Capítulo 19

El rubio llegó al jardín, los lirios blancos eran ciertamente hermosos, se veía que Jaqueline los cuidaba con mucho empeño.

La vio en la distancia, la chica se encontraba tirada en el suelo, con su cabeza apollada en la fuente y sus ojos cerrados. Se acercó con pasó lento.

Cuando estaba frente a ella se agachó para estar a su altura, el también se recostó, a su lado, sin embargo por la forma redonda de la fuente era casi que al frente.

Jaqueline dormía con una sonrisa, su pecho bajaba y subía con un movimiento suave, a su lado derecho había un libro, se mantenía abierto, sin embargo la leve brisa que soplaba hacia que sus páginas se movieran en un vaivén, desde alante hacia atrás y viceversa, como algunos mechones de la chica. La cascada de agua difuminaba una parte del rostro de __________.

Podría estar ahí horas, observandola dormir, su angelical rostro, su sonrisa sincera, se había acostumbrado a la deslumbrante luz que Jaqueline emanaba.

- Meliodas- Después de unos minutos de paz despertó el terremoto, _________ abría sus ojos lentamente para para estirarse. Dió un pequeño bostezo y se sentó en el mismo lugar- ¿Cuánto llevo dormida?.

- No lo sé, acabo de llegar, pero apostaría que mucho- Sonrió divertido- ¿Qué hacías?

- Estaba leyendo- Toma el libro entre sus finas manos- Es muy interesante.

- En serio?- Alza una ceja.

- Si- Contesta dando otro bostezo.

- ¿Qué tal si lo leemos juntos?- Propuso con una sonrisa.

- ¿Podemos hacer eso?- Pregunta esperanzada.

Meliodas no responde, tan sólo se gira en el lugar. Jaqueline lo mira curiosa, el abrió sus piernas y dio un pequeño golpecito en el suelo ente ellas.

Captando la indirecta del rubio, aquella mujer se sentó entre los pies del demonio. Se sentía cómoda, recosto la cabeza al pecho de él y abrió el libro en la página uno.

- ¿Estas listo para una aventura?- Alzó la cabeza para encontrar el rostro sonriente del rubio.

Que cómoda y cálido era aquello. Mientras ella leía él pasaba la mano por su cabello. Pasaron horas leyendo, hasta que el Sol se puso.


Uno frente a otro se encontraban cenando, Jaqueline comía en silencio, cosa que no era normal, usualmente hablaba hasta por los poros. Meliodas sabía que algo andaba mal.

La chica sólo miraba sin ganas la sopa, removia la cuchara en el plato, la alzaba y luego la dejaba caer.

Meliodas suspiro, tomó su silla y la posicionó al lado de ella, se sentó sin decir una palabra y posó su mirada en ella.

- ¿Qué pasa?- Pregunta al fin.

- Nos casamos dentro de una semana- Suelta sin más y el demonio alza una ceja- No es eso!, ósea no es el hecho de que no quiera casarme contigo, lo deseo.....- Hace una pausa y su rostro se pone rojo- Haber, te amo y todo eso pero yo...- Lleva ambas manos a su cara consciente de la cantidad de estupideces que decía.

- ¿Qué acabas de decir?- Meliodas quita las manos de la chica con las suyas.

- Qué deseo casarme contigo?- Pregunta con una sonrisa, pero Meliodas niega divertido- Qué te amo.

El rubio trato de ocultar su sonrisa, pero no pudo, era demasiado grande, trataba de controlarse pero no, era imposible.

- Meliodas si algo!- Exclamó.

- Yo también te amo- Fue lo único que pudo responderle.

Jaqueline sonrió de medio lado y tomó nuevamente la cuchara, la metió en el plato y miró como tonta la sopa.

- No los quiero, no quiero a ninguno en nuestra boda- Meliodas se acomodó más adelante en la silla- No quiero ni a Elizabeth, ni a Mael, ni a ninguno de ellos aquí. Hagamos de esta nuestra ceremonia.

- Eres mi princesa- Tomó una mano de la chica- Y las peticiones de mi princesa son órdenes para mí.


Jaqueline se despertó al fin de aquel sueño. Se paró de la cama y se enrollo en las sábanas, Meliodas ya no estaba.

Observó desde la ventana el exterior del castillo, recordó la noche anterior y una sonrisa traviesa se posó en sus labios. Bailó por toda la habitación hasta llegar al baño.

Desde que despertaba hasta que dormía ella tenía una sonrisa. Culpa de Meliodas.


El demonio caminaba para alejarse del castillo y justo cuando iba a volar observó la figura de la persona que menos quería ver en esos momentos.

- Elizabeth- La chica camino sin vergüenza hasta él.

- Vengo a hablarte de lo de ayer- Comenta contundente y segura.

Meliodas sola toma del brazo para esconder la detrás de un árbol. Si mirabas desde los balcones del castillo se podría ver claramente a la diosa, le preocupaba que Jaqueline la hubiera visto. Asomó su cabeza y gracias al señor no había nadie en los ventanales.

- ¿Te has vuelto loca?- Lleva ambas manos a su cabeza con asombro- ¿Por qué demonios te apareces aquí?

- Tenía que verte- Parecía a punto de llorar.

- Elizabeth ayer te deje bien en claro que no quería tener nada que ver contigo.

- ¿Pero por que?- La chica puso ambas manos sobre su mejilla- Ahora que estaba dispuesta a dejarlo todo por ti.

- Pero yo no quiero- Separó las manos de la diosa.

- No tienes nada que sejar, yo me alejó de mi familia, de mi clan, de mis amigos, lo único que tienes que hacer es irte conmigo.

- No quiero perder todo lo que tengo- Dice ya arto.

- ¿Pero que todo?!- La calma que siempre la había caracterizado había desaparecido- No tienes nada que perder.

- Puedo perder a Jaqueline- Se alejó- Y ella es mi todo.

- Mientes- Dice orgullosa- Eso es imposible, tan sólo tan pasado unos meses.

- Más que suficiente- Dice de espaldas a ella.

- ¿Así de grande era el amor que me profesaste?- Estaba enojada.

- Vienes a reclamarme- Ahora el furioso era él- ¿Tú? Me reclamas a mi de nuestro amor, pero fuiste tu la que me convenció de comprometerme con una mujer que ni siquiera conocía- Se giró a encararla- Tu que no hiciste nada, que dejaste que me ataran a alguien que pensabas que nunca amaría- Se acercó amenazante hacia ella- ¿Y me críticas por no amarte ciegamente?

- No sabía que pensaras todas esas cosas- Dijo con lágrimas en sus ojos.

- No las pensaba, pero Jaqueline me mostró que el amor no es como tú lo pintas- Sonrió- El amor es dar y recibir, y en nuestra relación no era así.


- Celeste- Camino detrás de ella, la chica llevaba una bandeja de panes que dejó sobre la mesa- Celeste- Siguió detrás de su amiga, pero ella sólo corrió para tomar unos pedidos- Celeste!

Exclamó al fin ganando su atención, la de cabellos rosados brinco en el lugar con sorpresa y llevo una mano a su pecho.

- No me des esos sustos- La reprendió con una sonrisa- ¿Cuánto llevas ahí?

- Unos veinte minutos.

- Lo siento, pero es que estoy muy ocupada con la boda, tenemos que montar todo un banquete.

- No te preocupes por eso, Stigma no vendrá- Cerró sus ojos con una sonrisa.

- Si claro.....- Celeste proceso las palabras- Espera ¿Qué?.

- Lo que oyes, le dije a Meliodas que quería algo más privado, no deseo que un montón de personas que no conozco vean como me entregó al hombre de mi vida, tampoco quiero que haya envidia ni tristeza en los asientos, quiero que todo sea felicidad ese día, después de todo, nos costó llegar hasta aquí.

- Así que el hombre de tu vida- Sonríe divertida y pervertida a la vez- ¿Ahora puedo decir que «te lo dije»?

- Aún no estoy lista para escuchar eso- Río sonora- Tengo el orgullo muy grande.

- Ya era hora de que te dieras cuenta.

- Te dije que no lo dijeras!- Le lanzó una lechuga.

- Pero es que si no lo hago no puedo seguir viviendo- Río a carcajadas por la acción de su mejor amiga- Ya verás como de ahora en adelante las cosas irán mejor.

- Eso espero.







Palabras de la autora:

Agradecimientos por el capítulo a:

FlowerTears222

Ella es la culpable de que tengan capítulo más rápido :(

Muchas pensaron que Meliodas iba a escoger a Elizabeth, y la verdad eso ni estuvo en lo planes, pero me gustaba ver sus reacciones.

Chicas el prólogo fue un engaño!- Saca su hacha- Matemos a la escritora

Lean comiendo palomitas .

Un capítulo para el final.

Nos vemos:

~Sora~

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