6.

Suga frunció el ceño al ver un número desconocido llamándole en el recreo. Iba a ignorarlo, porque Suga sabía que esos números normalmente tratan de venderte algo, y además quería comentarle a Daichi acerca de sus últimas observaciones acerca de Noya.

Sin embargo, el capitán parecía más entretenido en hablar con Michimiya como para esperarle, como siempre hacía cada recreo, así que decidió que discutir con el de alguna línea telefónica de repente era buena idea.

—¿Sí? —contestó, cabreado.

—Wow, tranquilo, Sugawara. Soy Kuroo, no tu saco de boxeo.

—¿Kuroo? ¿El del Nekoma? —frunció el ceño, extrañado—. ¿Cómo tienes mi número? —Y la preocupación afloró—. Oh, Dios, ¿le ha pasado algo a alguno del equipo? ¿Es que Hinata está ahí? Juraría que le vi entrar en su clase... ¿Es Noya? Lleva algún tiempo raro, ya sabía yo que algo así podría pasar. ¿O Tsukishima? Ese chico es incontrolable, pero nunca pensé que iría hasta allí, lo siento si está causando...

—Para, para, para —interrumpió un abrumado Kuroo—. A ver, relájate, Sugawara. Respira. No pasa nada, no hay nadie aquí, todo está bien.

Suga pudo volver a sentir su corazón latiendo de nuevo.

—¿Mejor? —preguntó Kuroo, y Suga hizo un sonido afirmativo—. Bien. Verás, en realidad se trata de algo acerca de vuestro líbero.

—¿Noya? Oh, lo sabía, está raro y no sé por qué está así, si os está...

—No, no, no —le paró antes de que volviera a soltar lo de antes—. Verás, es que nuestro líbero también está raro y creo que puede tener algo que ver.

—¿Yaku? ¿Qué podrían tener que ver? Además de jugar en la misma posición, claro.

—Ni idea. Kenma me insinuó algo así.

—¿Kozume-kun? Bueno, la verdad es que lleva unos días muy pegado al móvil...

—¿Y con ojeras?

—¿Sí? ¿Cómo lo sabes?

—Yaku está igual.

Suga intentó conectar puntos. Noya y Yaku estaban igual de raros, y no podía ser casualidad que ambos líberos se pusieran así a la vez.

—Algo les pasa a esos dos. Y debe estar relacionado.

—Eso lo supongo. Lo que no sé es qué —suspiró Kuroo—. Míralo, otra vez con el dichoso móvil.

Suga buscó a Noya con la mirada en la inmensidad del patio. Lo encontró arrinconado en un rinconcito con sombra, con el teléfono en mano.

—Noya también. Espera, que parece que está grabando un audio. Me voy a acercar...

Con el teléfono en la oreja, se acercó con cautela hasta el líbero, que seguía centrado en lo suyo y con auriculares puestos.

—¿Realmente me gustas mucho?

Suga quedó paralizado ante sus palabras y vio que Noya alzaba la mirada.

—¿Suga? ¿Pasa algo?

—¡No! ¡Nada! ¡Yo...! ¡Me voy!

Salió corriendo hasta los baños del instituto, donde pudo recuperar aire.

—¿¡Lo has oído?!

—No me lo creo. ¡Yaku se está riendo!

—Oh, Dios, ¿es que ellos...? —Suga lo recapacitó.

No sería tan inédito. Noya siempre había admirado a Yaku, y se llevaban muy bien. Jugaban en la misma posición. Tenían cosas en común. Excepto la edad, por un año, y la distancia.

—¿Un amor a distancia? —reflexionó Kuroo—. Bo tiene que saber esto. Lo va a flipar.

—A ver, espera, que no estamos seguros. Y si ellos no quieren decirlo...

—¿Qué no? Noya acaba de decirle que le gusta, joder, qué otra explicación quie... Oh, Dios, ahora está silbando cancioncitas románticas. No me lo creo.

—Yo pensaba que Noya me tenía suficiente confianza —reflexionó Suga—. Me lo habría contado...

—Sugawara, siento decirte que no eres su madre.

—¡No es eso! ¡Solo me preocupo!

—Ajá —rió Kuroo—. De cualquier manera, hay que hacer que estos dos paren de desvelarse con su historia de amor a distancia.

—¿Cómo pretendes hacer eso?

El silencio al otro lado de la línea le hizo imaginar la sonrisa felina del capitán del Nekoma.

—Creo que tengo una gran idea, Sugawara.

Suga escuchó su explicación con una ceja arqueada, incrédulo.

—¿Crees que funcione? —dudó el vicecapitán del Karasuno.

—Oh, créeme. Claro que funcionará.

Suga no estaba del todo seguro.

★★★

—¿Suga, estás bien?

Los ojos de Noya le miraron con preocupación, y Suga salió de su mundo.

—Sí, sí, estoy bien, no es...

—¡Suga, cuidado!

El grito de Daichi hizo que el vicecapitán girase la cabeza, para encontrarse a un balón desviado dirigiéndose a su cara.

—¡Suga-san! —gritó Hinata.

Todo fue muy rápido. En un momento, Hinata había corrido, saltado y atrapado el balón antes de que le diera a Suga. Este no pudo reaccionar hasta segundo después, preocupado por el rematador de primero.

—¡Hinata! —gritó al verle en el suelo, y se agachó junto a él—. ¿Estás bien?

El de cabello naranja se revolvió y soltó el balón, tocándose la cabeza con las manos. Sonrió a Suga para no preocuparle.

—¡Perfecto! ¡Suga-san, tienes que tener más cuidado!

—Lo siento, Hinata.

Los demás se acercaron para ver si estaban bien, y Daichi se acercó a Suga para disculparse.

—Oye, Suga, dices de Noya pero tú también estás...

—Tú no me hables.

—¿Eh?

Daichi arqueó una ceja, pero Suga no le ofreció ninguna explicación. Se dedicó a disculparse de nuevo con Hinata y prometerle hacerle unos cuantos pases en compensación, así de paso practicaban la jugada de dos colocadores con Kageyama.

Suga no estaba dispuesto a hablar con alguien que no cumplía lo que decía. Se suponía que Daichi le iba a invitar a la cafetería ese día, y se le había olvidado por completo.

Así que le castigaría un poco hasta que se diera cuenta de por qué se había enfadado con él y se disculpase. A ser posible, con una caja de chocolate.

—Oye, Suga —llamó Noya, cuando estaban en un descanso.

Suga le miró con una gran sonrisa.

—¿Algo que contarme, Noya?

—Eh... Bueno, en realidad, quería preguntarte, más bien.

—Soy toodo oídos —dio unas pequeñas palmadas al banco, indicándole que se sentase.

Noya obedeció, algo dudoso.

—Verás, imagina que Daichi es un año mayor que tú —Suga asintió—. En el supuesto caso de que Daichi te gustase...

—¡No me gusta! —interrumpió, llamando la atención de los demás.

Suga sonrió nervioso y sacudió una mano para que dejasen de prestarles atención.

—Por eso he dicho «supuesto», Suga —se cruzó de brazos—. Bueno, al punto. ¿Crees que sería buena idea decirle que te has ganado dos entradas de cine cuando no es verdad, obviamente, para salir con él?

—¿Y por qué no le dices directamente que quieres salir con él?

Noya se sonrojó.

—¡No es para mí! ¡Es para un amigo!

—Ya. Claro —rió—. Bueno, a ver, depende de la persona, ¿no? A Daichi ahora mismo me dan más ganas de matarlo, que de invitarle a salir.

—Se nota —rió Noya—. Estáis muy separados hoy, eso no es normal.

—Lo que no es normal son tus ojeras —le puso un dedo en la mejilla—. Debes dormir más, aunque quieras estar más tiempo en el teléfono. Que lo entiendo, pero no es sano.

—Síii, mamáaa —rodó los ojos, divertido—. Pero, volviendo al tema, ¿sonaría demasiado forzado?

—Puede ser creíble. Pero sigo diciendo que deberías decírselo directamente.

—¡Qué no es para mí!

—Ya. ¿Algo más?

—Sí. Verás, tengo un amigo que es algo terco pero que el que le gusta le ha invitado a salir de una manera... peculiar. Y no sabe si decir que sí o no. Y debe decir que sí porque es una oportunidad única, por favor —bufó—. ¿Cómo le convenzo?

—Hmm, ¿cómo exactamente de peculiar?

—Jugando a verdad o reto. Fue un reto.

—Uh, pues yo le diría a tu amigo que se dedicase a hacerle la vida imposible pero que aceptase su invitación. Una salida es una salida, pero debe hacerle ver que esas no son las formas y que hay consecuencias.

Noya contuvo una risa, pero asintió.

—¡Muchas gracias, Suga! —se levantó de un salto, sonriendo.

—De nada.

Noya se alejó para hablar con los de primero acerca de algo relacionado con voleibol, supuso Suga.

—¡Chicos! —llamó el entrenador, y todos le miraron—. Venid un momento, tenemos que comentaros una cosa.

Curiosos, todos se acercaron a sus dos profesores. Cuando estuvieron todos juntos, Takeda sonrió y mostró unos papeles.

—¡Vamos a un entrenamiento a Tokyo!

Todos se pusieron eufóricos —bueno, Tsukishima no lo dejó ver demasiado—, y Noya corrió a por su móvil mientras Suga revisaba el suyo propio, que estaba por leer antes de que les llamaran.

«Fase 1, hecha» decía el mensaje de Kuroo.

Suga rió algo sorprendido.

Nunca pensó que sería tan rápido.

★★★

N

o es por nada pero voy a matarte por esto, Marta. Te odio.

Hola gentecilla bella ✨ —menos Marta—. ¿Cómo estáis?

Espero que mejor que yo, que estoy muerta en vida y tengo un sueño flipante so.

Hollking, por cierto, Marta está indignada contigo por tu comentario de su muerte JAJAJA. Que sepas que no le haré ningún altar. Solo la quiero tres metros bajo el suelo —suena a peli romántica y to, por qué será—.

Bien, espero que lo disfrutéis porque hasta dentro de un buen no habrá más XD.

Gracias por leer 💕💕

¿Review? ✨

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