Parte 7
Séptimo Capitulo: Yukata
Nanami sonrió incomoda a sus amigas cuando entraron en la habitación y la miraron como si estuvieran estudiándola, poniéndola aun más nerviosa de lo que ya estaba de por sí, que ya era difícil.
Su cuerpo aun estaba caliente, extrañando el cuerpo y los besos de Tomoe. Aún le parecía un sueño que hubiera estado a punto de hacerlo con su familiar, de unir sus almas y sus cuerpos...fue tan extraño...como su cuerpo respondía a las caricias del kitsune, como buscaba sus labios en sus pechos, el calor que se formaba en su interior y parte baja. Pensar que hace nada estaba desnuda, con el cuerpo cálido de Tomoe junto al suyo, sus pechos junto al fuerte de Tomoe, había estado a punto de rodear el miembro de su familiar, aquella parte de los chicos que ella no conocía en absoluto. En verdad no había si lo que había hecho le había gustado a Tomoe, él no había dicho que no pero no estaba segura, ¿Como lo hacía bien?
-Voy a ir a darme un baño-Dijo para alejarse de las miradas de sus dos compañeras, sobre todo de Kei que no paraba de mirarla con una sonrisa enigmática que no le gustaba un pelo.
-Tomate tu tiempo, Nanami-chan-Dijo sonriente Ami, quien se estaba haciendo un moño para refrescarse.
Con la velocidad del rayo, Nanami salió de la habitación, caminando rápidamente hacía los baños sin pararse a observar las múltiples decoraciones que estaban desperdigados por los pasillos. Se cruzó con algunos huéspedes que se quedaron mirándola mientras pasaba, pero que después volvían a sus quehaceres en el ryokan.
En los baños, Nanami dejó su poca ropa en una cesta y entró en el lugar donde se situaban las pozas de agua termal. Extrañamente no se encontraba ninguna otra persona bañándose en las cálidas aguas, así que Nanami se dio el lujo de meterse en la más grande, donde si quería podía hacer unos largos de piscina.
Lo cierto es que el agua caliente y el vapor, junto a la naturaleza salvaje y la puesta de sol le daban al lugar un encanto sobrenatural solo posible en un ryokan gobernado por seres sobrenaturales como lo eran los tengu.
Se echó el pelo hacía atrás, acariciándose el cuello en el proceso, sus manos bajaron por su cuerpo desnudo, imaginándose por un momento que eran las de Tomoe y no las suyas. Gimió y se detuvo casi al instante. ¿Pero que hacía? ¿Y si entraba alguien? ¿Que cara pondría si la pillaban tocándose de aquella manera?
-Solo relájate, no pienses más en ello...-Se sumergió bajo las aguas.
Cuando volvió, todos ya se encontraban sentados alrededor de la mesa, junto a un suculento banquete que olía deliciosamente. Tomoe le dirigió una mirada pero no hizo ningún comentario y Nanami se disculpo un momento para ponerse un conjunto nuevo de ropa interior y cambiarse de kimono.
Ami le sonrió cuando se sentó poco después a su lado, Nanami le devolvió la sonrisa y cogió un cuenco y unos palillos. Kei se encargo de empezar la charla intrascendente, Mizuki se unió poco después haciendo alarde de su risa contagiosa y todos se fueron integrando poco a poco.
Kurama observó a Nanami un par de veces, esta al final le preguntó que pasaba y el pelirojo le preguntó directamente si quería ir con él a ver a Jirou, que había preguntado por ella cuando el cuervo había ido a dar las gracias por la estancia y la comida.
Nanami tardo en contestar puesto que había recordado todo lo que había ocurrido con el tengu malhumorado que la había salvado en la montaña Kurama, finalmente asintió con la cabeza. Tomoe entrecerró los ojos, gruñendo por lo bajo. Nanami no lo noto.
-Muy bien, hay una exhibición de fuegos artificiales, Jirou nos esperara en lo alto del ryokan-Las chicas se emocionaron por la parte de los fuegos artificiales.
-Podremos ponernos yukata-La emoción de Ami se contagió a las demás chicas, Nanami asintió con una sonrisa de nuevo. Tomoe la observó pero no dijo nada.
-Los podéis alquilar aquí-Dijo Kurama y las chicas decidieron ir después de haber comido. La cena ocurrió sin más incidentes, extrañamente Tomoe y Kurama no se pelearon ni nada y Mizuki tampoco intentó molestar al familiar zorro.
Las chicas se reunieron después, para ir a buscar a la amable señora que dirigía el ryokan. Era bajita y llevaba el pelo recogido en un moño muy elaborado con un broche dorado que hacía juego con el kimono que llevaba de color negro con flores doradas. Sus ojos negros eran impresionadamente cálidos y asintieron cuando las chicas le comentaron que querían alquilar unos yukatas para ir a ver los fuegos artificiales.
Las condujo a una sala que estaba justo al lado de la recepción y se acercó a un armario que parecía bastante antiguo del que saco un primer yukata en color rosado con rayas en tonalidades más claras y unos diminutos copos de nieve en blanco, el obi en color granate a rayas iba a juego. Ami fue la que eligió ese yukata y entre todas le ayudaron a anudar el obi en la espalda. Se arregló el pelo con un broche en forma de estrella.
Para Kei eligió un yukata verde botella con unas ramas de sakura en amarillo y naranja cuyo obi era verde claro con cuadrados en amarillo, la señora le hizo un recogido a un lado de la cara, ajustándolo con un bonito decorado en verde. Y finalmente a Nanami le ofreció un yukata en azul marino con espirales blancas que en el centro de la espiral se dibujaban unas flores rojas, el obi era negro con rayas al igual que Ami pero que eran de color azul más claro.
Se recogió un par de mechones en la nuca con un pasador y en un lado se sujetó el flequillo con una orquilla con forma de flor.
Las chicas se vistieron y se colocaron las sandalias, que hacían ver sus pies más pequeños y elegantes. Los chicos las fueron a recoger minutos después, también vestidos con unos elegantes yukatas veraniegos y Kurama y Mizuki alabaron lo hermosas que se veían. Nanami miro disimuladamente a Tomoe pero este parecía estar de mal humor así que desistió.
Mizuki llevaba un yukata masculino en verde oscuro con obi negro y se había recogido las mangas para tener los brazos más fresquitos, Kurama iba con uno similar en rojo oscuro mientras que Tomoe iba de azul, cruzado de brazos los seguía mientras salían de la entrada hacía el interior del bosque.
Era el tengu quien los guiaba pues era quien mejor conocía la zona y sabía de buena mano donde habían quedado con Jirou. Nanami estaba ansiosa por volver a ver al malhumorado cuarto jefe tengu, saber que tal iban las cosas por la montaña tengu, sobre Botanmaru y sobre los pequeños tengus que habían nacido.
-¿Y esa persona con la que hemos quedado quien es?-Pregunto Kei a medida que subían.
-Es un pariente cercano-Dijo Kurama, que sujetaba la mano de Ami para que esta no tropezara con las pequeñas rocas o con sus propios pies-Se llama Jirou.
-¿Será guapo?-Le comentó en voz baja a Nanami quien se sonrojo levemente y Kei le dio un pequeño codazo entre risas-No quieras quedarte con todos Momozono.
-No es así-Dijo de igual modo. Ella solo deseaba Tomoe y sus mejillas se calentaron al recordar los últimos acontecimientos acarecidos en la habitación del ryokan, de como sus manos la desnudaron, como tocaron sus pechos, sus labios recorriendo todo su cuerpo, su lengua enredándose con la suya...como el cabello de su familiar rozaba sus mejillas...su respiración agitada...
-Nanami
Como sus dedos la acariciaron en su centro más intimo...
-!Nanami!-Un brazo le rodeo la cintura, impidiendo que casi tropezase con una roca que había en el camino y que posiblemente le hubiera dejado un gran moretón. La diosa de la tierra se encontró con los ojos intensamente violetas de su familiar, que estaba demasiado cerca y obviamente eran sus manos las que la habían sujetado de la cintura para que no se hiciera daño-¿Eres tonta? ¿Acaso no miras por donde caminas?
-L-Lo...siento...-Tomoe le sujeto una mano y tiro de ella para que no se separase del grupo. Nanami dejo que la encaminase ya que se sentía demasiado avergonzada por sus actos...!Como se le ocurría fantasear con esas cosas en un momento como aquel! Debería darle vergüenza.
Pocos minutos después habían llegado al lugar acordado y la imponente figura de Jirou los esperaba, Nanami agradeció que Kurama le hubiera informado que sus amigas iban a venir y que no podía dejar que vieran sus alas de tengu.
Todos se acercaron e hicieron las presentaciones pertinentes de Kei y Ami, Ami se asustó un poco cuando el tengu le miro con aquellos ojos suyos de eterno enfado pero Kei le puso en cintura diciéndole que debía tratar mejor a las chicas si quería encontrar novia. El tengu se sonrojo levemente, observando de reojo a la diosa de la tierra quien estaba mirando a Tomoe.
-Esta por empezar-Anunció Mizuki, que se había acercado para tener una mejor vista del expectaculo.
Aquella fue una noche hermosa, el cielo se iluminó de verde, azul, rojo, amarillo y de todos los colores que pudieras imaginarte, con las formas más inverosímiles que también pudieras imaginarte. Estallaban en el cielo con una explosión brillante, que hacían que se te acelerase el corazón.
En un momento de la noche, Nanami entabló una corta conversación con Jirou, en la que este le sonrió en un instante haciendo sonrojar levemente a la joven, que cambió rápidamente el tema de conversación, después de haber tosido un poco. Se alegró de que todos estuvieran bien e incluso le dijo que iría un día de visita por la montaña Kurama para jugar con Botanmaru.
La diosa de la tierra se alejó un poco de los demás para ver los últimos fuegos más tranquilamente. Se apoyó cerca de un tronco seco de árbol y no fue poco tiempo después que se perdió en la magia de los fuegos artificiales y en sus formas sinuosas en el cielo.
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