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Las flores que crecían cerca de su hogar eran realmente lindas, le fascinaban tanto que le gustaría tener algunas decorando los alrededores de sus ventanas pero eran demasiado bonitas como para arrancarlas de la tierra, así que prefería seguir sentado cerca de ellas para poder sentir su aroma mientras comía pequeños pedazos de brownies horneados por el mismo. Dirigió su vista al cielo y notó como el color anaranjado comenzaba a hacerse presente, le recordaba a cuando pasaba sus tardes junto a su tan querido novio admirando el firmamento. Su novio, Hyunjin... Él estaba a punto de llegar a casa, con ese pensamiento en mente tomó con emoción la canasta que había llevado y, con un paso veloz, comenzó a dirigirse hacia su casa.

Al entrar a su casa dejó la canasta sobre la mesa y tomó los brownies que habia guardado para su novio, también dejándolos sobre la tabla de madera, a Hyunjin le fascinaba comer cada uno de los postres que Jeongin cocinaba y a Jeongin le fascinaba esperar a Hyunjin con algo dulce para comer. No faltaba mucho para que el mayor llegara y supo que no se había equivocado cuando la puerta fue abierta.

- ¡Príncipe! — Exclamó mientras se levantaba de su asiento para correr a los brazos contrarios.

Rodeó la cintura del más pequeño para abrazarlo y acercarlo a su cuerpo mientras cerraba la puerta tras ellos. — Han pasado dos años desde que no soy un príncipe, cariño. — Soltó una pequeña risa, luego besó brevemente los suaves labios de su novio.

- Eres el príncipe de mi corazón.

- Creí que era el rey de tu corazón. — Ladeó su cabeza.

Rodó sus ojos y frunció su ceño. Llevó sus manos a las mejillas ajenas y las presionó, formando una mueca graciosa en el rostro de Hyunjin. — Arruinas mis intentos para ser romántico contigo, ¿por qué eres así?

Soltó una risa con algo de dificultad debido a la presión de sus mejillas. — Te amo.

- También lo hago... — Abultó sus labios, soltando las mejillas de ese chico. — De hecho, hice brownies para ti para que supieras que te amo mucho.

- Oh, ¿en serio? — Sus ojos se desviaron a la mesa por unos segundos, segundos que tardaron en volver al rostro de Jeongin. — ¿Qué hice para merecer a un chico tan bonito como tú?

Se alejó un poco de él, dándole paso a la mesa. — Hablas como si fuera lo mejor de tu vida.

- Bueno, tú eres mi vida. — Después de hablar se acercó a la mesa, tomó un pedazo de brownie y lo llevó a su boca para morderlo.

- Dios mío, tú naciste bañado en azúcar. — Soltó una pequeña risa tímida, dirigiéndose a la cocina.

Comenzó a buscar las cosas que usaría para preparar la cena, aunque no sabía bien que cocinaría esa noche. Hyunjin también se dirigió a la cocina, ya había terminado el primer trozo del brownie que su novio le había preparado y ya iba por el segundo, todo lo que Jeongin cocinaba era delicioso y con el paso de los años no había hecho más que mejorar, se recargó en el marco de la puerta mientras mordisqueaba ese postre tan delicioso y observaba al menor.

- ¿Qué cocinarás?

- No lo sé. — Se encogió de hombros. — ¿Qué quieres comer?

- Siendo sincero. — Se reincorporó y terminó de comer su brownie, luego se acercó al pequeño y acomodó un poco su cabello, terminando por acariciarlo. — No tengo hambre.

- Uh, ¿no? — Dejó las cosas de lado, cerrando los ojos ante las caricias ajenas. — Yo tampoco, creo que comí muchos brownies antes de que vinieras.

- ¿Comiste brownies sin mí?

- Oh. — Cubrió su boca, fingiendo estar sorprendido. — No debías saberlo.

- Ahora lo sé y estoy enojado. — Frunció su ceño mientras arrugaba su nariz, bromeando con ello.

- ¿Se te pasará si te beso?

- Quizá.

Llevó sus brazos hasta el cuello contrario para abrazarse a él y poder acercarlo a su rostro, alzando sus cejas mientras le dedicaba una sonrisa antes de comenzar a dejar pequeños besos sobre sus labios. Jeongin amaba besarlo, no podía negarlo, en su defensa, sabía que nadie, absolutamente nadie, que haya besado al castaño diría que no le había gustado, los labios del mayor eran tan malditamente adictivos; le parecía increíble la manera en la cual sus labios encajaban como si formaran parte de una misma cosa, o la suavidad que tenía Hyunjin para pasar sus manos por su cintura, o el ambiente tan dulce y tranquilo que se formaba cuando estaban juntos, como si el tiempo se detuviera, o ver el brillo de ilusión en los rasgados ojos ajenos, o poder recibir una cálida sonrisa llena de amor sincero cuando se separaba de él, ¿alguna ex pareja del mayor sería capaz de de negar que estar a su lado se sentía como tocar el cielo con las manos? lo que Jeongin no tenía en cuenta era que Hyunjin nunca antes había besado a alguien como lo hacía con él, que nunca antes había encontrado unos labios que encajaran con los suyos, que sus manos nunca habían acariciado una cintura con tanto cuidado, que el tiempo nunca se le había detenido estando junto a alguien más, que sus ojos solo brillaban cuando chocaban con su mirada, que podía sonreír con tanto amor porque, si se trataba del pequeño, era lo único que sentía. Estaban enamorados pero ¿quién podía culparlos por sentirse así? eran almas gemelas que, por fin, se habían encontrado. Ellos no lo sabían pero debían encontrarse porque sus lunas se completaban al igual que sus corazones. Se separaron un poco, dedicándose sonrisas que decían mucho más de lo que podrían expresar con palabras.

- ¿Sabes...? el mayor rompió el silencio. — Aún no oscurece por completo, así que estaba pensando en ver el atardecer juntos.

- Como hace dos años.

- Exactamente...

Ver el atardecer junto al rubio era algo sumamente especial para él, esperaba que para él también lo fuera.

Asintió con su cabeza. — Ah, está bien... Pero debemos volver temprano, mañana debemos trabajar.

- Estaremos aquí antes de media noche.

El más pequeño esperó a su novio en la puerta principal mientras el mismo se preparaba para que ambos pudieran ir al lago que estaba cerca de casa y, cuando estuvo listo, se dirigieron a su destino. Sus conversaciones triviales no eran algo de otro mundo pero estando juntos se sentían diferentes, era tarde así que no había gente en las calles y, gracias a ello, no debían preocuparse por estar tomados de las manos mientras caminaban y sus miradas dejaban notar lo bien que se hacían estando juntos. El camino no era largo, así que no tardaron en llegar y, al hacerlo, Jeongin soltó la mano de su novio para acercarse a la orilla del lago dando pequeños saltitos de emoción simplemente por estar allí juntos al contrario.

- Oh, las vistas aquí son tan bonitas. ― Comentó, perdiendo su mirada en el horizonte.

Sonriendo se acercó a él, abrazandolo por la cintura sin intenciones de quitar su vista del rostro tan emocionado del menor. — Sí, lo sé...

- ¿También te gusta el paisaje...? es muy tranquilo por esta zona, mucho más a estas horas.

- En realidad, estaba hablando de ti, — Volteó hacia el horizonte, tal como su novio lo había hecho momentos antes. – Pero tienes razón, el paisaje aquí es bonito, no tanto como tú, pero lo es.

- ¡Hyunjin! — Exclamó entre risas, empujando el hombro ajeno como una broma. — Deja de decir esas cosas, me enamoras.

- Lo siento. — También riendo se alejó un poco de él y tomó sus manos. — Aunque quizá quiero seguir enamorandote.

- ¿Más que ahora? — Presionó su agarre.

- Mucho más que ahora.

- Me temo que eso es imposible.

- Suena como un desafío, — Soltó una de las manos ajenas y, con el agarre de la otra, hizo que diera una vuelta sobre si mismo. — Me gusta.

Rió levemente, negando un poco con su cabeza. — Eres un caso perdido. — Balanceó el agarre de sus manos, volviéndose a acercar a él.

- Así te gusto. — Colocó su mano libre en la cintura del rubio.

- Y no te das una idea de cuanto. — Susurró y, en cuanto sintió la mano contraria en su cintura, llevó su mano libre al hombro de aquel chico.

El castaño comenzó a tararear una canción, una de esas canciones que tanto había escuchado en los bailes que su familia solía organizar, y sin siquiera notarlo habían comenzado a bailar a pesar de que ninguno de los dos tenía mucha idea de como hacerlo, provocando que ambos tuvieran que suprimir unas cuantas risas por lo malos que eran bailando, aunque Jeongin no aguantó demasiado; terminó por soltar una risa que fue seguida por la risa contraria.

- Somos un desastre en esto...

- Es divertido bailar contigo.

- Todo es divertido si estoy contigo. — Llevó cada mano a cada hombro ajeno, soltando un suspiro. — ¿Eres consciente de lo enamorado que estoy de ti...? siento que mi corazón es demasiado pequeño para todo lo que siento por tu persona...

- Sé cuanto me amas porque te amo de la misma forma, es el sentimiento más lindo que alguna vez sentí... — Desvió su vista al cielo que comenzaba a perder su color anaranjado y, luego, devolvió su vista al lindo rostro ajeno. — Sé que esto es difícil porque ambos somos chicos, pero...

- Hey, — Interrumpió. — Dijimos que no ibamos a estar tristes por eso.

- No es eso... — Soltó una pequeña risa nerviosa y luego tragó saliva que costó que pasara por su garganta debido a lo seca que estaba. — Quiero decir que, a pesar de todo, estamos juntos... Ambos luchamos por este amor, esto es mutuo y tan perfecto... Tanto que me siento en un cuento de hadas...

- Como esos cuentos que leía cuando era niño, — Soltó una pequeña risa. — Somos los protagonistas de una historia de amor.

- Una historia llena de felicidad, Innie... — Presionó un poco sus labios y se alejó de él, no demasiado, mientras metía una de sus manos en su bolsillo. - Eres el chico perfecto, ¿lo sabes?, cada pequeña cosa de ti te hace tan especial, incluso esos detalles que tú crees que son defectos, eres... Eres ese chico que siempre busqué y ahora, sorprendentemente, está a mi lado.

- ¡Tú también lo eres, cariño! eres el mejor novio de este mundo, no puedo pedirte mucho más...

- Yo si tengo algo para pedirte...

El rostro de Jeongin cambió por completo cuando vio como Hyunjin se arrodillaba frente a él mientras que con una de sus manos toma una de las propias y, con la otra sacaba una pequeña caja que abrió con cuidado, dejando ver un anillo, ¿estaba en un sueño...? no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas cuando comprendió todo lo que estaba pasando.

- Hm, Jeongin... — Volvió a hablar, nervioso. — Tú... ¿Quieres casarte conmigo?

Esa pregunta fue más que suficiente para hacer que las lágrimas escaparan de sus ojos y presionara un poco más el agarre de sus manos, esta vez nadie lo estaba obligando, Hyunjin realmente se lo había preguntado, Hyunji  realmente quería ser su esposo más allá de cualquier trato que sus familias tuvieran, aunque todo eso no importaba. — ¿Por qué preguntas eso...? ¡Claro que quiero casarme contigo!

Al notar las lágrimas ajenas se levantó del suelo para rodear al menor en un abrazo y apegarlo a su pecho. — Pero, bebé, no llores, vas a hacerme llorar a mi también... — Besó la cabeza del pequeño mientras sentía como sus lágrimas humedecían su ropa. — Prometo que seré el mejor esposo de todos...

Alejó su rostro del pecho de su novio, ahora, nuevamente, su prometido. — No tengo dudas de eso... — Sonrió mientras secaba sus lágrimas con la yema de sus dedos.

- Esta vez si nos casaremos... — Soltó una risa por lo bajo y tomó la mano izquierda del rubio para colocar el anillo en su dedo anular. — Mi lindo y futuro esposo...

- Hyunjin y Jeongin, esposos... — Rió también. — Que bien suena así... ¿Deberíamos enviarles una carta a Minho y a Changbin?

Con una de sus manos tomó las suaves mejillas llenas de pecas que el menor tenía y, con brevedad, besó sus labios. — Sí, ellos tienen que saberlo...

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