𝒕𝒆𝒏

( ☆. 𝐶𝐻𝐴𝑃𝑇𝐸𝑅 𝑇𝐸𝑁 )
𝚕𝚊𝚜 𝚒𝚗𝚓𝚞𝚜𝚝𝚒𝚌𝚒𝚊𝚜 𝚍𝚎𝚕 𝚚𝚞𝚒𝚍𝚍𝚒𝚝𝚌𝚑.

Aquel suceso en el baño ayudó para formar la amistad entre Harry Potter, Ron Weasley y Hermione Granger, más no con Alaska Ryddle, ellos creían al igual que todos que era mejor mantenerse alejados de ella. Pero a Alaska no podía importarle menos, tenía suficiente con la amistad de Daphne y Ann, y con la compañía que ocasionalmente Draco le proporcionaba. Aunque eso no era todo.

Terence Higgs y Cedric Diggory pronto se convirtieron en una buena compañía, la ayudaban con sus deberes o enseñándole lugares desconocidos del Castillo, y cuando necesitaba despejarse le hablaban sobre el Quidditch, deporte que poco a poco comenzó a interesarle.

Los días comenzaron a avanzar con rapidez, llego el mes de Noviembre volviéndose el clima más frío y las montañas cercanas al colegio adquirieron un tono gris de hielo y el lago parecía de acero congelado y cada mañana. Con eso, también llegó la esperada temporada de Quidditch y el primer partido era Slytherin contra Gryffindor. Alaska, al igual que el resto de los alumnos, esperaban con emoción el partido.

La mañana del juego amaneció muy brillante y fría. Habían desayunado en el Gran Comedor, que estaba inundado por el delicioso aroma de las tostadas y las alegres charlas de todos, que esperaban un buen partido de Quidditch. Alaska había tenido que volver a la sala común mientras sus amigas se dirigían al Campo de Quidditch, pues había olvidado traer una de las pancartas que habían hecho la noche anterior, pero para su suerte se encontró con una grata sorpresa cerca de la cocinas.

—¿Esas son pancartas? Nunca había visto que los Slytherin hicieran de esas para los partidos. —Le comentó Cedric comenzando a caminar a su lado.

—Con Daphne estábamos algo emocionadas por el partido y queríamos matar el tiempo —Le respondió Alaska mirándolo de reojo—. No te rías de ellos cuando los veas, no somos muy habilidosas en el arte.

—Prometo no hacerlo —Le aseguro el Hufflepuff—. Pero dejame ayudarte con eso. —E intentó tomar las pancartas.

—Yo puedo llevarlas.

—Sé muy bien que puedes hacerlo, solo intento ser caballeroso.

Cedric terminó convenciendo a Alaska y transportó las pancartas en sus brazos mientras se dirigían al Campo de Quidditch charlando sobre sus expectativas del partido y explicándole unos detalles que la chica seguía sin comprender del todo. Cuando llegaron a las gradas, justo a las escaleras que dividían las de Slytherin y Hufflepuff, ambos se detuvieron para despedirse.

—Gracias por la ayuda, Cedric. —Le agradeció Alaska recibiendo las pancartas.

—Fue un placer charlar contigo, disfruta del partido.

Y con una última sonrisa, Cedric se alejo yendo con sus amigos de Hufflepuff, comenzando a charlar y reír con ellos. Alaska lo observó durante unos segundos antes de subir unos cuantos peldaños y llegar con sus amigas.

—Llegas justo a tiempo Alaska —Le dice Daphne, haciéndole un espacio a su lado para que pudiera sentarse—. El partido está por comenzar.

Y Daphne tenía razón, sólo unos minutos después de que Alaska se hubiera acomodado en las gradas, ambos equipos salieron de sus respectivos vestidores con sus escobas en mano y de inmediato explotó una gran ola de aplausos y vítores.

Los capitanes se estrecharon los manos y luego del aviso de Madame Hooch, todos los jugadores se montaron en sus escobas y se elevaron en el aire. La quaffle fue lanzada y atrapada de inmediato por el equipo de Gryffindor.

—¡Y la quaffle es atrapada de inmediato por la cazadora Angelina Johnson de Gryffindor!

La voz de un chico comenzó a comentar el partido tan pronto comenzó.

—Qué excelente cazadora es esta muchacha y, a propósito, también es muy guapa... —Comentaba Lee Jordan—. Y la verdad es que golpea muy bien, un buen pase a la cazadora Alicia Spinnet, el gran descubrimiento de Oliver Wood, ya que el año pasado estaba en reserva... Otra vez Johnson y.... No, Slytherin ha atrapado la quaffle, el capitán de Slytherin, Marcus Flint se a apoderado de la quaffle y allá va... Flint que vuela como un águila... está a punto de... no, lo detiene una excelente jugada del guardián Wood de Gryffindor.

Todos los jugadores se mueven muy ágilmente por el aire, moviéndose de un lado a otro con gran rapidez por el campo mientras la pelota pasa de mano en mano entre los cazadores, logrando hasta el momento un gran juego.

—Y Gryffindor tiene la quaffle... Aquí está la cazadora Katie Bell de Gryffindor; un buen vuelo rodeando a Flint, vuelve a elevarse del terreno de juego y.. ¡Aaayyyy!

Se pudo escuchar un gran estruendo por parte de todo el publico al observar el impacto de una blidger en su cabeza.

—Eso ha tenido que dolerle, un golpe de una bludger en la nuca... La quaffle en poder de Slytherin... Adrian Pucey esta obteniendo mucha velocidad hacia los postes de gol, pero lo bloquea otra bludger, enviada por Fred o George Weasley, no sé cuál de los dos es, nunca he podido reconocerlos... bonita jugada del golpeador de Gryffindor, y Johnson otra vez en posesión de la quaffle, el campo libre y allá va, realmente vuela, evita una bludger, los postes de gol están ahí... vamos, ahora Angelina... el guardián Bletchley se lanza... no llega... ¡Gol de Gryffindor!

Los gritos de los de Gryffindor, Ravenclaw y Hufflepuff se hicieron presente en el frio aire, junto con los silbidos, abucheos y quejidos de los Slytherin.

—Miren a Potter, volando arriba de todos como un molestoso mosquito. —Comento Draco con sorna.

Alaska levantó su mirada y evidentemente el chico estaba arriba de todos observando el terreno, sin divisar aún la snitch dorada.

Hubo un momento en que una bludger decidió perseguir a Harry por todo el campo, como si fuera una bala de cañón, pero el buscador la esquivó y Fred Weasley salió a atraparla y lanzarsela con furia hacia Marcus Flint.

—Y Slytherin toma posesión de la quaffle —Seguía narrando Lee Jordan—. El cazador Pucey esquiva dos bludgers, a los dos Weasley y al cazador Bell, y acelera... esperen un momento... ¿No es la snitch?

Luego de ese comentario un murmullo recorrió la multitud, Adrian Pucey dejo caer la quaffle, demasiado ocupado en mirar por encima del hombro el relámpago dorado, que había pasado al lado de su oreja izquierda.

Todos observaron como Harry Potter se lanzó hacia abajo, detrás del destello dorado, junto a Terence Higgs, nariz con nariz, se lanzaron hacia la snitch. Todos los cazadores parecían haber olvidado lo que debían hacer y estaban suspendidos en el aire para mirar a los dos buscadores.

Potter era solo un poco más veloz que Terence, y Alaska creyó que sólo se debía a su escoba, pues Cedric le había explicado que aquella que tenía era la mejor en el mercado. Potter aumentó su velocidad y un rugido de furia resonó desde los Gryffindors de las tribunas cuando Marcus Flint le cerró el paso, para desviarle la dirección de la escoba.

—¡Falta! ¡Falta! —Se escucharon los gritos de los Gryffindors.

Madame Hooch le gritó enfadada a Flint, y luego ordenó tiro libre para Gryffindor; en el poste de gol. Pero con toda la confusión, la snitch dorada, como era de esperar, había vuelto a desaparecer.

—Entonces... después de esta obvia y desagradable trampa...

—¡Jordan! —Lo regañó la profesora McGonagall a su lado.

—Quiero decir, después de esta evidente y asquerosa falta...

—¡Jordan, no digas que no te aviso...!

—Muy bien, muy bien. Flint casi mata al buscador de Gryffindor, cosa que le podría suceder a cualquiera, estoy seguro, así que penalti para Gryffindor; la atrapa Spinnet, que tira, no sucede nada, y continúa el juego, Gryffindor todavía en posesión de la pelota.

Unos murmullos fueron ganando potencia a medida que los alumnos se daban cuenta de que algo extraño estaba ocurriendo. Parecía que, de pronto, la escoba de Harry Potter intentaba derribarlo, cosa que era sumamente extraño porque las escobas, y mucho menos las mejores, no decidían súbitamente tirar a sus jinetes. La escoba iba en zigzag por el aire y, de vez en cuando, daba violentas sacudidas que casi hacían caer al buscador. 

—Slytherin en posesión... Flint con la quaffle... la pasa a Spinnet, que la pasa a Bell... una bludger le da con fuerza en la cara, espero que le rompa la nariz (era una broma, profesora), Slytherin anota un tanto, oh, no...

Una vez más los vítores y aplausos estallaron en las gradas de Slytherin, felicitando a su equipo. 

Más arriba, la escoba de Harry había comenzado a dar vueltas y parecía que él apenas podía sujetarse. Entonces la multitud jadeó. La escoba había dado un salto feroz y Harry quedó colgando, sujeto sólo con una mano. Todos miraban aterrorizados, mientras los Weasley volaban hacía él, tratando de poner a salvo a Harry en una de las escobas. Pero aquello fue peor: cada vez que se le acercaban, la escoba saltaba más alto. Se dejaron caer y comenzaron a volar en círculos, con el evidente propósito de atraparlo si caía.

Marcus Flint no dejó pasar el momento y la distracción general, agarró la quaffle y marcó cinco tantos sin que nadie lo advirtiera.

Entonces de pronto, tanto que nadie supo que estaba pasando exactamente, Potter iba a toda velocidad hacia el terreno de juego cuando vieron que se llevaba la mano a la boca, como si fuera a devolver el desayuno. Tosió y algo dorado cayó en su mano.

—¡Tengo la snitch! —Gritó, agitándola sobre su cabeza; el partido terminó en una confusión total.

—No es que la haya atrapado, es que casi se la traga. —Todavía gritaba Flint veinte minutos más tarde.

Pero aquello no cambió nada. Según las explicaciones de Madame Hooch no había faltado a ninguna regla y Lee Jordan seguía proclamando alegremente el resultado. Gryffindor había ganado por ciento setenta puntos a sesenta.

Alaska se había separado de Daphne y Ann, pues se había quedado atrás con los chicos de Slytherin para discutir sobre el partido. Todos estaban bastante molestos por lo ocurrido, quejándose de que la manera en la que el equipo de Quidditch de Gryffindor había atrapado la snitch no era válida. Ella intentó pedir explicaciones de porque no era válido, alguna regla o similar que lo dijera, pero no obtuvo una respuesta concreta, sólo más quejas, por lo que concluyó que la señora Hooch tenía razón, y Gryffindor había ganado limpiamente. Aunque eso no le alegraba.

El grupo de primer año apenas había salido del Campo de Quidditch cuando se toparon con parte del equipo de Slytherin, dirigiéndose molestos hacia el Castillo. Alaska dudó por un momento, pero terminó acercándose lentamente hacia Terence, quien se veía bastabte desanimado.

—Fue un buen juego —Le comentó Alaska—, lo hiciste muy bien.

Terence no se volteó para mirarla, se sentía demasiado avergonzado por el partido, pues era su culpa haber perdido.

—¿Acaso viste otro partido? —Preguntó—. Perdimos, y fue mi culpa.

—No digas eso, lo digo en serio, eres muy buen buscador —Insistió la rubia—. La escoba que Potter tenía, esa Nimbus 2,000, fue un regalo de la profesora McGonagall. Tú no tienes la culpa de que ese chico tenga tratos especiales.

—¿Debería pedirle al profesor Snape una escoba nueva? —Sugirió Terence, mirsndo por primera vez a Alaska con una leve sonrisa.

—¡Claro! También deberías pedirle un set para lustrar la escoba y un par de guantes nuevos. —Comentó Alaska de manera irónica.

Terence soltó una gran carcajada y siguieron juntos el camino hacia el interior del Castillo, ya más relajados con el tema del partido y continuando con las bromas. Sin embargo, Alaska seguía sintiendo una leve molestia en su interior por el trato especial que Harry Potter estaba recibiendo por parte de los profesores, lo encontraba totalmente injusto y aunque por el momento no había nada que pudiera hacer, se dispuso a encontrar alguna solución.

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