6. Encuentro ஐ
Mucha gente había llegado a la Isla, carros pintados de colores extraños se encontraban estacionados a lo largo de una carretera.
Tras los arcos de un antiguo acueducto cubierto de vegetación, se encontraba Aria junto con sus acompañantes descansando un poco ya que habían caminado mucho para llegar a uno de los pueblos más cercanos. Un sol resplandeciente los envolvía.
—Princesa, ellos vendrán a la isla debido al evento que habrá aquí.
—¿Estás seguro Brais?
—Seguro. El día que estuve cerca de ellos logré escuchar a uno incitándolos a venir a la isla, ahí pude percatarme que dos de ellos tenían al ave dibujada en su oreja derecha.
—¿Dos?
—Sí Princesa... dos. Por alguna razón andan con unas gafas oscuras y por lo que pude oír las tendrán por tres días. Hoy es el tercero, mañana deberían estar sin ellas.
—¿Y si ninguno de ellos es Ki?
—Tenga esperanza princesa —pronunció Tara, la otra sirena que los acompañaba—. Brais es el mejor buscador de ambos lagos, tenga la certeza de que uno de ellos debe ser el futuro príncipe.
Después de caminar por un par de horas más llegaron al aeropuerto de la isla, ahí se quedaron cerca de la zona de llegada de pasajeros, nada los movería del lugar hasta reconocer a Ki.
Mientras más pasaba el tiempo más nerviosa estaba la princesa, pues no podía aceptar estar ahí sin hacer nada más que esperar a que alguien como Ki apareciera frente a ella, pensaba que era ilógico estar así.
El sol ya se estaba ocultando dando pase a una noche un poco nubosa, algo normal en la localidad. La princesa estaba pálida y preocupada, pues había estado casi la mitad del día caminando en círculos y ningún grupo de jóvenes había salido de aquella puerta con lentes oscuros.
Cuando pensaron en marcharse de ahí, para empezar su búsqueda por otro lado a pedido de Aria, un grupo de jóvenes altos vestidos ligeramente con muchas mochilas y con lentes oscuros hicieron su entrada. Dos de ellos caminaban tranquilamente, uno lucía más emocionado que los demás, se podía notar ya que daba de saltos y hacía muecas raras a sus amigos.
Aria intentó acercarse a ellos.
—Princesa... ¡No! —La detuvo Brais— será mejor que primero los observemos, tenemos que reconocer quién es el humano. Recuerde que él es el único que sabe la verdad.
Después de calmarse, y respirar varias veces, se detuvo a observarlos atentamente.
—Tengo miedo Brais... ninguno de ellos luce como Ki, para empezar tienen el cabello muy corto y él lo tenía largo.
—Relájese princesa —pronunció Tara—, es obvio que después de tanto tiempo haya cambiado. Escuche en su interior eso la puede ayudar.
Con los acelerados latidos de su corazón regresó su mirada a ellos, pudo verlos muy cerca pues la distancia que los separaba era de cinco metros aproximadamente. Dos de ellos tenían la silueta de un ave dibujada en el cuello detrás de la oreja derecha. Sorpresivamente el otro muchacho también tenía aquella ave en el mismo lugar.
—¡Apúrate chino! —ordenó uno de ellos.
Inesperadamente un cuarto chico hacía su aparición. Era igual de alto que ellos y también llevaba los dichosos lentes. Brais caminó cuidadosamente por detrás de él para confirmar una sospecha. Efectivamente el ave, también estaba plasmada en el mismo lugar que los otros tres.
Completamente sorprendidos por el nuevo individuo, Aria y sus guardianes los siguieron sigilosamente hasta un hospedaje que se encontraba a tres kilómetros de ahí quedándose ellos también en el mismo lugar para no perderlos de vista.
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