Fotografía
Los copos de nieve empezaban a deslizarse gentilmente sobre sus cabezas, completamente ajenos al distanciamiento que el pronunciar de un nombre, había enmarcado en la pareja, quienes se miraban extrañados en ambas partes.
Los ojos perlados, temblaron y tras repetir la pregunta, se quedó callado, esperando respuesta. ¿Alis... tair?... ¿Quién era Alistair?...
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PRINCIPES DE NEGRO
Fotografía
—¿Quién?... —preguntó una tercera vez, sin poder procesar el rostro afligido que su pregunta había colocado en su amada, que lo miraba sin saber qué responder. —Bueno... si no quieres decirme está bien... —bajó la mirada sintiéndose torpe. —Seguramente es alguien que conociste jugando OS, ¿no es así?
—¿Jugando?... —preguntó, la diosa, tratando de comprender sus palabras, todo lo que había mencionado le parecía tan extraño, que no era compatible con el mismo idioma.
—Sí... tienes razón... jaja... rio nervioso, al sentirla seria. —Sé muy bien que nosotros no... "jugamos" sino que vivimos... en esos mundos... Pero supongo que son manías en las palabras que no puedo controlar, aunque lo intente... —Pensó entonces como sucede a menudo con la sensación de cargar la espada sobre su espalda y tratar de desenfundarla. La costumbre era poderosa.
—Esos mundos... a los que se refiere... —se acercó afligida para tomarlo por ambos brazos, juntando las trufas a su chaqueta. —¿Cómo llego a ellos?... ¿Cómo puedo regresar...?
—Ya basta... este juego ya no me gusta. ¿Qué pasa?... es que... acaso... —bajó la mirada, molesto consigo mismo, de siquiera pensarlo.
Le parecía demasiado elaborado y él no era el tipo de persona que se fraguaba historias en la cabeza... pensando en que estaría pasando por la mente de su amada, para tratarlo de esa forma... si ellos... eran uno... siempre juntos... ¿Podría eso cambiar?... ¿Quién era Alistair?...
Apretó los dientes al sentir inseguridad. No podía ser...
—Ha sido culpa mía desde un principio... —lo reverenció la deidad, al ver el rostro preocupado del joven.
—¿Tu culpa?... ¿Culpa de qué?... Asuna... —las miradas se encontraron... dándole la oportunidad de ver... que había algo diferente... aquel brillo en los iris de oro que tanto amaba... no estaba... ¿En qué momento su mirada dejó de iluminarse al verlo?...
—Me temo... que no soy la persona que usted cree... No sé como he llegado aquí... Pero debe ayudarme a regresar...
—¿Eh?...
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OVERWORLD
Se había recostado en las frondosas almohadas de los aposentos donde había sido confinada, miraba la luz de la vela, azotándose por la leve ventisca que se colaba por la ventana, proyectándola cual danza, que se meció un poco más, con el abrir de la puerta tras dos leves golpes.
La figura imponente de aquel joven que la traía confundida, volvió a aparecer... Si todo eso se trataba de un sueño... ¿Por qué no podía simplemente despertar?...
—¿Por qué su mirada refleja tal angustia al verme... mi diosa?...
—¿En verdad estás aquí?... —preguntó la joven, reincorporándose.
—Jamás he tenido la habilidad para transportar mi conciencia... —sonrió. —Y de tenerla seguramente me catalogarían de demonio... sumándole más cargos a mi larga condena... —caminó lento, hasta sentarse a su lado en la cama. —Pero... ¿Por qué tengo la impresión de que por más que me explique... usted no me creerá?...
—Porque... —no pudo soportarlo más, las lágrimas le rodaron en círculos. —Yo... no quiero estar aquí...
Sus palabras lo entristecieron, pensar... en todo lo que habían tenido que pasar para estar finalmente juntos... las puertas del castillo de las tierras altas se habían abierto para ella luego de un sinfín de deterioro del mundo...
—¿Desea volver a Underworld?... Pensé que era feliz... ¿En qué fallé, mi diosa?...
—¡No! ¡No, no! ¡No se trata de eso! —se levantó de la cama y parándose frente a él, quedó un poco más alta que la altura del joven sentado, por lo que le colocó las manos en los hombros un tanto dudosa pero decidida que su gesto era lo mejor. —Yo... —suspiró, para darse valor. En su vida había enfrentado varias adversidades que en un principio parecían imposibles... por lo que si esto no se trataba de un sueño... debía poder afrontarlo de la misma manera.
—Yo... —lo miró decidida, propiciando la curiosidad en la mirada plata.
—¿Usted?... —de un segundo a otro, se levantó y con un paso la acercó por completo a su pecho, abrazándola con devoción. —Si es algo que no se atreve a decirme... es realmente demasiado cruel...
Mientras lo escuchaba, se había dejado envolver entre sus brazos, sintiendo aquel calor tan familiar.
—¿Por qué?... ¿Por qué huele como ella?... Pero al mismo tiempo no... —preguntó con dolor, al mantener posada su boca y nariz contra sus cabellos en lo alto de su cabeza.
—Porque no soy... ella... —respondió con voz quebrada al sentirse aliviada y descubierta a la vez, para entonces ser alejada del calor con brusquedad, siendo sostenida por los brazos, con aquellas manos firmes que admiró desde que las vio por primera vez. Aunque jamás pensó que aquel toque pudiera doler... y lastimar como lo hacía.
—¡¿Qué demonios significa esto?! ¡¿Es obra de Vector?! ¡Contesta!
—¡No lo sé! ¡No lo sé! —gritó como respuesta a sus aseveraciones.
—¿Qué hicieron con mi diosa?... —la soltó aterrado, al pensar que era verdad que ella la suplantaba... ¿Pero qué había sido de su amada entonces?...
—Quizás... —al pensarla, la idea no le parecía tan fuera de lugar... —Quizás... está ahora mismo con Kirito-kun...
—¿Kirito?... ¿Y ese quién demonios es?... ¡Dime dónde está y voy a destrozarlo por atreverse a tocar a Stacia!
—¡Nooo! —se enfrentó al verlo desenfrenado y con sus palabras preocupándola. —¡Nadie va a hacerle daño a nadie!
—¡Nadie me dice que hacer! —la frenó, con el grito que acompañó a la mirada plata, fúrica.
—Pues si nadie lo hace... es momento de aprender a escuchar... ¡Por favor, cálmese!
—¿Cómo puede decir eso... si luego de descubrir la falsedad en su identidad, continúa luciendo como la diosa Stacia?... ¡Muestre su verdadera forma!
—Ese es el problema... —se le escapó otra lágrima que rápidamente limpió. —Esta soy yo...
—No es posible... la diosa no tiene hermanas de su misma edad... y mucho menos una idéntica a ella...
—Podría decirle exactamente lo mismo... yo... puedo... ¡Puedo probarlo! —corrió hasta el lado de la cama, para buscar su bolso, única pertenencia con la que había podido cruzar y en el que se encontraba su teléfono inteligente. —¡Mire!... ¡Mire! —corrió un par de fotografías, hasta encontrar una donde aparecía ella con su amado, justo de esa mañana... en el café donde comieron al aire libre. El Kirigaya, sonriendo sin forzamientos, se clavó en la mirada del príncipe.
—¡¿Qué clase de hechicería es esa?! Yo... Yo jamás me he vestido con esas ropas tan... ¿y... esa pintura?... ¿Por qué tiene tantas pinturas almacenadas en ese cristal?...
—Es... son... —miraba su teléfono sin saber qué más decir... ¿Valdría la pena continuar la explicación?... —Son fotografías... —Si él... ni siquiera sabía lo que era una fotografía... estaba perdida...
—¿Foto...grafía?...
—Este... este joven en la fotografía... es Kirigaya Kazuto-kun... Kirito-kun... —llevó a abrazar su teléfono contra su pecho, afianzándose a su realidad.
—¿Él es?... es decir... ¿Él está... ahí?... —la miró horrorizado, de pensar que aquella persona hubiera sido capturada dentro del cristal. —Y si mi diosa está con él... ella...
—No... nono... esto es solo un retrato... ¡Pintura! —se apresuró a decir para que no sacara más conclusiones erróneas. —Puedo... puedo tomarle una...
—¿Tomarme?... —dio dos pasos hacia atrás, desconfiado.
—Es decir... puedo ordenarle a la máquina que haga una pintura... de usted...
—¿Habla... con esa máquina?... —sus reacciones horrorizadas no hacían más que empeorar.
Cuando el sonido de los toques a la puerta lo distrajo y relajó, al sentirse acompañado por su gente.
—¿Sí?... —preguntó desde adentro el monarca.
—¿Todo bien Ali?... se escucharon gritos en el pasillo... —la voz calma pero siempre alerta, lo hizo suspirar. Era posible que estuviera exagerando, y terminó alertando a su amigo y escolta.
—Todo está bien Eugeo...
—¿Eugeo? —el nombre la sorprendió... un nombre que conocía muy bien y una voz que jamás escuchó... ¿Sería posible?... ¿Qué era ese mundo?... Sin duda alguna especie de paralelismo... donde ella y su amado... como siempre y como debía ser, estaban juntos... pero donde Eugeo vivía... —Quiero... puedo... —llamó la atención del príncipe de negro al hablar. ¿Sería posible que su curiosidad por conocer al mejor amigo de su amado, del que tanto hablaba... fuera posible de satisfacer?...
—¿Qué?...
—Quiero hablar con Eugeo... —san... Podría... hacer una pintura... en mi máquina... de ambos —No era posible... ¿Acaso en realidad podría tomar una fotografía de ellos?... ¿Podría regresar a su mundo y mostrársela a Kirito-kun?...
—¿Con Eugeo?... —la miró extrañado y se paro frente a la puerta es resguardo del que estaba afuera.
—Supongo que no... —murmuró.
—¿Alteza?... —preguntó de nuevo, la voz del rubio.
—¡Que esperes! —regresó el llamado molesto.
Afuera, el caballero, entrecerró los ojos por la impresión. Seguramente había irrumpido en uno de sus tantos momentos de pareja, por lo que suspiró. No debía dejarse guiar por sus gritos... en medio de la noche... Al pensarlo, se sonrojó y fingiendo arreglar su vestimenta, para distraerse del pensamiento principal, emprendió camino de vuelta.
Alistair abrió despacio la puerta y se asomó, para entonces suspirar aliviado al verlo marchar a lo lejos.
—Se fue... ahora podemos salir nosotros.
—¿Salir?...
—Sí... va a llevarme al lugar donde se hizo esa pintura... porque nunca he visto un árbol con esos colores tan peculiares... entonces haremos el intercambio, me devolverán a mi diosa y usted volverá con ese impostor...
—¿Llevarlo?...
—¿Qué acaso no comprende lo que digo que todo lo vuelve a preguntar?
—No es eso... es que... ese lugar... ¡Ese lugar no está aquí! —la mirada del príncipe se ensombreció al escucharla y colocando la mano sobre la espada, la desenvainó, apuntándole directo al cuello, por el acto imprevisto, el teléfono cayó al suelo, mostrando el corazón latiendo, llamando su atención y haciéndole sentir... aquel ritmo, familiar...
Pulsaciones que se aceleraron con la impresión que le causaba...
Y que con las palabras dichas por Stacia, lo descolocaban en el presente.
JAPÓN
—¿Regresar?... ¿A dónde?... —el tenue movimiento de sus cabellos oscuros por la brisa que se intensificaba con la caída de la nieve un tanto más violenta, no lo dejaba moverse. La perplejidad de la situación lo había sacado de su zona de confort.
—A Overworld... —pronunció suave pero firme.
—¿Overworld?... ese... ¿es un nuevo mundo del que no me has hablado?... ¿lo descubrieron con los viajes de la semilla?...
No la comprendía... lo que la desilusionaba, su mirada se perdió en el pavimento, empezando a desesperarse, todo a los alrededores era tan extraño... tanto ruido... tanta gente vistiendo de era manera tan informal y fuera de lugar...
El sonido de los fuegos artificiales empezando a explotar la asustaron, haciéndola recibir en brazos por el imprevisto.
—Perdóneme...
—No tienes que disculparte... —la abrazó con más fuerza, transmitiéndole su pérdida, o lo que atravesaba su alma... como la pérdida de aquel sentimiento entre los dos. —Si esto es por lo que sucedió en la mañana... por favor perdóname... Asuna... por favor...
—Ese es el problema... mi nombre no es Asuna... soy...
Otra explosión más en el aire, los interrumpió, pero cuando quiso retomar la palabra... no pudo. Había sido tomada por el rostro por el Kirigaya, que la besó, en búsqueda de que recapacitara sobre las palabras utilizadas.
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Continuará...
Jaja Hola! Luego de sentirme un poco centrada ya con la musa de Momo, ahora puedo retomar los escritos que salieron votados en mi encuesta sobre actualizaciones, me gusta la dinámica de retomar los escritos porque en serio... que tengo demasiado que escribir, pero desde que Príncipes salió votado, esta idea me daba vueltas en la cabeza.
Sé muy bien que he tardado mucho y que no está muy largo, pero está plasmado lo que quería.
Perdónenme gemelis e Iri—sama por tardar tanto en su regalito de navidad jajaja un cap cada 6 meses xDDD
¡Gracias por leer!!!!
Hermanita sé que esto no lo esperabas! Ojalá te guste!
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