Capítulo 58: Ser un rey

—No puedo aceptarlo ¿cómo esperas que me quedé así, mirando cómo sufres? —la impaciencia se notaba en su voz, y sus las lágrimas no paraban de caer por sus rosadas mejillas.

—Estoy bien—dijo mientras se sentaba lentamente, se apoyó con los codos y contuvo el aliento.

—No mientas—exclamó preocupado y lo ayudó.

—Beberé tu sangre poco antes de irnos, pero sólo cuando Tristan nos diga que es seguro. Seguiré su plan, así que por favor, confía en él. Estaré bien.

Aris meditó sus palabras y bajó la mirada.

—...Está bien. Pero si no funciona lo haremos a mi manera—dijo seriamente.

—De acuerdo—contestó con voz cansada.

Aris lo miró con tristeza, y dijo con un tono melancólico:

—Sé que no dijiste nada por mi bien. Pero no vuelvas a esconderme algo así, algo tan importante...Por favor, no vuelvas a mentirme—rogó con voz temblorosa.

—No lo haré—dijo decaído—Y j-juro que no tengo más secretos...que esconder. No hay más secretos...entre nosotros.

Aris lo miró con intensidad, y suspiró.

—Te creo.

Ethan se sintió aliviado y cerró los ojos, agotado.

—Descansa—dijo Aris, y lo tomó del hombro.

Ethan volvió a acostarse y se acomodó. Le dolía el cuerpo y se sentía débil.

Aris se quedó ahí unos momentos, viéndolo mientras caía profundamente dormidos.

Aun no podía aceptar todo eso. El precio que tuvo que pagar fue demasiado horrible, y no podía hacer nada para borrarlo.

Pero si le daba de beber su sangre todos los días, Ethan iba a estar bien.

Debía estarlo.

"No me importa si debo desangrarme por él, voy a ayudarlo..."

Y tras esa idea Aris recordó lo que había leído en el pergamino de la historia de su pueblo.

Dónde las sirenas y tristones entregaban sus vidas por amor, daban su sangre y se arrancaban el corazón.

"Ahora que conozco el amor los entiendo...Yo haría lo que fuera por Ethan. Lo que fuera...para estar a su lado"

Algo se estás quebrando en su pecho, y esa pequeña mancha negra que brotaba en su corazón, se volvía más y más grande.

La frialdad, y la maldad...

—El príncipe murió, y luego volvió a la vida repentinamente—dijo el rey con una expresión compleja y cansada.

Pero Aris no dijo nada, y sólo lo observó con las cejas fruncidas.

—Es maldito mago es un incompetente, no pudo darme una explicación. Y tampoco pudo salvarlo—añadió molesto—¿Tienes idea de lo qué fue lo que sucedió?

—No.

El rey lo miró sin cambiar de expresión, no dijo nada, y se dio la vuelta para salir de la habitación.

—Bien.

Miró a Lowis y a Tristan al salir, siguió su camino y dijo:

—Pueden pasar a verlo.

Ambos se apresuraron y entraron a la habitación.

—Aris—exclamó Tristan en voz baja, y observó a Ethan, quién dormía. Su piel era pálida y respiraba con fatiga.

Lowis se acercó y tocó su frente.

—¿Qué dijo el rey? —preguntó en un susurro.

—Dijo que Ethan murió, y que luego volvió a la vida repentinamente. Después me preguntó si sabía algo. Respondí que no y se fue.

—¡¿Qué?!—exclamaron los dos al mismo tiempo.

—Ethan no puede morir—dijo Aris y se sentó en el banco.

—¿Por qué lo dices? —interrogó Tristan desconcertado.

—Está maldito. No puede morir a menos que yo muera. Y lo que pasó...es una larga historia, pero no hay de qué preocuparse, estará bien.

Ambos se quedaron sin palabras, y lo observaron con incredulidad.

—Les digo esto porque Ethan confía en usted—dijo a secas y acarició el cabello de Ethan.

Los observó de reojo, con una mirada helada, y dijo:

—Pero aún no sé si confiar en ustedes, confiar la vida de Ethan a ustedes, díganme ¿creen ser dignos de mi confianza?

—Lo somos—dijo Tristan sin ninguna duda.

—...Bien, entonces te explicaré como está la situación.

Ambos prestaron atención y lo observaron con seriedad.

—Puedo curar a Ethan en cualquier momento, planeo hacerlo unos momentos antes de nuestra huida. Pero hay un problema, mañana por la noche no podré moverme por algunas horas.

—¿Por qué no? —preguntó Tristan.

—Es algo parecido a la maldición de Ethan—se limitó a decir.

Tristan meditó sus palabras, y luego de unos segundos respondió:

—Lo mejor será escapar luego de eso. Tenía planeado sacarlos de aquí mañana por la noche, pero sería arriesgado.

—Si...—dijo bajando la mirada.

—¿Cuándo podrás volver a moverte?

—Al día siguiente, por la tarde.

—Bien, esperaremos hasta la noche.

—De acuerdo.

—Por ahora todo marcha bien. Todos están distraídos y el rey está preocupado. Hay que aprovechar el caos del momento.

—Si esto no funciona—dijo Aris con un tono más frío—Lo haré a mi manera. Me llevaré a Ethan a como dé lugar.

—Descuida, haré todo lo que esté a mi alcance para que puedan escapar seguros.

Aris lo miró con frialdad y desvío la mirada, observando a Ethan en silencio.

—...Por el bien de todos, espero que así sea.

Cuando Ethan despertó le contaron todo sobre el plan. Estuvo de acuerdo, pero le sorprendió toda la información que Aris les dijo.

Ethan aún se sentía mal, pero simulaba sentirse aún peor para no levantar sospechas. Según Tristan nadie intuía sobre el escape, y el rey seguía ocupado, investigando lo que había pasado, y ver cómo curar a Ethan, quién no mejoraba.

Al día siguiente todo estuvo tranquilo, y el tiempo pasaba lento, una completa tortura....

—¿Aris? —llamó con voz muy baja, y abrió los ojos lentamente.

—Aquí estoy—respondió de igual forma.

—¿...Estás enojado conmigo? —su tono era lastimoso y tímido.

—Claro que no....Más bien estoy triste, y frustrado.

—...Lo lamento.

—No tienes por qué disculparte—tomó su mano y sonrió.

—Te mentí Aris. Al menos déjame disculparme.

Aris no dijo nada, y se quedó ahí, mirándolo.

—En verdad lo siento, por favor, perdóname. Pero no me perdones tan fácilmente, esto no debería ser así. Debo ganarme tu perdón.

Aris apretó sus labios, y luego de un lardo silencio dijo:

—De acuerdo. Entonces también perdóname, por si hago alguna locura que te disguste.

Ethan se preocupó al escuchar eso y apretó su mano. Negó con la cabeza y volvió a cerrar los ojos.

—No dejaré que eso pase.

Pero en el fondo, sabía que, en esos momentos, eso era algo muy difícil de lograr.

—Ya es la hora ¿no?, deberías irte y esconderte—dijo Ethan, quién estaba sentado en la cama, con las sábanas cubriendo sus piernas.

—Sí, creo que sí—respondió decaído. Aris tenía que volver a su forma original, pero no quería hacerlo aún, no quería dejar solo a Ethan. Estaba en su límite, y su cuerpo lo forzaría a volver a su verdadera forma.

—Descuida, estaré bien—lo tomó de la mano y le sonrió.

Aún estás pálido, pero ya no se sentía tan mal como antes. Le pesaba el cuerpo, y el dolor disminuía poco a poco.

Aris se levantó, y justo en ese momento alguien tocó la puerta, y entró si esperar repuesta.

Era Tristan, quién se miraba sumamente pálido y nervioso, su rostro estaba tenso y sus ojos abrumados miraban con ansiedad.

—Esto es malo—exclamó en voz baja, tocó su frente y se puso más nervioso—Nos han descubierto, debemos irnos justo ahora.

—¡¿Qué?!—exclamó Ethan.

—El rey sabe de mi oposición a la corona desde hace mucho, no es tan estúpido. Siempre ha tenido cuidado conmigo y me mantiene vigilado, pero no pensó que tú en verdad no querrías ser rey, por eso no le importó que ambos pasáramos tiempo juntos, no sospechaba de ti. Pero ahora sabe qué quieres escapar, no sé cómo lo supo, pero uno de mis informantes me lo dijo. El rey no nos dejará ir tan fácilmente, seguramente ya me está buscando, y aquí será el primer lugar al que venga.

—Pero Aris...

—Estoy bien—dijo con una expresión seria—Andando.

Tristan corrió hacia la chimenea de la habitación. Presionó tres pequeños ladrillos que estaban al lado izquierdo, y de repente el piso comenzó a abrirse, mostrando una serie de escaleras, que iba en descenso.

—Los pasajes sólo nos llevarán hacia otras habitaciones, no nos pueden sacar del castillo directamente. Tenía planeada toda una ruta compleja e indetectable, pero no podemos arriesgarnos, así que tomaremos otra—dijo Tristan.

—Descuida—dijo Ethan, quien se acercó a él. Llevaba un pantalón café holgado y una camisa blanca, aún estaba pálido, y se miraba débil y enfermo. Y Aris, quién iba a su lado lo tomó de la mano.

—Ethan, déjame ayudarte—rogó Aris—No me importa si tú hermano me ve o sabe de mí. Nada de eso me importa.

—...Está bien—dijo con una expresión suave y apretó su mano.

Aris llevó un pedazo de tela y un pequeño cuchillo, cortó su dedo índice y lo acercó a Ethan, quién abrió la boca y lamió la sangre.

Tristan estaba consternado, asombrado y confundido.

Ethan tomó la tela y la enrolló alrededor de su dedo.

El color de su piel volvió a tener vida, su rostro tenía mejor aspecto y ya no se miraba cansado.

—¿Acaso es...?

En este mundo sólo habían tres criaturas que poseían sangre con propiedades mágicas:

Las sirenas y tritones, los elfos y los dragones.

"¿Aris es una criatura mágica?"

Pensó Tristan perplejo, sin poder creerlo.
Ya que nadie ha visto dichas criaturas desde hace mucho tiempo.

—Te lo explicaré luego, ahora vamos—dijo Ethan.

Tristan asintió y los tres bajaron por el pasaje, presionó un ladrillo que sobresalía en el interior, y el piso volvió a cerrarse.
Las escaleras eran estrechas, y la oscuridad era espesa y abrumadora. Tristan sacó una lámpara de luz mágica de su bolsillo y avanzó hacia abajo, guiando el camino con paso rápido.

—No todas las habitaciones tienen pasajes secretos, así que habrá que caminar por los pasillos hasta llegar a otro.

—Pero el castillo tiene más de mil habitaciones, ¿cómo es qué...? —exclamó Ethan.

—Las memoricé, debía hacerlo. Es útil en muchas cosas, y no sabía cuándo me serían de ayuda. Además, juego con ellas desde pequeño, encontré un libro en la biblioteca, con la ubicación de todos los pasajes.

—Entonces los reyes saben de esto—dijo Aris, quién iba de último en aquel estrecho pasillo en bajada.

—Sí, pero no saben dónde está cada uno con exactitud, es casi imposible que nos encuentren así. A ellos nunca les interesó esto, les dolía la cabeza de sólo ver todo ese laberinto.
Ellos piensan que son intocables, y no les preocupó saber esta información.

—¿Y Lowis? —preguntó Ethan preocupado.

—Me ocupé de él y del Conde antes de venir aquí, fue difícil, pero al final lo convencí. Él me está esperando en un lugar seguro. Insistió en irse conmigo, sino no se irá...Es demasiado terco y obstinado—dijo con una sonrisa torcida.

—¿Y lo harás? ¿te irás con él?

Pero Tristan no contestó a su pregunta.

—Ya llegamos.

Habían dado vueltas y vueltas sin darse cuenta, hasta que llegaron a una parte sin salida. Tristan presionó un ladrillo que sobresalía y el "techo" se abrió.
Subieron hasta salir del pasaje y Tristan volvió a cerrarlo.

En la solitaria habitación, justo a su derecha, había un cadáver.

—Mierda—musitó Tristan y se acercó.

Era un sirviente. No tenía dedos, y le faltaban varios pedazos de carne del rostro. Y en su pecho había una gran herida, muerto por una apuñalada en el corazón.

—Maldito hijo de perra—exclamó enojado en voz baja.

Ethan y Aris no sabían que decir, y se estaban poniendo cada vez más ansiosos.

—¿Por qué...? —musitó Ethan. Quién comenzó a sentirse culpable.

—Quieren recalcar su poder...matando a uno de los míos. Quieren demostrar que yo no soy rival para ellos...—dijo Tristan levantándose del suelo—Pero no lo lograran. Mi poder va más allá del que se imaginan, y las personas que piensa como yo, las personas que están cansadas de todo esto...les he dejado el poder de luchar. No importa si me matan, ellos no borrarán mi legado, ni el resentimiento y dolor que han causado...

—No digas eso Tristan, tienes que vivir—dijo Ethan, con un tono serio.

—Lo sé, yo tampoco quiero morir...—dejó de hablar y avanzó con rapidez hacia la puerta—Pero no es algo que pueda decidir yo. He estado en riesgo de morir toda mi vida...y sé que mis decisiones me han traído aquí...yo mismo he tentado a la muerte, pero no me arrepiento—dijo Tristan. Sin embargo, en el fondo de su corazón, él deseaba no tener que hacer todo eso. Sólo quería tener una vida feliz junto a sus seres queridos. Junto a Lowis.

Tristan se apoyó en la puerta y escuchó con atención a cualquier sonido, la abrió y observó que no hubiera nadie.

—Andando.

Los pasillos eran anchos y altos, difícilmente había un lugar donde esconderse. Caminaron un poco más hasta llegar a otra habitación y entraron...

Una y otra vez, recorrieron pasajes y cambiaron de habitaciones, en las que a veces encontraron cuerpos tirados, maltratados y asesinados con crueldad. Casi se encontraron con algunos guardias, pero Tristan los evadía muy bien.

—Ya casi estamos cerca. Todo está saliendo bien, pronto llegaremos a un pasaje que atraviesa el gran río que rodea el castillo—dijo Tristan en voz baja—Sólo unas cuatro habitaciones más y....

Ethan lo jaló de la camisa, y una lanza pasó frente a sus ojos. Un gran agujero atravesaba una puerta inmensa a lo lejos, que se abrió lentamente de par en par.

—Dije que no me importaba si vivía, pero de preferencia captúrenlo vivo—dijo una voz que salía de la habitación.

El mismísimo rey estaba frente a ellos, con una expresión seria, sus ojos desprendían un aire frívolo y caminaba con paso firme hacia ellos.

Ethan logró escuchar como la lanza atravesaba la puerta, y con un movimiento rápido apartó a Tristan, justo a tiempo.

—Gracias—dijo él, con una rostro pálido y tenso.

—Louis—llamó el rey—¿Por qué estás con ese inútil bueno para nada? ¿acaso no quieres ser rey?

Ethan no dijo nada por unos segundos, y lo observó con una mueca torcida.

—No—dijo a secas, y puso a Tristan detrás de él.

—No seas tonto querido hijo. Ser rey de este gran continente es como ser el emperador del mundo ¿quién no querría algo así? Todo el poder, la riqueza... cualquier cosa que quieras hacer, estará al alcance de tus manos—a sus espaldas, dentro del salón, habían un sin fin de guardias reales. Con armas de todo tipo, y expresiones intimidantes.

—Esas cosas no me importan, sólo quiero vivir junto a Aris y ser feliz. Es lo único que quiero.

—Puedes ser feliz con él, ¿por qué crees que lo dejé quedarse aquí? Tu esposa sólo te dará un par de hijos, no tienes que estar con ella más que para eso, y si no quieres verla...

—Ese no es problema—exclamó un poco impaciente. No sabía cómo salir de esa situación sin causar un alboroto, sólo le quedaba recurrir a la violencia—No quiero nada que tenga relación con los nobles o la corona. Jamás seré rey...

Y bajando su voz le dijo a Aris, quién estaba a su lado:

—No uses magia.

—Mm—su piel se miraba aún más pálida de lo usual, y sus cejas estaban demasiado tensas.

Ethan recordó su situación al verlo, y entró en pánico.

"No puedo dejar que alguien vea así a Aris"

Sabía que en cualquier momento volvería a su forma de tritón, y eso sería la ruina para los tres.

"Por su bien y el de Tristan..."

—¿Esa es tu decisión? Bien—dijo el rey con molestia—Si matan al príncipe Louis o lo hieren de gravedad, los torturaré hasta la muerte, pueden matar al otro.

Y sin esperar más palabras todos los guardias se abalanzaron sobre ellos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top