Capítulo VII

Sana mira a Tzuyu y Tzuyu mira a Sana.

Así han estado desde hace cinco minutos y Sana no ha pronunciado palabra como si todas las preguntas se le hubieran olvidado, que es exactamente lo que pasó pero no dará su brazo a torcer, ella va a preguntarle todo o casi todo, no quiere quedarse con ninguna duda ya que sabe que es su última oportunidad.

Subió las manos a la mesa y las entrelazó apretando ligeramente los labios. — ¿Es incómodo? —. Preguntó y Tzuyu se encogió de hombros. — Esa no es una respuesta —. La menor rodó los ojos y tomó una larga bocanada de aire para poder hablar.

— A veces es incómodo, me gustaría sentarme con las piernas cruzadas sin que se note o sin lastimarme —. Explicó.

— Mi papá se sienta con las piernas cruzadas y parece cómodo —. Recordó Minatozaki mientras veía al cielo.

— Tal vez tu papá tiene vagina —. Se mordió la lengua para no reírse. — Sigue con las preguntas que se está haciendo más tarde y apenas llevas una —. Asintió.

— ¿Funciona bien? —. Esa pregunta fue en un murmuro avergonzado. Tzuyu sonrió divertida parecía que a Sana le estaba preocupando la funcionalidad.

— Si, funciona muy bien —. Dijo con seguridad. Minatozaki tragó saliva y se removió en el mismo lugar.

Una parte de ella quisiera que Chou explicará un poco más.

— ¿No has pensado en...? —. Hizo una señal de tijera con los dedos, no quería decirle pero tampoco se quería quedar con la duda. La expresión de Tzuyu era todo un poema así que pensó que se había equivocado o algo por el estilo. — Si-

— Me amo tal y como soy no necesito cortarmelo para considerarme mujer "por completo" —. Ambas asintieron al mismo tiempo. — Soy mujer, Sana, no hay dudas sobre eso solo tengo —. Miró a todos lados. — Tengo eso y me hace un tanto especial ¿no crees? —. La japonesa asintió.

— ¿Es normal? —. Ni ella sabía por qué había preguntado eso, se supone que no sentía tanto interés por esa zona en general pero ahora que Tzuyu la tiene es como si quisiera saber cada pequeño detalle.

— Si, es normal —. Chou aguantó la risa y exhaló. — Soy asiática pero no me quejo de su...ya sabes, si, es normal —. Sana se quedó mirándola a los ojos, se lamió con cuidado el labio inferior y tragó saliva, ¿qué era eso en su pecho?.

Esa extraña presión que la estaba ahogando pero que le gustaba, nunca la había sentido, sentía su cuerpo tenso, sus pensamientos difusos, las preguntas raras, todo en ella no era ella.

— ¿Cómo haces para que no se note? —.

Tzuyu sonrió y se acomodó mejor antes de levantarse. — ¿Segura que no se nota? —. Dio una vuelta como si fuera una princesa y Sana la miró de arriba hacia abajo. — es porque uso ropa interior ajustada que no duele ni nada, así no se nota —. Explicó con una gran sonrisa y se sentó.

— me impresiona, y... —. Se volvió a sentar bajo la atenta mirada de una chica que solo quería saber si se le notaba. — ¿Has estado con chicas? —.

— No —. Sana se impresionó, casi se le salen los ojos. — ¿Por qué te impresionas? —. Frunció las cejas no parecía estar tan contenta de que alguien como ella se asombrará por cosas así. — No he cogido con nadie Sana, no me he sentido preparada para estar con una persona además... —. Suspiró. — Fuiste mi primer beso —. A Sana se le cayó el mentón al suelo. — No te lo tuve que haber dicho me lo vas a restregar todos los días —. Apretó los dientes y pegó la frente en la mesa.

Sana seguía con la boca abierta y los ojos casi saliéndose.

— A-...a... —. Era lo único que le salía un leve sonido que raspaba su garganta pero que no llegaba a nada más. — A... —. La taiwanesa le pegó en la frente para ver si volvía. — ¡¿Qué?! —. Gritó con tanta fuerte que Tzuyu está segura que algunas ventanas se rompieron.

— Sabes que...me voy —. Y si nada más que decir saltó la mesa como un canguro y corrió tan rápido que en diz segundos ya había cruzado la calle, Sana suspiró y miró las cartas, se había enterado de algo que era obvio que no quería decir pero se sentía raro.

No era la primera vez que era la primera de alguien pero aún así esta vez no se sentía tan mal, era una extraña sensación que la había sonreír. — Cute —. Susurró mientras recogía las cartas, su velo se frunció al ver las que tenía Tzuyu muy cerca del borde y las agarró encontrándose con un +4. — ¿Qué? —. Miró hacia atrás y no había rastro de la alta así que solo guardó las cartas y se mordió el labio. — así que querías que te preguntara —. Metió la pequeña caja de color rojo en el bolso y salió del instituto, un día más en el que se daba cuenta que las apariencias engañan. 

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