Aria escuchaba atentamente las palabras de su padre, movía la cabeza suavemente de un lado a otro negándose a creer lo que oía. Era increíble que la reina Isa haya estado ocultándoles la ubicación de Ki todo este tiempo, presionó con fuerza su celda transmitiendo así su impotencia. Su padre ordenó que ella saliera a la superficie en busca del futuro príncipe.

Segundos después se abrieron las puertas que la mantenían presa, no podía creer que ese día había llegado. Salió y nadó, nadó por todas sus aguas hasta sentirse agotada.

—Tienen sólo tres días para traer a Ki antes del alba, sólo así ambos se convertirán en los príncipes de estas aguas. Si no lo logran, Aria deberá ser sacrificada y nos tendremos que ir de aquí para siempre —les habló, a la sirena y al tritón que acompañarían a la princesa en la búsqueda.

Aria, tenía la mirada perdida en lo alto, deseaba salir pronto para volver a ver los ojos de Ki.