02
Cuando Egipto finalmente decidió moverse, estiró sus alas para llegar lo más rápido a la sala del trono, que era donde actualmente se encontraba su Faraón, y a donde la reina se dirigiría actualmente.
Llegó rápidamente al salón del trono posándose en el borde de la ventana, sus ojos recorrieron el lugar buscando a sus sacerdotes, ya que incluso si no planeaba interferir en lo que estaba por ocurrir, aún le gustaría tenerlos cerca, lo harían sentir menos como un intruso en la habitación y más como la nación que realmente era.
Rápidamente se dio cuenta que ni Huy ni Hotep se encontraban en el lugar, lo que le pareció un poco raro pero no le dio demasiada relevancia, ellos tenían otras labores que hacer, no tenían la obligación de estar para él todo el tiempo, aunque, sí que pudo ver a otros sacerdotes saliendo de la habitación, pero, como descubrió hace mucho tiempo, ninguno de ellos podía verlo, no eran lo bastante poderosos para eso, o eran de aquellos que lo ignoraban por completo, lo que si bien era molesto, no era nuevo y ya se había acostumbrado a esos irrespetuosos.
Viendo que él solo iba a ser un simple espectador en todo esto se acomodo en la ventana y miró a su Faraón, notando rápidamente lo tenso que este parecía, es como si su presencia estuviera absorbiendo toda la luz que entraba a la habitación, como si en cualquier momento fuese a ordenar la muerte de quien se atreviera a siquiera mirarlo de la manera equivocada...
Bueno, eso explicaba por qué los únicos que quedaron en la habitación aparte del Faraón fueron dos guardias, uno a cada lado de la puerta, aunque claro, desde la parte de fuera de esta...
No pasó mucho tiempo para que la reina junto al príncipe Ramses y las 2 criadas entrarán por la puerta, los guardias con ellas, su Faraón en realidad pareció relajarse un poco al ver a su familia, claro, hasta que vio lo que sostenía su esposa.
—¿Qué es eso?— Su voz salió con toda la calma y el poder que sus faraones solían tener en el momento en que miró al bebé Moisés en brazos de su reina.
—Llegó en una canasta a través del río, mi señor— Contestó ella con calma, como si no hubiese nada malo en eso— Sus padres deben haberlo puesto ahí para salvarlo— ella no necesito decir de quién lo estaba salvando y la cara que su Faraón puso dejó claro que entendía lo que su mujer implicaba.
Sin dejar que eso le afectará, Egipto vio a su Faraón chasquear los dedos antes de darle una orden a lo guardias —Llévate a este niño, tratarlo como a los demás—
No por primera vez en su existencia, Egipto quería poder ser visto por la gente, quería intervenir en el momento que vio a ambos guardias dirigirse hacia el infante, sus rostros carentes de cualquier empatía por la situación, quería pararlos, no solo porque realmente creía que Moisés mereciera vivir (por lo dioses llegó a través del Nilo sin rasguño alguno, si eso no era mensaje divino, no sabía qué lo era) si no que Ramses seguía en la habitación, ¿qu-
La firme voz de su reina detuvo sus pensamientos cada vez más frenéticos.
—No— Su voz parecía poseer el mismo poder que la de su esposo, los guardias se detuvieron en seco al escucharla.
Los oscuros ojos del Faraón brillaron con una mezcla de sorpresa y enojo, no era para menos, la reina Tuya jamás lo había desafiado, al menos no en público, dándose cuenta de eso, ella les ordenó a las criadas sacarán a Ramsés de la sala y lo llevaran a su habitación. Los guardias, dándose cuenta que sus gobernantes ya no parecían necesitarlos, salieron para retomar sus posiciones anteriores, cerrando la puerta en su salida.
Sus gobernantes y el pequeño bebé quedaron solos en menos de un minuto.
Como si fuese una señal su Faraón pareció relajarse, incluso si la situación aún era tensa, con algo que casi podría llamarse calma se quitó el tocado y la barba falsa, casi de inmediato se frotó la frente intentando aliviar el dolor de cargar su peso tanto tiempo.
Finalmente se dió la vuelta para encarar a su esposa, el cansancio de todo el día bastante claro en su cara y voz ante sus siguientes palabras.
—Cuando doy una orden no debo hacer excepciones— Sus ojos no miraban a su mujer, sino a las ventanas, a través de él, a la ciudad que se alzaba a la distancia, resguardada por las estatuas de antiguo faraones— Mi palabra es la ley de Egipto, romper mi palabra, incluso por amabilidad, hará que más adelante se comience a cuestionar, deberías de entender eso.—
—Tú debiste pensarlo mejor antes de tomar una decisión como esa— Replicó la reina.
—Fue algo necesario— Sus ojos no se habían movido de lugar.
—Fue algo cruel— La reina lo declaro como si de un hecho se tratase, y bueno, lo era, ¿no?
¿Qué era más cruel que asesinar a cientos de bebés frente a sus propias madres?
—¿Crees que no lo sé?— Su Faraón espetó, finalmente volteando a mirar a su esposa. El remordimiento e ira por sus acciones salían en oleadas de su cuerpo, una ira en sí mismo que dirige hacia afuera con la esperanza de no quemarse en ella— ¿Acaso crees que me regocija tener la sangre de esos niños en mis manos? pero dime, mi señora, ¿cómo te sentirías tú si fuese la sangre nuestro hijo en las manos de esclavos rebeldes?—
Esas palabras tuvieron un efecto inmediato, en el momento siguiente la reina perdió una parte de su compostura, dando unos pasos atrás, como si quisiera huir de aquella horrible imagen, al mismo tiempo que se aferraba más al infante en sus brazos, como si intentará protegerlo del horrible mundo en que le tocó nacer. Si tan solo fuese así de fácil.
Su Faraón continuó hablando, como si no acabara de hablar del hipotético asesinato de su primogénito.
—Tú sabías de los disturbios en las calles, de los supervisores y soldados asesinados, las amenazas, las demandas, algo tenía que hacerse con respecto a eso, ¿no?— Miro a Tuya esperando su respuesta ante toda la situación.
Y Egipto sabía que ella, aunque a regañadientes lo entendía, el país dependía del trabajo de los esclavos, si de repente les empezaban a pagar lo mismo que a los trabajadores egipcios causaría estragos en la economía, porque todos querrían más dinero, porque nadie querría renunciara su posición social, nadie quería estar al mismo nivel que un esclavo.
Empezar a tratar a los esclavos con justicia causaría un cambio en la estructura social para el que ni el gobernante ni la nación se sentían preparados para siquiera contemplar como una opción.
Egipto temía traer con ellos otra época de anarquía o peor, que otras regiones aprovechen la debilidad que algo así provocaría para intentar conquistarlo, destruirlo, esclavisarlo. No estaba dispuesto a revivir ninguna de esas experiencias, mucho menos la remota posibilidad de vivir ambas al mismo tiempo.
Su Faraón tenía razones menos profundas, él simplemente era muy tradicional, no es que no fuese algo malo, la tradición era, después de todo la fuente y columna de su poder, ¿qué era si no la Estrella de la Mañana y de la Tarde?...
El era Seti I, su Faraón, que a pesar de todo lo que se suponía era un faraón este seguía siendo un simple humano, un humanos terco, de mentalidad estrecha y despiadado, el cual se había casado con una mujer que era, en todo menos su terquedad y amor por su familia, todo lo contrario a este.
Un hombre que podía ser suficiente para su esposa, pero que nunca parecía ser suficiente para Egipto como nación en su propia cabeza.
Antes de dar su respuesta, su reina se acercó a Seti y tocó su brazo con la intención de calmarlo, algo que tuvo el efecto deseado unos momentos después.
—Lo sé mi amor, lo sé, pero, ¿has considerado que, tal vez, este niño fue enviado por los dioses— La reinna Tuya mantuvo su voz tranquila, observando tranquilamente la expresión que su marido pondría.
Seti levantó una ceja con intriga ante tal sugerencia de su esposa. —¿Qué es lo que te ha dado esa idea?—
Por qué es la única explicación lógica para todo lo que a ocurrido desde que Egipto vio esa canasta entrar a la salida a Nilo de palacio, pero decidió solo escuchar lo que su reina diría a continuación, en lugar de explicar cosas que nadie más escucharía.
—Sobrevivió a posibilidades imposibles— La voz de Tuya era firme mientras explicaba su razonamiento. — Y el gran Nilo, portador de vida me lo dio a mi, de todas la personas, hoy de todos los días, sus padres lo dejaron en el río intentando salvarlo aún sabiendo cuán poca o nula esperanza había de que lo logrará, pero lo hizo, es una señal amor, lo presiento. —
Finalmente dejando su lugar en las ventanas, Egipto se acercó a sus gobernantes justo cuando Seti bajo su mirada hacia Moisés, el cual había sido alzado por la reina para acercarse más al faraón.
—Si él es una señal— Seti extendió su mano para acariciar la mejilla del adormilado bebé, su voz bajó lo suficiente en lo siguiente que dijo que casi se lo perdió, concentrado como estaba en la escena desarrollándose frente a él— ¿qué es lo que significa?—
Al mirar a su Faraón, Egipto podía ver un brillo, casi suplicante, en sus ojos, que decía más de lo que su voz delataba, él esperaba que fuera una señal, aunque nunca lo diría en voz alta. Seti lamentaba todo esto tanto, no, lo lamentaba más que él, Egipto había visto cosas horribles a través de cientos de gobernantes, esto, aunque duela, en unos años, tal vez siglos, no sería más que otra mala decisión que esperaba nunca tener que repetir.
Pero él tenía mucho tiempo para llegar a una especie de acuerdo con todo esto, Seti estaría toda su vida, y tal vez la siguiente, con el arrepentimiento y conocimiento de la sangre con la que hoy se manchó las manos.
Y, en el fondo, Egipto esperaba que al criar a un niño hebreo, su Faraón podría encontrar alguna manera de manejar toda la situación con los hebreos de manera que algo como esto no pudiera volver a pasar, solo tal vez Moisés pueda ser un el comienzo de una era en la región.
Como si leyera sus pensamientos, Tuya respondió —Esperanza— Y era algo en lo que Egipto no pudo evitar creer y viendo como su Faraón miraba al niño, él tampoco podía.
Moisés era un regalo de los dioses.
Moisés podría ser lo que hace falta para terminar todo el problema con los esclavos hebreos.
Podría lo que ser lo que evitaría que Israel intentara matarlo cuando se encuentren esta noche.
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No se escribir gente hablando, lo siento :''')
Wattpad me borró esta cosa 2 veces hasta que se guardó por fin.
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