Capítulo | 12 |

Por supuesto que yo había corrido a casa para traer a un Shirley perturbado de tantas palabras que soltaba sin parar, a un parque para tener mayor privacidad.

—¡Wow! Espera —Se dejó caer en las perfectas bancas de roble— ¿Estás segura?

—¡Claro que sí!

—Entonces...

—Tenemos que irnos lo más antes posible de aquí, los conozco, ellos se meterán en los recuerdos más profundos de Devan —Lo miré horrorizada—, tenemos que rescatarlo.

—¿Y cómo nos iremos? —Pareció pensar—. Prácticamente estás vigilada todo el tiempo, será imposible irnos Gracell.

Shirley tenía razón, yo estaba siendo vigilada 24/7 sin descanso por órdenes de mi familia y el juzgado. Al parecer creían que podría hacer otra estupidez de esas que solía hacer siempre.

—No importa, tengo un plan —Me senté a su lado acercándome más a él—, en el sótano de los juzgados hay un portal. Suele estar poco vigilado pues a nadie le apetece salir al mundo humano.

—Entiendo...

—Pero si eso no funciona, tengo un plan "B" —Aseguré, bajé la voz lo más que pude—, duendes.

Abrió los ojos de par en par, se quedó completamente callado antes de abrir su boca en un sonido raro.

—¿Duendes? ¿Es qué ellos existen?

—¡Cállate! —Giré observando si alguien nos estaba mirando, nada.—No vuelvas a repetirlo ni lo pienses nunca más.

—Bien, bien —Me miró como si estuviera loca—, creo que no será necesario buscar a Devan.

Lo miré sin poder creerlo, me levanté con las cejas fruncidas observándolo sin entender, incluso me sentía ofendida en nombre de Devan aunque el maldito nos hubiera traído aquí.

—¿Pero qué dices? ¡¿Estás loco?! Sé que Devan es exasperante pero no podemos solo abandonarlo y dejarlo a su suerte, aunque pueda cuidarse solo. —Reflexioné lo último.

—Eh, Gracell —Lo miré con enfado—, te digo que no tenemos que salvarlo porque se encuentra justo detrás de ti caminando justo para acá.

Sin creerlo giré rápidamente, y por supuesto de Devan venía caminando de manera despreocupada hacia nosotros. Al menos ahora estaba limpio, usaba unos vaqueros ajustados de color mezclilla, una camisa azul y una chaqueta oscura, todo combinado con unos zapatos negros.

Sonreía como si nada e incluso traía un bate de béisbol sobre su hombro,  cuando llegó hasta nosotros su sonrisa se borró poco a poco.

—¿Qué les sucede? ¿Es qué han visto un fantasma y no me he dado cuenta?

—¿Cómo estás aquí Devan? —Fui directa.

Él sonrió y sabía que la respuesta que me daría sería igual de sarcástica o egocéntrica como todas las demás que me había dado.

—De la misma manera en la que tú estás aquí y no en una celda —Bufó—, mis hermanos son miembros del juzgado —Se encoge de hombros bajando el bate y colocándolo a la altura de sus caderas—. Supongo que hablaron con las personas correctas y consiguieron que me quedará aquí sin repercusiones.

—Devan, tenemos que irnos a más tardar mañana mismo. Sabes que no estamos seguros aquí, ninguno de nosotros los estamos. —Lo miré y después a Shirley.

—¿Y quién dijo que yo quiero regresar a California? —Rió—, yo no quiero regresar Gracell. ¿Sabes cuanta plata y enemigos tengo allá? No regresaré, lo siento pero no, ahora estoy bien aquí con mis hermanos y me han dado una segunda oportunidad que no desperdiciaré por ti ni por nadie. —Habló con demasiada seguridad para después girarse e irse dejándonos sin nada que decir.

[=]

La alarma sonó lo suficientemente fuerte para que toda la gente saliera corriendo del juzgado dándonos tiempo para correr por los pasillos y escabullirnos hasta el sótano que estaba despejado, genial.

Giré la perilla de la puerta, esta no cooperó. Cerré los ojos concentrándome dejando fluir el poder dentro de mi, esta hizo Click, sonreí abriéndola.

Shirley cerró la puerta detrás de él, maldecí al ver la habitación completamente vacía.

—Se lo llevaron... —Cerré los ojos— ¡Se lo llevaron!

Sentí su mano sobre mi hombro, la alejé abriendo la puerta y saliendo rápidamente con Shirley siguiéndome.

Ellos lo sabían, sabían que intentaría huir para evadir responsabilidades. Salí con mucho cuidado por una de las puertas traseras verificando que no hubiera nadie mirando, brinqué la pequeña barda de piedra y me encaminé enfadada hasta el parque. Me senté de golpe tomando mi cabeza que comenzaba a doler, cuanto daría por una aspirina ahora mismo.

—Tranquila —Shirley habló, pude sentir como tomaba asiento a un lado—, encontraremos otra forma y...

—Así que es verdad —Apreté aún más los ojos para mantenerlos cerrados—. ¡Ja! A Alex le dará tanta alegría saber que estás aquí en verdad y ni siquiera has tenido la decencia de hablarle...

No pude pensar claro pues yo ya me había levantado para enfrentarla, piel blanca, cabello rojo rizado cayendo más abajo de sus hombros. Vestido entallado negro con unas enormes botas negras de tacón, el vestido entallaba su figura, era muy bonita, no podía negarlo. Sonrió enseñando sus perfectos dientes blancos, me observó con sus ojos verdes aceituna detallándome justo como la hacía yo.

—Margareth —Hablé y solté un enorme resoplido— ¿No te cansas de hacer siempre lo mismo? Estoy totalmente cansada de que siempre te sientas con el derecho de hacerme pagar por las cosas que tú hiciste.

Ella detuvo su risa para pararse derecha y señalarme.

—Tú fuiste la culpable de lo que pasó con Chris. Claro, siempre echándole la culpa a los demás y asiéndote la victima con todos para que nadie te haga daño, pero yo Gracell, te conozco y sé que algún día caerás tan bajo que no podrás levantarte, lo suficiente bajo para que tu familia se avergüence mucho más de ti.

Cerré los ojos recordando lo que sucedió hace bastante tiempo, yo no tuve la culpa de sus estúpidos errores, yo no soy la culpable de sus acciones y está más que claro que yo no soy la culpable de sus consecuencias.

Abrí los ojos observándola con frialdad, ella no bajó la mirada, la sostuvo retándome.

—¿Tan bajo cómo has caído tú Margareth? ¿Qué mi familia se avergüenza de mi? —Asentí y sonrió—. Tal vez. Pero al menos yo no me creé una vida falsa como tú, sé lo que soy y lo que tú eres es ser solo una chica que intenta siempre llamar la atención para demostrarle a su padre que es mejor que todos los demás.

>> Estás tan necesitada de atención que intentas buscarla de cualquier manera ¿De qué te sirve ser de las mejores guardianas si tu padre te ignora igualmente? ¿De qué te sirve ser perfecta si tu padre no lo cree? Supongo que él está avergonzado de que siquiera lo llames padre.

Se calló por un momento para después levantar su mano, pero esta no llegó a su destino. No permitiría que me golpeara otra vez, cuando bajó su mano lo único que hizo fue gruñir y alejarse dando grandes zancadas enfurecidas sin mirar atrás.

[=]

—Que bueno que llegan muchachos, necesito hablar con ustedes.

Fruncí las cejas antes de negar y girar hacia mi tía, ella nos miró a ambos, Shirley rascó su nuca de manera nerviosa.

Tomé asiento frente a ella, bebió un poco de su taza antes de suspirar fuertemente y hablar, sabía que no sería nada bueno, sus ojos estaban impregnados en preocupación de la cual no se estaba esforzando mucho en ocultar.

—Iré al grano Gracell, el Consejo me pidió que fuera yo quien hablara contigo —Alzó su mano restándole importancia—, ya sabes lo paranoicos que son. Tu sesión será mañana para que podamos ver desde tu punto de vista que fue lo que pasó con tu abuela. Tal vez recuerdes algún detalle que nos pueda hacer saber quien es el asesino y poder encontrarlo para condenarlo por lo que hizo.

Me mantuve en silencio manteniendo una expresión indiferente.

—Te he dicho que no sé nada más allá de lo que ya dije. No sé quién la mató y la verdad es que estoy muy cansada y no quiero hablar justo ahora.

—Espera —Detuvo mi mano—, falta algo más. El Consejo está un poco preocupado y se ha hecho ajeno a la idea de que un humano esté aquí Gracell —Miró a Shirley—. Él tiene que volver a su hogar. Se le borrará la memoria para que pueda continuar viviendo como un humano normal y no quede perturbado por las rarezas de este mundo.

Abrí la boca soltando un jadeo que se escuchó más como un chillido de una gato que acababa de haber sido atropellado. Los ojos verdes grisescos de mi tía me miraron con pena, me levanté de un golpe de la mesa y la miré como si esas palabras hubieran tenido un fuerte impacto en mi, lo cual así fue.

—¡No pueden hacer eso!

—Lo siento, pero si podemos y así se hará Gracell. Sabes que él no puede estar aquí, no pertenece a nuestro mundo.

Estuve a punto de gritarle que en realidad si pertenecía a nuestro mundo pues era parte de una taza muy importante entre el mundo sobrenatural. Pero callé sólo asintiendo y subiendo rápidamente las escaleras cerrando de un portazo.

La puerta se abrió poco más tarde dejando ver a un Shirley con expresión recaída, lo miré desde mi cama. Se dejó caer en la cama cuando me levanté y observé el reloj, más de media noche.

Me movilicé rápidamente sacando dos mochilas debajo de mi cama, caminé hasta el armario y saqué dos chaquetas gruesas, tomé otro par de botas, de los cajones superiores del armario tomé un cuchillo y una cobija al igual que dos botellas de agua que logré guardar en la mañana entre las cobijas.

Shirley me tomó del brazo llevándome a su lado en la cama haciéndome sentarme. Dejé las mochilas de lado cuando solté su agarre, sus ojos marrones un poco claros me miraron fijamente antes de hablar con la voz entrecortada.

—No quiero olvidar Gracell, no quiero irme y olvidarte, olvidar todo lo que hemos pasado en estos días. Sé que tenemos una sola posibilidad de escapar pero si no logramos y nos capturan quiero que me recuerdes de alguna manera

Fruncí las cejas antes de tomar su mano suavemente, él levantó la mirada conectando sus ojos con los míos.

—No lo harás Shirley, no permitiré que nos hagan daño. No dejaré que me olvides...

Sus labios cayeron rápidamente en los míos sólo en una pequeña presión, abrí aún más los ojos sin comprender que estaba pasando, me estaba besando, lo hacía y yo no estaba haciendo nada para separarlo de mi.

Movió sus labios suavemente colocando una mano en mi mejilla acariciándola suavemente, cerré los ojos dejándome llevar por esta sensación que no había sentido en mucho tiempo, yo era adicta a los besos de...

El tiempo transcurrió tan lentamente que no fui consiente de cuanto tiempo estuvimos basándonos hasta que la falta de aire nos hizo separarnos, suspiré cuando él recargó su frente en la mía.

Me había besado y no lo había detenido.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top