18

La sala en la que se hallaban los veintiséis competidores tenía un aire tan denso que se era posible tocarlo y repelerlo por las malas vibras de las que se componía. Todos estaban callados, los más ingenuos mirando con inocencia un espacio del área del lugar o los demás simplemente escudriñando el cuerpo débil de Jimin. No sabían por qué los habían reunido en la Sala de los Hombres (excepto Jimin), pero a juzgar la situación tan incómoda, se trataba de algo importante.

Uno de los Seleccionados harto de soportar y permanecer en el sitio tan negativo empezó a conversar con su amigo de cualquier tema mientras esperaban a Dara, quien era la más probable de que atravesara las altas puertas cuidadas por soldados, diciéndoles el motivo de la inesperada reunión. Después, cada muchacho de apoco se fue integrando en el leve murmullo que crecía lentamente en la sala hasta que, a duras penas, se convirtió en un griterío agradable. El castaño amargado sonrió interiormente por la distracción que se construyó sin previo aviso a su alrededor.

De reojo, Jimin apreció los cabellos negros y rubios de sus dos amigos acercándose sigilosamente hacia él con el propósito de conocer lo que raramente le ocurría. No era normal que Lord Park estuviera con ánimos de perros y deseoso de matar a alguien, a una persona en concreto, eso era demasiado violento para tal pequeñez que representaba Jimin. Y, además, ¿por qué alguien —un estúpido lo haría— querría lastimar a Jimin, un chico tan bueno, esforzado y alegre?

Jungkook se hincó de rodillas al frente del castaño, con un rostro incómodo al sentir el pantalón apretar sus extremidades inferiores y cierta parte delicada entre ellas. Puso su mejor cara de confianza para que Jimin soltara todo de una vez lo que tenía retenido dentro de sí, enfureciéndolo, convirtiéndolo en alguien despreciable, alguien que sería insoportablemente malvado si llegaba a tomar una completa posesión de la anatomía de Jimin. ¡Qué desperdicio de muchacho si ocurría!

—Oye, amigo, ¿qué te ocurre? Has estado muy raro desde el Report —comentó Jeon Jungkook, preocupado.

—¿Y tu chaqueta blanca? —mencionó Taehyung—. Era muy linda. Cuando estábamos en la sala te veías estupendo, llegué hasta envidiarte, pero luego saliste sin ella... Ojalá tus doncellas hicieran mi ropa, son geniales —murmuró demás. Otra vez en la tarde se tensó, los jóvenes lo notaron.

En el campo visual de Jimin alcanzó a divisar el cuerpo encogiéndose de la risa de YoungJae junto con otro chico, de seguro contándole su gran hazaña antes del Report. ¡Es un maldito desgraciado! El que carcajeaba con él tenía un rostro satisfecho, como si el sufrimiento de Jimin le diera vida, como si el tiempo que esperó por eso valió la pena, estaba demasiado encantado con lo sucedido.

«Es Yu Barom», reconoció el castaño al instante. Un joven castaño, engreído de pies a cabeza, sus ojos azules grisáceos adornaban su perfecto rostro liso, sin antecedentes de haber sufrido espinillas, aquella rosa sonrisa malévola, pero coqueta y engatusadora que nadie podía percatarse del veneno que portaba.

De repente, el bullicio cesó tan de prisa que para algunos le provocó un pequeño susto de muerte; en la puerta estaba erguida correctamente la mujer respetada por los Seleccionados. Dara los miraba atentamente demostrando, sin inmutarse en ocultar, su disgusto hacia los muchachos presentes; nombró a Jimin para que abandonara un momento la sala y ella pudiera explicar el por qué de la reunión o decir una excusa que lograra calmar la tensión en los participantes.

Para sorpresa de Lord Jimin, la mujer salió de la sala junto con YoungJae. Esto, claramente, alivió un poco al castaño al ver que las facciones de su enemigo estaban absortas de terror, pero dispuestas a despojar esa emoción con la mentira y superioridad.

—¿Es cierto lo que dice Lord Jimin sobre lo sucedido? —soltó de inmediato, sin pelos en la lengua, directa.

Antes de que todos los chicos se retiraran del set de Seúl Capital Report, Dara conversó con el castaño sobre el percance, éste dijo absolutamente toda la verdad queriendo sollozar de rabia, pero se contenía por las palabras frías de Dara: "No llores, compórtate, sé fuerte, con tus sentimientos y con lo que te rodea. No los demuestres si no quieres que sepan que eres débil. Ten una máscara, al igual que la tienen todos."

Eso fue lo único que mantuvo a Jimin con actitud indiferente después del Report. Él ya estaba creando la máscara propuesta por Dara.

Y ahora se desarrollaba con todas sus preguntas el desastre formado, y que iba comenzar a distorsionarse a medida que la "confusión" de YoungJae y la honestidad de Jimin tuvieran una batalla.

—¿De qué habla? —el peliblanco representó desentendimiento.

—Lord Jimin afirma que fuiste tú el que saboteó su vestimenta.

—¿Yo? —Se dirigió al castaño—. Oye, amigo, no sé en que momento pude haberte "saboteado" mientras yo estaba con BaRom en el baño preparándonos para el Report... No me culpes de lo que tú mismo haces.

—¿Yo mismo? —exclamó sin poder creerlo—. ¿Para qué querría arruinar mi propia ropa, eh?

—Para llamar la atención, tal vez; para armar todo este alboroto, para que después llores y quieras tener al príncipe a tu lado, consolándote. Tienes varios motivos —declaró serio, pero Jimin sabía que sonreía por dentro al ver el rostro de Dara: estaba creyendo en el equivocado, y si no hacía algo, estaría a su favor.

—¿De verdad no fuiste...? —la mujer estaba por articular la pregunta cuando abrupta y furiosamente fue interrumpida por el castaño.

—¡Por supuesto que no!

—Si quiere usted, puede llamar a BaRom. Él le puede confirmar que estuve siempre en el baño y, también, a los demás, ellos nos vieron entrar juntos al set —ofreció la idea de integrar a los testigos.

«Oh, qué maravilla. Como siempre van un paso más adelante que tú, Jimin. Siquiera pruebas tienes de lo que dices», se regañó interiormente.

—¡Oh, por favor! ¡Qué cínico eres! —elevó su delgada voz ya harto de la actuación intachable que protagonizaba el muchacho. Se acercó y le encaró—. Yo sé muy bien lo que me hiciste, querías arruinarme, tenías miedo de que yo le fuera más importante al príncipe que tú, que yo tuviera más oportunidades que tú, que yo brillara más que tú. Tienes miedo de que alguien pueda obstruir tu objetivo. —Jimin observó directamente los ojos claros de YoungJae, estaban que explotaban por la rabia, frustración y, sí, temor; eso le alentó a continuar—. Y te lo digo ahora, porque no necesito mucho tiempo para saber la persona que eres. Eres un egocéntrico, un estúpido enamorado de la atención, todo tiene que girar alrededor de ti, eres superficial, eres incapaz de querer a alguien si este no tiene fama, eres un interesado; y con todas esas cualidades ten por seguro que estás bien alejado de la corona y, por supuesto, del pueblo, porque eso es lo segundo más importante a parte de amar al príncipe —finalizó, satisfecho de haberlo enfrentado con las palabras precisas.

YoungJae estaba a punto de detonar la bomba que albergaba dentro de sí y solo la sonrisa de Jimin terminó por estallarla. Actuando impulsivamente, se quiso abalanzar contra él y atacarlo, pero los brazos de una persona bastante familiar para él le detuvieron del error que iba a cometer.

Yoongi se había percatado de la situación cuando se encaminaba a la Sala de los Hombres para buscar al castaño y hablar sobre el semblante que tenía en el Report. El príncipe logró calmarlos y ordenó amablemente serenidad en el ambiente, y pidió explicaciones acerca del inadecuado comportamiento.

Cuando ya sabía el problema, luego de unos minutos, no sabía a quién creerle; ambos rostros de los Seleccionados juraban verdad absoluta y rogaban con sus ojos que estuviera de su lado. El príncipe estaba confuso, detestaba sentirse en la incertidumbre porque se formulaban más preguntas que finalizaban en más hipótesis: ¿y si Jimin le mintió sobre su personalidad angelical; y si en realidad no es ese chico especial que cree que es? O, ¿si YoungJae no era aquel muchacho coqueto y bueno que le demostró en la salida del jardín; y si el beso solo un fue un truco para caer a sus pies?

¡La situación era un completo lío y lleno de desconfianza!

El príncipe Min Yoongi sin mencionar alguna palabra, ingresó a la Sala de los Hombres y preguntó en tono autoritario y amenazante:

—¿Alguno de ustedes vio a Lord YoungJae estar con Lord Jimin? ¿Alguna discrepancia extraña que hayan notado entre ellos?

BaRom levantó la mano.

—Yo estuve todo el tiempo con YoungJae, le había acompañado al baño antes de ir al set, Su Majestad —habló seguro.

Luego, otro muchacho alzó la voz.

—Yo también había ido al baño y a ellos los vi salir cuando ingresaba. Todo lo que dice Jimin es falso, solo quiere llamar la atención, alteza —comentó ganándose una sonrisa agradecida del príncipe.

Por la postura y facciones relajadas y aclaradas de Yoongi, el castaño concluyó en la terrible decisión tomada por el príncipe: eligió a YoungJae. Una punzada en su corazón le susurró lo cruel y descarado que había quedado frente a todos.

El hombre de la corona giró hacia Jimin, lo miró fijamente buscando algún indicio de lo cierto dicho por los demás, pero se encontró con los ojos azules acuosos de Jimin, aquellos que tanto le gustaron ahora estaban dolidos; no podía ser firme admirando al castaño de esa manera.

—Jimin —murmuró bajo para que nadie escuchara—, si me dices la verdad, todo lo que ocurrió en realidad, te prometo que no te eliminaré de la Selección, actuaré como si nunca sucedió esto; tan solo cuéntame que pasó realmente. No necesitas causar más confusiones, podemos acabar este problema ahora.

Jimin tenía un rostro impasible.

—¿Me tratas de decir que soy un mentiroso?

—No..., yo no...

—Lo haces, lo piensas y lo crees —decía, a duras penas articulando las palabras con voz herida. Yoongi hizo un ademán de alzar el mentón del muchacho, pero esto lo esquivó corriendo su cabeza.

Lord Jimin ya no soportaba el lugar, la situación, siquiera al príncipe, este último era al que menos quería ver en su vida y en esos momentos de decepción y furia. Anhelaba esconderse en su acogedora habitación, no salir por días y solo tener a su lado el consuelo de sus tres amorosas doncellas. Empezó a caminar hacia la salida, humillado, pero sintió los dedos del príncipe queriendo enrollarse en su brazo, no lo dejó y se zafó limpiamente.

—Por favor, Jimin, ven... —suplicaba Yoongi, intentando solucionar las cosas.

Otra vez intentó detenerle por el brazo, y esta vez Jimin no aguantó, no pudo más. Se dio la vuelta y plantó toda la palma de su mano en el rostro preocupado del príncipe. El castaño no sintió remordimiento, ninguna pizca de culpa, su semblante no cambió a uno de horror cuando el pelinegro le observó frío, sin decir ninguna palabra.

—¡No soy un mentiroso! —gritó.

Luego de semejante acción de osadía, se mantuvo quieto y sereno soportando la mirada gris en su pequeño cuerpo. Los diferentes pares de ojos estaban posados incrédulos en la pareja enfrentada, murmuraban la falta de respeto inconcebible al levantarle la mano a un príncipe —próximo a ser rey—, a través de susurros concordaban con el descarte de Jimin en la Selección, muy pocos vivían en el impacto por el fuerte sonido de la bofetada.

El príncipe transformó su expresión facial a una totalmente cálida cuando en Lord Jimin descendió una lágrima de impotencia que secó rápidamente.

El castaño se retiró de aquel inmundo sitio de personas malas, sollozando cabizbajo y deliberadamente en el camino hacia su habitación. Si solo hace unos momentos pensó en abandonar al príncipe Min Yoongi, el castaño ahora lo deseaba, quería con toda su alma irse de ahí, era por su bien.

¿Se esperaban la actitud de Yoongi?

¿Alguien más quiere pegarle a YoungJae y BaRom?

¿Yoongi se merecía esa cachetada de parte de Jimin? ¿Qué creen ustedes?

5/5

Se terminó la maratón:(, pero actualizaré seguido, así que no se preocupen, después de todo, soy lectora, a mi tampoco me gusta quedarme con la duda xd ❤️

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