Capítulo 16
Dylan.
Tomo agua en mis manos y se la tiro en su cara. Frunce los labios mientras con sus manos se quita el agua de los ojos.
—Eres un idiota —se acerca y comienza a echarme agua a mí, pero lo evito porque me sumerjo debajo del agua.
La tomo de la cintura y la sumerjo también dentro, echa burbujas en su boca y luego la veo sonriendo.
Su sonrisa me mata de verdad que sí.
La acerco hasta que no queda ni un centímetro de distancia entre ambos y luego la beso. La beso debajo del agua como siempre había soñado hacerlo, pero no pensé que sería con ella.
Sus manos se pasean por mi mandíbula y por mi cuello, mientras que las mías las hundo dentro de su cabello. Paramos y volvemos arriba, paso mis manos por sus ojos quitándole el rastro debajo evitando que le caiga adentro, ella hace lo mismo.
—Primera vez que doy un beso debajo del agua —le digo agarrándola de las caderas mirando sus ojos azules.
¿Soy yo o se ve hermosa con la luz de luna?
Aunque sin ella se ve hermosa también.
—Wao, debería sentirme privilegiada entonces —hace una pausa carraspeando su garganta—. Acabo de besarme debajo del agua al gran Dylan Gray, lo que nunca le ha hecho a sus demás mujeres.
—No tengo mujeres.
—¿Ah no? —niego con la cabeza—. ¿Qué es Barbara entonces? —me pregunta. Ahora si no hay diversión ni nada, solo tiene una expresión seria esperando mi respuesta.
¿Barbara? Hasta se me olvidaba que no había venido.
¿Quién no se le olvida su presencia con semejante diosa en su frente?
—Barbara no es nada mío —le digo—. Solo algunas veces pasamos el rato y ya está.
—¿Pasan el rato? —enarca una ceja.
—Si, ya sabes.
—Uhm —solo murmura eso.
Vuelve a abrir la boca sin embargo escuchamos unos pasos bajando las escaleras y dos voces.
De una vez la tomo hasta donde hay una roca y nos escondemos detrás de ella escuchando a los otros.
—Es que no sé qué hacer ya —exclama una voz como cansada.
—¿A qué te refieres? —este es otro tipo.
—Es Joshua —me dice la castaña oscura.
Tampoco es que me importe, pero la conversación es interesante.
Amber y yo estamos pegados a las rocas en una posición que me tiene perdido. Su espalda esta pegada a mi pecho y su trasero esta justo en mi entrepierna, algunas veces se mueve y solo estoy rezando para que no se dé cuenta de mi erección.
—Es Amber —dice Joshua y me pongo alerta a sus palabras olvidando la posición en las que estamos—. La quiero Emil, la quiero mucho. Quisiera que me dé la oportunidad de estar con ella, yo no le fallaría, daría lo mejor de mí.
—Ya te dije lo que tienes que hacer.
—No haré eso Emil, no la besaría a menos que ella no quisiese.
—Pero tienes que tomar la iniciativa, sino tomas la iniciativa, ¿cómo ella te dará la oportunidad?
Que gran consejero.
—Creo que tienes razón.
—Claro que la tengo, siempre la tengo —es Emil el del equipo de futbolista, uno del grupo de Joshua que también me odia.
Pero como siempre, no me interesa su odio.
—Gracias Emil. Ya sé lo que haré —toma una pausa y cambia el tema —. Pero la he visto con Dylan, ¿sabes?
—¿Dylan Gray?
—Si, con él. Los vi juntos aquel día, él dándole su abrigo, pero no vi más porque me llamaste.
Hasta que por fin haces algo bueno Emil.
—Tenías que decirme y así veías, pero dudo mucho tal vez haya sido eso solamente. Amber no se atrevería a hacer nada con él, ni siquiera a besarlo.
Uy, como te explico amigo...
—Y menos sabiendo los problemas que traen ellos, principalmente ese Dylan. Lo odio, me quita el puesto y sería el colmo que también me quitara a la chica de mi vida.
Pues yo que tú me preparara.
—Ya te dije, lucha por ella. Dylan capaz está detrás de ella para acostarse y luego dejarla como siempre hace con las chicas, porque hay que admitirlo, Amber es linda y esta buena.
¿Por qué cuando él dice ese término me entra ganas de tomarlo por el cuello?
Además, no busco eso de ella, no me interesa tener relaciones con ella o verla completamente desnuda, no me interesa. Solo quiero pasar tiempo con ella y me gusta porque siempre que estoy a su lado nunca quiero irme de ahí.
—Pues sí y Dylan se atreve de eso y no quiero que Amber caiga en ese lugar, conmigo estaría a salvo —le pongo mi mano en su abdomen cuando siento que está un poco cansada de mover sus pies para mantenerse arriba—. Además, sus padres están locos que pase eso, me aceptarían rápido.
Cinmigi istiria a silvo. Por favor, ni él se lo cree, el primero en decepcionarla seria.
Queda más que demostrado.
—¿Por qué no subes y la buscas a pasar un rato aquí al rio? —propone Emil—. Digo, hoy es el último día que estaremos aquí, tal vez una oportunidad de verse y de besarse tendrán.
—Lo iba a hacer, sin embargo, cuando fui a tocar al saco, en ese momento apareció Tiffany diciéndome que Amber estaba totalmente rendida y que ni me atreviera a tocar.
Amber gira su cabeza hacia mí.
—Amo a Tiffany —en estos momentos hasta yo.
—Es otra, para mí que ella le mete cosas en la cabeza de Amber para que no esté contigo — ¿que comen esta gente? Para no comerlo.
—No lo creo, Tiffany no es así y Amber tampoco es de las que se deja llevar —algo bueno dijiste al menos.
—Bueno, volvamos arriba. Pensé que este sería un lugar tranquilo y solo para hablar.
—Gracias Emil, más amigos como tu —y por fin vuelven y suben. Estoy al tanto de cada de sus movimientos desde que se sentaron hasta que se fueron.
Amber se gira quedando su rostro en mi frente.
—¿Escuchaste eso?
—Al parecer el niño llorón está enamorado de ti —yo lo sabía, no era una sorpresa.
—Lo está —se encoge de hombros—. Solo espero que no se le ocurra la brillante idea de ir y decirle a mis padres.
—¿Qué pasaría si le dijera?
—¿Qué pasaría? —la sigo agarrando de la cintura—. Mis padres me presionarían para que le correspondiera.
—¿Y? Manda a tus padres a freír moscas. A ellos no les tiene que importar tu vida amorosa.
—Lo sé, pero es... agotador. Llevan años queriendo que él y yo seamos algo.
La sola idea de ellos juntos me enloquece. Mas ahora que hemos tenido ciertos acercamientos.
—Y yo solo lo quiero como amigo.
Uy, creo que a alguien lo mandaron a la friendzone.
—Sigan siendo amigos —me encojo de hombros.
—¿Solo dirás eso?
—No soy bueno en consejos, pero puedo decirte que no escuches a tus padres, ellos algunas veces se equivocan, escucha tu corazón.
El consejo más profundo que he dado.
—Y no eres buenos en consejos dices —echa una carcajada y me da un beso en los labios.
—Puedo hacer el intento si me lo pides.
La beso de nuevo con suavidad, pero algo me dice que hoy es nuestro último día de excursión y que tal vez el lunes volvamos a ser las dos personas que se odian, que no pueden estar juntos y que tal vez no volvamos a probar nuestros labios de nuevo.
No quiero dejar de hacerlo.
Nunca.
—¿Qué te pasa? —me pregunta y muevo la cabeza alejando los pensamientos negativos de mi cabeza.
—No es nada —acaricio su mejilla con mi dedo pulgar, es tan jodidamente linda—. Creo que... deberíamos volver arriba.
Ella se muerde los labios.
—Creo que sí, ha pasado mucho tiempo ya —se aleja de mi nadando a la orilla y finjo que no me dolió el no sentir el calor de su cuerpo contra el mío.
Hago lo mismo, me impulso y ya estoy fuera del agua mientras ella sigue intentando. Me muerdo los labios evitando no reírme de lo linda que se ve tratando de salir del agua.
Busco mi toalla que está en uno de los asientos y le extiendo mi mano para ayudarla.
—Me vas a ver el sostén y algo más —me suelta.
—Diría que el sostén no importa porque te he visto en bikini, pero si dices que se te algo más pues lo respeto.
—Me da vagancia ir hasta las escaleras, pero tampoco puede salir con mis brazos.
—Date la vuelta —ella lo hace dándome ahora la espalda, la tomo por sus axilas y parece sentir cosquillas cuando se retuerce un poco y suelta una carcajada, la tomo y la saco del agua sentándola en la orilla.
Ahora ella me da la espalda y no puedo ver su parte, así como ella quiere.
Le extiendo mi toalla y ella la toma envolviendo por encima de su camiseta.
—Gracias por respetar mi decisión.
—No tienes que darme gracias, es algo que todos deberíamos de hacer.
Ella me mira con una sonrisa y le guiño un ojo.
—Eres muy caballeroso Gray, un poco idiota, pero eres caballeroso.
—Soy un idiota, pero acabas de pasar la noche con este idiota —se levanta y me da un leve empujón en el hombro.
—¿Traes ropa extra? No quiero subir empapada de agua.
—Toma esto —le extiendo la camiseta negra con la que vine, no me importa subir con mi pecho descubierto, prefiero que lo tenga ella y no le da una gripe.
—¿No la vas a usar?
—Si te la estoy ofreciendo es porque no, ¿no crees?
Me esperaba que girara los ojos sin embargo lo que hizo fue que sacarme el dedo del medio.
Se mete en un lado donde no la veo, me asusto porque pasa un rato que no escucho nada, pero al rato sale con mi camiseta la cual le queda bastante bien, le queda por sus rodillas.
—Te queda bien —me levanto caminando hacia ella. Ella alza su cabeza conectando sus ojos con los míos.
—Gracias —me tira la toalla y me la pongo en mi hombro.
Por un rato nos quedamos mirándonos sin decir ni una palabra, solamente el sonido de las corrientes del rio. Ella rompe el silencio.
—Supongo que...debería irme —baja la cabeza y me pasa por el lado, pero la tomo por el brazo atrayéndola de nuevo en mi frente.
No le digo nada y la beso, coloco mi mano en la parte baja de su espalda y la tomo por el cuello pasando mi dedo pulgar en la parte delantera de esta. Me corresponde el beso y tengo que bajar un poco para que no tenga que estar en puntillas por mucho tiempo. Hunde sus manos en mi cabello introduciendo su lengua en mi boca, mi lengua no tarda en salir y ambas se mueven como si tuviesen vida propia.
Ahora solo deja una mano en mi cabello y la otra me agarra por detrás del cuello. En dos días la he besado muchas veces y no caí en cuenta lo adictivo que es besarla y que nunca sentiré lo que siento en este momento cuando bese a otra que no sea ella.
La tomo por su cara profundizando el beso y ella pone sus delicadas manos por encima de las mías, muerdo despacio su labio inferior y ella suelta un leve jadeo, me mira y sus pupilas están dilatadas, su respiración esta pesada y la mía ni decir. Vuelvo y la beso hasta que nos alejamos, juntamos nuestras narices y ella la mueve de lado a lado y ese gesto me hace sonreír. Antes de irme le doy un beso en la frente y por último un beso en los labios.
—¿Nos vamos ya? —le pregunta y ella parece no darse cuenta ni siquiera en donde está, pero asiente.
Camino y veo que se queda atrás, estiro mi mano hacia atrás moviéndola esperando la suya hasta que por fin llega. Entrelazo nuestros dedos y juntos subimos hasta donde están los sacos, visualizo que no haya ningún espectador y nos movemos por detrás de los sacos, pasamos el saco de Joshua, pero parece estar dormido porque no hay rastro de luz.
Cuando llegamos a mi saco, el de ella está a mi lado.
—Buenas noches, Amber —le digo y ella me besa la mejilla.
—Buenas noches, Dylan.
La veo irse y suspiro metiéndome a mi saco. Matt está sumamente dormido y con mucho cuidado tomo camiseta cualquiera y me cambio el pantalón.
Dos noches lindas seguidas. Debería de ser así a menudo.
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