Azima Final Parte 2
Los novios y los amigos más cercanos de ambos firmaron los papeles donde se le daba legalidad a la unión. Por parte de ella Habiba y Baasima quienes ya estaban mucho más serenas y sonrientes y por parte de él, Ian y Zaím. Aunque les acompañaron Gabriela, Jaquie y Allyson junto a sus esposos.
- Déjennos solos unos segundos. –imploró Azzam al finalizar. Con distintas caras de diversión abandonaron la estancia, pero no sin antes León advertirles que serían pocos minutos pues debían atender a sus invitados. En cuanto la puerta hizo clic él la pegó a su cuerpo y la besó largamente. Azima pasó sus manos por su cuello y le devolvió el beso poniendo su ser en ello. – Ya vámonos. –le susurró despegándose un momento.
- ¿Qué? Pero si tú querías todo esto.
Azzam puso su frente en la de ella suspirando con arrepentimiento.
- Ya sé. Que los atiendan los demás. –sonrió al escuchar la suave risa de ella.
- Olvídalo. Ahora enfréntate a las consecuencias de tus actos.
- Debí haberte hecho caso. –besó su frente.
- Lo sé.
- Siempre te haré caso a partir de ahora.
- Mentiroso.
- Te lo juro.
- Que fuertes declaraciones. –Bromeó ella.
- ¿Me amas?
- Sabes que sí.
- Entonces vámonos. –pidió de nuevo y esta vez ella se carcajeó.
Y así, sonrientes y felices entraron al salón principal donde parecía que aplaudirles a los novios se había vuelto una nueva tradición. Ella sonrió a todos para luego quedarse un momento estática.
- ¿Qué pasa? –preguntó él enseguida.
- Dios, Nat es increíble. –Azima miraba hacia arriba y después a todos lados.
- Lo es. –confirmó al seguir la mirada de Azima y comprobar porque era la mejor en su área. El salón era enorme pero aun así era lo que había pedido. Una noche estrellada en el desierto, un cuento como el de las mil y una noches, con estrellas fulgurantes en colocadas con esmero, precisión y belleza. Las flores estaban igualmente por todas partes, pero Nat había logrado que nada se viera recargado. No eran los únicos que parecían admirar el resultado. Los invitados estaban viendo de primera mano lo que una boda árabe de primer nivel podía ser. Nat se acercó sonriente para indicarles donde sentarse y ellos le agradecieron, sabía lo que hacía pues recibió su agradecimiento con una sonrisa segura.
El banquete comenzó con un desfile por parte de los meseros para luego al término del primer plato aparecieran bailarinas con una danza tradicional que encantó a la audiencia. Nat solo había empezado con su labor les aseguró con un guiño para luego desaparecer.
- Habrá fuegos artificiales y globos ¿verdad? –preguntó Azima.
- Te lo dije.
- ¿En serio? ¿Y dicen Azzam amará a Azima por siempre? –se acurrucó en su pecho mirándole.
- En parte. Dicen unas cuantas cosas más.
- ¿Qué cosas?
- Cosas.
- ¿Qué cosas? –insistió curiosa.
- Cosas como "Azzam y Azima quieren puras niñas".
Azima lo vio seria para luego reír.
- Bueno, sabremos si dan resultados en un tiempo.
- ¿Cómo de cuanto estamos hablando? ¿Nueve meses?
- Claro que no. –le dijo aun con risa en la voz. -Poco menos de tres años.
- ¡Es demasiado!
- Te quiero para mí solito todo ese lapso. –él pareció reflexionar en sus palabras.
- Tienes razón. –claudicó enseguida.
- En sus manos, comiendo de su mano. –observó Baasima quien estaba acercándose a la pareja. Azzam la oyó y aceptó el hecho encogiéndose de hombros. Azima se levantó pidiendo ayuda para ir al baño, él aceptó dejarla ir a regañadientes.
- Santo cielo, solo son unos minutos, no exageres.
- ¿Y bien? eres feliz ¿verdad? –le preguntó Habiba enseguida al entrar al baño exclusivo que usaría la novia.
- Por supuesto que lo soy ¿hay dudas? –frunció el ceño.
- No. Gracias al cielo, no. Pero quería oírtelo decir –Habi al abrazó de pronto. – Gracias.
- ¿Por qué? –la miró intrigada.
- Por ser la hermana mayor que...
- Que nunca quisimos, pero bueno, apareciste tú y que más daba. – Baasima la abrazó fuertemente.
- No pues, sí que están cariñosas el día de hoy.
- Sé feliz, mucho. –pidió Habi.
- Pero si ya lo soy.
- Entonces sigue así. Y si no, avísanos y llegamos enseguida a quemar Durban.
- Cuento con ello. –les aseguró como la mente maestra que era. – Tenemos algo pendiente chicas.
- ¿Qué cosa?
- Ayham mi querida Habi, Ayham.
- Pensamos que te habías olvidado.
- ¿Olvidarme? Me estoy casando con el amor de mi vida, pero eso no me ha dejado amnésica. Ayham debe saber con quién se está metiendo...
-
****
- Ayham. –llamó el rey a su sobrino desde su trono ubicado por encima de todo y al que Nat había prestado especial detalle y atención en cuanto a ubicación. Las luces le daban un aire más que digno y real.
- Dime tío.
- Ve al salón contiguo, la pequeña biblioteca.
- ¿Qué deseas te traiga?
- Una sobrina si es posible.
- ¿Perdón qué? –lo vio espantado.
- Allí están las chicas de las que te hablé.
- ¿Es en serio?
- ¡Por qué rayos haces tantas preguntas! Solo obedece. Dijiste que las conocerías.
- Bueno sí, pero...
- ¡Ve!
Ayham se retiró poco a poco como esperando que el rey le dijera que era una broma, al ver su seriedad se encaminó ocultando su irritación. Abrió la puerta de la biblioteca con un golpe enfadado y cuando vio quienes estaban dentro abrió la boca de la impresión.
- ¿Ustedes?
- Nosotras. –le dijo la pelirroja o sea Kendra, con diversión.
- ¿Cómo es que mi tío las conoce?
- La pregunta es ¿Cómo es que no sabías que nos conocemos? – Sulin la de ojos raros pero bellos según palabras de su tío le preguntó mirándolo con curiosidad.
- Debo decir que la boda es digna de un cuento de hadas. –Comentó Brisia alias la vikinga. Ayham movió la cabeza y se llevó una mano a la cara.
- Hola de nuevo Ayham. Tanto tiempo. Cierra la puerta. –Pidió Kendra.
- ¿Qué, por qué? –las vio con cautela.
- Solo hazlo, no te vamos a comer. –Sulin le guiñó un ojo coqueta. Ayham lo hizo con lentitud como si estuviera tratando con tres felinos salvajes.
De hecho, en cierta forma lo eran. Las había conocido en un campo de entrenamiento militar en Yemen hacía unos años y él al igual que los otros ocho que estaban allí, habían firmado un contrato de confidencialidad. El cómo habían logrado ser aceptadas esas semanas era un misterio, pero seguramente habían desembolsado una gran cantidad de dinero. El caso es que al terminar el entrenamiento eran diestras en distintos tipos de armas y las había visto pelear. Su destreza rivalizaba con la de cualquier experto. Suponía que no era el único lugar donde habían recibido entrenamiento. Después de eso, las había visto en algunas pocas ocasiones en distintos lugares y eventos donde se habían saludado con cordialidad, pero curiosamente había coincidido en que casi siempre pasaba algo estando ellas alrededor. Un robo de alto perfil, un hackeo a la seguridad del lugar, etc. Hasta esa noche en la boda de Baasima que Sulin le había tendido la famosa tarjeta de las DARK y todo había tenido sentido. Por los viejos tiempos le había dicho y él había usado la tarjeta esa misma noche para pedir el secuestro de su hermana.
- Siento que de un momento a otro debemos empezar a hacer un baile sensual o algo así para que él decida. –Brisia dijo de pronto y al oírla explotaron todas en carcajadas.
- ¿Saben las intenciones del anciano?
- Claro que sí. Por eso estamos aquí. –Sulin alzó una ceja sugerente. Para luego morderse el labio intentando no reír de nuevo al ver la incomodidad de Ayham.
- Oh vamos, ya basta ¿de verdad creíste que alguna de las tres accedería a una boda contigo en estas condiciones? –Preguntó Brisia.
- No creo ser tan mal partido. –les dijo mirándolas con ojos entornados.
- Mírate, queriendo huir hace un momento y ahora diciendo eso.
- ¿Qué rayos hacen aquí Ken?
- Tu tío recibió una de nuestras tarjetas y después nos llamó.
- ¿Han trabajado para él? Ahora entiendo todo.
Claro, ellas le informaban de todo. Ahora le gustaría saber si habían penetrado la aparentemente invulnerable seguridad de Ian. Quizás lo habían hecho o quizás solo habían pasado información al rey.
- No podemos decirte más. Solo que tu tío nos cae bien y por eso accedimos a esto porque de igual forma te conocemos y no querrías salir de aquí comprometido ¿cierto?
- Cierto.
- Ve a disfrutar la fiesta, guapo. –Sulin lo alentó.
- ¿Y ustedes?
- Lo haremos, pero quizás después de poner a prueba la seguridad de Ian.
- No vayan a arruinar la boda de mi hermana. –advirtió serio.
- Para no querer a tu cuñado pareces hablar muy en serio.
- ¿Cómo saben que...? ¡Olvídenlo!
- Azima nos cae bien. No haremos nada para afear este día. –le aseguró Brisia y las otras dos asintieron.
- Más les vale. –advirtió de nuevo.
- No tomamos muy bien las advertencias, me temo. Le dirás por favor a tu tío que no te gustó ninguna de las tres.
- Excelente Kendra. Así que yo cargo con esa responsabilidad.
- ¿Quieres que Su le diga que sí acepta? Estaba bromeando sobre eso hace un momento. Puede ponerte en aprietos un tiempo. Decide.
- Está bien, me voy. –alzó las manos sabiendo que era el momento de irse.
- Ayham. –le llamó Kendra antes de salir.
- ¿Qué?
- Si le dices que ya sabes quienes somos rompes confidencialidad ¿lo sabes no?
- Lo sé. –gruñó.
- Y si te decides a decir una sola palabra...
- ¿Qué Brisia? ¿Me amenazan ahora?
- Por supuesto. Diremos que mandaste a secuestrar a tu hermana.
- Juegan sucio.
- No, solo ojo por ojo. No dices nada, no decimos nada. No te enojes. –pidió Sulin acercándose. - ¡Dios! ¡Qué sexy verte así vestido de Jeque!
- ¡No soy un Jeque!
- Príncipe del desierto, lo que sea. Te ves como portada de novela de esas salvajes y eróticas.
Ayham rodó los ojos y levantando las manos a la nada se marchó. Alcanzó a oír sus risitas. Salió a paso apresurado y buscó a Ian.
- Tienes un excelente sistema de seguridad ¿verdad?
- El mejor.
- Bien.
- ¿Por qué?
- Solo quería saberlo.
- La seguridad ahorita es el triple de lo normal debido a la boda, no te preocupes.
- Perfecto. –se dio la vuelta dispuesto a buscar donde echarse agua en la cara, avanzó varios pasos y algo topó con un cuerpo dando de lleno con él. Sintió una ligera presión en su cuello y una posterior calidez. Tomó de los brazos a la recién llegada a juzgar por el perfume envolvente que usaba para separarla pues había impactado sobre su pecho.
- Lo siento, no vi por donde iba. –le dijo Nat quien iba a toda prisa. Era una visión de encaje y seda en color rojo oscuro. No parecía la organizadora de bodas. El vestido elevaba sus atributos delanteros, aunque no los mostraba por respeto al lugar donde se encontraba. La cintura era pequeña y sus caderas redondeadas a juzgar por el modo en que el vestido pese a ser amplio abrazaba sus curvas.
- No deberías andar vestida no sé ¿de blanco y negro? –le dijo.
- Como una empleada, supongo. –lo vio alzando una ceja.
- Lo eres ¿no?
- Sí, pero no soy cualquier empleada. Soy la jefa. –se separó de él. Y se giró para irse, pero se volteó en el último minuto. –Lo siento.
- ¿Por el impacto? Me hubiera hecho más daño una hormiga.
- No, por eso. –Nat señaló su cuello y sonrió malévola para luego irse.
Él fue al baño y con asombro vio un par de labios rojos perfectamente pintados en su cuello. Así que eso había sido. Vaya que había sido precisa. No consideraba que hubiera sido a propósito, pero la precisión era perfecta aun siendo un accidente. Pasó sus dedos enseguida por la zona haciendo que los labios se hicieran una mancha roja sin quitarse, de hecho, no logró quitar nada aun humedeciendo la zona logrando que se desesperara. Tuvo que usar jabón, más agua y frotar de tal forma que sí quitó la mancha, pero su cuello estaba rojo por tanta fricción. Maldijo en su interior.
- ¿Misión cumplida? –preguntó la novia a su organizadora momentos después.
- Cumplida. –asintió Nat como si estuviera hablando sobre la demostración de espadas que hacían los guerreros de Zaím en ese momento.
- ¿Precisión? –pidió saber Baasima.
- 100%.
- ¿Ubicación? –preguntó Habi.
- Exacta. Por supuesto.
- ¿Arrepentida?
- Ni de lejos querida Azima. A sus órdenes. –Les dijo Nat antes de ir a checar.
- Es buena. Me gusta. Ni parpadeó cuando se lo pedimos. –Habi estaba feliz.
- Tenía una cuenta pendiente por eso.
- ¿Le diremos que fue nuestra idea a Ayham?
- Creo que aún no Habi, en algún momento oportuno. Dejémoslo que piense que nos lleva ventaja. –Las tres se rieron y callaron al ver llegar a Azzam.
- Tu hermano traía una cara...
- Se manchó con algo, creo.
- Bien. –Azzam se vio más que satisfecho.
- Que malo. –le regañó ella y él besó su mejilla sin sospechar que había fraguado todo con las chicas.
- ¿Ya nos vamos?
- No sé cuántas veces le he oído preguntar eso. –Baasima le comentó a Habi mientras regresaban con sus esposos.
- ¿Y mis globos y mis fuegos artificiales?
- Eso será hasta media noche. Falta mucho.
- Media hora tan solo. Media hora y nos iremos ¿A dónde iremos por cierto?
- ¿Recuerdas el lugar a donde te llevé cuando te saqué de aquí?
- Cuando me secuestraste más bien.
- Ajá.
- Pero estaba en ruinas.
- Lo mandé reconstruir. Solos tú y yo hasta que queramos. –la pegó a su costado. Ella apoyó la cabeza en su hombro.
- Suena genial.
Los invitados salieron al jardín junto a los novios a ver la exhibición, pero antes cada uno de los presentes elevó los globos justo después de los novios quienes tardaron un momento pues la novia reía, no supieron de qué, pero era por lo que había leído dentro de su globo. Azzam había cumplido y puesto las frases que quería. Cuando los globos se elevaron, llenaron la noche estrellada con su resplandor, el espectáculo era impresionante. Cuando el ultimo globo fue elevado, empezaron los fuegos artificiales y se dejaron cautivar una vez más. Azzam se mostró más impaciente y llegó la hora de la despedida entre abrazos y despedidas llorosas se la llevó sin dejarla cambiarse de ropa no sin antes presentar sus respetos al rey. La fiesta continuaría aun sin ellos, así lo habían decidido.
- ¿Tienes idea de lo que es andar con esto? Amo el vestido, pero hubiera preferido ir más cómoda. -Le dijo a bordo del Jeep que los llevó a una explanada donde los esperaba un helicóptero. Azima lo vio confusa. –Pero si hay helipuerto en palacio.
- Y todos hubieran subido a despedirse y retrasarnos aún más.
- Vaya contigo.
Le quitó el cinturón y la besó con ansia.
- No tengo ganas de compartir tu atención con nadie más por un buen tiempo. –le dijo al oído. –Además quería ser el que te quitara el vestido, nadie más.
- Está bien. –fue lo único que pudo decir con la respiración acelerada. Ya arriba del aparato al cual le costó un poco subir lográndolo por él, vio su maleta y suspiró aliviada, al menos tendría con que cambiarse. Él vio su mirada y le habló nuevamente al oído.
- No vas a necesitar nada de ropa.
Logrando sonrojarla intensamente. Viajar de noche no era la mejor de las ideas, pero el vuelo fue rápido y seguro. En menos de lo que pensó ya estaban allí. Al tocar tierra, luces se encendieron y se pudieron apreciar mejor los cambios ya que la edificación estaba gran parte en roca lo que no la hacía fácil de apreciar. Bajó con los cuidados de Azzam en todo momento y la abrazó mientras ambos miraban la antigua edificación.
- ¿Te gusta?
- Sí. - Pese a la poca visibilidad se veían los cambios en la estructura.
- Aún queda mucho por hacer.
- Lo que has logrado ya es impresionante. Ahora quiero saber cómo subiré las escaleras con esto. - Le dijo una vez que maletas y provisiones fueran subidas y quedaran solos.
- Te llevaré en brazos.
- Caeremos los dos. –aseguró riendo. - ¿Así es esto?
- ¿Qué cosa? – la miró con amor.
- La felicidad en su máximo esplendor.
- Sí, exactamente así.
Subieron las escaleras caminando por supuesto. Él la guiaba de la mano y una vez arriba entre risas y un leve cansancio de ella por lo que implicaba avanzar con ese peso no la dejó dar un paso más y la besó llevándola entre besos a la habitación que habían ocupado antes.
- Es un cambio, uno enorme. –dijo ella separándose mientras medio luchaba con él que no quería dejarla ir. –déjame ver.
- Después. – la tomó entre sus brazos.
- Que impaciente.
- Han sido meses sin ti ¿no me extrañaste nada, cierto?
- Lo hice. Con locura. –Azima no le puso más trabas. La habitación en realidad había sido restaurada pero no presentaba cambios enormes aún. Había ventanas, un lugar donde hacer fuego para calentar la habitación, una mesa con sillas y una cama enorme.
Azzam quería ir rápido, pero se olvidó en cuanto la tuvo ya sin distracciones entre sus brazos. Con reverencia le quitó el vestido tardando en el proceso, pero disfrutando todos y cada uno de los segundos. Era como desenvolver el mejor de los regalos. El mejor que tendría en toda su vida. Cuando al fin quedó el vestido a los pies de ella, se dio la vuelta con un suspiro de alivio. Ella lo cautivaba con un montón de ropa encima, así como lo hacía sin nada en su cuerpo. La escasa lencería en blanco que llevaba le paró un segundo el corazón. La contempló aun sin poder creer que esa mujer era suya. Pasó sus manos lentamente por todas sus curvas y la besó largamente para después llevarla en brazos a la cama.
Con ella siempre había sido así. Intenso, profundo, absorbente. Su conexión iba más allá de lo que jamás había sentido. Con ella siempre había sido hacer el amor. Y ahora era suya, porque él lo había sido de ella desde que Azima había posado sus hermosos ojos en él, esa noche en el caos de la música y el bullicio que había en Pasión. Su Diosa de la noche, gimió de placer cuando al fin entró en ella después de deleitarse en besar todo su cuerpo. Tomó sus manos por encima de su cabeza y las entrelazó con las suyas mientras entraba y salía del interior de la mujer que amaba. El éxtasis les llegó al mismo tiempo mientras se miraban intensamente dejándoles asombrados de lo que surgía entre los dos. La besó tiernamente aun intentando recuperar un poco el aliento.
- Eres lo mejor de mi vida Azima. Siempre será así. –ella se aferró a su cuerpo.
- Y tú de la mía. Por siempre. No puedo esperar a vivir el resto de mi vida contigo.
- Y nuestras niñas.
- Eso... y nuestras niñas. –explotó en carcajadas. – puede venir un niño, tómalo en cuenta.
- No te preocupes, lo amaré de igual forma. Solo me gusta llevarle la contra a tu hermano.
- Lo sé, creo que a él también le pasa lo mismo.
- Pese a quien le pese, ahora eres mía, completamente mía. –besó su pelo, su frente, sus labios. – Eso nunca cambiará prométemelo.
- Prometido.
- Para siempre...
- Para siempre.
- Que así sea. Amor. Así será.
Bueno, aquí ha acabado Azima... shoremos... Ya sé, falta epilogo y lo haré. Solo necesitaré tiempo. Y aparte subiré los extras prometidos por su paciencia. Es muy raro acabar algo que te llevó tanto tiempo XDDD y sobre todo algo que disfrutaste imaginar y plasmar. Gracias por la paciencia, las porras y todas sus bonitas palabras. Les mando miles de abrazos.
pd. Si hay alguna pregunta haré lo posible por despejar alguna duda. Si es sobre Ayham sí está en mis planes su historia, pero a futuro. Cosa que con Omar no. Besos.
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