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El sol aún no estaba en los más alto del cielo cuando Egipto observo desde lo más alto del palacio ha cientos de soldados bajando hasta los hogares de los hebreos, listos para cumplir las ordenes de su Faraón.

Casi podía ver la expresión en la casa de Israel cuando se diera cuenta de la cantidad de soldados que se acercaban a su gente, especialmente considerando que todos los hombres ya encontraban trabajando en las construcciones y los únicos en esos momentos eran las mujeres, los niños y los que ya eran demasiado viejos como para ser de utilidad en las obras.

Prefería no pensar en la cara de horror que él pondría cuando se diera cuenta de para qué estaban ahí.

Rayos, esto sería más fácil de ignorar si fueran niños que al menos tuvieran una idea de qué pasaba a su alrededor.

Estos eran bebés que no entendían nada, eran bebés que morirían devorados por cocodrilos o acuchillados por un soldado.

No necesitaba ver su cara para saber que Israel no le iba a perdonar pronto, tal vez nunca, por esto esto y eso le dolía, incluso cuando estaba casi seguro de que con el tiempo volvería a hablarle, porque aparte de Egipto nadie más hablaría con él, sabía bien que su ya tensa relación se vería aún más dañada después de esto.

Es por eso que había elegido ir hasta aquí arriba, ya que ni sus sacerdotes ni Israel podrían ver su rostro, solo su silueta, si lo buscaban, claro.

No podrían ver cuando se estaba arrepintiendo de esto.

Una ventaja de que ser invisible para casi todos es que pocas personas se preguntan o tratan de saber qué te ocurre...

¿Sus sacerdotes? Ellos no piensan demasiado en lo que hacía o a donde iba, mucho menos pensarían en interrumpirlo, él era lo más cercano que tenían a un enlace directo con los dioses, no lo molestaría a menos que fuera de suma importancia.

Y de todas formas, no tienen muchas razones para buscarlo aquí.

¿Israel? Él probablemente creería que estaba admirando la orden más reciente de su Faraón, e inmediatamente le acusaría de ser quien lo planeo todo la próxima vez que se encuentren cara a cara (no es que se equivoque al asumirlo).

...Y, eso era todo, no había nadie más en estas tierras que pudiese verlo o hablar con él...

Antes de poder perderse por completo en esos pensamientos decidió bajar de allí, por un momento pensó en dirigirse donde su Faraón, pero era lo más probable que el  hombre estuviera en su trono intentando convencerse de que esto era lo mejor, más o menos como él lo intentaba ahora.

Decidió entonces ir a donde la reina Tuya se encontraba junto al príncipe Ramses II, recuerda levemente la discusión que la reina y su Faraón tuvieron una vez que ella se entero de esa orden, no fue la gran cosa, pero la reina definitivamente no estaba contenta con la orden.

Demasiado tarde para detenerla, pero lo suficientemente temprano como para alejarse de ello y fingir que no estaba ocurriendo.

Recuerda que ella menciono llevar a Ramses lo más lejos posible de lo que ocurriría ese día, así que decidió dirigirse hacia la salida al Nilo que poseía el palacio, que era lo más lejos que se podía ir, ya que estaba hasta el otro lado del palacio. 

Afortunadamente ella se encontraba ahí, jugando junto al infante en el agua, con dos sirvientas acompañándolos.

Se sentó en los escalones con lo pies en el agua observando la escena junto a las criadas, y por breve pero maravilloso momento, casi podía fingir que nada estaba ocurriendo y este era solo un día más, que nada malo estaba pasando afuera de las puertas del palacio.

Por supuesto, fue en ese momento que algo entro flotando en su campo de visión.

Un bebé llegó en una cesta por el Nilo.

Alzó la vista, para comprobar que sí, había una canasta flotando hacia su reina y el principie, se adentro más en el agua, pasando junto a esa canasta para intentar descubrir de dónde vino, o bueno cómo es que parecía tan intacta.

Cuando estuvo casi llegando a la entrada vio como una niña hebrea, abriendo una cortina que se encontraba junto a la columna, no estaba muy escondida realmente, pero al menos ahora sabía de dónde vino la cesta, volteo levemente viendo a su reina abrir la cesta, primero parecía sorprendida, pero después... ¿sonrío?

...¿Esos eran los sonidos de un bebé?

Es como si todo a su alrededor se hubiera detenido, un bebé, un bebé hebreo estaba justo enfrente de su reina, un bebé que había llegado por el Nilo sin ser herido, la niña- pensó brevemente- ella no parecía que había cargado al bebé desde tan lejos por toda la orilla del Nilo, lo que significaba-

Significaba que Hapy* había protegido a un bebé hebreo y lo había guiado hasta acá sin rasguño alguno.

Estaba tan aturdido por esa conclusión que casi se perdió el hecho de que la niña había comenzado a cantar.

Ya estas a salvo...

 y libre serás...

Volvió a mirarla con incredulidad marcada en su cara, esa niña estaba cantando a no menos de 3 metros de la mujer más poderosa de estas tierras y cantaba como si no hubiese nada malo o raro con ello...

Crece hermanito...

 y su canción era bastante...

Regresarás...

Vuelve, liberanos...

Tú...

Mientras cantaba lo último la niña cerro la cortina y se alejo, pero Egipto ya no le estaba prestando atención a ella, su mirada había regresado a donde su reina se encontraba cargando y sonriendole al pequeño hebreo.

No muy sorprendido pero igualmente sin palabras se dio cuenta de lo que iba a pasar cuando vio a la reina saliendo del agua aferrándose al niño, las sirvientas parecieron a punto de decir algo antes de ser calladas por una mirada interrogante de la mujer.

Ella ignoro a Ramses cuando este le pidió ser cargado.

—Vamos Ramses— dijo ella mientras seguía caminando sin detenerse —mostremos a Faraón a tu nuevo hermanito... Moisés—

Fue lo último que escucho Egipto entes de que entraran a palacio y el lugar se quedara solo.

Egipto no sabía como sentirse realmente ante como se desarrollo todo esto.

Por un lado, los dioses parecían querer a ese niño vivo (no podría haber sobrevivido de otra manera al Nilo), pero por el otro, esa niña parecía creer que el bebé -Moisés- se recordó- su nombre  ahora es Moisés- podría "liberarlos" en un futuro.

El mero pensamiento era risible, Moisés sería criado por egipcios, aprendería a ver a los hebreos de la misma manera que los egipcios lo hacían.

El hecho que todas las esperanzas y sueños de libertad de los hebreos estuvieran puestos en un niño que crecería criado por sus enemigos...

Lo hizo sentir... extrañamente aliviado, parecía como si todo lo ocurrido hoy no les hubiera quitado por completo su esperanza. Incluso si todo esto solo parecía un último acto desesperado.

No sabía que ocurriría con él ahora con la llegada Moisés, pero estaba ansioso por averiguarlo.

Comenzando por ver cómo la reina convencía a su Faraón de aceptar a un hebreo en la familia real...

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Hapy:  uno de los dioses asociados al rió Nilo.

¿Se nota que no quiero llegar a conversación entre Israel y Egipto? Apesto en escribir diálogos

Bueno, en otras noticias, ¡al fin termine la portada para esta cosa!

O al menos lo será hasta que tenga tiempo de hacer algo mejor que esto...

Y por último voy a intentar poner al menos un dibujo en cada capitulo de ahora en adelante, así que para el que lea esto no se aburra con mi horrible narración.

Bueno, sin más que agregar, ¡Hasta luego!

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