3. Escape

Tauro

La cabeza me da vueltas, siento el cuerpo entumido y apenas si puedo moverme. Me incorporo lentamente con la mano sobre mi cabello y los ojos aun cerrados. Con lentitud comienzo a abrir los ojos viendo con confusión donde me encuentro, parece una jaula creada con barrotes negros. Siento el tacto frio de algo sobre mi tobillo, cuando bajo la mirada para ver que es, me encuentro con una cadena plateada que me impide ser del todo libre. Suelto un gruñido de fastidio.

¿Por qué estoy aquí? ¿Dónde están los demás? ¿Qué ocurrió?

Me acerco con cautela hasta los barrotes de enfrente, la jaula se encuentra en la parte central del Olimpo. La jaula es apenas lo suficiente grande como para que yo quepa hecho un ovillo, no más, aparte de eso es lo suficientemente alta como para que pueda levantarme sin que los cuernos que tengo rasguen la parte superior. Veo fuera, hay más jaulas como las mías, en algunas están dos o hasta tres personas, ya sean dioses o alguno de los signos. Algunos aún están inconscientes. Cruzo miradas con Capricornio quien esta tan confundido como yo.

— ¿Qué es esto?— Cuestiona

Me encojo de hombros sin saber que responder. Veo como se coloca la mano en el mentón mientras inspecciona la jaula con detenimiento. Tomo dos barrotes con las manos y utilizo mi fuerza intentando romperlos o hacer el espacio entre ellos lo suficientemente grande como para poder pasar.

Es extraño, en cuanto comienzo poco a poco siento como voy debilitándome. Algo debe estar quitándome la fuerza. Dejo lo que estoy haciendo y miro la cadena en mi tobillo.

—Maldita sea— Me quejo dándome cuenta como un resplandor negro sale del objeto que llevo

Estoy empezando a cabrearme.

Me siento sobre el suelo de la jaula. Veo como Capricornio ayuda a Libra a incorporarse junto con la ayuda del dios Ares.

—Estoy bien— Dice

Escucho un quejido en la misma jaula que yo. Me giro a ver a Virgo tumbado boca arriba, junto a él se encuentra Apolo quien sigue inconsciente. Me le acerco rápidamente para ayudarlo a sentarse.

—Hermano ¿Estas bien?—Veo como hace una mueca de dolor y se restriega la cara con la mano

—Sí, solo no soporto mi cabeza— Responde — ¿Qué es esto? ¿Acaso somos bestias?— Escucho el malhumor en su voz y el desagrado que siente por la situación

—No sé qué ocurre

— ¿Dónde está Capricornio?— Sé que está preocupado aunque no lo demuestre

—Esta por allá

Le señalo la jaula a nuestro lado en donde se encuentra Capricornio tratando de calmar a Libra quien luce como si en cualquier momento fuera a vomitar. Suelta un suspiro de alivio mientras se tranquiliza por un segundo, pero, nuevamente se pone tenso, frunce el entrecejo con fastidio y duda.

No nos queda más que quedarnos ahí, esperando que algo pase. Soy calmado y paciente, puedo tolerar la espera, pero en estas situaciones es todo lo contrario. Golpeteo con el pie bastante irritado y desesperado por saber qué pasa. Pronto el dios junto a nosotros recobra el sentido, al igual que nosotros desea saber que pasa, su mal humor sale a flote y me sorprende que no haya tratado de destruir la jaula.

Cuando me doy cuenta el tiempo pasa en un abrir y cerrar de ojos, los demás ya se encuentran despiertos, haciéndose preguntas y tratando de escapar de sus respectivas jaulas. Todos llevan cadenas sujetas al tobillo aunque algunos otros también llevan encadenadas las manos.

Cada cadena, parece que hace algo distinto dependiendo de su portador. Pronto Escorpio aparece en el medio de lugar, mira a todas las jaulas con una sonrisa triunfante. En el costado derecho de su cara se puede ver unas líneas negras que le recorren como espirales desde el mentón hasta la frente. ¿Por qué hace esto?

—Escorpio— Gruñe Aries desde su jaula con notable enfado mientras se aferra a los barrotes. — Más te vale dejarnos salir

— ¿Escorpio?— Cuestiona este mirando a mi mejor amigo con una sonrisa ladina en el rostro.

—Déjate de bromas— Le ordena Capricornio— Esto no es divertido

—Al contrario— Su mirada, ahora de color negro, se posa en su mejor amigo.

Veo como mi otro hermano, frunce el ceño con disgusto por la actitud arrogante y extraña del signo de agua. Capricornio está bastante confundido e indignado por la extraña forma de comportarse y con mucha razón. Ambos son mejores amigos y se conocen como la palma de su mano.

—Tal vez, para ti no lo sea, pero yo— Extiende ambos brazos restándole importancia— Lo estoy disfrutando.

—Tú no eres él— Dice Atenea desde una jaula lejana.

—Vaya, pero que lista eres— Veo como da la espalda a mi jaula y supongo que le sonríe de manera sarcástica —Así es, yo no soy su querido Escorpio.

—Más vale que digas tu nombre— Ordena el Dios que reina sobre el Olimpo. Zeus. Lleva las manos encadenadas. Sus ojos azules se ven amenazantes y autoritarios.

—Oh pero que mal educado soy— Responde este con ironía en su voz—Soy Ofiuco— Hace una reverencia frente a Zeus que disgustado, arrugando la nariz se aferra a los barrotes.

— ¿Quién?— Sagitario cuestiona con cierta burla.

La sonrisa de su rostro se desvanece y con enfado mira al azabache.

—Estúpido aventurero— Espeta caminando hasta la jaula, quedando frente a Sagitario. Mueve su mano de manera ágil y elegante, segundos después las cadenas en las manos de Sagitario comienzan a comprimirle las muñecas con fuerza. —Hare que nunca olvides mi nombre

El signo de fuego chilla con dolor tratando de liberarse de las cadenas plateadas que lentamente le aprietan los músculos, la sangre y los huesos. Hago una mueca sintiendo lastima y enojo. Satisfecho del dolor que le ha causado a Sagitario, Ofiuco deja de hacer que las cadenas se ajusten.

— ¿Por qué haces esto?— Cuestiona Hera con su típica voz fría

—Venganza se podría decir— Se encoge de hombros viendo a la Diosa de cabello largo y castaño, de aspecto joven así como su esposo, Zeus.

—Deja en paz a Escorpio— Ordena Cáncer en la jaula junto a la Diosa. Su voz muestra el enfado que siente, sus ojos se afinan con enojo y su mirada calmada se desvanece.

—Um... No— Niega con una sonrisa inocente, se acerca a la signo y con su dedos la sujeta del mentón haciendo que lo mire directamente a los ojos—Necesito una forma física y creo que Escorpio es perfecto. Es muy vengativo.

Cáncer se aparta rápidamente de él con asco y desprecio, logro ver que esta dolida y realmente no la culpo.

—Así como Némesis— Afirma Atenea viendo como él asiente de acuerdo con aquello.

—Es cierto, pero, Némesis no es tan débil de corazón como Escorpio. Fue tan fácil que él se doblegara ante mí. Fue tan fácil apoderarme de él.

—No sé si tomarme eso como un cumplido— Murmura la Diosa Némesis.

—Tómalo como quieras. En fin, ya me aburrí de esta conversación—De forma fingida bosteza, con la mano de uñas negras y afiladas cubriéndole la boca.

—Tú no te puedes ir aun— Le ordena Zeus

— ¿A si? Solo mírame— Responde mirando al Dios por encima del hombro antes de girarse y abandonar el lugar.

—Ese arrogante— Se queja el Dios con enfado, sus finas cejas blancas se fruncen. Se aleja con las manos el cabello revoltoso y blanquecino de la cara pero aun así le cubre un poco.

Sigo sin entender como teniendo tantos años de edad él al igual que sus hermanos y su esposa no se ven ni un poco viejos. Máximo lucen como humanos de edad entre 20 y 30 años.

***

No estoy seguro de que horas son pero estoy casi seguro de ya es bastante tarde. La luz del sol se ha desvanecido y estamos en una oscuridad absoluta. A diferencia de otros, no puedo dormir, no puedo descansar, estoy alerta y no puedo evitarlo.

Escucho como algo se rompe a lo lejos, me pregunto que será y miro a todos lados. No veo nada. Virgo está descansando junto a Apolo. Segundos después escucho como golpean en la jaula, rápidamente me giro a ver a Hermes, con su cabello castaño y corto, su cuerpo bajo y delgado, sus ojos achicados de color negro.

—Apolo— Susurra llamando al Dios quien en cuanto escucha el llamado, se levanta velozmente. Se acerca a Hermes.

¿Cómo pudo salir? ¿Cómo pudo liberarse?

—Si pudiste— Dice el Dios de cabello rubio como el sol y ojos dorados.

—Agradécele a Atenea también, ella me ayudo— Sonríe el Dios mensajero con todos los dientes.

—Como adoro tu ingenio

—Gracias. Ahora hazte a un lado

Pronto saco una especie de hacha de color blanco, la sostuvo con ambas manos y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba destrozando los barrotes de la jaula.

—Hace tiempo que trabajaba en esto, sirve contra la magia oscura—Explica Hermes aun haciendo su labor para romper los barrotes.

Virgo se despierta ante tal situación. Escucha lo que dice el Dios y piensa unos segundos.

—Está usando magia negra— Afirma en voz baja

—Eso parece— Le respondo a mi hermano

Cuando los barrotes ya no están más, Hermes se adentra a la jaula y con la misma herramienta destruye las cadenas que nos retienen. Estas se esfuman en una nube negra.

—Entonces ¿Atenea esta libre?— Pregunto

—Si, al igual que Piscis, están por allá vigilando— Responde Hermes —Apúrense debemos salir de aquí y ayudar a los demás.

Hacemos caso de lo que dice y salimos de la jaula. Avanzamos a la siguiente jaula, Hermes utiliza el hacha y rompe los barrotes haciendo una entrada improvisada. Dentro se encuentran Sagitario, Artemisa y Aries. Los libera de las cadenas. Veo como Apolo acaricia la cabeza de su melliza, reconfortándola un poco. Seguimos con otra jaula. Ahora Leo, Géminis y Acuario estaban libres. Vamos a otra jaula más, Capricornio, Libra y Ares ya están sin cadenas.

Cuando vamos a por otra jaula en donde se encuentran Cáncer junto con Némesis y Afrodita, pronto llega Atenea seguida de Piscis.

Lucen alteradas. Hermes ya está liberando a Cáncer cuando de pronto Ofiuco aparece. Una nube de humo oscuro le rodea, luce iracundo.

—Hermes—Le llama Atenea sacando su arco y flecha.

—Lo sé, Lo se. — Responde este sabiendo que la Diosa le está apresurando.

Logra deshacer la cadena de Cáncer. Artemisa mira a Hermes y sin decir nada, le quita el hacha de su mano.

—Sera mejor que te los lleves a ellos—Dice ella señalándonos con sus ojos cafés a nosotros los signos. —Nosotros nos encargaremos de esto

—Pero...

—Hermes, sin tu guía estos signos no podrán escapar.

—Maldita sea, Hermes solo has caso— Gruñe Apolo sacando de su mano, tras un movimiento ágil, una espada de hoja dorada y radiante.

—Está bien. Suerte. —Les dice recibiendo en respuesta un asentimiento de cabeza y una sonrisa de parte de Artemisa. —Vengan. —Nos ordena antes de salir corriendo en la dirección contraria de donde viene Ofiuco

Nosotros, dubitativos, le seguimos a toda velocidad. Miro atrás por encima del hombro viendo como los otros Dioses tratan de defenderse contra el signo.

Aries

Grito asustado mientras caigo directo hacia la tierra. No soy el único. Me golpeo el trasero contra el suelo al igual que otros signos. Hermes se planta en el suelo con delicadeza gracias a sus zapatos con alas y la práctica que tiene. Veo a Capricornio atorado en una rama de árbol, sus cuernos puntiagudos que dan al frente están incrustados en el tronco de la planta.

—Maldita sea— Se queja tratando de liberarse.

Tauro se acerca para ayudarlo. Me sobo el trasero mirando el lugar con asombro, no sé dónde nos encontramos pero parece que estamos en el medio de un bosque de pinos.

—Acuario, quítate—Le ordena Sagitario al signo de aire que está encima de él

—Ya decía yo que no me dolió la caída— Este se quita y ayuda al espíritu libre a levantarse.

—Qué forma tan problemática de viajar— Escucho como Virgo gruñe a mi lado mientras es ayudado a levantarse por Géminis.

—Lo sé, espero poder caminar— Resoplo aun adolorido

—Exagerados, fue algo divertido—Comenta Géminis con una sonrisa llena de emoción

—Dilo por ti— Leo se entromete en la conversación—Estoy tan desarreglada, tengo plantas en todo mi cabello.

—No debimos dejarlos ahí—Comenta Libra con una mirada llena de culpabilidad mientras se acaricia el brazo

Me levanto y le acaricio el cabello a mi rubia amiga tratando de hacerla sentir mejor.

—No nos quedó otra opción— Afirma Capricornio aun batallando con el tronco —Solo seriamos un estorbo para ellos.

—Tiene razón— Concuerda mi amigo taurino antes de tomar a su hermano por la cintura y jalándolo con tanta fuerza hasta lograr liberarlo.

— ¿No faltan dos?— Cuestiona Hermes llamando la atención de todos.

Cruzo miradas con Tauro.

—Faltan Cáncer y Piscis— Dice girándose a ver al Dios

—Tal vez cayeron alejadas de nosotros— Capricornio se frota los cuernos quitándole los trozos de corteza de ellos. —Deberíamos ir a buscarlas

No hace falta que lo diga. Me pongo en camino buscando a los dos signos de agua. Supongo que los demás hacen lo mismo, las llaman a gritos esperando a que respondan.

— ¡Aquí!— Responde la inconfundible voz fina y aguda de Piscis.

En cuanto la escucho, salgo corriendo en la dirección de donde viene. Pronto, a unos metros a lo lejos me encuentro con Cáncer y Piscis sobre una rama de un árbol.

— ¿Podrías bajarnos?—Cuestiona Piscis con una sonrisa tímida

Asiento. Alzo los brazos listos para atrapar a la pequeña de cabello coral y aguamarina. Salta hacia mí, alejándose de la rama, rápidamente la atrapo y con delicadeza la pongo sobre el suelo.

—Anda— Le animo a Cáncer para que salte igualmente.

Ella duda un poco pero después se acomoda en la rama, dirigiendo sus piernas hacia mí, después se suelta y se deja atrapar por mis brazos, la dejo sobre el suelo con sumo cuidado como si fuera algo hecho de cristal.

—Muchas gracias— Me sonríe y yo gustoso le devuelvo el gesto. Adoro su sonrisa pero noto en sus ojos la tristeza que siente. No es una sonrisa honesta.

— ¿Están bien?—Pregunta Capricornio

—Sí, parece que tú te lastimaste la cara— Habla Piscis posando su mano en el rostro del castaño viendo un pequeño rasguño que está en su mejilla.

—No es nada— Dice, mientras su mirada viaja por todo el cuerpo de la signo viendo que realmente no tenga nada

— ¿Qué deberíamos hacer?—Pregunta Cáncer a Hermes

—No lo sé, por ahora tomen esto— Veo como busca algo entre una alforja que lleva en su cintura. Después, saca unas pequeñas píldoras de color azulado que se encuentran en un saco color rojo casi transparente. Se los entrega a Virgo quien es él que está más cerca de él. —Sirve para cubrir su apariencia. Dudo que los humanos se tomen para bien que unos sujetos tengan cuernos sobre la cabeza o apariencia felina o escamas en el cuello.

—Pero mis orejas y cola son parte de mi— Chilla Leo con cierto tono de diva.

—No te quejes o ¿Quieres que te vean como un bicho raro?—Le digo

—Pues si me miran entonces por mí no hay problema— Ruedo los ojos fastidiado.

—Te lo vas a tomar, punto—Le ordeno viendo como ella enfurruñada se cruza de brazos.

—Vale, por ahora quédense en un hotel. Hay un hotel que me pertenece, los llevare ahí después de que se tomen eso—Hermes señala el saco rojo, se cruza de brazos y espera a que lo hagamos.

Virgo nos entrega una píldora a Tauro, Capricornio, Leo, Piscis y a mí. Veo lo pequeña que es, fácilmente puedes tragártela, luce como una pequeña perla azulada con textura suave y resbaladiza. Sin más que hacer me la trago. Miro a los demás que igualmente ya han tomado las píldoras. Lentamente veo como una capa casi invisible nos cubre el cuerpo.

— ¿Funciono?—Pregunta Piscis tocándose el cuello en busca de sus escamas turquesas brillantes.

—No estoy muy seguro de eso— Habla Tauro tratando de ver por encima de su cabeza sus cuernos.

—Funciona. Nosotros los vemos como siempre son. Estas píldoras crean un campo de ilusión alrededor de su cuerpo, este hace que a los ojos de los humanos nos veamos como gente normal. —Explica Hermes con total calma y naturalidad.

— ¿Qué hay respecto al cabello?—Cuestiona Géminis con curiosidad mientras se pasa la mano por sus cabellos de tonos azules.

—Estamos en el sigo XXI— Veo como se encoge de hombros restándole importancia—Existen personas que se tiñen el cabello de diferentes colores, al igual que usan pupilentes, así que con respecto a eso, no hay ningún problema.

—Menos mal porque adoro mi cabello—La chica de aire agita con egocentrismo fingido su cabellera al viento.

— ¿Cuánto dura el efecto?—Capricornio pregunta

—Si mal no recuerdo, unas veinticuatro horas— El Dios junta sus manos de manera estruendosa y con una sonrisa nos miró a todos— Vámonos ya.

Hermes nos tiene las manos. Libra de manera tímida, sujeto la mano tosca de él mientras que Acuario le toma la otra mano. Después cada uno de nosotros que restamos nos tomamos de las manos de las tres personas, formando un círculo.

En cuestión de segundos, después de algún truco de Hermes nos encontramos todos nuevamente viajando por el espacio tiempo para llegar al hotel del Dios.

Caemos nuevamente de sentón sobre el suelo de color grisáceo. Miro a mí alrededor, estamos en una oficina bastante elegante pero algo desordenada. Hay algunos cachivaches en el suelo en el escritorio grande de color caoba en donde hay una computadora color blanco. Además, frente al escritorio hay dos sillas metálicas con colchones negros, hay un tapete de color negro bastante suave con algunas manchas blancas.

Hermes acomoda una pequeña estatuilla dorada que hay en el escritorio, después nos mira con una sonrisa divertida por cómo hemos aterrizado sobre el suelo. Me levanto y me sobo el culo, luego ayudo a los demás a ponerse de pie. En cuanto me giro para ver a Hermes, una llave junto con una etiqueta roja se aproximan hacia mí, rápidamente las atrapo y las miro con duda.

—Les daré las llaves de tres cuartos, no más— Le entrega otra llave idéntica a la que tengo a Libra y otra a Capricornio— Cada habitación cuenta con cuatro camas así que divídanse.

— ¿No hay problema?—Pregunta cohibida Piscis viendo con ojos brillosos a Hermes

—No, no hay problema, solo los anotare en el registro de entrada —Sonríe— Aparte de las habitaciones pienso que debería darles algo de dinero por si acaso— Abre un cajón del escritorio comienza a buscar algo y segundos después le entrega en la mano un fajo de billetes a Capricornio.

— ¿Qué harás ahora Hermes? Deberíamos tratar de ayudar a los demás— Cáncer habla con rapidez casi tropezándose con las palabras

Un suspiro pesado escapa de sus labios con pesar.

—Iré a echar un vistazo al Olimpo— Dice— Ustedes quédense. Si alguien de los empleados pregunta por qué están aquí, pueden decir que son mis sobrinos o algo por el estilo. — Con cansancio se pasa la mano por el cabello antes de mirar el techo de la habitación— Los dejo.

Hermes da un salto potente, antes de golpearse con el techo color blanco, una luz incandescente aparece y en frente a nosotros, él desaparece.

Miro de nuevo la llave entre mis dedos, luego poso mi vista en los demás. Tenemos que arreglarnos para ver donde dormir. Comenzamos a discutir entre todos tratando de ponernos de acuerdo. Piscis dado que ella realmente no se siente bien en estos momentos prefiere quedarse con Cáncer. Leo compartirá habitación con ambas. Mi amiga del mismo elemento me lanza una mirada, ordenándome a escoger la misma habitación, cosa que a regañadientes hago. Sagitario comienza a quejarse, indignado dice que él igual quiere estar en la habitación con nosotros, Leo no hace más que sacarle la lengua y sonreírle de manera fanfarrona causando que el azabache enfurruñado se cruce de brazos.

Suspiro, no sé si es un suspiro de alivio o quizás de cansancio. Estoy algo tranquilo al ver que con la actitud infantil de ellos sea más fácil sobrellevar la situación.

Capricornio se quedara con Virgo y Tauro en la misma habitación. Estoy seguro de que lo que ellos más quieren en estos momentos es tranquilidad y paz y eso solo lo conseguirán si están ellos tres en la misma habitación. Entiendo el que busquen estar tranquilos, no los culpo.

Géminis, Acuario, Sagitario y Libra se quedaran en la misma habitación, solo espero que los tres lunáticos no pongan la habitación de cabeza. Conociéndolos bien sé que harán un desastre. Espero que Libra pueda con ellos. Ya todos arreglados nos disponemos a ir a nuestras habitaciones asignadas. Libra, Capricornio y yo checamos los números de color blanco que viene escritos en la etiqueta rojiza de la llave.

Salimos de la oficina y avanzamos por el enorme pasillo de piso color café y paredes con papel decorativo amarillo y negro y algunas pinturas hasta llegar a un ascensor en el fondo. Presiono el botón y al cabo de unos segundos eternos, las puertas metálicas se abren. Entramos los once algo apretujados unos a otros al cubículo de metal. Dentro se encuentra un trabajador uniformado con un pantalón de vestir negro y una camisa formal blanca. Con algo de incomodidad nos mira.

—Necesitamos ir a la habitación 50, 52 y 54— Le digo rápidamente recordando los números de las habitaciones

—Vale, están en el piso 10— Habla con una voz calmada y amable mientras presiona el botón que se ilumina en la lámina de pisos.

Observo el piso en el que nos encontramos. La planta baja. Escucho como Sagitario bufa desesperado al ver que tendremos que esperar otro rato más para llegar a las habitaciones.

— ¡Ay! Alguien me toco el culo— Se queja molesta Leo

— ¡Ay! Perdón ¿Era el tuyo?— responde Sagitario de manera sarcástica recibiendo una mirada fulminante de la chica aun sabiendo, esta que él no fue.

—Lo siento, fui yo— Se disculpa Libra—Todo es porque estamos muy juntos

—Pues sí pero no quedaba de otra—Afirma Acuario— A menos que te puedas tele transportar o algo así

—Eso sería genial, imagínate, podrías resolver muchas cosas con eso— Emocionada, Géminis da rienda suelta a su imaginación mientras mira el vacío y sus ojos brillan.

Un silencio inunda el lugar y la tensión se siente en el aire. No nos sentimos muy cómodos con el trabajador, o por lo menos no yo. Él tampoco parece estar en un lecho de rosas frente a nuestra presencia.

— ¿Fueron a una fiesta?— El silencio se rompe gracias al trabajador de cabello negro y ojos azules, que aparenta ser mayor de 20 años

Nos miramos entre todos con algo de duda. Alguien debería hablar y dar una excusa coherente. Supongo que ha deducido eso gracias a las togas que llevamos puestas.

—Sí, era una fiesta de la mitología griega—Responde Géminis con rapidez haciendo que hasta yo me lo crea

Segundos después nos detenemos y lentamente las puertas se abren. Salimos del ascensor, logro escuchar como Virgo le agradece al trabajador antes de que el ascensor se cierre. Avanzamos por el pasillo por donde se encuentran algunas personas. Nos ven extraños y eso solo logra que me moleste por sus miradas tan incomodas.

—Esta es la nuestra— Dice Capricornio deteniéndose junto a los dos signos de elemento tierra frente a una puerta de madera color caoba, tiene una pequeña placa dorada con los números de la habitación.

—Vale, cuando Hermes regrese veremos que hacer—Hablo con discreción y ellos asienten de acuerdo.

Seguimos adelante y pronto los signos de elemento aire junto con Sagitario se dirigen a su habitación, se despiden de nosotros con una sonrisa.

Llegamos a la habitación 54, con cuidado la abro con la llave que llevo conmigo. La habitación es espaciosa, hay cuatro camas. Dos de ellas están en una de las paredes a mi derecha mientras que las otras están a mi izquierda, están separadas por una pequeña mesita de noche color café que tiene una lámpara color blanco, las paredes están pintadas de un tono ocre con unos decorados de color naranja, el techo es completamente café de madera. En la pared delantera hay unas ventanas bastantes amplias que dejan ver la ciudad y demás, tienen cortinas de color crema gruesas junto con unas más delgadas de color blanco. El suelo igualmente es de madera. Hay una pequeña habitación junto a la entrada, supongo que es el baño. Cierro la puerta detrás de mí mientras las chicas se pasean por el lugar admirándolo con curiosidad e intriga.

Leo se deja caer a una de las camas perfectamente tendidas con la colcha de color negro con encaje floreado blanco en los costados y almohadones mullidos de tonos en gris. A los segundos ya se encuentra dentro de un profundo sueño del que ni yo puedo sacarla. Suelto un bufido y niego con la cabeza.

Me le acerco y la cargo como puedo entre mis brazos, levanto las cobijas como puedo con una sola mano para después meter debajo a Leo, acomodándola con cuidado con la cabeza sobre la almohada. Me giro para ver a la ventana, esta oscuro fuera, la noche ya ha caído y las luces de los demás edificios y autos son lo único que se logra ver. Mis ojos viajan hasta las chicas de agua quienes lucen fatigadas y poco alegres.

¿Qué debería hacer? ¿Tratar de animarlas? Eso no es lo mío, eso va más con Tauro o Sagitario, quizás Libra pero no conmigo.

—Deberían intentar dormir—Digo

—Sí, dormir suena bien, dormir me gusta— Balbucea Cáncer mientras se frota los ojos con cansancio

Les señalo las camas con una sonrisa divertida por verlas como unos muertos vivientes. Después me dirijo hacia la ventana la cual cierro con las cortinas para que no nos moleste la luz de fuera ni nadie nos vea.

***

Me remuevo en la cama por quinta vez en la noche. Me es imposible dormir a pesar de lo fatigado que estoy. Esto me jode a tal punto que me dan ganas de romper la cama. De pronto escucho el rechinar de los resortes de una de las camas seguido de pasos suaves y pausados que se hacen con cautela. Oigo como la cortina se abre un poco. Me levanto de la cama con cuidado, abro los ojos y trato de que se acostumbren a la falta de luz. A los segundos ya distingo lo que hay a mi alrededor. Salgo de la cama y me le acerco con confusión a la chica de agua quien mira desde la ventana.

— ¿Que miras?— Pregunto en un susurro

—Nada interesante, no se pueden ver las estrellas desde aquí— Afirma igual que yo, tratando de no despertar a las otras dos.

—No puedes dormir

Ella niega con la cabeza.

—Quizás sea porque hay luna llena— Veo como una sonrisa pequeña se forma en sus labios—Me transformare en una bestia y me comeré a todos.

—Hablar con Géminis te afecta— Digo logrando sacarle una risa leve—Deberías tratar de descansar

—Tu igual— Sus ojos se fijan en mí, apenas puedo distinguir el iris blanquecino rodeado por una fina línea gris. — Luces realmente cansado.

—Yo estoy bien— Sonrió como si de Leo se tratase, una sonrisa fanfarrona y ladina, me encojo de hombros restándole importancia —Tú me preocupas.

Veo como sus ojos se abren con sorpresa un segundo para después sonreír con dulzura.

—No deberías preocuparte— Dice— Estoy bien. —Deja escapar un suspiro pesado para después fijar su vista en la cama de Piscis.

—Ella estará bien, no es que sea débil solo demuestra más fácilmente sus emociones

—Lo sé, ella llora si quiere llorar, grita si quiere gritar, ese tipo de cosas no le cuesta para nada. De alguna forma la admiro.

—Y ella te admira a ti— Afirmo mientras con torpeza le acaricio su anaranjado cabello —Sabrá Zeus porque pero bueno— Hablo con un tono bromista y sarcástico, ella ríe y yo sonrió satisfecho.

—Que amor Aries.

—Lo sé. Como sea, hay que tratar de dormir una última vez. Ha sido un largo día para todos. Realmente, ni siquiera tu puedes dormir— Bromeo.

—El fin del mundo se acerca.

Reímos por lo bajo. Estamos dispuestos a dormir cuando escuchamos un estruendo y la tierra se agita de manera descontrolada por varios segundos hasta que nuevamente todo se queda quieto. ¡Mierda! ¿Ahora qué?

Dibujo hecho por TheAngelCrimson

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