8° CAPÍTULO
El tiempo siguió con su curso; así se prolongó 09 largos años más. En el cual Seiya y Diamante contaban ambos con 24 años, Helios con 22 años, Zafiro con 18 años, Rubeus con 16 y los mellizos, Yaten y Taiki Jr., contaban con 14 años. Todos los Príncipes de Kinmoku se habían especializado, en los ideales que tenían desde jóvenes.
En el Milenio de Plata la Princesa Rini contaba con 22 años, el Príncipe Heredo Sammy tenía 12 años y Darien contaba con 25 años. Los tres estaban prófugos y escondidos, ya que la vida de todos ellos estaba en peligro.
Y en el Megaverso, se encontraba la Princesa Serenity con 22 años, y junto a ella se encontraba el amor de su vida, el ahora ya General del Ejercito Real del Megaverso, Armando de 25 años.
En el tiempo transcurrido, el Rey actual del Reino de Kinmoku, el Rey Taiki se dedicó a extender el territorio de su Imperio; ya sea pacíficamente o violentamente. En donde muchas de las batallas estuvo presente el Príncipe Seiya, en donde siempre obtenían una inevitable victoria y gran derramamiento de sangre.
En las últimas batallas al Príncipe Seiya, también lo acompañaba el Príncipe Helios; una de las causas por que lo hacía, era porque soñaba con ser un buen guerrillero y la otra causa era para mantener vigilado los movimientos de Seiya y matarlo cuando este indefenso.
La salud del Rey Taiki con el pasar del tiempo se vio deteriorando poco a poco, y con ello significaba el final de su reinado, y todos en Kinmoku solo se hacían una sola pregunta. ¿Quién será su sucesor?.
¿Sera el Príncipe Diamante?, Su primogénito y por ello el elegido por el Rey Taiki, a su vez respaldado por su madre y todos sus hermanos incluyendo.
¿O será su medio hermano, el Príncipe Seiya?, que era el favorito por la mayoría de sus súbditos y de todos los consejeros como también del Primer Ministro del Reino.
El destino de 02 hombres y un Gran Imperio está en juego; ¿Qué medidas y acciones serán capaces de tomar para lograr su objetivo final?, ¿Y a cuantas personas les podría afectar esas decisiones?
Ya que mientras uno de los príncipes favoritos a ser Rey, estaba muy bien custodiado y protegido dentro de las paredes del Palacio Real, el otro estaba en pleno campo de batalla, lidiando con la mitad de su Ejercito Imperial, y con muchas desventajas a poder ganar la guerra.
-- ¡Príncipe Seiya!, .... El ejército de Takshila es más poderoso que el nuestro _ El general del ejército de Kinmoku hablo.
Seiya que estaba a espaldas del general jugando con su espada, haciéndola bailar en el suelo con los ojos cerrados; al escuchar hablar al general, dio más impulso a la Black Dragón para que siga girando, mientras abría los ojos lentamente.
-- La mitad de nuestro ejército no ha venido, su majestad _ Seguía hablando de forma monótona, mientras observaba sus movimientos.
De pronto el Príncipe Seiya, dejo de hacer girar su espada para levantarla lentamente hacia la altura de su rostro, y miro muy fijamente por unos instantes el fuego que estaba a unos 2 metros al frente suyo, para luego observar minuciosamente la Black Dragón.
-- General Tai, ¿No ha venido la mitad del Ejercito o es mi hermano Diamante, es quien no ha permitido que vengan? _ Con la voz muy seria, y sin voltear Seiya le hablo al general.
El general al escuchar las palabras del Príncipe Seiya, se limitó a bajar la mirada llena de culpa, y quedarse callado; mientras los soldados a cargo de la seguridad del Príncipe, lo observan acusatoriamente.
-- General _ Llamando su atención, Seiya halo fuerte.
El general, al escuchar al príncipe hablar levanto la mirada rápidamente para dirigirla hacia él.
-- No perderemos la guerra, .... Aunque se dice que las guerras se libran en el campo de batalla, .... Se sabe que solo el más apto y el más inteligente obtiene la victoria, .... Es decir que solo se puede ganar usando la cabeza _ Hablo en tono muy serio, mientras que al final señalo insistentemente con su dedo índice su cabeza, dándole aun la espalda.
Los soldados que estaban cerca de Seiya, al escucharlo hablar así, se les empezó a dibujar una sonrisa en sus rostros; mientras que el General Tai, solo lo observaba muy incrédulo a lo que podría hacer.
-- ¿Lo entendió verdad? _ Y aun de espaldas, el Príncipe Seiya, se marchó después de hablar y dirigirse hacia el General Tai.
El General Tai, que aún permanecía estático no emitió sonido alguno, simplemente se limitó a observar como el Príncipe Seiya se marchaba hacia su tienda de campaña color arena, la cual estaba custodiada por dos soldados en la entrada de esta.
Ambos soldados al ver a su Príncipe llegar a la entrada de esta, le hicieron una reverencia para después observar como Seiya entrada.
-- ¿Sería una verdadera proeza que el Príncipe Seiya ganara esta guerra? _ El general opino en voz alta, mientras su mirada estaba fija en como la flama baila al ritmo que marcaba el viento.
-- ¿Por qué duda de la capacidad de nuestro Príncipe? _ Uno de los soldados, que estaba con el estandarte del Ejercito Real hablo.
-- ¿Por qué?, .... ¡Ja!, ¡Porque aún es joven y soñador!, .... ¡No sabe lo que es la guerra en su máxima magnitud! _ El General contesto de manera fría.
-- ¡Pero lo que dice el Príncipe Seiya es verdad!, .... ¡Uno no gana una guerra, con el mayor número de soldados!, .... ¡Sino lo gana quien emplea mejor sus estrategias y su inteligencia en el campo de batalla! _ Contesto otro soldado que estaba ahí.
El general al ver que los soldados tenían en muy alta estima al Príncipe Guerrillero, no dijo nada y partió hacia su tienda, que se encontraba a unos metros más a la derecha del Príncipe, esta era de color negro.
Los soldados al ver que se había ido el General, soltaron un suspiro suave; esperaron que pasara unos segundos hasta que uno de ellos, se acercó rápidamente hacia la tienda de campaña del Príncipe, cuidando de que el General no se diera cuenta de que iba a entrar en ella.
Los soldados que cuidaban el acceso, le permitieron la entrara; al entrar en la tienda observo que alrededor de ella, era casi igual a como de los demás soldados; solo con la única diferencia que de los soldados no estaba alfombrada y la del Príncipe sí.
Contaba con unos pequeños tijerales de madera, que de ellas salía algunas telas que servían como cortinas, para darle privacidad al lecho del Príncipe.
-- ¡Vaya, así que era cierto!, .... ¡El Príncipe no tiene muchas comodidades en su tienda!, .... ¡Lo único sorprendente aquí es la alfombra y ese sillón! _ El soldado pensó, mientras caminaba.
Siguió con su trayecto, hasta que llego a donde se encontraba una pequeña mesa; en la cual al centro de ella había una pequeña bandeja de frutas y al costado de esta bandeja había una jarra y un par de vasos.
A unos pasos de esa mesa, se encontraba otra mesa en cual encima de ella había algunos papiros que parecían ser unos mapas, y también algunos parecían ser escritos.
-- ¿Tienes lo que te ordene averiguar? _ En tono serio y demandante Seiya hablo, mientras salía detrás de una cortina con su túnica para dormir puesta.
-- ¡Majestad!, .... Claro que lo tengo _ Haciendo una reverencia, el soldado hablo.
-- Muy bien, .... Dímelas, ahora _ En tono seguro y autosuficiente hablo Seiya.
El soldado de forma cautelosa, se acercó al Príncipe Seiya y le comenzó a comentar en modo de susurro todo lo que había averiguado; Seiya conforme escuchaba la información una sonrisa ladina se le comenzó a dibujar en sus labios.
-- ¡Gracias!, .... ¡De verdad que me es de vital importancia lo que me contantes! _ De manera muy sarcástica, con una mirada maliciosa y una sonrisa de superioridad, Seiya le hablo a su subordinado.
-- ¿Majestad, que haremos ahora?, .... ¡Nos superan en número!
-- ¿Y de que te preocupas? _ En tono desinteresado y muy altanero Seiya hablo.
-- ¿Majestad, como puede estar tan tranquilo?, .... ¿Después que le dije que nos superan en número?
Seiya, comenzó a caminar de manera tranquila mientras que en su mirada se podía observar que estaba tramando algo verdaderamente muy malo para el ejército rival.
Luego de dar algunas vueltas delante del soldado, Seiya se giró para verlo al rostro y con una sonrisa de superioridad plasmada en su rostro, le ordeno al joven soldado que se dirija de manera rápida y lo más cautelosamente posible había la tienda de campaña del Comandante del Ejército Real.
El soldado después de escuchar las ordenes, no espero mucho tiempo así que hizo una rápida reverencia y salió a toda prisa para irse hacia donde se encontraba el joven Comandante Naraku.
Los demás soldados al ver a su colega de armas, salir de la tienda de campaña de su líder, e irse rápidamente hacia la tienda de campaña del Joven Comandante; se hicieron la idea de que el Príncipe Seiya, estaba tramando algo o que tenía un plan en mente para ganar esta guerra.
-- ¡No te llevaras fácilmente la corona Diamante!, .... ¡Aun no sabes de lo que soy capaz! _ Seiya pensó en voz alta, mientras se servía una copa de vino.
Mientras estaba a la mitad del líquido, entro con a su tienda de campaña un joven adormilado; intento hacer una pequeña reverencia pero como aún no estaba completamente despierto, se tropezó torpemente con la mesa al frente.
Seiya al ver que su comandante trataba de disimular el dolor en su frente, causado por el golpe que se dio con la mesa, simplemente se dio la vuelta y comenzó a reírse sutilmente.
-- ¡Majestad!, .... ¡Disculpe mi torpeza!, .... ¿Pero por qué mando hacer llamar mi presencia, ante usted? _ Sobándose aun la frente el Comandante Naraku le interrogo al Príncipe.
-- ¡Pues te mande llamar, para que hagas algunas cosas!, .... ¡Recibí información muy interesante y deseo compartirla contigo!, .... ¡Como también deseo compartir contigo, algunas idea de contraataques! _ En tono serio y muy tranquilo Seiya hablo.
Naraku, lo observo con los ojos muy abiertos por la impresión que aquella noticia le daba; ya que no era muy usual que el comandante sepa de las estrategias de guerra antes que el General.
-- ¿Qué?, .... ¿Por qué me lanzas esa mirada de sorpresa?, .... ¡Naraku!, .... Te eh observado por mucho tiempo, y me has demostrado una lealtad innata, .... Gesto que agradezco infinitamente _ Acercándose a él, y colocando su mano derecha sobre el hombro de Naraku, Seiya hablo en tono conciliador.
-- ¡Majestad!, .... ¡Solo hice, lo que mi deber ameritaba! _ Agachando la cabeza levemente hablo en tono sutil.
-- ¡Ja!, .... No todos piensan como tu lo haces, .... No todos me han jurado lealtad, como tú lo hecho y me lo has demostrado, .... No todos son como tu Naraku _ Elevando su mano hacia su cabeza del comandante; Seiya intento sonar lo más humano posible.
-- ¡Majestad!, .... ¡Todos los que estamos aquí, le hemos jurado lealtad!, ¡Y lo seguiríamos hasta el mismo infierno si fuera necesario! _ Aun con la cabeza agachada hablo.
Seiya, al escuchar aquellas palabras lanzo una sonrisa ladina; ya que sabía muy bien que el apoyo militar, era un apoyo muy fuerte y sobretodo muy necesitado; su abuelo hace muchos años le dijo, que si uno consigue el apoyo militar también obtiene el apoyo del pueblo; el apoyo político le iba a resultar más fácil, y con ellos 3 solo necesitaba la reafirmación de su poder con el Rey, para hacerse del trono.
-- ¡Diamante!, .... ¿Me pregunto que estarás haciendo en mi ausencia?, .... ¿Y sobretodo, quien te estará aconsejando muy mal? _ Mientras miraba muy irónicamente la puerta de su tienda, aquellas palabras inundaron su pensamiento.
-- ¿Majestad, cuáles son sus planes? _ Levantando sutilmente la mirada, Naraku hablo.
Seiya, sonrió de lado ante las palabras de su comandante, así que sin esperar más tiempo prosiguió a contarles el primero de sus muchas estrategias guerras.
Naraku al escuchar lo que su Príncipe Guerrillero le estaba confiando, se sorprendió muchísimo, ya que no podía creer que hubiera planeado una estrategia a tan solo unos minutos de haber recibo a la información del ejercito enemigo.
-- ¡Ya sabes lo que tienes que hacer!, ¿Verdad? _ Seiya después de hablar durante unos minutos, se dirigió a su Comandante.
-- ¡Si majestad!, .... Lo haremos en la brevedad posible, y sobretodo solo lo sabrán las personas necesarias _ Respondió muy sumisamente.
-- ¡Y ya sabes, ni una sola palabra al General o a algunos de sus hombres de confianza! _ De manera muy seria Seiya le hablo a su Comandante.
-- ¡Así será, Majestad!, .... ¡Con su permiso me retiro! _ Haciendo una reverencia, Naraku salió de lugar, para cumplir con las órdenes dadas.
Saliendo lo más cautelosa y rápido posible, el Comandante Naraku reunió a un grupo de 200 hombres confiables, y a los que les comunico las ordenes que el Príncipe Seiya le había encomendado.
Los soldados al terminar de escuchar las órdenes del Príncipe, que fue enviada a través de las palabras del Comandante; apresuraron sus actividades y comenzaron a ponerse de acuerdo con lo que tenían que hacer.
-- ¡Todo tiene que estar listo!, .... ¡Ya que solo contamos con pocas horas, antes de que amanezca! _ El capitán del batallón hablo.
-- ¡Si! _ Los soldados a una sola voz, respondieron muy enérgicos.
-- ¡Bien!, .... Los grupos ya están repartidos, .... Así que ya saben lo que tienen que hacer, ni bien el alba se presente _ Naraku, fue el que hablo esta vez.
-- ¡Si! _ Volvieron a responder a una sola voz.
-- ¡Estupendo!, .... ¡Deberán de partir hacia su objetivo en este preciso momento!, .... ¡Aprovechemos la noche, para llegar a nuestro objetivo! _ El capitán, volvió a hablar.
Todos los soldados muy entusiasmados por las palabras del Capitán, se apresuraron hacia su destino para que a la hora del alba, puedan ejecutar su tarea con eficacia.
Navegando tranquilamente por medio del Gran Rio Azul, se encontraban las tropas del ejército de Takshila, cada barco llegaba de 30 a 35 hombres a bordo.
Todos y cada uno de los tripulantes de los botes, estaba remando para poder acelerar su paso; los 15 botes que estaban navegando, se trataban de solo soldados, ya que el color rojo de sus turbantes junto con sus trajes negros indicaban su rango.
Mientras avanzaban tranquilamente entre las aguas, entonaban algunas cánticos relacionados con su Reino, o simplemente se daban aliento para la próxima batalla.
-- ¡Ejercito de Takshila! _ Gritaba el capitán de batallón, a toda voz.
-- ¡En marcha hacia la victoria! _ Los soldados dejando por unos segundos de remar, levantaban los remos y los albana al aire, mientras gritaban muy efusivos.
-- ¡Ejercito de Takshila!
-- ¡En marcha hacia la victoria!
Y así siguieron gritando durante algunos minutos.
De pronto se comenzó a aglomerar una gran cantidad de patos, se podía ver que se trataba de por lo menos 100 de aquellas aves nadadoras.
Y conforme seguían con sus cánticos, no les prestaron la debida atención a estas inofensivas aves, ya que estas cada vez se iban acercando cada vez hacia los costados de los botes.
-- ¡Ejercito de Takshila!
-- ¡En marcha hacia la victoria!
Pero conforme los patos se acercaban, se podían observar pequeños trozos de carrizo huecos en el medio, que estaban casi a la par con las aves; los patos al ver que esos extraños objetos se acercaban a ellos, estos se acercaban más hacia los botes haciendo sus graznidos característicos.
Cuando ya los patos no sabían hacia donde más irse, comenzaron a graznar con más fuerza; como si presenciaran de algún peligro.
De pronto entre las aguas y muy cerca de los botes; salieron varios hombres con espadas y dagas en la boca; mientras que con sus manos libres intentaban inmovilizar a sus enemigos.
Los soldados del ejército del Takshila, al ver aquel ataque sorpresa, se sorprendieron muchísimo ya que jamás se imaginaron que podrían sufrir un ataque en medio de rio, y sobretodo a las primeras horas del alba.
Y así fue que una sangrienta lucha en medio del Gran Rio Azul comenzó, los primeros botes del cual habían atacado la mayoría de sus tripulantes por no decir que todos, estaban ahogados o muchos otros muertes por cortes.
Algunos de los soldados al ver que estaban bajo ataque, intentaron huir, así que comenzaron a remar mucho más rápido y salir del rio.
Otros intentaban inútilmente hacerle frente al ejército de Kinmoku.
Después de unos minutos, el Gran Río Azul, se comenzó a teñir de Rojo; producto de la sangre que estaban derramando.
-- ¡Tal parece que fue una buena idea! _ El Comandante Naraku hablo muy satisfecho.
Los soldados que aún estaban jadeando por el cansancio, solo se limitaron a asentir con la cabeza, las palabras de su Comandante, mientras se recuperaba.
Mientras que las aguas del Rio se habían cubierto de sangre, algunas de las aves nadadoras que también habían sufrido esa suerte; intentaban poder sacarse las manchas d sangre.
-- ¡Larga vida a Kinmoku! _ Se oyó un grito de un soldado.
Los demás soldados al escuchar aquel grito, simplemente alentaron con monosílabos de satisfacción.
-- ¡Larga vida al Príncipe Seiya! _ Hablo esta vez el Comandante.
-- ¡Larga Vida! _ De igual tono eufórico respondieron.
Después de asegurarse que no hubiera ningún sobreviviente, apilaron y cremaron los restos degollados, mutilados y ahogados; de los soldados de Takshila.
Luego de unas 5 horas, regresaron algunos muy agitados, otros muy excitados y otros muy cansados; al campamento donde se encontraban los demás de sus compañeros.
Al llegar, el General Tai fue el único que se sorprendió de su presencia; ya que por órdenes directas de su Príncipe Guerrillero, él no debía de saber de sus planes.
-- ¿Qué significa esto? _ Muy enojado pregunto el General.
-- ¡Lo que vez! _ De manera altanera, el Comandante Naraku le respondió.
-- ¡A mí, te diriges con respeto!, .... ¡Soy el General de este ejército! _ De manera muy enojada, le respondió.
-- ¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja!, .... ¿Así?, .... Pues no lo parece _ Burlándose de él, Naraku le hablo.
El general al no soportar el tono de burla del joven Comandante, apresuro su paso y se interpuso delante de él; para poder propinarle un buen golpe; pero este hecho nunca sucedió, ya que Naraku al sospechar de las intenciones del Viejo General, agarro la mano cuando estaba en el aire.
-- ¡Eres un insolente! _ De manera ofendida hablo el General.
-- ¡Tks!, .... ¡Sabe, prefiero ser un insolente, que un traidor! _ En tono sarcástico hablo Naraku.
-- ¿Qué has dicho infeliz? _ Forcejeando la liberación de su mano, el General hablo.
-- Lo que es verdad.
-- ¡Te juro que vas a...! _ El General no pudo terminar de hablar, ya que sintió el frío filo de una espada, sobre su cuello.
Todos se sorprendieron al ver aquella figura detrás del General.
-- ¿Por qué estas causando este alboroto entre mis hombres General Tai? _ En tono muy serio, hablo el Príncipe Seiya.
El General, al escuchar la voz de su Príncipe Guerrillero, comenzó a sudar; ya que nunca se imaginó que este mismo podría amenazarlo con la Black Dragon.
-- Hice una pregunta, .... Espero tu repuesta
El silencio se siguió prolongando, ya que el General no sabía que responderle exactamente.
-- ¿Qué está sucediendo? _ Subiendo el tono de voz, un impaciente Seiya hablo.
-- Lo que pasa su Majestad, .... Es que el General, nos está reclamando sobre nuestras acciones _ De manera muy obediente, hablo Naraku.
Seiya, medito unos segundos la respuesta que Naraku le había dado, y luego de unos segundos, guardo su espada en su funda, e indico sutilmente que el General y su joven Comandante le siguieran a su tienda.
Ambos sin perder mucho tiempo, se dirigieron hasta los interiores de la tienda de campaña, una vez dentro de ella, observaron que el Príncipe se encontraba sentando en un sillón de madera tallada a mano, en lo cual se podría apreciar el grabado de un león parado en dos patas, sus patas delanteras estaban suspendidas en el aire y con la boca abierta, como si estuviera luchando.
-- ¡General!, ... ¿Qué es lo que quiere saber? _ Sentando en su trono, y con las manos apoyadas en los costados hablo de manera autoritaria.
-- ¡Señor!, .... ¿Quisiera saber, porque no se me comunico de este ataque? _ De manera nerviosa, pregunto el General.
-- ¡Tks!, .... ¿Enserio lo preguntas?
El general al escuchar la pregunta, simplemente asintió con la cabeza.
-- ¡Bien!, .... ¡No te dije nada, porque todo debía ser rápido!, .... ¡Y sobretodo porque, se me había ocurrido a último momento! _ De manera seria y sarcástica respondió.
-- ¿Pero majestad, debió de informarme, de todos modos? _ En tono indignado hablo el General.
Seiya lo miro de manera muy irónica y comenzó a sonreír de forma sarcástica; a lo que el Comandante y el General no entendían el porqué de su reacción.
Luego de unos minutos de incertidumbre, el Príncipe Seiya, simplemente le dijo al General, que el que tomaba las decisiones ahí era él y solo él; y si no estaba deacuerdo con su forma de pensar, pues las puertas estaban muy abiertas para su retiro.
El General al escuchar las palabras del Príncipe Guerrillero, solo asintió la cabeza como señal de resignación.
-- Bien, ya que todos estamos muy claros, .... ¿Naraku, quiero tu informe? _ De manera autoritaria, hablo Seiya.
-- Majestad, .... Su plan fue un gran existo, acabamos con todos _ De manera muy soberbia hablo.
-- ¡Bien eso me gusta!, .... General, quiero que envíes a un espía y que este nos informe acerca del enemigo.
-- ¡Enseguida su Majestad!
-- ¡Bien, eso es todo, así que puede retirarse! _ Dando por terminado su reunión, Seiya les indico que se marcharan.
El General y el Comandante se retiraron de la tienda del Príncipe en completo silencio, y una vez fuera de ella, ambos se miraron retadoramente durante unos segundos, para luego tomar caminos separados.
Hola dostys, disculpen la demora, pero con los trabajos de U, no tuve tiempo.
Una vez más, graxxx x su apoyo, x sus lecturas, votos y comentarios.
Vibras positivas y abrazos de conejitos.
¿Qué creen que le haya pasado a la Princesa Rini y el Príncipe Sammy?
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