9.
Dos partidos de tres sets enteros después, acordaron que se quedarían en un empate.
Sin embargo, Kuroo sonreía como si hubiera ganado los dos partidos y Daichi gruñía como si los hubiera perdido.
Todos estaban en el borde de la muerte por el cansancio. Mientras los del Nekoma se dirigían de vuelta a sus casas —Kenma era prácticamente cargado por Kuroo, porque ya no podía dar un paso más—, los de Karasuno se dirigieron a la residencia donde pasarían los días de práctica.
Según les habían informado, estarían cuatro días y tres noches, siendo el cuarto día el de regreso a casa. Tendrían que descansar bien porque el siguiente día se enfrentarían a Fukurodani, quienes no desaprovecharían la visita de los de Miyagi para echar unos partidos.
—¿Noya? ¿A dónde vas? —Asahi le tomó por el hombro al ver que se despegaba del grupo, acompañado por el líbero del Nekoma.
Noya le miró con una sonrisa mientras Yaku se cruzaba de brazos y contenía una risa.
—¡Me voy a quedar en casa de Morisuke! —dijo alegre, atrayendo la atención de los otros dos de tercero—. Su madre me ha ofrecido quedarme porque su hermana quiere conocerme.
—No os importa, ¿verdad? —apuntó Yaku, mirando directamente al as del Karasuno—. Los profesores han dado permiso.
Asahi negó con la cabeza y le deseó que se lo pasase bien. Suga arqueó una ceja con una sonrisa divertida, pero se dedicó a dar media vuelta mientras ignoraba deliberadamente una pregunta que le hacía Daichi. Noya escuchó a su vicecapitán regañando a Hinata por alguna cosa relativa a Kageyama mientras se alejaban.
Algunos del Nekoma les hicieron compañía hasta cierto punto donde un cruce separaba la casa de Yaku de las del resto. Lev se había separado de ambos ni bien salieron, porque parecía tener prisa —algo relativo a su hermana—, así que Noya perdió toda oportunidad de hablar con él.
—Bueno, cuéntame más —codeó a Yaku—. ¿Cuándo es lo del cine?
—La siguiente semana. El sábado, en concreto.
—¿¡No voy a poder estar?! ¿Qué clase de desgracia es esta?
—Te jodes —sonrió—. ¿Y bien? ¿Al final cuál era ese plan que nunca acabaste de contarme?
Noya le miró extrañado, pero luego recordó que había estado conversando con él en el autobús acerca del plan que había pensado cuando Yaku le contó su gatuno drama, antes de que la gente empezase a bombardearle —de nuevo— a preguntas.
—Pues verás. Usaré la técnica de Lev en mi favor.
—¿Técnica? —arqueó una ceja—. Si pretendes ser como Lev, a Azumane le va a dar algo.
—¡Claro que no voy a hacer eso! —rió—. Si le digo que me he ganado unas entradas, será más creíble que si le digo de golpe «oye ven conmigo al cine». ¿No crees?
—Y puedes decírselo por mensaje y te ahorras el decírselo a la cara —puntuó, y Noya asintió.
—¡No se me había ocurrido pero es verdad!
—Bien, envíaselo ahora —sonrió Yaku, y Noya le miró con los ojos muy abiertos.
—Ni en broma. Menos en frente de ti, que a saber lo que harás.
—¿No te fías de mí?
—Ni un pelo.
Ambos rieron y Noya sacó su teléfono. Aunque era en mensaje, seguía poniéndose nervioso. Por tanto, soltó lo primero que se le ocurrió —que no era nada malo o absurdo para su fortuna— y Asahi le respondió un par de minutos después diciendo que estaría encantado.
—¿Qué día le vas a decir? —preguntó Yaku—. Porque supongo que tendrás que darle uno.
—Lo tengo todo pensado —sonrió divertido—. Será el sábado de la siguiente semana.
Yaku sonrió también, y Noya se dedicó a escribir. Supuso que Azumane habría aceptado, a juzgar por la cara de Noya.
—¡Hecho! —dio un pequeño salto mientas guardaba el teléfono en el bolsillo.
Ambos llegaron a la casa de Yaku, y una alegre niña de cabello castaño y ojos marrones, que se abrazó a Yaku.
—¡Al fin llegas! ¡Mamá no me quiere dar galletas! —luego pareció notar la presencia de Noya, y dio un pequeño salto con un chillido—. ¡Tú debes ser Yuu! ¡Por fin nos vemos en persona! —cogió la mano del líbero de Karasuno y la agitó—. ¡Mi hermano no para de hablar de ti! Bueno, en realidad lo intercala mucho con el chico alto, ¡pero tú eres pequeño! —dijo alegre—. ¡Yo soy Akane, encantada!
Su hermano mayor puso una mano en su frente mientras Noya sonreía.
—¿Qué es todo este escándalo, Akane?
Una mujer muy parecida a la niña y a Yaku, aunque algo más alta que ellos, apareció por una esquina. Su cabello era oscuro, pero sus ojos eran iguales a los de sus hijos.
Sonrió al ver a Noya, comprendiendo la ilusión de Akane.
—Tú debes ser Yuu-kun, ¿verdad? Morisuke me ha dicho que ibas a venir. Siéntete en tu casa.
—Muchas gracias —hizo una reverencia.
—Al menos tú no te vas a dar con todas las puertas —rió Akane—. Porque el chico alto siempre se da, según dice mamá, porque mi hermano nunca me deja verle —se cruzó de brazos.
—Lev-kun es muy alto —rió la mujer, y Noya dirigió una mirada divertida al otro líbero.
—¿Se llama así? —se sorprendió la niña—. ¡Al fin lo sé!
—¿No sabías su nombre? —preguntó curioso Noya.
—¡No! Mi hermano siempre se refiere a él como «amigo idiota» o «ese idiota».
El del Nekoma no sabía dónde meterse para que las dos parasen de hablar.
—Bueno, Yuu está muy cansado y seguramente quiera darse una ducha así que nos vamos yendo —excusó.
—No es para tanto, me encantaría...
—¡Ahora bajamos a cenar, mamá! —tiró de Noya sin dejarle acabar, haciéndole subir las escaleras a trompicones.
—¡Oye, espera! —rió mientras trataba de subir sin matarse.
Llegó a la segunda planta vivo de milagro, y Yaku se rió.
—Eres un exagerado.
—Mira quién habla.
Los dos rieron y Yaku abrió su armario, dando un salto para alcanzar la toalla blanca que estaba en el estante de arriba. Tras un par de intentos, logró alcanzarla y se la lanzó.
—Ve tú primero, yo voy a ver si logro callar a mi hermana.
—Tu hermana me cae bien —rió mientras sacaba de su equipaje el pijama.
—Considérate afortunado de ser hijo único —suspiró—. El baño está abajo a la derecha.
—Gracias, me has ahorrado tener que recorrer toda tu casa —sonrió mientras se ponía la toalla por detrás del cuello.
Mientras salía, vio de reojo a Yaku revisar su teléfono mientras se sentaba en la cama.
Cuando estaba ya en el baño, escuchó un fuerte golpe proviniendo de la planta de arriba que hizo que mirase el techo, preguntándose si debería ir a ver o no.
En el debate, escuchó unos pasos que corrían a toda prisa y subían las escaleras, así que Noya decidió abrir la ducha.
Mejor preguntaría después.
★★★
ACABÉ.
OMG por fin. Bueno, este es el caso. Marta me ha ayudado con el examen de mates y pues le estoy agradecida subiendo cap.
La Cosa. El miércoles tengo el examen y dependiendo del resultado el capítulo que le debo el miércoles será bueno o malo (que sin quererlo me ha quedado exactamente en un buen punto JAJAJA)
ASI QUE A REZAR QUE ME SALGA BIEN MUAJAJAJAJA
Eso es todo~
¿Review? 💕
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