Capítulo 4 "Una ronda más"

Definitivamente buscaban princesas en ropa tradicional, la ropa que llevaban les había dado el 90% de éxito en la misión. Pero, Baasima y Habi habían pensado que todo había acabado al ver a varios chicos de su seguridad en la calle posterior de la galería justo por donde ellas pasarían.

- Vaya que Lennox precave.

- Tu sombra nos ha echado a perder todo.

- ¿Cómo explicas que Azima pudo llegar?-les echó un vistazo amparándose en la oscuridad.

- Azima es bueno, Azima. Tiene cabeza fría para estas cosas.

- Avancemos Habi, si nos atrapan pues ya está. Charlemos entre nosotras, no demos la cara.

Y así lo hicieron, justo pasaban cerca cuando ellos se llevaron una mano al oído y corrieron como alma que llevaba el diablo pasando al lado de ellas sin molestarse en verlas siquiera.

- Creo que ya se han dado cuenta de nuestra ausencia Baasima.

- No han pasado ni diez minutos creo. –caminaron dos calles más, no llevaban tacones pues ocultarlos en las túnicas habría sido imposible, así que con ligeros flats avanzaban rápidamente. El sitio que les habían dicho se llamaba "Pasión", la fachada era como cualquier pared de ladrillos y una muy fea por cierto, solo delataba el hecho de que allí había un bar, la larga fila de gente intentando entrar y un escueto letrero. –aquí es.

- Espero que valga la pena. –vieron salir del lugar a Visir quien parecía buscarlas con la mirada y hablaba con uno de los dos gorilas de la entrada. Al verlas les hizo señas.

- Esta noche moriré a manos de Lennox. –dijo en cuanto estuvieron cerca.

- Eres nuestro empleado no suyo. –retrucó Baasima.

- Lo sé, princesa pero él también es mi Jefe. –la valla se abrió dejándoles entrar y caminaron por un largo, tétrico y ligeramente iluminado pasillo.

- Esto se parece a un pasillo de palacio antes de que pusieran luz y cámaras ¿Son antorchas reales?

- Sí princesa.

- Debes dejar de decir princesa o atraeremos atención innecesaria.

- Pero princesa Habiba, ni loco les llamaría por su nombre. –se paró para decirlo y Baasima tropezó con Habiba quien también se había detenido.

- Avancemos por favor, siento que en cualquier momento aparecerá Drácula o gente encapuchada para llevarme como ofrenda en sacrificio.

- ¿Miedo querida Baasi? –se burló Habi.

- Mira, una araña. –Habiba gritó y Baasima empezó a reírse.

- No pasará nada, el pasillo es lo único espeluznante. –aseguró Visir. –tenemos que apurarnos y aclarar como me referiré a ustedes.

- Yo seré B por supuesto. –Baasima habló rápidamente, el lugar le daba escalofríos. –a Azima dile A simplemente.

- ¿Y a mi H? no, no. Dime Habi.

- Bien. –dijo Visir no precisamente cómodo al prescindir de los títulos.

- Dijiste que teníamos que apurarnos ¿no?

- Si princesa, digo... B. dejé a A sola, y no tienen idea de la cantidad de tipos que quieren estar encima de ella. Menos mal que al estar en zona VIP la entrada ha sido reducida. No se alejen de mí, no hablen con nadie, no acepten bebida de desconocidos. Nos iremos en – miró su reloj – cincuenta minutos.

- ¡Que! –protestaron las dos.

Visir no pudo responder puesto que al fin llegaron al club el cual era enorme, este tenía tres pistas, donde la gente bailaba al ritmo del dj, el interior lucía como un palacio árabe antiguo y eso les llamó poderosamente la atención. El techo abovedado tenía un intrincado diseño con relieves y pinturas, cada reservado tenía espacio para varios y cada uno parecía una tienda de campaña. Aunque eso no impedía tener las enormes pantallas, las luces, ni que las meseras trajeran túnicas tradicionales, con el pequeño detalle que eran minúsculas, muy cortas y de un solo hombro. El velo del traje podría parecer ridículo, pero lucía bien. Las dos no dejaban de ver a todos lados absorbiendo todo.

- ¿El dueño es árabe o algo así?

- No sabemos pri...B. –el bar también tenia la decoración de una tienda de campaña de las que solían usar los nómadas. Solo que versión elegante y claro adaptada a lo que se esperaría en NY.

- ¿Bailamos preciosa? –le dijo un tipo rubio guapo a Baasima y ella le sonrío divertida. Le encantaba pasar por una más.

- No.-dijo Visir de inmediato y el tipo al ver el tamaño de Visir, alzó las manos y se retiró. - ¿Dónde está... Habi? –los dos se giraron sobre su eje buscándola. Baasima vio como Habi hablaba con uno de los chicos que atendían el bar, el cual lucía encantado. Segundos después le dio una copa con un líquido azul. Baasima no pudo evitar echarse a reír, más al ver la cara de infarto de Visir, fue hacia allá.

- Alto allí. –le dijo a su prima quien le frunció el ceño.

- ¡Oh, vamos! Tenemos escasos minutos para hacer todo esto.

- No te lo estoy impidiendo, solo quiero saber qué es. –el chico parecía cautivado al ver a Baasima ahora.

- Se llama Oasis. –Habiba empezó a toser al escuchar el nombre.

- ¿El dueño es árabe verdad?

- Sí hermosa, son árabes ¿ustedes de donde son?-preguntó interesado y comiéndose con la mirada a las dos, quienes ya no le hacían caso y le daba cada una un sorbo a la bebida, se miraron entre sí aprobándola.

- Debes tener una amplia cuota de chicas guapas todas las noches, deja de mirarlas así. –ordenó Visir.

- Ellas son tan bellamente exóticas. –dijo sin embargo suspirando.

- Momento, dijiste "son árabes" ¿Cuántos son? –preguntó Baasima.

- Son dos. A veces vienen, no es muy común pero lo hacen.

- ¿Cómo se llaman?

- No puedo darte esa información hermosa.

- Bien, en ese caso danos tres oasis. –pidió con una deslumbrante sonrisa.

- ¿Tres? -Visir estaba a punto de ahogarse con la impresión.

- Uno para cada una, tú no, lo siento, estás de servicio.

- Y por pedir refuerzos. –contestó nervioso.

- ¡Ni se te ocurra! –Habi le puso un dedo en el pecho. Las bebidas llegaron y Visir las guio al reservado, ellas ajenas a las miradas de medio mundo y el pobre hombre cada vez más nervioso. Al llegar, Azima no estaba por ningún lado.

- ¡Maldición! – Visir se giró hacia ellas. –No se muevan de aquí. Iré por... A.

- Bien, aquí estaremos. –aseguró Baasima. –Azima está bien, podría jurarlo.

Vieron que el reservado en la segunda planta del lugar daba a las pistas, así que con copas en mano fueron a ver a los que bailaban abajo.

- Esto está muy bueno. –dijo Habi después de ambas haberse tomado sus copas y la de Azima.

- ¿Otra ronda?-gritó Baasima para hacerse oír, de pronto la música había aumentado de intensidad, hacia minutos no había sido necesario gritar.

- Claro. –pidieron y así pasaron sus buenos diez minutos.

- ¿Y Visir? –dijo Azima entrando teniendo que alzar la mano.

- Te está buscando ¿Dónde estabas?

- No estoy preparada para responder eso aun Habi. –contestó y pudieron ver que algo había pasado, se acercaron. Azima vestía totalmente de negro, parecía una diosa que con solo chasquear los dedos podía poner a todos a sus pies, aunque estos estuvieron enfundados en flats también.

- ¿Estás bien? –Baasima sintió la preocupación por todo el cuerpo.

- Sí, sí. Nada malo me pasó, solo me topé a un hombre demasiado... demasiado...

- ¿Demasiado...?-insistió Habi.

- Arrogante, altanero y... solo quiero olvidarlo, aprovechemos esta media hora que nos queda. Allí viene Visir. –el pobre traía una cara de querer morirse allí mismo. -Necesito esto. –Azima tomó una copa y de un trago la terminó.

- Así que tú eres la que puso la hora.

- Ya debe estar peinando la zona tu Lennox.

- No es mi Lennox. –le sacó la lengua.

- ¡Allí está princesa! Creí morir. –Visir calló de rodillas al ver a las tres juntas.

- Y eso que aun no vamos a bailar. –Azima le sonrió ya más tranquila.

- ¿Qué? –Visir se puso pálido.

En cuanto se habían dado cuenta de que Visir no estaba, habían crecido las sospechas de que o él tenía que ver con la desaparición o ellas se lo habían llevado para garantizar medianamente su protección. Todos votaban por lo segundo, es más había quienes estaban compadeciendo a Visir, Lennox no lo compadecía, es más iba a parar su molestia hasta que Visir se retorciera de dolor ¡debía haberlas detenido! O por lo menos haberle avisado a él ¿Qué rayos estaba pensando?

- Si la princesa B le puso ojos de cordero te aseguro que Visir no pudo decir que no, eso o la princesa Habi le sonrió o la princesa Azima se lo pidió con su dulce voz. Voto por lo último, él estaba con la princesa Azima ¿no?

- Nada me detendrá en contra de Visir y lo sabes bien Husar.

- Ellas te detendrán Ian. –suspiró, sabiendo que era cierto, al menos habían tenido un ínfimo porcentaje de sentido común. -¿Qué sitios faltan?

- Es zona de restaurantes, galerías y museos. Pueden estar en cualquier sitio.

- No, no. Ellas para ir allí no harían esto. –miró en su móvil nuevamente y frunció el ceño cuando algo le llamó la atención. - ¿Pasión? –checó en internet y vio que era un famoso antro. Apretó el teléfono con rabia. Estaba furioso por supuesto, pero sobre todo estaba preocupadísimo, si algo les pasaba, si algo le pasaba a ella... -están en un antro. –lo sentía con total seguridad.

- ¡Claro que no! –dijo Husar.

- ¿Crees que su curiosidad no las haría ir a un sitio así? ¿en serio crees que se detendrían? –Husar se rascó la cabeza. –sabes que no. Manda a la mitad del personal al hotel.

- ¿Por qué? No entiendo.

- No quiero un escandalo que salga en la prensa amarillista, si nos ven a todos seremos toda una noticia. Es más que solo se queden dos camionetas y seis hombres incluyendo tú. Diles que las hemos encontrado.

- Enseguida. –Husar fue a dar la orden.

- No sabes la que te espera Baasima.

¿Habían sido cuatro o cinco Oasis que se había tomado? No recordaba, lo que sí recordaba es que su tolerancia al alcohol no era tan buena como la de Habi o Azima. Pero es que sabía tan bien que no había podido detenerse. Habían bajado las escaleras sin tropezarse, bueno, las otras dos lucían normales, ella ya se sentía ligeramente mareada, así que al lograr bajar las escaleras sin percances le había dado valor para ir a la pista y bailar. Si ella se sentía mal, el pobre Visir seguía algo pálido.

- ¿Estás bien? –le preguntó. Visir solo dijo que no con la cabeza y las tres se echaron a reír.

- Solo veinte minutos más. –había dicho Azima. La presencia de Visir parecía controlar a los tipos que las miraban con lujuria. Algo le dijo a Baasima que no era solo por Visir, pero luego el pensamiento se diluyó en la marea de cosas que pasaban. Empezaron a bailar las tres, a divertirse, a reír y ella gozó cada instante. Pararon un momento cuando les dio sed y claro, eso significó más bebidas. Fueron al bar.

- ¿Cómo vamos a pagar? Yo no traje dinero. –dijo Habi entonces y las tres se quedaron viendo con horror.

- Nunca cargo dinero. –dijo Azima.

- Ni yo.

- ¡Genial! –aun así Habi se acabó su copa.

- La cuenta está pagada. –habló el chico del bar.

- ¿Por quien? –Visir le preguntó.

- No puedo decirlo, pero está pagada.

- Pagaremos nosotras. –Azima parecía enojada.

- ¿Con que dinero? –preguntó Habi.

- Visir, paga. –Visir se puso colorado ante la orden de Azima.

- Sí, sí...

- No. Lo siento, tengo órdenes de no recibir pago de alguna de ustedes tres. –dicho eso se alejó a atender a la gente.

- Ya ni coqueteó, es raro. –Baasima quedó mirando a Azi para ver su reacción y solo vio molestia.

- Nadie más se nos ha acercado esta noche y no es que seamos irresistibles ni nada de eso, pero, ¿Qué no una de las cosas a la que vienen muchos es a ligar?

- No lo creo Habi. –respondió Azima mientras tamborileaba con sus uñas la barra.

- Visir no ha tenido contratiempos en nuestra seguridad.

- Claro. –Visir sonó sorprendido por que pensaran que no había habido problema alguno esa noche.

- No somos feas. Solo a Baasima se le acercó un tipo y vi algunas caras de otros más que si querían abalanzarse sobre nosotras, al menos mientras bailábamos. Visir es solo uno no hubiera podido con todos, aunque quizás sí –le dio una mirada a su altura y músculos. –pero, ¿Quién pagó las bebidas? Creo que él fue el que ordenó no se nos molestara. –retomó el hilo de lo que quería saber.

- Sí, ¿Quién? –Baasima empezaba a encontrar interesante la cara roja de Azima. -¿El tipo arrogante?

- Que importa. Tenemos diez minutos para largarnos ¿nos vamos a quedar aquí?

- Tienes razón, aprovechemos. –Habiba fue dando brinquitos entusiasmados a la pista.

Baasima vio como era cierta la teoría de Habi, muchos la miraban pero nadie se atrevía a unírsele. Era raro, los dueños eran dos árabes... vio a Azima quien inspeccionaba la zona como buscando algo.

- Solo espero que no haya pasado nada que de oportunidad a que pidan tu mano Azima. –la vio palidecer.

- Te lo aseguro que no. –la vio con sinceridad y Baasima le creyó. – ese tipo no se casaría ni aunque su vida dependiera de ello y yo estoy por prometerme con Omar.

- No me arruines la noche. –pidió Baasima, ni ella ni Habi soportaban pensar en lo que ese matrimonio significaría. La tomó de la mano y la arrastró a la pista.

Ajenas a lo que ocurría en la entrada y a quien avanzaba por los pasillos ellas bailaban, Visir las observaba con ojos de halcón desde la orilla de la pista. Lennox había decidido entrar solo y dejar a los otros cinco en las camionetas, al ver su aspecto y aunque el guarda había fruncido el ceño lo había dejado pasar. Cada paso que daba le aproximaba a ella y su furia se incrementaba. Llegó al sitio y escaneó el lugar.

- Has tardado demasiado. –le dijo una voz masculina que él conocía y que al ver su traje negro añadió: –gritas guardaespaldas con esa pinta.

- Es lo que soy por lo pronto. –el hombre sonrió burlón.

- Bueno, yo también me haría guardaespaldas si se tratara de custodiar a esas tres bellezas.

- Son un incordio, créeme. -Al sospechar que estarían allí había hablado por teléfono con uno de los dueños del lugar, a quien conocía de tiempo y de hecho era su amigo aunque desconocía con quien se había asociado para abrir Pasión. Él le había confirmado la existencia de tres bellas y exóticas mujeres en el lugar.

- ¿Acaso importa? Cuando me dijiste que estarías lejos de Londres no pensé que sería para esto.

- Era mi siguiente trabajo ¿Dónde están? –preguntó lo que realmente quería saber.

- Bailando.

- ¿Qué? –Ian giró hacia la pista.

- Nadie las tocará. Me he asegurado de ello, de lo contrario ya se habrían comido al único guardaespaldas que trajeron. Entonces ¿este es el trabajo que te ha mantenido viajando ya más de un año? ¿en serio?

- Ajá ¿en que pista?

- ¡Dios! Te llegó la hora. –Ian lo miró con gesto confuso.

- ¿De qué hablas?

- ¿Quién de las tres? –preguntó el hombre con aparente calma. -¿Tengo que repetirlo? –alzó una arrogante ceja.

- Soy el guardaespaldas de la princesa Baasima. –dijo esperando aclararlo e ignorando a propósito el verdadero cuestionamiento.

- Menos mal. –le contestó.

- ¿Por qué menos mal? –lo vio sonreír enigmático e Ian entrecerró los ojos.

- Son intocables, recuerda eso. –su amigo rio abiertamente.

- No estoy tocando a ninguna. –alzó las manos.

- Podrías hacerlo.

- ¿Perdón? –esta vez su amiga fue el que lo vio confundido.

- Siempre y cuando te cases.

- Muy gracioso. –agitó una mano negando.

- Lo sabía. –dijo Lennox sonriendo burlón. –tengo que ir por ellas ¿Nos vemos después?

- Dime donde y allí estaré. –estrechó su mano.

- Gracias por cuidarlas.

- Por nada.

- Oye... algún día tendrás que casarte ¿lo sabes no? –vio a su amigo hacer gesto cansado y se rio de él. –adiós.

Visir lo vio primero.

- Eres hombre muerto. –le dijo Ian. Visir solo asintió. Ian se enfocó en encontrar a esas tres esquivas y problemáticas princesas, cuando las vio gimió. Agradecía al cielo y a su amigo por la protección dada. Parecían tres caperucitas en medio de lobos, tres ardientes y sensuales caperucitas. Con razón no habían podido dar con ellas tan rápido, con esos atuendos... su vista enseguida fue hacia ella por supuesto, al verla enfundada en esos ajustados pantalones que moldeaban su trasero y caderas y a esa blusa que pese a su amplitud, al bailar mostraba la parte superior de sus senos, sintió ganas de matar a todos los presentes y de darle a ella el susto de su vida. Si él estaba excitado al verla, pese a su enojo, los demás debían estar teniendo fantasías eróticas en todo esplendor en su mente, apretó los puños y contó hasta diez... no serviría.

- Saca a la princesa Azima y a la princesa Habiba. –Visir dijo que sí y se internó en la pista. Él fue detrás usándolo como escudo para que no le vieran. Las vio protestar y entonces él apareció dejándolas mudas. Azima sonrió y encogiéndose de hombros empezó a caminar fuera de la pista seguidas por Visir. Habiba la siguió. Baasima lo miró y se cruzó de brazos sin moverse.

- Aun faltan cinco minutos. –gritó. Él no pudo más, miró al cielo buscando paciencia y al no encontrarla...

- Tú te lo buscaste. –le dijo en voz alta para hacerse oír. Dicho eso tomándola desprevenida se agachó y se la puso al hombro. Los que estaban cerca bailando se hicieron a un lado y se empezaron a reír, parecía un novio celoso llevándose a su novia. Baasima empezó a gritarle que la bajara y él por supuesto, la ignoró.

Hola chicas: espero disfruten su fin de semana y sus vacaciones quienes tengan. 

Kendra, quien ayudó a escapar a las chicas en el cap pasado tiene su propia historia, es la primera (la única por ahora) de la saga Dark Angels y creo ya les había comentado un poco sobre ellas.  Está en mis obras. 

Con Baasima no debo pasar de diez caps porque es historita corta, así que vamos por mitad quizás.

¡Besos!

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