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Capítulo dedicado a: MinSwag457 ; MagaliCamargo4 ; Mauvaise__Chienne ; ymaracr1234 ; Lis1722 ; NeverRinYY

Si quieren una dedicación...

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Dara ya había dado por terminada la clase, algunos se quedaron conversando en la Sala de Hombres sobre sus vidas antes de la Selección y los otros se retiraron a sus habitaciones a prepararse para la cena de esta noche. Los nervios hacían su recorrido por todo el palacio infestando cada cuarto de los jóvenes entusiasmados; se veían muchas doncellas alborotadas corriendo por los pasillos a la vez que iban recordando el traje detalladamente pedido por su Lord. Eran un total caos las muchachas.

Jimin al ver tal problema, no quiso lo mismo para las tres chicas que aguardaban en su habitación en la espera de una orden; básicamente les pidió algo sencillo; un esmoquin y camisa, el castaño les ofreció que ellas eligieran el diseño del vestuario. Más bien dejó todo en las manos de Jihyo, HyeRi y Jennie, las doncellas tenían claro que querían sorprender a su Lord para cuando se vistiera y sobresaliera con su moldeado cuerpo en la duradera cena.

Mientras ellas se habían retirado felices con su nuevo objetivo del día, Jimin se recostó en la cama y entre los miles de pensamientos que arrollaban su cabeza recordó a sus seres queridos que deberían estar extrañándolo como nunca antes lo habían hecho, ya que nunca, en toda la generación Park, hubo tanta suerte como para entrar en el palacio real. ¿Qué estaría sintiendo su madre, sus hermanas..., Dahyun en ese momento? ¿Tendrían aquel gigantesco vacío en el corazón como lo estaba experimentando él? ¿Alguna vez podría tener visitas de ellas? No lo sabía en concreto, pero por ello (y otras cosas más) se obligaba a aprender más y poder estar verdaderamente a la altura de los demás con su refinado hablar.

El cielo cambió su color celeste por uno anaranjado, la tarde ya había caído en Seúl, por lo tanto la cena se aproximaba y los jóvenes ya estaban adoptando movimientos erráticos ante lo que se avecinaba. Jennie había ingresado a la habitación con una taza de té encima de una bandeja de plata, dejó los objetos en la mesa de noche y sirvió a Lord Jimin.

- Tome, joven, para los nervios -le sonrió.

-Gracias, Jennie. -Sorbió un poco el líquido tranquilizante -. No creo que lo logre -comentó a la chica dispuesta a escucharle.

- ¿A qué se refiere, joven?

-La cena. Digo, no tengo modales, no sé cómo comportarme; solo las enseñanzas de Dara conozco, pero estoy seguro que las olvidaré cuando esté allá -agachó su mirada.

-No diga esas cosas. Tiene que estar seguro, ser alguien confiado. Usted entró a la Selección, eso ya es un gran paso para que pueda cambiar, si es que lo desea. No se deje vencer por la belleza o riqueza de los demás -lo alentó ganándose una sonrisa por parte del castaño.

La puerta de abrió dándole paso a Jihyo y HyeRi discutiendo sobre el último detalle final del traje, se miraban serias, sus ojos llenos de frustración por la decisión contraria que poseía cada una. Ambas colgaron el vestuario, resoplaron y cruzaron sus brazos enojadas.

- ¿Qué ocurre? -preguntó Jimin.

-¡Jihyo insiste en ese feo peinado! -explotó HyeRi despectiva.

-¡No es feo, es fabuloso! -alardeó ofendida-. ¡El tuyo es horrible!

El muchacho rodó los ojos, ¿en serio peleaban por quién se encargaría de su cabello? Pensaba que era mucho más fácil dejarlo como estaba: el flequillo cubriendo su frente, tal como llegó y siempre lo ha mantenido. No se imaginaba la indecisión de los demás jóvenes ordenando duramente a sus doncellas, gritándoles, incluso golpeándoles para que hicieran el trabajo bien, aunque lo hicieran de manera correcta.

-Yo me encargaré -murmuró Jennie-. De seguro ustedes le quemarán el pelo con tal de ninguna de las dos pueda peinarlo..

Jimin abrió los ojos incrédulo. Las chicas parecían un poco locas, pero nunca que estuvieran de la mano de la locura. Ellas observaron con recelo a su amiga, pero accedieron antes de que otro inminente problema se aproximara. Jennie adquirió el mando de la circunstancia y no perdió más segundos para ponerse manos a la obra; pensaba otorgarle a Jimin el toque de coquetería con el cabello, era muy probable que cuando la cena transcurriera él recibiría miradas, del príncipe, incluso de los Seleccionados.

 La noche cayó tal como la caída de una hoja en otoño, con sutileza, imperceptible. El castaño se incorporó a la realidad en el momento que sus doncellas le instaron para que rápidamente se cubriera con las sedosas prendas ajustadas a su delgado cuerpo. No estaba nervioso, claro que no, solo que un pequeño virus de pánico había entrado en su sistema y comenzó a expandirse hasta el punto de hacerle actuar como un niño malcriado: se negaba a toda costa evacuar su habitación, no obedecía los recordatorios de HyeRi sobre la puntualidad de los eventos, hacía oídos sordos a las palabras de desesperación de las muchachas.

Pero su comportamiento infantil acabó cuando tocaron su puerta con tres toques firmes y decididos. Jihyo, con su semblante de irritación, atendió a la persona.

-Buenas noches, señorita -saludó cortésmente la voz monótona y practicada de un hombre; un soldado-. Se me envía para escoltar a Lord Jimin a la cena, es el único joven que se encuentra ausente.

- ¡Oh, claro! Él está listo, estaba a punto de salir -anunció y mintió la de ojos avellanos.

HyeRi y Jennie aprovecharon la distracción del muchacho para empujarlo y que enfrentara el objetivo o destino de esa noche, sin que pudiera efectuar su tonta desobediencia. El Lord se retiró a regañadientes del amplio cuarto y con un rostro de enfado encaró la incómoda situación; el soldado hizo una breve reverencia e invitó que lo siguiera.

Jimin resignado dedicó el poco tiempo de recorrido a observar minuciosa y cortamente las cualidades del hombre que lo acompañaba; era alto y fuerte, como todo ser que irradia protección, tenía cejas negras acompañadas por sus ojos color miel, demasiado seductores; su nariz recta y labios rosados complementaban la piel beige del soldado; su pelo oscuro se escondía debajo del prominente gorro negro, casi medio metro de altura. Sí, era atractivo; pero sus ojos estaban obligadamente posados en el príncipe y en nadie más.

El hombre ya hecho su cometido nuevamente hizo una reverencia.

-Gracias, soldado..., eh... -observó el broche de bronce que se adhería bajo el hombro del traje, miró las letras, pero le fue imposible juntarlas para nombrar el apellido.

-Jung -le ayudó.

- Soldado Jung -repuso e ingresó al gigantesco salón.

Una mesa larga atravesaba toda el área del lugar, dos hileras de asientos rellenaban los costados, tres asientos, donde se situaba el rey, la reina y el príncipe, se imponían en la cabeza de la mesa. Los demás jóvenes competentes ya estaban instalados en sus lugares, de pies, con copa en la mano, unos con cara de efusividad y otros de fastidio por el inadecuado retraso de Jimin.

- Siento la tardanza, Sus Majestades -se disculpó haciendo una reverencia que complació a los reyes y causó ternura e impacto al príncipe cuando observó con demasiada atención al castaño. El cabello peinado en un jopo, luciendo suave y brillante, una camisa azul rey con un traje del mismo color resaltando la pequeña cintura y su figura entera.

Luego de la esperada entrada, brindaron dando la espectacular bienvenida al palacio y la familia real agradeciendo infinitamente en que ellos estén presentes participando en la Selección por el amor de Yoongi; un revoltijo de culpabilidad sintió Jimin cuando aquello fue mencionado. Todos cenaron gustosos de la deliciosa comida, aunque el Siete tuvo que aguantarse las ganas de devorarla con sus propias manos y comer a trozos lentos como lo hacían los demás. ¡Qué tortura!

De repente, un fotógrafo hizo aparición en el salón, tomando desprevenidos a todos los comensales, pero la mayoría anhelando una foto con Yoongi. Y así ocurrió. Jimin fue el primero en salir, por lo tanto recibió toda la envidia que pudo de los jóvenes y mucho más de YoungJae mientras abandonaba el ameno sitio con el príncipe.

Se situaron al pie de las escaleras, pero el castaño estaba muy nervioso, la mano de Yoongi en su cintura lo intimidaba.

-Cariño, tranquilo, solo es una foto; no ocurrirá nada malo -le susurró provocándole escalofríos en su espalda.

-Lo sé, es solo que... -fue interrumpido por la mano del príncipe elevando su mentón para mantener un mejor contacto visual.

-Mírame -le recordó.

Asintió sonriéndole en disculpa.

-Es solo que nunca he tenido tanto contacto con un hombre; soy un Siete y la mayoría de mi tiempo trabajaba, no tenía ningún amigo... -descendió el volumen de su voz-, creo que por eso actúo tan tímido cuando usted está cerca de mí. No sé... No sé cómo comportarme -finalizó sonrojado.

Yoongi sonrió haciendo notar sus encías.

- Corrección: ahora eres un Tres. E insisto, tranquilo. ¿Quieres ir despacio con esto? -le acarició la mejilla por última vez sabiendo la respuesta que le daría Jimin.

- Como una tortuga.

El príncipe rió.

-Está bien, todo el tiempo que quiera, Lord Jimin. Para mí será un verdadero placer conocerlo lentamente -mencionó coqueto guiñándole un ojo.

El castaño nunca se sonrojó tanto en su vida ni se sintió tan atraído por una persona.

¡Apareció un nuevo personaje!

Jung Hoseok es un soldado del reino, ¿cuál creen que será la importancia de este personaje en un futuro? 🌚

¡Nos leemos en el próximo capítulo!<3

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