13. La caja

Géminis.

Continúo trenzando el cabello de Leo, tratando de arreglarlo. A penas llevamos un par de días aquí y por desgracia, no sabemos qué hacer. Estamos varados. Ella está demasiado tranquila para mi gusto, pero no sé qué pueda decir para romper la tensión y es que ella está demasiado tensa. Escucho la pequeña pelea que tienen Aries y Sagitario a unos metros de nosotras, tengo entendido que están practicando y de vez en cuando lo hacen. Contacto cuerpo a cuerpo, golpes, patadas, lo que sea. No sé si esto se deba a la situación, pero según Leo ellos dos siempre lo han hecho.

Bueno, es extraño, pero comienzo a impacientarme con todo el asunto de Ofiuco y Escorpio. ¿Qué es lo que en verdad quiere de todos nosotros? ¿No puede dejarnos en paz? ¿En serio todo esto es necesario? Sin darme cuenta, aprieto demasiado la cabellera de la leona, solo me percato de esto cuando ella suelta un quejido. Me disculpo y continúo.

Pronto escucho una discusión formarse y esta parece estarse acercando con el tiempo. Cuando alzo la vista Cáncer y Virgo discuten a palabras abiertamente, no sé de qué, pero luce cómo si el chico de tierra realmente estuviera tocando un punto sensible en la chica de agua. Parece que no soy la única que los nota pues ya no escucho los golpes que antes se propinaban los chicos de fuego. Segundos después, veo a Capricornio salir junto con Tauro. El de cabello negro parece que intenta calmar al de pelo verde, mientras el castaño aleja a la chica de agua del más alto. A saber el por qué.

— ¡¿Alguna otra idea?!— Reclama Virgo con enojo.

Hasta ahora noto que todos los demás nos hemos acercado para saber mejor lo que sucede.

— ¡No puedo creerlo!— Chilla la signo de agua, en un intento de quitarse las manos de Capricornio de encima. — ¡¿Si quiera escuchaste tu sugerencia?! No puedo creer que si quiera lo pienses ¡No mataras a Escorpio!

¿Qué?

— ¡No veo otra salida!

Logro captar el sonido del agua moverse con cierta rapidez y mis ojos se dirigen esta, luego, se clavan sobre Cáncer, puedo notar como sus ojos se tornan de un plata por completo. En respuesta, Virgo toma una posición más seria, con su mirada sin brillo. Al segundo, varios tiburones se encuentran merodeando el lugar, nadando en el agua de un lado al otro. Esto está comenzando a salir de control.

Mientras Tauro se encarga de entablar una conversación tranquilizadora con el chico peli-verde, Capricornio toma por los hombros a la cangreja.

—Cáncer, mírame. — Logro escuchar la voz de él. —Mírame. Tranquila. Nada bueno saldrá si no te relajas.

Les veo. Me parece que un minuto entero pasa para que la chica de agua se relaje. Noto como resopla con cierta molestia.

—Estoy bien. —Afirma.

Mi vista viaja hasta los otros dos chicos de tierra. Virgo relaja los hombros al tiempo en que se pasa la mano por el cabello. Dioses, la catástrofe que se avecinaba. Con cierto temor, alzo la mano llamando la atención de los demás.

— ¿Qué ha pasado?—Pregunto.

—Habían empezado a discutir que podríamos hacer. —Aclara Capricornio. — No pensé que esto terminaría así.

—Creo que primero debemos tranquilizarnos y hablar todos acerca de lo que haremos. — Dice Tauro.

—Sí, esto no es algo que solo uno pueda decidir. — Concuerda el pelirrojo de los fuego. —Aunque debemos ver si Poseidón ha conseguido algo para ayudarnos. Por ahora solo hay que mantenernos relajados, sé que es difícil, pero no es buena idea que discutamos entre nosotros en estos momentos.

— ¿Y luego?

Los ojos negros de Aries se clavan en los míos al hacer aquella pregunta.

—Deberemos idear un plan de ataque. —Dice.

Todos permanecemos en silencio y la verdad es que no se el porqué. Escucho un solo aplauso emitirse, cuando me giro a ver de quien, Sagitario tiene una sonrisa calmada en el rostro. Como siempre, trata de apaciguar las aguas.

—No ganaremos nada tensándonos así y esperando sentados, cada quien regrese a lo suyo.

Todos asentimos, o por lo menos algunos lo hacemos. Vuelvo a acomodarme en el suelo y mientras espero a que Leo haga lo mismo que yo para poder arreglar, de nueva cuenta, su cabello, veo como los signos tierra deciden regresar dentro del lugar, sin embargo Cáncer permanece estática en su lugar. Veo como el castaño se le acerca, le coloca una mano en el hombro y le dice algo que no puedo lograr escuchar, ella solo asiente y él se marcha. Los chicos de fuego deciden regresar a lo suyo y yo, peino por segunda vez a Leo.

¿Cuándo terminara todo esto? Solo quiero regresar a las risas y la despreocupación.

Aries.

Jamás había sujetado una espada tan ligera como la que ahora sostengo en mis manos. Apolo sí que sabe de armas. Practico un poco mi postura y algunas otras cosas para seguir mejorando, luego utilizo las estalagmitas de la cueva y algunos corales cómo muñeco de pruebas. Por otro lado, Sagitario se encuentra dentro ahora, ya ha practicado suficiente con su arco y flecha, no me sorprende que este bastante cansado. Yo estoy en las mismas circunstancias pero esto sirve para distraerme.

—Aries. — Escucho a alguien llamarme a las espaldas.

Bruscamente me giro a encarar a la persona, sujetando la espada a la altura de mis hombros, apuntándola con esta. Piscis me mira con las manos en alto en forma de rendición. Estaba tan concentrado que no me di cuenta cuando llego. Bajo el arma.

—Lo siento. — Sonrío. — Acto reflejo.

—Está bien.

— ¿Ocurre algo?

—Te iba a preguntar si no habías visto a Cáncer.

Yo niego y ella suspira con aires de derrota.

— ¿Poseidón ha dicho algo nuevo?—Cuestiono y sus ojos aguamarina me inspeccionan el rostro. — ¿Lo que sea?

—No, nada. Por ahora, sigue buscando algo, aunque no estoy segura de qué.

—Yo tampoco.

Ella se encoge acongojada, su mirada se clava en las estalagmitas del lugar y hace una mueca contrariada. Le desordeno el cabello.

—Lograremos resolverlo. —Digo. —Solo se más paciente.

Ella me sonríe con cierta gratitud. No puedo evitar pensar que luce demasiado pequeña.

—Gracias.

—No hay problema.

Segundos después ella regresa por donde, supongo, ha venido. Mis hombros escocen, mi espalda no la siento, mis piernas tiemblan y estoy cubierto de sudor, creo que debo descansar Hago unos cuantos movimientos más con la espada y me dispongo a regresar al lugar donde por ahora nos hospedamos, sin embargo, escucho un golpe de varias piedras a unos cuantos metros. Alerta, sujeto con más fuerza la espada con la mano derecha y avanzo cautelosamente hacia donde he escuchado aquello.

Al llegar al lugar, logro distinguir una figura conocida para mí, por lo que bajo la guardia. Camino con más ligereza a donde esta ella, luego, me siento a su lado, causando que se sorprenda. Apenas logro distinguir sus ojos plata con la oscuridad que reina en esta sección de la caverna.

— ¿Y bien?—Digo y ella se relaja.

— ¿Bien qué?— Responde encogiéndose de hombros.

— ¿Qué haces aquí? Piscis vino a buscarte.

—Necesitaba tiempo para mí, quería relajarme.

— ¿Estas mejor?

—Creo que no funciona. —Niega sacudiendo la cabeza. —Por lo general, distanciarme lo soluciona.

—Creo que es el problema. —Ella me mira expectante. —No estas siendo honesta contigo, Cáncer.

— ¿Qué?— Reclama con una cara de enojo. —Eso no tiene sentido. Jamás lo he sido y he estado perfectamente bien.

—Solo escondes tus emociones en un caparazón. Guardándolas en una caja al fondo de tu mente. Sinceramente, pienso que deberías abrirla de vez en cuando, sino tarde o temprano, estará tan llena que sola se abrirá.

—No lo veo necesario.

—Cáncer, en estos momentos, es una situación completamente diferente a la que antes se nos ha presentado, es obvio que no sabes cómo reaccionar, ninguno lo sabe, pero si quieres llorar hazlo, si quieres gritar, hazlo. Deja de contenerte de esta forma.

—Aries...

—Está bien, incluso si lo haces a escondidas. Solo no te ahogues a ti misma.

—No quiero hacerlo, por lo menos no sola.

— ¿Yo que soy? ¿Una roca?—Bromeo y ella ríe. Oh, hace cuanto que no lo hacía. —Aquí estoy.

Pronto la escucho sollozar, aunque por la forma en que lo hace, estoy seguro que se muerde los labios para no dejarlo escapar con tanta libertad. Le paso un brazo alrededor de sus hombros, sintiendo como tiembla.

—Tengo miedo. —Susurra y tiembla con cada palabra.

Me sorprende que no tartamudeara.

—Lo sé, todos tenemos miedo.

Escucho algunas preocupaciones más que tiene y en silencio, dejo que ella se desahogue tanto como quiera. Sinceramente no la culpo, Leo ha estado pasando por lo mismo, ni hablar de Libra. Están demasiado consternadas.

***

Hace poco más de unos minutos, Piscis había sido llamada por Poseidón y aun no vuelve. Los demás permanecemos en la habitación, esperando por la chica de agua. Sagitario comienza a desesperarse y a mí, comienza a impacientarme el hecho de que golpea el suelo con su pie una y otra vez. Parece que Acuario está en las mismas que yo, pues le toma por los hombros al tiempo en que se sienta a su lado, luego comienza a conversar con él, logrando distraerlo durante un tiempo. Bendito seas Acuario.

La calma no dura mucho tiempo, pues segundos después, Piscis aparece por la puerta de la habitación. Todos le miramos.

— ¿Qué es eso?—Cuestiona Sagitario, señalando una caja que se encuentra en las manos de la chica.

Ella sonríe con todos los dientes y es la primera vez en la que noto como sus ojos brillan.

—Es la solución. — Aclara.

Debe ser una broma.

He vuelto, ni se me emocionen xD luego los abandonare como siempre :u lo siento.

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