Capítulo 48: Sólo quiere verme feliz

Ambos se sentaron, Ethan al lado izquierdo del rey y Aris a su lado.

—Te ves muy bien querido—dijo la reina con su usual sonrisa, siempre dibujada en sus labios.

—Gracias... madre, también te ves muy bien, ese vestido púrpura realza el color de tu cabello.

—¿En verdad? —rio encantada y tocó el largo de su cabello.

Los sirvientes entraron y sirvieron la comida, pasteles, tostadas con jaleas y fruta, galletas, té, leche con chocolate y panqueques de vainilla con miel. Huevos, pan tostado con mantequilla y rodajas de jamón frito.

—No sabemos sobre sus gustos, así que pedimos al cocinero que hiciera muchas cosas deliciosas—comentó la reina al ver toda la comida—espero que les guste el desayuno.

—Eso es muy amable de su parte, se los agradezco mucho—dijo Ethan sonriente.
Se sirvió una tostada de jalea y unos huevos—¿Qué quieres tú?—preguntó mirando a Aris.

—Pastelillos—dijo sin mostrar muchas expresiones.

Tristan lo miró con disimulo y pensó:

"Presiento que esto se pondrá un poco tenso..."

—¿Qué clase de relación tienen ustedes dos? —preguntó el rey seriamente, pero con un toque de amabilidad.

—Soy su pareja, en el sentido romántico—dijo Aris sin esperar a que Ethan contestara.

El rey y la reina se paralizaron y sus cejas se crisparon, pero rápidamente volvieron a sonreír y dijeron:

—V-Vaya, que sorpresa—habló la reina.

—No pensé que tuvieras esos gustos—dijo el rey, y añadió—pero es fantástico, no me disgusta para nada que salgas con... hombres.

Ethan lo observó y suspiró en su interior.

"Definitivamente le teme a la maldición por hablar mal del amor¹"

—Gracias, pero no es que sólo me gusten los hombres—explicó dando un bocado.

—¿Enserio? —la expresión del rey se miraba más relajada.

—A mí me gusta Aris por qué es "él", su personalidad y su manera de ser, no porque sea hombre. Si la persona posee algo lindo o agradable me gustará sin importar si es hombre o mujer.

—¿Y cómo es Aris? —preguntó el rey con una extraña curiosidad.

—Pues... tranquilo y sereno, muy serio y a veces de pocas palabras, pero también tiene carácter, es cariñoso y amable—Ethan se sonrojó un poco al decirlo en voz alta, miró a Aris, quién tenía una sonrisa apenas visible.

—Me gustaría conocerlo más—exclamó—Algún día me gustaría hablar y tomar una taza de té—añadió el rey refiriéndose a Aris.

—Claro, será un placer.

—Y espero que no seas alguien celoso—bromeó el rey—Como sabrás, Ethan algún día tendrá que casarse y tener hijos, necesita dejar herederos.

—Lo sé perfectamente—contestó Aris con una media sonrisa.

—De hecho, ayer que estaba pensando en todo eso Aris me ayudó, me dijo que casarme era mi deber, y que no se molestaría por eso. Que lo entiende—dijo Ethan rápidamente.

—Oh...—el rey miro a Aris y sus ojos se tornaron pensativos, dando una mirada intensa—Eso demuestra lo mucho que lo quieres, haces bien—y en sus labios se dibujó una espléndida sonrisa—Y no te preocupes, puedes permanecer aquí en el castillo como nuestro invitado permanente, serías...como su amante o algo así.

Aris sonrió y asintió, pero debajo de la mesa, su puño estaba tan apretada que sus uñas se clavaron en sus palmas.

Ethan sintió un escalofrío y tocó su puño, acarició su mano y siguió comiendo. Y al sentir su gesto él lo miró de reojo y trató de calmarse.

—Pero dejemos eso de lado, en el baile conocerás a esa joven dama, lo prometo. Ahora quiero que me hables sobre tu vida ¿qué has hecho todos estos años? ¿dónde has estado?

—Pues, fui criado por los Dayholt hasta los once años...—explicó Ethan, pero guardó silencio al ver sus reacciones.

Ambos se paralizaron y sus ojos se abrieron como platos, sus respiraciones se volvieron pesadas y sus palabras se atoraron en sus gargantas.

—Los Dayholt fueron masacrados hace mucho, no quedó nadie...—el rey frunció las cejas—¿y cómo es que terminaste viviendo con ellos?

—Bueno...en realidad no sé cómo terminé siendo su hijo adoptivo, siempre fueron mis padres desde que tuve memoria.

—¿Y cómo es que estás...vivo? —preguntó la reina con voz angustiosa.

—Durante el incendio logré escapar, no sé quién lo causó ni porque, pero me alejé lo más que pude. Luego algunas personas me acogieron y desde entonces trabajé en un burdel.

La reina, que estaba tomando té se atragantó con él, el rey se quedó en blanco, y Tristan, quien estaba jugando con su comida con un tenedor se rio entre dientes.

La reina lo miró con ira, pero rápidamente relajó su expresión y trató de calmarse.

—¿Trabajaste en....un burdel? —el rostro de la reina palideció.

—Sí, los que me salvaron trabajaban en uno. Pero debía pagar la deuda que obtuve por mi tratamiento, ya que me encontraba muy mal herido, casi muero ese día. Estuve ahí hasta los dieciséis más o menos, luego de eso trabajé en una tienda de violines, pero no me pagaban mucho así que también fui ladrón un tiempo. Robé un barco y me hice pirata por algunos años. Junté un poco de dinero y mi tripulación se disolvió, así que pensé que sería buena idea visitar la capital, y aquí estoy.

—Oh... vaya, eso...—fue lo único que logró decir el rey.

Aris al menos se divirtió un poco al verlos llenarse de pánico.

—Pero todo eso ya quedó atrás—comentó la reina tratando de ver el lado bueno—Y ya no tienes que hacer...todas esas cosas.

—Mm, aunque ahora que lo pienso—Ethan soltó el tenedor y dijo pensativo—tal vez me encuentre con algunos antiguos clientes aquí.

—¿Q-Qué? ¿por qué? —interrogó el rey.

—Porque en el burdel sólo se atendían nobles. Trabajé en una de las tres famosas "Casas rojas", y supongo que aún me recuerdan, solían acosarme mucho. El Conde Khaythor, el Vizconde Marshwood, el Barón Cherok, el Conde Braham...

Tristan lo miró con la cabeza gacha y entristeció sus ojos.

La reina casi se desmaya y el rey se sintió mareado y con náuseas.

—O tal vez no me recuerden ya que en esa época era muy pequeño, he cambiado mucho desde entonces—añadió con calma.

—No te preocupes por eso hijo—dijo el rey tratado de mantener la compostura—Ahora me gustaría hablar de otro tema.

Tristan miró al rey con ojos serios y suspiró internamente.

—Tenemos un itinerario que cumplir. Primero realizaremos un torneo, los más valientes y talentosos caballeros harán una pequeña demostración. Luego esperaremos por tres días mientras los invitados vienen y se alojan en el castillo, y cuando estén todos los invitados haremos una fiesta, el baile más grande que se ha hecho, con la música más esplendido y el banquete más delicioso que se pueda comer.
Ya empezamos a envía las invitaciones.

—Eso es demasiado—dijo Ethan perplejo.

—Claro que no—el rey se quedó pensando unos segundos antes de decir—Eres el príncipe heredero, y tú nombre de nacimiento es Louis Hendrick Slorrance, así que ese será el que usarás cuando sea necesario, y así te diremos nosotros de ahora en adelante.

—Está bien—dijo con un poco de duda—aunque es extraño que me llamen así de repente.

—Te acostumbrarás—comentó la reina Lisbeth.

—Y sobre tu repentina aparición—dijo el rey—L-Lamentablemente ya no podemos decir que estuviste estudiando lejos...alguien podría reconocerte y quedaríamos como mentiroso.
Así que tendremos que decir la verdad, que desapareciste repentinamente cuando eras bebé, y por eso nombramos a Tristan el heredero, tu hermano gemelo, pero que tú fuiste el primero en nacer. Que milagrosamente te encontramos y que ahora tú vuelves a ser el heredero.

—Genial—dijo Tristan sin cambiar su expresión—siempre quise tener un hermano gemelo.

—Ustedes se parecen mucho—dijo la reina encantada—no habrá problema.

—Y luego de que el baile termine estudiarás para ser un rey digno—comentó el rey Nathaniel.

—...De acuerdo—dijo Ethan un poco ido.

Y entre más lo pensaba más se preocupaba, permanecer en el castillo hasta el baile sonaba muy agotador, los reyes le daban mala espina y la actitud de todos los sirvientes en el palacio se lo confirmaba, incluido Tristan, quién no podía ocultarla del todo de Aris. Él veía la inquietud en sus ojos tan claramente...

Los reyes dejaron que ambos pasaran el rato como ellos quisieran, que fueran a cualquier parte dentro del castillo y que comieran lo que se les antojara.

El torneo estaría listo en tres días, y los primeros invitados aparecerían para asistir a él. La invitación decía que debían asistir lo antes posible, pronto se haría un anuncio importa dentro de la corona. Nadie planeaba faltar a un evento tan grande y misterioso como ese, todos los nobles y familias de dinero irían gustosos. Sólo un tonto no aceptaría una "Invitación Real".

Aris y Ethan la pasaron de maravilla. Tener citas en un palacio tan hermoso era como un sueño, nadie los molestaba y los lugares eran espléndidos.

—Ah, se siente tan bien—dijo Aris tirado en la cama.

—¿Enserio? que bien que te guste—dijo sonriendo—Luego también quiero uno.

—Mm, te daré los masajes que quieras—musitó mientras se relajaba y cerraba los ojos.

Ethan rio y siguió masajeando su pie.

—En estos momentos agradezco a los dioses por dejarme tener piernas.

—¿Sólo en estos momentos? —preguntó con ambas cejas alzadas.

Aris abrió un ojo y se sonrojó ligeramente.

—Bueno, también lo agradezco en otros momentos—susurró y volvió a cerrar su ojo.

Aris estaba acostado boca arriba y Ethan le daba un masaje en los pies, sentado también en la cama con las piernas cruzadas.

—Aris—llamó luego de reírse un poco—Ahora que mencionas a los dioses ¿Qué piensas sobre tu papel como "Elegido"? nunca te lo he preguntado directamente.

Aris abrió los ojos y lo miró seriamente.

—Mientras no interfiera con nosotros no me importa. Aunque no sé para qué me necesita Amanzi.

—Yo estaré a tu lado, así que no te preocupes, y si puedo ayudarte lo haré—dijo con una suave sonrisa.

—Pero no te dejaré hacer algo peligroso, aunque no puedas morir no quiero verte sufrir por mi culpa, y si puedo evitar que te lastimes lo haré.

—Está bien—dijo soltando su pie y se acomodó a su lado, lo abrazó por la cintura y sonrió—Dejaré que me cuides.

—Confía en mí, te cuidaré con mi vida.

—Mm....—lo soltó y se acostó boca abajo—Ahora quiero mi masaje. Eso es parte de mi cuidado también.

Aris rio y rápidamente se sentó en sus glúteos.

—De acuerdo—deslizó sus manos por su espalda hasta sus hombros y dijo en voz baja—Pero no te quejes si te rompo la espalda.

—Se amable—suplicó fingiendo estar asustado—No seas rudo esta vez—añadió con voz lenta.

Aris presionó sus pulgares en sus hombros y se inclinó más hacia él.

—Pero si dijiste que te gustaba un poco rudo—apartó un poco su camisa y masajeó directamente su piel—¿o ya lo olvidaste?

—...Al menos no al principio—respondió Ethan mirándolo desde su posición—deja que me acostumbre.

—De acuerdo—sonrió de manera coqueta y siguió masajeando su espalda.

Ambos estaban acostados sobre el césped debajo de un árbol, uno al lado del otro.

—¿Qué tal si vendemos tus pociones en el mercado negro de magia? Haremos mucho dinero con ellas.

—Mm, no lo sé...

—Eres un estupendo mago de agua, y tus medicinas son maravillosas. A mí no me sirven de nada, pero pueden ayudar a otros—explicó Ethan con entusiasmo.

—Ya somos famosos por vender hielo, no quiero arriesgarnos más.

—Mm....buen punto, pero necesitamos dinero si queremos escapar de aquí—comentó en un susurró—Quien sabe cuánto tiempo tendremos que escondernos y huir.

—Eso es lo de menos. Si ellos se entrometen los aniquilaré, así de fácil.

—Aris—dijo preocupado.

—Está bien, no mataré a nadie si no es necesario. Pero conmigo no tienes que temerle a nadie.

—Lo sé—acarició su cabello y dijo—Pero no quiero que tus manos se manches de sangre. Aún más...

Aris giró la cabeza y lo miró a los ojos.

—¿Por qué temes? ¿a qué le tienes miedo?

Ethan guardó silencio unos segundos, y sin apartar su mirada respondió:

—Lo has escuchado muchas veces, pero jamás me cansaré de decirlo: Te amaré sin importar qué hagas o quién seas—acercó su mano y acarició su mejilla—Pero cuando pasa algo que te hace enojar mucho, o cuando se trata de mí, tú...los demás...

Ethan no sabía cómo decirlo, así que sólo guardó silencio.

—No hay nadie en el mundo que me conozca más que tú, de igual forma que me conoces a mí. No soy humano, pero aun así llegué a sentir fascinación por ustedes, pero al darme cuenta de todas las cosas malas que hacen, de las cosas que pueden hacerte, yo...ya no pude seguir amándolos. Todos están por debajo de ti, y sé que eso te preocupa. Aunque ya no puedo saber la verdad en tus ojos sé que eso es lo que piensas.
¿Temes que vuelva a perder el control? ¿que caiga en la locura otra vez?

Ethan desvío su mirada.

—Mm....Ambos sabemos que tu mente es frágil. Todo lo que viviste, y lo que pasó en la isla...

—¿Crees que soy malvado?

Ethan lo miró rápidamente a los ojos y tensó su expresión. Reflejando pesar y preocupación.

—...No lo sé, por eso tengo miedo. Me preocupa tu bienestar, y eso incluye lo mental. No quiero verte mal.

—¿Recuerdas esa conversación que tuvimos en el teatro? —preguntó Aris mirando hacia el cielo—Sé que sólo fue una charla sin importancia, pero cuando pregunté si me seguirías amando, aunque fuera un monstruo...tu mirada era compleja, me respondiste con la verdad, pero también estabas preocupado, de que en verdad me volviera uno.

Cerró los ojos y respiró profundo.

—Intento ser más empático con los humanos, sé que no todos son malos. No disfruto matar personas o verlas sufrir, pero cuando estoy realmente enojado yo... simplemente pierdo el control. Sin embargo, hay un pequeño momento en el que pienso en ti, y me digo: «Ethan no disfruta verme así, él sólo quiere verme feliz»
Y con ese pequeño momento de lucidez me tranquilizo. Nunca me he llegado a enojar a tal grado de perder el control, y espero que nunca pase.

Giró la cabeza y lo miró a los ojos, sonrió débilmente y añadió:

—Trato de ser la mejor persona para ti, y también por mi propio bienestar, sé que sólo quieres lo mejor para mí.
Eres demasiado bueno Ethan, incluso para alguien como yo.

—No digas eso Aris.

—La brillante estrella hecha por el mismo dios del destino. Un alma demasiado pura para este mundo...—dijo con una tierna sonrisa.

—No es cierto—frunció las cejas y exclamó—también puedo ser malvado.

—Lo sé—besó su mejilla muy despacio, y lo miro tan cerca que ambos podían sentir la fragancia del otro—pero creo que mi maldad basta para ambos.

Ethan entrecerró los ojos y lo observó pensativo.

—Ya no te preocupes por mí Ethan, no le haré daño a nadie. Porque si quisiera ya nos hubiéramos ido de aquí hace mucho, y hubiera matado a todo el que se interpusiera en nuestro camino.

Se levantó y se sentó en el césped, inclinó su cabeza y lo miró hacia abajo.

—Pero me gustar estar aquí contigo.

Ethan se levantó y suspiró con una expresión suave.

—Está bien, ya no me preocuparé, confío en ti—dijo en voz baja y tocó su cabello.

Aris le sonrió y le dio la espalda.

—Gracias.

Ethan se acomodó en el césped y le quitó la cinta del cabello. Acarició sus suaves mechones plateados y comenzó a peinarlo.

Le encantaba jugar con su cabello, y cada vez que podía le hacía peinados junto con pequeñas trenzas.

—En cierta manera también quiero estar aquí—dijo Ethan. Y mirando unas flores púrpuras no muy lejos de él las tomó—Quiero bailar contigo en la fiesta, apuesto a que te verás muy guapo ese día.

Aris rio suavemente y se encogió, abrazando sus rodillas.

—Tú también te verás muy guapo, ya puedo imaginarlo. Bailando en ese enorme salón, suena tan romántico.

—Mm—Ethan tomó la mitad de su cabello y lo sujetó en una pequeña coleta, hizo trenzas por todos lados y enrolló mechones, y entre todo eso enredó las flores púrpuras—Y con el único que bailaré será contigo. No me importa tener que rechazar a una que otra persona.

—Vaya, sí que eres malvado—se burló riendo—¿Y si tu futura esposa quiere bailar contigo?

—Le diré que no.

—Los reyes se van a molestar—dijo con ironía.

—De todas maneras nos iremos ese día, incluso les puedo dejar una nota diciendo: Hasta nunca.

—Yo les dejaría una que dijera "Váyanse a comer mier...."

—Aris—regañó Ethan riendo.

—¿Qué?

Siguieron bromeando un rato más y luego se fueron del jardín.

Debían ir con el sastre real para sus atuendos del baile, que sería en menos de una semana. Todos estaban ocupados y alterados por la fiesta, todo debía ser perfecto en poco tiempo.

Este sería uno de los bailes más grandes que la familia real realizaría en todos sus años de mandato. Y todos tenían curiosidad del porqué, y a quien era dirigido tan pomposo evento.

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