Capítulo V
Luego de escuchar a Momo hablar en todo el camino de su casa hasta el instituto se dio cuenta de que debería comenzar a callarle la boca cada que quiera decir algo, su cabeza dolía y sentía que en cualquier momento iba a salir corriendo para tomar impulso y empujarla a un auto para que la atropellara, llevaba unos quince minutos hablando del mismo tratamiento facial.
— Tú piel queda como la de un bebé recién nacido —. Minatozaki aguantó la respiración para no devolverse y noquearla.
Sí la de flequillo tuviera aunque sea la más mínima noción de que no la está pasando para nada bien entonces las cosas cambiarían y estaría muy callada de seguro viendo el suelo acelerando el paso con cada suspiro de Sana y tal vez alejándose porque está de muy mal humor, no era su día, había estado despierta toda la noche preguntándose miles y miles de cosas, al principio pensó que habían pasado algunos minutos y por eso es que siguió, hasta que abrió los ojos y la luz del sol chocó contra su rostro.
Ni siquiera tuvo diez minutos de sueño en los que pudo haberse relajado, para nada, todo en su cabeza era:
¿Y por qué Tzuyu...
¿Entonces Tzuyu...
¿Puede que Tzuyu...
Y cada pregunta traía a otra pregunta, tanto así que ya tenía mínimo unas veinte preguntas y estaban más organizadas que todas las tareas que ha hecho desde que tiene uso de razón, Chou se había vuelto de ser un veo a la izquierda a la persona que no la dejaba dormir por una noche porque resulta y acontece que tiene algo entre las piernas que no es lo mismo suyo y lata rematar con toda la situación, besa exageradamente bien.
¡Por Dios era una chica que usaba lentes y hacia a todo el mundo alejarse con tan solo una mirada!.
¿Por qué estaba tan pegada a su cabeza una perdedora como ella?.
— ¡Sana! —. Escuchó un grito, justo de la persona de la que estaba pensando, ya se estaba volviendo loca. — ¡Sana! —. Y unos brazos la empujaron, el golpe no fue tan fuerte, más bien se sintió como si el mismo camión que casi la atropella le pasa por encima unas sesenta veces, nada más que eso.
— ¿Qué mierda? —. Al estar consciente de la situación estaba encima de algo blandito, frunció las cejas y se separó lentamente, sus ojos descubriendo cada parte de la persona que la acababa de lanzar en el suelo justo al frente del instituto en donde la podían ver muchas personas y ahí estaba la causante de su dolor de cabeza.
Chou Tzuyu con los ojos cerrados y los lentes chuecos.
— Dios Sana acabo de verte volar —. Rodó los ojos por las palabras de Mina. — Gra-gracias tú, la salvaste —. Ayudó a levantar a Sana pero dejó a Tzuyu en el suelo y se dio media vuelta para entrar, Minatozaki al ver eso tan solo suspiró y estiró la mano en dirección a la menor.
— Tienes tres minutos para explicarme muchas cosas —. Chou no aceptó la mano y se levantó gruñendo.
— Tienes que tener más cuidado —. Sana la miró y se cruzó de brazos.
— ¿A ti que te importa el cuidado que tenga con mi vida? —. Preguntó entrecerrando los ojos, recordando las palabras mal intencionadas de Tzuyu hace unos días.
— No podría dejar que alguien muera —. Dijo con obviedad.
— ¿Incluso alguien insignificante en tu vida? —. Ambas se miraron a los ojos y si no fuera por el timbre de seguro hubiera pasado algo más que miradas.
— Eres y seguirás siendo insignificante en mi vida —. Se dio media vuelta. — Ha sido perfecta sin ti lo que significa que seguirá siendo porque no aportas nada en la vida de nadie —. Sana se tragó la mala respuesta.
— No soy tan insignificante —. Murmuró apretando los puños, si había algo que la molestaba era que la redujeran a ser nadie. — Sé tú secreto Chou Tzuyu y merezco respuestas —. Dijo entre dientes.
La pelinegra al oír eso se tensó pero actuó como si nada estuviera pasando.
— No porque te creas merecedora de todo significa que tengo que explicarte mi vida porque de seguro te da tan igual como a mí la tuya —. Estaba equivocada, a Sana si le importaba, y mucho, lo que pasó ayer y tenía unas ganas enormes de explicaciones.
— Te equivocas —. Aseguró. — A mí sí me importa que pasó en ese baño —. La taiwanesa apretó los dientes y dio un paso hacia delante, Sana al ver eso entre abrió los labios lista para detenerla. — Quiero saber, tengo preguntas que no me dejaron dormir ni un segundo —. Tragó en seco.
— No te metas en donde no te han llamado —. Y eso fue lo último que dijo antes de entrar al instituto, Sana suspiró y se forzó a sonreír para también entrar como si nada hubiera pasado.
Momo quien la estaba esperando en la entrada apoyada de la pared, caminó a su lado y la tomó de la mano al ver lo alterada que estaba. — Ahora no Momoring, ahora no —. Le soltó la mano y caminó más rápido, iba directo hacia Tzuyu, se había hartado de que la tratará mal y solo había una cosa que podía hacer para poder spltar toda la ira que tenía, empujarla con todas sus fuerzas.
— Sana no —. Mina llegaba para suerte de Tzuyu o mala suerte porque se tropezaron y la antes mencionada cayó dejando a Sana frente a Myoui, frunció las cejas al ver como Chaeyoung ayudaba a la más alta a levantarse. — Sana no hagas eso —.
— ¿Desde cuándo te importa tanto esa hija de puta? —. No era una pregunta directamente hacia Mina, era hacia ella preguntándose desde cuándo había tomado tanta importancia alguien que le daba igual hace semanas atrás.
— A mí no me importa, si se muere mañana nada cambiaría en mi vida, sin embargo, sabes que la violencia no es la mejor opción —. Entre las tres la que más razonaba era Myoui así que debería creerle, por más que en su sangre ahora mismo hubiera fuego, ella debía controlarse.
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