Capítulo 7

~~~

Mi respiración empieza a entrecortarse cuando siento unas manos acariciar mis piernas, ese tacto es tan reconocible en mí que sin levantar la cabeza, sé de quién se trata, pero prefiero solo mantenerme con los ojos cerrados y con el cuerpo petrificado para que el temblor y mis nervios no me delaten.

De un salto, abro los ojos al sentir como sus labios se acoplan a los míos lentamente. Mi piel se eriza y apenas puedo mantener la poca cordura que me queda al ver que yo me mantengo con los mismos vestidos cortos para dormir mientras que él está sin camisa y solo... solo... con bóxer.

Estoy tentada a pasar mis manos por su espalda y su pecho, pero tengo miedo a lo que pueda suceder, así que lo único que puedo hacer es mantenerlas en colchón de la cama.

Trago fuerte al sentir como su nariz roza de arriba hacia abajo mi cuello, provocándome varias cosquillas pero de irreconocibles sensaciones; una pequeña sonrisa se sale de sus labios cuando se da cuenta que empiezo a apretar las sábanas.

—Mírame Kiara.

Intento no hacerlo. Me digo a mí misma que no lo haga. Si lo hago, está claro que me perderé en todo sentido en sus ojos, en su pícara sonrisa y en su tacto suave.

Siento como el calor de su cuerpo cada vez se une más al mío, su mano se posa en mi cintura y sus labios empiezan a marcar líneas por todo mi cuello y mis hombros de manera lenta que siento que no podré mantener los ojos cerrados.

Y cuando no puedo seguir más, conteniéndome por las buenas, pongo mis manos en su cuello y pronto mis labios quedan junto con los suyos, su respiración se vuelve agitada y al entreabrir mis ojos, me doy cuenta como sus pupilas se han dilatado hasta ver como su iris se ha puesto más gris de lo normal.

Me caigo de espalda y él empieza a levantar un poco mi vestido, haciendo que me sienta avergonzada de mi actitud pero él no se detiene, deja el vestido por mi abdomen y siento como le da masajes a la parte descubierta de mi estómago y mi vientre.

Siento como el aire me falta, mis mejillas arden y de cómo mis ojos empiezan a dilatarse también.

Su mano empieza a acariciarme y cuando deja de besarme, solo el sonido de su respiración cae en mi oído haciendo que me sienta en otro mundo. Me muerdo el labio inferior para no sacar algún sonido imprudente, pero cuando las yemas de sus dedos se acercan de nuevo a mis piernas, no evite murmurar su nombre.

—Xav...

Mi corazón empezaba a latir tan rápido que pronto se saldría de mi pecho. Mis uñas empezaron a adentrarse en su espalda y cuando él dejo ir un pequeño gemido; no aguante las inexplicables ganas de mostrar mis sentimientos.

—Te amo Xavier...

Él no se detuvo en dejar de acariciarme y seguir un recorrido de besos por todo mi pecho, cuello hasta llegar a la boca.

—Yo... Te...

Ansiaba escuchar esa palabra, necesitaba escucharla de su boca. Si esto estaba sucediendo en verdad, quería que de una buena vez, me dijera eso que tanto ansiaba escuchar.

— ¿Qué?—Hice que continuará.

—Te a...

~~~

— ¡Hora de levantarse!

Abrí mis ojos y pronto vi como Neil abría las cortinas y seguido de eso, las persianas de la ventana, haciendo que yo gruñera fastidiada y me tirara de nuevo en la cama para envolverme con las sábanas color melón.

—Kiara, levántate. Son las ocho y a las nueve, el rey quiere que todos nos reunamos en una sala privada. —Rodé los ojos con mal humor.

Tire las sábanas a un lado mientras me sentaba en la cama para rascarme los ojos y así, estos, empezaran a acomodarse a la luz del sol. El día estaba bien soleado y despejado, no había ni un rastro de nubes por lo que veía pero aun así mi humor no estaba de buenas para recibir ese bonito día.

—Que carita la que tienes.

Eleve mis cejas ante su comentario que parecía provocarle risa; estaba claro que no era de las chicas que se levantaban como una flor al florecer por las mañanas, yo parecía de esas chicas que al despertarse, tiene cabellos de loca, los ojos achinados y una cara de bruja. No era muy amigable verme de esa manera y no se lo recomendaba a nadie y más cuando me despiertan de una manera tan desprevenida que hacen que mi sueño se corte y no pueda continuar con la historia.

—Debes de tener en cuenta que no soy muy hermosa en la mañana.

Me acaricié el cuello y el recuerdo de los labios de Xavier en mi sueño hizo que rápido sintiera una ola de calor recorrer por toda la parte de mi cuerpo.

—Me daré un baño, lo necesito. —Desaparecí ante la mirada de Neil quien después se escuchó como salió de mi habitación.

Al quitarme toda la ropa y entrar en la ducha para empezar a bañarme, cerré los ojos al sentir como el agua caía en mi rostro y luego se deslizaba por mi cuerpo.

Estaba impresionada conmigo misma al haber tenido aquel sueño que se me hacía difícil creer que dentro de una hora vería a Xavier y mis recuerdos volverían.

¿Cómo podré verlo a los ojos, después de haber tenido tal sueño?

No estaba segura de que si agradecerle a Neil por haberme despertado o matarlo por haberlo hecho; me sentía confundida en todo aspecto por la simple idea de que quizás mi cuerpo empiece a añorar el tacto de Xavier, pero lo que más me preocupaba era saber que si algún momento volvería a soñar con él, semidesnudo y rozando sus manos por toda mi piel.

Estaba segura que esa persona no era yo, aunque siendo sincera, no negaré que desde la última vez que él estuvo conmigo a solas en mi habitación, algo cambio en mi cuerpo y desde ese entonces, he tenido que controlar mis impulsos.

Tenía que quitarme esos pensamientos de mi cabeza, aunque me guste mucho Xavier, no puedo pensar en cosas que me llevarían a la lujuria. No es que sea santa pero debo de ir con lo importante, si las cosas no funcionan como yo quiero, es mejor que no intente nada impulsivo, en cambio, si las cosas dan un buen rumbo... Empezaré a reflexionar ciertas cosas.

Después del baño, dejo que mi personal me ayude con el vestido, el cabello y el rostro; espero a Neil unos minutos hasta que ambos caminamos por los pasillos de la pequeña Villa del lado Este.

Hace menos de doce horas llegamos a Sunshine Town, la ciudad principal del lado Este. Es una ciudad pequeña pero también muy bonita como Bennington.

En comparación con la última vez, ahora nos estamos quedando todos en una villa cerca de la playa, al parecer las villas que se establecen en la ciudad son rentables aunque sus montos por alquiler, están para que yo done un riñón.

Es fantástico, porque esta apartado un poco de la zona central y a la vez estar cerca de la playa es más relajante, ya que además de no tener por todos lados varias cámaras que quieran fotografiar mi rostro, también en la villa no hay cámaras de seguridad, excepto afuera.

Cuando Neil y yo nos encaminamos a algún lugar de la villa, al final, terminamos en una terraza que tiene una pequeña meda y dos sillas, al sentarnos, aparece una mucama y nos empieza a poner varios platos de comida, lo cual provoca que el olor de la comida y a la vez, la vista que da, hace que mi hambre salga a luz y empiece a probar de todo, bocado a bocado, llenándome las mejillas de pan integral, tocino, huevos y frijoles; parecía una ardilla con una docena de nueces en la boca.

El sol cada vez empezaba a subir y observe como varios surfistas empezabas a salir de las villas para acercarse al mar y comenzar a practicar con su tabla de surf mientras otros entraban a lo profundo del mar para alcanzar una ola y comenzar a surfear.

— ¿Estás villas solo se alquilan?—pregunte animada.

—Supongo, la mayoría de ellas sí. Ya que la ciudad la consideran más como un centro turístico y como llegan muchos extranjeros, a veces alquilar las villas es mejor que quedarse en un hotel. —Asentí, comprendiendo el método de trabajo.

El lado Este tendía a ser un lugar mucho más adecuado que el Norte, pero sabía que cada distrito tenía lo suyo y aunque la playa no fuera uno de mis sitios favoritos, me parecía muy hermosa verla tan de cerca. La única vez que he estado en la playa ha sido la primera vez que Xavier y yo salimos juntos y aunque no salió todo bien como yo pensaba, podía recordar lo divertido que nos la pasamos riendo y hablando.

—Come rápido, el rey espera que seamos puntuales. —Suspire ante ese comentario.

Ser una persona puntual es lo primordial para el rey Arturo, creo que para agradarle, en mi primera mano, uno debe de saber a qué horas llegar y estar exactamente a la hora antes de que él pueda enojarse.

Termino de comerme la mayor parte de la comida para después regresar a mi habitación y lavarme los dientes; después de eso, camine con Neil hasta la sala en donde todos nos reuniríamos con el rey Arturo y Xavier, aunque pensar en la última persona me estaba costando un poco y mi piel empezaba a erizarse. Debía de controlar mis nervios y respirar hondo para que nadie notara mi diferencia de comportamiento.

Al tocar la puerta, se escuchó como la voz del rey Arturo decía que pasáramos; así que Neil giro el pomo de la puerta para hacerme pasar a mí primero y de último él. Observe cono Avery y su tutor, Cooper, ya estaban en la sala. El rey Arturo y Xavier se encontraban sentados en unas enormes sillas de madera que más parecían ser tronos, mientras que nosotros nos íbamos a sentar en unos sofás comunes color verde musgo.

Neil me invito a sentarme para después él quedarse a mi lado, intentaba mantener la mirada fija en Neil, pero sentía que cierto individuo me estaba observando esperando que lo viera a la cara pero por nerviosismo, me impedía hacer tal acción, además debía concentrarme en lo que diría el rey Arturo esta vez con el siguiente reto.

—Buenos días, señoritas y tutores. —Todos contestamos al mismo tiempo con un «Buenos días». —Como sabrán, en el lado Este viven muchas personas extranjeras de las cuales al regresar a su país natal llevan muchos recuerdos de Nueva Erlanwood, como también dan su opinión al respecto de lo que les pareció o no, en su instalación prolongada en el país. —Me moría por saber de qué trataba el reto—. Así que esta vez, el siguiente reto consiste en que programen una fiesta para todas las embajadas que se encuentran en nuestro país. —Abrí mis ojos tan grande que no me entraba por la cabeza eso de organizar una fiesta. —Su tiempo límite es de tres días... — ¡¿Cómo?! ¡Tres días!—en dos deben de planear la comida, el montaje del lugar y por supuesto, como ganarse a cada uno de los embajadores. —Si no estuviera sentada, quizás me hubiera caído de espaldas.

Sí hace casi un año, me tome más de tres semanas en organizar el evento del festival en el cual me tocó Unión Zelandesa, no me quería ver en tres días, organizar otro nuevo evento mucho más importante en el cual también me tengo que ganar la simpatía de los casi ochenta embajadores que viven en Nueva Erlanwood. El rey comenzaba a bajar mi moral con cada reto y no solo eso, mi estrés se incrementaba en cada segundo.

—Disculpe majestad, pero que ganaremos en agradarle a los embajadores. —Me mantuve atenta ante la pregunta de Avery.

—Cada embajada tiene su ventaja señorita Avery—empezó a decir Xavier—, en ellos conseguimos todo aquello que no proviene de Nueva Erlanwood, alimentos, objetos y personas. —Note cono Avery enarcó la ceja.

— ¿Personas?—Xavier asintió.

—Gracias a todas esas personas extranjeras, el país es muy bien reconocido y además de ello, mantenemos una buena estabilidad económica aunque no la ocupemos como se debe—me dio una mirada y comprendí lo que quería decir.

— ¿Será necesario hacerlo en tres días majestad?—pregunto Neil.

—Sí, ni más, ni menos. —Puntualizo. —Como futuras electas para el trono y compromiso de mi único hijo; deben de ser hábiles en organizar eventos que aparezcan de inmediato, sin ello, no podrán mostrar lo responsables y perseverantes que pueden llegar a ser cuando sean unas futuras princesas y reinas. —Respondió el rey.

Solté un suspiro silencioso, mientras sabía que este reto me iba a alterar tanto que no sabía que podía terminar de hacer al final. Estaba acostumbrada a que todas las tareas las dejaran en varios días de anticipación y no para que fuera pronto, pero si el deber de una princesa consistía en hacer todo este tipo de obligaciones sin quejarse, pues, tendré que aprender mucho en el tiempo que me quedé antes de que Xavier de una respuesta.

— ¿Alguna duda señorita Kiara?—levanté el rostro y este chocó con la mirada de Xavier.

—Eh... No. —Dije tragándome todo el nudo de emociones con la noticia del reto.

—Entonces ¿por qué esta sonrojada?—Volvió a decir el rey.

Inhalé aire y no permití soltarlo durante varios segundos que se me hicieron eternos. No me había dado cuenta en que momento ya estaba sonrojada y más porque no pude intervenir en hacer algo para no ser tan directa en mi acción. Note como Xavier empezaba a reírse pero debía de ponerse serio ya que tiene a su padre a su lado. Así que, solo cerré los ojos y me pase la mano en mi cabello para hablar.

—Solo recordé algo, majestad. —Dije avergonzada.

—Bien. —Rodó los ojos. —En dos días tendrán que presentar la estructura de la fiesta y las tarjetas de invitación, todo ello será evaluado por mí y Xavier. —Explicó el rey Arturo. —Pueden empezar con su reto. —Finalizó.

(...)

Le pedí a Neil que me buscara todo tipo de información sobre los embajadores que llegarían a la fiesta, ya que como era tantos, debía de calcular el aproximado de platos de comida y bebida que debía darles, mientras tanto, en una computadora empecé a diseñar una tarjeta de invitación lo más rápido que podía.

Cada vez me estaba tardando y no sabía que hacer al final, el estrés y la ansiedad se tomaron de las manos para provocarme un dolor de espalda y cabeza inimaginable, en el que tuve que acariciarme las sienes y beber demasiada agua, ya que el calor empezaba a hostigarme de cabeza a pies; eso lo único que provocó fue que me quitara el vestido y me cambiara de ropa, tuve que ponerme unos shorts y una camisa sin mangas; de todas formas, creía que no saldría de mi habitación toda la tarde y si era posible en la noche, no estaba ni siquiera segura de que horario tendría el evento, pero preferí ponerlo para la noche, ya que empezaba a tener una idea sobre el ambiente que le daría un buen comienzo al lugar para los invitados.

No conocía mucho sobre Sunshine Town, pero al investigar lugares en donde se hacían eventos, me pareció ver uno, en el cual me pareció un perfecto lugar elegante y hermoso en donde los invitados disfrutarían de una agradable cena.

Desde luego, tuve que llamar a varios chefs, diseñadores de eventos y por supuesto personal, para repartir comida para que al evento no le faltara nada. Estaba segura que esta vez iba a tener todo bien preparado y organizado, que nada me faltaría.

(...)

Tenía listo todo, las fotografías de cómo estaba estructurado mi evento, las tarjetas de invitación y por supuesto el menú de la comida; estaba decidida que todo estaba bien planificado y no solo eso, me sentía orgullosa del buen trabajo que hice en dos días, donde sin lugar a dudas, esta vez no fallaré en nada.

Veo como Neil toca la puerta y me anuncia que debemos irnos, he dormido aunque sea lo suficiente para no estar cabeceando al escuchar las palabras del rey y aunque solo me queda 24 horas para empezar mi propio evento, me siento muy confiada en lo que pueda llegar a pasar; estaba preparada para que el rey se dé cuenta que soy una buena partidaria para su hijo y no solo eso, sino que también soy buena organizando este tipo de eventos que quizás pienso, que se me dan a la perfección.

Cuando llegamos a la sala, esta vez a quien esperamos es al rey Arturo y a Xavier, veo como Avery no se le ve ni una gota de cansancio o estrés, parece como si ella no hubiera hecho nada y viniera con las manos vacías pero en realidad, hay una carpeta al frente de ella donde debe de tener planificado su propio evento. Me da curiosidad por saber qué es lo que hará y no solo eso, que tendrá esta vez bajo la manga.

Después de unos minutos, todos nos levantamos para darle una reverencia al rey, quien llega con su mismo rostro serio mientras que Xavier irradia alegría y se mantiene a su lado. Ambos se sientan en las mismas sillas de hace dos días y esperan a que yo y Avery seamos quienes den las primeras noticias sobre el proceso del evento; pero al ver que mi contrincante es la primera en levantarse y empezar a sacar algunas hojas de su carpeta, espero que comience a hablar para saber de lo que tratará su evento.

Antes de que me entretenga en repetir una y otra vez mi discurso, abro mis ojos y me impresiono al ver que Avery saca unas fotografías casi iguales que las mías.

—Buenos días majestad y alteza. —Dice sonriente mientras que yo intento averiguar que si lo que veo es real. —Les presento mi proyecto, el cual consiste en invitar a más de doscientos invitados a la fiesta, el evento se realizará en las afueras de Sunshine Town, es decir, que la fiesta tendrá lugar en el hotel Hilton Paradise.

Empecé a pestañar repetitivas veces hasta que me cansé y me di una bofetada mental para que reaccionara a todo lo que mis oídos escuchaban. No podía creer que primeramente Avery vaya a hacer el evento en el mismo lugar donde haré yo el mío y lo segundo podía ver como llevaba impresa una lista de platos de comida que se parecía exactamente a la mía. Todo parecía coincidir entre lo de ella y lo mío y eso hizo que mi estómago empezara a revólver todo lo que había digerido en el desayuno.

Sin pensar lo que estaba haciendo, me acerqué a la mesa de ella y tome sus documentos donde ella intento quitarme pero no se lo permití. Leí cada uno de los datos y me di cuenta con mucha más claridad que ella había robado mis ideas; todo el personal de servicio que había contratado ella lo tenía, la fiesta la había puesto en mí mismo horario y supuesto la tarjeta de invitación era la mía; estaba tan atónita que no sabía que hacer pero cuando Neil llegó y me aparto de Avery, reaccioné de inmediato y me di cuenta lo vil y bruja que era esa chica.

— ¡Tú te robaste mis ideas!—Neil me sostuvo de la cintura para no acercarme a Avery.

Al parecer, él se había dado cuenta de lo que estaba sucediendo pero para no formar una pelea, intentaba que yo me mantuviera tranquila y obediente pero eso no era lo que yo necesitaba en ese momento, lo único que podía calmar mi enojo y rabia, era que Avery confesará que me había robado todo mi evento sin que yo me diera cuenta.

— ¿Qué sucede aquí?—Se levantó el rey de su asiento.

—Kiara ha empezado a atacarme, su majestad. —Intente arrancarle la lengua a esa bruja endemoniada.

—Eres una despreciable chica que se roba los trabajos de los demás a sabiendas de lo mucho que uno se ha esforzado. —Casi escupía todas las palabras.

Él no entendía nada, bueno en total, nadie entendía solo yo y Avery; así que mientras me soltaba del agarre de Neil, fui por mis documentos en donde los solté y los mezcle en la mesa para que todos se dieran cuenta que mi proyecto era el mismo que el de Avery. Ella se mostraba neutra sin decir ni una palabra, eso incrementaba cada segundo más mi enojo y más saber que alguien había conseguido los planos de la fiesta.

No sabía cómo había llegado a sus manos pero estaba segura de que lo tenía muy planeado. Ahora veía por qué se encontraba bien relajada, sabía que algo pasaba primero y diría sus planes para la fiesta, todo le saldría bien mientras que a mí me dejaba la mala jugada y la vergüenza a fondo del agujero.

Me había tardado varias horas en conseguir todo para que quedará perfecto y cuando menos lo esperaba viene ella y se roba lo que no es suyo. A eso se le llama ser ratera como también ladrona.

—Tienen lo mismo. —Claro que es lo mismo.

— ¿Cómo pudo suceder esto?—Xavier quiso que le diéramos una explicación.

—Estos documentos son míos, no sé cómo llegaron a las manos de ella. —Mencione agitada de la furia.

— ¡Tú eres una mentirosa!—Empezó Avery. —Esos documentos son míos, no sé cómo tú, me los robaste. —Me mordí el labio.

Me estaba conteniendo en no golpearla y arruinarle su bonito cabello para que soltara la verdad, pero a estas horas, solo estábamos provocando que todo se saliera del borde y perdiéramos más tiempo de lo que necesitábamos.

—Di la verdad que te los robaste, eran mis ideas y tú te atreves a decir que todos estos papeles son tuyos. —Cada vez me molestaba más al ver el rostro de Avery.

Tuve que inhalar y exhalar aire muchas veces para no soltar alguna de mis perlas, conté del uno al mil para no soltar una maldición y no me quedó de otra que hacer mis manos unos puños permitiéndome no darle un golpe en la cara a Avery.

— ¡Basta! Quien fuera de las dos que se robara el trabajo de la otra, solo les diré que una tendrá que desistir al proyecto y hacer uno nuevo. —Masculló el rey.

—Y la que acepte y tenga que hacer un nuevo proyecto, igual ¿se hará para mañana el evento?—Pregunto Neil.

—Sí, no podemos seguir perdiendo más tiempo. Pueden tomarlo o pueden dejarlo. Es su decisión. —Neil me dio una mirada derrotada.

—Y si no acepta alguna de las dos majestad...—Continuó Cooper.

—No seré yo quien quedé mal con los invitados, desde un principio dije, que yo solo impondría los retos y ustedes serían los que se encargarían de los demás y entre eso se agrega los problemas que se muestren a lo largo de la competencia. —Me resigné con esa respuesta.

No tenía muchos opciones, discutir con Avery no solucionaría los problemas y no solo eso, ella no desistiría en querer hacer un proyecto nuevo, ya que sí no hizo el primero, estoy segura que mucho menos aceptara el segundo; tenía menos de un día para organizar todo, los recursos casi se me han agotado y estoy asumiendo mi propio estrés con la competencia.

Si en algún momento hubiera tenido la oportunidad de remendar el error de dejar los documentos en un lado visible, a estas horas estuviera celebrando de tener una buena aceptación del rey pero en vez de eso, él se limpia las manos y no ayuda a dar una solución al problema.

—Está bien, organizaré un nuevo proyecto. —Observe como Avery sonrió con victoria. —Las invitaciones les estarán llegando en una hora. Con su permiso. —Hice una reverencia y me marché.

No estaba feliz con mi decisión pero ¿qué más podía hacer? En vez de perder mi tiempo en reclamarle la estafa que Avery ha hecho con todos y me ha dejado en mal, buscaré la manera para que mi evento sea mejor que el suyo. Aunque no esté muy segura si llegué a serlo, ya que estaré compitiendo con mi mismo proyecto.

(...)

Hace tres horas le entregué las invitaciones al rey Arturo, había tenido que volver a planificar todo para poder darle las correspondencias y estás fueran entregadas el mismo día por los invitados.

Mi idea había consistido en que el evento se daría en una de las villas de la zona, en donde había espacio para organizar una fiesta en la playa. La hora se había establecido como un almuerzo, donde tendría que poner una plataforma en la arena y unas cuantas carpas que servirían para dar sombra y no les diera el sol a los invitados. Con la comida, desistí la idea de dar varios platos de comida así que tome por decisión propia dar un gourmet, en donde se daría varios platos principales de casi todos los países del mundo.

Tuve que hacerle una llamada a Lou por la tarde diciéndole que necesitaba de su ayuda para que contratará a varios jóvenes de bajos recursos y todos ellos me ayudaran en repartir bebidas como bocadillos a los invitados y también de servirles los platos en el buffet.

Con los cocineros, me las ingenié para que su madre y mi madre contrataran también a varias cocineras y cocineros que habían trabajado con familias extranjeras así que tampoco me olvide de mis amigos del castillo, llamé a Maggie y Robert para que me ayudaran con los platos junto con los demás y al parecer nadie se negó así que ya tenía otra cosa hecha.

Como los diseñadores que había contratado ahora trabajarían para Avery, llamé a Calvin y a Neil para que me ayudaran a escoger los manteles de las mesas, las sillas, los adornos y otras cosas para que avanzar con el proceso de elección.

Por la tarde, ambos me acompañaron a varias tiendas para comprar todos esos recursos que necesitaba, a pesar que todo era muy costoso y su precio se elevaba cuando visitaba otra tienda; fui cuidadosa en escoger los elementos esenciales para no gastar una gran cantidad de dinero que sería cobrado por el rey.

Estaba claro que todo el montaje lo estaba proyectando un día antes pero aunque no estuviera segura de lo que estaba haciendo, debía de confiar que por lo menos había intentado hacer algo para remediar un error que esta vez no había sido cometido por mí.

(...)

—Adelante. —Dije al escuchar como tocaban la puerta.

Observe como Xavier entraba en la habitación y veía que todo estaba en orden, abrí la boca pero después la cerró cuando se dio cuenta que seguía trabajando para el evento de mañana, a estas horas debía de haber estado preparándome para mí pero a estas alturas sigo con los invitados.

Él oprimió varios gestos al ver que seguía trabajando y ya casi era medianoche y aunque yo estuviera disimulando mi cansancio para que no viera lo derrotada que me encontraba después de la noticia, solo deje ir un resoplido para levantarme e ir hasta él.

— ¿Sigues trabajando?—Asentí tocándome el cuello

—Me falta consultar si mañana por la mañana me pueden ir a dejar unas cajas de vinos. —Mire la lista de cosas que me faltaban. —Y también otras cosas más.

Le di la lista a Xavier y empezó a leer todo lo que me faltaba en voz baja, camino hasta el escritorio y observe como tomó papel y lápiz, para empezar a anotar algunas cosas, doblar la hoja y después guardarlas en el bolsillo de su pantalón.

— ¿Qué haces?—pregunté.

—Te ayudaré a conseguir algunas cosas a partir de la primera hora de la mañana. —Me asombré.

—Eso es hacer trampa. —Aunque no me importaba que el príncipe me diera una mano.

—Yo lo llamaría ayuda de último momento. —Sonrió.

—Sigo diciendo que es trampa. —Primera vez que me contradecía a hacer trampa.

—Míralo de esta manera...—hizo un gesto pensante. —Tú solo tuviste un día para organizar todo porque te robaron tus ideas, entonces, necesitabas que alguien te diera una mano. —Negué mientras reía.

—Sí lo llega a saber tu padre...—Me interrumpió.

—No me importa. —Enarque la ceja con asombro.

— ¿Cómo que no te importa? Desde cuándo no te importa lo que te diga tu padre. —Encogió los hombros.

Ignoró momentáneamente mis palabras para mientras que se asomaba por la ventana y retiraba un poco la cortina para observar algo que se encontraba por fuera.

—No quiero que tengas algún conflicto con tu padre. —Suspiro y me dio una mirada fría.

—Kiara, ¿tú crees que mi padre ha podido alguna vez hacer todo solo?—preferí no contestar a su pregunta. —Mi madre, siempre estuvo con él, ambos hacían las cosas juntos, trabajos, eventos, criarme, todo. —Lo último me dio un poco de risa.

—Pero te aclaró que nosotros... No somos una pareja. —Asintió tranquilo.

—Lo sé, pero el punto al que quiero llegar es que si algún día te conviertes en princesa ¿crees que podrás llevar toda una carga completa de trabajos que llenaran casi todos los horarios de tu agenda?—solo crucé mis brazos.

—Quizás pueda. —Xavier dejo ir un ruidito de su boca.

—Ni siquiera puedes levantarte por las mañanas sin que Neil te lo ordene para que ahora digas que podrás con responsabilidades mucho más mayores. —Achiné los ojos molesta por su comentario.

—Te agradezco por tu comentario. —Me tire a mi cama.

Me miro por más de tres minutos sin decir ni una palabra y aunque no estaba de humor para desatar una pelea con él, preferí quien fuera él que cortara esa tensión y hablara, sino lo único que esperaba de él, era que suspirará y terminará por irse de mi habitación. Pero fue lo que no hizo, siguió en silencio esperando que yo fuera la que hablara primero, empezaba a darse cuenta de lo orgullosa que suelo ser, pero en ocasiones no doy mi brazo a torcer y aunque me cueste aceptar que esta vez, ha tenido la razón; supongo que debo ser yo quien abra la boca.

— ¿Cómo puedes con esto?—hizo una mueca y camino hasta mí.

—Te acostumbras con el tiempo—acarició mi rostro—al principio puede que sea abrumador pero luego lo vez algo normal que suele suceder. —Sonrió.

Me imaginaba que lo decía porque sus experiencias haber sido más difíciles que la mía. Y yo que me quejo por una pequeña cosa sin haberme puesto a pensar que para él ha sido más difícil este camino.

—Quiero que me contestes una cosa y quiero que seas sincera. —Hice una cara de miedo.

—Sí es relacionado con el evento, yo no he hecho nada malo hasta hoy. —Aclaré.

—No, no es eso. —Agarro mi mejilla y la jaló unas varias veces hasta que me dolió.

—Entonces, ¿a qué se debe?—esperaba un regaño o algo pero solo me dio una mirada risueña.

Se quedó mirándome un buen momento hasta que se pasó la mano en el cabello y dejo soltar aquellas palabras que se habían hecho un nudo en su garganta.

— ¿Por qué te sonrojaste hoy?—Vi como despertó su interés al verme admirada.

—Yo... Pues... Solo...—Empecé a jugar con mis manos. —Es que... nada más recordé algo gracioso... Nada importante. —Alarde.

Pero él no dejo de verme con simpatía mientras mis palabras seguían siendo solo una sombra que ocultaba la verdad; estaba más que segura, al cien por ciento, que no me había llegado a creer; pero decirle la verdad, sería otra humillación que no quedaría olvidada nunca.

— ¿Tan malo es, para que no me quieras decir la verdad?—gruñí.

—Solo te diré que gracias a ti, es que me puse sonrojada. —Abrió sus ojos dejándome ver sus pupilas grisáceas.

—Kiara Leaky, ¿qué estabas pensando, pequeña pecaminosa?—Le di un golpe en el brazo del cual rió.

—En nada, solo que... A veces, me pones nerviosa con tus miradas. —Intente mezclar la historia verdadera con una falsa.

Negó mientras, se quedaba pensando unos segundos más hasta que miro su reloj y se dio cuenta que ya era tarde.

—Me debo de ir y tú tienes que dormir. —Hice un amago.

—Lamento si mañana nada sale bien. —Se acercó a mí.

—Kiara, todo lo que hagas me gustara. Eso no lo dudes. —Asentí abrazándolo.

Antes de irse, rozó sus nudillos en mi mejilla para después acercar sus labios a los míos, en donde dejo, un pequeño beso que me provocó miles de sensaciones en el estómago hasta que se separó de mí y camino hasta la puerta.

—Que descanses, mi Flor de Loto.

(...)

La ayuda de Xavier había sido tan grande que no hubo duda que le agradecería de por vida.

Estaba mirando por todo mí alrededor, mientras anulaba en mi pequeña lista todo aquello que se encontraba en su lugar.

Las mesas rectangulares que estaban unidas, una tras otra, formando un circulo de manera cuadriculada estaban en buena posición como también los manteles les daban una bonita tonalidad, los adornos hechos de conchas de mar se veían hermosos en la mesa, podía ver como los chicos que había contratado estaban emocionados por comenzar a trabajar, podía verlos nerviosos pero se les veía alegres así que solo deje ir un par de risas al ver los lindos que se veían.

Había probado la comida por la mañana así que no tenía mucha hambre ya que tantos sabores y olores me dejaron noqueada pero no me quejo de ello, todo estaba estupendamente delicioso.

—Estás hermosa.

Mi corazón latió rápido cuando me di la vuelta y me encontré con la mirada de Xavier, mis mejillas comenzaron a arder y pronto me sentí perdida, no sabía qué hacer ni decir y lo peor de ello, es que él había llegado de una manera semi—formal como lo había hecho saber en la tarjeta de la invitación. Unos shorts celestes, una camisa blanca y unos mocasines... ¡Dios! ¡Es perfecto!

—Gracias.

Me tomó de la mano y me dio una vuelta haciendo que la falda de mi vestido se moviera.

—Si no fuera porque los invitados empiezan a llegar, ya te hubiera robado un beso.

Pero por educación no lo hizo, solo dejó un beso en mi mano para después marcharse hasta donde se encontraba su padre, quien va vestido casi de la misma manera que su hijo.

Mientras observaba como los invitados empezaban a llegar, los recibí con cálidas sonrisas y también con unas copas llenas de vino blanco. Todos parecían asombrados con lo que se les presentaba en su alrededor y daba gracias que los chicos que la hacían de meseros, se pusieron atentos en atender a los invitados con bebidas o bocadillos.

Cada mesa se fue llenando con el paso de tiempo, así que me preparé para darles la bienvenida a todos y así comenzar con el almuerzo, podía ver como entre todos los invitados había buena comunicación como también sus sonrisas demostraban mucho lo placidos y agradecidos que se encontraban con el buen servicio como también el ambiente del lugar.

Ordene un poco mi cabello ya que la brisa del mar lo agitaba a cada momento para acercarme a los cocineros y decirles que se prepararan a poner la variación de platos de comida en la mesa donde se daría el buffet.

— ¿No falta nada?—Le dije a Neil quien veía como se entretenía con la fuente de chocolate.

—No, solo falta tu discurso para que este evento comience. —Asentí complacida.

Agarre la falda de mi vestido para subir a la pequeña tarima, mire a todos y al ver que seguían distraídos en sus conversaciones o en los bocadillos de panes con ajo o con mantequilla, toque suavemente el micrófono donde al escucharse el sonido vibrante, todos pusieron sus rostros en mí para ponerme atención y así yo, empezar el evento.

El grupo musical que hace unos segundos estaban tocando baladas solo con sus instrumentos, dejaron de tocar para ser los siguientes en mirarme como también el resto de personas de servicio.

Estaba incomoda con tanta mirada pero sabía que debía de relajarme para que mis palabras no se entrecortaran; así que mientras Neil llegó a mi lado con dos copas de champán, yo empecé a decir mis primeras palabras que se cruzaron en mi mente, ya que con el tiempo, no llegué a escribir aunque sea un pequeño discurso.

—Buenas tardes. Sé que no se esperaban algo sencillo y está muy claro que no se lo merecen por lo mucho que hacen por Nueva Erlanwood, muchos de ustedes, esperaban un evento muy lujoso en donde fuera quizás, cerrado y con adornos u objetos muy costosos pero, con solo que estén aquí primeramente es para agradecerles que hayan aceptado mi invitación y lo segundo es para que disfruten de este pequeño evento, que quizás si hubiera llegado a tener más tiempo, les hubiera ofrecido mucho más de lo que han mirado aquí.

—Un brindis por la señorita Leaky, por organizar este estupendo evento ¡Salud!

— ¡Salud!

Cuando Xavier dijo eso, todos levantaron sus copas y brindaron por mí, una emoción entro en mi pecho al ver que nadie tenía una mala cara, todos expresaban su alegría con una sonrisa, aplaudiendo o dando buenos comentarios que apenas empecé a escuchar.

Tome un poco de champán ya que seguía sin acostumbrarme a las bebidas con poco alcohol, Neil me tomó de la mano y me ayudo a bajarme y a los segundos de nuevo la orquesta empezó a tocar su música.

(...)

Por la tarde escuché críticas positivas sobre la comida, bebida, decoración, servicio y muchas otras cosas más. Tuve que saludar a todos los embajadores y embajadoras que habían llegado con su respectiva pareja; todos se comportaron de una manera muy amable y respetuosa conmigo; con algunos me quedé hablando un par de minutos y en otras ocasiones, yo era la que empezaba la conversación.

Todo estaba resultando de maravillaba y cuando la tarde fue cayendo, el atardecer se puso admirar, el problema fue de que no se pudo apreciar de maravilla cuando el sol cae en el mar porque nos encontrábamos en el lado opuesto de donde salía; pero aun así, todo salió perfecto.

Podía ver como muchos no sé querían ir de la fiesta, estaban tan conformes en bailar al compás de la orquesta y de los reflejos que irradiaba el sol al ocultarse cada vez más que no se movían. Otros seguían degustando la comida, para mientras que otros, ya estaban pasados de las copas pero seguían riéndose a carcajadas de lo que escuchaba de la otra persona.

— ¿Tienes un momento?—Me pregunto Xavier.

—Creo que sí...

Ni siquiera termine la oración cuando tomó mi mano y me guío fuera del evento; ambos empezamos a caminar por la arena de la playa y agradecía que el terreno de la villa era demasiado grande para poder seguir explorando el lugar, note como se detuvo unos segundos al darse cuenta de que sus zapatos se estaban llenando de arena, así que no dudo en quitárselos para luego caminar, estaba claro que no se había percatado desde que llegó que no andaba con zapatos, como la falda del vestido cubría mis pies, decidí que no era necesario ponerme aunque sea unas sandalias sin tacón, ya que como el evento se hizo en la playa, estaba claro que si llevaba algún zapato me hundiría en la arena.

— ¿Dónde vamos?—pregunte.

—No sé. —Rió. —Solo, quería estar un momento a solas contigo. —Gire mis ojos mientras reía.

Ambos seguíamos caminando sin tener en vista algún rumbo. De todas formas, entre más nos alejábamos de la villa de donde se estaba haciendo el evento, solo escuchaba el sonido de las olas al chocar como también de las cuantas gaviotas al pasar en grupo, formando una "V".

El día había sido hermoso y aunque Xavier y yo no mencionáramos alguna palabra, estaba feliz con solo tener su mano tomada con la mía y de caminar a su lado mientras su esencia empezaba a despertar mi olfato.

—Nos estamos yendo muy lejos. —Mencione con risa.

—Lo sé pero es divertido despejarse un momento ¿no lo crees?—consideré su opinión.

—Sí y gracias por la ayuda. Te debo un favor. —Nos detuvimos.

— ¿Otro más? Sí es así, quizás a la próxima te seguiré ayudando para que te llenes de favores y yo pueda tener buenas recompensas. —Me tomó de la cintura y me atrajo a él.

—Te estás aprovechando. —Susurre cerca de su boca.

—Un poco.

Besé detenidamente sus labios mientras saboreaba el sabor dulce de sus delgados labios, otra corriente eléctrica cruzó por mi columna vertebral haciendo que mi piel se erizara y sintiera mariposas en el estómago.

Me sentía una niña tonta teniendo esas sensaciones pero era agradable poder sentir como él siempre me hacía sentir mejor en cualquier momento. Sus dedos acariciaron la parte descubierta de mi traje y aunque yo solo adentraba mis dedos en su cabello, mi corazón empezaba a latir cada vez más rápido como también mi respiración empezaba a acabarse.

—Me gusta más cuando llevas el cabello rizado. —Sonreí.

—A mí también.

Lo abracé mientras que descansaba en su pecho y escuchaba los latidos de su corazón.

Cerré un par de veces mis ojos, sintiéndome segura en ese pequeño hueco de su cuerpo, antes de que llegáramos a separarnos, me fije en una figura que se ocultaba detrás de una enorme roca así que soltándome de Xavier, camine detenidamente sin hacer algún ruido pero cuando Xavier me llamó varias veces para que regresara o que le diera una respuesta hacia donde me dirigía, al final, no le dije ni una sola palabra.

Con solo unos metros que me encontraba de la roca, me moví un poco más despacio hasta que llegué y me apoye detrás de la piedra para poder ver que era lo que había detrás pero solo me encontré con un par de cangrejos escondiéndose en la arena.

Todo había sido extraño, había visto una figura pero de un momento a otro, parecía haberse esfumado o como si la arena se la tragó.

— ¿Qué sucede?—Pregunto Xavier.

—Creo que... Observe una figura por aquí. —Le señalé.

—Habrá sido un fotógrafo el que nos haber encontrado. —Suspiré.

—Tienes razón. —Me rasqué el cuello.

—Debemos irnos.

—Sí, vamos. —Me di la vuelta junto con él, para caminar.

Quizás pudo haber sido un fotógrafo pero para mí, había sido otra persona la que nos había estado observando. Quien fuera que haya sido, algo debe de tramar, porque no puede llegar a ser un simple espía.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top