Capítulo 29

~Debo de advertir que este capitulo es demasiado largo, hagan pausas si tienen que hacerlo, quería dividir el capitulo en dos pero no pude hacerlo. Los quiero y espero que disfruten este capítulo. ~

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—Sigo opinando que ese vestido esta demasiado descubierto.

Jason te he dicho que esta bien.

Jason a mi lado se limita a alzar sus manos por arriba del volante en forma de rendición.

Mi vestimenta consiste en un vestido corto negro ajustado, dejando mi espalda totalmente descubierta hasta mi cintura. El escote halter —significa una prenda de vestir sin mangas pero con cintas atadas detrás del cuello—, deja a la vista el espacio que hay entre mis pechos. En mis pies están adornados unos tacones negros amarrados a mis tobillos y una pequeña cinta transparente encima de mis dedos.

—Yo espero Tiffany Rojas que no haya frío como me dijiste —le grito a pesar de estar en el mismo auto.

Se esta retocando su maquillaje.

Por otro lado también voy maquillada. Me he aplicado rímel, un poco de polvo para tapar mis espinillas, delineador, sombra de color rosa y por debajo de esta una sombra plateada lo cual al Tiffany ponerle algo arriba de este como brillosos, lo hace aparentar como un rosa claro. Tengo como brillo debajo de la sombra color rosa y un labial rojo esta pintado en mis labios.

No se si lo entendieron pero no se mucho de como se llaman los objetos que Tiffany utilizó en mi maquillaje que esta hermoso.

Le gusta mucho el maquillaje, siempre le ha encantado, podría dedicarse a eso.

¿En que no es Tiffany buena?

Hasta en matemáticas lo es.

No lo hay, por eso te di ese vestido, aunque bueno, era tuyo.

El vestido de Tiffany es un vestido corto ajustado en color negro, con tirantes y la espalda también descubierta con tacones parecido a los míos.

Este vestido junto con el que tiene Tiffany puesto, lo compramos juntas hace unos meses atrás, en el verano para ser especifica. Lo compramos con la idea de que algún día iríamos a una discoteca y luciríamos ese vestido, ella lo guardó por mi junto con él de ella. El plan era ponérnoslo juntas, lo compramos juntas y lo usamos juntas.

¿Por qué Tiffany tenia mi vestido guardado en su casa? Bueno pues sabrán como era mi madre, es bastante estricta cuando de mi ropa se trata, no debería de meterse con mi manera de vestir, pero lo hace. Algunos días les da por meterse a mi habitación con la excusa de llevar mi ropa a mi habitación y guardarla” cuando le he dicho miles de veces que yo seré quien las guardé. Se mete en mi habitación y husmea todo lo que encuentra, mis cajones, mi armario y menos mal mi computadora tiene contraseña porque también ha intentado ver que contiene dentro.

Ve este vestido en mi armario y fácilmente me mata, lo quema sin impórtale que este vestido me costó 30 dólares. No le hubiese importado.

—Jennete te ve con ese vestido y te mata —Jason me acaba de leer mi mente ya que da su opinión justamente cuando estaba pensando en ella.

—Pero ella no está aquí, por eso tu nos trajiste —dice Tiffany guardando su espejo en su bolso.

—Si, deberían darme un porciento de lo que ganan por andar escuchando todas sus pendejadas.

Tiffany y yo nos reímos.

—No es un chiste y prepárense que la discoteca esta en la siguiente esquina —dejo de reírme guardando el celular en mi bolso negro.

Mis dedos comienzan a moverse desesperadamente, mi pierna no para de ir de abajo hacia arriba rápidamente, me muerdo las uñas pero luego las dejo cuando recuerdo que me las he pintado de blanco al igual que las de mi pies y no quiero arruinarlas. Al menos no por esta noche. El corazón me empieza a latir frenéticamente como si se fuera a salir y cuando veo el nombre de Exotic, siento que muero.

Jason estaciona dos carros atrás de donde esta la discoteca ya que esta demasiado lleno. Hay un montón de personas dejando sus autos en las afueras de la discotecas, ambos lados de la calle están llenos de autos, uno detrás de otro. Lo impresionante es que la mayoría de los que están afuera de la discoteca o bajándose de los autos, son adolescentes de mas o menos nuestra edad. No pasan de los veinticinco.

—Bien señoritas, llegaron a su destino. Cualquier cosa estaré en mi cita.

He olvidado un pequeño detalle, mi hermanito acaba de conocer una chica de la universidad lo cual al parecer se están llevando bastante bien. Me hablo de ella el miércoles, me ha dicho que es una chica de diecinueves, tiene el cabello de color rojizo cobrizo y es estudiante de medicina.

La ha invitado a una cita en un restaurante, lleva una camisa blanca de manga larga, su cabello negro peinando hacia atrás con unos pantalones negros de tela. Unos zapatos que brillan mas que futuro y un reloj Casio G-shock en su brazo derecho.

—No conozco a esa chica pero ha hecho que te bañaras —me mira mal y me corta los ojos como un niño pequeño. Formo una O con mi boca—. Que inmaduro eres.

—No mas que tu que me sacaste la lengua en estos días.

Giro los ojos. Tiffany baja del auto y repito la misma acción solo que abriendo la puerta.

Me despido de Jason dándole un beso en la mejilla y agradeciéndole por habernos traído.

—Cuidate mucho, si alguien se propasa contigo le metes con un puño y le rompes la nariz. Y si quieres o necesitas algo no dudes en llamarme.

Asiento de nuevo y me da un pequeño abrazo. Nos separamos y me bajo del auto cerrando la puerta y caminando hacia Tiffany que está esperándome en la cera.

Caminamos a la discoteca a pasos un poco ligeros cuando vemos la cantidad de personas que están apunto de ir a la entrada y luego tendríamos que hacer fila.

Llegamos a la entrada justamente cuando el de seguridad deja entrar a un chico.

—Hola —saluda Tiffany al mono alto que esta enfrente de la puerta prohibiendo la entrada.

—¿Que quieren? —contesta de forma seca sin ninguna expresión  en el rostro. El tipo es un moreno alto de complexión gruesa y con lentes de sol, lo cual no tiene sentido porque esta de noche.

—Queremos entrar, ¿no es obvio? —respondo ante su pregunta. La fila comienza a acumularse y al mirar hacia atrás me doy cuenta que la fila esta sumamente larga. Se acaba de llenar en menos de dos minutos.

—Lo sé niña, son muy jóvenes para entrar aquí —escupe el hombre con seriedad sin mirarnos. Parecemos hormigas delante de él.

—Tenemos una invitación.

—¿Así? ¿De quién? ¿De One Direction?

—Oiga, no me ofenda, aún no superado su separación

El guardia quita su cara de seriedad y pone una cara un poco triste o nostálgico.

—Yo tampoco o sea se veían bien juntos y se supone que el descanso era… —el guardia de seguridad parece volver de nuevo a seriedad—. Como sea, ¿quién las invitó?

Tiffany le susurra algo en el odio, el guardia busca al parecer un nombre en la lista que tiene debajo de sus brazos. Lo busca con su dedo hasta que encuentra algo, en ese momento nos da espacio dejándonos cruzar.

—Que tengan buena noche.

No tengo la menor idea de que le dijo Tiffanny al guardia de seguridad pero nos ha dejado entrar sin problema.

A excepción de lo anterior.

Al cruzar me quedo parada haciéndome a un lado de la puerta. La discoteca por fuera se ve pequeña, pero por dentro parece una mansión.

La cruzar la puerta te vas a encontrar con una pista de baile iluminada por luces Led. Ocupa casi toda la mitad del salón. A los lados, en las paredes, hay sillones rojos con mesas enfrentes, y también taburetes con mesas marrones. La discoteca esta llena de luces de todos los colores, azul, rosado, rojo, verde, morado…

Al cruzar la puerta te vas a encontrar con sillones plateados pegados a la pared a lo largo de estas. Del otro lado de lo mismo, mas sillones con mesas enfrentes. A los lados de la pared hay sillas y mesas color plata. La discoteca esta  encendida de una luz roja con una bola de cristal que decora el medio del techo haciendo también que brillen en la sala. Caminando mas adelante, en el medio de la sala, hay una pista baile en la que hay mucha gente bailando al ritmo de We Found Love de Rihanna.

It's the way I'm feeling I just can't deny.
But I've gotta let it go

Al fondo, después de la pista de baile, hay un bar, con taburetes en caso de que quieras tomar o estar en la barra. Muchas personas bailan al ritmo de la canción con un vaso en sus manos.

Al caminar no puedo evitar de sentir la mirada de muchos chicos encima de mi.

—Esto es enorme —le dije a Tiffany que está perdida viendo la discoteca con una sonrisa incrustada en sus labios.

—Alza la mirada para que veas —levanto mi cabeza y no había dado cuenta de que también hay otro al parecer salón allá arriba.

Cuando miré hacia arriba para ver la bola de cristal no me había dado cuenta de el barandal del área de arriba.

Que hay arriba?

Ni idea, pero quiero averiguarlo —me toma del brazo y comenzamos a caminar hasta llegar casi cerca de la barra.

En un lado, veo un pasillo con diseños de distintos colores en los lados y al final del pasillo, unas escaleras con luces Neon azules  nos espera. Al llegar a la escalera, la subimos hasta llegar a la segunda planta.

Entrando también vemos a una barra en una esquina del club, con taburetes altos y también hay personas sentadas arriba de estos moviendo sus cuerpos con brazos alzados y bebiendo de sus vasos.

En los lados, hay sillones negros pegados a la pared, para que él que no quiera bailar, puede quedarse sentado escuchando de la música y hablando entre amigos. Las personas respetan la pista de baile, bailando solamente dentro de ella, como debe ser, y nos dejan un espacio libre.

Cruzamos, la pista de baile no es pequeña, es enorme, me atrevería a decir que caben como algunas 100 o 200 personas dentro de ella. Seguimos caminando, arriba esta un DJ sonriéndole a su público que parece gustarle las canciones que reproduce.

—Tenemos que ir arriba —me grita Tiffany, me agarra del brazo para que no me pierda.

—¿Qué hay arriba? —pregunto sin parar de caminar.

—Ya lo verás.

No dice nada más, simplemente nos vamos por un pasillo con diseños de distintos colores en los lados y al final del pasillo, unas escaleras con luces Neón azules nos espera. Al llegar a la escalera, la subimos hasta llegar a la segunda planta.

El piso de mármol resuena con nuestros tacones, el balcón justamente al pie de las escaleras donde varias personas están charlando mientras miran la fiesta de abajo. Mientras más caminamos, la música va quedando atrás. También, en este vamos a decirle sala, hay sillones donde un grupo de hombres están sentados. Al sentir el sonido de nuestros tacones, alzan la mirada y comienzan a decir cosas en español lo cual no entiendo.

—Pero que mamis.

—Chulas.

Pasamos de largos ante lo que creo que son piropos. Cruzamos otra puerta y esta es casi parecida a la de la primera planta pero mas acogedor y mas airada.

—Espero que te guste porque esta es la llamada Zona Latina.

¿Zona latina?

—¿Zona latina? —pregunto mientras escucho una música en español.

—Si ya sabes, música latina. Trap, bachata, salsa, y algo conocido que creo que se llama Dombow —no está muy segura de la segunda palabra y se queda pensando.

—¿Dombow?

—Dombow o Dambow, ¿como era? —frunce el ceño tratando de recordar esa palabra que nunca en mi vida había escuchado—. Dembow, si, dembow.

—Dembow —repito.

Nunca había escuchado esa palabra y muchos menos su música. ¿De qué tratará?

La llamada "zona latina" esta iluminada por luces rojas oscuras, hay sillas y mesas en los alrededores y sillones por igual, la sala es tan grande que hay espacios por doquier para poder bailar. Me atrevería a decir que mas grande que el piso de abajo. Hay mucha gente sentada y bailando de una forma diferente a los de abajo.

Los del piso de abajo bailan alzando sus brazos y saltando. Los de aquí arriba, con la música totalmente diferente que los que acabo de mencionar, bailan moviendo sus caderas, algunas mujeres bailan solas moviendo sus caderas y sus piernas, otras bailan acompañada de otra persona, estos bailan con sus manos juntas, ambos yendo de lado a lado sin equivocarse.

Este club aparenta ser todo pequeño y lo único pequeño que hay es mi dinero.

La puerta no es que sea diminuto pero, al entrar se siente raro ver una área tan enorme, extensa, bien decorada con un alto techo, y buenas luces de acuerdo al entorno. En una esquina esta un bar, esta no tiene taburetes ni nada, las dos personas que están ahí están hablando mientras el bartending les sirve la bebida en sus vasos.

Y si te invito una copa y me acerco a tu boca...

Esa canción.

Amo esa canción.

Aunque no sepa pronunciarla, mi mente si puede.

El ritmo de esa canción es bastante buena, aveces cuando estoy reproduciendo esa música, se coloca otra con el mismo tipo de canción lo cual no tengo ni idea de como se llama.

¿Salsa? ¿El Dembow?

Debo de investigar sobre la música latina, lo sé.

—¿Sabes que tipo de canción estas escuchando? —pregunta Tiffany.

Niego con la cabeza.

—La he escuchado pero no sé su tipo.

—Es Bachata, se llama así. Bachata.

—¿Como sabes que se llama así?

—Pues, recuerda que mi abuela vivió 30 años en República Dominicana así que básicamente, mi madre heredó ese gusto y yo he tenido que vivir escuchando esas musicas. Y me he acostumbrado y me gustan. Son muy interesantes.

—Nunca he escuchado un dembow.

—Creeme son pegajosos —Tiffany me mira dándome un leve asentimiento.

—Desearia escuchar uno.

—Más tarde veré si la ponen, créeme te gustará.

Seguimos caminando, mas allá casi en lo último de la sala, veo a ¿Matt?

Cuando estamos a unos pasos de su mesa, Tiffany se echa a correr a los brazos de Matt, él al verla, se levanta de su asiento y enrolla sus brazos en la cintura de mi amiga. Ella lo rodea del cuello y se funden en un abrazo.

Un momento, ¿qué hace Matt aquí? ¿Acaso Tiffany lo invitó? ¿Y anda solo?

Se separa de Tiffany y se abalanza sobre mi rodeando sus brazos arriba de mi cuello.

—Que raro encontrarte aquí —le digo cuando nos separamos volviendo a mi puesto.

—Realmente los invite —dice Tiffany sonriendo.

No me molesta en lo absoluto, aunque, ¿los? O sea que también vino...

Mis pensamientos se callan cuando siento una presencia alta detrás de mi, no volteo, me quedo intacta. Tiffany me mira con una pequeña sonrisa incrustada en sus labios disimuladamente. Se sientan en el sofá y comienzan a hablar olvidando mi presencia. Su presencia.

Entonces alzo mi cabeza y lo veo.

Lo primero que veo es su mandíbula marcada, pasando su lengua por sus dientes. Tiene una camisa negra remangada de los codos haciendo lucir sus tatuajes que tiene ambos brazos. Su cabello negro lo tiene peinado hacia atrás como si se hubiera echado agua. Sus ojos mieles me miran fijamente y se dilatan poco a poco. Su cuerpo emana un calor que me hace sentir bien.

Dios mio, pero él no es real. Se ve tan irreal, tan lindo, tan deseable, tan apetecible. Es increíble como tiempo atrás no me causaba absolutamente nada y ahora de solamente sentir su presencia, causa un sinfín de emociones dentro de mi.

Mirarlo a sus ojos me ha hecho olvidar donde estoy y lo que esta a mi alrededor.

—Hola —agarrenme que me derrito con su voz gruesa y masculina.

—Hola —digo tratando de no tartamudear.

Entre nosotros se crea un silencio en el que nos dedicamos solamente a mirarnos fijamente a los ojos.

—Eh... —exclama una voz femenina.

—Nosotros nos vamos a bailar, quédense aquí —Tiffany se levanta con Matt de la mano y se van a la barra.

Sin decir nada rodeo la mesa y me siento en el lugar que estaba Tiffany. Dylan me acompaña, rodeando la mesa y sentándose a mi lado moviéndose varias veces.

Muy pegado.

Demasiado pegado.

Su pierna roza con mi pierna descubierta, mi brazo recibe el calor del suyo, se echa hacia adelante poniendo sus codos arriba de la mesa entrelazando sus dedos entre si haciendo que las venas de sus manos se le vayan marcando más de lo que las tenias. Me mira por arriba de su hombro.

—¿Ahora eres muda? —me dice pasando su lengua por su labio inferior.

Quien fueras lengua.

Ay, estas cosas que pienso.

—No.

—¿Y por qué no hablas? ¿Acaso mi belleza es tan impresionante que te acaba de dejar en un viaje astral?

Resoplo.

—Claro que no.

Claro que si.

Pero no voy a decir eso para aumentar más su ego.

—Tu forma de hablar no me dice lo mismo —se acerca más a mi poniendo su cara cerca de la mía, me coloca una mano en la pierna y con su dedo pulgar, lo pasea en forma de círculos y no hace más que hacerme sentir algo de incomodidad en mi entrepierna—. ¿Te molesta?

Niego con la cabeza. Me encanta sentirlo, sentir su toque, sentir su cercanía, me permito oler su perfume con olor a vainilla que me llena mis fosas nasales.

—¿Entonces muy valiente por mensaje pero delante de mi, no hablas no dices nada?

—Es el ambiente —carraspeo mi garganta sin dejar como se le marcan las venas mientras aprieta sus manos.

—¿No te esperabas verme aquí?

—Pensaba que solo veníamos Tiffany yo.

No responde, sus ojos recorren mi cuerpo enteró enviando escalofríos a mi piel.

Suena otra canción totalmente desconocida para mi pero el ritmo es agradable y gustosa.

Eres virtuosa más que fiel
Algo grandioso inigualable y un quince en escala de uno a diez
Tenes el aura y el poder
Que conduce al infinito a todo hombre que te suele conocer

—¿Quieres bailar?

—No se bailar esa música, no sé que es.

—Se llama bachata y se baila fácil.

Bachata.

Lo que dijo Tiffany.

Se levanta y me extiende su mano.

—Vamos —se que esta esperando a que me levante.

—Dylan de nuevo, no se bailar...

—No me importa, puedo enseñarte.

Resoplo por lo bajo levantándome y agarrandole la mano. Sonríe. Esa sonrisa tan hermosa que me gusta ver.

Bajo la luz que nos rodea, la luz roja le da un aspecto mucho más oscuro y me dan deseos de pasar mis dedos alrededor de su rostro y de su cuerpo lo cual su camiseta se le pega a sus abdomen marcado.

Coge mi mano y la pone arriba de su hombro, él pone su mano en mi cintura y nuestras manos se entrelazan. Con su mano en mi cintura me acerca más a él quedando mi cabeza cerca de su pecho.

—Solo sígueme el paso —me dice y comienza a mover sus pies a los lados moviendo un poco su cadera.

Me enredo. Cuando él se va para un lado me voy por el otro, trato de mover mis caderas al ritmo de mis pies pero no me sale. Lo único que se hacer es mover las caderas pero no las caderas y los pies al mismo tiempo.

—Estoy haciendo el ridículo —no he dejado de mirar hacia el suelo viendo lo bien que sus pies se mueven al ritmo de la música mientras que los míos están más perdidos que los zapatos de mis antiguas muñecas de Barbie.

—Lo estas haciendo bien, todo es pratica nena, recuerdalo —me dice tomándome de nuevo cuando me rindo y no quiero volver a bailar.

Volvemos a la misma posición de antes, creo que estoy fuera de concentración mirando su cuerpo esbelto, su altura intimidante y su cara angelical. Sigo volviéndome un lio y estar cerca de su cuerpo y su cara no me ayuda mucho pero, ya más o menos le tomo el ritmo a Dylan.

—¿Lo ves? Ya estas aprendiendo, aunque me has pisado algunas cinco veces pero no es nada —me rio escondiendo mi cara en su pecho.

—Debo de escuchar más música en español.

—Deberías, créeme son buenas.

—¿Sabes español? —le pregunto con curiosidad.

—Si, mis padres saben y me apuntaron en una escuela para aprender español porque decían que era bueno que aprendiera en un futuro.

Eso es interesante, mis padres saben español, mas no lo hablan a menos que no sea para una llamada, o una junta o  algo que tenga que ver con su trabajo. Sin embargo nunca se empeñaron en que lo supiera y no era algo tampoco que le tenia mucho interés así que nunca supe.

Alza su brazo esperando a que de una vuelta. Doy la vuelta lentamente y ataca su vista a mi espalda descubierta.

Nuestras manos dejan de estar agarradas y pongo mis manos alrededor de su cuello mientras que él las coloca en mi cintura. Baja su cabeza y roza mi nariz con la suya, sus labios pasan por encima de los míos, pero solo eso, un roce.

Siento el bulto que está dentro de sus pantalones en mi abdomen, ¿no sentirá incomodidad?

Bueno aunque total que podría yo hacer si tiene incomodidad.

Me abraza la cintura con una mano y la otra, con la yema de sus dedos se pasea en mi espalda. Ya no estamos bailando, estamos creando nuestra propia burbuja donde solamente estamos él y yo.

—Con razón esos idiotas no te quitaban la vista cuando llegaste. Ese vestido te hace ver como una diosa —quita mi cabello de mi oreja colocandolo detrás,  el calor de aliento me golpea el lóbulo de la oreja—. Aunque siempre has sido una para mi.

Me muerdo el labio.

—¿Te gusta como me queda?

Joshua siendo mi amigo por años nunca me decía que estos vestidos me quedaban bien. Los vestidos ajustados y más si eran cortos no eran de alguien para mi "nivel social". Mis padres dicen lo mismo, una persona como yo de la "Alta sociedad", no debe usar estos vestidos. Vestidos sueltos sean cortos o largos y que no se ajusten en ningún lado, a excepción de la cintura.

—Te ves encantadora con ese vestido. ¿En serio me preguntas si me gusta como te queda? —me muerdo los labios y oculto mi cara nuevamente en su pecho ocultando mi sonrisa con sus palabras—. Me tienes a tus pies, puedes pedirme lo que sea nena y con gusto te lo daré.

—¿Lo que sea?

—Lo que sea —reafirma.

—¿Y si te digo que te arrodilles ante mi?

—Bueno... —suelta una risita—. Depende de a que método lo quieres. Aunque de ambas formas lo hago.

¿Metodo? ¿De ambas formas? De que esta hablan...

Oh ya.

Cuando por fin lo entiendo, le doy un empujon en el pecho sin separarme de él. Dylan se ríe mientras toma la mano que tengo en su pecho y besa mis nudillos.

Toma mi mano y la pasa por su mandíbula marcada. La música no ha terminado. Se acerca a mi rostro y con su bello acento español comienza a cantarme parte de la canción que se escucha en el lugar.

—...Has domado un salvaje y me entrego a tu aroma sutil. Has borrado las ansias de aquel hombre infiel y por ti, soy feliz, yo por ti pierdo el aliento, siento fuego por dentro...

Me encuentro en lo mejor de mi vida, su voz masculina cantandome en español.

—Escucha nena, and you mi baby, my lady. And you make me complete.

Nena.

No me digas así que estoy en un punto débil de mi vida y decirme así me hace querer derretirse completamente.

—Sabes que no entiendo la música ¿cierto?

—La entiendas o no, te dedico esa canción.

Más vale que me acuerde de como dice para buscarla.

La canción termina y nos sentamos cuando ponen lo que creo que es un dembow. La música, como dijo Tiffany es bastante pegajosa, te dan deseos de bailar, de pararte y mover el cuerpo.

Arrebatao, arrebatao.

Tiffany y Matt vienen con vasos. Matt le da uno a Dylan y Tiffany también me da un vaso con un liquodo dentro. El alcohol me quema la garganta pero no es tan puro y hablando, me lo termino rápido.

—¿Tiffany que esto que sabe bueno?

—Tequila —responde mientras bebe de su vaso.

—Iré a buscar más —me levanto con una mirada fija en mi espalda.

Voy hacia la barra sentadome en unos de los taburetes y un muchacho de algunos veinte años, me recibe. El hombre es un moreno entre alto y bajito, me atrevería a decir que es de mi mismo tamaño y tiene una camiseta con el logo de Exotic.

—Hola preciosa, ¿que deseas? —me tira una mirada coqueta y no me interesa, solo quiero mi bebida.

—Tequila por favor —le ofrezco mi vaso y comienzo a mover mi pies.

—Tequila, te gusta lo fuerte.

—Si me gusta lo fuerte —mi mente se va al chico tatuado que tiene su vista clavada en mi desde la mesa.

—Yo soy fuerte —termina de servir el tequila delante de mis ojos y me extiende el vaso.

—Que pena que no eres mi tipo —tomo el brazo e intento bajar de mi asiento pero él me toma del brazo prohibiendo que me baje del taburete.

—Eres hermosa, ¿sabes? Te vi desde que llegaste y debo decir que me causaste ciertas sensaciones en el cuerpo cuando te vi con tu vestido ajustado—el tipo me esta hablando bastante cerca y no ha dejado mi brazo —. Esa espalda descubierta, yo alzandote el vestido...

—Sueltame —le doy un manotazo en su brazo que lo hace soltar.

Me bajo rápido del Taburete pensando que me volvería a agarrar, sin embargo mi espalda choca con algo.

Un pecho, y olor a vainilla me recibe.

—¿Acaso no la quieres soltar?

—¿Que no ves la clase de chica que es? Todos quisiéramos una chica con un cuerpo tan esbelto que pudiésemos...

Lo intento abofetar pero se aleja cuando lo escucho dirigirse no solamente hacia mi, sino todas las chicas de aquí, dirigirse ante esa forma. ¿Como es posible que piensen cosas tan asquerosas?

—Me gustan así también, que demuestren que son fuertes pero no lo son, son unas simples débiles esperando a que un macho las domine —suelta una carcajada pero Dylan es ágil y se me adelante tomándolo de los brazos.

Oportunidad.

—Lo que querías hacerle, hazlo —me dice mirándome de reojo.

Camino cerca de él casi feliz y lo abofeteo duro. Dylan lo suelta y el se pone una mano en el lugar que le dejé marcado mis cinco dedos.

—Eres una...

—Gracias por la bebida —Camino de nuevo hacia la mesa, pero Dylan se queda diciendole algo más al chico. Las demás personas no se percataron  de lo sucedido porque están lo suficientemente ocupados bailando, bebiendo y hablando.

Me quedo mirando a Matt y Tiffany devorandose los labios como si fuese una necesidad. ¿Deberia sentarme ahí o darles espacio?

Prefiero darles su espacio.

Visualizo una mesa vacía pero antes de llegar, me toma de la cintura acercándome a su cuerpo.

—Nena, ¿que dirías si te dijera que quiero estar contigo en un espacio más privado?

No es mala idea, llevo deseándolo desde que llgue.

—¿Quieres estar en un lugar privado? —me pregunta pasando la punta de su nariz en mi cuello haciéndome provocar cosquillas.

—Si —me estremezco—. ¿Me vas a llevar a los baños?

—No, a otro lugar...

Entrelaza nuestras dedos, le hemos dicho a Tiffany y Matt que nos íbamos a otro lugar y estos asintieron y juntos salimos de la Zona Latina. Doblamos a la izquierda luego de salir y caminamos hacia el pasillo que Tiffany y yo vinimos. Subimos las escaleras lo cual le había preguntado a Tiffany de que eran o a donde llevaban, pero el enorme monumento me lleva con él sin soltar mi mano guiándome.

—¿Tienes acceso a esta área? —pregunto ya que cuando subimos no hay nadie, ni una mosca.

De sus bolsillos saca una llave y me las enseña.

El dueño de este restaurante es mi tío, de parte de padre, le he dicho que quería venir contigo y unos amigos y me dijo que estaba bien. También le dije si había algún lugar privado para estar solo y me ha dado estas llaves, y ya verás que hay dentro.

—Un momento, ¿tu invitaste a Tiffany?

Él se rie y me molesta que no conteste rápido.

—Todo fue parte de un plan nena —me dice aun caminando—. Le dije a Tiffany que viniera que se despreocupara porque eran menores de edad, que te lo dijera a ti pero que no te dijera que yo iba.

Por eso Tiffany me había dicho que me despreocupara cuando le dije que no nos iban a dejar entrar por nuestra edad.

Y también  lo que le susurro al guardia de seguridad que rápido hizo hacernos pasar.

—¿Entonces quería que fuera una sorpresa?

—¿Lo fue no? —pregunta parándose en una puerta dorada—. Te quedaste mirandome de arriba hacia abajo, casi babeabas.

—No exageres no babeaba.

Claro que estaba apunto de babear, esos pantalones negros y esa camisa no ayudan en nada.

—Pero si estuviste apunto de hacerlo —suelta mi mano metiendo la llave en mano puerta y abriéndola dejandome entrar de primero.

Entramos, él cierra la puerta con seguro evitando que cualquier persona curiosa entre. Pasamos por un pequeño pasillo hasta llegar al fondo. Entonces lo que veo me deja helada.

Una sala al igual que los otros pisos, sofás más largos de un color rojo, rojo pasión. Dylan enciende las luces. En un lado hay un bar de color rojo pero este no tiene bebidas, sin embargo, Dylan se dirige hacia el bar y busca algo en la nevera.

Lo que me impresionan no son los sillones, sino que en el medio del salón hay un escenario con sillas enfrentes y un tubo en la mitad del escenario. Un tubo de Pole Dance. Una luz ilumina solamente la mitad del escenario, o sea, el tubo.

Dylan llega a mi lado sosteniendo dos Smirnoff, me ofrece una mientras yo sigo totalmente perdida en la vista de lo que me gusta. Dylan me mira pero después mira hacia la dirección de donde estoy viendo, entonces dice:

—¿Sabes bailarlo?

Su pregunta me hace mover la cabeza y ponerle atención.

—¿Qué?

—¿Qué si sabes bailar el tubo? Veo que lo estas mirando como si fuera una obra de arte.

Es una obra de arte cariño.

—Oh no es nada, es solo...

¿Deberia decirle? ¿Y si no le gusta? ¿Y si se disgusta conmigo? ¿Y si me ve bailando y piensa otras cosas y se aleja totalemnete de mi? Vale, se que me vuelvo paranoica en algunas ocasiones pero soy muy insegura cuando oculto algo y se lo voy a decir a una persona. Rapido pienso que debería de seguir siendo oculto para mi, solo para mi y que si alguien  más lo descubre echaria para alante ese gran secreto.

Joshua lo descubrió y se molestó bastante conmigo. Después de aquel día que mi querido hermano me encontró casi besándome con Dylan, sigue hablando conmigo, pero ahora no puedo evitar quedarse callado con el tema. Todos los días me repite lo mismo, que debo dejarlo, que no es para mi, y cada vez que lo hace,  me dan ganas de terminar la conversación.

Sé que Dylan es totalmente diferente a lo que es mi mejor amigo. Él me entiende, nunca se ha disgustado conmigo ni tampoco me ha peleado sobre algo que a mi me gusta pero que al él no. Me hace sentir una persona libre, y por momentos segura pero esa seguridad no dura mucho cuando mis inseguridades vuelven a mi cuerpo. Inseguridades que no provoca él, la provoca mi propia mente.

Dylan me hace querer estar pegada a él siempre, su presencia nunca me aburre y si en un futuro seguimos hablando, seguiré sin aburrirme de él.

—¿Es solo...? —sigue esperando la respuesta de mis anteriores palabras con las Smirnoff en sus manos.

—Es complicado —tomo asiento enfrente del escenario y él repite lo mismo. Dejando las Smirnoff en los portavasos que están en los lados de las sillas como los cines.

—¿Es complicado o no quieres decírmelo? —me dice mirándome con esos ojos mieles que tanto me gustan ver.

Resoplo.

—Soy bailarina en Pole Dance —digo.

Espero varios minutos mirando al suelo. Lo miro cuando no dice nada y está mirándome fijamente con los labios entreabiertos.

¿Que estará imaginando? ¿Me dirá algo fuera del lugar?

Sin embargo, lo que dice es:

—No te creo.

—De verdad, practico Pole Dance —le vuelvo a reafirmar. Una sonrisa se incrusta en sus hermosos labios.

—No te creo —vuelve a decir.

—¿Que tengo que hacer para que me creas?

Su sonrisa se extiende aun más mostrándome sus dientes blancos alineados.

—Bueno, si tu quieres, es si tu quieres, no es obligado, pero si tu quieres demostrar que es verdad eso, hay un tubo que puedes hacerme saber si es verdad o no —un momento.

¿Él quiere que le bailr?

—¿Me estas diciendo que tengo que bailar para demostrartelo?

—Si —afirma—. Pero no es obligado eh, pero no te creo si no lo haces.

El muy idiota sigue con una sonrisa y moviendo su cabeza como si fuese un niño al que le negaron comprar dulces o juguetes.

Bailar ante Dylan.

Si bien es un deporte pero, ¿bailarlo enfrente del chico que me gusta? ¿Podré aguantar su mirada fijamente a mi cuerpo mientras bailo?

Me dejó de dudas y por una vez en mi vida decido hacer lo que nunca había pensado. Dylan me genera seguridad y en mi vida eso es lo que necesito, una persona que me de seguridad de mis palabras, de mis actos, que me haga dar cuenta de que puedo superar las dudas que crea mi mente, porque si, la mente traiciona en el momento menos indicado.

Saco mi lado sensual, quiero provocarlo, así como el día que lo provoque en el campamento, dejarlo con ganas, observar esa mirada penetrante que no se despega de mi que me causa unos grandes deseos de besarlo y subirme arriba de él.

Le doy un sorbo a mi Smirrnoff, me levanto de mi asiento para ponerme a horcajadas de Dylan. Tomo su cara entre mis manos y lo acerco a mi boca, comienzo a rozar sus labios con los míos, él los tiene entreabiertos esperando a que nuestras lenguas se unan, pero no está en mis planes. Su entrepierna, dura como una piedra la siento justamente en mi sexo causándome incomodidad en esa parte. Sus manos se pasean por toda mi espalda y también agarrando mi cabello.

Estoy que quemo.

Me muevo lentamente de abajo hacia arriba aun encima de él. Con su cara entre mis manos, dejo de rozar mis labios con los suyos para comenzar a pasar la punta de mi nariz en su mandíbula. Cuando llego a su oreja le susurro:

—Di una música.

—¿Que? —su pecho sube y baja con rapidez, agarrándome de la cintura cuando me quedo a horcajadas sin tocarlo ni nada.

—Que digas una música —le vuelvo a repetir en un tono más duro—. ¿Acaso estas sordo?

Él sigue atontado mirandome fijamente para luego buscar su celular en sus bolsillos con una sonrisa en los labios.

—Me gusta tu tono de mandona —me dice buscando una canción.

Te gusta que te manden eh.

Solo si lo haces tu.

No se porqué pero, esas simples palabras me hacen sonreír.

Al final elige una canción y esta canción resuena en todo el salón.

Me bebo un tremendo sorbo de ni bebida, la trago y me levanto dando la vuelta al escenario hasta donde están las escaleras para subir, pude haberme sentado y luego pararme pero quería hacerlo ver más sensual.

Esta noche, la inseguridad de Amber Sofia Davis Grace, ya no iba a estar.

Y esperaba que fuera para siempre.

You make it look like it's magic
'Cause I see nobody, nobody but you, you, you
I'm never confused
Hey, hey
I'm so used to being used

Earned It de The Weeknd resuena en todo el salón. Subo lentamente las escaleras moviendo mis caderas con sensualidad, cuando llego al tubo lo agarro entre mis manos y me agacho. Me levanto del suelo y mientras tomo mi postura de nuevo, me paso las manos por mi piernas, mis caderas, mi cintura y mis pechos.

Camino alrededor del tubo hasta llegar en frente de Dylan, me agacho con la espalda arqueada y tocando mi cabello. Me permito mirarlo y sé que lo esta disfrutando tanto como a mi. Me levanto nuevamente poniéndole mi trasero y mi espalda completamente a su vista, doy un salto enrollando mis piernas en el tubo, con mis manos voy subiendo y comienzo a dar vueltas en el tubo arqueando mi espalda.

Me vuelvo a poner derecha, la verdad es que llevar vestido no es algo muy recomendable para el Pole Dance, me hubiera puesto una lista aunque sea, pero no puedo enseñarle muchas habilidades ya que casi todos los movimientos implican usar ropa elástica.

Decido hacer unos de mis movimientos que no implican abrirme de piernas y es que echo mi cabeza hacia atrás, nuevamente arqueando mi espalda, esta vez pegada al tubo, una pierna enrollada en el tubo y la otra de manera recta, derecha. No veo a Dylan, me permito cerrar mis ojos disfrutando de este bello momento. Entonces siento que ya es momento de estar tanto en este posición así que pongo mis manos detras de mi cabeza, en el escenario, y me impulso haciendo una voltereta.

Me siento en el suelo, me agarro del tubo con una mano y arqueo mi espalda llegando al suelo, paso mis manos por mis muslos desnudos, el vestido se me ha alzado un poco pero se sigue manteniendo.

Dylan no me quita los ojos de encima, con los labios entreabiertos, desearía saber que piensa en estos momentos.

Me volteo quedando boca abajo, y levanto primero mi trasero quedando a su vista, mi pecho toca el suelo mientras que mi parte de atrás no. Me levanto tocándome el cabello que esta del largo de casimente mi cintura.

La canción termina y me levanto parándome enfrente de él, aun en el escenario. Sus ojos me recorren completa, traga de manera gruesa, no sabe que decir, la canción ha terminado y no ha hecho ni dicho nada.

—¿Que le pareció mi baile Señor Gray? —le pregunto a ver si deja de ser Tontín de los Siete Enanos.

Otra canción suena, Lost in the fire. Vaya, al parecer le gusta mucho The Weeknd.

Bebe un trago de su bebida y se levanta sin decir nada. Al estar en mi frente, me toma de las piernas levantándome y poniéndome alante de el sin un solo centímetro.

—He de decirle Señorita Davis que usted me ha puesto demasiado caliente con ese baile y con sus movimientos.

Sonrio orgullosa. Soy la mejor.

Me toma del cuello alzando mi cabeza poniendo mi boca contra la suya.

—Le creo y créame, si piensa que me va a poner de malhumor de eso, déjeme decirle que soy capaz de comprar una sala completa totalmente privada para nosotros para que sea libre de bailar —roza la punta de su nariz con la mia—. Creame, nunca me cansaré de verte bailar.

Joder, que me bese ya. Me está torturando.

—Pensé que no te gustaría verme.

—¿Alguna vez me ha disgustado algo tuyo? —me quedo pensando y niego con la cabeza—. ¿No verdad? ¿Y piensas que me va a disgutar esto? ¿Piensas que me va a disgutar algo que te hace feliz? Porque lo sé Amber, sé que lo disfrutas y eso me gusta.

Me muerdo el labio mientras repito en mi mente que sabe que lo disfruto y que eso a él le gusta. Sus palabras se me quedan incrustada a la mente y sin poder resistirme mas, quito la mínima distancia entre los dos uniendo nuestros labios en un beso pasional.

Su lengua se mueve junto con la mía, sin quitar la mano de mi cuello, con la otra mano, unde sus dedos en mi cabello,  vamos caminando hacia atrás hasta que siento que mis rodillas chocan con la silla en la que estaba sentado, me tira en la silla y me abro de piernas para que se acerque más a mi. Meto mis manos en su cabello que hace poco estaba peinando hacia atrás y que ahora luce como el despeinado Dylan.

Deja mi boca y la lleva a mi cuello dejando besos húmedos. Suelto pequeños jadeos sintiendo su lengua en mi cuello, sus manos me toman de la cintura mientras que yo no encuentro que decir ni que hacer, dejo una mano en su cabello y la otra la paseo por su brazo tatuado.

Esta más que decir que la camisa estorba.

Se separa de mi y toma la Smirnoff entre sus manos, me pida que abra la boca y con gusto acato sus ordenes. Abro la boca y alza la botella dejando caer el liquido en mi garganta. La aleja de mi y cierro la boca tragandome el liquido.

—¿Quieres más? —me pregunta dándole un sorbo también dejandolo vacío. Entonces coge mi Smirnoff y me la tiende.

Yo si quiero más, pero no quiero que lo haga precisamente de esa manera.

A él le gusta mi lado provocativo, mi lado tentador y ese es lado que tengo en este momento.

Lo agarro de la correa de su pantalón y lo jalo hacia mi, le digo que se agache ya que no sé lo que pretende con mi cara en su entrepierna.

Se agacha y me apodero de su boca devorandola con intensidad, tomo su camiseta y comienzo a desabrochar cada uno de sus botones, hasta dejar su abdomen marcado descubierto. Le digo lo que tiene que hacer y le gusta la idea cuando sus ojos están brillosos, sus ojos están más oscuros y los míos deben de estar igual.

Lo que hace es que comienza esparcir el Smirrnoff en su abdomen y lo que tengo que hacer es tratar de que el liquido caiga en mi lengua, él para y paso mi lengua en su abdomen hasta su pecho. Me levanto de mi asiento sin dejar una pizca de alcohol, lo agarro de su cintura y el sigue esparciendo más liquido en su abdomen para ahora yo estoy cerca, de nuevo para y me encuentro algo muy divertido beber alcohol de esta manera con el chico que te gusta.

Me he tenido que agachar así que mi trasero esta a su disposición.

Me da una nalgadas que me hace soltar un pequeño gemido, me dice que me prepare de nuevo, y volvemos a repetir lo otro unas cuatro veces. Queda un poco y él se lo bebe de un sorbo.

Tomo mi postura de nuevo, me besa y nuestras lenguas saben a manzana y alcohol que es lo que tiene la Smirnoff. Sus manos viajan a mis gluteos y me pega más a él.

—Nena, me tienes mal —susurra contra mis labios. Una sonrisa se extiende en mi rostro.

Pasamos otro rato más besándonos, él levantándome y sentadome en el borde del escenario mientras él esta metido entre mis piernas besándome y sin dejar un solo lado libre de mi cuerpo de sus caricias.

Algo vibra en los pantalones de Dylan, probablemente mi celular o el de él, le se dicho que guarde mi celular antes de subir al escenario ya que él si tiene bolsillos. Dejando mis labios diciendo quien puede haber interrumpido nuestro momento se da cuenta que es mi celular quien vibra.

Me lo entrega y me doy cuenta de dos cosas. Son casi las doce de la noche y tengo muchos mensajes de Tiffany, Joshua y Jason.

Tiffany: me he ido con Matt a su casa, suelte con Dylan :)

Tengo algunos diez mensajes de Joshua que prácticamente dicen lo mismo, que dónde estoy, que si me pasó algo, que porqué no le contesto la llamada. Llamaad? Él me llamó? Aunque total no sé porque pregunto si como quiera no lo voy a llamar.

Los mensajes que me dejan esterica son los de Jason.

Jason: Conor va a llegar mañana temprano y dudo mucho que llegues temprano y encima con ganas de vivir. Le dije que pasaríamos el fin de semana juntos así que no estaríamos en casa, tu te vas a cada de Tiffany y yo me quedo con tu actual cuñada :)

Impresionada por el mensaje, me pierdo en lo último. Mi hermanito tiene pareja ya, lo voy a bromear mañana.

Yo: Te debo una cómplice.

Suerte que Jason dijo esa excusa perfecta de que estaríamos juntos" cuando realmente no es así. Lo que si, mi querida amiga se ha ido con Matt entonces yo me voy a quedar donde.

—¿Pasa algo malo? —me pregunta con preocupación en su voz.

—Mi hermano no va a estar en mi casa y me ha dicho que me quedará en casa de Tiffany ya que no me puedo quedar en la mía, y no sé donde quedarme.

—Te recuerdo que mi casa siempre puede ser una opción.

—¿Me estas invitando a tu casa?

—Planeaba hacerlo, pero si, mi casa es tu casa.

—Tus padres no dicen lo mismo —ambos echamos a reír.

—Pero ellos no están aquí, así que... —espera una respuesta, miro hacia abajo pensando, pero al final opto por aceptar.

Quiero aprovechar mi mayor tiempo con Dylan, ahora que ni sus padres ni los míos estan, tenemos que aprovechar al montón. Me baja del escenario abrochandose los botones, cuando termina, entrelaza nuestros dedos. Salimos de la sala y la cierra con la llave, camino por el pasillo que vinimos pero él se queda atrás, veo en el fondo a un hombre vestido como el chico del bar, Dylan le da las llaves y le da un leve asentimiento me imagino que como agradecimiento.

Antes de bajar las escaleras me mira.

—¿Estás cansada?

—Me están matando los tacones —quiero llegar ya al coche de Dylan y quitarme estos tacones.

Ni bien me ha dejado pensar y me esta cogiendo en sus brazos como si fuera una princesa.

—Oye, no es necesario.

—No voy a dejar que mi princesa se queje de esos horribles tacones y que le salgan ampollas —comienza a bajar las escaleras y lo hace como si yo no pesara nada, no se le complica, es como si fuese una pluma.

Un momento, acaba de decir, ¿mi princesa? Escuchar aquello me hace escabullirme en su pecho ocultando mi rostro sonrojado.

Llegamos al piso de abajo y aun sigue cargándome hasta la salida, todos se quedan mirando mis piernas a ver si fue algo que me ha sucedido, las chicas lo miran como si fuese lo más precioso del mundo, y lo es.

Al menos para mi.

Salimos y me siento relajada cuando al fin dejo de escuchar música para escuchar los ruidos de bocinas de autos, dejo de sentir el calor que sentía que se me pegaba al cuerpo de una manera que quería echarme agua fría en todo el cuerpo.

Dylan sigue caminando conmigo hasta que al final de la calle veo una moto,  esa fue la moto en que lo vi llegar a la escuela aquella vez.

—¿Aquí nos vamos a subir? —pregunto cuando me baja enfrente del motor.

—Si, ¿te has subido en una moto alguna vez? —niego con la cabeza—. Pues hoy te montas conmigo entonces.

Toma un casco y me lo coloca, antes de cerrarlo me da un pico en los labios, él se sube al motor poniéndose también su casco.

—¿Trajiste dos cascos?

—Te dije que tenia planeado que te fueras conmigo así que decidí andar con otro por si acaso.

Asiento, viendo la marca de la moto. Una Ducati. He escuchado esa marca, es muy sonado por aquí.

—Vamos súbete nena —subo un pie y con mi mano en su hombro me impulso hacia arriba sentándome con mis piernas a cada lado—. Agárrate bien de mi.

Y eso es lo que hago. Me agarro bien de su cintura y pego mi cabeza en su espalda. La moto arranca. Él va al paso, se lo agradezco aunque de vez en cuando da acelerados que me hacen maldecir por lo bajo. Él solamente se ríe mientras hace que me ponga histérica cada vez que acelera. Nos paramos en un semáforo, a mi lado se pone un auto que conozco muy bien.

Conor.

Menos mal no me ve por el casco, al principio me asusto ya que tiene los cristales bajos y me mira, sin embargo, mira al frente y cuando se pone el semáforo en verde, arranca sin decir nada.

Menos mal.

—¿Ese no era tu hermano? —me dice Dylan acelerando y doblando en algunas esquinas.

—Ni me reconoció —ambos reímos.

Un rato después, mete su mano en los bolsillos y saca unas llaves con un pequeño control, oprime un botón y el portón se abre. Mete el motor en el estacionamiento de su casa y lo pone al lado de su carro.

Me quito el casco y se lo doy. Él se quita el suyo y se pone ambos en un solo brazo, su otro brazo libre me lo da pidiendo que le mi mano. Con gusto, le doy la mano. Me encanta tomar su mano, es tan grande que me cubre casi mente mi mano entera. Entramos a su casa y me quedo estupefacta.

Al entrar, lo primero que ves es sillones negros, pinturas antiguas y paredes blancas. Seguimos caminando y entramos a la otra sala, hay un comedor de madera demasiado grande para solamente cuatro personas, el comedor es de ocho sillas, mas al fondo hay un enorme sillón que se ve que es reclinable. Una televisión también enorme enfrente del sillón y una puerta de cristal que te lleva al jardín trasero y también a la piscina.

En mi frente hay unas escaleras de mosaico blanco con unas barandillas de metal y cristales. Se ven los primeros nueve escalones, hay más, me imagino que después de eso es que están las habitaciones.

Una señora mayor sale de lo que creo que es la cocina, la señora tiene unos jeans con una blusa de manga corta negra. Su cabello es castaño y lo tiene hasta los hombros.

—¡Oh! Llegaste, te había hecho unas galletas de avena con chocolates como te gustan.

¿Acaba de decir galletas de avena con chocolates?

¿O sea que mis galletas favoritas también son las de él?

La vista de la señora recae sobre mi. Me extiende su mano y yo la acepto con gusto, sin soltar la mano de Dylan.

—Me llamo Taylor, soy la sirvienta de esta casa —me da una sonrisa y es increíble que me esté conociendo ahora y me sonría como si me hubiese visto antes.

—Y mi segunda madre —me dice Dylan dándole un beso en la sien a Taylor.

Por como se miran, se nota a leguas que se tienen muchísimo cariño. Ella también le tiene muchísimo aprecio, es algo que se nota de lejos.

—Mi nombre es Amber —le devuelvo con una sonrisa incrustada en mis labios.

—Un gusto Amber y eres bienvenida aquí —se suelta de Dylan.

—Muchas gracias—le digo.

—Bueno, los dejo, se portan bien —nos dice como si fuese nuestra mamá.

—Oye—la llama Dylan antes de ella irse—. ¿Tienes el día libre mañana si? Y si quieres el resto de la semana.

—Ay no mi hijo, mañana no vendré pero si el resto de la semana.

—Bueno, esa es tu opción, el niño de mami y papi no va a estar aquí.

—Oh cierto, como quiera, vendré esta semana —Dylan asiente, antes de Taylor irse, Dylan le susurra algo en el oído, eso hace que ella abra los ojos aun mirándome y su sonrisa se extiende más de lo que estaba.

¿Que le habrá dicho?

Vuelve y me dice que puedo venir aquí, cuando quiera, que esta es mi casa y se marcha por la puerta sin dejar rastros. Dylan me besa la sien, en ningún momento ha soltado mi mano, y camina hacia adelante invitándome a subir los escalones. Subimos los escalones, son en total dieciocho escalones.

Cuando subimos me quedo de nuevo impresionada, hay una hermosa sala decorada por sillones marrones, mesas de cristal, algunos floreros y cuadros adornados en la pared, hay otra puerta de cristal que lleva a la terraza.

Esto parece un hotel.

Caminamos y a la izquierda hay un pasillo, este solamente decorado por cuadros de la familia, veo al pequeño Dylan, y me imagino que el otro es su hermano.

—¿Porque tus sonrisas parecían falsas? —pregunto mientras él se para en una puerta color negra.

La única puerta diferente ya que las demás son blancas.

—Porque lo era —responde adentrándose al interior junto conmigo.

Enciende la luz y entonces veo la enorme habitación que tiene. Las paredes son de colores gris, en el medio de la habitación esta la cama con sábanas oscuras, en el lado izquierdo de la cama, se puede ver un precioso escritorio de madera con una computadora encima de esta y en los lados están unos audífonos y una playstation.

Las ventanas están cada una del lado de la cama. En el lado izquierdo, está su armario, la habitación es tan grande que tiene espacio demás, no te estorba la cama, no te estorba nada. Dylan ha dejado de tomarme la mano para ir a quitar el cubrecamas mientras yo me he quedado observando la habitación.

Al entrar, a un lado esta su gabetero, y en el otro lado tiene un estante negro lleno de libros.

No lo puedo creer.

Es más organizado que yo.

No hay ropas tiradas, ni libros tirados, las gabetas cerradas, la cama que hace un poco estaba tendida por el cubrecama, ahora tiene el cubrecolchon.

—Ya está —me dice cuando arregla la cama—. Ese es el baño —me enseña la puerta de color negra.

—Tu habitación está demasiada ordenada —le digo.

—Yo sé que soy organizado, no me gusta el desorden.

Se nota.

—Tendré que coger ropa de tu armario —le digo.

—Tu coges lo que quieras.

Camina hasta donde estoy y se agacha hasta estar a mi altura.

—Hasta a mi si quieres —me susurra y siento mis bellos pararse con que me acaba de decir.

No puedo dejar de verlo, es tan hermoso, tomo su cara entre mis manos viéndolo fijamente a los ojos. Sus ojos se han puesto un poco más oscuros y sus pupilas están dilatadas, paso mi dedo pulgar por sus mejillas y le gusta ese gesto.

Se levanta poniéndose en su posición normal haciendo que tenga que levantar mi cabeza, me toma de la nuca y me acerca a sus labios. Entonces me besa.

Los besos de Dylan son suaves pero poco a poco se van tornando posesivos, y a mi eso me gusta.

Durante estos días, hemos hablado como si fuésemos novios, y me da miedo que todo sea tan perfecto. Tengo tanto miedo de que lo que tenemos se vaya como si nada, de que algún día dejemos de hablar y actuemos como desconocidos.

Si él se va, una parte de mi se irá también. Estoy enamorada hasta la médula y lo acepto, no puedo negarme a mi misma y decir que no me gusta, que todo esto lo sigo porque es un juego pero no es así.

Para mi no es un juego, es una persona que me gusta, que quiero estar con él, que todo el mundo se entere de lo nuestro sin importar mis padres. Él me hace sentir segura, me hace sentir bien, me da la libertad de contarle las cosas sin miedo a que se enoje conmigo.

Me han hecho sentir de esa manera pero, cuando estas enamorado de una persona que te hace convertirte en tu mejor versión, eso hace que te enamores el doble, es como algo que sientes que no lo conseguirás en otra persona.

Eso siento por Dylan, lo quiero, lo quiero demasiado, lo quiero solo para mi. Quiero saber lo que él piensa, lo que pasa por su mente al estar conmigo, si le gusta solamente mi físico o también otras cosas que no sean solo eso.

Lo que él me genera, no lo hace cualquiera, mañana llego a mi casa con deseos de estar más tiempo con él. Y lo quiero disfrutar al máximo.

Solo quiero disfrutar más tiempo con él, a ver que sucederá después que volvamos a la normalidad, que nuestros padres estén aquí, el colegio, las clases de Pole Dance...

Nadie lo diría que me enamoraría de el hijo que mis padres odian. Tanto que hablaba mal de él, tanto que decía que no estaría con él, tanto que decía que no me gustaban los chicos con su actitud y tanto que lo negaba.

Ahora lo estoy aceptando y solo espero no terminar mal en esto.

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