15.
Akaashi estaba cansado.
No había dormido bien últimamente y todo se debía a única razón con nombre y apellido: Bokuto Koutaro.
Y es que no podía dormir cómodamente teniendo a su capitán llamándole a las tres de la mañana. Podría ignorarlo, pero sabía que Bokuto no iba a dejarlo hasta que se desahogase.
Mientras entraban al gimnasio del Nekoma, Akaashi juraba que iba a matar a Konoha la próxima vez que le viera.
—¿Lo entiendes, Akaashi? ¡Él es el mejor ninja!
Akaashi asintió. No había parado de llamarle para hablarle de la bendita serie, y sinceramente, apreciaba a Bokuto pero las tres de madrugada era demasiado pronto para hablar de eso.
Metió las manos en los bolsillos de su chaqueta, y entonces cruzó la mirada con Kenma, que parecía hablar amenamente con Kuroo. El gimnasio bullía de actividad con la gente de Karasuno, tan activos como siempre, y mientras Bokuto hablaba a su lado de su personaje favorito, Akaashi se centró en acercarse al par de Nekoma.
—¡Bro!
—¡Bro!
Akaashi ni siquiera sabía cuál de los dos se saludó antes cuando ya se estaban dando un abrazo. Kenma hizo una leve reverencia con la cabeza, y Akaashi se lo devolvió.
Ambos se pusieron a hablar sobre algo que Akaashi decidió ignorar en favor de observar lo que tenía a Kenma tan entretenido. Llevaba dos años yendo a jugar contra Nekoma, y nunca había visto al colocador atento a algo más que no fuera un videojuego fuera de la cancha.
Distinguió entonces a tres muchachas. Una de ellas, indiscutiblemente, era familiar del nuevo rematador, Lev, y a una de ellas la había visto alguna vez con Taketora. Si no se equivocaba, era su hermana. A la única que no había visto era a la tercera chica que parecía la más pequeña del grupo.
—Son las hermanas de Lev, Yaku y Taketora —dijo Kenma, al verlo mirando al mismo lugar.
—Entiendo.
En realidad, Akaashi no comprendía bien la razón por la cual Kenma podría estar tan interesado en ese trío de chicas que, al parecer, se llevaba bien.
Sin embargo, cuando quiso preguntar, alguien le tocó la espalda. En cuanto se giró, vio una masa de cabello naranja y una sonrisa resplandeciente.
—¡Akaashi-san! —Hinata tenía los ojos brillantes de emoción—. Los capitanes han decidido que nos enfrentaremos nosotros a Fukurodani primero. ¡Espero que sea un buen partido!
Hinata hizo una reverencia y Akaashi asintió, sabiendo que estaba emocionado por poder enfrentarse a Bokuto. Sin embargo, el colocador no sabía si tendría la energía suficiente como para colocar un balón decentemente.
Akaashi suspiró con resignación mientras Bokuto llegaba a su lado y le cogía del brazo, diciéndole emocionado que ya les tocaba jugar.
De reojo observó cómo Kuroo se acercaba a Kenma y le decía algo que a Kenma pareció hacerle gracia. Pero no pudo ver más, porque enseguida sus compañeros se arremolinaron alrededor suyo y empezaron a calentar.
Cerca, los de Karasuno también practicaban, en este caso los remates. Akaashi nunca dejaría de sorprenderse de la increíble sincronía del colocador y el más pequeño de los rematadores.
Sorprendentemente, sus horas de sueño sí habían sido suficientes como para poder concentrarse lo suficiente en el partido. Sin embargo, después de dos sets, Akaashi sentía que toda la energía que había reunido se había desvanecido. Agradeció que el partido fuera amistoso y no se alargase más, porque sentía que las fuerzas le abandonarían si volvía a colocar un balón.
Konoha, Yamato y Komi no estaban mucho mejor que él, aunque después del partido de Nekoma contra Karasuno —que duró dos sets también— parecían bastante recuperados.
El que no parecía cansarse nunca era el dúo de Karasuno. Hinata saltaba como si fuera el primer partido y Kageyama colocaba igual de bien. Bebió de su botella mientras veía al pequeño de cabello naranja pidiendo otro partido a Bokuto, que para el horror de Akaashi, parecía dispuesto.
Kenma se acercó a él casi arrastrándose. Akaashi sabía lo cansado que era competir contra los de Karasuno, puesto que su energía era incomparable, así que entendía que el poco activo Kenma estuviese al borde de la muerte.
El rubio se sentó a su lado, echando la cabeza hacia atrás y poniéndose una toalla sobre la cabeza. Akaashi sonrió comprensivo.
—¿Un partido cansado?
Kenma asintió sin mirarle, y poco después se quitó la toalla y miró al frente, observando a Kuroo. El capitán de Nekoma se acercaba con las manos tras su cuello, sobre el que colgaba una toalla, y una sonrisa que no prometía nada bueno con Bokuto a su lado
Akaashi se hacía una idea de lo que querían, y aunque Kenma le dijo a Kuroo todo con una sola mirada, a él le costaría mucho más que Bokuto dejase de insistirle en jugar un par de sets más.
—¡Pero Akaashi...!
—Bokuto-san, si me levanto, estoy seguro de que me muero.
Así llevaban diez minutos. Los ojos dorados del capitán le miraron con súplica, y Akaashi sabía que en algún momento cedería. No tenía la firmeza suficiente para decirle que no mucho tiempo más.
Por suerte —y como puntos a favor de seguir viviendo— Konoha apareció junto a Yamato y agarraron por los brazos a Bokuto, uno a cada lado.
—Bokuto, venga, que llegamos tarde —dijo Konoha, sonriente.
—Pero Akaashi...
—¡Akaashi estará bien! ¡Solo está cansado! —exclamó Yamato.
Bokuto sin embargo no parecía muy convencido. Sin embargo, Konoha le susurró algo que Akaashi no alcanzó a escuchar, pero que pareció hacer cambiar a Bokuto completamente de parecer.
Konoha le guiñó un ojo en señal de complicidad, y el colocador no sabía qué demonios quería decirle con eso, pero al menos se alegraba de que Bokuto no hubiese insistido más. No sería bueno para su salud física.
Al parecer, el capitán y el vicecapitán de Karasuno habían decidido no jugar en favor de dejar a los de segundo tomar la mayoría del equipo, y parecían discutir algo con su as de por medio mientras los entrenadores del equipo reían mirándoles. En el bando contrario, Bokuto y Kuroo habían armado un buen equipo cogiendo al sacador suplente del Karasuno y a Konoha junto a Yamato y Yaku.
Empezaron a jugar, y Akaashi sonrió con alivio al ver a Bokuto motivado a pesar de no estar él en la cancha, y se preguntaba qué le habría dicho Konoha para tenerle así de contento.
Se fijó entonces en Kenma, que parecía analizar cada paso que daba Kuroo. Si antes estaba atento a las muchachas que ahora miraban con entusiasmo los partidos, ahora lo estaba aún más si era posible.
—Hacen un buen equipo, ¿verdad?
Akaashi asintió mientras volvía a mirar el partido.
—Bokuto-san está motivado —comentó el de Fukurodani—. Eso es bueno.
—Kuroo también lo está —una leve sonrisa apareció en el rostro del rubio, la cual no pasó desapercibida a Akaashi.
—Konoha también lo está haciendo bien para no ser colocador habitualmente —observó con curiosidad.
—Sí, aunque Yaku parece que está algo distraído —dijo Kenma, viendo una recepción fallida de su líbero.
—¿No será porque está su hermana? —recordó, señalando hacia atrás con el pulgar—. Es la primera vez que la trae, ¿no?
—Yo creo que es por una razón mucho más... alta.
Akaashi arqueó una ceja, pero no le costó más de dos puntos para adivinar lo que quería decir. Cada vez que Lev animaba a Yaku, el líbero inconscientemente le miraba de reojo y por tanto perdía la visión del balón por un segundo que para recibir podía ser vital.
Akaashi no tardó en sumar dos más dos.
—Entiendo.
—No debería distraerse así en los partidos oficiales —suspiró Kenma—. O será un problema.
—Bueno, tienes que entenderlo —sonrió—. Después de todo, imagina si fuera Kuroo-san.
Kenma le miró con una ceja arqueada en forma de incredulidad, pero Akaashi notó el ligero color rojizo de sus mejillas.
—¿Qué quieres decir?
—Ya sabes, si Kuroo-san estuviese fuera de la cancha y te estuviera animando. ¿No le mirarías ni aunque fuera una vez?
—¿No? ¿Estaría jugando?
—Vaya, pues yo estoy seguro de que Kuroo-san ha dado como mínimo cinco miradas hacia aquí. Y tú parecías bastante atento a él hace poco.
—Tengo que analizar sus movimientos —se excusó, sus mejillas estaban más rojas que antes—. Pero seguro de que Bokuto-san está más que contento de que le estés observando tan detenidamente. Después de todo, te adora.
Akaashi fue el que sintió esta vez el calor en las mejillas.
—Es diferente. Ya sabes, Bokuto-san es Bokuto-san, siempre es diferente con él.
—Ya —sonrió—. Se nota que por lo menos a ti te trata diferente, muy diferente a los demás.
El calor en sus mejillas fue en aumento.
—No es para nada así.
—Claro, y ese par no está junto —ladeó la cabeza en dirección a los de tercero de Karasuno, en donde el capitán parecía estar disculpándose por algo a su vicecapitán.
—Además no creo que seas el indicado para hablar de ese tipo de cosas —Kenma le miró con curiosidad—. Después de todo, Kuroo-san incluso te lleva en brazos.
Eso subió en varios niveles el rojo del rostro de Kenma.
—Es diferente.
—Claro —sonrió—. Y ese par no está junto.
En ese momento, Sugawara y Daichi estaban riendo de algo tan alegremente. El capitán pasaba casualmente un brazo por los hombros del colocador, y el as de Karasuno parecía aliviado de que cualquiera que fuese el problema se hubiese solucionado.
Kenma pareció a punto de replicar, pero en ese momento Akaashi sintió un tirón del brazo que le obligó a ponerse de pie y, segundos después, sintió cómo su cuerpo se elevaba unos buenos metros del suelo y que alguien le abrazaba fuertemente.
—¡Akaashi! ¡Hemos ganado!
Bokuto dio un par de vueltas sobre sí mismo con él en brazos, y Akaashi sintió demasiado calor en el rostro. Cuando su capitán le bajó de nuevo al suelo, el colocador seguramente parecía más un tomate que una persona.
Kenma se echó a reír, ocultándose tras su mano y su cabello, y Akaashi le dedicó una mirada poco amigable.
—¿Pasa algo, Kenma?
Yaku llegó junto a Kuroo, algo preocupado al ver a su colocador reírse así sin motivo. Kenma no paró de reír, pero negó con la cabeza.
—A lo mejor tiene hambre —Lev apareció detrás de Yaku, y puso las manos sobre sus hombros—. ¿Quieres un plátano, Kenma-san?
—¡No aparezcas así de repente!
Akaashi tampoco dejaría de sorprenderse de la habilidad del líbero de Nekoma para dar casi una vuelta completa sobre sí mismo sobre un pie, patear con fuerza al de primer año, y seguir en perfecto equilibrio. Tenía la teoría de que iba a clases de artes marciales.
Pero lo que Akaashi no sabía era que Yaku estaba demasiado cansado. Había jugado dos partidos, había tenido que estar atento a lo que hacía su hermana y lo que parecía ser su grupo de nuevas amigas, y aparte había tenido a Lev encima todo el tiempo, lo cual le había distraído bastante del partido y todo era culpa del de primero por no decirle qué demonios quería.
Porque Yaku no era tonto. Si Lev estaba tan encima suya significaba que quería o le preocupaba algo, y no se atrevía a decírselo a Yaku por una razón u otra. La mayoría de veces porque era idiota y pensaba que Yaku no le iba a comprender.
Ya le había pasado antes, cuando se negaba a jugar cuando le tocaba la retaguardia porque no sabía hacer bien las recepciones. Yaku acabó descubriéndolo y queriendo dar una buena ostia a Lev por ser tan tonto y no pedirle ayuda de primeras, puesto que no había nadie mejor que un líbero para enseñarle.
En esos tiempos, también había estado así. Siempre queriendo preguntar sin atreverse a hacerlo.
Por ello, cansado ya del juego, dio media vuelta para encararle. Debido a su patada, estaba en el suelo, aunque aún así la diferencia de altura era de un par de centímetros en favor de Yaku.
Puso las manos en sus caderas y le miró directamente.
—¿Qué quieres, Lev? Sé claro.
Lev enrojeció de repente, y parecía que todos los que estaban a su alrededor habían hecho silencio para escuchar su conversación.
—¿Yo? Nada...
Miró hacia otro lado, y a Yaku definitivamente no le convencía ese intento de mentira.
—Lev.
Solamente bastó eso para hacer que el de primero le mirase de nuevo. Sin embargo, no parecía querer soltar prenda.
—De verdad, Yaku-san, no es nada importante.
—Díselo a quien te crea. Ahora habla.
Lev puso una mano tras su cuello en un gesto claro de nerviosismo. Con su pie, Yaku dio repetidos golpes en el suelo, impaciente.
—No tengo todo el día, Lev.
Tras unos momentos, el bloqueador pareció decidirse a contarlo, aunque seguía sin estar seguro.
—Verás... es que mi hermana... —Yaku miró de reojo tras de sí, donde Alisa estaba escuchando atentamente—. Bueno, pues... me ha dicho que... ¡Que cocinas muy bien, Yaku-san!
Yaku parpadeó sorprendido.
—¿Y?
—Y quería saber si podía probar yo también —se señaló a sí mismo—. ¿Puedo, Yaku-san?
—¿Tanto solo para eso? —arqueó una ceja—. Por mí vale, me he traído el almuerzo.
—¡Muchas gracias! —se levantó de un salto, sonriente, y se alejó en dirección a los vestuarios.
Cuando Yaku volvió a mirar a Alisa, vio cómo la muchacha se daba una palmada en la frente. Los demás volvieron a hacer ruido, como si el acontecimiento importante hubiese terminado —Yaku ni siquiera entendía por qué tanto dramatismo por parte de sus compañeros—, y pudo ver además a Kenma suspirar casi con resignación.
—Has desperdiciado tu oportunidad, muy mal —de la nada, Noya apareció y le dio un codazo.
—¿Oportunidad? ¿De qué me estás hablando?
—¡Tendrías que haberle dicho que le invitabas a cenar! —recriminó—. Ya sabes, se puede llegar al corazón a través del...
—¡Ni una palabra más, Nishinoya Yuu! —le apuntó con el dedo, con aire amenazador.
Noya tan solo se echó a reír.
—Eso me lo podrás decir cuando hagas lo mismo con ya sabes quién —dijo Yaku, cruzándose de brazos.
—Si yo cocinara tan bien, quizá. Pero créeme que no quieres verme con un sartén.
—Te diría que sí, pero tengo en consideración mi propia vida. Así que creo que te haré caso.
Ambos empezaron a reír. Sin embargo, otras risas opacaron las suyas.
Yaku y Noya miraron, al igual que todos los jugadores de voleibol concentrados en el gimnasio de Nekoma, a las tres muchachas que habían empezado a reírse como si no hubiera un mañana.
Mientras veía a su hermana reírse casi con demencia, el líbero del Nekoma sintió un escalofrío recorriendo todo su cuerpo.
Algo le decía que, fuera cual fuese la razón de sus risas, no era nada bueno.
To be continued 🔜
Matadme. Por favor, libradme de este sufrimiento.
Tengo dos exámenes. DOS Y HE ESTUDIADO SOLO UNO Y ME MUERO LENTAMENTE AYUDA.
Bueno, esta (aparte de mi pereza monumental y mi dolor de vida) es la razón principal por la 0 actualización durante cinco años. De aquí, seguramente a Navidades, así que por favor disfrutad el capítulo más largo de todo este Fanfic.
¡Pero no todas son malas noticias! Entre sueños y delirios de libertad, he estado pensando y en mi cabeza (y en mis borradores) está el #ProyectoM.
Este proyecto tiene relación con este Fanfic (obv si no pa qué lo digo por aquí) y bueno, es algo muy bonito y muy cómico. Os contaré más detalles en los próximos capítulos :)
¡Espero que os haya gustado! Sé que ha habido poco avance respecto a lo que es la historia but las cosas de palacio se hacen despacio uwu
¡Hasta la próxima!
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