UNO | 🖤

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M I R E L L E

Castle in The snow de The Avener, se reproduce dentro del automóvil de mi mejor amiga Heather con quién disfruto del sol y del viento, mientras bebemos soda y comemos manzanas rojas.

El verano resulta realmente gratificante en Illinois, sobre todo a días de las vacaciones en las que pienso podría pedir permiso a mis padres para pasarlas con mi mejor amiga. Las vacaciones de hace un año resultaron realmente geniales, había obtenido muy buenas notas en la escuela y mis padres me obsequiaron un viaje a Nueva York, incluyendo la posibilidad de llevar a mis mejores amigas conmigo. Fue todo un sueño y en mis planes está repetir algo parecido.

Mencionaré brevemente que tengo 20 años y estudio Terapia Física, pues me gustaría apoyar a muchas personas a recuperar sus vidas algún día.

Doy un trago a mi refrescante soda enlatada antes de que el móvil comience a timbrar, rápidamente ante la mirada sorprendida de Heather reviso la pantalla encontrando el número de mi mamá tan insistente que nunca puedo evitar contestar a sus llamadas.

—Mirelle, necesito que en un par de horas vengas a casa hija, tenemos un invitado sorpresa para la cena y me gustaría que estés aqui para recibirlo junto con nosotros.-La risa de mi padre se escucha de fondo apenas respondo la llamada, y mi madre no pierde el tiempo para ir al grano.

Suspiro entrecerrando los ojos aburrida, mi amiga baja el volumen para poder escuchar a mamá con claridad. Las cenas de mis papás son por mucho muy importantes así que es mejor cometer un pecado capital que faltar a ellas, no puedo negarme o después tendré a mamá dándome un sermón.

—Sin problema –me animo soltando una risa que lucha por ser entusiasta– ¿Quién es el invitado sorpresa?

Al otro lado de la línea escucho el ruido del microondas cuando termina de trabajar.

—Es un amigo de la familia que no vemos hace tiempo, viene de lejos y acaba de mudarse a California, por ello queremos que se sienta bienvenido.–La voz de Chase tiene un timbre de alegría y emoción, puedo incluso imaginarla sonriendo– Cuando estés por aquí, ¿puedes traer unas flores frescas del jardín para adornar la mesa?

Sonrío de lado asintiendo con la cabeza, no me sorprendo demasiado pero supongo que debo compartir el entusiasmo de mamá y me decido a responder rápido.

—Claro, mamá. -miro la hora-A las 6:00 p.m. estaré ahí.

Afirmo segura de mí al mismo tiempo que le doy una mirada a mi amiga Heather, quien da un trago a su lata de soda y ajusta el espejo retrovisor.

—Gracias Mirelle.

Una vez que Chase ha dicho esto cuelga la llamada, mamá siempre es muy directa con lo que quiere y lo hace saber, o en sus propias palabras "no me gusta perder el tiempo".

Heath, como llamo cariñosamente a mi mejor amiga me mira curiosa y luego se estira para subir el volumen de la música en el auto.

—¿Operación cena con mamá? –Se deja caer en el asiento del piloto en medio de un suspiro, creo que mi fastidio por esas cenas es tan palpable que incluso se lo he transmitido a mis amistades.

Asiento en respuesta, pero hago que nos olvidemos del tema rápidamente cuando le propongo pintarnos las uñas de colores por lo que nos resta de tiempo.

Heather desde los tiempos de preparatoria ha sido mi confidente más cercana, aunque debo admitir que nuestro primer encuentro fue en medio de un debate sobre estilos de vida e irónicamente le caí muy mal y justo más tarde descubrí que era porque ella tenía la idea de que yo era una mala persona.

No obstante, el destino dio un giro inesperado cuando un día con un poco de tiempo libre en la escuela, comenzamos a charlar y pronto nos dimos cuenta de que compartíamos gustos y pasatiempos similares. Desde aquel momento, nuestros senderos se han mantenido inseparables, unidos por un vínculo que crece con cada paso que damos juntas, así con el tiempo veo que terminamos compartiendo toda la preparatoria y la universidad.

Horas más tarde tras pintarnos las uñas y conversar sobre lo que podríamos hacer las próximas vacaciones, revisé el reloj y me di cuenta de que recién estaba por dar la hora a la que acordé volver a casa, esto me hizo saltar del susto en mi asiento. No quería ser impuntual pues mamá iba a gritarme así que  tras unos minutos de esfuerzo de mi mejor amiga en su coche, logré llegar a casa solo unos pocos minutos más tarde de lo acordado.

Corrí a toda velocidad por fuera de la casa sin prestar mayor atención y con algo de indecisión terminé por cortar un ramo de Margaritas del jardín de mamá. No eran precisamente sus flores favoritas pero me parecían lindas de apreciar por lo que no dude en llevarlas a dentro de la casa.

Cuidadosamente y con las manos temblando un poco por los nervios las puse en un florero y estuve por llevarlas a la sala de estar pero algo me hacía sentir que lo mejor era dejarlas en el comedor.

Mirando hacia la sala de dónde escuché provenir la voz de mis padres y con el florero aún en las manos me sentí tentada a subir a mi habitación pero si hacía eso, estaba segura de que mamá iba a regañarme cuando su invitado se fuera. De por sí, era altamente probable que me llamara la atención por llegar tarde cuando seguro el invitado ya se encontraba con ellos.

Con el pulso temblando y mi corazón golpeando inusualmente preocupado dentro de mi pecho, me decidí a caminar por el corredor y cruzar la habitación sea cual sea la consecuencia antes de que se haga más tarde.

Mis padres voltearon a verme, una interrogante cruzó por el semblante de mi madre que estoy segura no pudo pasar desapercibida por la figura masculina que se hallaba sentada de espaldas frente a ella ya que se puso de pie. Dickson y Chase imitaron su gesto y en automático la expresión de mi madre cambio como si nada hubiese sucedido.

Estuve por mirar el rostro del invitado al girarse pero cuando iba hacerlo, el florero cayó de mis manos al suelo rompiéndose en mil pedazos y haciendo un estruendo. Pude sentir como esto atraía las miradas de todos los presentes al mismo tiempo y no pude evitar sentirme mal, mi madre me mataría.

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