pagar la entrada, no te asustes al verlo.
Sonreí ante el mensaje que me daba la razón.
—Será...
—Porque es algo sociable —habló Valery interrumpiendo al chico—. Puedes ver los grupos que se crean y, aunque siempre hay uno que es amable,...
—No son tus amigos de verdad —finalicé con una sonrisa comprensible. Ella me miró a los ojos con un brillo confuso—. Te entiendo —suspiré pasando una mano por mi cabello—. Es una compañía temporal y luego vuelves a la realidad. No hay esa compañía, no hay esos momentos y, aunque estés con ellos, a veces te sientes...
—Distante —me interumpió con una pequeña sonrisa.
Le devolví el gesto porque pensase igual que yo. Ella bajó su mirada de nuevo y empezó a jugar con su sudadera.
Era un paso para acercarme a Valery. Tendría que esforzarme en ello.
—¿Puedo hacerte yo otra pregunta, Dylan? —preguntó levantando su mirada llena de confusión. Moví ligeramente mi cabeza afirmando eso—. ¿Piensas llevar tacones con ese chándal?
Miré mis pies con mis zapatos bonitos aún puestos.
—Acepto llevar esto pero no abandonaré mis zapatos —informé con seguridad—. Una cosa es ir mal vestida y otra cosa es ir mal vestida y estar por debajo de los hombres, referente a la altura.
—Eso es absurdo —murmuró Liam rodando los ojos—. Y se ven horribles esos zapatos verdes con mi ropa.
—Quizás si alguien no hubiese lanzado pintura a mi cabeza, no estaría combinando tan horrible —comenté subiendo la cremallera de la chaqueta hasta arriba—. Ni llevaría solo esto para cubrirme.
—Te di una camiseta y fue tu decisión no ponértela, Dylan.
—Me niego a llevar algo con un logotipo mal pegado.
—Es de Adidas, por el amor de Dios —suspiró molesto.
—Exacto.
—Al menos no te has quejado de mi gel —murmuró él recordándome que tuve que usar gel en el pelo para eliminar todo rastro de la pintura ecológica.
Gracias a la profesora de arte por ser ecologista.
—Igualmente estás preciosa, Dylan —habló Valery sorprendiéndome por su sinceridad—. Aunque le doy la razón, que sean verdes es extraño.
• • •
Dejé mi bandeja al lado de Liam y me senté ignorando su mirada confusa. Elevé mis cejas esperando que iniciase con un tema de conversación.
Esperaba de alguna forma que se convirtiese en Tanner, quien era capaz de hablarme de hasta que el blanco de los ojos es diferente en cada persona.
—¿Vas a decir algo o solo me vas a mirar? —pregunté regresando mi mirada a la pasta que hoy servían en la cafetería.
Podía parecer una bipolar que saltaba de odiarlo a ser amable pero me gustaba tener a alguien escuchando mis idioteces.
—¿Por qué eres tan rara? —preguntó Liam frunciendo el ceño.
—Me he acostumbrado a no comer sola —expliqué tranquilamente y empecé a comer. A veces merecía la pena el dinero que pagaba mamá por tenerme aún en el Alva—. Tanner no está y Valery se ha ido a la biblioteca.
—Podrías haber ido con ella —sugirió sacando varias bolsas pequeñas de frituras y golosinas. Era lo que iba a llevar a la excursión.
Todo comida basura. Deliciosa y horrible.
—Yo no voy a bibliotecas —bromeé esperando que sonriera.
No lo hizo porque mantuvo su mirada en su teléfono móvil. Suspiró y escribió algo rápidamente.
—¿Alguna otra norma absurda? —preguntó segundo después mientras abría una bolsa de patatas fritas—. ¿Tu reflejo solo aparece en espejos de más de 50 dólares?
—Era una broma —expliqué tomando la caja de los parches para el acné, quité uno y se lo puse en la espinilla de su frente—. Valery no parecía dispuesta a continuar aguantándome.
La chica me miró como si me pidiese que me alejara de ella mientras caminaba hacia la biblioteca. Su batería social se agotó después de mi interrogatorio sobre sus gustos.
—¿Me has puesto una roja? —preguntó de forma retórica—. Ya no es gracioso, Dylan.
—¿De verdad crees que soy tan maliciosa? —pregunté divertida y con una ligera sonrisa.
Él me miró como si me preguntase "¿Me lo preguntas en serio?". Liam llevaba un parche de color rojo pero porque era el primero que había al abrir la caja.
—¿Lo eres? —suspiró apartando su mirada de mí. Sonreí y elevé mis cejas divertida—. No vayas a ser cruel con Valery.
—¿Soy cruel contigo? —interrogué esperando que entendiese que era una respuesta negativa a ser cruel con Valery Perry.
—Sí —respondió sin ninguna duda en su voz. Abrí mis labios ofendida y él sonrió burlón—. Pobre de Tanner que debe aguantarte.
Golpeé su brazo y lo escuché reírse de mí reacción. Hice una mueca molesta hasta que me miró con una sonrisa ¿amistosa?.
Me sentí nerviosa con sus ojos encima y quería obligarlo a mover su rostro hacia otra dirección. Parecía que me leía la mente por un segundo.
—¿Vas a comer? —preguntó señalando lo que había traído conmigo.
—Sí —respondí mirando la bandeja con comida saludable según tía Katy—. ¿Has traído solo eso?
Miré las bolsas de comida basura delante de él. Nada de lo que veía me disgustada pero era demasiado hasta para mi obsesión por las patatas fritas.
—No porque voy a robarte.
Liam intentó quitarme el tenedor de la mano. Algo que evite rápidamente alejando mi mano de él.
—Vas a llenar mi tenedor con tus babas —me quejé observando como aún intentaba arrebatarme el cubierto—. Para.
—Egoísta —confirmó deteniendo su intento—. Faltan 4 —anunció divertido porque estuviese demostrando que era como él me describía.
—Se llama higiene.
—Se llama ser una egoísta —repitió haciéndome burla—. Eres una exagerada —Liam sonrió burlón y me miró—. Otro que añado.
—Definitivamente voy a deshacerme de ti.
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