Príncipe Bumblebee.

—Bee, volviste muy rápido, ¿Pasó algo?— Ratchet estaba confundido y preocupado por el regreso tan presuroso de su amigo.

—¿Ratchet? Vaya, pensé que sería más interesante, pero ese portal solo me trajo a ver las mismas fastidiosas caras...— El Príncipe estaba decepcionado, aventó a los pies del doctor un artefacto no reconocido para los humanos, pero sí para él.

—¡La llave del portal! ¿Qué hiciste idiota? ¡Me tomará días repararlo!—

—Un segundo, plebe— El monarca estaba indignado, miró con desprecio al bot, barriendolo con la mirada. Ratchet lo veía con enojo e intriga: ¿Quién era él? Quedaba claro que no era su amigo scout.

—No te atrevas a hablarle así a tú Príncipe — aclaró.

—¿"Mi Príncipe"?— Ratchet estaba incrédulo.

—Por supuesto, ¿"Príncipe Bumblebee"? ¿"El príncipe de cybertron"? ¿"El hijo de Megatron y Optimus Prime"? ¿No te suena? —

Ratchet negó y poco a poco se quedó boquiabierto.

—Espera, dijiste...—

—Ratchet, Bumblebee, ¿Se encuentra todo bien?—

Prime surgió de entre las sombras, extrañado por escuchar la voz de su amigo en primer lugar. Pero sobre todo, por lo rápido que había regresado.

¿Quién diría que la sorpresa se transformaría en confusión en un segundo con tan solo una palabra?

Pues tras ver al Prime, el príncipe corrió a sus brazos. De alguna manera era de esperarse por el gran cariño que el pequeño le tenía a su líder, solo que no contaban... Con un pequeño detalle.

—¡MAMI!—





Mientras que los autobots lidiarían con el pequeño y mimado príncipe.

Nuestro amado scout se encontraba siendo reparado por el Ratchet de la otra dimensión.

—Ya quedó— levantó sus herramientas dejándolas a un lado. Y sacudió sus manos.

—Muchas gracias Ratchet, de verdad lo lamento— se disculpaba el Prime, acercándose a la camilla de metal dónde un muy confundido Bee se encontraba mirando al techo.

—Este niño siempre te da molestias, pero ya me las va a pagar llegando a casa...—

Sonrió Optimus, bromeando con su amigo; mientras su mano se posaba en la cabeza del scout, acariciándolo.

—Para nada, es parte de mi trabajo, aunque es extraño...— miró con atención la pequeña cámara de voz del supuesto monarca con intriga.

—¿Qué es extraño?— preguntó preocupado de inmediato el Carrier, si algo malo le pasaba a su pequeñito teniarque saberlo de inmediato.

—Mmh... No, nada, olvídalo, paranoia de doctor—

Optimus respiró aliviado.

—Me asustaste mucho—

Ratchet se rió un poco tirando la vieja caja de voz de Bee a la basura.

—Lo siento, Prime—

—Bueno, supongo que ya nos vamos, tengo que llevar a este travieso a casa, tengo que hablar con él— miró de reojo al scout, quien estaba asustado. ¿Por qué? Si él no había hecho nada malo. Pero sentía el aura de decepción de Optimus y eso... Lo hacía sentir mal.

—Di "adiós doctor Ratchet"—

Esto era tan vergonzoso, Prime en serio lo trataba cómo un Sparkling.

Bee lo miró suplicando que no lo obligara, pero fue en vano.

Se aclaró la garganta y se dirigió a Ratchet:

—Adiós doctor Ratchet —

Ratchet solo asintió, se acercó y palmeó la cabeza de su paciente.

—Ya deja de meterte en problemas, preocupas demasiado a tu Carrier—

Bumblebee asintió un poco.

¿En qué momento había aceptado su rol en está situación?

No lo entendía, él tenía una misión.

—No, un momento, yo no...—

Estaba apunto de aclarar sobre su misión cuándo se vió interrumpido por el agarre de Optimus en su cuerpo.

—Espera, tengo que decirles algo—

—Estar en el consultorio no te salvará de tú sermón en casa, jovencito—

El scout quería desmayarse, desaparecer. Morirse si era posible.

Optimus lo tenía cargado tal cuál un bebé. Por instinto, Bee se sujetó del cuello de Prime, quién usó esto para arrullarlo dándole palmaditas en la espalda, mientras caminaban.

El campo de Optimus se volvió cálido, con la intención de que Bumblebee se quedara dormido.

Lo trataba con tanto amor, era tan genuino. Se sentía tan protegido en ese momento, que sus manos empezaron a soltarse del agarre, colgando a sus costados. No tenía miedo de caerse, pues las manos de su protector lo sujetaban con fuerza pero sin lastimarlo, era un tacto firme.

—No me quiero dormir...—

—Anda duerme, está bien, te despertaré cuándo lleguemos—

Optimus besó la frente de su pequeño Sparkling y soltó una risita.

—Mi pequeña abejita, eres toda la alegría de mamá—

Bee ya solo lo escuchaba entre sueños, pues el poder del campo electromagnético del Prime en serio era fuerte.

Sintió cómo una de las manos de Optimus se soltó del agarre para poder acariciarlo, seguido de varios besitos en su mejilla.

—Te amo, descansa—

Bee solo asintió un poco, acurrucadónse y con sus últimas fuerzas respondió:

—Yo a ti...—

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