Capítulo 12

—Esto ha sido todo por hoy. Pueden irse —soltamos un suspiro. Al fin la clase de trigonometría termina, estoy harta de tantos números y ángulos.

—Al fin, tantos números y ángulos me van a volver loca —dice Tiffany volteando los ojos y tomando su mochila para salón.

—Oye, recuerda que tenemos que ir a la biblioteca a buscar que leer para la siguiente clase.

— ¿Algún día un profesor no dejará tareas? —expresa con rabia. Yo solo me echo reír.

—Les da algo si no dejan tareas.

Caminamos hasta llegar a la biblioteca, tomamos esta hora aprovechando el receso. Entramos a la biblioteca saludando a la bibliotecaria y está vacía.

Como siempre.

Solo hay dos que tienen sus audífonos puestos y concentrados en su lectura, totalmente olvidados del mundo.

—No sé tú, pero yo me lo voy a leer aquí —me dice Tiffany—. En mi casa no tengo la paz y tranquilidad que hay aquí.

Literal, aquí nadie te manda a hacer nada.

Tiffany siempre se va más por los de acciones mientras que yo me voy por los de romances juveniles.

—Supongo que te vas por los de acciones —ella asiente.

—Efectivamente —se desaparece por uno de los pasillos y no me quedo atrás. Veo donde dice Novelas juveniles y me dirijo rápidamente por esa área. Busco libro por libro, desde arriba hacia abajo, a mi derecha y mi izquierda.

Tantos libros y no me decido por uno.

Bajo la misma estrella.

Ya lo leí.

Nosotros en la luna.

Ya lo leí.

¿Y si quedamos como amigos?

Umm, no lo he leído, pero suena interesante. Intento alcanzarlo estirando mi brazo, pero ni siquiera llego a toparlo. Veo a mi alrededor en busca de una escalera, pero no encuentro nada.

¿Justamente hoy? ¿Enserio?

Y no quiero otro libro, quiero ese.

Sigo intentándolo sin lograr nada, pero...

De la nada veo un brazo fuerte estirándolo por encima de mi cabeza y alcanzando el libro hasta ponerlo delante de mí y lo tomo.

—Gracias, yo estaba... —quedo en silencio cuando me doy la vuelta topándome con una sudadera negra, alzo la cabeza viendo a Dylan.

Su mirada está totalmente fija a mi mientras yo me quedo sin palabras. Juro que pensaba que era otra persona, el sería el último en qué pensaría.

O ni siquiera asi.

Estamos casi pegados, huelo su perfume y que rico huele. Esta situación me recuerda demasiado a la fiesta, donde estuve encerrada con él en esa habitación, totalmente oscura y por unos largos 7 minutos.

—Estabas tratando de alcanzar el libro con tu estatura de Umpa Lumpa y vine yo a ayudarte —sonríe de lado.

—¿Mi estatura de qué? —doy un paso hacia atrás para poder míralo a los ojos sin necesidad de alzar mi cabeza.

—Tu estatura de Umpa Lumpa, ¿nunca te viste Charlie y la fábrica de Chocolates? —niego con la cabeza—. Te falta cultura entonces.

—No te ofenderé porque no sé quiénes son los Upo lampas esos.

—Umpa Lumpas —me corrige.

—Si eso.

—Amber ya busqué el libro, ya tu encontras... —Tiffany se asoma por el pasillo, Dylan se hace un lado pudiendo ver ahora a mi mejor amiga, ella lo nota y —forma su boca en una pequeña O—. Estemm, veo que lo encontraste y te espero en... la mesa de allá —no sé a dónde apunta, pero se va.

Tiffany, ¿por qué nunca me llevas contigo en estas situaciones?

¿Para qué, para quedarte pensando en que pasaría después?

O cállate conciencia, nadie te mando opinar.

—Gracias —vuelvo y le digo y me marcho no sin antes el tomarme de brazo de manera suave y llevarme a mi lugar de nuevo—. ¿Qué pasa?

Me mira a los ojos y abre su boca para decir algo, pero...

Nunca sale.

—¡Arg! ¡Te estaba buscando bu! — ¿bu? Si es un apodo no se pudiera considerar como tal. Me doy la vuelta y es Barbara quien me está mirando con mucho odio, miro a Dylan y aun no me ha soltado el brazo, es un toque tan delicado y suave que ni se siente casi.

—¿Qué quieres Barbara? Y te he dicho que no me digas asi.

—Lo siento, necesito decirte algo, pero sin nadie cerca —pronuncia el “nadie” con bastante fuerza y no hago más que soltarme del agarre de Dylan y pasarle por el lado.

—Ni te molestes, ya me iba —camino por su lado y siento su mirada atacándome, si las miradas mataran juro que estaría muerta ya.

Volteo a ver a Dylan y no ha despegado sus ojos en cada paso que he dado, pero vuelvo a ver hacia adelante y buscando a Tiffany. Esta en una de las mesas leyendo su libro y tomándose un jugo.

—La vi entrar no hace falta que me lo digas, quiero lo otro —dice sin despegar su mirada del libro. Tomo asiento y suspiro.

—¿Lo otro? —pregunto.

—Si ya sabes, tu y Dylan al parecer estaban muy alegres con su conversación —la última palabra hace más fuerza y sonriendo de lado.

—¿Conversación? No estábamos hablando.

—¿Ah no? ¿Y qué hacían entonces? ¿Contar cuantas hormigas les pasaban por los pies? —volteo los ojos.

—Bueno el punto es que el me agarro del brazo al parecer me iba a decir algo, pero ahí mismo llegó ella.

Siempre arruinando el momento.

Abro mi libro y comienzo a pasar varias páginas, me he concentrado tanto que no me he dado cuenta si se fueron o no. Bueno, tampoco es algo que me tiene que importar. Asi, Tiffany y yo nos pasamos el receso hasta que el timbre suena y toca la próxima clase.

                ************

—Estoy emocionada por volver —Tiffany habla con muchísimo entusiasmo al ver el estudio de nuevo.

—Somos dos.

Han pasado las dos semanas que quedaban para regresar y no puedo estar más feliz que regresar a lo que tanto amo.

Esperamos sentadas en el suelo con varias bailarinas más también esperando a la maestra. No sé porque estoy nerviosa pero no he dejado de pasarme las manos por el pantalón, y es horrible porque me sudan más las manos.

—¿Por qué estas nerviosa? —ella sabe que cada que hago eso son los nerviosa apareciendo.

—No lo sé, tal vez tener tiempo sin que me vean bailando. ¿Y si se me olvidó?

—No seas paranoica, viniste a practicar hace dos semanas.

—Si, pero fueron dos semanas, donde apenas he tenido tiempo de salir a la cocina a comer algo de tantas tareas —y las que me faltan en cuanto salga de aquí.

—Bueno si —rato después llega la maestra. Todos nos levantamos para recibirla.

La maestra es una persona alta, unos 1.75 de altura. Tantos años en esto le han dejado su cuerpo totalmente moldeado y tonificado.

—Yo esperen que no me salten con cuentos de que están cansadas, aquí vinimos a relejar nuestros cuerpos y nuestras mentes —camina un poco por el aula encendiendo el aire acondicionado—. ¿Qué esperan? Muevan sus traseros y pónganse la ropa.

Nos levantamos y nos dirigimos a los baños, haciendo fila esperando a que se cambian. Me meto en uno de los cubículos que están vacíos y me quito la ropa poniéndome unos pantalones cortos deportivos y un top negro. Salgo y me miro en el espejo, ¡Que sexy me veo! Uno de los pocos días que me veo asi en verdad.

Amarro mi cabello en un mono alto y Tiffany a mi lado hace el mismo proceso.

—¿Lista? —le pregunto mirándola desde el espejo.

—Desde que nací —y sin más nos vamos.

Llegamos al salón donde la maestra nos recibe conectando su celular de la bocina.

—Oigan, estaba planeando... ¿Qué tal si cada una hace un baile de bienvenida con lo aprendido? —todo aplaudimos, pero dejo de aplaudir cuando veo que me mira—. ¿Qué tal si empiezas tu Amber?

Me quedo mirando a la nada.

—No tengas miedo, sacas tus pasos prohibidos y enséñaselos a todos —me anima Tiffany a mi lado levantando sus dos pulgares.

Le sonrío tensa y me levanto dirigiéndome al tubo, lo tomo y mis dedos no pueden estar tranquilos. Vamos, cálmate Amber, solo serán unos minutos. Además, es lo que te gusta.

Me lo repito muchas veces hasta que la música comienza y las luces se apaguen quedando las luces LED del enorme espejo delante de mí.

Muero de emoción porque la canción es Apologize de Timbaland y me encanta esa canción.

Me dejo llevar de la música dejándome llevar de simplemente eso, me relajo poco a poco cerrando mis ojos de momentos y abriéndolos para mirarme del espejo. Esto es lo que amo, pero supongo que nadie de mi familia lo entendería, ojalá algún día entiendan que esto es igual que un deporte.

A través del espejo veo como Tiffany me mira de una manera orgullosa y cargada de emoción. Creo que después de todo, ella ha sido la que me ha apoyado desde el momento en que la conocí hasta el sol de hoy.

A los pocos minutos la canción termina y siento como si hubiesen sido los momentos más rápidos de mi vida. Las chicas me aplauden y la maestra también.

—Eso fue... ¡Wao! —me dice la maestra con mucha emoción y le sonrío—. Te felicito y muy hermoso de veras.

Le doy un asentimiento y vuelvo al lado de Tiffany.

—Lo ves, te pones nerviosa por nada —me pasa su brazo por mis hombros—. Eso fue excelente.

—Deja tu amor que es a ti que te toca —le digo y me ataca los ojos quitando su brazo como si mis hombros ardieran.

—Saco mi lado cariñoso y lo arruinas —me rio y se levanta a bailar otra canción diferente.

Me alegra que sea mi amiga.

Minutos después la maestra da por terminada las clases diciendo que el miércoles comenzaremos con los nuevos pasos. Salimos del estudio caminando a nuestras casas.

—¡Oye! No hablamos sobre lo que dijeron esta mañana en la escuela.

—¿De que hablaron esta mañana? Creo que me dormí —sinceramente no lo recuerdo.

—No te dormiste, estabas muy entretenida en tu celular y hablaron sobre que a principios de octubre habrá una excursión en las Montañas Gransend.

—¿Una excursión?

—Si ya sabes, iremos a esas montañas y ver la naturaleza, supongo que nos dejaran un trabajo o algo porque sinceramente no nos van a mandar a unas montanas a dormir y contar chismes, ¿qué escuela hace eso?

—¿Y dijo que ira todos?

—Todos no, solo los del último año —me quedo pensando un rato hasta llegar a casa. Cuando llego a casa lo que tanto pensaba llega a mi mente.

¿Eso significa que también ira Dylan?




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