Capítulo 15
Dejé de leer un libro de historia para ver el calendario que estaba al frente de mí, el cual marcaba la fecha de 13 de Mayo, suspire al saber que solo faltaban cuatro días para mi cumpleaños; estaba un tanto agotada de pensar en cómo toda mi vida ha cambiado y de cómo, inimaginablemente el tiempo se había ido volando en tan solo un año; no creía aún que posiblemente pasará mi cumpleaños en el lado Oeste aunque no sabía en qué ciudad y estaba segura que sería Nordineland, el cual estaba situado a unos kilómetros lejos de Hillburg Prince.
Estaba pensando en escaparme e irme a mi casa para celebrar con mi familia mi cumpleaños, pero a veces creía de que capaz el rey Arturo tenía otros planes y si me llegará a preguntar si quería una fiesta, aún no estaba preparada para decirle que no era necesario que hiciera una; porque la única amiga que tengo en el país es Lou, y Wayberly dudo que llegará al país solo para celebrar mi cumpleaños, además no quería interrumpir su tratamiento y estaba muy consciente de que si ella se queda pueda ser que no se quiera volver a ir por mí y por Neil. Además de las personas que conozco y quiero, la mayoría son adultos y todos trabajan para obtener el dinero que necesitan así que no creo que tampoco llegasen a mi fiesta.
De todos modos, me conformaba con solo tener a mi familia y a mis seres queridos a mi lado con un pastel en una mesa, es lo único que quiero y no pido más... Bueno sí, el deseo que quisiera es que todo esto acabe de una buena vez, odiaba que todos ahora estuvieran más pendientes de mí, de mis comidas, de mis salidas y de mi vida; todos me van a volver loca si no me dejan respirar algún momento, ni siquiera puedo sacar la cabeza por la ventana porque me encontraré a un guardia vigilando ese lugar, no puedo abrir la puerta porque ahí estará otro guardia y no creo poder moverme de mi habitación si no estoy siendo escoltada por una docena de ellos más.
Xavier tenía que haber tenido esta gran idea y por supuesto, su padre la llegó a aprobar. Me sentía tan aislada en cualquier lugar que ahora es imposible que no dejé de pensar últimamente en todo. Y quizás ya estaba cansada de todo esto que por eso, debía ser que ya no protestaba o me negaba a aceptar ciertas reglas o leyes cuando él me las llegaba a decir.
De todas formas, me di cuenta después de todo, que muertes siempre iban a ver, Avery y Lucas no se van a detener hasta que consigan lo que más quieren y aunque yo por más que trate de hacer bien las cosas, al final ellos solo llegaran a burlarse de mí, dándose cuenta que yo les tengo miedo y obedezco a sus amenazas; además de ello, supongo que siempre han considerado que lo que haga va estar malo para ambos, hasta quizás el modo en que respiro; no es suficiente para que me dejen también en paz. Hasta estoy más que segura que ahora mismo uno de los dos me debe de estar vigilando detrás de mi espalda aunque yo no me dé cuenta.
Si llegase a decir ahora mismo la verdad, creería que Lucas escaparía y Avery terminaría haciéndose la inocente; no tenía muchas pruebas además de las palabras de las competidoras anteriores que no sea la mía; porque haber hurtado un momento el diario de Avery y de ello sacar un poco de información, diría que tampoco sería de mucha ayuda y porqué... porque el diario no lleva ni su nombre ni su firma... nada que llegue a confirmar que aquellas palabras escritas en papel, sean de ellas y conociendo mejor ahora a Avery y Lucas, ambos ya deben de haber planeado algo para salirse con la suya.
No estaba a gusto, ni conmigo misma por mi actitud derrotada ni mucho menos con actuar como una heroína aunque no lo fuese; a veces solo deseaba que todo esto no fuera real o que hubiera sido mejor no seguir dentro de la competencia pero de último momento llegó a pensarlo mejor y me digo:
¿Quién más excepto yo seguiría con esto?
Y es cuando la respuesta surgía muy rápido de mi cabeza.
No cualquiera.
He tenido que aceptar muchas cosas en los últimos días; una de ellas es que no es fácil comprender la mente y los corazones de los demás cuando ya es demasiado tarde para arreglar las cosas; lo segundo que no puedes confiar en cualquiera cuando tu propio enemigo puede estar en tus espaldas a punto de apuñalarte y asesinarte sin dejar un rastro de vida en ti; y por último, el tercero que no cualquier persona puede llegar a tomar decisiones tan rápidas y precipitadas cuando se trata de salvar la vida de los demás o por lo menos tratar de huir para no lastimar a los que quieres.
No. Nada es fácil. Es como estar contra la espada y la pared, no hay escapatoria de ambos lugares.
Pero quizás...
Pueda ser que se encuentre un punto clave del cual haga que te liberes de ambas cosas.
Mi punto clave aquí son los secretos que sé de Avery y Lucas. La parte horrible es que uno es la espalda y el otro la pared; ambos acechando y contando las horas para asesinarme sin que me dé cuenta.
Quisiera poder perderme por un momento en todos estos pensamientos pero lo único que ganó es perder el tiempo en quedarme en la cama y mirar el techo diciéndome hora tras hora que pronto terminara esta historia.
Hace dos días tuve que ir a juicio por el caso de aquel hombre que había imaginado ver en el bosque y termino siendo real; lo peor de ello es que no había sido cualquier hombre sino que se trataba de uno de los guardias del palacio más confiables del rey. Nadie ni el mismo rey Arturo se hubiera imaginado que uno de sus leales guardias hubiera llegado a traicionarlo y aunque Jace no dijo nada en ningún momento, al final fue castigado siendo arrestado y condenado a prisión por mucho tiempo, quizás antes hubiera intervenido para que esa persona no llegara a sufrir mucho tiempo en prisión sin comida y agua, pero pronto recordé que quizás él pudo haber asesinado al soldado Roger y también estuvo involucrado en la muerte de Bennett.
El soldado Jace no dijo ni una sola palabra, solo observe como cumplió su palabra de permanecer callado hasta la muerte y aunque cortas miradas fue la que me dio, parecía como si me llegará a decir que le perdonara por lo que estaba haciendo; en realidad no era algo a lo cual me llegó a conmover pero si hubo una parte de mí que decía que quizás no tuvo otra opción.
No había estado preparada para presenciar uno de los primeros juicios de mi vida, aún me había faltado estudiar un poco más de leyes para conocer cómo se declaraban ciertos juicios con algunas personas pero por lo menos de lo que recordaba era que, el caso de Jace no se trataba de mayor grado, sino que uno bajo, ya que al no haberme lastimado y no tener pruebas de que él pudo haber matado al soldado Roger; solo se le condenó a prisión por no haber dicho ni una sola palabra y por haber pretendido tener un ataque con una de las participantes de la competencia; a la cual se le es llamada atentado a un inocente.
Me dejé caer en la cama y por la ventana observe un pequeño atardecer, mañana debía de organizar un evento en el centro de Roosgold, ya que pasado mañana habrá una feria de la cual se hace cada año en esa pequeña parte de la ciudad del lado Este de la clase baja; pocas veces fui con mis padres, Johann y Martín. Y de una de esas veces, solo recordé como mi hermano jugo a tirar una pelota sobre un triángulo de botellas solo para ganar un perro de peluche y dármelo a mí, fue algo muy especial porque yo deseaba ese pequeño peluche y aunque el juego costara unas veinticinco monedas de bronce, mi hermano solo para alegrarme, dejó todos sus ahorros en ese juego.
Sabía que debía de hacer mucho mañana, por lo menos las ideas del evento, ya las he empezado a tener así que no creo que sea un conflicto seguir organizando más de la cuenta.
Fui cerrando poco a poco mis ojos hasta que pronto todo se volvió negro y caí en un profundo sueño.
~~~
Me levanté del césped en donde me encontraba, al ver todo oscuro y cubierto de neblina supe que me encontraba en el otro mundo; parecía ser que Stephene me ha llamado pero no puedo verla, no veo su sombra o por lo menos, escuchar su voz.
Esta vez, recorro sola todo el sendero sin ni un sentido, creo que solo me concentro en buscar aquella chica de ojos grises y de cabello café mientras cruzó uno que otro sendero.
Cuando trató de ver hacía atrás, me doy cuenta como todo ya no se encuentra como antes, una enorme capa de neblina lo cubre todo haciendo que no llegará a poder ver entre todo el humo gris y llegará a distinguir aunque sea la sombra de algo.
Tuve que seguir caminando hacia el frente, había un pánico en mí que hacía no querer caminar hacia atrás, además de ello, no encontraba algún rastro de Stephene. Y es cuando ahora me preguntaba si ella me había llamado o yo había terminado por caer en aquel mundo sin saber lo que pensaba o terminaba por hacer.
—Stephene, aparece por favor—suplique en manera de susurro.
Pero el susurro pareció como si hubiera terminado por hablar de una manera normal, el eco de mi voz se esparció por todo los alrededores de la zona y aun así, Stephene no se llegó a presentar.
Esta vez sí empecé a tener miedo y a creer porque me encontraba en el mundo de las almas; no es que me imaginara que algo me haya pasado para haber muerto pero... se me hacía extraño que me encontrara sola y deambulando en un territorio que aún no me corresponde.
Temía que lo que haya ya recorrido que para mí han sido unos cuantos minutos, allá en el mundo de los vivos ya hayan pasado unas horas sin que yo pude haber hecho algo.
Levante el vestido blanco y me senté al lado de una enorme roca, no sabía que era lo que estaba esperando, lo que sí me di cuenta fue que la neblina no camino más después que me detuve y me senté al lado de la piedra.
— ¿Kiara?—levanté mi rostro.
— ¿Stephene?—susurre su nombre al haberla escuchado pronunciar el mío.
— ¿Dónde estás?—pregunto.
—Al lado de la roca, ¿no me miras?—intente buscarla pero no la encontraba.
Pronto escuché unos pasos como si estuviera corriendo pero que a su vez, como si caminara en círculos porque no llegaba.
—Kiara...
Di un saltó cuando ella me tocó el hombro. No me esperaba que apareciera detrás de mí sino que al frente, en donde se encontraba la neblina, pero al final, ya estaba a mi lado.
— ¿Qué sucede?—pregunto exhausta.
—Pensé que me habías llamado—ella se me quedó mirando atónita.
—No. Escuché que me llamaste, así que vine a buscarte y me encontré con esa nube de neblina y pensé que estabas dentro y te habías perdido—negué descartando esa posibilidad.
— ¿Es algo nuevo?—le pregunte.
No contesto, solo se limitó a observar y a callar; estaba sumergida en sus propios pensamientos que podía ver como su rostro empezaba a cambiar, como si recordase algo que al final no le gustaría que llegase a saber.
—No es nada importante—me tomó del brazo e hizo que nos alejáramos de la neblina.
Pero mediante caminábamos, la neblina de nuevo empezó a moverse y a caminar detrás de nosotras; en ningún momento se adelantó y dejó que todo aquel humo atravesara nuestro cuerpo, sino que sencillamente, parecía que éramos perseguidas.
—Explícame porque la nube de neblina nos sigue—me solté del agarré de Stephene.
Ella se quedó callada y bajó el rostro como si ya sabe la respuesta pero no quiere mencionarla.
— ¡Stephene!—le grite nerviosa.
Abrió la boca y sus ojos mostraron... ¿dolor? ¿Agonía? ¿Miedo? Jugaba con sus dedos como yo hacía cuando me sentía nerviosa e intentaba ocultar algo, sus ojos perdieron por un instante ese brillo incandescente, el cual siempre tenía a la hora de hablar, se puso un poco más pálida de lo normal y de un momento a otro, dejo ir un suspiro.
—No es una simple nube de neblina—amortiguó—las nubles de neblina son como un oráculo, al adentrarte en ellas, te dicen una o dos cosas, la primera es qué estás en peligro y la segunda, posiblemente que algo está próximo en cambiar. —Explicó un poco incomoda.
Sin más que decir, corrí hasta la nube de neblina, Stephene grito mi nombre y me dijo que me detuviera, pero le desobedecí. Sus manos intentaron agarrar mi brazo pero fui más veloz hasta entrar a la nube y ver como su centro, no estaba cubierto de neblina sino que solo era un espacio en forma de círculo, del cual su centro solo se presenciaba el césped y por arriba, el cielo azul/negro. A los segundos, Stephene apareció también en el mismo lugar donde me encontraba, ella se encontraba un poco más agitada y miraba por todo su alrededor; su rostro mostraba incomodidad y molestia, pero esta vez, no pretendió regañarme o maldecirme por lo que he hecho.
—Y ¿ahora?—pregunte mirándola.
— ¿Crees que yo sé? ¡Es primera vez que he entrado a un oráculo!—grito molesta.
—Bien, entonces hay que esperar—le dije.
— ¿Estás loca? ¡Esto no es un juego, Kiara! Los oráculos predicen tu futuro y tú muy entusiasmada por quedarte a ver qué sucede—cruzó los brazos como una niña pequeña.
—Entonces dime, ¡¿qué tanto te molesta que haya entrado?!—ella solo murmuró unas maldiciones.
Pero antes de que hablará, al frente de ambas, apareció un pequeño reflejo de luz brillante muy llamativo; ambas nos miramos y caminamos hasta ese pequeño punto en el cual, se fue haciendo cada vez más grande cuando nos fuimos aproximando. Cuando llegamos, ni una ni la otra quiso tocar o por lo menos hablar; pero al estar a punto de tocar la luz, se abrió una enorme ventana, y me mostró un par de figuras en negro de las cuales parecían estar actuando, ambas figuras se encontraban unidas pero luego una de ellas parecía alejarse del otro pero no sé tardo mucho tiempo, en ver como se encontraba a otra figura; ambas se miraron por unos minutos hasta que empezaron a pelear, un combate que no tardo mucho tiempo en llegar a su fin. La figura que se separó de la otra, cayó al suelo y solo se observó como la anterior llegaba, lo tomaba en brazos y veía cómo iba muriendo hasta ya no ver un movimiento en ella.
El pequeño brillo dejó de relucir y la ventana se cerró. Mi corazón solo latía cada minuto más rápido y es cuando empecé a darme cuenta de muchas cosas que estaban acopladas a mis sueños.
— ¿Lo sabías?—le pregunte a Stephene son verla a los ojos.
—Hace un par de semanas, cuando Lucas empezó a atacarte—se me hizo un nudo en la garganta.
—Entonces... yo... ¿moriré?—apenas podía articular las palabras.
—No necesariamente, el oráculo no te muestra quién. Todo dependerá de cómo se den los sucesos—intentaba no llorar.
—Eso quiere decir que Xavier pueda ser también...—ella asintió.
—Tú o Xavier; uno de los dos morirá—mis piernas empezaban a temblar.
¿Yo o Xavier? No... Esto no podía ser real, ninguno de los dos debía de morir, ni él ni yo... esto solo debe de ser otra estúpida fantasía de mis sueños, que pronto despertare y las cosas volverán a ser como antes.
—Xavier no debe de morir...—fue lo que apenas pude susurrar.
—Pero tampoco tú—mencionó Stephene.
—No, tú hermano no puede morir, si él muere... Lucas será el sucesor y...—ella me interrumpió.
—Tampoco debes de morir, Kiara—reflexionó Stephene con una voz temblorosa.
—Stephene, si muere Xavier, tenemos mucho que perder... en cambio yo—cerré los ojos.
— ¿Alguna vez puedes dejar de pensar en los demás y pretender ser egoísta por un momento en tu vida?—la mire de reojo—No te has dado cuenta que si tu mueres, mi hermano no podrá salir adelante... ¡He visto todo Kiara! Desde la perspectiva de ti, hasta la de mi hermano y no creo que te vaya a gustar para nada lo que verás—gruñó.
—Entiende de una buena vez, Stephene... ¡Si muere Xavier, Lucas tomara su corona y su trono; y Nueva Erlanwood estará en peligro!—le corregí.
—Y ¿qué hay de ti? Crees que no me he dado cuenta que tienes miedo a perderlo también... no me engañes Kiara, tienes miedo a no volver a amar a alguien como él y tienes miedo a no poder seguir tu vida—cerré los ojos y bajé la mirada.
Tenía razón, mi motivo no solo se enfocaba en querer salvar a Xavier para que Lucas no tomará su lugar; también, estaba sumergida en una burbuja en que si Xavier llegase a morir, no sabía cómo iba a poder enfrentar esa realidad.
—Mira Kiara, Xavier no le importaría dejar su corona, solo por tenerte a su lado—empezó a decir Stephene—. Él te quiere demasiado para perderte y lo que me preocupa es eso; si mueres, no sé si él pueda llegar a afrontar otra perdida más—suspiré—recuerda que perdió a Emily, luego a mamá y ahora, ¿a ti?—reconocía ese tono de voz.
— ¿Dices toda la verdad o hay algo más que quieras decirme?—hizo una mueca.
—Yo... Bueno...—le di una sonrisa a la cual ella me dio una mirada seria—Kiara, sabes que te tengo apreció, mi hermano te quiere y yo tampoco quisiera que llegarás a morir por culpa de Lucas o Avery—asentí.
—Pero, ¿qué haremos?—le pregunte de nuevo.
—El oráculo muestra a tres personas, dos sobrevivientes y uno muerto... así que quizás, podamos cambiar a las personas...—enarque la ceja.
— ¿A qué te refieres?—ella suspiró.
—Que podemos hacer que Lucas sea el que muera, mientras tú y Xavier, viven—me rasqué el cuello.
—Eso sería que yo o Xavier matáramos a Lucas—ella asintió.
—No quedaría de otra, de todas formas, si Lucas muere, mi hermano seguirá siempre siendo el heredero al trono y tú, vivirás—es muy buena la idea, pero no pretendía matar a alguien, ese es el problema.
—Y ¿si no llega a ser así?—ella puso los ojos en blanco.
—Seamos positivas, tenemos que hacer lo posible para que Lucas este fuera de esta jugada—camino de un lado hacía el otro, Stephene—aunque nos estamos olvidando de algo—le di una mirada.
— ¿El qué?
—El bebé de Avery—abrí mis ojos sorprendida porque nos habíamos olvidado de tal hecho—sí Lucas muere, el bebé será su descendiente, no quiero eliminar la probabilidad de que Avery siga con el plan y quiera hacerle daño a uno de los dos pero... el siguiente problema es que si Avery intenta matar a Xavier... esta vez si no habrá un heredero de parte de él. —Trague hondo. —Y conociéndola, capaz que miente al decir que el bebé es de mi hermano.
—Pero si el bebé nace con los rasgos de Lucas, ¿no sería muy obvio de que no es de Xavier?—Stephene asintió.
—Pero no tampoco podemos descartar la posibilidad de que el bebé, pueda parecerse a ella. Y si es así, no habrá pruebas confidentes de decir que el bebé no fue de Xavier. Recordando también de que mi hermano y Lucas llevan un poco de ADN común—me mordí el labio al ver que eso es cierto.
—Sería ir demasiado lejos si quisiéramos hacerle daño a ella, al estar embarazada o hacerle algo al bebé cuando nazca. Creo que el bebé no se merece sufrir por una tontería de sus padres ¿no lo crees?—ella parecía no estar muy convencida.
—Si es tanto la protección que tienes con el bebé ¿alguna otra idea?—pregunto con los brazos cruzados.
—No, no tengo otra idea—murmuré.
—Solo si quieres seguir el mismo plan de Avery, de quedarte embarazada de Xavier. —Achine los ojos.
—No, no es buena idea traer al mundo un bebé que será un ancla para terminar este problema—fue lo que dije.
—Bueno, ¿otra sugerencia?—negué.
—Solo, hay que mantenernos atentas a los ataques de Lucas y prevenir que tu padre, Xavier y yo nos suceda algo. —Ella encogió los hombros.
—Si no hay de otra—hizo una mueca.
Me di cuenta que ya había pasado mucho tiempo y tenía que irme, debía de marcharme antes de que Neil llegará y me despertara de mala gana.
Con pocos ánimos después de la noticia, Stephene y yo salimos de la nube de neblina para después quedar en seguir descubriendo más los planes de Lucas y Avery, antes de irnos solo observe como ella mantenía una mirada preocupante conmigo, así que antes de despertar, me acerqué a ella y la abracé por primera vez a lo cual, ella respondió luego de unos segundos.
—No te preocupes, haré lo posible para que nadie le suceda algo—sonreí.
—Ten cuidado.
~~~
1 día después...
Observé como Ashley acomodaba más mi jeans a mis caderas, le dio una mirada a la camisa blanca que se encontraba una parte dentro del jeans para ver si no contenía alguna arruga; pero al no ser así, dejó ir una sonrisa para traer el perfume y rociarme en cada parte de mi cuerpo provocando una picazón en mi nariz; que casi me provocó un estornudo.
Calvin termino por hacerme una trenza en el cabello en donde en medio, le puso un broche en forma de margarita; intento que el maquillaje fuera lo más natural, ya que al hacer mucho calor, prefirió no usar muchos polvos y cremas, debido a que podía llegar a sudar y todo el maquillaje se correría por mi rostro.
Escogí usar unos converse blancos ya que es lo que más combina con mi ropa; me sujete bien los cordones para después dar un salto en mi cama y asegurarme que no los había dejado muy apretados y al no ser así; fui hasta el espejo y me di una pequeña mirada antes de marcharme a la feria.
Neil pasó por mi habitación a recogerme, y de manera cortés, me ofreció su mano y ambos caminamos hasta fuera de uno de los hoteles con un buen servicio, en el camino, él nada más me iba comentando que posiblemente su madre estaría en la feria junto con los abuelos de Xavier; al escuchar esa noticia, me imagine las miles de maravillas que terminarían por suceder; pero para no complicarme la existencia, solo me enfoque en lo bien organizada que estaría el evento.
A lo largo del camino hasta Roosgold, siempre hubo silencio; unas cuantas veces mire de reojo a Avery y pude apreciar como su estómago empezaba a crecer, quizás nadie lo haya notado aún sobre su embarazo, pero estaba claro que dentro de dos meses más ya sería muy confidente de que ella estaba esperando un bebé y no exactamente de Xavier. Aunque no podía descartar las palabras de Stephene por un momento de que ella podía fingir de que ese bebé es de Xavier y no de otra persona.
Suspiré al darme cuenta que a veces no pensaba más allá de los sucesos, si Avery y Lucas habían sido capaces de asesinar a la reina Valentina, cualquier cosa me podía esperar de ellos.
Lo que sí aún sigo sin saber es si Lucas ya está enterado de su embarazo, esa es otra de mis dudas, así como saber de cómo se lo llegó a tomar o cómo se lo llegará a tomar cuando lo llegué a saber.
(...)
Salgo del auto y rápido una docena de guardias empiezan a escoltarme con Gavril a mi lado y Neil al otro; casi siento vergüenza al ver como todos se me quedan mirando y me preocupa imaginarme que ellos piensen que esto ha sido por seguridad de que si alguien de su clase me ataca, en vez de ser los hombres que Lucas ha empezado a reclutar para hacerme daño.
Por momentos intento alejarme a escondidas pero sí no es Neil es Gavril quien me toma del brazo y de nuevo me vuelve a dejar en la pequeña jaula llena de hombres fornidos y altos que están tomando el deber de cuidarme.
Algunas veces, varios niños intentan acercarse a mí y cuando veo que los guardias casi los alejan de mí, esta vez si no me quedó callada y les digo sus par de cosas para que los dejen pasar, después de unos segundos de fulminarlos con la mirada, le sonrió a los niños quien me hacen reír y sonreír al decirme una y miles de cosas sobre mí, sobre lo hermosa que me veo, del apoyo que su familia me da y de lo mucho que estarían felices si Xavier me terminara por elegir.
Por educación y simpatía de aquel pequeño pueblo del lado Este, saludo a varias personas de diferentes edades, me doy cuenta como muchos de ellos me aplauden y me dan varios ánimos para seguir en la competencia; me sentía tímida al ver ese contacto cercano que todas esas personas han empezado a tener conmigo.
Cuando llegamos al centro de la feria, ya se encuentra ahí el rey Arturo y Xavier, ambos parecen seguir hablando con el alcalde del pueblo y varios de los funcionarios del lado Este; Xavier al verme me da una sonrisa que pronto es muy reveladora para todo el público que nos observa, ya que al no quitar su mirada de mí, mis mejillas parecen encenderse y un calor entra por mi cuerpo; Avery va detrás de mí y cuando Xavier la mira, solo existe un respecto y una mirada amigable con ella.
—Me moría por verte. —Me susurró cerca del oído al ponerme a su lado con una fila de guardias que quizás los más cercanos llegaron a escuchar su comentario.
Como tonta, dejé salir una sonrisa tímida que casi no fue clave para muchos que él no me había dicho algo.
Y es cierto, tres días de no vernos es algo que casi comúnmente no suele suceder en nosotros, solo cuando existe una pelea que es lo más cercano. Pero por lo demás es extraño, además si no nos hemos visto, no es que sea porque no queramos, sino que no he querido salir de mi habitación desde que incrementaron más guardias para mi vigilancia.
—Buenos tardes, antes que nada, agradecerles a las señoritas de la competencia por haber organizado una fiesta muy emotiva y hermosa para todas las personas que nos acompañan este día—empezó a decir el rey—desde luego de parte de mi hijo y de mí, esperemos que lo disfruten mucho y que sientan nuestro apoyo en esta jornada del día. Muchas gracias.
Todos le llegaron a aplaudir al rey y cuando cortó un listón rojo demostrando el comienzo de la feria, todas las personas empezaron a ir por bocadillos, los niños por los juegos y otros solo se acercaban a mirar mientras comentaban lo bien que se miraba la feria.
Antes de poder caminar, alguien tocó mi hombro e hizo que diera una vuelta para verlo; al hacerlo me di cuenta que se trata de Israel, el primo hermano de Xavier; ambos nos saludamos y nos abrazamos para empezar a hablar sobre la feria, no me sorprendía mucho en habérmelo encontrado, lo que sí me hacía gracia y que ambos terminamos por reír fue ver a Xavier nervioso con un montón de chicas a su alrededor.
—No se librará fácil—le di un golpe a Israel.
—Oye, no seas malo con tu primo—él encogió los hombros.
—Es divertido verlo—comentó.
Pronto observé como los abuelos de Xavier e Israel se fueron acercando con otras tres personas más, de las cuales supuse que debían ser otros primos más de Xavier. Los abuelos de Xavier al verme, no tardaron en ir hacia mí y quien primero me saludo fue su abuela Eloise, quien me cubrió con sus abrazos y me dio una de esas sonrisas tan alegres que llenan el alma.
—Oh Kiara, estas preciosa—sonreí.
—Muchas gracias, señora Eloise.
—Kiara, que gusto volver a verte—apareció el señor Paul.
—Lo mismo digo señor—le dije.
—Kiara, te presento a Leslie, hija de mi primer hijo, Antonio—me mostró una chica de ojos verdes y con unos labios rosas muy bonitos.
—Hola señorita Kiara, mucho gusto—tome su mano y calculé que tenía unos diecinueve o veinte años.
—Puedes decirme Kiara—le dije.
—Como quieras—ambas sonreímos.
—Él es Zack, hijo de mi tercer hijo, Morrison. —Continuó la señora Eloise.
—Mucho gusto Kiara, he escuchado hablar de ti y muy bien—me dio un beso en la mano.
—No seas modesto, si te ve Xavier, correrá hacía ti y pondrá rápido territorio—comento Israel.
—Correré con el riesgo—ambos reímos.
Zack llevaba un poco más de rasgos exactos de la familia de Xavier, ojos cafés y cabello negro; muy diferente que su prima Leslie y un poco igual que Xavier e Israel.
—Y ella, es Carly, la última en nacer de mi cuarto hijo; Jackson—la menor llegó hasta a mí y me dio un abrazo.
— ¡Dios! ¡Eres muy hermosa!—no me lo esperaba.
—Gracias—ambas nos dejamos de abrazar.
—Por poco y la asfixias, Carly—bromeó Leslie.
—Eres muy exagerada—gruño Carly.
—No te preocupes, no me asfixiaste—le dije a la pequeña Carly, que debe de tener unos trece o quince años.
— ¿Cómo has estado querida? Hemos llegado a saber que ya son dos veces que te atacan, ¿te ha sucedido algo?—me sentí conmovida al ver la preocupación de la señora Eloise conmigo.
—Estoy bien pero creo que su nieto exagero con ponerme casi una patrulla entera de guardias—mire a los doce guardias que ahora se mantenían distraídos al darse cuenta que hablaba de ellos.
—Exagerado o no, es por tu protección—enarqué la ceja al ver como se acercaba a mí.
— ¿Doce guardias? ¿Xavier, no crees que es mucho?—le dije.
—Eso es poco querida, debería ponerte más—alarmó la señora Eloise.
Creo que me sentí mal al escuchar que me pusieran más guardias de los que ya tengo, creería que algún momento, todos ellos me llegarían a sofocar.
—Ni se te vaya a ocurrir—le musite a Xavier cerca de su oído.
— ¡Me encantan ustedes dos! ¡Son la pareja perfecta!—resaltó Carly.
—Sin incomodar primo, Carly ha hecho un grupo en la escuela; a ambos los shippea y creo que les ha puesto... Xiara—Xavier y yo nos dimos una mirada.
—No me esperaba eso—comento Xavier.
—Era un secreto—le murmuró Carly a Leslie.
Nos quedamos hablando por un momento que casi se nos hizo eterno, conocí mucho más a la familia de Xavier y aunque sus primos tienen diferentes cualidades que él, no dejaron de tener esa chispa viva que se reflejaba en cada uno de ellos.
«Kiara, papá está en peligro»
Mi piel se erizo al escuchar la voz de Stephene en mi cabeza, minuciosamente observe a los lados esperando que nadie más lo haya escuchado y al ver que solo yo era la única distraída en la conversación entre la familia de Xavier, me di cuenta que algo estaba sucediendo con el padre de Xavier.
« ¿Qué sucede, Stephene?»
Como si hablará mentalmente con ella, dejé ir aquel pensamiento en mi cabeza. Espere unos segundos y al no recibir su llamado me preocupe, porque no sabía si su llamado había sido real o solo termino por ser un producto más de mi cabeza.
«Alguien le ha puesto ricino en el vino, a mi papá»
« ¿A dónde?»
«Busca la mesa de bocadillos, pronto servirán un brindis. Si mi padre llega a tomar el vino, no tardará mucho en desmayarse»
«Está bien. Iré de camino»
Sin haberlo pensando, me aleje poco a poco de la familia de Xavier quienes se habían distraído en ver un par de mimos en el camino; como siempre un par de guardias me persiguieron pero no me importo en aquel momento, lo único que debía hacer, era ir a la mesa de bocadillos y botar el vino del que tomaría el rey Arturo para así evitar que se envenenara.
Al llegar a la mesa de bocadillos, busqué la copa dorada del rey, la reconocía con facilidad porque Avery fue quien la eligió; y además los otros platos, la mayoría eran desechables; así que al buscar por toda la mesa y no encontrar aquella copa que casi parecía un cáliz; observe a lo lejos como un mesero la llevaba y pronto se la daría al rey.
Intente buscar una manera para evitar que él rey tomara de aquel vino, así que entre unos niños que estaban jugando con unas hondas de juguete, tuve una idea.
—Niños, creen que pueden prestarme una honda—les suplique.
—Aquí tiene señorita Leaky—uno de ellos me dio la suya que era de madera con hules color rojo.
Corrí entre varias personas haciendo que de nuevo perdiera de vista a varios guardias, antes de poder mantener la mirada de la copa, tome unas cuantas piedras medianas y pesadas para poder ponerlas en la honda y así tirarlas cuando tuviera una buena puntería que debía de caer exactamente en la copa.
El mesero llegó hasta el rey y le entrego la copa, apenas el rey Arturo la había tomado y le dio una pequeña observación al vino sin aún dar un sorbo a la bebida.
Me escondí detrás de una casa y ajuste la piedra exactamente en el pequeño puente del elástico de la honda, me preparé para apuntar, así que como si estuviera a punto de usar una flecha, me acomodé y cerré uno de mis ojos para tener mejor reflejo del punto de la copa; no me encontraba tan lejos del rey pero también debía de ser muy cuidadosa a la hora de tomarlo, así que mientras apuntaba, el rey empezó a ponerse la copa en los labios y cuando creí que estuvo a punto de tomar, lancé la piedra y esa exactamente derribó la copa haciendo que cayera en el suelo y el vino terminara por derramarse en el suelo.
Al suceder eso, hubo un silencio por completo que casi todos observaron lo que le había sucedido al rey. Lo que no me esperé fue el momento en que el rey Arturo gritara y dijera que quien había hecho tal cosa; pero como siempre, nadie respondió... bueno, nadie tenía porque responder, si yo había sido.
Antes de poder huir del lugar, unos guardias acercaron a los niños que me habían ofrecido sus hondas de juguete; observe como los niños se habían puesto temblorosos y sus rostros mostraban miedo haciendo que yo fuera la siguiente en preocuparme de lo que había sucedido.
—Encontramos a estos niños, jugando con estos artefactos, majestad—uno de los guardias le quito el juguete a un niño de manera ruda.
El rey no dijo ni una sola palabra, solo se les quedó viendo a los niños de una manera desafiante haciendo que hasta yo tuviera miedo.
—Se merecen un castigo, majestad—mis ojos se elevaron al escuchar eso. —Si me permite, unos golpes en la mano, será suficiente para que entiendan que no deben jugar con esta arma peligrosa en frente de usted.
—No creo que sea necesario.
Me acerqué paso a paso hacía el rey, de nuevo todo se había quedado en silencio y aunque por dentro me estuviera muriendo de miedo, con valentía llegué hasta el rey pero antes me puse en frente de los niños, quienes se refugiaron pronto en mis piernas hasta ver como el guardia que había puesto una sentencia muy alta, casi me asesinaba con la mirada.
—Fui yo quien tiré de la piedra hasta su copa, su majestad—el rey Arturo se sorprendió.
— ¿Qué?—su voz se volvió ronca.
—Miente su majestad, quizás ella los protege para que no los lastimemos—respondió el mismo guardia.
—No miento. —dije gruñendo.
—Entonces, pruébalo. —Dijo el guardia.
Quería decirle la verdad al rey sobre porque lo había hecho, pero ¿cómo? Tenía que proteger a los niños y ahora debía protegerme también a mí.
—Es de lo de menos, si no me cree, aquí tengo la honda—saque la honda de uno de los bolsillos de mi jeans.
—Esto es indignante—elevo la voz el guardia— ¿No cree que se merece un castigo, majestad?—volvió a decir el guardia a quien hoy yo fulmine con la mirada.
—Qué demonios dices, Ford. Tú no eres quien impone las sentencias, así que cállate antes que yo sea quien te imponga un castigo por dar órdenes al rey—llegó Xavier.
Antes de que hubiera una pelea me acerqué al rey y aunque lo que hiciera, estaba muy mal hecho por mí, me arrodille ante el rey Arturo y como una vez de niña me imagine; levante mis manos hasta mi cabeza, demostrando que podía castigarme.
Si era necesario salvarles la vida a los cuatro niños para que no sufrieran de un castigo, yo iba a ser quien tomara su lugar.
—Kiara...—escuché que dijo Xavier.
—Si quiere castigar a los niños su majestad, yo tomaré su lugar para que ellos no sufran—dije esas palabras que estaban guardadas en mi mente.
Hubo un silencio, nadie decía nada, nadie murmuraba y nadie trataba de defenderme que no fuera Xavier. Cerré mis ojos en espera del castigo, mi corazón latía rápido y mis ojos pronto se llenarían de lágrimas ante el dolor de los golpes; solo una vez lo había sentido pero no en frente de tantas personas, sino que sola en una granja de uno de mis jefes. Me iba a tomar tiempo en tomar aliento ante el dolor y quizás los golpes en mi mano llevarían tiempo en sanar.
—No tengo porque castigarte. —Abrí los ojos. —Solo quiero saber porque lo hiciste—me mordí el labio al escuchar hablar al rey.
Antes de poder decir otra cosa, detrás de él observe en el techo de una casa a un hombre vestido de negro que apuntaba con una flecha hacia uno de los niños, antes de que lanzara la flecha, rápido corrí hacía el niño y lo tome en brazos quitándolo de aquel lugar haciendo que la flecha casi rozara mi brazo, cuando todos dejaron ir un grito de sorpresa o miedo, empezaron a ver la dirección en donde la flecha había caído y al darse cuenta que un hombre corría y saltaba por los techos; no me quedé detrás y fui la siguiente en perseguirlo, tomando un arco y unas flechas de un guardia distraído.
Corrí detrás de aquel hombre que saltaba a cada minuto por los techos de la casa, con mi poca habilidad de correr y lanzar flechas al hacer la misma acción, solo me di cuenta como el hombre, se reía de mí y de nuevo empezaba a correr más rápido. Observe como que casi iba a llegar a un espacio sin salida, así que me detuve y apunte bien a la dirección en que corría aquel hombre y antes de poder lanzar la flecha, solo extendí un poco más mi brazo hasta ver como la flecha se alejaba y le caía en la pierna de aquel hombre haciendo que se resbalara y cayera en un callejón sin salida.
Corrí de nuevo hasta donde se encontraba y cuando le apunte con la flecha para que no sé moviera, le pisé una mano para que dejara de tocar el arco de la flecha y antes de que llegará alguien, tome de su capucha y tiré de ella hacía arriba para ver quien era; pero fue grande la sorpresa que me llevé al darme cuenta de la persona que estaba a punto de herir a un niño.
— ¿Gavril?
Mi piel se erizo al ver a mi guardia en frente de mí, no decía ni una palabra solo se limitaba a verme y a agitar cada vez más su respiración, como si ya supiera lo que le iba a pasar.
— ¡Kiara!
Varios guardias se pusieron a mi lado y cuando le apuntaron a Gavril sentí como algo caía en mí.
— ¿Gabriel?—escuché otra voz igual que la de Gavril.
Me di la vuelta y me llevé otra sorpresa al ver en frente de mí a alguien parecido a Gavril.
— ¿Qué es lo que has hecho?—dijo el que acababa de llegar a lo cual ya me había confundido de quien era Gavril.
—No tenía opción hermano.
Mis ojos se abrieron cada vez más al darme cuenta que al que tenía a mi lado en total es Gavril y a quien tenía en frente es su hermano gemelo, Gabriel.
—Llévenselo. —Gavril se dio la vuelta y camino al frente.
— ¡Demonios! Algún día perderé la cabeza contigo—Xavier llegó de nuevo a mí.
— ¿Por qué no me dijiste que Gavril tiene un hermano gemelo?—le dije molesta a Xavier.
—Nunca me preguntaste—contesto él.
Observe como aquel joven igual que Gavril, lo levantaron varios guardias y lo esposaron haciendo que se lo llevaran a empujones a pesar que su pierna sangraba por la flecha que le había caído en su pierna.
Nunca me hubiera imaginado que Gavril tiene un hermano gemelo y lo peor de ello, que él me hubiera atacado.
Observé como Gabriel le suplicaba a su hermano que no le hicieran daño pero Gavril solo se limitó a cerrar los ojos y no escuchar las palabras de su gemelo. Antes de llevárselo, camino hasta mí y vi en su mirada un reflejo de dolor, angustia y odio.
—Lo... lamento señorita Kiara... no pensé que mi hermano le haría daño—mi corazón se rompió al ver el gesto de dolor que presenciaba de mi guardia y amigo.
—No hay que pedir perdón, Gavril. No sabías y... es lo de menos las disculpas ¿sí?—asintió.
Observe como suspiro y se quedó escoltándome en todo el camino de regreso a la feria; me sentía mal al ver como mi guardia se sentía mal al ver la traición que su hermano había hecho con el rey, pero lo peor de ello, no fue haber huido sino haber casi asesinado a un niño.
(...)
Me dejé caer en mi cama y antes de poder cerrar los ojos para dormir con tranquilidad escuché como alguien tocó la puerta de mi habitación, creía que quizás podía ser Xavier pero dudaba que se llegase a quedar conmigo, ya que ahora que tengo a muchos guardias escoltándome por todo lugar, está claro que no podremos dormir juntos de nuevo.
Me puse el albornoz y abrí la puerta para encontrarme con Neil quien mantenía una pequeña sonrisa agotada, lo dejé pasar para después ver como se sentaba en mi cama y yo cerraba la puerta de mi habitación; sabía que había venido a decirme algo pero esperaba que fuera bueno porque recibir noticias malas a altas horas de la noche, no era lo mío.
— ¿No deberías estar descansando?—encogió los hombros.
—Sí pero venía a darte una orden por parte del rey—suspiré con aburrimiento.
— ¿Qué desea ahora el rey Arturo?—dije.
—Desea que ordenes ahora mismo tus maletas, saldremos mañana muy temprano para Hillburg Prince—casi me caigo de espaldas al escuchar lo último.
— ¿Qué? Repite lo que has dicho—él sonrió.
—Está bien; el rey desea que organices tus maletas señorita Leaky, porque al parecer celebraras tu cumpleaños, en tu ciudad y junto con tu familia.
No resistí las ganas en lanzarme hacía él y abrazarlo, es la mejor noticia que había recibido en el día; el próximo viaje es Hillburg Prince... ¡mi ciudad! Es algo inimaginable, y poco creíble. No tarde en tomar mis cosas y empezar a entrarlas de una manera desordenada en mi maleta, antes de poder empacar todo, ya empezaba a murmurar mi felicidad haciendo que Neil se riera de mí y cuando pensé que debía de dormir mucho porque el viaje sería largo; empecé a empujar a Neil hacía afuera de mi habitación.
—Debo de dormir mucho porque esta vez, disfrutare del viaje... así que tú debes irte a dormir... ¡vamos que se hace noche!—Neil dejo ir varias carcajadas.
—Está bien, me voy pero solo porque quiero que disfrutes de este momento ¿ok?—asentí y aplaudí como una niña pequeña. —Vamos, ve a la cama. Mañana pasaré a buscarte a las cuatro de la mañana ¿entendido?—asentí. —Buenas noches Kiara.
—Buenas noches Neil.
Cuando se marchó y cerré la puerta, dejé ir un grito de alegría mientras me lanzaba en la cama y me daba cuenta que por fin había llegado una buena noticia... eso significaba mucho para mí en ir a celebrar mi cumpleaños en mi pueblo y con mi familia. Por primera vez me di cuenta, que obedecería un orden que el rey Arturo me ha impuesto pero esta vez no lo haría de mala gana sino que con mucha felicidad que no sabría cómo agradecérselo nunca.
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Continuará...
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