Capítulo 21

~Xavier~

Día del secuestro de Kiara

¿Por qué me hizo esto? ¿Por qué me utilizó de esa manera? ¿Soy tan idiota para haber creído que ella sería la indicada? O será que ¿estoy destinado a enamorarme de mujeres que me hacen daño?

Miles de preguntas llegaban a mi mente pero sabía que ninguna de ellas sería resuelta; me preocupaba la idea de que todo esto que estuviera viviendo solo fuera otra de mis pesadillas pero al pellizcarme confirme que todo es más que mi propia realidad.

Quisiera no poder sentir el dolor que tengo ahora mismo en el pecho pero terriblemente, sabía que tardaría tiempo para poder de nuevo cerrar esas cicatrices que han empezado a quedar en mí.

Creía que Kiara sería la perfecta mujer que compartiría conmigo el resto de mi vida pero como siempre me llegué a equivocar, llegué a creer primero en mi corazón antes que mi cabeza y estaba claro que yo mismo he caído en su jugada como un pez suele ser atrapado con un anzuelo.

Realmente no lo soportaba, quería llorar pero me decía que ella no merecía mis lágrimas, además, por qué debía hacerlo si ella ahora mismo podía estarse riendo de mi cara. No debía de pensar de esa manera pero ya no me quedaba de otra después de sus palabras, al principió traté de no creérmelas, había hecho lo posible para hacerme el sordo y pensar que nada más me decía eso porque pude haberle hecho enojar o que por lo menos pronto se retractaría y se llegaría a corregir sus propias palabras; pero al final término con lo que empezó y no había ni una gota de arrepentimiento en sus ojos; así como el hielo es frío, así fue ella en ese momento.

Lamentablemente de nuevo viviría recordando los buenos momentos en que una mujer que pensaba que estaba hecha para mí, lo malo de ello, es que luego recordaré que todo fue parte de su actuación, que nada fue real y sincero. Que solo trató de manipularme para llegar hasta el trono. Hubiera sido más fácil si mi vida no dependiera de ser el futuro rey, quizás solo así, quizás tuviera un vida mucho más tranquila, sin problemas y desastres en el amor.

Escuché como tocaron la puerta de mi habitación, así que con pasos un poco toscos y lentos, agarré la perilla de la puerta para darle un par de giros hasta comenzar a ver por fuera la figura de mi mejor amigo.

—Por favor, no quiero consejos ahora—lo dejé pasar.

—Sí te sirve de consejo, no la mates—suspiré.

No me sorprendían sus palabras, ya estaba previsto que Neil ayudaría a Kiara a salir de este problema como muchos otros él le ayudo; esta vez él mantenía una mirada preocupante que podía hasta sacar esas perfectas conclusiones hacía el tema en que estamos tratando en este momento.

—Sabes que yo no soy quien toma esa decisión. —Lo decía por mi padre.

—Pero puedes intervenir. —Resaltó nervioso.

¿De qué podía? No. Estaba claro que si a Kiara la llevaban a juicio, mi padre sería el primero en oponerse a que yo testificará para defenderla o por lo menos en formar parte de la decisión final. No iba a poder mover tan solo un dedo esta vez por más que quería, conocía tan bien a mi padre, que de seguro, me terminará culpando de todo esto.

—O ¿qué? La dejarás morir, así por así—elevó una de sus cejas.

— ¿Me debe de importar lo que le suceda a ella?—dije con indiferencia

— ¡Debe de importarte! ¿Qué no la amas?—dijo atónito a ver mi humor.

— ¡La amaba! Pero me di cuenta que ella solo me uso, me uso para su maldito plan. —Dije herido.

— ¿De qué plan hablas?—hizo un gesto de sorpresa.

Empecé a contarle lo que había sucedido en los calabozos subterráneos que tenía el mismo castillo de hace años. Le comencé a decir que quizás al hablar sola con Kiara podía ella explicarme lo que en verdad estaba sucediendo, pero en vez de eso, ella me soltó toda la verdad del porque había tratado de envenenar a mi padre, del porque había hecho que yo me enamorará de ella y lo que al final ella quería al casarse conmigo. Neil pareció estar más sorprendido que yo, pero hubo un instante que hizo una mueca y se negó a sí mismo, como dándose cuenta que lo que pasaba por su cabeza podía ser algo imposible.

—Ella no pudo haberte dicho eso—se negaba a creerlo.

—Lo dijo—le confirmé— ¿Por qué crees que ha dejado de importarme?—Neil endureció la mirada.

—Mira Xavier, contrólate... eres mucho más racional que tu padre. —Empezó a decirme— ¿En verdad tú quieres que a ella le hagan daño?—No le dije nada— ¿Quieres verla que la azoten? ¿Qué la golpeen? ¿Qué la humillen? O ¿Qué la asesinen?—Cerré descontroladamente los ojos.

No, no quería nada de eso. Prefería ser yo quien pasará por esas cosas antes que ella, pero tengo que darme cuenta primero que ella solo me utilizó para su propio benefició sin importarle mis sentimientos y sin importarle que tanto saldría herido de esta situación.

— ¿Qué paso con la promesa que le hiciste a ella de que siempre la ibas a proteger?—me contraataco—Dime, ¿dónde quedó?—Lo asesine con la mirada.

—Todas las promesas se fueron a la basura con sus palabras. —Le dicté.

— ¿Entonces toleraras verla como la dañan sin sentir ni una emoción?—preguntó desconcertado.

—Debo. Ella me hirió, ella estuvo a punto de asesinar a mi padre y ahora me hace dudar si en verdad ella fue quien mató a mi madre—Neil abrió enormemente sus ojos.

— ¿Qué demonios estás diciendo? ¿Cómo puedes creer que ella mató a tu madre? ¿Qué motivos tienes para decirlo?—pregunto sorprendido.

—Hace un mes descubrieron que mi madre no murió instantáneamente, parece que la envenenaron. —No quise dar muchos detalles. —Pero ese no es el punto. No sé defendió cuando mi padre la acusó de asesina ¿debo de descartar mis opciones?—dije cruzando los brazos.

—Y porque no piensas mejor la razón por la cual lo hizo—negué.

—No quiero saber nada más de ella. —Le di la espalda para ir hacía la puerta. —Ni tampoco quiero escuchar sus explicaciones.

—Entonces, ¿no harás nada por ella?—dijo Neil molesto por mi actitud.

—Familia antes que nada—le susurré la frase que mi papá me hacía reflexionar toda mi vida.

—Pensé que Kiara ya formaba parte de tu familia—abrí la puerta mientras intentaba ignorar sus palabras. —Sabes Xavier, te desconozco. No sé porque rayos fuiste en busca de Emily cuando tú mismo sabías que ella te mentía, te hacía daño y por si fuera poco, quería solo estar contigo para elevar su estatus. Y ahora que Kiara es la mujer perfecta para ti, quien nunca te ha mentido, te ha defraudado y jamás te ha dejado solo, tú mismo la estas condenando a morir; debes de darte cuenta en el peligro que se encuentra, ella te necesita—se dio cuenta que no hacía nada por defender a Kiara—. Por lo que veo, parece que no harás nada por ella. Y eso me hace darme cuenta de lo muy idiota que eres. Querías salvar a la mala pero ahora dejas morir a la buena. —Cortó el argumento, Neil.

—Me haces el favor de que te marches. No estoy de humor para discutir sobre ella. —Neil no dijo nada solo salió pero antes termino por decirme una frase.

—Reflexiona Xavier. Porque si no lo haces antes, pueda ser que luego te arrepientas de haberla dejado ir. —Fue en el momento en que terminó de hablar y se fue.

Cerré la puerta de un portazo para luego acariciar mis sienes, me encontraba más que irritado por la decisión de que si meter mis narices en el asunto de Kiara, o solo esperar el resultado que de mi padre y los del parlamento dicten; aunque ya sé cuál será al final la conclusión.

Entro al baño y empiezo a desabotonarme la camisa, apenas mis dedos rozan mi piel cuando el primer recuerdo llega a mi mente. El recuerdo de cuando estábamos en la casa de los Cáceres, a Kiara le temblaba las manos al desabotonarme cada botón de mi camisa, sus mejillas se tornaban rosas cada minuto y eso hizo que un par de veces me mordiera el labio para no liberar una risa; recuerdo como el último botón le había dificultado desabotonarlo haciendo que yo atrapara sus manos para hacer más fácil el trabajo, apenas las había tocado cuando estas se encontraban frías pero ella las alejo pronto al no permitir que yo desabotonara mi camisa. Era difícil poder recordar todos esos pequeños detalles que para mí habían sido tan reales y puros.

Me quite el resto de la ropa y entre a la ducha, mientras abría el grifo y el agua empezaba a caer humedeciendo mi cabello y mi cuerpo; por un momento me detuve a pensar muchas cosas. No lograba entender como ella podía haber actuado de esa manera conmigo, parecía que todo lo que nosotros hacíamos era natural, nada de lo que exploraba mi cabeza me daba una razón por la cual ella se comportara así. Era demasiado inexplicable. Podía decir que cada vez que la besaba su piel se erizaba, que cada caricia la hacía temblar y que cada palabra bonita que le decía, se ponía sonrojada. Estaba muy seguro que añoraría su sonrisa, sus abrazos, sus besos... y todo lo que quizás alguna vez creí que sería mío.

Cerré los ojos y dejé ir varias maldiciones a través del agua, me encontraba en un estado de ira y orgullo que no me permitían pensar bien. Neil tiene razón en varias partes pero a veces temó que al volver a poner las manos sobre el fuego por Kiara, al final me las pueda llegar a quemar; tenía esa necesidad de irla a ver de nuevo pero me contradecía al decirme que solo la olvidara aunque sea por unos minutos pero se me hacía imposible. Y lo peor de ello, es que me conocía a tal grado, que sabía que esta noche no iba a poder conciliar el sueño por pensar en ella.

(...)

—Su alteza, ya está preparado su desayuno. —Mencionó Clayton.

—Gracias Clayton. Ahora mismo bajo. —Terminé por hacerle el nudo a mi corbata.

Camino hasta la puerta y salgo de mi habitación para ir a desayunar; como había mencionado ayer, no pude dormir toda la noche. Casi tuve que decidir tomar unas pastillas para poder conciliar el sueño pero me arrepentí inmediato al recordar que no se me daba bien seguir con las indicaciones de los medicamentos.

Pensé que pasar antes por la oficina de mi padre sería una buena idea para ambos comer en el comedor para así no sentirme incomodo con solo la presencia de Avery, Lucas y Neil... si es que este último se presenta después de la pelea que tuve ayer con él. Me dirijo por el mismo camino que casi cruzo todas las mañanas para ir a ver a mi padre pero antes de tocar la puerta escuchó como mantiene una conversación con alguien y a la vez, empieza a subir la voz sin medir las palabras que dice por si alguien las escucha.

— ¡¿Cómo que escapo?! ¡Eso es imposible!

—Lo sé su majestad, pero nadie dice haber mirado algo.

— ¡Ni siquiera puedo confiar en ustedes! ¿Se dan cuenta del peligro que corremos mi hijo y yo?

—Estamos haciendo lo posible para encontrarla.

—Lo peor de ello es que ya ni sé si quiero que la encuentren viva o muerta.

—Lamento que esto haya sucedido, su majestad.

—Inútiles, todos ustedes son unos grandes inútiles y pésimos guardias.

Sin importar que pensará mi padre esta vez de mí, sin tocar la puerta solo la termine por abrir haciendo que él se quedará con la boca abierta pero pronto al verme, la cerró, cruzó sus brazos y por último me asesino con su mirada grisácea.

— ¿No te he enseñado a tocar la puerta antes de entrar?—dijo molesto.

—Te escuché gritar y discutir. Por eso entré sin pedirte permiso. —Suspiré.

— ¿Qué no vez que estoy discutiendo un tema importante con el capitán George?—mire a George quien mantenía su cabeza baja.

— ¿Cuál es el asunto?—enarque mi ceja.

—No te interesa. Ve a desayunar, yo bajo enseguida—no me moví de mi lugar. —Xavier, obedece. —Gruñó.

—Quiero saber ¿qué sucede? Y no intentes alejarme del tema que ya tengo 22 años y sé muy bien cuáles son tus técnicas para alejarme de estos asuntos como también querer tratarme como un niño—le informé.

Observé como mi padre empezaba a molestarse cada vez más con mis palabras. Sé que a mi padre no le gusta que lo reten, le contradigan y desobedezcan pero tampoco así como él puede llegar a ser duro como una piedra, yo mismo puedo seguirle el mismo juego.

—Explícame que sucede, George—le di una orden a uno de los capitanes oficiales de mi padre.

Observé como él le dio una mirada preocupada a mi padre y no solo eso, sus ojos reflejaban que no sabía en qué lado estar, si obedecer a su rey o tener que seguir la orden del príncipe que también debía de obedecerle.

—Yo... no... Puedo su alteza... tengo ordenes de su padre...—le interrumpí.

—Tú obedece, no te estoy pidiendo las opiniones de mi padre.

Sé que lo estaba poniendo contra la espada y la pared pero en realidad, necesitaba saber que era lo que ambos estaban discutiendo. Yo quería ser parte siempre de las decisiones de mi padre pero él siempre dejaba mi autoritarismo a un rango menor, pensando que yo sigo sin poder mantener en un buen estado mis propias decisiones.

—Dile de una vez, de todas formas se llegará a enterar—le dijo mi padre a él.

George asintió sin demorarse en decirme todo lo que ha sucedido las últimas 24 horas.

—La señorita Leaky ha escapado, su alteza—de mis labios solo salieron tres letras.

— ¿Qué?

—Hoy por la mañana ya no se encontraba en la celda y por si fuera poco, los dos soldados que la custodiaban aparecieron asesinados con dos tiros de bala en su cabeza y en su pecho. —Empecé a recopilar todo.

—Pero eso... es imposible. Kiara no pudo haber asesinado a esos soldados...—escuché como mi padre soltaba un sonido de su boca.

Decidí que la única manera de dar una explicaciones más certeras sería hablando a solas con mi padre. Así que al ver a George, solo le hice un movimiento con mi cabeza como señal de que me dejara a solas con el rey; así que no tardo en marcharse y luego quedarme con mi padre. Hubo un silencio en dónde ni yo ni él decidimos hablar, con la mirada sabía que mi padre estaba mucho más que enfurecido al darse cuenta que Kiara no se encontraba en el castillo, mientras que yo encontraba solo la esperanza de que haya huido para no terminar con lo que ella empezó.

—Porque tengo el presentimiento de que tú has provocado esto—puse los ojos en blanco.

—No he hecho nada yo, esta vez—le expliqué.

— ¿Puedo confiar en tu palabra?—pues mis manos en mis caderas.

—Papá, si tanto es la desconfianza. Por qué no revisas las cámaras para saber si yo fui o no. —Le aclaré.

Mi padre camino hasta su escritorio y le dio una media vuelta hasta agarrar su laptop y empezar a teclear; antes de que yo llegase a decir algo, él le dio vuelta a la laptop dejándola en frente de mí hasta que empecé a ver un video, en donde marcaba las 12:15 de la madrugada, después de que yo me fui del calabozo en donde se encontraba Kiara, a los minutos la imagen parecía cortase hasta que extrañamente luego aparecía el calabozo solo y con los dos guardias ya muertos.

— ¿Qué tengo que ver en eso?—le mencioné al ver que el video terminaba de reproducirse.

—Es claro que tú fuiste la última persona que la vio y por lo que sé, te saben muy bien las coordenadas de las cámaras del castillo—rodé los ojos.

—No me culpes de ello, hiciste que me las aprendiera hace dos años—le espeté molesto.

De un sonido de su boca salió un gruñido haciendo que se dejará caer en su asiento y pronto puso sus codos encima de la mesa hasta juntar sus manos y apoyar su rostro en ellas.

—Mira hijo, sé que siempre soy estricto y serio contigo pero debes de darte cuenta que escondiendo a esa asesina...—le interrumpí.

—Papá, te juro por mamá que no sé dónde está Kiara... fueron unos minutos que hablé con ella y luego me marché a mi habitación—le expliqué detenidamente.

—Debemos encontrarla rápido, es un peligro para nosotros. —Baje mi rostro.

Si se diera cuenta mi padre que lo que más deseo ahora es que Kiara huya lo más lejos posible para que no la encuentren, estoy seguro que me reprendería por pensar algo así, después de haber visto con mis propios ojos el momento que pudo haber sido envenenado por aquel pez.

Escuchamos como de nuevo tocaban la puerta de la oficina, ambos nos dimos una mirada y damos por hecho que la conversación entre padre e hijo había terminado, así que no tardó en levantarse y decir unas palabras para que aquellas personas se motivaran a pasar. Observé como George abría la puerta y dejaba entrar a dos personas con placas de oro colgadas en su abdomen, lentes negros y con gorras en su cabeza color negra; rápido identifiqué las palabras NSF (National Security Federation) que estaban grabadas en el centro de la gorra, pronto me imaginé que ya había comenzado una investigación con el asesinato de aquellos dos guardias y a la vez, del desaparición de Kiara.

—Majestad. Alteza. —Ambos detectives nos hicieron una reverencia. —Mi nombre es James Lucks y mi compañero es Zed Davis, recibimos su mensaje en la mañana para empezar con la investigación del asesinato de Kevin Clooney y Monroe Pineda. Y también con la desaparición de la señorita Kiara Leaky. —Mi padre asintió.

— ¿Han encontrado pruebas?—preguntó mi padre.

—Encontramos esto.

Uno de los detectives de la Federación Nacional de Seguridad sacó de su espalda una pequeña botella de aluminio, la cual tenía un enorme agujero en medio, antes de poder tocarla, el otro detective nos dio un par de guantes para poder tener en nuestras manos aquel objeto.

— ¿Tienen algún conocimiento de eso?—pregunto el detective Lucks.

—No, no lo había mirado—se lo entregué a mi padre.

—El objeto lo llevaremos al laboratorio para que examinen que contenido tenía por dentro—habló de nuevo Lucks.

—Hemos pensado que podía haber liberado algún gas tóxico que provocó cualquier pérdida de contacto consciente con los guardias asesinados—mencionó Davis.

— ¿Por qué lo cree así?—pregunté con curiosidad.

—Al hacer la investigación de los cuerpos, hemos notado como ambas balas de un cuerpo sobresalieron de la cabeza y del pecho de la persona. A una distancia prudente esto puede llegar a suceder pero al ser larga, no hubiera sido necesaria que traspasará, simplemente podía haberse quedado atorada en el cerebro o en alguna articulación del sujeto. —Enarque la ceja.

— ¿Esta seguro? Existen casos en que no importa a que distancia se encuentre la persona, la bala puede impactar dependiendo del arma que se ocupe. —Ambos detectives asintieron.

—Tiene razón, aunque el arma no ha sido encontrado, tenemos los casquillos de las balas... eso nos puede servir para saber qué tipo de arma de fuego llegaron a ocupar para asesinar a ambos sujetos. —Suspiré.

—Además, debemos de buscar a la señorita Leaky; pueda ser que ella sea parte de esto o solo sea otra víctima más—me rasqué el cuello con nerviosismo.

—Por supuesto que ella forma parte de esto. Desapareció y no se ha encontrado ni una huella de ella que diga que está muerta...—interrumpí a mi padre.

—Papá puedes callarte un momento. ¡Kiara no ha usado nunca un arma! Y es incapaz de asesinar a personas inocentes—le quise dejar en claro.

— ¡Tú te callas que es la segunda vez que esto sucede!—gruñí con despreció.

El sonido de un celular interrumpió nuestra pelea, ambos con una mirada fría empezamos a ver al detective James Lucks quien con seriedad, agarró su celular y contesto la llamada pero antes se marchó de su lugar para poder hablar más con tranquilidad haciendo que Monroe solo tratara de evadirnos pero al parecer su miedo hacia lo que mi padre o yo, le dijéramos hizo que se quedará petrificado en su lugar y no moviera ni un dedo.

—Perdón por la llamada—regreso Lucks—, tenemos más noticias su majestad.

—Repórtese. —Dijo mi padre.

—Al parecer el resto de la familia Leaky también ha desaparecido, uno tras uno como les han explicado los habitantes del lugar a mis compañeros—abrí mi boca asombrada.

— ¿Qué?—me acerqué a ellos. — ¿Cómo que ellos han desaparecido también?—les pregunté asombrado aún a ellos.

—En eso estamos su alteza, por ahora solo tenemos esa información—asentí molesto.

—Busquen a todos. Es lo único que les pido—les comunique.

—Es lo que haremos. —Ambos terminaron por hacer una reverencia hasta que se marcharon.

Me pase la mano sobre toda mi cara al darme cuenta de lo mucho que la situación empezaba a agrandarse. El problema no se trataba ahora de una sola desaparición sino que de otras cinco más... eso ocasionaba que mi angustia se agrandara y pensará que todo esto no ha sido ocasionado por Kiara sino que por alguien más.

—Xavier...—empecé a caminar hacia la puerta.

—Ahora no papá, ahora no.

Salí de su oficina y me dirigí rápido a la mía, quería respirar aunque sea de manera tranquila unos minutos antes de que mis pensamientos empezaran a invadir mi mente y mi corazón también empezará a traicionarme al decir que fue un error culpar a Kiara y a la vez, decirle aquellas palabras.

1° semana

Tire el lapicero al escritorio haciendo que este salpicara tinta en algunos documentos que debía entregar hoy, casi me da un ataque de estrés al darme cuenta de mi mal falló por detener mis enojos, lo cual provocó que dañara mis trabajos hecho, casi por tres días.

Me rasqué los ojos con cansancio y pasé mi mano sobre mi cabello al darme cuenta de que ya había pasado una semana desde que no se sabía nada de Kiara y su familia, estaba comenzando a perder la paciencia en obtener una vez al día la poca información que recibían los del NSF sobre la investigación; es una tortura no saber qué es lo que ha sucedido con ella, ni siquiera he podido dormir a gusto queriendo encontrar una respuesta de que si está viva o está muerta, me preocupa que la segunda idea sea aprobada algún momento y yo no pueda controlarme esta vez. Había sufrido por la muerte de la primera chica que me enamoré, quizás llegó a ser un amor adolescente y pasajero pero sí me había dolido su perdida; pero tratándose de Kiara sé que no podría vivir con ello, pensando en cuales fueron sus últimas horas de vida o que sí en algún momento llegó a pensar en mí. La idea me carcomía el alma, por el hecho de que la insulte la última noche que pude apreciar sus hermosos ojos azules que se habían tornado con una mezcla rosa alrededor de su ojo por lo mucho que estuvo llorando.

Tomé los papeles y los fui ordenando uno por uno para poder remediar el problema de las gotas de tinta, por lo menos podía distinguir las palabras, pero eso no ayudaba mucho al saber que debía de volver a escribir y redactar aquellas cartas.

—Aquí tiene su café, alteza—le di una media sonrisa a Clayton.

—Gracias, lo necesitaba—tomé un poco del café amargo.

—Alteza, perdón por interrumpirlo pero ¿sabe algo de la señorita Leaky?

No me era de impresionar que Clayton me preguntara por Kiara, casi los últimos días varios empleados del palacio me han estado preguntando por ella y no necesariamente por alarmar un chisme o contarle mis palabras a los periodistas sino que era el simple hecho de que todos querían a Kiara de vuelta, todos se encontraban preocupados por ella, que ahora ya no sabía que decirles cuando me los encontraba en el camino y me preguntaban por alguna noticia de ella y debía o terminaba diciéndoles que no había más de lo que ya sabían. Era difícil, demasiado para todos menos para mi padre que aún se ha empeñado a no creer que ella pudo haber sido raptada.

—No Clayton, no hay noticias de ella—mencione con decepción.

—No se preocupe alteza, ella regresara. —No respondí.

No quería alterarme en pensar que en verdad ella no volvería, viva o muerta, mi padre no dejaría que ella pisara otro pie más aquí. Ya era suficiente para él recurrir a una investigación para no haber asesinado antes a Kiara sin ni un juicio para no estar pasando por esto. Pero en realidad, quien se la estaba pasando peor, soy yo; lo único que quiero es que por fin la encuentren o aunque sea me digan noticias de ella de que sigue viva.

—Gracias de nuevo, Clayton. —Mi mayordomo asintió para luego salir de mi oficina y volver a dejarme solo.

Esta vez podía decir que empezaba a asustarme por la ausencia de Kiara y aunque mi corazón aun no este sanado por sus palabras, sé que tampoco de un día para otro la dejaré de querer, pero lo único que necesito es que ya se dé por terminado este conflicto

2° semana

Miro al techo de manera desorientada mientras escuchó como el tic tac del reloj sigue haciendo ruido provocando que no pueda cerrar los ojos; me levanto pero a la vez me siento en mi cama para pensar en si ir de nuevo a su habitación a estas horas de la noche, quizás mi mente podía decir que nadie se daría cuenta pero estoy demasiado seguro que las nuevas cámaras de vigilancia se darán cuenta que fui hacía la habitación de Kiara y me quedé la mayor parte de mi noche dentro de ella.

Sin importar lo que suceda, dejó las sábanas a un lado para luego poner los pies sobre el suelo, lo cual estos empiezan a congelarse por el frío haciendo que mi cuerpo tiemble pero a la vez se acostumbre a aquel clima de la plena madrugada. Con pasos indecisos me acercó a la puerta, la cual abro lentamente sin hacer ruido, miro por todos los pasillos y empiezo a caminar por la oscuridad, mis ojos apenas logran ver a través de aquel camino, estoy tan cansado que se me dificulta encontrar el camino correcto para llegar a la habitación de Kiara pero con solo dar algunas vueltas de unos pasillos, llegó hasta ella.

Antes de entrar, tomó una enorme bocanada de aire para después dejarla ir con un severo golpe de exhalación, agarro el pomo de la puerta y lo giro al lado derecho hasta escuchar como la puerta hace un sonido de clic y pronto se iba abriendo con la fuerza de la cual hacía que se fuera apartando de su lugar para dejarme entrar, observó a través de aquella enorme habitación, las sombras de los objetos aun instalados del lugar, estoy tentado a encender la luz pero descarto la idea al pensar que si lo hacía, pronto unos guardias aparecerían y dejarían en sospecha que estuve esa noche ahí, haciendo que uno de ellos terminara contándoselo a mi padre, llegando al grado de meterme en más problemas.

Veo detrás de mi espalda y a los lados para verificar que nadie me persiga o me esté vigilando, así que al no ver que nadie me seguía, termine por cerrar la puerta detrás de mí y con llave. Aún el perfumé de ella seguía esparcido por la habitación, sus cosas seguían en la misma posición y su cama seguía ordenada como si nadie hubiera dormido alguna vez ahí.

Me dejé caer en el sofá antiguo y a través de la luz de la luna que caía en la ventana de la habitación me puse a pensar muchas cosas aquella noche; todas ellas estaban enfocadas en Kiara pero solo un pequeño pensamiento se cruzó en mi mente pensando si ella estaría bien, no quería actuar como un inhumano o un insensible, realmente me preocupaba demasiado por ella, por su familia, por todo.

Mi cabeza se posiciono en el respaldó del sofá para luego embriagarme en aquel ambiente en donde podía sentirme un poco mejor, tenía la ilusión que en cualquier momento ella podía entrar por aquella puerta de su habitación, que vendría a mí, me retaría como siempre y que al final, terminaría por derramar una e infinitas veces, besos en mi boca. Casi era un dolor de cabeza no poder sentir esos pequeños afectos, estoy seguro que dentro de unos días más no podré soportar esa abstinencia de no poder tenerla conmigo, si ahora mismo he empezado a añorar las pequeñas cosas que me reconfortaban de ella cuando estaba a mi lado, no me imaginaba lo que podía suceder después.

(...)

—Parece que no tuviste una buena noche—comentó Neil al seguir inspeccionando mi rostro.

—Creo que me volveré loco si no recibo una nueva información que no se base en las mismas palabras del día anterior—murmuré.

—Sé paciente, los mensajes no caen del cielo—comentó.

—Sería fácil si así fueran. —Me di unos masajes en el cuello.

Ni siquiera me había dado cuenta el día anterior cuando me quedé dormido en el sofá de la habitación de Kiara, estaba un tanto cansado que el dolor de cuello me estaba matando y no quería pronunciar el por qué tenía ese dolor; realmente me desperté por las cuatro de la mañana después de tener un sueño con ella, ahora hasta ni en mis sueños podía descansar bien; esta semana iba a ser imposible de mantenerme con la cabeza alta sin tener que tomar café o darme varios baños con agua fría.

—Su alteza—Wess derribó la puerta de mi oficina.

—Wess, controla tus impulsos. —Le reprendí al joven guardia en práctica.

—Lo siento, su padre lo necesita en su oficina. —Comunicó.

—Gracias. —Me levanté de mi asiento.

— ¿Nuevas noticias?—encogí los hombros.

O quizás los vigilantes de las cámaras ya les haber confirmado sobre mi escapada en la noche y que termine por ir a la habitación de Kiara. Tengo que prepararme para su regaño. No es que lo haya querido pero debo de ser sincero y decir que aunque haya dormido incomodo en el sofá, había algo que me reconforto la noche anterior en estar en aquella habitación.

—Entra.

Cuando entre a su oficina, me encontré de nuevo a James Lucks y a Zed Davis, los cuales está vez no llevaban sus trajes informales sino que esta vez, llevaban un traje formal de etiqueta que casi parecían como si fueran a un evento.

—Un placer de volverlo a ver su alteza. —Dijo James.

—Lo mismo digo por ambos. —Le hice una señal con la cabeza como saludo.

Esta vez Lucks y Davis llegaron a informarnos que los resultados de las pruebas que se le hicieron a aquel recipiente de aluminio habían dado con lo que ellos esperaban, aquella botella por dentro había tenido gas somnífero del cual al ser liberado provocó que a los minutos que los guardias empezaron a olerlo se desmayaran y posiblemente murieran sin sentir dolor al quedarse dormidos, posiblemente Kiara había pasado por lo mismo. La investigación había tomado en cuenta nuevos datos de los cuales se mantenían en teorías, la primera que Kiara pudo haber tenido un secuestrada y para no dejar en evidencia la persona que lo hizo, mataron a los guardias. La segunda que Kiara pudo haber tenido un plan con el cual tuvo unos cómplices que la ayudaron a escapar. Y la tercera es que alguien ha empezado a tramar algo contra Kiara y por eso elaboró tal plan para llevársela.

—También encontramos esto en el calabozo—Lucks sacó una enorme bolsa plástica transparente de la cual dentro se encontraba el anillo de compromiso que le di a Kiara.

Mire de manera extraña el anillo y sin preocuparme de lo que me dijeran, lo tome de las manos de aquel investigador, lo examine con mis propios ojos y sí... es el anillo de compromiso que le di a Kiara.

— ¿Estaba en el calabozo?—dije atónito.

—Sí su alteza, los llevamos al laboratorio y encontramos unas huellas dactilares de las cuales no le pertenecen a la señorita Leaky—enarqué la ceja.

— ¿De quiénes son las huellas?—pregunté rápido.

—Son de Lucius Buss. —Anunció Davis. —Hombre que tiene antecedentes de psicópata, con trastornos de pedófilo y asesino en serie. —Casi me voy hacía atrás al escuchar eso.

No sé cómo a mi cerebro empezó a trabajar diciendo que ese hombre tuvo que haber sido él que casi viola a Kiara y que estuvo a punto de asesinarla con el resto de las chicas que estaban con ella. Tragué hondo en el momento en que llegué a pensar que ese hombre podía estarle haciendo daño a ella en este instante, no me quería imaginar las lágrimas de miedo que podían estar brotando por sus ojos o de los gritos de auxilio que debe de estar pronunciando a cada segundo queriendo proteger su cuerpo de aquel depredador.

—Búsquenlo. Lo quiero arrestado lo más antes posible. —Dije molesto.

—Su alteza—me llamó Lucks—, lo encontramos muerto—me quedé desconcertado con tal respuesta—. Su cuerpo se encontraba flotando en las orillas de la bahía de Rose Castle. Ahora mismo le están tomando una autopsia, por ahora solo se le ha encontrado un disparó en su pecho. —Me acaricié la cabeza para adentrar esa información.

¿Muerto? ¿Disparo? ¿En el pecho? Porque todo coincide con la misma historia pero con diferentes hechos y personas. No comprendía como es que aquellos dos solados muertos en el calabozo tenían las mismas marcas de muerte y ahora este hombre, tenía lo mismo. No encontraba una respuesta ante esas preguntas pero lo que si comenzaba a descubrir es que se trataba de la misma persona.

— ¿Solo han encontrado eso?—Asintieron.

—Gracias. Puedo quedármelo. —Les mencioné sobre el anillo.

—Sí, su alteza. —Respondió Lucks.

—Sí no hay más que decir, con su permiso.

Me marché de la oficina de mi padre para estar a solas unos minutos. Necesitaba adecuar en mi cabeza lo que había sucedido últimamente, era demasiado para mí que no podía dejar de pensar que es lo que Kiara podía estar haciendo ahora mismo. Saqué de la bolsa plástica transparente, aquel anillo para luego dejarlo en la palma de mi mano; seguía estando reluciente como la última vez que lo había visto puesto en el dedo anular de Kiara.

Recuerdo como después de haber llegado al castillo, en el momento en que termino los retos para las finalistas, fui a la ciudad de la clase alta para buscar al mejor joyero de la ciudad y buscar en su tienda el mejor anillo de compromiso, cuando llegué, no sabía que escoger para Kiara. Había tantos anillos hermosos que no me decidía por uno exactamente, le pedí al joyero como veinte veces que me mostrara ciertos anillos que para mí se mostraban como los seleccionados. Busqué entre los más cómodos y entre ellos, encontré un anillo hecho de diamante y a su alrededor llevaba pequeños zafiros, el color lo había pensado por Kiara. Por su pureza y sus ojos. Creí que ese anillo sería el perfecto para ella y como sabía el número del tamaño de su dedo, nada más le dije al joyero que me lo ajustará. Cuando regresé al palacio, recuerdo como los nervios me comían al pensar si ella no aceptaba mi proposición pero luego pensé que si yo la amaba a ella y ella me amaba a mí. No habría nada que nos detuviera.

Ahora sin el anillo puesto en el dedo anular de Kiara, solo pensé en lo peor del mundo. Solo deseaba que pronto apareciera, sino me tocaría tomar medidas más bruscas para encontrarla.

3° semana

Suspiré y mire alrededor por todo el jardín secreto. Estaba solo y solo podía escuchar el ruido de los pájaros y del viento azotar los árboles, hierbas y arbustos que había en aquel majestuoso lugar. Una semana más ha pasado y no sé ha encontrado más pistas sobre Kiara. Esta vez, he perdido el sueño, las ganas de comer y de seguir con mi trabajo. Casi todas las horas de mi vida están enfocadas en ella y no dejó de pensar si ella debe de estar sufriendo o si alguien la debe de estar torturando.

Sacó del bolsillo de mi pantalón la sortija de compromiso, la miro detenidamente y de ella, salen varios rayos de colores al ponerla cerca del sol.

Mi cabeza ha empezado a acusarme de todo lo que le hice y le dije a Kiara. Casi sé me sale un sollozo al pensar lo difícil que se la debe de estar pasando, ella no sé merece que le hagan algún daño y no sé merecen que la toquen y le arranquen cada sonrisa de su rostro. Kiara es y será siempre una flor de loto, pudo haber nacido en un pantano oscuro y frío pero creció siendo una hermosa flor llena de muchas cualidades que muchas personas quisieran arrancar y no dejarla vivir más.

— ¿Dónde estás?

Susurré para mí mismo. No hubo mucho que decir porque un pequeño viento volvió a soplar las hojas de los árboles; haciendo que varias hojas cayeran encima de mi cabeza.

Me levanté del asiento de mármol para caminar hacía la salida del jardín secreto. Estar en aquel lugar me trae muchos recuerdos de los cuales hacen que mi mente me acusé de nuevo de mi error; pero apenas di unos pasos afuera de aquel lugar cuando un guardia se acercó a mí.

—Su alteza, hay un paquete enorme en la puerta del castillo. El destinatario hace mención que es para usted pero hemos llamado a su padre para que se entere de lo que hay por dentro. —Asentí.

—Llévame hasta esa caja.

Camine detrás de aquel guardia hasta que pronto llegué a estar frente de la puerta de lo que es mi casa. Mi padre ya se encontraba ahí y aunque nadie ha abierto aún la caja, algo me dice, que su contenido no es nada bueno.

—Ábranla. —Ordenó mi padre.

Unos guardias empezaron a abrir aquella caja con cuidado por si se trataba de una bomba pero apenas abrieron una parte de ella, cuando el extraño olor de lo que parecía ser carne vieja se hizo presenté. Antes de que llegase a descubrir lo que era, observé unas mantas blancas enrolladas en algún objeto, ya que se podía ver que guardaban algo por dentro. Hasta en el momento en que unos guardias quitaron una tabla y mis ojos se abrieron dejando casi muy visto mi sorpresa, retrocedí unos pasos y me cubrí la boca con la mano cuando mire el cuerpo de Sofía. Solo podía ver su rostro, el cual ya se encontraba completamente morado. Solté todo el aire de mis pulmones y me pase repetidas veces la mano en mi cabello haciendo que se alborotara tanto que no me importo como se vería luego.

—Hay una nota. —Un guardia tomó un trozo de papel, el cual lo empezó a desdoblar hasta leerlo. —"Un pequeño regalo para un príncipe que lo tiene todo. Tú fuiste quien empezó con esto Xavier. Y serás quien lo termine".

No había firma en la carta. Y tampoco se podía identificar la letra porque estaba elaborada de letras recortadas de periódico. Observé una vez más el cuerpo pequeño y morado de Sofía, solo me puse a pensar si Kiara ya estaba enterada de esto y no solo eso, si sabrá afrontarlo tanto como yo.

—Eckren. Ve al pueblo y consigue un ataúd de cristal, necesitamos poner el cuerpo de la niña ahí antes de que se descomponga. También dile al director del cementerio Angels of Sky que prepare un agujero y que a la vez consiga una estatua de ángel. Por favor. —Empecé a caminar dentro del castillo.

— ¡Xavier!—mi padre me tomó del hombro pero solo empuje su mano.

—Ni lo intentes.

Volví a seguir con mi camino, no sabía dónde iba pero lo único que quería es estar solo. Solo sé que abrí la puerta y entre en aquella habitación que hace un buen tiempo esperaba que ella estuviera ahí, que me recibiera con los brazos abiertos y me dejará embobado con sus perfectas sonrisas. Pero nada de eso me estaba sucediendo. Nada.

Cerré la puerta de la habitación de Kiara con llave para luego ir hasta la cama donde me acosté y empecé a llorar descontroladamente. No sabía a qué grado había llegado de no soportar lo que estaba sucediendo a mí alrededor, Sofía no se merecía morir, ella solo era una niña de cinco años, tenía mucho porque vivir y luchar. Todo ha sido por mi culpa, si no hubiera dejado que raptaran a Kiara, quizás ella estaría viva.

Me dejé inundar por el olor del perfume de Kiara, mi respiración se entrecortada al pensar que ella podía aparecer de la misma manera en cualquier momento, pero yo no quería que eso sucediera. Debía de haber una forma de cómo encontrarla, pero ¿cómo? Casi estuve a punto de arrancarme los cabellos si no hubiera sido por la cajita de música que admiré en la mesita de noche de Kiara; la tomé y la abrí haciendo que esta empezará a sonar una pequeña melodía suave de ballet, la muñequita tallada en madera que se parecía a Kiara, daba una y otra vuelta haciendo que recordará las palabras de mi madre cuando me dijo que se la entregará a ella para su cumpleaños.

Mis ojos no dejaban de mirar aquel pequeño objeto hasta que extrañamente un pequeño trozo de papel salía de una de las esquinas de la caja. Cuando tomé la pestaña, está ya no pudo haber atravesado más de lo que ya estaba, así que me levanté de la cama y fui en busca de algún objeto que la abriera, lo intenté con tijeras, horquillas de cabello y pequeños objetos planos pero no servía. Creí que si desarmaba la caja podía tener en manos la nota pero no debía de hacerlo... era de Kiara. Y unos de los últimos objetos que dejó mi madre.

Mire detenidamente la muñequita y no sé cómo se me ocurrió la idea de tocarla, así que al tomarla de la cabeza y darle un giro se escuchó un pequeño sonido hueco; de nuevo la gire y está bajo un poco más y dejando de nuevo el mismo sonido hasta que pensé en darle otra vuelta y esta vez cuando bajo por completo, la tapa de la caja se hizo hacía atrás y se dejó ver lo que parecía ser el sobre de una carta, la tomé y dejé aún lado la caja de música para luego ver la letra que estaba afuera.

PARA XAVIER RAVENSCROFT

Enarqué mi ceja y empecé a abrir el sobre de la carta cortando la parte de arriba con la tijera que tenía a mi lado y había ocupado para abrir la caja de música. De esta salió una carta de una hoja, la cual fui desdoblando hasta reconocer la letra de Kiara en tinta color azul.

Hola Xavier.

Sé que ahora mismo puedes encontrarte enojado conmigo, puedes estarme odiando e incluso desearías que estuviera muerta. Por supuesto, no te culpo de ello. Lo que llegaste a escuchar de mi boca, podrás haberlo sentido real, pero créeme que no lo fue. No sé qué palabras llegaré a decirte pero sé que serán tan dolorosas que yo misma me llegaré a arrepentir algún día.

Quiero que entiendas de alguna manera, que yo no fui la causante de dichas palabras, no tenía otra manera de cómo explicarte en el peligro en que te encuentras tú y tu padre, solo sabía que para que no les pasará nada, debía de arriesgarme a perder todo contigo antes de dejarte morir. No sé si me llegarás a creer, pero créeme que todo es difícil tanto que es como no poder respirar debajo del agua en el momento en que te estés ahogando.

Lo que haré o bueno, lo que hice no fue para hacerte ver que yo solo quería cosas materiales de ti; no, ese no es fue mi propósito.

Quizás cuando llegué al castillo yo no tenía ni un sentimiento por ti, no negaré que pensaba que solo eras otro príncipe orgulloso, narcista y creído, pero al conocerte diariamente aprendí de que a veces juzgamos antes de saber quiénes somos realmente; fue extraño empezar a sentir cariño por ti, de manera que tú mismo, también fuiste quien comenzó a enamorarme con pequeñas y grandes cosas que provenían de tu corazón. Lo más especial fue nuestro primer beso, nunca en mi vida había sentido esa satisfacción o alegría de ser besada por alguien que yo quiero; no es que ya lo haya hecho, simplemente quería que mi beso fuera especial, no uno de esos que son simples y los que esperas de manera improvisada. Sé que nuestro beso, lo fue, pero tenía en cuenta que ambos lo deseábamos.

Luego tus muestras de cariño me hicieron darme cuenta de que nuestra relación fue cambiando, me mostraste tu vida y de la misma manera yo lo hice contigo. Nadie excepto tú le había contado mis más profundos secretos, no sabes lo bien que me sentí al decírtelos pero lo mejor fue, que tú en ningún momento me llegaste a juzgar. Eso fue lo que más me hizo valorarte.

No dudes en ningún momento Xavier que yo no me enamoré de ti. Porque en verdad si me enamoré de tu sonrisa, de tus preciosos ojos y de tus miles de caricias, besos, abrazos y palabras que me demostrabas día a día. Te amo Xavier, eres el único hombre que está y estará siempre en mi vida.

Solo te pido perdón por mis palabras, sean o no fuerte para ti. No era mi intención llegar a este grado. Solo quiero que sepas que esto lo hice para salvarte la vida, me hubiera gustado mucho en poder seguir creyendo en nuestro pequeño futuro, ese en el que quedará en el olvido con nuestras promesas y nuestros secretos. Te amo, Xavier. Espero que lo entiendas.

X. Kiara

¿Cómo? ¿Todo fue una farsa solo para salvar mi vida? Oh, demonios. Esta vez sí me pasé de la raya, Kiara se entregó solo para que yo no sufriera de cualquier cosa y al final, ella terminara arriesgando su propia vida sin importar si eso la conllevará a la muerte. Me levanté de mi lugar y descubrí que también en la caja de música se encontraba la llave que le regale de cumpleaños; pensaba que ella se la había llegado a entregar a alguien pero al parecer todo lo que pensé y dije fue nada más y nada menos que una especulación que ni llegó a ser real. Kiara, no me ha fallado, siempre siguió siéndome fiel hasta el último día que estuvo aquí.

4° Semana

Entre a mi habitación y antes de irme a mi oficina para arreglar algunos asuntos sobre la carta que me había dejado Kiara, encontré debajo de la puerta un sobre amarillo de tamaño carta del cual al parecer tenía un importante contenido, no dude en tomarlo para luego cerrar la puerta y tirarlo en mi mesa, me quite la chaqueta y me afloje la corbata para luego sacar el contenido de aquel sobre. Dentro de él lo único que se encontraba fue un disco, el disco no tenía ni nombre ni letra, así que lo único que hice fue sacar mi laptop para luego poner el reproductor de discos conectado al dispositivo hasta insertar el disco en la máquina. Tuve que esperar unos minutos hasta que aquel disco cargo y dejó ver la figura de Lucas, enarqué la ceja y escuché detenidamente sus palabras.

»Hola primo, sé que no te esperabas que este disco apareciera exactamente yo pero debo de asegurarte que no te quitaré mucho tiempo pero lo principal de ello, es que pongas demasiada atención por si quieres rescatar a tu querida Kiara.

Fue en ese momento en que Lucas se quitó de en medio de la cámara y apareció Kiara, casi me sostuve de la mesa al darme cuenta que Kiara no era Kiara, si imagen esta tan cambiada que no podía reconocerla, tiene ojeras, sus labios están pálidos y su cuerpo está muy delgado, tanto que podía parecer un esqueleto. Estaba completamente asombrado al verla, no estaba ni de cerca de habérmela imaginado así, mi corazón casi se detuvo y detuve la respiración varios segundos hasta que ya no lo pude hacer más y libere el aire de mis pulmones hasta volverlos a llenar de aire.

»Escucha Xavier, si quieres recuperar a Kiara, te doy seis horas para que nos encuentres. Si nos encuentras, solo sigue a mi cómplice y él te llevará hasta mí.

Sí te preguntas a que viene esto es porque, necesitamos hablar y negociar. De ti solo me espero tres cosas y entre ellas son, que quiero tú corona, un decretó diciendo que en vez de tú, yo seré el futuro rey y por último, quiero seguridad. Cuando llegues al lugar solo tú serás quien podrá verme, si llevas alguien contigo, no pasara. Haz lo que te digo sino Kiara, morirá.

Tomó a Kiara de las mejillas haciendo que ella quitara de manera forzada sus manos. Hubo unos segundos en que ella solo miro a la cámara pero no dijo nada, hasta que note como tomó suficiente aire y empezó a hablar.

— ¡No lo hagas Xavier! ¡Lucas solo quiere llevarte...!

Lucas le cubrió la boca con sus manos para luego decirle unas palabras en oído haciendo que ella se calmará y no sé resistiera más a la dominación que él le estaba poniendo.

—Ya está dicho Xavier. Te espero en menos de seis horas.

La reproducción del disco termino en el momento en que se vio como Lucas apagaba la cámara; pero lo principal fue lo que menos hice, solo saqué el disco del reproductor para luego correr hasta la oficina de mi padre, quien al verme y notar que en mis manos traía un disco se quedó desconcertado hasta que yo lo levanté y le dije unas palabras.

—Debes de ver esto.

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Continuará...

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