9° CAPÍTULO

-- ¡Es un insolente! _ El General, susurro aquella frase mientras se iba hacia la tienda de su espía.

-- ¡Idiota!, ....Todos saben que estas de parte del Príncipe Diamante, y qué harías cualquier cosa por sabotear al Príncipe Seiya _ Naraku evoco esos pensamientos, mientras miraba la espalda del General, el cual caminaba hacia una tienda de campaña.

Mientras que Seiya, se quedó en su tienda, comenzó a idear su siguiente plan, pero hasta ahora solo una idea le estaba agradando.

Las horas pasaron y el espía que había enviado el General Tai, ya se encontraba de regreso, así que fue y se reportó ante su superior; este al recibir las noticias que traía, no le agrado mucho ya que solo podía significar una cosa, y eso era más tiempo en el campo de batalla.

-- ¿Por más que el Príncipe, intente ganar, se le será imposible, verdad? _ En tono preocupado el General se dirigió al soldado.

-- Tal parece que es así General, .... ¿Qué haremos? _ En tono preocupado pregunto.

-- Lo que solo nos queda hacer, .... Estar al lado del Príncipe Seiya hasta el final, y si es posible caer junto con él, .... No podemos abandonarlo _ En tono resignado contesto el General Tai.

-- Si General, .... Con su permiso _ Y haciendo una breve inclinación con su cabeza, el soldado se retiró de lugar.

El general un poco pensativo, comenzó a caminar de norte a sur con las manos en las espaldas, mientras intentaba ordenar sus ideas, para poder darle la noticia al Príncipe.

-- ¿Creo que llego el momento de la verdad? _ Y sin decir más, el General Tai salió hacia la tienda de campaña de Príncipe.

Al llegar a la entrada de la tienda, los guardias le informaron que el Príncipe se encontraba con los soldados, junto a la hoguera.

El General al escucharlos, se limitó a agradecer la información brindada y se dirigió hacia la hoguera, donde era el lugar preferido de los soldados, durante las noches.

Y es ahí donde encontró al Príncipe Seiya sentado al frente, mirando cómo era el danzar de las llamas.

-- ¡Majestad! _ El General Tai, hizo una reverencia mientras se presentaba al Príncipe.

El Príncipe que se encontraba de espadas a él, simplemente le indico con un movimiento de cabeza, que debía de proseguir con su relato.

-- ¡Majestad!, .... ¡Según lo que el espía me informo!, .... Es que el ejército de Takshila sigue avanzando, .... Tal parece que las bajas que sufrieron en el Gran Rio Azul, no les ha intimidado ni detenido en ningún momento _ En tono serio el General Tai hablo.

El Príncipe Seiya que escuchaba todo muy atentamente lo que el General le dijo, se cayó para luego analizar y ver por algunos segundos el fuego de la hoguera; estiro la mano y saco de este un pequeño pedazo de madera del cual el fuego se alimentaba y comenzó a jugar con la madera que estaba prendida en uno de los extremos; la comenzó a agitar de un lado a otro, como si tratara de dibujar un abanico en el aire.

El General que se encontraba a su espalda, esperaba que el Príncipe le diera alguna orden o que por lo menos se volteará y pueda verlo directamente a los ojos.

-- Deténgales General, ya sea por la fuerza o mediante engaños, .... Pero deténgalos _ Con una voz muy tétrica el Príncipe Seiya hablo.

Y mientras lo hacía no dejaba de jugar con el pedazo de madera prendido en fuego, ni dejaba de ver hacia la hoguera, al final de su orden el Príncipe Guerrillero lanzo par atrás la madera con fuego, para que este cayera en los pies de su General.

A lo que el General al ver aquella acción, entendió que el Príncipe Seiya le indicaba que estaba confiando en él y por lo cual el General debía de idea una estrategia para poder ganarse la gracia del Príncipe Guerrillero.

Luego de unos segundos en silencio, el viejo general rompió este silencio, acercándose cautelosamente hacia el Príncipe, y estando ya cerca le susurro la idea que había tenido.

-- ¡Así lo pensaste!, .... ¡Así que sea!, ¡Así sucederá! _ En tono satisfecho Seiya hablo, mientras que una sonrisa ladina se le dibujo en su rostro.

-- ¡Gracias Majestad! _ Colocando su mano derecha de forma cruzada sobre su pecho, el General le hizo una reverencia y se re comenzó a retirar.

-- General Tai, .... Para esta nueva misión, por favor solo envié los soldados necesarios, .... Y si es preciso que partan hoy mismo, con los materiales e instrumentos necesarios para ejecutar su plan _ Sin voltearse, Seiya hablo.

-- ¡Así será Majestad! _ Haciendo una nueva reverencia, el General partió.

-- ¡Es tan fácil de manipular!, .... Si supieras que, esa también había sido lo que pensaba hacer _  Hablo en tono sarcástico.

Seiya se quedó un momento contemplando por unos minutos más el estandarte de batalla, que estaba a un costado de la hoguera, junto con el soldado que se encargaba de él.

-- ¡Ahora hará todo lo necesario, para que todo salga bien!, .... ¡Eres tan predecible General Tai! _ Seiya se perdió en sus pensamientos un momento.

Estaba tan ensimismado en lo que pensaba, que solo un fuerte viento frío lo saco de sus divagaciones, para traerlo nuevamente a la realidad.

-- ¡Sera mejor ir hacia mi tienda!, .... ¡Este frío podría caerme mal! _ Seiya hablo en voz alta, para luego girar sobre sus talones e irse a su tienda.

Los guardias de su tienda al verlo, le hicieron una reverencia a lo que el Príncipe Guerrillero respondió con un leve movimiento de su cabeza, para luego apartar la cortina que le servía de puerta e ingresar en ella.

Al entrar, diviso el interior de su tienda para luego de darle una repasara panorámica, su mirada se quedara fija en un solo punto, en el sillón de madera tallada.

Seiya cerró los ojos viendo aquella pieza de madera tallada, y una sonrisa egocéntrica se comenzó a dibujar nuevamente en su rostro.

-- ¡Muy pronto!, ¡Muy pronto!, .... ¡Kinmoku será el Rey Seiya!, ¡Y el Rey Seiya será Kinmoku! _ Y abriendo sus ojos lentamente Seiya hablo.

Después de aquellas palabras, Seiya se fue hacia su lecho para poder dormir.

Mientras tanto en la tienda de campaña de General Tai, adentro de ella se encantaban reunidos por lo menos 10 hombres, de los cuales todos ellos eran jefes de Legión, de 100 hombres cada uno.

-- ¡Bien!, .... Les hice llamar, porque tenemos una misión muy importante que cumplir _ Hablo fuerte y claro el General.

-- ¿De qué se trata General Tai? _ Uno de los jefes de Legión pregunto.

-- ¡Es muy simple, lo que tenemos que hacer!, ..... Debemos de detener al Ejército de Takshila, debemos evitar que sigan avanzando más _ En forma enérgica hablo.

-- ¿Cuál es su estrategia para evitarlo General? _ El más joven de ellos pregunto.

-- El Príncipe Seiya, me autorizo una estrategia muy eficaz para detenerlos, .... Y es ahí donde ustedes entran en acción junto con sus hombres a su mando.

Los soldados al escuchar las palabras recién revelas del General Tai, se comenzaron a mirar unos a otros sorprendidos.

Luego de unos segundos en silencio, el General lanzo un pequeño suspiro y les contó la estrategia que se le había ocurrido.

Al escucharlo, los soldados abrieron sus ojos conforme a lo que escuchaban.

-- ¡Vaya, jamás imagine que nuestro Príncipe!, .... ¡Podría autorizar una estrategia así! _ Comento uno de los soldados.

-- ¡Es verdad, eso es un arma de doble filo! _ Otro soldado hablo.

-- Pero si lo autorizo el Príncipe es por algo, .... ¿No lo creen? _ Otro soldado hablo, dándole la razón a su Príncipe.

Los murmullos no se hicieron esperar, después del último comentario, y cada segundo que pasaba se hacía más notoria.

-- ¡A callar, ahora mismo! _ En un tono enfadado, el General Tai los mando a callar a todos.

Al escucharlos, los soldados se callaron inmediatamente y bajaron la cabeza.

El General los miro a todos reprobatoriamente, mientras se paseaba delante de ellos, con las manos en la espalda.

-- ¡Si es una buena o mala idea!, .... ¡Eso no debemos de ponerlo en discusión!, .... ¡Lo único que debe de importarnos es seguir todas y cada una de las órdenes del Príncipe Seiya!, .... ¿Esta claro eso? _ En el mismo tono enfadado hablo el General Tai.

-- ¡Si General! _ Todos gritaron, en una sola voz.

-- ¡Bien!, .... ¡Entonces, partimos en 15 minutos!, .... ¡Retírense! _ En el mismo tono autoritario, el General les ordeno irse.

-- ¡Si General! _ Respondiendo otra vez, en una sola voz partieron todos los jefes de batallón, para ir y preparar y prepararse para su expedición.

Una vez que se percató que se encontraba solo, el General Tai se recostó cansado e impaciente en una silla que estaba cerca de la mesa.

-- ¡De verdad, que no deja de sorprenderme Majestad!, .... ¡De verdad que no lo hace! _ El General pensó en voz alta, mientras esperaba que el tiempo transcurriera.

Pasado el tiempo, el General salió fuera de su tienda y se encontró con los jefes de las legiones y sus respectivas legiones.

Cada Legión, iba con un estandarte que estaba bordado el emblema de Kimnomu que era un sol resplandeciente y abajo de este sol estaba el emblema del Príncipe Seiya, un león parado en dos patas, como si estuviera peleando con la boca abierta.

El General al ver la disposición y la rápida respuesta de los soldados, se le dibujo una sonrisa irónica en su rostro.

-- ¡En marcha! _ Con la voz en alto, el General Tai hablo.

Los soldados al escuchar la voz de mando del General y ver que había subido a su caballo para emprender el viaje; los demás soldados imitaron su acción, los jefes de Legión se subieron a sus bestias de cuatros patas, mientras que los soldados que conformaban las legiones, solo partieron a pie, igual que los encargados de llevar los estandartes.

Caminaron durante toda la noche, para poder aprovechar la poca visibilidad de esta.

-- ¡Alto! _ El General hablo en voz alta.

Los soldados al escuchar aquellas dos simples palabras, se detuvieron en acto.

-- ¡Empezaremos con la primera fase del plan!, .... ¡Ya saben lo que tienen que hacer!, .... ¡A sus puestos! _ Con la voz autoritaria propia de él, hablo.

-- ¡Si señor! _ Todos respondieron y se pusieron en marcha a hacer lo que debían hacer.

El general les daba una mirada minuciosa a todos los soldados mientras estos hacían su trabajo.

Después de unos minutos, los soldados muy cansados habían acabado con la primera fase de su plan, el cual consistía en reunir y separar todos los trozos de madera en la parte alta de una pequeña colina que se encontraba a 10 minutos de donde se habían detenido.

El General al verlos cansados, les permitió unos minutos para que puedan recuperar fuerzas, para luego ejecutar la segunda fase del plan.

-- ¡Arriba!, .... ¡Ya tuvieron el tiempo suficiente para recuperar sus fuerzas! _ En tono elevado y encima de su caballo, el General volvió a ordenar.

-- ¡Si General! _ Y todos se dirigieron hacia los grandes bultos que traían algunos de los caballos.

Ese cargamento, no era nada más y nada menos que aceite para lámparas; así que con mucho cuidado y con toda la paciencia del que poseían, comenzaron a bajar las grandes tinajas de aceite, para poder llevarlas hacia donde habían apilado la madera, para luego bañar a estas mismas maderas con el aceite.

Luego de una hora, volvieron todos los soldados, pero esta vez estaban más sudados y más cansados que la primera vez que volvieron.

-- ¡Ya está hecho General! _ Uno de los jefes de las legiones hablo, con la voz entrecortada.

-- ¡Muy bien!, .... ¡Pueden descansar!

-- ¡Gracias General!

Y sin decir nada más, el soldado se apartó para irse con los demás soldados y reposar para recuperar sus energías.

-- ¡Tal parece que todo marcha de maravilla! _ El General pensó en voz alta, mientras miraba colina abajo y en esta se podía ver a los lejos las cubiertas de las tiendas de campaña del Ejército de Takshila.

-- ¡General!, .... ¿No debería descansar usted también? _ Uno de los soldados que tenía un estandarte se le acerco cautelosamente y le hablo.

-- ¡Tks!, .... ¿Enserio te preocupas por mí? _ En tono irónico hablo el General.

-- ¿Por qué me pregunta eso?, .... ¡Es lógico que me preocupe por usted!, .... ¡Es nuestro General, después de todo! _ Respondió en tono sincero.

El General al escucharlo hablar, sonrió irónicamente mientras movía su cabeza de un lado a otro, como si estuviera negando algo.

-- ¿Por qué se ríe?, .... ¿Acaso dije algo gracioso General Tai? _ En tono serio volvió a preguntar.

-- Nada, no dijiste nada; .... Solo que, no entiendo como tú, .... Un simple soldado como tú, pueda pensar esas cosas de mí, .... Y sobretodo se atreva a preocuparse por mí, en un momento así.

El soldado, le dedico una mirada de lastima al General, ya que entendía un poco por lo que estaba pasando el General, ya que él pensaba que no era fácil que te tachen de traidor y sobretodo que no te tomen en cuenta.

-- ¡General!, .... Aún falta para que llegue el alba, .... ¿No cree que lo mejor sería que descanse hasta entonces?

El general lo miro analíticamente, para luego de unos segundos, asentir con la cabeza y marcharse del lugar.

El soldado que aún tenía el estandarte, observo marchar al General; y después de que su figura desaparecía entre las sombras de la noche, saco un pequeño papiro de este sus bolsillos y comenzó a leerlo en voz baja.

Estuvo leyendo durante unos segundos, para luego observar minuciosamente las cubiertas de las tiendas de campaña, los establos improvisados y el camino que había a lo largo del campamento enemigo hacía donde se encontraban.

-- Según lo que informo el espía de Tai, hay 2500 tiendas de campaña, y en cada una de ellas hay entre 3 a 4 soldados durmiendo en ella, .... A esto se debe agregar 25 tiendas de campañas, que están destinadas a sus jefes de legiones, sargentos, capitanes, comandantes y general; .... Pero de acuerdo a como estoy constatando en persona, ese número varia un poco, .... Se ve menos tiendas de campaña; .... ¿Acaso algunos soldados han desistido, o es que en el último enfrentamiento tuvieron muchas bajas? _ Hablo analíticamente el soldado.

Después de haber analizado un momento, guardo nuevamente el papiro entre sus bolsillos, ya que nadie debía de saber que él era un espía del Príncipe Seiya.

-- ¡Sera mejor que yo también descanse un momento!, .... ¡Ya que mañana nos espera un gran día! _ Y sonriendo zorrunamente, echo una última mirada hacia el campamento enemigo.

Y así, el tiempo paso y dio paso al nuevo día.

El comienzo del nuevo día, pronosticaba muchas cosas favorables para el Ejército de Kinmoku, mientras que para el Ejército enemigo, la situación no era la misma.

-- ¡General!, .... Estamos listos para emprender nuestro el camino, hacia donde se encuentran los de Kinmoku _ Un soldado entro a su tienda y saludo a su general, antes de hablar.

-- ¡Muy bien!, .... ¡Ya saben lo que tienen que hacer!, .... ¡Córtenle la cabeza a cualquier precio al Príncipe Seiya!, .... ¡Y tráiganmelo después! _ Hablo, mirando altivamente al soldado, que tenía la cabeza agachada.

-- ¡Como usted ordene General! _ El soldado contesto, obedientemente.

-- ¡Bien!, .... ¡Puedes retirarte! _ Indicándole con la mano la salida, el General de Takshila se quedó solo nuevamente.

Luego de unos minutos, el General se acercó pacientemente, a la entrada de su tienda y contemplo con una sonrisa en la cara, a los soldados que se estaban preparando para el ataque sorpresa hacia Kinmoku.

Miraba, como pequeñas legiones se comenzaban a formar, pero conforme aumentaba el número estas legiones se convertían en batallones.

-- ¡Con todo este poder militar!, .... ¡Dudo que ganes esta guerra!, ¡¿Príncipe Seiya?! _ Pensó el General, mientras se le comenzaba a dibujar una sonrisa burlona en su rostro.

Así paso los minutos, el General como era su costumbre; partiría al final del batallón, muy bien resguardado y sobretodo, se desplazaba sobre un majestuoso semental de color negro azabache, la cual sus monturas se trataban de la más fino tela, y los estribos del mismo, eran adornados en oro y piedras preciosas.

Los soldados, que no tenían en su poder un caballo, comenzaron a emprender rápidamente su camino hacia su destino.

Comenzaron a subir despreocupadamente la colina; hasta que escucharon un sonido muy extraño y sobretodo que empezaron a sentir el ambiente muy raro, ya que algunos podrían percibir el olor a humo y otro percibían como una especia de neblina negra.

-- ¡Fuego!, .... ¡Fuego!, .... ¡Sálvese quien pueda! _ Uno de los soldados que iba al frente del pelotón grito a todo pulmón, con la sola intención de alertar a sus compañeros.

-- ¡Corran!, .... ¡Corran! _ Grito otro soldado.

Todos los que se encontraban en la falda de la colina, al ver los grandes troncos de madera bañados en aceite y prendidos a su vez, intentaban escapar del trayecto de estos.

Algunos tenían un poco de suerte y evitaban los primeros troncos, mientras que otros no tenían tanta suerte y empezaban a prenderse.

Los gritos y lamentos de dolor y angustia no se hicieron esperar, ya que a lo largo de una distancia de 200 metros se veía que los troncos eran soltados por parte del Ejército de Kinmoku.

Muchos de los soldados que tenían la ropa prendida de fuego, comenzó a desesperarse y por ende comenzaron a rodar, para que así puedan combatir el fuego.

Pero al hacerlo, no se fijaban y se ponía en donde era el trayecto de los troncos de fuego y al final terminaban muriendo de la forma más cruel que podría haber, morir carbonizados.

El General Tai, al ver que el Ejército de Takshila estaba retrocediendo y que varios de sus hombres se estaban retorciendo de dolor, ordeno que soltaran los troncos más anchos y bañarlos nuevamente con más aceite, para que el fuego sea mucho mayor.

Uno de los capitanes al escucharlo, lo miro de manera muy asustada ya que no veía que sería necesario tal acción.

-- ¿Sucede algo soldado? _ En tono serio el General le pregunto.

-- ¡General!, .... ¿Por qué haríamos eso?, .... ¿No crees que ya tiene suficiente, con ese ataque? _ En tono tímido le respondió.

-- ¿Eso crees?, .... ¿Tú crees que ellos pensaran igual que tú, si estuviéramos en su lugar? _ Le pregunto.

-- Creo, .... Que no _ De una manera muy suave, le respondió el soldado.

-- !Lo entiendes!, ¡Ahora ve y cumple con lo que ordene! _ En tono alto, volvió a repetir su orden.

Sin decir nada más, el soldado comunico las últimas órdenes del General Tai, lo que causo mucha algarabía y sobretodo mucha alegría en todos los soldados y gustosos se fueron a cumplir con las órdenes.

-- ¡Con eso los mataremos más rápido a esos bastardos! _Hablo uno de los soldados de Kinmoku.

-- ¡Es verdad!, .... ¡Con esto, evitaremos derramar nuestra sangre y la de nuestros hermanos! _ Apoyo su acción otro soldado.

-- Ni que lo digas, .... Los de Takshila, solo tendrán lo que realmente se merecen, .... El infierno, .... Ja, ja, ja.

Los Minutos pasaban y así también el sufrimiento y el número de muertos y heridos de muertes, aumentaba cada vez más; el General del Ejército de Takshila al ver que su gran y poderoso ejército se comenzaba a hacer cenizas, se llenó de impotencia y retrocedió unos metros con los pocos hombres a salvo que le quedaban.

-- ¡Me las pagaras Seiya!, .... ¡Juro por los dioses que me las pagaras! _ Gritaba muy fuerte el General de Takshila, producto de la impotencia de lo que sus ojos le reflejaban.

-- ¡General, es mejor retirarnos a otro lugar! _ Uno de sus custodios hablo.

-- ¡Si General!, .... ¡Hay que retirarnos y planear mejor un contra ataque hacia Kinmoku!

El General que veía como todo se perdió, no tuvo más alternativa que aceptar lo que le aconsejaban y partido hacia un lugar seguro para resguardar su vida y planear un nuevo ataque, solo si se podría hacerlo.

Mientas tanto el viejo Tai, observaba muy orgulloso como el Ejército de Takshila había sido reducido a cenizas literalmente.

-- ¡Con esto, su Majestad el Príncipe Seiya, no dudara de mi lealtad hacia él! _ El General Tai pensó muy alegre.

Pasado ya el medio día, se podía apreciar que a lo largo de la colina, algunos restos quemados de ropas, armaduras, espadas y algunos estandartes de guerra.

Como también se observaba el humo que aun salía de algunos árboles, troncos y lo que quedaba de los cuerpos.

-- ¡Hora de marcharnos!, .... ¡Debemos regresar al campamento e informar a su Majestad!, .... ¡De esta gran victoria!

Todos los soldados aceptaron de inmediato y comenzaron a recoger los instrumentos que habían utilizado para su labor y partir rápidamente hacia su campamento.

Cuando se encontraban a mitad del camino, se les presento una pequeña gacela; y esta al verlos los miro muy detenidamente para luego partir hacia el bosque y perderse entre los matorrales.

Los soldados al verla, se alegraron muchísimo, ya que la aparición de aquel animal solo podía significar una cosa, y eso era la Victoria absoluta para Kinmoku.

-- ¡Debemos de informarle al Príncipe Seiya, sobre la gacela! _ comento un soldado que tenía un estandarte.

Todos estuvieron de acuerdo con la idea de aquel compañero de armas, ya que serían dos buenas noticias para su Príncipe Guerrillero.

-- ¡Apresuren el paso! _ Grito muy fuerte el General.

Y así lo hicieron, ya que también estaban muy deseosos en llegar.

Mientras tanto en otro lugar, para ser más exactos en las profundidades de una oscura y fría cueva, se encontraban refugiados los sobrevivientes del Ejército de Takshila, entre ellos su General.

-- ¿Está seguro que rendirnos es la única opción? _ Su Comandante en Jefe hablo muy preocupado.

-- ¡Si, no hay otra solución!, ¡Si aún queremos conservar nuestras vidas!, .... ¡Por eso el mensaje ya fue enviado, para vernos y llegar a un sabio acuerdo! _ Hablo seriamente el General.

Hola dostys, disculpen la demora pero no pude actualizar un poco antes.

De verdad graxxx x el apoyo que tiene este fic, y de verdad graxxx x su tiempo x leer, x votar y comentar.

Vibras positivas y abrazos de conejitos.

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