Capítulo 10

Diana esta delante de la cabaña abandonada que Eric encontró para pasar la noche.

Eric: Aquí estaremos a salvo de los elementos.

Aunque Rune ya le ha dado las gracias por el gran hallazgo, no puede dejar de elogiarse a sí mismo.

Diana: (Supongo que está contento porque nos ha servido de ayuda)

Eric: Es para pararse a pensar... si no hubiera utilizado mis habilidades para explorar la zona, es posible que nunca lo hubiéramos encontrado.

Diana: Me sorprende que alguien haya abandonado un lugar tan bonito (con un lago y una cascada en tu jardín... ¿Quién no querría vivir aquí?)

Rune: Sus razones tendría.

Eric: Quizás su verdadero amor fue secuestrado y salió en su busca.

Rune: Debemos prepararnos para la noche, estoy famélico, pero antes de descansar debo explorar la zona, nunca se está lo seguramente seguro.

Diana: -Escudriña el rostro de Rune- (el día ha sido largo y ha mantenido un ritmo constante, no le he visto comer nada desde que emprendimos el camino)

Rune: Entrad, yo volveré pronto -sin decir nada más, se marcha-

Eric: Entremos, Diana.

Diana se sorprende lo acogedora que es la cabaña por dentro, quienquiera que fuera su dueño, se aseguró de contar con un espacio agradable en la que vivir, Eric se dirige hacia la gran chimenea, dejando caer la broza que lleva encima, mientras Diana disfruta de lo que le rodea.

Eric: ¿El caballero y tú os casaréis pronto? -se limpia las manos en los pantalones y la mira expectante-

Diana: ¿¡Qué?!

Eric: ¿Es que no vais en serio?

Diana: ¿Por qué me preguntas algo tan...al azar?

Eric: Es bastante obvio.

Diana: (¿En serio?) bueno...lo cierto es que...no lo sé.

Eric: -Asiente y se pone a encender el fuego, lo cual consigue unos minutos después- ya está -da un paso atrás, admirando las llamas amarillas- me traje de casa las mejores cervezas de jengibre del mundo...las hace mi madre, siéntate y te podré una jarra.

Eric saca la cerveza y la echa en dos jarras, en cuestión de minutos, están sentados el uno al otro, dando sorbos a la cerveza casera de la madre de Eric.

Eric: Lo siento si mi pregunta sobre el caballero y tú os parecía indiscreta, pero desde que conocí el amor, mi vida ha cambiado.

Diana: (Es más joven que yo y, aun así, habla del amor como si fuera un maestro del romance, no hay vía rápida para el amor, solo surge a lo largo de los altibajos de la vida)

Eric: La primera vez que miré a Ana a los ojos, supe que estaba perdido.

Diana: ¿En serio?

Eric: Es verdad, no éramos más que unos críos y los mejores amigos, entraba a mi casa corriendo como si fuera suya y me sacaba de la cama antes de que pudiera abrir los ojos.

Diana: (Eso es típico de Ana)

Eric: Y entonces, un día, me besó.

Diana: ¿Te besó?

Eric: Juro por mi padre que nunca olvidaré aquel día, estábamos fuera, en nuestro corral.

Los ojos de Eric se vuelven vidriosos y Diana da otro sorbo a su cerveza de jengibre.

Eric: Pero ojalá hubiera reaccionado de otra forma.

Diana: ¿Por qué?

Eric: No era más que un crío, no estaba seguro de mi mismo, el beso me pilló por sorpresa y aunque quería que me besara otra vez, di un paso atrás y ella me miró sorprendida.

Diana: Oh...

Eric: A Ana le temblaban los labios, pude ver cómo sus ojos se empañaban en lágrimas y entonces, antes de que pudiera decir nada, salió corriendo.

Diana: (Seguro que hay una buena explicación, no hay secretos entre Ana y yo)

Eric: Me di cuenta de que tenía que arreglar la situación, no podía dejar que Ana pensara que yo no sentía lo mismo que ella, así que hice un ramo de flores y me presenté en su casa.

Diana: ¿Sí?

Eric: Pero ella se río cuando me vio con las flores, actuó como si estuviera loco.

Diana: ¿Y tú qué hiciste?

Eric: Intenté rectificar la situación, pero...cuando me acercaba a ella y a sus nuevos amigos, actuaba como si no me conociera y entonces...bueno, se hizo amiga tuya...y apenas la veía, solo hablaba de Diana y de vuestro árbol y de alguna forma, ya no me consideraba parte de su vida.

Diana: (Hala...vaya historia)

Eric: -Se levanta del banco- voy a salir por más broza para el fuego.

De nuevo, Diana observa la cabaña, los petates llaman su atención.

Diana: (Ya sé qué puedo hacer para alegrar e impresionar a mis compañeros de viajes, Rune parecía tan cansado...seguro que una deliciosa comida le anima) -se pone las manos a la obra y empieza a comprobar los ingredientes que tiene para trabajar- (fue muy amable de parte de padre regalarle a Rune estos alimentos, supongo que debo darte las gracias, padre)

La puerta de la cabaña se abre y Eric vuelve con los brazos llenos de broza, se dirige a la chimenea y empieza a avivar el fuego.

Eric: Esto debería servirnos durante un rato ¿Qué estas haciendo?

Diana: Voy a preparar la cena.

Eric: Oh, eso suena fantástico, me rugen las tripas desde hace ya bastante.

Diana: ¿Eric? ¿saben tus padres dónde estás?

Eric: Oh, sí, por supuesto, mi padre y yo estamos muy unidos, nunca nos mentimos, además, mi pobre madre se moriría de pena si desapareciera.

Diana: Oh...

Eric: ¿Y los tuyos?

Diana: No...

Eric: Oh...

Diana: Sé lo que estas pensando: qué hija más horrible que hace que sus padres se preocupen tanto ¿y sabes qué? Quizás tengas razón, quizás he sido totalmente injusta con ellos.

Eric: -Se gira incómodo y se centra en el fuego- hay una cosa que me dijo mi padre: "hijo, cuando veas un cerdo a un precio rebajado, no dudes en comprarlo".

Diana: (¿Eh?)

Eric: Si tienes que ir tras algo que merece la pena, hazlo, damisela, es posible que, cuando tus padres sepan la noble causa que te ha llevado hasta aquí, lo entiendan.

Diana: Es posible, bueno, ya esta bien de tristeza ¿Qué debería servir con la carne?

Cuando termina de preparar la cena, la deja apartada, a la espera de que Rune regrese, mientras tanto, empieza a explorar la cabaña, recorre el pasillo y va apartando telarañas a su paso.

Diana: (No sé quién sería el dueño, pero tenía un gusto exquisito, la cabaña está bien equipada, aunque un poco polvorienta por estar abandonada) -entra a una habitación y ve un gran armario en la esquina, al abrir la puerta, ahoga un grito- (hay un hermoso vestido aquí dentro) -lo saca, quitándole el polvo con cuidado- (podría ponérmelo para cenar, Rune se sorprendería al verme y centraría toda su atención en mí)  

Diana: (Si esto no despierta el apetito de Rune, no sé qué lo hará) -escucha abrirse la puerta de la cabaña y a Eric saludando a Rune- (¡Ha vuelto!) -se dirige a la zona del comedor y ve a los dos hombres allí-

Nada más aparecer Diana, Eric se queda con la boca abierta.

Eric: Por un momento pensé que había visto un fantasma... ¡de una bella y majestuosa princesa!

Diana: (Puede que Eric sea un poco fastidioso, pero sabe cómo halagar a una chica)

Rune: Vaya, estáis preciosa...etérea...no esperaba ver algo así al volver.

Diana: (Parece bastante impresionado) ¿comemos?

En cuestión de minutos, están todos sentados a la mesa, Diana reparte la cena y todos empiezan a comer, durante un rato no hay conversación, Diana mira a Rune y a Eric engullendo su comida.

Diana: (Me pregunto si realmente están disfrutando de la comida o solo están increíblemente hambrientos)

Como si le leyera la mente, Rune aprovecha un momento entre bocado y bocado para hablar con ella.

Rune: Esta comida está deliciosa, no sabía que erais tan buena cocinera.

Diana: Bueno, gracias.

Rune: Sois una caja de sorpresas.

El corazón de Diana se agita ante ese elogio tan sincero.

Eric: No puedo estar más de acuerdo, es la comida más rica que he probado en años -se chupa los dedos para enfatizar su cumplido- ¿creéis en la leyenda de la princesa Liana?

Diana duda y Rune contesta la pregunta sin apartar la vista del plato.

Rune: Si te refieres a esa historia de viejas en la que la familia real naufragó y la princesa Liana se salvó porque llegó hasta la orilla...no, antes me creería que fue adoptada por las sirenas.

Diana: (Es nuestra historia preferida, la de Ana y la mía)

Eric: Me sorprende que un caballero diga tal cosa.

Rune: ¿Por qué? He prestado juramento a la familia real actual...una familia real que realmente existe.

Eric: Entonces ¿Cómo creéis que murieron?

Rune: A manos de soldados de un rey rival, asesinados por alguien quien quería librarse de ellos, tal y como muere normalmente la realeza de hoy en día.

Eric: Ana soñaba con ser la princesa Liana y yo pensé que podría serlo, es lo bastante bonita como para ser princesa.

Diana: No te preocupes, Eric, la salvaremos ¿verdad, Rune?

Rune: -Duda un segundo y asiente-

Eric: Quién sabe, quizás resulte que mi amada es la princesa Liana y cuando la salvaremos, nos casaremos y formaré parte de la realeza.

Rune: La princesa Liana fue asesinada junto con su familia, es trágico, pero las únicas que se creen esa historia son las ingenuas pueblerinas.

Un silencio incómodo se posa sobre la mesa.

Diana: (Ha sido un viaje largo y necesita descansar)

Eric: Diana ¿tú crees en la leyenda?

Diana: ¡Claro que sí! Aunque eso me convierta en una ingenua pueblerina.

Rune: Lo siento, no era mi intención insultar...

Diana: -Se levanta del banco antes de que Rune pueda continuar- ¿alguien quiere té?

Rune: -Aparta su plato- gracias por la comida, creo que ya es hora de que encendamos las velas y vayamos a dormir, no quiero desviar la atención ni un segundo esta noche.

Eric: Buena idea, yo seguiré vigilando, necesitáis descansar, señor.

Más tarde...

Rune pensó que sería mejor que durmieran todos delante de la chimenea, en caso del que el peligro acechara, también, porque el calor del fuego les quitaría el frío.

Diana: (Pero ya se han apagado los últimos rescoldos del fuego y estoy despierta y tengo un frío horrible)

La luz de la luna en cuarto creciente traspasa las ventanas de la cabaña y Diana mira a Rune, que yace a un par de pies de distancia.

Diana: (Su rostro es casi angelical bañado por el suave resplandor, parece tan tranquilo, vulnerable...a veces pienso que conectamos, pero otras veces...es como si no estuviera presente en realidad)

Para la sorpresa de la chica, él vuélvela cabeza y la mira, la primera reacción de Diana es apartar la mirada, avergonzada por que le halla pillado mirándole, pero él no aparta la mirada.

Rune: ¿Tenéis frío?

Diana: Sí, mucho

Rune: Podría tumbarme junto a vos...para calentaros, si queréis.

Diana asiente y Rune se desliza hasta su lado, le pasa el brazo por los hombros y ella deja reposar la cabeza en su pecho, lentamente, deja de temblar y una agradable sensación le recorre el cuerpo.

Rune: ¿Os sentís mejor?

Diana: Sí, gracias (se está tan bien entre sus brazos...es como si mi cuerpo se hubiera hecho para moldearse al suyo) -escucha el latido de su corazón y siente el movimiento de su pecho al respirar-

Rune: Siento que Ana haya sido secuestrada, pero me alegra hacer este viaje con vos.

Diana: Yo siento lo mismo...por poder pasar tiempo con vos.

Rune: Me complace escuchar eso.

Eric: Emm...yo también tengo frío, creo que ya no siento las extremidades.

Diana se había olvidado de Eric y su cuerpo se estremece cuando lo oye hablar, Rune la abraza más fuerte, como si pretendiera hacer que se sienta mejor.

Eric: Y mi amorcito no está aquí para darme calor, mi única salvación es ir al bosque y encontrar un lobo junto con el que dormir.

Rune y Diana se miran y sonríen ante la actitud dramática de Eric.

Eric: O quizás un oso, creo que tiene un pelaje más suave, seguro que eso me abrigaría.

Diana: -Reprime una risita mientras Eric sigue hablando, al que no le importa que lo escuchen o no-

Ella levanta la cabeza y mira a Rune a los ojos, que también está reprimiendo la risa.

Diana: (Es una persona increíble)

Sonríen bajo la luz de la luna, entonces, ocurre algo, los ojos de Rune se ponen serios y su sonrisa se desvanece al mirar a Diana, se produce una sensación de expectativa y busca sus ojos como pidiendo permiso, aun paso de posar sus labios en los de ella, con suavidad, Diana presiona sus labios contra los de él, le ofrece su boca y se funden en un beso tierno, pero apasionado.

Diana: (Estoy flotando)

Rune la agarra de la cintura y Diana anhela algo más que una simple caricia, desea sentir sus manos en su piel desnuda.

Eric: Debería ir a hacer mi ronda fuera, estaba todo despejado hace una hora, pero quién sabe.

No hay respuesta, todavía los dos siguen fundidos en el beso, la mano de Rune llega hasta los senos de Diana y recorre su piel suave a través de la ropa.

Diana: (No quiero que este momento con Rune termine, pero tener a Eric tan cerca es un poco raro)

Eric: ¿Queréis que salga y haga guardia?

Rune acaricia la mejilla de Diana con ternura, esperando a que decida si quiere que Eric salga o no.

Diana: (Podría haberle dicho él mismo a Eric que saliera, pero quiere que tome yo la decisión, es siempre un caballero) de...deberías irte, Eric, es mejor que nos aseguramos de que todo va bien.

Cuando Eric sale de la habitación, Rune le acaricia las cejas y sus labios vuelven a buscar los suyos, esta vez la besa sin desenfreno y apenas Diana puede resistirse a su pasión.

Diana: (Sus caricias son exactamente como me imaginaba que serían) -sus dedos se enredan en el pelo de Rune y su mano llega hasta su muslo, levantando su vestido hasta tocar su piel desnuda-

Rune tira suavemente de su ropa interior y Diana levanta las caderas para facilitarle la tarea.

Diana: (Si mi primera vez es aquí, ahora, en esta cabaña abandonada con Rune, no me importaría...no me importaría lo más mínimo) -jadea cuando Rune acaricia con sus dedos su zona más sensible, rodeándola y rozándola con el mayor de los cuidados-

Rune: ¿Estáis bien?

Diana: Mejor que bien...

La vuelve a besar y entonces...introduce su dedo en el interior de Diana, ahoga un grito y aunque es cuidadoso, hace que arquee la espalda, las manos de la chica recorren sus hombros desnudos y llegan a su abdomen, sintiendo cada uno de los músculos de su cuerpo.

Rune: No os robaré vuestro honor...-la vuelve a besar- ...solo quiero complaceros, mi señora.

Diana vuelve a recordar su primer encuentro con Rune, cuando la llamó señora por primera vez y la confundió con una noble.

Diana: (Cuando me veo a través de sus ojos, me siento como si hubiera sido noble toda mi vida)

El ritmo de sus dedos aumenta, así como el placer y cree que no podrá aguantar mucho más, una sensación profunda y atronadora se apodera de Diana, una que nunca antes había experimentado.

Diana: (Me siento como si el agua del lago se precipitara sobre mi cabeza, como si estuviera debajo del agua y nada más existiera excepto Rune y yo)

Rune: Mi hermosa señora.

Con esas palabras, el placer de Diana alcanza el clímax y su cuerpo convulsiona con su contacto, él la besa con ternura.

Diana: (Nadie me ha hecho sentir así nunca, es un momento que recordaré siempre)

De repente, su momento se ve interrumpido por un grito justo al otro lado de la puerta de la cabaña, se ponen tensos y Rune se levanta en un abrir y cerrar de ojos.

Diana: ¿Qué ha sido eso?

Antes de poder responder, la puerta de la cabaña se abre de un golpe, Eric entra corriendo, tropezando con sus propios pies.

Eric: ¡Sálvese quien pueda!





CONTINUARA....  

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