Capítulo 56: La última noche

El día del baile por fin había llegado, las personas andan por todas partes, decorando el palacio y dando los toques finales.

Pero aún habían dos personas que dormían plácidamente sobre las sábanas revueltas, que luego de unos minutos se levantaron de mala gana para ir a comer...

Ethan estaba seguro que moriría pronto, así que buscó el frasco con la sangre de Aris para beber un poco, pero no lo encontraba por ningún lado.

"¿Dónde la habré dejado? ¿estará en el baño?"

Aris se estaba bañando en esos momentos, pero si entraba y comenzaba a buscarlo Aris podría preguntar o sospechar que algo andaba mal, así que se abstuvo y decidió buscarlo después.

Luego de unos minutos Aris salió del baño, secándose el cabello mojado con una mano, y con la otra sostenía su pijama.

—Me vestiré lo más rápido que pueda—dijo caminando hacia el armario—No tardo...

—No te preocupes, no tengo tanta hambre—contestó Ethan y entró al baño.

Lo buscó por todos lados, pero no lo encontró.

"¿Qué lo hice anoche?"

Se preguntó afligido.

Anoche había tomado un poco antes de dormir, pero temía que el afecto pasara rápido.

"Bueno...lo buscaré luego"

Pensó resignado, ayudó a Aris con su cabello y ambos fueron a desayunar.

Fue un poco estresante comer con los reyes, que sólo hablaban sobre el baile, de su prometida y que pronto comenzaría a estudiar para ser rey.

Tristan se miraba molesto, y no le importaba demostrarlo. Su rostro era sombrío y apenas tocaba la comida.

—¿Qué ocurre Tristan? —preguntó Ethan con preocupación, quién estaba sentado frente a él.

—...Quería desayunar con Lowis, pero no me dejaron—dijo en voz baja y miró con molestia a los reyes de reojo.

—Puedes comer un poco, decir que ya estás lleno e irte—sugirió Aris, quién estaba al lado de Tristan—Aun estás a tiempo.

Tristan cambió su expresión rápidamente y sus ojos se iluminaron. Al parecer tenía una idea.

Le agradeció con un pequeño gesto y comenzó a comer lo más rápido que pudo.

—Estoy satisfecho, me retiro—dijo Tristan luego de unos minutos.

—Aún estamos comiendo...—dijo el rey con una expresión seria.

—Es que... tengo que atender una emergencia—añadió mientras se levantaba.

—¿Cuál? —preguntó escéptico y levantó una ceja.

—Creo que tengo diarrea, así que mi apetito no es muy bueno. Voy al baño—y diciendo esto sin una pizca de vergüenza caminó hacia la puerta y se fue.

El rey se frotó la frente con irritación y la reina palideció, junto con una expresión incómoda.

Ethan se rio en silencio y Aris sonrió ligeramente.

El desayuno finalizó poco después de eso y cada quien tomó su camino.

El día transcurría demasiado lento para Aris, sus equipajes estaban listos desde ayer (lo más básico) y habían sido dados a Tristan, así que no había nada más que hacer.

—Oye.

—¿Mm?

—Estoy aburrido—dijo Aris resoplando—Este castillo se volvió demasiado aburrido hace mucho.

—¿Qué quieres hacer? ¿comer? ¿dormir? ¿ir a caminar?

—¿Qué tal si tocas un poco de música para mí?

—Claro, es una buena idea, vamos...

Ambos buscaron por todo el castillo, y luego de preguntar a unos guardias consiguieron encontrar el salón de música.

Habían diversos instrumentos por todas partes, de diferentes colores y clases.

Ethan tomó un violín negro, se sentó en una silla al lado de una gran ventana y comenzó a tocar.

Aris se sentó en una silla no muy lejos de él, y cerrando los ojos lo escuchó con deleite.

De vez en cuando los abría para verlo tocar, con esa elegante postura, y esa expresión tan dulce y serena que ponía cada vez que lo hacía...

El resto de la tarde no fue tan aburrida después de todo, y cuando ya era casi la hora del baile ambos fueron llevados a sus habitaciones para preparase.

Ethan usaba un hermoso traje dorado con negro y rojo, con detalles y costuras color oro, pantalones negros que tenían una fina línea color oro a los lados, botas con adornos pequeños igualmente de oro. Una larga capa blanca atada con un cordel dorado, con una tela muy peluda y suave alrededor del cuello. Y unos finos y delicados guantes blancos.

—Esto es demasiado llamativo—comentó un poco descontento.

—Pero te ves bien, no te preocupes—dijo Aris entrando a su habitación.

Quién traía un traje blanco, su chaleco era color azul oscuro, su pañuelo blanco alrededor del cuello, sus botas negras, y algunos adornos y costuras color plata.
La mitad de su cabello estaba atado ligeramente, dejando algunos mechones sueltos, que caían por sus ropas y rostro, haciéndolo ver aún más guapo.

—Tú también te ves bien—exclamó fascinado.

—Gracias—dijo con una sonrisa.

Los sirvientes se retiraron rápidamente y los dejaron solos en la habitación.

—Su alteza, ¿me haría el honor de ir al baile conmigo? —dijo Aris de manera seria y cortés, se inclinó ante él con su mano doblada sobre su abdomen y espero su respuesta.

—Estaría encantado—y se acercó a él, quién se paró derecho al escuchar sus palabras.

Ethan lo tomó del brazo y ambos caminaron hasta el gran salón, sin importarles los demás, que lo miraban de forma extraña...

Ethan, Tristan y los reyes recibían a todos los invitados desde sus tronos. Tanto aquellos quienes habían estado en el castillo desde antes, como los recién llegado.

Fue sumamente aburrido para Ethan y Tristan, y el único momento interesante fue cuando Lowis y él Conde Owen Rosse se acercaron a saludar.

Padre e hijo saludaron a la familia real, y Tristan, con la mayor alegría del mundo le sonrió.

Lowis estaba usando un fino traje negro, su chaleco era color verde musgo, sus pantalones y botas igualmente negras, y pequeña adornos, botones e hilos de oro decoraban la tela con elegancia.

Tristan asintió en aprobación y sonrió complacido, como si estuviera diciendo:

"Te ves muy bien"

A lo que Lowis sólo sonrió débilmente y rodó los ojos con un poco de vergüenza.

—Doy comienzo a esta magnífica fiesta, que es en honor a mi hijo primogénito y heredero al trono, Louis Hendrick Slorrance. Quién volvió luego de muchos años.
Denle una cálida bienvenida.

Todo el salón estalló en aplausos mientras sonreían. Pero Ethan sólo desvío la mirada y suspiró.

Aris lo observaban desde el público, con una expresión fría y distante. Pero en su interior una serie de pensamientos giraban en su mente.

"Si alguno de ellos frustra nuestro escape de hoy, los mataré... mataré a todos. Ethan detesta estar aquí, me lo llevaré a toda costa, sin importar el precio"

"Todas estas personas son horribles, y sólo quieren usar a Ethan..."

Estar entre tanta gente lo estaba poniendo de mal humor, y al ver las miradas de todos, ver la verdad y el corazón a través de sus ojos...lo enferma.

Las mesas largas estaban ubicadas alrededor de todo el salón, llenas de comida para que todos comieran lo que quieran, sirvientes con ropas elegante, sirviendo todo tipo de licor a los nobles, y los reyes y príncipes, viendo todo el salón desde sus tronos.

Tristan sostenía su mejilla perezosamente con una mano, y con la otra movía el líquido traslúcido de su copa. Quién usaba un traje similar al de Ethan, pero los detalles e hilos en vez de color dorado eran plateado.

No pudo soportarlo más, se paró y se fue.

El rey suspiró y miró que Ethan también estaba aburrido. Y luego de pensarlo un rato le dirigió la palabra:

—Ve también si quieres—dijo a Ethan sin mirarlo—Disfruta de la fiesta.

Ethan se sintió más animado y se levantó con una sonrisa.

Caminó entre la multitud y buscó a Aris, pero todos los nobles lo detenían para hablar con él. Que desgraciado.

Fue cortante y puso una expresión rígida, haciendo que dejaran de intentarlo. Y los nobles que ya estaban familiarizados con su "personalidad y carácter" ni siquiera le dirigieron una palabra.

Luego de una exhausta búsqueda al fin encontró a Aris. Quién estaba junto a Lowis, Harrison y Tristan.

—Hombre ¿por qué tardaste tanto? —preguntó Tristan saludándolo.

—Lo siento, muchas personas quisieron hablar conmigo—explicó rápidamente y se acercó. Se puso al lado de Aris y le sonrió.

—Que fastidio—bufó Tristan, quien de repente jaló de Lowis y exclamó—Mira, ¿a qué no se ve guapo?

—Tristan—regañó Lowis, con las mejillas ligeramente coloradas y una expresión seria.

—Te ves bien—comentó Ethan con una sonrisa.

—¿E-En verdad? —preguntó Lowis con modestia.

—¿Por qué le crees a Ethan y no a mí? —se quejó Tristan.

—Tú dirías que me veo bien incluso vistiendo un saco de papas—dijo sonriendo y rodó los ojos.

A lo que Tristan se cruzó de brazos e hizo una mueca extraña.

—No es cierto—dijo Tristan entre dientes.
Y de repente jaló de su colgante, se lo quitó, y sacando uno de su bolsillo se puso otro. Miró de reojo a Lowis y guardó silencio.

Quién miró el colgante que se había puesto, y con una sonrisa dijo:

—Te queda lindo.

—Gracias—dijo un poco más feliz, luego miró a los otros y añadió—Aprecien el maravilloso regalo que Lowis me dio.

Y sacando el pecho sonrió satisfecho.

Una hermosa gema roja bastante traslúcida, con pequeñas partículas doradas en su interior.

—En verdad es hermosa—exclamó Ethan.

—Bien, ya he presumido lo que quería, ahora estoy satisfecho—tomó la muñeca de Lowis y dijo—Nos vemos luego, primero necesito hablar algo con Lowis. Y no se preocupen, luego hablaré con ustedes—y diciendo esto último puso una expresión más seria.

Lowis se dejó llevar por Tristan y se despidió de ambos.

Harrison también se despidió de ellos y se perdió entre la multitud.

—Bueno, al fin estamos solos—dijo Ethan con una sonrisa.

—Si—respondió Aris imitándolo—Disfrutemos el resto de la noche...

Fueron hacia una mesa y comieron todo lo que se miraba delicioso, bebieron diversos licores y disfrutaban de la agradable música mientras conversaban.

La expresión de Aris era suave cuando hablaba con Ethan, pero su mente estaba llena de un sin fin de pensamientos.

"Hay tantas personas aquí, y la mayoría querría aprovecharse o lastimar a Ethan. Pero si lo amo con todo mi corazón todo estará bien ¿no es así?"

"¿La maldad del mundo no lo alcanzará? ¿están bien las cosas? ¿lo estoy haciendo bien?"

Aris se sentía un poco inquieto con esto desde que llegaron al continente.

Habían pasado mucho tiempo alejados del mundo, viviendo sus vidas en el mar, sin nadie más que su propia compañía, y la del otro.

"¿Fue correcto venir aquí? Estar tan cerca de los humanos puede atraer la maldad... ¿Y si...?"

—Ethan...—lo llamó en voz baja.

—¿Mm? ¿qué sucede?

—Te amo.

Ethan se sintió embobado y perplejo ante esas repentinas palabras, realmente lo agarró en curva.

La expresión de Aris era seria, y sus ojos tenían un extraño brillo, como si su respuesta fuera la cosa más importante del mundo.

"Si me ama y lo amo, todo estará bien. Nada malo va a pasar..."

Pensaba Aris, con la cabeza llena de un sin fin de cosas.

—Yo te amo aún más—dijo Ethan con un tono consolador. No sabía porque se sentía inquieto, pero si decirle que también lo ama lo hacía sentir mejor, se lo diría sin dudarlo. Porque de todas maneras, eso era lo que sentía.

Aris sonrió ligeramente y suavizó su expresión.

—Lo siento, es que yo...—dijo Aris bajando la mirada.

—Está bien, dime qué te preocupa...

Tristan tonteaba con Lowis por todo el gran salón, sin importarle los demás. Los nobles no se atrevían a siquiera mirarlos, y los ignoraban llenos de asco.

—Ven aquí un momento—dijo Tristan caminando hacia un lugar apartado. Un largo y alto pasillo donde la luz era tenue, dando a un balcón.

—¿Qué quieres ahora? —preguntó con una sonrisa y rodó los ojos.

—Tengo que hablarte de una cosa.

—¿...Es eso que no me querías contar?

—Si—Tristan se recostó en la pared el pasillo, y la oscuridad cubrió la mitad de su cuerpo, ocultando su mirada.

—Bien, adelante—se paró delante de él y se cruzó de brazos.

Tristan le contó el plan de escapé con más detalle. Él ya lo sabía, pero lo que no sabía era que Tristan quería que también se fuera.

—¿Por qué yo...?

—Confías en mí ¿verdad?

—Tristan, dime la verdad.

Tristan guardó silencio, y sus ojos se miraban aún más tenebrosos y misteriosos bajo las sombras.

—...No me gusta guardarle secretos a un amigo tan bueno como tú—dijo con un tono apagado—Así que...te lo diré.

Hizo una pausa y respiró lentamente:

—Ethan se irá esta misma noche, y los reyes obviamente estarán muy molesto, sabrán que tuve algo que ver y se vengarán por ello. Y lo harán donde más me duele, dañando a mi único ser querido. Tú. Por eso quiero que te vayas.

—¿Cómo puedes estar seguro? Mi padre...

—Ellos van a hacer que te torturen, te violarán hasta el cansancio, y cuando no seas más que un trozo de carne te matarán.

Lowis tragó saliva con dificultad y lo miró con angustia. Bajó la mirada pensativo y dijo en voz baja:

—¿Y tú? Si te quedas ellos...

—No te preocupes, lo que te harán ya lo han hecho conmigo, no tiene caso. Lo único que les falta es matarme, ellos...no lo harán.

—¿Q-Qué? ¿qué estás diciendo? ¿qué acabas de decir?

Tristan no dijo nada y lo miró seriamente.

—Entonces vete también, ven con nosotros, conmigo. Sé que estás mintiendo Tristan. No quiero que mueras. No así.

Lowis sospechaba que algo ocurría con Tristan y los reyes, pero no quería creerlo.

Las veces que lo vio decaído, las veces que no pudo verlo porque estaba "enfermo", su miedo de ser tocado o de acercarse a alguien...

La sangre le hervía de ira, su pecho dolía y las ganas de llorar lo invadieron, junto con una profunda tristeza. 

—Si no estoy aquí ellos pensaron que algo anda mal, además todavía hay algunas cosas que debo hacer.

—Sólo son excusas—dijo con una expresión tensa.

—Lowis.

—Cállate—dijo a secas, y lo miró con tristeza—Por una vez en tu vida, piensa en ti mismo. Tú te ves como si fueras otra persona, como si tú no importaras. Eres tú, es tu cuerpo, tu vida, preocúpate un poco por tu bienestar. Eres una de las personas más importantes para mí, e incluso me atrevo a decir que eres la más importante de todas, no te atrevas a morir, a sufrir, no quiero verte así—su voz se quebró un poco al final, y bajó la mirada—Pero si aun así no te importa lo que pase contigo, piensa en mí, y como me sentiré si te pasa algo... Sólo vete de aquí, y aléjate de todo esto...

Tristan frunció las cejas y sintió un nudo en su garganta.

Sabía que todo lo que decía era verdad, pero no podía evitarlo. Toda su vida tuvo que verse a sí mismo como alguien más.

«El sufrimiento ajeno no es doloroso, no eres tú quién en verdad sufre»

Y con ese pensamiento llegó a separar su mente de su cuerpo, como si fueran dos cosas distintas.

Aunque, realmente ni él mismo sabía que era lo que dejaba atrás.

—Piensa bien las cosas—dijo Lowis luego de verlo pensativo, se dio la vuelta y se fue.

Tristan cerró los ojos y sintió una punzada dentro de su cabeza, su piel se erizó y su estómago se sintió revuelto.

Abrió los ojos como dos platos, perplejo e incrédulo, y su respiración se aceleró.

Justo acaban de tener un mal presentimiento, su maldición le decía que algo pasaría.

"Maldición ¡¿qué mierdas va a pasar?!"

Trató de calmarse y percibió esa sensación con más claridad.

"Aris...algo pasará con Aris"

Pero sentía que no era del todo cierto, más bien se sentía como si Aris estuviera implicado en el problema.

"¿Qué hago ahora?"

Se sentía contra la espada y la pared. No podía solucionar todo a la perfección, no podía hacer lo que Lowis quería, y ahora con este mal presentimiento, mucho menos.

—Oye—dijo alguien, sacando a Tristan de sus pensamientos.

Quién levantó la mirada y buscó a la persona que había hablado.

—Eres un maldito puto—dijo riendo, un hombre de cabello negro, ojos grises y piel ligeramente trigueña—Ahora entiendo porque los reyes dejaban que jugáramos contigo.

Oliver Slorrance, esposo de una de las duquesas más importantes del continente. Un pariente lejano, con el que no tenía ningún tipo de relación sanguínea.

—Resulta que ellos esperaban al verdadero heredero—se acercó a él y lo sujetó del mentón con rudeza—Tu sólo eres basura inservible, un segundo príncipe que no sirve de nada.

Tristan lo miró con la mirada vacía, y no dijo nada.

—Ahora entiendo porque podíamos follarnos al "próximo rey" Ja' que chiste—dijo riendo—Ahora entiendo las palabras de los reyes.

Con su otra mano acarició su cabello rubio, y lo miró a los ojos con más intensidad.

—Siempre lo supiste ¿no es así? Por eso dijiste "eso" en aquel entonces—y sonrió de manera grotesca—Te imaginas cuánta diversión te espera, más aún si vuelves a ser ese lindo y pequeño niño, extraño más esa apariencia. Eres muy guapo ahora, pero nos gusta que sea más jóvenes.

—Entonces...espero servirle bien, mi Lord—dijo Tristan sin ninguna emoción—Y que lo disfrute al máximo, porque cuando menos se lo espere, le arrancaré esa pequeña cosa que llamas "verga", y haré que se lo trague. Ese será el último momento de placer que sentirá por el resto de su patética vida.

La frialdad en los ojos de Tristan explotó en un segundo.

Ya no sería sumiso ante nadie, ya no se quedaría callado, no dejaría ser pisoteado una vez más.

Había tomado una decisión.

"Bien, me preocuparé por mí, eso es lo que Lowis desea, pero aun así lo salvaré, sin importar que"

Si lo hacían sufrir físicamente, si veían que sufría, dejarían en paz a Lowis....

Oliver se llenó de ira al escuchar sus palabras, y lo abofeteó con todo lo que tenía, pero Tristan apenas lo sintió, ya que Oliver sólo era un humano común y corriente.

—Antes era suave contigo, pero ahora no esperes compasión. No importa cuánto supliques, no tendré piedad, morirás de ser follado tantas veces, y sangrarás por casa pedazo de su sucia piel. No serás más que un trozo de carne, con un agujero destrozado.

Su voz resonó con ira y maldad, lo observó con gran repudio y se fue.

Tristan suspiró y relajó su expresión.

—Posiblemente Lowis ya lo sepa, y sé que no se lo dirás. Pero no sobra decir, "no se lo digas a Lowis, por favor, Ethan"—y diciendo esto miró hacia el interior del pasillo, tras una gruesa y alta columna.

De ella salió Ethan, con el rostro pálido y una expresión angustiosa.

—Tristan...—dijo en voz baja. En verdad no sabía que decir.

—Descuida, todo está bien. Estoy bien—respondió con una leve sonrisa.

—Mentiroso—refutó con preocupación—¿Cómo pudieron hacer...?

—Como si les importara el sufrimiento de los demás. Si no sienten el dolor ajeno, ¿ellos sufren? —se acercó a él y lo tomó del hombro—Por eso necesito que te vayas, para sumir en la desgracia a este reinado, que sólo hace sufrir a las personas.

Ethan no dijo nada y lo miró con tristeza.

—Y dime ¿por qué estás aquí? —lo soltó del hombro y lo observó con atención.

—Eso...—trató de no pensar en lo que acababa de oír y se concentró—Aria se siente inquieto por ciertas razones, y pienso que deberíamos irnos lo más pronto posible.

—Mm, tienes razón—pensó en el mal presentimiento que había tenido, pero no sé lo dijo—Haré que los preparativos estén lo más rápido posible, tal vez dentro de media hora. Todavía hay algunas cosas que tengo que arreglar, y no te preocupes por Lowis, él no se irá con ustedes, tengo otro plan para nosotros.

—De acuerdo, pero ¿ambos estarán bien? —interrogó aún preocupado.

—Sí, no te preocupes—y le dio una sonrisa para tranquilizarlo.

"Por favor, que todo salga bien"

Pensó Tristan en su interior.

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