09

La brisa fría de la noche caló en sus huesos, provocando que buscara algo de calor entre sus propios brazos lánguidos, cosa que no sirvió de mucho.

Esperaba con paciencia apoyada en su auto, entretenida con las luces pululantes que brillaban en la lejanía. De todos modos, no fue mucho lo que esperó porque minutos después un auto hacía presencia, y del cual bajó la persona por la que esperaba.

Esperó pacientemente en el mismo lugar hasta que sus pasos se detuvieron a su lado, solo entonces volteó a verla.

—Hola Suhyeon, ¿todo bien?—dijo con una sonrisa que de inmediato fue correspondida.

—Todo bien, ya me conoces—respondió condescendiente.

—Lo sé, eres la mejor. ¿Pudiste averiguar algo?

—Sí...Estabas en lo correcto, es posible que Dongmin haya sido víctima de trata—informó con pesar, aquella situación le daba impotencia por más que ni siquiera conociera a Lee Dongmin. No hacía falta, era simple y llana empatía y sentido de justicia.

—Ese hijo de puta...¿Detalles?—quiso saber.

—Estuvieron hablando de un omega menor de edad, de unos 16 o 17 años, por lo que escuché el señor Cha lo marcó y lo preñó, que por eso lo compró, para que le diera descendencia. También escuché que parte en la madrugada a Japón—finalizó.

Sua se quedó pensativa después de escuchar la información, su compañera respetó esos momentos de ensimismamiento y esperó pacientemente.

Las sospechas de Sua eran cada vez más y más concretas, prácticamente ya tenía todas las piezas del rompecabezas y lo único que quedaba era actuar, pero para poder actuar y no poner la vida de nadie en peligro, necesitaba ayuda. Porque sabía que el señor Cha era alguien con quién debía ser cautelosa.

—Buen trabajo, Suhyeon. Ya tengo que irme—dijo saliendo de sus pensamientos, dirigiéndose a su auto con apuro.

—¡Espera! ¿Qué vas a hacer?—preguntó preocupada por el estado en el que veía a la mayor. Estaba algo exaltada.

—Nada imprudente, así que tranquila. Cualquier cosa me pongo en contacto contigo, ya te hice la transferencia así que no te preocupes por nada más, ¿ok?—dijo rápidamente entrando al auto, y dejándola con la palabra en la boca.

A Suhyeon no le quedó de otra más que mirar el auto partir, con la preocupación molestando en su pecho.

(...)

Sua.

Hey
Bin
Sé que estás en Corea
¿Podemos vernos?

Bin leyó con extrañeza el mensaje que acababa de recibir de su hermana menor. Tenía semanas sin hablar con ella, y realmente no eran los más comunicativos el uno con el otro debido a sus trabajos.

Tengo un par de horas libres
Mañana temprano, a primeras horas
Del día
¿Estás de acuerdo?

Aquello fue lo que respondió, porque era cierto. Su labor formalmente empezaba a las ocho de la mañana.

Acordaron el lugar donde se encontrarían y dieron por finalizada la breve charla por mensajes.

(...)

Eran las seis y media de la mañana cuando Bin llegó al punto de encuentro donde vería a su hermana por primera vez en meses. Era una pequeña cafetería en las afueras de Seúl donde su mayor clientela eran los camioneros que pasaban por ahí temprano añorando un café cargado para seguir sus labores.

Tomó asiento en una de las mesas alejadas y esperó por ella mientras leía un periódico que encontró por ahí.

—¡Hey!—le saludó su hermana de repente, a penas unos minutos después de iniciar la lectura.

—Hey...Estás más bajita a como te recordaba, ¿te escogiste en la lavadora o qué?—se mofa de ella mientras la ve tomar asiento frente a él.

En respuesta, Sua le maldijo entre dientes.

—Muy gracioso...Ja, ja, ja—respondió sarcástica.

Bin rió de su propio chiste y de la cara de molestia que tenía la menor.

—Ok, ok. ¿Cómo has estado, hermanita?—preguntó dejando de lado las bromas y genuinamente interesado por su hermana.

—Trabajando, trabajando y trabajando—respondió entre un suspiro, que Bin interpretó como resignación.

—Te dije que te dedicaras a otra cosa, pero elegiste ignorarme—le dijo el mayor en un tono de "te lo dije".

—Puede ser un poco tedioso, pero realmente no me veo trabajando en otra cosa—explicó con sinceridad.

—Supongo que es algo que corre por las venas de los Moon—acotó Bin.

—Supongo...—dijo, encogiendose de hombros.

—Pero tú no me citaste para hablar sobre estas banalidades, ¿verdad?—preguntó Bin, exponiendo las verdaderas intenciones de su hermana.

—Tienes razón, hermanito—confirmó con una media sonrisa al ver qué bien la conocía.

—¿Entonces?—preguntó yendo al grano.

Sua sacó uno de esos sobres amarillos que solía darle a Sanha, repletos de información sobre el caso, y lo puso encima de la mesa.

—Estoy trabajando en la búsqueda de un adolescente, y creo que he dado con una red enorme de trata. Es un caso con el que no puedo lidiar por mi cuenta y temo que la policía no sea de mucha ayuda, así que necesito de tu opinión—explicó brevemente la menor, sacando los papeles más relevantes para que su hermano los leyera.

Bin asentía a lo que escuchaba mientras hojeaba y leía los papeles, y poco a poco Sua notó como el semblante de su hermano iba tornándose cada vez mas ensombrecido, como sus dedos se tensaban contra las hojas.

—¿Cuánto tiempo llevas investigando todo esto?

—Unos cuatro meses, más o menos...

Bin asintió poniendo las hojas en su lugar para luego apoyarse sobre la mesa y acercarse un poco más a Sua.

—Sua, no tienes ni idea de dónde te estás metiendo—empezó.

—No entiendo...

—Ese hombre está siendo investigando por fuerzas internacionales por mucho más que solo trata de personas, ¿entiendes? Es muy peligroso—dijo lo más bajo posible y en un tono de advertencia que logró infundir temor en la profesional Moon Sua.

—¿Qué tanto sabes?—quiso indagar.

—Sabes que no te puedo revelar detalles, pero te voy a ayudar, ¿ok? Solo dame una semana, ¿sí? Pero no te involucres más de lo que ya lo has hecho—le advirtió.

Moon Sua terminó por asentir. Confiaba en Moon Bin con los ojos cerrados y sabía que por alguna razón su hermano le estaba diciendo todo eso. Conocía la naturaleza del trabajo de Bin, y la seriedad en sus palabras solo reafirmaba el peligro de la situación.

—Entonces, ¿qué puedo hacer?

—Por ahora, nada. Yo cualquier cosa me pongo en contacto contigo, ¿está bien?

—Está bien...

—Por ahora, pidamos algo de comer, ¿sí?—propuso con la intención de cambiar el hilo de la conversación.

Sua asintió en medio de un suspiro, estando de acuerdo con su mayor en un silencioso acuerdo de confidencialidad.

(...)

Bin ya estaba en su puesto de trabajo, eran las diez de la mañana y Eunwoo recorría el gran jardin del lugar, paseándose entre los arbustos, las flores, árboles, estanques y fuentes. Iba, por supuesto, acompañado de su oportuno guardaespaldas. Eunwoo solo tenía permitido hacer esas caminatas y recorridos acompañado de alguien que pudiera vigilarlo minusiosamente.

Ambos pretendían, Eunwoo dar un paseo, y Bin pues trabajar.

Pero solo querian alejarse a una distancia prudente donde no puedan ser escuhados por oídos impertinentes.

—Te busqué en internet—dijo el alfa de la nada.

Eunwoo inmediatamente volteó a verle sintiendo como el gusanito de la curiosidad empezaba a andar en su cabecita.

—¿Ah sí?—dijo, tratando de verse desinteresado. Sin embargo, ya Bin había notado aquella curiosidad brillante en sus ojos grandes y marrones.

—Sí. Encontré articulos, posts en distintas redes sociales, e incluso vi tu cara en los periódicos—dijo con el tono de voz más monótono que pudo crear, atento a las reacciones del menor.

Observó cómo la sopresa destellaba en sus orbes, con tintes de melancolía.

—Solo puedo pensar en una persona detrás de todo eso...—susurró con una sonrisa triste.

—¿Un pretendiente?—quiso bromear al ver el semblante acongojado del menor, buscando mejorar su repentino decaimiento anímico.

—¿Qué tonterías dices? Nunca he tenido un pretendiente—respondió entre bufidos, pretendiendo curiosear con las flores delante suyo.

—¿Entonces?

—Debe ser San Ha...No, estoy seguro de que es él—dijo convencido de sus palabras. No podía pensar en nadie más que su mejor amigo.

—¿Y él es...?

—Es mi mejor amigo—respondió en un murmullo e inconscientemente formando un puchero.

Bin le miró contagiado por la tristeza del menor, logrando ver a través de él sus verdaderos sentimientos. Pretendía ser fuerte la mayor parte del tiempo pero Bin podía desmantelar fácilmente aquella fachada con solo prestar una verdadera atención a los pequeños gestos que revelaban lo que realmente había debajo de la máscara de omega insolente que siempre le había mostrado.

—Oye, solo dame una semana, ¿sí?—susurró con cuidado.

—¿Una semana? ¿Para qué?—le preguntó confundido.

—Para sacarte de aquí—dijo convencido de sus propias palabras.

Cumpliría su palabra sí o sí.

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Hola, ¡estoy devuelta! Seguimos sanando, pasito a pasito...

Le quedan muy pocos capítulos al primer arco del fanfic

Tengo planes de alargarlo más para desarrollar bien TODO, e incluso planeo crearle una especie de spin-off cuando la acabe, pero sobre eso no les daré detalles 🤭

Estaré escribiendo los capítulos de esta longitud para actualizarles seguido

Adiós, adiós, besitos

Nos vemos en unos días. 💞

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