17.No puede ser.
Géminis.
Acuario y Piscis cada vez van recuperando mayor movilidad, lo único que sigue adormecido son sus piernas, pero lo demás ya está en buenas condiciones. Les ayudamos a trasladarse a la cama o cosas así. Parecen un poco torpes aun, solo es cuestión de tiempo para que vuelvan a la normalidad. Es lo que creo, es lo que espero.
Me siento un poco cansada, eso no lo puedo negar, pero me imagino que Libra y Cáncer están en peores condiciones que yo. Mi hermana tiene grandes ojeras bajo los ojos, notándose con facilidad, mientras que la chica de cabello naranja parece estar al borde de un ataque de histeria.
Leo es, de los doce, quien no ha dicho nada y eso es gracias a que la leona ha estado en un bello letargo desde hace semanas. Parece casi como si invernara. Supongo que trata de alejarse un rato de la situación, recuperar las energías perdidas y despejarse aunque sea un momento, realmente no la culpo.
Bien, ahora todos estamos en una habitación, acomodados de una forma en la que todos podemos vernos entre sí. ¿Por qué? Esto es a causa de los dos signos de fuego varones, puesto que la chica aun no despierta. Realmente lucen desesperados por preparar su entrada a la acción.
—Debemos organizar un plan, no, varios. — Dice Aries con seriedad. — Ya teniendo la caja para encerrar a Ofiuco solo nos hace falta ver cómo nos desplegaremos para ir y atacarle.
— ¿Alguna idea, Aries?— Cuestiona Capricornio.
—Lo mejor sería dividirnos en pequeños grupos, separando las tareas que debemos hacer.
— ¿Tareas?— Pregunto y sus ojos negros parecen clavarse en mí.
—Sí. Alguien deberá ser la distracción, alguien más será la fuerza bruta por si algo sale mal y, bueno, indudablemente Piscis y Acuario serán quienes la encierren. Algo así.
—Yo tengo una duda. — Habla Libra alzando la mano como si pidiese permiso. — Ofiuco está dentro de Escorpio, entonces ¿Cómo la sacaremos?
—Uh...—Balbucea Cáncer junto a Tauro y todos le prestamos atención. Parece decaída. — Escorpio tendría que poner resistencia contra ella. Eso se puede lograr tratando de regresar su alma, su conciencia o... lastimándolo lo suficiente como para concentrarse en el dolor.
—No podemos lastimarlo. — Afirma Tauro. — Podríamos tratar primero con hablar con él. Tampoco debemos herir a uno de los nuestros.
—Es buen punto, pero debemos tener una idea de cómo haremos eso—Agrega Capricornio. —, después de todo, hablar lejos de él no funcionaria, la voz de quien le hable no llegaría con la misma intensidad, pero pienso que acercarse sería casi imposible.
— ¿Un reto?— Sonríe el ariano y Sagitario hace lo mismo.
—Nos encantan los retos. — Afirman al unísono.
—Tenía la idea de que hiciéramos algo así como un borrador, primero una lluvia de ideas.— Explica el chico de cabello rojizo.— Por ahora solo Capricornio, Sagitario, Libra y yo nos ocuparemos de eso, cuando ya tengamos una idea más concreta, lo discutiremos entre todos y daremos los toques finales.
—Después de todo—Habla Sagitario. —, Leo sigue dormida y esos dos— Señala a Acuario y a la chica de agua sobre la cama. —, deben recomponerse aún.
—Los demás deberán descansar un poco, realmente lucimos demacrados.
—Ni lo menciones. — Me quejo frotándome la cara con ambas manos. — Ni si quiera he podido dibujar algo. Cáncer ni si quiera ha podido dormir y ella es una holgazana. Tauro está adelgazando, Libra ni si quiera se angustia de arreglarse, Virgo se encierra cada vez más, Piscis tiene pesadillas, Leo está en una clase de invernación, Sagitario no deja de correr por todos lados como desesperado y tú no dejas de entrenar y golpear cosas. Los únicos que lucen aun cuerdos son Capricornio y Acuario.
El lugar se sume en silencio, uno bastante incómodo y pesado. No sé cuánto tiempo más podamos aguantar tanta presión. Parece que nadie tiene pensado decir algo y aunque yo quiero hacerlo, no sé qué decir.
—Es cierto. — Aries rompe el silencio. — Pero por ahora no podemos hacer nada, no quiero que alguien tenga un infarto en estos momentos. Bien, Tauro—Le mira y el nombrado parece calmo. —, quiero que comas, no me importa si no tienes apetito, no me importa lo que digas, sé que estas anémico, come.
Su atención se desvía a mi hermana, quien se encoge en su lugar con cierta incomodidad.
—Libra, deberías relajarte un poco, tú eres bella pero no tienes por qué descuidarte, es importante que estés saludable y eso se nota en tu físico. Cuídate, mujer.
Ella asiente. Aries se gira a donde Virgo se encuentra sentado. Sus brazos cruzados desganadamente sobre el pecho, mirando el suelo como si fuese lo más interesante mientras su cabello le cubre un poco, dándole un toque melancólico.
—Virgo, sé que debe ser difícil como lo es para todos, pero encerrarte no funcionara de nada, tienes que hablar con nosotros, formar parte de esto aunque no quieras.
Veo que el peli-verde hace un gesto en afirmación. El carnero me mira, o eso pienso.
—Se supone que tú transformas tus sentimientos en una obra de arte, entonces ¿esto no te sirve de inspiración? Incluso si parece que todo se derrumba, puedes encontrar una forma de vaciar todo lo que tienes y eso siempre lo has hecho. Quiero que pintes con tanto sentimiento que me hagas llorar.
No entiendo muy bien el por qué, pero sonrío ante las palabras de él. Sabe que es una respuesta afirmativa. Su mano se posa sobre el hombro de Sagitario junto a él.
—Sé que estas desesperado, sé que la espera te mata y la paciencia se te acaba, pero debemos estar calmos y moverse de un lado al otro como león enjaulado no servirá para mantenerte tranquilo, a ti, ni a nadie. Buscaremos como ocupar tu cabeza para que te relajes un poco ¿entendido?
Sagitario hace una mueca de no estar convencido, pero al ver el rostro serio de su hermano no tiene más opción que asentir de acuerdo. Le hará bien, de eso estoy segura.
—Ya me encargaré de Leo después. — Sigue. Sus ojos posándose en la menor del Zodiaco. — Tienes miedo y sientes que te congelas en tu lugar. Tu cuerpo se petrifica. Sientes que las pesadillas son tu realidad y en cualquier momento saldrán de tu cabeza para herirte. No es así. Usa esa emoción para motivarte, para moverte. Si necesitas un empujón o consuelo, no necesitas ir a esconderte sola bajo las mantas, para eso estamos nosotros. Si es necesario que duermas acompañada entonces así será.
Noto como ella asiente con lentitud, sus mejillas sonrojándose, a saber el por qué. Por alguna razón desvío la mirada a Capricornio, notándolo un poco tenso y tampoco comprendo el por qué. Aries se da la vuelta, quedando por completo cara a cara con la mayor de los agua.
—No estás sola, que te quede claro eso. Si quieres llorar hazlo, si quieres gritar, adelante, lo que se te venga en gana, hazlo, joder, hazlo. Si sientes que vas a caer y no hay nadie que te acompañe en el suelo entonces yo lo haré. Te acompañare hasta que te sientas mejor, hasta que te sientas capaz y si necesitas ayuda te la brindaré, tanto como la necesitas, pero deja de ahogarte tu sola con los problemas de todos. Aquí estoy.
Me sorprendo cuando veo un par de lágrimas escapar del rostro de Cáncer, que por el momento se mantiene estoico y neutral. Parece que no soy la única que se sorprende por eso, podías llegar a verla deprimida, sí, pero nunca lloraba frente a nadie. La veo limpiarse la cara con rapidez al tiempo que Tauro le pasa un brazo por los hombros, como si le estuviera dando cobijo bajo su ala de ángel guardián.
—Sí, esto no se ha acabado y probablemente no lo haga pronto, pero no debemos rendirnos ni caernos a pedazos. ¡Ala! Basta de lloriqueos, vamos a hacerlo en serio.
Definitivamente, aunque llegases a dudar si Aries es capaz de algo, es un líder increíble, un poco terco e irascible, pero sabe cómo inspirar y guiar a las personas.
—A los que ya mencione, los veo en un rato en la otra habitación ¿entendido?— Todos asentimos. — Bien, necesito salir un rato.
Incluso él está fatigado por todo esto. Lo puedes notar en esa fachada de fortaleza que tiene puesta, pero tampoco es como si esforzara en ocultarlo. Realmente no sé cómo Capricornio y Acuario no están al borde de la locura. Necesito que me digan su secreto, o quizás se están muriendo por dentro sin decirlo o presentar causas físicas como todos los demás. Ojala pudiera leer mentes.
Aries
Después de... aquella especie de discurso, salgo de la habitación y me encamino a la que usa Leo por el momento. Dado que sigue durmiendo, tengo que percatarme de que todo con ella vaya bien.
Abro la puerta y siento que algo no está bien. Un sentimiento se abre paso por todo mi cuerpo y no es nada agradable. Leo permanece en la cama, donde yo me acerco para verle. Esta recostada de lado, viendo hacia la puerta. Noto su cara roja, una leve capa de sudor en ella, su cabello hecho un desorden y puedo ver los pequeños temblores que le recorren todo el cuerpo.
No, no, no.
No puede enfermarse, no ahora, ¡maldita sea! Salgo de la habitación hecho un torbellino imparable. Regreso sobre mis pasos hasta la recamara en donde estaba hace un segundo con todos los demás. Mis ojos vagan por el lugar, por sobre todos los signos hasta clavarlos sobre Cáncer. Sin esperar que alguien diga o haga algo, tomo a la chica de agua por la cintura y la cargo de la manera que se me hace más fácil y simple. Corro de vuelta a donde Leo descansa, escuchando las preguntas y quejidos de la cangreja que arrastro conmigo. La dejo sobre el suelo cuando llego al lugar, la tomo de los hombros antes de que pueda reclamarme algo y la obligo a girarse a mirar a la leona.
Puedo escuchar como suelta un suspiro de sorpresa en cuanto la observa. Se nota a leguas que ella está mal y necesita que la traten. Ambos nos acercamos a la cama, veo como Cáncer la inspecciona por la superficie, luego se pasa la mano por el cabello y finalmente, mueve a la leona con cuidado para despertarla.
Sus párpados apenas se abren lo suficiente para mirarnos a ambos. Debe estar cansada.
—Leo ¿Qué sientes?— Murmura la cangreja a mi lado como si tuviese miedo de la reacción de ella, o quizás piensa que es probable que le duela la cabeza.
No sé.
—Tengo frio. — Responde mi hermana con voz pastosa y apenas audible. — Estoy cansada.
Antes de que la chica de largo cabello naranja siga con su interrogatorio, busco algo con que cobijar a Leo, pero no encuentro una manta o algo similar. Sin pensarlo y es que realmente en estos momentos no lo hago, me comienzo a retirar la ropa. Primero la camisa de cuadros y luego la playera bajo esta, lanzando ambas sobre la cama.
— ¿Qué haces?— Chilla Cáncer mirándome como si estuviera loco.
— ¿Qué parece que hago?— Refuto quitándome un zapato.
— ¿Acaso piensas desvestirte como un bailarín exótico?
—Mi temperatura es alta, para sobrevivir en casos de frio con otra persona esto sirve.
—Aries ¿Al menos sabes cómo esta Leo?— La señala y yo me detengo de seguir con mi pantalón cuando mi calzado ya no está. —Está hirviendo.
—Tiene frio.
—Está hirviendo. — Repite, nuestras manos sobre la frente de ella. Indudablemente, está más caliente de lo normal. — Con la manta que ya tiene encima es suficiente, si le ponemos aún más calor será como un caldero en su punto de ebullición. Necesita algo frio.
—Cáncer...
—No, nada.
— ¡No puedo dejar que se muera de frio! Esta temblando
Trato de apartarla de mi camino pero poco funciona. Ella se para frente a mi cada que lo intento, su mano sobre mi pecho en una señal de querer detenerme. Después de mucho rato, por fin clavo mis ojos sobre los suyos. Creo que ya la he hecho enojar.
—Suficiente. Si vas a estorbar te sacare de aquí hasta que termine con Leo. —Dice y yo no puedo evitar sonreír con cinismo.
—Quiero verte intentarlo.
Su ceño se frunce aún más, sus ojos plata oscureciéndose, sé que debería tener un poco, al menos una pizca de miedo, pero no en estos momentos. En un parpadeo, me encuentro fuera de la habitación, la puerta cerrada frente a mis narices y en cuanto trato de abrirla, me percato que ha puesto algo para impedir el paso.
— ¡Cáncer! ¡Cáncer!— Le llamo mientras golpeo la puerta.
Siento una mano sobre mi hombro. Al voltearme, me encuentro con la mirada de todos encima mío (Excepto Piscis y Acuario, claro está). Unos lucen confundidos, otros divertidos, no me importa, quiero ayudar a mi hermana.
Miro a los ojos del dueño de aquella mano: Tauro.
— ¿Se puede saber que está pasando?— Cuestiona con seriedad, barriéndome con la mirada de abajo a arriba.
—Cáncer... ella... ¡Agh!
—Oye, espera—Ríe Sagitario—, ¿acaso ya llegaste tan lejos con ella?
— ¿De qué mierdas me hablas, Sagitario?— Gruño, en serio no estoy de humor. — Leo está enferma.
Su semblante deja de lado la diversión y se transforma en uno de seriedad. Si, esa es la reacción que tuve hace nada.
— ¿Qué tan mal?
—Tiene frio.
—Mierda. — Le veo moverse con rapidez para plantarse a mi lado y comenzar a golpear la puerta como yo segundos atrás. — ¡Cáncer, déjame entrar!
— ¡Ni loca! Solo estorbaran, en cuanto termine podrán verla.
— ¡Cáncer!— Gritamos ambos al unísono con la puerta obstruyéndonos el paso.
***
No se cuánto tiempo ha pasado, pero estoy seguro que si no detengo a Sagitario y a mí de seguir caminando en círculos por el pasillo haremos un hoyo en el suelo. Esa chica no nos ha dejado entrar desde entonces y no sé qué pueda estarle haciendo a Leo.
Me detengo de golpe en la entrada cuando la puerta se abre y por ella aparece Cáncer. Su mano se extiende frente a ella, evitándonos el pase. Sus ojos se clavan en Capricornio.
—Necesito unas cosas. — Dice y estoy seguro que él ha asentido dispuesto a ir por aquello. — ¿Podrían ir los tres? Son bastantes cosas.
—No hay problema.
—Yo también tengo que salir. — Ahora su mirada se posa en Libra. — ¿Podrías vigilarlos?
—Sí, evitare que hagan cualquier locura. — Sé que ha sonreído. — Aunque deberías dejar que la vean un poco.
—Bien—Resopla. —, solo... no hagan nada ¿de acuerdo?
Sagitario y yo asentimos con efusión. Rápidamente, ambos entramos a la habitación. Sagitario se siente en la cama junto a Leo, quien permanece dormida en la cama, ahora boca arriba. Sé que no pasó mucho tiempo, pero yo sentí que fue una eternidad. Me mantengo plantado junto al colchón, viendo la cara enrojecida de mi hermana y su respiración pesada, parece que le cuesta respirar, su pecho subiendo y bajando con brusquedad. Sagitario le comienza a acariciar el cabello, las orejas y la frente con suma delicadeza, mientras yo solo observo.
Nosotros no nos enfermamos con frecuencia, pero cuando lo hacemos, parece que es nuestro último día con vida, por lo que nos preocupamos mucho, por lo menos yo lo hago con estos chicos que son mis hermanos. Siento la mirada de Libra en mi nuca, evitando que hagamos algo poco cuerdo dentro de la habitación con una enferma. ¡Tampoco es como si la fuésemos a matar!
El tiempo pasa ahora con mayor rapidez. Escucho varios pasos acercarse hasta llegar a la entrada de la recamara. Un intercambio de palabras amenas y luego dos personas entran, cerrando la puerta con todos los demás fuera. Me hago a un lado, dejando que Cáncer se acomode junto a Leo, con Tauro acompañándole. Ambos con cosas en las manos, plantas, para ser más específico, además de que ella tiene un cazo de cobre con agua. Dejan todo sobre un mueble cercano.
La cangreja toma un trapo y este lo moja un poco con el agua que estoy seguro esta helada, luego, lo coloca sobre la frente de Leo. Parece aliviarse un poco por el tacto frio aunque los temblores continúan. Veo como Cáncer se acomoda el cabello, tratando de aclarar su campo de visión, pero no parece funcionar, su gran cantidad de cabello no le deja. Sigo sin entender por qué se lo deja así.
Pronto, unas manos se colocan en su cabellera naranja. Tauro comienza a peinarla como si fuera una niña pequeña. Le retira el cabello de la cara, dejándolo expuesto por lo que ella lleva sus manos a los costados de su rostro, evitando que le veamos. Con sus dedos como ayuda, le sujeta el cabello en una coleta alta con una liga que hace mucho lleva con él.
—Así podrás ver. — Le dice con una sonrisa.
—Gracias, pero no era necesario. Me siento demasiado descubierta.
—Ten un poco de confianza, Cáncer.
Se gira a verle, dándome la espalda por completo. No puedo verle el rostro, pero por lo rojas que están sus orejas, me imagino que esta sonrojada de lo lindo hasta el cuello.
Carraspeo la garganta, interrumpiendo su intercambio de miradas. No es el maldito momento para esto.
Veo como ella se pasa la mano por la frente, como si le incomodase que el aire toque esa parte de su piel tersa y platinada. Sus manos se mueven ágilmente haciendo miles de cosas con rapidez. Cuando me doy cuenta, ya ha terminado de atender a mi hermana, de buena forma, tengo que admitir.
—Estará bien. —Habla, causando que mis ojos se eleven y se claven con los suyos. Hasta ahora puedo admirarla bien y siendo sincero, he perdido el aliento, en el buen sentido de la palabra.
Muy pocas veces he logrado ver un poco más allá de todo ese cabello tan naranja como el atardecer. Sus ojos son melancólicos, pero te llenan de un sentimiento cómodo, su piel nívea, sus facciones suaves, sus labios rosados y relativamente pequeños. Me gusta con su cabello recogido, puedo apreciarla mejor.
—Le daré un poco de medicina de vez en cuando— Continua. —, no sé cuánto tiempo le tome, pero mejorará.
—Que mal momento escogió para esto. — Escucho a Sagitario decir. — ¿Por qué se enfermó?
—Estrés y ansiedad. — Suelta su cabello y este vuelve a cubrirle. Suelta un suspiro de alivio. — Deberán mantenerla tranquila, deberá descansar y nada de ponerle más mantas. Este con demasiada temperatura, ¿entendido?
—Bien. — Exhalo sin razón aparente antes de repetir lo que ha dicho. — Estará bien.
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