17
—Revisé cada una de las cámaras que pude encontrar en el área, y el tipo iba todo de negro con pasamontañas, estoy seguro de que esto es obra del señor Cha—le informó Minhyuk a través del teléfono.
—Carajo...Es tan narcisista que le es imposible mantenerse bajo perfil—se quejó Moon Bin.
—Sí...Pero lo importante aquí es que esto solo significa una cosa...
—Está planeando su próximo ataque—dijeron ambos a la vez.
—Tienes que incrementar la seguridad de Dongmin, Bin—le advirtió Minhyuk.
—Lo sé, lo sé. Estoy de los nervios, está a punto de dar a luz—expresó su preocupación, claramente Dongmin se encontraba en una posición delicada.
—Entonces esa es la razón por la que no teme ser obvio, no le importa con tal de tener a ese bebé, su heredero. Vaya imbecil—dijo Hyuk, dando justo en el clavo.
—Como sea, yo me haré cargo de todo, y tú también cuida bien de Sanha, ¿me oíste?
—Sí, sí, sí, tranquilo. Soy una buena niñera.
Siguieron hablando por unos minutos más hasta colgar. Bin le hablaba desde un teléfono local que se encontraba en una tienda de conveniencia que pertenecía a la familia de la esposa del señor Sebastian, y Minhyuk le hablaba desde el teléfono de una biblioteca, con tal de evitar que sus llamadas sean rastreadas. Tenían acordado llamarse cada dos días a horas puntuales, eran tan meticulosos como su profesión les exigía.
Suspiró con hastío antes de emprender su camino de regreso a la propiedad de Sebastian, con pasos rápidos y nerviosos, ansioso por ir con el omega. Lo buscó por toda la casa hasta encontrarlo en el patio leyendo un libro mientras balanceaba sus pies sentado en una mecedora de madera, bastante ensimismado en su lectura.
—Dongmin—lo llamó obteniendo de inmediato su atención.
El omega de grandes ojos marrones volteó a verlo con sorpresa, pasando a una mueca de confusión al ver la expresión ofuscada de Bin.
—¿Pasó algo?—preguntó temeroso, dejando el libro de lado y poniéndose de pie en un santiamén.
En lugar de responder, le señalizó que lo siguiera y así lo encaminó hacia la habitación en la que Dongmin se estaba quedando, cerrando la puerta una vez que se encontraban los dos solos.
—¿Ahora sí me responderás?—le preguntó Dongmin totalmente disgustado ante la actitud nerviosa y misteriosa que había portado Bin.
—Sí. Creemos que el señor Cha hará algo pronto, así que debemos prepararnos—le dijo con toda la seriedad que la situación ameritaba.
Dongmin, de tan solo escuchar aquel apellido, sintió un poco de náuseas, obligándose a tomar asiento en la cama ante lo dicho.
—¿De dónde vienen esas creencias? Bin, si algo pasó, por favor dímelo, no quiero que me ocultes nada, ¿sí?—dijo con el semblante cansado pero también lleno de preocupación.
—Han empezado a vigilar a Sanha, así que creemos que podrían actuar pronto—dijo con suavidad, esperando ver la reacción del omega.
Y, justo como lo previó, Dongmin inmediatamente se puso de pie, con la consternación pintada en el rostro.
—¿Él está bien? No le han hecho nada, ¿cierto? Por favor, Bin, dime que él está bien, por favor, por favor—preguntó apenas entendible debido a la velocidad de su verborrea.
Bin notó que los nervios de Dongmin estaban totalmente desequilibrados, provocando que sus manos se volvieran temblorosas, y su respiración empezase a agitarse. Antes de responder, el alfa lo atrajo hacia sí, envolviéndolo en un abrazo.
—¡Contéstame!—reclamó en su pecho, removiéndose.
—Tranquilo, tranquilo. Sanha está bien, está a salvo, ¿sí? Tranquilo. Minhyuk lo está cuidando, nada le pasó, y nada le pasará. Te lo prometo—le dijo el Alfa, arrullándolo y acariciando sus cabellos, dándole contención a Dongmin, que tanto lo necesitaba.
—¿Seguro? ¿No me estás mintiendo?
—Seguro, Dongminnie. No te mentiría, lo sabes—dijo mientras seguía arrullándolo.
Se mantuvieron de esa manera unos minutos más mientras Dongmin salía de su crisis nerviosa, calmando su pulso y aclarando sus pensamientos. Poco a poco rompió la cercanía con el alfa, sintiéndose menos turbado.
—¿Mejor?—preguntó para cerciorarse de que todo estuviera en orden con el omega.
Dongmin asintió, sintiéndose algo avergonzado por la escena que había armado al no poder controlar de manera debida sus emociones.
—Bien, Dongmin. Ahora quiero que me escuches atentamente, ¿sí? Debemos prepararnos para lo que venga.
La verdad Dongmin no estaba del todo bien, se sentía expuesto, sentía que en cualquier momento aquel hombre aparecería para llevárselo y regresarlo al infierno del que había escapado.
—Sí...—murmuró, prestándole toda la atención, con sus ojos grandes y atentos sobre el alfa.
Moon Bin lo encaminó hacia una esquina de la habitación donde reposaba un viejo baúl de madera.
—Ellos no intentarán matarte, Dongminnie, ¿lo sabes, verdad? Porque estás embarazado—dijo el Alfa, obteniendo una afirmativa por parte del omega.—Pero intentarán raptarte por lo mismo, así que tienes que prepararte para huir en caso de cualquier eventualidad.
—Lo sé—respondió en un susurro.
—Bien, por eso debes estar listo para saber qué hacer. ¿Ves este baúl?—. Dongmin asintió algo confundido, luego vio cómo Bin lo apartaba, revelando una pequeña puerta de madera debajo.—Necesito que estas últimas semanas te mantengas en la casa, porque así llegarás aquí más rápido. Solo necesitas subir esta puerta, y entrar aquí. Es un pasadizo oculto que me enseñó Sebastian, tiene unos dos kilómetros de recorrido, y al final darás con un cañaveral. De ahí en más solo debes de seguir el sonido del agua del Río, todo derecho, sin desviarte. ¿Me vas entendiendo o debo explicarte algo?
Dongmin captaba con diligencia la información, por lo que asintió dejando en claro que podía continuar.
—Bien. En el rio hay un puente natural de piedras, ahí tendrás que tener mucho, pero mucho cuidado de no caerte, y una vez logres pasar al otro lado debes de seguir hacia detrás de unas enormes rocas qué hay allí, y ahí te vas a esconder. Si logras encontrar barro, no dudes en revolcarte en el, eso te ayudará a camuflar las feromonas.
—Entonces, ¿solo me quedo ahí? ¿Y tú?—preguntó consternado, no pensando que pudiera ser capaz de hacer todo eso él solo. Le aterraba toda esa travesía, le preocupaba también equivocarse en el algún paso y terminar perdido, o peor aún, siendo encontrado por los hombres de su victimario.
—A eso iba. Tú me esperarás ahí mientras yo me encargo de ganar tiempo acá, ¿ok? Y por si pasa algo, también te daré un dispositivo con el que pueda encontrarte—le explicaba con detenimiento mientras lo guiaba fuera de aquella habitación hacia la de él que quedaba justo al frente.
—¿Un dispositivo?
—Sí. Siéntate en la cama mientras lo busco y preparo para ti, ¿está bien?—le decía mientras rebuscaba entre sus cosas hasta dar con un gran bolso.
Dongmin asintió pero Bin ni lo veía, concentrado. El omega vio como sacaba un montón de cosas de aquel bolso, asombrado al ver tantas armas de todo tipo, al igual que dispositivos de espionaje y rastreo. Bin sí que era un hombre preparado.
Luego de unos minutos, Bin al fin volvió a su lado con un pequeño aparato en sus manos.
—¿Dónde me vas a poner eso?—preguntó no muy seguro de saber qué era eso.
—Es un aparato sublingual, para que no puedan detectarlo fácilmente.
—¿Cómo?
—Sublingual, Dongminnie. Piénsalo como si te estuvieras colocando brackets, solo que detrás de los dientes, ya verás que te acostumbrarás rápido—le explicaba mientras preparaba los utensilios para colocárselos.
—Entiendo, ¿me los vas a colocar ahora?—al verlo ponerse guantes, con algo de desconfianza.
—Cuánto antes mejor—le dijo confirmando que, en efecto, se los pondría en ese momento.
—¿Me va a doler?—preguntó un poco asustado. Dongmin siempre odió ir al dentista así que no era de extrañar su sentir.
—Para nada. Esto es superficial, tiene un adhesivo muy fácil de quitar y poner, no te voy clavar nada, ni a manipular tus dientes. ¿Entendido?—preguntó luego de su breve explicación.
—Entendido, supongo.
—Perfecto. Ahora recuéstate en esas almohadas, para que quedes en una posición inclinada.
Dongmin tragó saliva.
(...)
—¿Todo listo?—le preguntó el alfa con determinación, mientras depositaba parte del dinero frente al líder de aquella banda de criminales.
—Todo listo. Podemos ejecutar el plan mañana mismo—le confirmó con una sonrisa mientras contemplaba los billetes que se encontraban rebosantes dentro de aquel maletín.
—Bien, estaré mañana aquí temprano, ¿entendido?
—Como usted deseé.
Le sonrió pero no fue correspondido. El alfa coreano demasiado enfocado en sus propios pensamientos, con ganas de terminar todo aquello lo antes posible y poder quitarse al señor Cha de encima.
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Hola bbs, ¿cómo andan? ¿Todo bien? Deseo de todo corazón que si 🫶🏽
Aquí les dejo un pequeño capítulo!! Cada vez más cerca del final del segundo arco, para así adentrarnos al tercer y último arco de esta historia 🥹
En fin, espero que les esté gustando, les mando un abrazo y gracias por leer xoxo 😚
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