Capítulo 22
— ¡¿Piensas que todo esto es real?!—me grito mi padre. —No permitiré que tú vayas a ese lugar, Lucas solo te está provocando una vez más y Kiara debe ser su cómplice para que sea más fácil que tú llegues a ella. —Puse los ojos en blanco.
— ¡Mírala! ¡Está mal!, ¿tú crees que todo esto es una broma?—le contradije.
—Puede ser por obra de maquillaje—gruñó.
Maldije en voz alta sin importar que mi padre me escuchará, estaba aburrido de intentar que él me ayude en esto, no es que necesitara que también fuera y me acompañara a salvar a Kiara, pero por lo menos necesitaba su apoyo; pero no, él siempre trata de sacarme miles de excusas que tienen más de una sola solución pero no puedo con él, si él es peor a veces yo suelo ser lo doble. Trataba de no sacar una pelea por el hecho de que no estoy dispuesto a irme con una discusión de mi padre.
Lo más inquietante es que ahora que tengo información de Kiara, él dice que es otra trampa de ella. No le basto con escuchar las palabras que ella me escribió en la carta para darse cuenta que él propósito de Kiara no fue hacerle daño a él o a mí, simplemente lo hizo para salvarnos a ambos de Lucas; ella no quiso comentarme nada por el hecho de que podía haber pasado algo peor de lo que últimamente ha sucedido pero sabía que si no iba a buscar a Kiara, estaba condenado a vivir una mala vida. Más porque esta vez me dolería ver morir a Kiara.
—No pienses que seré yo quien vaya detrás de ella—achiné los ojos.
— ¡Bien! No necesito de tu ayuda, puedo arreglármelas solo. —Camine hasta la puerta.
— ¡Xavier! Te ordeno que...—le interrumpí.
—Lo lamento papá, aunque tú seas el rey de Nueva Erlanwood, no te da derecho de darle órdenes a mi vida. Entiende por favor ¡Amo a Kiara! La perdí una vez, pero esta vez no dejaré que a ella le vaya a pasar algo de nuevo. Tú no eres el dueño de mi corazón y por eso, no te da el derecho de decir con quien puedo vivir o no. Por eso, es que esta vez te lo dejo a tu elección. Estás conmigo en esto o dime de una vez que estoy solo. —Lo reté.
El silencio fue la única respuesta para darme cuenta que mi padre no me apoyaba con mi idea, estaba demasiado alterado que no quería saber más de él, solo necesitaba encontrar a Kiara y poder terminar de una vez por todas, todo este plan de Lucas. No me importaba que tan grande fuera el problema, lo único que me interesaba era eliminar a Lucas y que él dejará libre a Kiara.
Abrí la puerta y antes de irme, estuve dispuesto a decirle unas palabras de decepción pero pensé que no me serviría de nada, así que solo suspiré y negué con mi cabeza, para luego seguir con mi camino. Estaba perdiendo tiempo y ahora más que nunca tenía que encontrar el lugar donde estaba Kiara y Lucas. Termine por entrar a mi oficina y empezar a buscar los planos de Nueva Erlanwood, donde al abrirlos, me encontré con muchas coordenadas que llevaban a varios lugares tanto escondidos como vistos de todo el país. Me mordí el labio y pensé en qué lugar, Kiara llegaría a estar.
— ¿Puedo pasar?—escuché la voz de Neil detrás de la puerta.
—Claro, pasa. —Seguí mirando el mapa mientras él entraba.
— ¿Qué haces?—suspiré.
—Necesito tu ayuda Neil, eres él único en que me puede llegar a creer. —Mi amigo me dio una mirada confusa.
—Cuéntame lo que ha sucedido antes. —Asentí.
Empecé a contarle a Neil sobre aquel disco que extrañamente había aparecido debajo de la puerta de mi habitación, mientras ambos buscábamos en el mapa, un lugar en donde Lucas podía estar ocultando a Kiara, le fui contando poco a poco el mensaje de amenaza que él me había dejado, el cual consistía en que yo le diera mi corona y le dejará mi título como futuro rey; todo era algo muy estúpido pero no podía quedarme de brazos cruzados pensando en otro plan sobre como rescatar a Kiara, por el simple hecho de que solo tengo seis horas para encontrarlo. Mire el reloj y me di cuenta que ya habían pasado dos horas, la discusión con mi padre, me había llevado casi la mitad del tiempo, ya que lo demás había sido explicarle de nuevo de que ella no tenía nada que ver en el plan de Lucas como también que ella solo trataba de salvarnos la vida. Pero desde un principio debí de suponer que mi padre sería terco y orgulloso, pero como siempre, traté de exponerme a discutir mi plan con él, el cual no funciono ni de cerca.
— ¿Crees que pueda estar en el bosque de Bristón?—Preguntó Neil
—He pensado en eso, pero también he creído que puedan estar en el campo Sur de Wiltshire—él hizo una mueca.
—Es difícil, hay muchos lugares en donde podrían estar—asentí.
—No podemos ir a todos los lugares buscándola, todos tienen diferentes rutas y castas... será imposible que la encontremos en cuatro horas y media. —Bufó.
— ¿Qué hacemos entonces?—encogí los hombros.
—Sí hubiera alguien que... nos ayudará...—dije empezando a estresarme.
Inmediatamente alguien tocó la puerta de mi oficina haciendo que observará a Neil primero para luego caminar hasta ella y abrirla.
—Su alteza, alguien dejó esto para usted. —Me dio un pergamino uno de los soldados que vigilaban los alrededores del castillo.
—Sabes ¿quién te lo dio?—negó.
—Un niño fue quien se acercó y lo paso dejando, no dijo quien lo mandaba. —Suspiré.
—Gracias. —Le respondí.
Cerré la puerta y solté el listón verde que tenía aquella hoja que estaba doblada como un pergamino para después empezar a ver que no sé trataba de una carta sino que de un pequeño mapa subterráneo del cual marcaba todos los lugares con ciertos colores y flechas de los pasillos y habitaciones que estaban siendo ocupadas por una persona. En letras pequeñas, había una dirección que apenas pude distinguir unas palabras, así que dejando a un lado el mapa que estaba en mi escritorio, de una de las gavetas de este, saqué una lupa, la cual la acerqué y mostraba la dirección de lo que suele ser de los túneles subterráneos de Nueva Erlanwood.
Puse el mapa de nuevo en la mesa y empecé a buscar la dirección que marcaba el aquel túnel subterráneo, haciendo que pronto lo señalara y Neil fuera el siguiente en mirar aquella zona desierta.
—Está a tres horas de aquí, Xavier. —Me rasqué el cuello.
—Entonces, debemos apurarnos. Tenemos poco tiempo, contando desde ahora.
(...)
Me baje del auto en donde solo venía yo, Neil, Gavril y otros dos soldados más, la zona se encontraba en el lado Oeste de la clase alta así que al llegar lo más rápido, nos encontramos con una zona un poco boscosa hasta dar con el paradero de los túneles, los cuales estaban escondidos cerca de un acantilado, todos bajamos con cuidado y a la vez, observando que nadie estuviera vigilándonos. No le había comentado a mi padre nada sobre mi plan y la verdad, comenzaba a creer que había hecho bien en no hacerlo, ya que si no, en estos instantes se podía quejar del lugar en donde vamos a investigar.
Cuando llegamos hasta lo más bajo del acantilado, encontramos un enorme portal de hierro del cual empezaba a oxidarse, aquellos túneles habían sido ocupados para ocultar a las personas inocentes que estaban sufriendo por la guerra, por eso es que está compuesto por muchos pasillos y habitaciones de las cuales están esparcidas como un laberinto sin salida. El mapa se lo había dejado a Neil por si sucedía algo, así que mientras guardaba la pistola que había guardado desde hace tiempo en una caja secreta de mi oficina; revisé el lugar hasta que aquel portón se fue abriendo un poco hasta ver a un chico casi de la misma edad que Neil o yo.
— ¡Que gusto volver a verte Taggart!—exclamó aquel chico con ironía al ver a Neil.
— ¿Lo conoces?—Neil asintió.
—Lo conocí en la fiesta de la cosecha, cuando elegí a Kiara. —Aquel chico no quitaba su mirada de mí.
—Solo usted puede pasar alteza, ya sabe. Reglas del jefe. —Hizo un gesto de burla aquel chico.
—Ya sabes, si sucede algo... buscas ayuda ¿sí?—A Neil no le gustaba mi plan.
—Está bien. Pero rescata a Kiara y vuelve con ella ¿sí?—suspiré.
—Sí, si no salgo vivo de esto. Dile a mi padre lo mucho que lo quiero y que me perdoné por todo los disgustos que le he dado en la vida—Neil hizo una mueca.
—Solo vuelve con Kiara, ¿sí?—le di una palmada en su hombro en el momento en que empecé a entrar en aquel lugar.
Estaba claro que no conocía a la perfección aquellas zonas, por el simple hecho que no me quedó tiempo a estudiarlas así que solo perseguía a aquel chico sin darme cuenta a donde me llevaría en verdad. Todo estaba casi oscuro y frío y apenas las pisadas de ambos fueron las únicas cosas que se escucharon hasta que aquel chico se dio la vuelta y empezó a caminar hacia atrás sin caerse.
—Vaya, no puedo creer de la clase de gusano en que se enamoró Kiara. Veo que sus gustos son malos—dijo sacando la lengua.
— ¿Cómo te llamas?—le pregunté interesado.
—Juliet. Juliet Hopkin—murmuró.
—Bien. Que te parece Juliet, si dejas de actuar como un niño celoso por su dulce y me llevas lo más rápido que puedas hasta Lucas ¿te parece perfecto o todavía tengo que deletreártelo?—Su rostro cambio por uno más serio.
No estaba de humor para tratar con un chico que sigue reclamando lo que no le pertenece y jamás le va a pertenecer. Mientras se daba la vuelta y caminaba casi a trotes para poder llegar a nuestro destino; solo me imagine que este debe de ser el chico el cual me comentó Neil que empezó a acosar a Kiara en aquella fiesta de la cosecha, y por supuesto, sus palabras y manera de expresarse no me hacían dudar.
Llegamos a una zona en la cual estaba más encerrada que las demás, antes de poder quedarme solo y enfrentarme a Lucas, observé como Juliet me dio una mirada asesina hasta que se marchó por el lugar que habíamos caminado. Sin esperar más tiempo, empecé a entrar por aquel portal en el cual se mantenía sin ni un artefacto y nada más se encontraba la presencia de aquella persona que ahora comencé a odiar cada vez más.
— ¡Qué bien! Veo que descubriste pronto el lugar. Mala suerte que te hayas tardado mucho—rodé los ojos al ver a Lucas.
—Dame a Kiara, Lucas—él dejó ir una carcajada.
— ¿Dártela? No primo, vamos con calma—aseguró.
—No termines por perder el tiempo Lucas, porque yo no estoy bromeando—dije serio.
—Primero lo primero, Xavier—se acercó a mí—. Quiero la corona. —Suspiré.
De mi cabeza me fui quitando lentamente la corona haciendo que esta pasara al frente de mi rostro, por unos segundos varios recuerdos pasaron por mi memoria haciendo que me diera cuenta de las veces en que la use para fiestas o eventos, de cómo la recibí en cambio de la corona que dejé a mis veinte años y de lo como las primeras veces se me caía al rostro al quedarme un poco floja, pero pronto la observé con otros ojos, solo era otro objeto más sin valor, nada más quedaría de recuerdo pero Kiara es más importante, a ella la necesito conmigo, sino no me perdonaré nunca mi vida por haberla dejado ir.
—Wow, parece que nuestra cabeza tiene el mismo tamaño; aunque de inteligencia somos diferentes—bufé ya irritado.
— ¿Dónde está Kiara?—le volví a preguntar.
—Despacio Xavier.
Me acerqué a Lucas y lo tomé del cuello de su camisa para luego ponerlo contra la pared y darle un buen golpe que lo hizo murmurar una maldición.
—Te lo voy a repetir una sola vez más, ¿dónde está Kiara?—lo empuje contra la pared para que no huyera.
—Xavier, esto no ha terminado. —Empezó a decir. —Tú mismo ya sabes que para liberarla tienes que hacer tres cosas; la corona es una, el video que diga que tú abandonaras tu futuro gobierno el cual me lo traspasaras es otro y lo tercero es que salga intacto de este lugar después de haber hecho las últimas dos cosas. —Gruñí con ira para después soltarlo.
—Bien. Dónde tengo que grabarme—dije dispuesto a no perder más tiempo.
—Acompáñame. —Empezó a caminar mientras se ajustaba el traje.
Camine detrás de él sintiéndome inseguro de que si mi vida no corría peligro al solo caminar sin tener en mis manos el arma; realmente me preocupaba que Kiara siguiera resistiendo al dolor mientras Lucas me impide buscarla; al pasar por varios pasillos de aquellos túneles me preguntaba cómo es que Lucas ha podido construir este plan sin que nadie haya sospechado nada, me siento un completo idiota, si nunca le hubiera creído aquellas palabras a Kiara, quizás ella ahora mismo estuviera en el castillo conmigo.
Miro por cada uno de los atajos de los túneles para poder tomar en cuenta cuál de todos los lugares podré ir cuando tenga a Kiara. Debo de ser listo y actuar rápido, sé muy bien que Lucas no me ha traído aquí solo para salvar a Kiara, yo mismo me he condenado a mi propia muerte, más porque Neil de seguro ahora mismo debe de estar buscando la manera en como entrar por aquella pesada puerta.
Entremos en una pequeña habitación que estaba pintada de blanco y tenía unas manchas grises como también musgo. Había una pequeña cámara en medio, pero quizás eso no fue lo que más me llamó a atención sino que fue el podio y la cortina roja que se encontraba detrás de mí, eso significaba que Lucas ya lo tenía planeado... para mi suerte dejar de ser príncipe será una carga menos en mi vida pero por otro lado dejarle el cargo a Lucas es estarle condenando a mi propio país un futuro diferente de lo que podía haber sido conmigo. Lucas es ambicioso pero de una mala manera, a él no le interesa las demás personas sino son ellas las que le ofrecen un beneficio propio y también a veces él no se hace responsable de las obligaciones, mayormente se las deja a los demás y por si fuera poco para él todos son culpables de todas las cosas que hacen sin antes tomar un juicio del cual se pueda investigar el suceso. Realmente Nueva Erlanwood se acabaría de un día para otro con Lucas, por ello, debo de pensar rápido para evitar futuros daños. Pero lo primero es rescatar a Kiara.
—En el podio se encuentra una carta, como estás acostumbrado a leer cosas que escriben los demás por ti; creo que eso no te afectara ¿verdad?—no respondí, solo camine hasta el lugar en donde voy a ser grabado.
Cuando llegué, me puse detrás del podio para luego agarrar la carta y darle una leída rápida; la mayor parte de las veces cuando me tocaba hablar, siempre ensayaba unas horas antes mis palabras para sentirme seguro de lo que diría como también no cruzarme con otras palabras que harán que mi voz suene entrecortada, pero estoy de acuerdo que esta vez, no debo de perder más tiempo, solo quería salir de esto y poder ver a Kiara, mis nervios siguen en punta, y en verdad si no hacía algo por ahora, podía terminar por acabarle la vida.
— ¿Estás preparado?—Asentí sin remedio alguno.
Dejé el trozo de papel en el mueble para luego ver como Lucas encendía la cámara y esta empezaba a grabar en el momento en que me hizo una señal con su mano y por arriba del lente de la cámara se visualizaba una luz color roja fuerte.
»Buenas tardes a todos los ciudadanos y ciudadanas de Nueva Erlanwood, el motivo por el cual este video se difundirá en unas horas es para mencionarles que mi futuro gobierno no será gobernado por mí, he recibido muchas responsabilidades los últimos años que la carga ha sido mayor que no estoy dispuesto a seguir más con esto. Por un lado, mi padre no ha considerado esta idea como muy buena, pero espero que ustedes, mi público, sepan valorarlo más que a mi familia cercana. Desde luego, siempre he querido tener una vida normal como vosotros pero como sabrán ser príncipe tiene sus límites; por eso, he requerido tomar esta decisión en dejar de ser príncipe para pasar la soberanía a Lucas Santamaría, príncipe de España y segundo al trono del presente país. Él tomará mi lugar cuando mi padre sea quien traspasé su reinado u otra ocasión, sé de la proclamación de su muerte. Dadas estas circunstancias, Lucas Santamaría será quien siga en la línea de sucesión. Así que solo espero que todos ustedes acepten y respeten mi decisión. Muchas gracias y feliz tarde.
Lucas dejó de grabar para luego empezar a dar aplausos de manera pausada, mantenía esa enorme sonrisa de hipócrita que no dejaba de relucir como si ya tuviera la victoria en sus manos. Me pasé las manos por mi cabello y por un segundo sentí que yo mismo estaba empeorando todo cada vez más y si mi padre se llega a enterar de esto, es capaz de asesinarme antes que a Lucas.
— ¡Lucas!—le grite. — ¡Ya está todo listo! ¡Quiero a Kiara!
—Dame el arma que tienes en la espalda—alzó su mano.
Detuve el aire que estaba respirando cuando se acercó cada vez a mí para que le diera el arma, si se la daba, él tendría la ventaja de atacarme con facilidad.
—Es ahora o nunca—resoplé.
Saqué la pistola que se encontraba en mi espalda para luego dársela en la mano; sin que se tardará el chasqueo los dedos y a los segundos de haberlo hecho, del enorme portal sin puerta dos personas empezaron a entrar, la primera que reconocí fue a Avery quien sostenía de la cintura a otra chica, quien pronto su cabeza se fue de lado y pronto la reconocí... mis ojos se abrieron de manera tan grande que casi mi corazón se sale del pecho al ver a Kiara casi moribunda... no podía ni sostenerse, caminaba a pasos cortos pero con ayuda, si no fuera por Avery, Kiara ya hubiera caído al piso.
— ¡Kiara!—El brazo de Lucas me detuvo el paso.
— ¿He dicho que te acercarás a ella?—Enarco su ceja.
—Déjame pasar, Lucas. —Lo empuje.
—Tú no te mueves de aquí—me tomó de la chaqueta y me regreso unos pasos hacia atrás.
Le di otra mirada a Kiara, mantenía sus ojos cerrados y su piel se encontraba más pálida de lo normal; algo en mi comenzaba a destruirse poco a poco y no sabía si era porque empezaba a odiarme por lo que le he hecho a Kiara o es porque otra vez eche a perder todo.
— ¡Kiara! ¡Kiara!—le llamé pero no me respondió.
— ¿Cómo se siente Xavier? Creerle a los demás pero no la persona que amas. —Mire con odio a Lucas. — ¿Fue Emily quién creó eso en ti o sigues siendo el mismo esclavo de tu padre?—Rió con burla.
— ¿De qué hablas?—le pregunté.
—Oh Xavier, lamento que estemos en esta situación. —Se puso las manos detrás de su espalda. —Pero te diré una verdad. Kiara, tu preciosa joya que vale más de lo que me acabas de entregar, está muriendo, poco a poco. —Sus palabras empezaron a ser crueles. —Me parece tan injusto que por Emily hayas entregado todo pero con Kiara... ¡Uf! Preferiste que la llevarán al calabozo, que la maltrataran, que llorara descontroladamente, que sufriera sus propias pesadillas con los hombres que la torturaron toda su vida y por si fuera poco que fuera drogada con escopolamina día tras días con dosis que puede provocarle una muerte segura pero no muy dolorosa. —Cerré mis puños.
Respiré profundamente y casi sentí como un nudo se adueñaba en mi garganta y en mi estómago. Lucas tenía razón, tenía mucha razón. Cerré los ojos intentando no llorar, ver de esa manera a Kiara me estaba matando por dentro y más saber que por Emily hubiera puesto miles de excusas para salvarla antes que nada pero con Kiara... dejé que todo sucediera sin pensar que ella ha hecho tanto por mí que yo no hice lo mismo por ella.
—Eres un desagradecido Xavier, ella salvó tu vida pero tú no se la has pagado con la misma moneda. —Baje mi rostro. —Ella no me quería dar tu llave, la cual le regalaste, sé que esa llave contiene más de lo que ella pensaba. Esa llave abre miles de puertas del castillo, quien diría que hasta habré la puerta de tu habitación y la de tu padre. Algún momento la hubiera tenido si no hubiera sido porque ella se esforzó a ocultarla. Pero pagó sus consecuencias y ahora... mira como esta... débil e inconsciente. Lamento que seas tan idiota. Tanto para no reconocer quien puede ser la mujer perfecta para ti. —Observé como Lucas se mostraba serio esta vez.
Bajé la mirada, estaba asumiendo las consecuencias de mis actos. No quería ver a Kiara, solo con mirarla me daba cuenta de lo que he ocasionado, ella sufrió por mí sin importarle su propia vida... pero yo... yo soy quien le ha condenado una tortura que ni a mi peor enemigo se lo desearía.
— ¿Por qué no la miras? ¿Te da vergüenza lo que le has provocado? Si hubieras creído en ella, ella no estuviera muriendo por tu culpa. —Susurró en mi oído.
Me quedé callado porque sabía que no había ni una excusa o respuesta que me ayudará a contradecirlo de sus propias palabras.
— ¿Xavier?
Levanté mi rostro y observé como Kiara apenas podía mantener sus ojos abiertos; esos hermosos ojos de los cuales había añorado ver hace semanas... ahora solo eran uno ojos vacíos que no mostraban ni un brillo de emoción al verme.
—Déjala. —Le dijo Lucas a Avery.
Observé como Avery con cuidado dejaba a Kiara en el suelo, sin haberlo imaginado, Avery solo se alejó de ella y se puso al lado de Lucas quien la tomó de la cintura y le dejó un beso en la sien. Eso si no me lo había esperado, ni siquiera de que ellos tuvieran alguna relación. Pero eso no importaba...
Corrí y fui hacía Kiara, la tomé con mucho cuidado en mis brazos y empecé a llamarla una y otra vez pero ella no me respondía. Empezaba a preocuparme tanto que no había una sola cosa que llegará a hacer en ese instante que no fuera salvarle la vida. Le quite varios cabellos del rostro y me di cuenta más a fondo de los moretones que tenía en su rostro.
— ¿Qué te han hecho Kiara? ¿Qué te han hecho mi amor?
Unas lágrimas brotaron de mis ojos y no tarde en darle un beso en la frente mientras la contemplaba a mi manera.
—Lo siento Kiara, lo siento.
Sentí como su mano se posicionaba encima de la mía, estaban heladas y podía ver como sus uñas tenían por lo bajo unas manchas rojas...
—Te salvaré. Solo sígueme. —Asintió con cuidado.
Mire a Lucas quien seguía observando cada movimiento que hacía, en su mano tenía aún mi arma y sabía que si yo movía tan solo un dedo, no dudaría en dispararme. Espere unos minutos para que se llegará a distraer pero entre más pasaba el tiempo, eso no sucedía pero el sonido de algo hizo que todos miráramos hacia el solitario portal, no había nadie pero pronto otro movimiento hizo que mirará hasta donde esta Lucas y me diera cuenta que ahora Avery tiene en sus manos el arma que Lucas había tenido hace unos segundos en su pantalón; ella le estaba apuntando pero podía ver la inseguridad de sus ojos si hacerlo o no.
— ¿Qué estás haciendo, Olivia?—enarqué la ceja.
— ¿Olivia?—musite.
—Baja el arma o no respondo—Lucas la amenazó sin aún levantar mi arma.
—No dejaré que lastimes más a otras personas—dijo Avery—. Ni Kiara ni Xavier se merecen esto... ¡déjalos ir!—le imploró.
— ¿Qué? No bromees ahora con tus palabras—respondió Lucas— ¿Qué no era esto lo que tú más deseabas? Tener dinero, tener privilegios, tener poder...—ella solo sollozo.
—Yo no quería nada de eso... yo solo te quería a ti—empezó a llorar— ¡Pero tú y tu maldita ambición por asesinar a Xavier y a su familia hizo que llegáramos hasta aquí!—Lucas achinó los ojos.
— ¿Estás así solo porque te obligue a abortar a nuestro hijo?—esa noticia me sorprendió.
—Quizás... pero hay otro muchos más motivos por los cuales no tolero lo que haces—Lucas no dijo nada—y ahora corregiré uno de ellos.
Avery me dio una mirada y me susurró un ¡Corre! En el momento que le disparaba a Lucas en el hombro; tomé a Kiara de los brazos y piernas para empezar a correr con ella, intenté que ella se sujetara de mi cuello pero apenas ella podía sostenerse. Se llegaron a escuchar otros disparos más pero evite no detenerme con solo escucharlos, seguí corriendo de pasillo a pasillo pero sentía que cada uno de ellos me llevaban en direcciones contrarias o al final solo estaba caminando en círculos.
Por primera vez dije en mi mente que tenía miedo, mucho miedo... tanto que dejé de correr para darle otra mirada a Kiara. Debía de hacerlo por ella, no la puedo dejar morir. De nuevo empecé a correr, pero ahora podía escuchar otros pasos detrás de mí, no mire hacia atrás porque creía que si lo hacía podía encontrarme con la mirada fría de Lucas, estaba seguro que venía por mí, me asesinaría. Y está claro que no tendría piedad.
Me detuve en el momento en que observé como no había salida en donde me había ido. Ya no había pasillos o atajos que me llevaran a otro lugar. Maldecí con odio al ver que estaba atrapado y no solo eso, al darme vuelta y ver a Lucas detrás de mí, hizo que empezará a preocupar, él seguía teniendo un arma en sus manos, su sonrisa se agrandaba y se fue acercando paso a paso hasta nosotros.
—Así quería tenerte Xavier—habló.
— ¡¿Por qué me odias tanto?! ¡¿Qué te he hecho para que quieras apoderarte de todo lo que tengo?!—le grite.
—No te odio, simplemente eres un idiota. No aprovechas todo lo que tienes a tu alrededor. Ser hijo único y futuro heredero al trono te trae ventajas. ¿Tú crees que yo tengo eso?—me apunto con el arma.
—Y crees que asesinarme lograras tenerlo—escupí con odio.
—Sí, en nuestra familia recuerda que al más cercano que elegirían como futuro rey soy yo. Nuestros primos no tienen conocimiento de nuestros estudios como gobernantes, estoy muy preparado para serlo en un futuro y no habrá nada ni nadie que impida que yo consiga lo que quiero. —Sentí como Kiara empezó a moverse.
—Ni siquiera tienes las agallas de hacer las cosas por ti solo. —Ella se bajó de mis brazos. —Asesinaste a la reina Valentina pero quien empezó a envenenarla fue Avery, para después dejarte las cosas fáciles. Contrataste a guardias del palacio para que mataran a gente inocente. Llamaste a los dos hombres que tanto odio en la vida para que me secuestraran y ahora pretendes ser valiente queriendo matar a tu primo. —Ella empezó a toser.
—Pude haberlo hecho solo, pero no quería dar sospechas que yo era. —Dijo.
—Cobarde. —Dijo ella.
— ¿Cómo que mataste a mi madre?—dije molesto y atónito.
—Lo hice. Fue divertido ver como ella se tomaba su té sin darse cuenta que dentro de él tenía ricino. Y luego, fue esquicito ver como suplicaba para que no la asesinara. Hubieras visto su rostro Xavier, ni siquiera pudo convencerme para no hacerle ni un daño. —La sangre empezó a hervirme al ver como hablaba de mi madre.
—Eres un bastardo—se empezó a reír de mis palabras.
—Sabes, fue increíble también hacerte creer que tú habías sido el culpable del asesinato de Emily. Debo de darte un aplauso por lo fuerte que fuiste para superarla—abrí mi boca impresionado de sus palabras.
— ¿A qué te refieres?—solté.
—Xav... Avery es hermana de Emily. —Mencionó Kiara.
— ¿Qué?—Lucas dejó ir una carcajada.
—Avery y Lucas fueron los que planearon asesinarla...—ella hizo un gesto de dolor.
—Ya no sigas Kiara...—la sostuve de nuevo.
—Ahora comprendes todo. No hubo una bala del arma del soldado. Todo fue obra mía. Pero relájate Xavier, te hice un favor al quitarte esa mosquita muerta que solo quería lo que ahora yo quiero de ti. —Encogió sus hombros.
Quizás Emily no haya sido la mejor persona del mundo conmigo pero tampoco ella merecía morir de esa manera; si hubiera reaccionado antes, tal vez ella no estuviera muerta pero a estas altura, Emily no me importaba. Ella ya es parte de mi pasado y en verdad, estaba bien con tener ahora a Kiara conmigo.
—Y ahora... es mejor que termine con lo que empecé. —Escuché como Lucas cargaba la pistola.
—No lo hagas, Lucas...—Le dije.
—Lo siento Xavier. Eres tú o yo...
En el momento que escuché el disparó solo cerré los ojos y me imagine que todo iba a terminar como menos quería. No llegué a rescatar a Kiara, Lucas se apoderará de todo y mi padre se llevará una mala sorpresa al escuchar que su único hijo murió. Pensé que el dolor iba a ser fuerte, que pronto vería negro y que me dejaría caer al suelo mientras veía mi sangre pero eso jamás sucedió. Abrí mis ojos y revisé mi cuerpo, creí que Lucas había fallado en el tiro, pero al ver que Kiara no se encontraba a mi lado sino que en frente de mí eso hizo que dudara de todo lo que había pensado.
—Xavier...
Mire a Kiara y pude ver como sus pequeñas manos dejaban de estar en su estómago para alejarlas y después ver como estaban cubiertas de sangre. Mis ojos se abrieron más de lo normal al ver como las manos de Kiara temblaban y poco a poco empezaban a palidecer más, ella se fue dejó caer hacía atrás y pronto la sostuve hasta ambos caer al suelo.
—No, no, no... Kiara despierta... ¡Demonios! ¡¿Por qué lo hiciste?!
Puse mi mano en la herida intentando que no sangrara más, ella daba severos gemidos de dolor mientras que yo le sostenía el rostro y la movía para que ella siguiera presente conmigo pero podía ver como ella dejaba de moverse y cada vez se ponía más frágil. Sus ojos se achinaron y me dieron una mirada.
—Lo siento Xav... lo siento...—Lagrimas empezaron a caer de sus ojos.
—No cariño... no. No tienes nada que perdonarme... yo soy quien te debe muchas disculpas...—negó.
—Ahora sigues tú. —De nuevo Lucas cargo el arma.
No importa... si muero... moriré con ella. Fue lo que me decía en mi interior, no había más que hacer que solo esperar el sonido del arma y luego ser el siguiente en caer. Conté cada segundo y solo me sostuve de la mano de Kiara dándome esperanza que por lo menos esa sería la única fuerza que tendría antes de morir. Y fue entonces que otro disparó se escuchó, uno más lejano y a la vez que hizo que abriera los ojos y mirara hacia atrás. Pude ver como Lucas había caído al suelo, primero arrodillado y luego su cuerpo se encontró con el suelo; detrás de nosotros se encontraba Cooper, sostenía un arma, sus ojos se mantenían cristalizados y no dejaba de ver el cuerpo sin vida de Lucas. De su cabeza podía ver como la sangre salía sin control, sus ojos permanecían abiertos y por supuesto, me hizo darme cuenta que el infiero que estaba viviendo, había acabado.
Dejé de verlo para mirar a Kiara, quien ahora su respiración se irregulaba a cada segundo. La tomé de las mejillas y empecé a hablarle hasta que ella abrió sus ojos.
—No me dejes Kiara, te lo suplicó, quédate conmigo—mis lágrimas salían cada vez más.
—Xav...—la miré. —Gracias por todo. —Negué.
—No cariño, gracias a ti por todo lo que has hecho. Por hacerme creer en el amor, por protegerme, por amarme, por todo—le besé sus labios los cuales estaban rotos y secos.
—Ahora puedo estar más tranquila—susurró. —No olvides lo mucho que te amo. —Mi corazón empezó a detenerse. —Hubiera querido que todo hubiese sido diferente pero...—la interrumpí.
—Lo será cariño... lo será. Te casaras conmigo, serás mi esposa, tendremos esos tres hermosos hijos y ambos viviremos felices ¿está bien?—ella solo sonrió.
— ¿Tres? ¿Qué no en el reino solo puede ser uno?—murmuró de una manera débil.
Debía decirse, ahora más que nada debía de decirle la sorpresa que tenía guardada para ella desde hace mucho tiempo.
—Sí, pero he mandado una carta solicitando que corten esa patética regla que digan que solo se puede tener un hijo. Tendremos tres y punto. Quieran o no, tendremos a esos tres bebés. —Le mencioné.
—Me gustaría tener una niña y llamarla Valentina, como tu madre. —Sonreí al escuchar eso.
—Lo dices en serio. —Asintió. —Entonces, quiero que sea como tú, que sea fuerte, testaruda, obstinada, cariñosa, valiente, inteligente... que tenga todo de ti. —Acaricié todo el contorno de su rostro.
—Pero también que sea como tú. De amable, bondadosa, sincera y que enamoré con esa mirada grisácea como lo hiciste conmigo. —Mi corazón se oprimió con ese comentario. —Te amo. —Empezó a cerrar los ojos.
—No Kiara... no me hagas esto...
—No lo olvides...
Dejé de sentir su peso cuando la mire y pude ver como sus ojos ya se encontraban cerrados, la empecé a llamar una y mil veces pero no respondió, mis lágrimas salían, sentía como mi mundo empezaba a destruirse y pronto tuve las ganas de ser yo quien estuviera en su lugar.
—Kiara... resiste... te amo cielo, te amo... por favor... no me hagas esto... no me dejes solo... ¡Kiara!—grite.
La abracé más cerca de mi pecho mientras adentraba mis dedos en su cabello castaño, intentaba hablarle pero mi voz se fue entrecortando con el tiempo, haciendo que mis emociones empezaran a descontrolarse hasta sentir como mi cuerpo se erizaba por no ver que ella se moviera de alguna u otra forma.
— ¡Xavier!—Mire hacia atrás y me encontré a mi padre.
— ¡Papá una ambulancia por favor!—se quedó petrificado al verme con Kiara en brazos. — ¡Papá!
— ¡Acompáñame! Hay una afuera.
Me levanté del suelo y de nuevo tomé a Kiara de los brazos y piernas; perseguí a mi padre creyendo que sabía la salida de aquel horrible lugar, a cada segundo que corría, miraba a Kiara pero ella seguía intacta tanto que me empecé a preocupar si ella seguía viva. Antes de poder salir, a lo lejos visualicé una pequeña luz de la cual se fue haciendo más grande cuando me fui acercando a ella, hasta que se transformó en un portal, solo salí de aquel lugar y mis ojos se achinaron unos momentos por la cálida luz que caía en mis ojos; busqué aquella ambulancia que mi padre había dicho que se encontraba en aquel lugar y cuando la miré, corrí hasta el auto y los paramédicos no tardaron en tomar a Kiara y ponerla en una camilla con una mascarilla de oxígeno, revisaron sus ojos, las marcas de sus brazos y pronto escuché unas palabras en el instante que la subían al auto.
—Su pulso está bajo, la podemos perder.
Sin que nadie me dijera nada, me subí a la ambulancia mientras a Kiara le estaban haciendo muchos diagnósticos; tuvieron que levantarle la camisa blanca para verle la herida de bala y lo peor de ello, es que me llevé otro asombró de mi vida, cuando observé que ella estaba desnutrida, podía verle los huesos de sus costillas pero las manchas moradas y verdes fueron las que me llamaron más su atención. La herida seguía sangrando cada vez más que parecía imposible retenerla, observé como le inyectaron algo en la vena de su mano, empezaron a limpiar la herida e intentaron sacarle la bala pero parecía que había dificultad en encontrarla.
Tomé la mano de Kiara y la puse sobre mis labios, derramaba besos en su dorso imaginándome que ella pensará que yo estaría siempre a su lado y no la dejaría sola en esta situación.
—Sigue perdiendo sangre, debemos llegar rápido al hospital para sacarle la bala sino morirá. —Me asusté.
Me acerqué a Kiara y cerca de su oído de nuevo le empecé a susurrar varias palabras esperando que me escuchará.
—Kiara, estoy aquí. Te prometo que no te dejaré hasta que abras de nuevo los ojos. Estaré esperándote hasta que creas que sea el momento oportuno para regresar, estaré aquí para ti. Te amo, tampoco lo olvides.
Llegamos en menos de quince minutos al hospital más cercano, dejé que la camilla con Kiara fuera la primera en salir para luego ir detrás de ella y de los paramédicos, todos hablaban al mismo tiempo que no comprendía sus palabras, pero sí entendí que entre ellos mismos sabían lo que se decían.
Adelante de nosotros, había una sala que arriba de la puerta estaban unas letras marcadas con rojo que decía "Sala de Emergencia" en el momento que estuvimos a punto de cruzar, una enfermera me detuvo y solo observé como Kiara se marchaba.
—Debo de entrar. —Quise dejar a un lado aquella mujer.
—No puede entrar, ella está muy grave. Debe de esperar hasta que el doctor indiqué algo. —Abrí la boca pero de ella no salió nada.
—Pero...—ella me interrumpió.
—Lo siento su alteza, pero aquí en el hospital. Usted no tiene ni una autoridad. —Ella se alejó mientras se adentraba a aquella sala.
Debí de suponer que era una de esas enfermeras duras y orgullosas que no le gustaban que le dieran órdenes y lo peor de ello, es que ni una orden le había dado. Me quedé solo en aquel pasillo de paredes blancas, con olores de medicamentos y de un aire frío; lo único que esperaba de aquella puerta es que me dijeran buenas. Y que una de ellas fuera, de que Kiara seguiría viviendo.
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Continuará...
Capítulos finales
Maratón 2/2
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