Capítulo 28 "Lo vas a disfrutar ¿cierto?

Azima se había bañado y estaba en su habitación con Gabriela, Ally y Jaquie quienes le habían peinado, llevado comida y mimado en general. Tenía los ojos hinchados y al verse en el espejo sonrió resignada por su aspecto. Aun en medio de la conmoción por el perdón otorgado reparó en que no tenía a sus primas revoloteando a su alrededor. Le habían dicho que todo estaba bien y ya que comiera las vería, era raro pero su mente estaba llena de actividad y en cierta forma seguía abrumada. Al menos sabía de Azzam, estaba en calabozo por lo pronto y por lo que sabía, a salvo.

- Y bien.- empezó ya al terminar de comer. -¿dónde están las chicas?

- En calabozo. –informó Gaby. Azima ya no comía nada, pero el sobresalto la hizo toser.

- ¡¿Por qué?!

- Porque sabían del intento de Azzam de llevarte con él desde la boda de Baasima y no dijeron nada. –dijo Ally. Azima lo recordó lamentando que ahora por ello estuvieran encerrados.

- Nos salvamos por poco. –añadió Jaquie. –si lo hubiéramos sabido allí estaríamos.

- No creo que el rey hubiera hecho eso con ustedes.

- Creo todo ahora Gabriela. –bromeó Jaquie.

- ¿Cuánto tiempo estarán allí?

- Bueno, supuestamente hasta que aparecieras. Pero, has aparecido y no han sido liberados así que probablemente pasen otra noche allí. No debí haberles dicho que ya habían sido encontrados. –Gabriela lo lamentó.

- Bueno, al menos saben que volví. Espero no los retengan mucho tiempo allí.

- Omar comparte celda con las chicas y sus esposos.

- ¿Qué? – se los imagino todos juntos y no sabía si alegrarse o no. -¿Se están llevando bien verdad? –preguntó a Gabriela pues sabía que sus primas no toleraban a Omar.

- Oh sí, se la pasan jugando, viendo películas y peleando como críos. Y él se ve bien ¿sabes? Cómodo consigo mismo y los demás. Quizás por eso aun no los sacan. –reflexionó.

- No entiendo.

- Se están llevando bien y aunque no lo conozco es cierto lo que dice Gabriela, por lo que sabemos él se la está pasando muy bien con los demás. Con Ally les mandamos películas y creo casi no durmieron, se vieron todas y pidieron más.

- Eso es genial. –se sentía aliviada de que él finalmente pareciera integrarse con los demás sin problemas u obstáculos. -¿Sabes algo sobre el castigo a Azzam? –dijo a Gaby, pese a que había garantías por parte de su tío, quería saber. Y aunque había intentado preguntar lo cierto es que no había podido decir palabras coherentes por un rato.

- Sólo que está en calabozo.

- ¿Ayham está cerca?

- Tampoco lo sé. Lo siento cariño.

- ¿Tendremos boda eh? –Ally le alborotó el pelo mojado. Ella sonrió ilusionada.

- ¡Sí! –Y deseó que sus primas estuvieran allí, pero eso sería pronto.

*********

- Lo vas a disfrutar ¿cierto? –Azzam miró a su futuro cuñado con los ojos entornados. Ayham sonrió perverso.

- No he dicho nada.

- Se nota a leguas.

- ¿Podrías culparme?

Azzam movió la cabeza.

- No. –confirmó en voz alta. – Pero deberías aceptar también que la culpa te corroe.

- Por supuesto, no lo negaré. No he sido el hermano que ella debería tener. Eso va a cambiar.

- Ella ahora será mi responsabilidad, no la tuya. Una que no solo acepto si no que quiero y deseo.

- ¿Qué te hace pensar que te ha sido dada?

- León ha dicho que solo diez latigazos ¿no? Cuando deberían ser cien y eso solo el comienzo. El castigo no corresponde a lo usual.

- ¿Y solo por eso crees que ahora ella es tuya?

- Si no es así, te juro por todo lo sagrado que encontraré la manera de que lo sea.

- ¿Podrás estando muerto? –Ayham lo miró con una tranquila frialdad que lo hizo dudar. Al ser metido al calabozo pensó en sus opciones, no eran muchas. Cuando León entró lo miró sin decir nada, Ayham llegó poco después con venganza escrita en toda la cara. Fue cuando León le dijo simplemente: Sólo diez Ayham. No te emociones. Un seco asentimiento vino de parte del hermano de Azima, pero al levantar la vista vio todas las ganas de reventarle la espalda con más de cien latigazos. Y ninguno en la espalda, añadió León y apenas oyó el gruñido de inconformidad de Ayham pues esas dos simples frases le decían que el castigo no solo era mucho menor, sino que, no se podría hacer ceremonia alguna con un novio de espalda destrozada, eso llevaba mucho tiempo para sanar y sus esperanzas habían renacido con fuerza, podría con lo que su cuñadito le haría. En parte, lo entendía.

- Tú el verdugo supongo, éxito tratando de consolar a tu hermana.

Ayham hizo una mueca de pesadez pensando en Azima seguramente.

- No la mereces, maldito seas.

- En eso estamos de acuerdo. No haré promesas que no pueda cumplir Ayham, solo te puedo asegurar que todos y cada uno de mis días serán para ser el esclavo de tu hermana en todos los sentidos.

- Me aseguraré que así sea y si no, te romperé cada uno de tus huesos antes de finalmente matarte.

Estaba dicho. Azima le había sido dada. La revelación total le hizo ver la luz, aunque no de manera literal puesto que allí no había luz como tal. Que vinieran los castigos que quisieran pensó mirando a Ayham con una tranquilidad que jamás pensó sentir en una situación así.

***********************

- Están golpeando a alguien. –Ian se acercó a los barrotes. Zaím aguzó el oído y asintió.

- No oigo nada. –Habi los miró asustada. Baasima corrió hacia los barrotes intentando sacar lo más posible la oreja.

- Yo tampoco.

- Shhhh. –las calló Omar. Algo parecido a un zumbido escucharon tres de los presentes.

- Es un látigo. –dijo Ian.

- En serio sigo sin oír... - empezó Baasima a decir y calló cuando un gruñido alto y claro hizo eco y los cinco se quedaron quietos en su sitio. Seguido de una voz conocida por todos.

- Agradece que solo es esto. – La voz de Ayham llegó alta y clara. Una carcajada adolorida también resonó.

- Oh, oh. –Omar se levantó lentamente y fue hacia los barrotes donde ya los cinco estaban pegados.

- Ese fue Azzam ¿verdad? –Habi miró a su esposo preocupada.

- Sí. –Zaím de igual forma tenía una cara de preocupación.

- Debo agradecer que solo me regaló un ojo morado. –Omar se tocó el ojo automáticamente. –O eso espero.

- ¿Por eso no nos han sacado? ¿van a golpearnos? –preguntó Baasima lívida.

- Ya lo habrían hecho amor. –Ian la abrazó.

- Pero y eso que estamos oyendo...

- No lo están golpeando Baasima. –aclaró Omar.

- ¿Ah no? ¿Se queja solo porque sí?

- Lo están latigueando. –hizo una mueca de dolor al decirlo imaginándoselo.

- No pues, que alivio saberlo –ironizó aun temerosa. - ¿es cierto Ian?

- Lo es. –Ian apretó la mandíbula.

- Espero no sean los cien latigazos normales.

- ¿Cien? ¿normales? –Ian lo miró enseguida.

- Cien de inicio por arrebatarle su virtud a una virgen. –confirmó Zaím. –Espero hayas agradecido a alguna deidad que no te tocó eso amigo. –Palmeó el hombro de Ian. –Y no es todo.

- ¿Hay más?

- Oh sí, torturas de más tipos que mejor no diré por los sensibles oídos femeninos presentes.

- Solo fueron diez latigazos y León no dejó que fueran en la espalda. –La voz de Ayham que había salido de la nada los sobresaltó a todos.

- Entonces... en ¿dónde? –se atrevió Habi a preguntar.

- El trasero, aunque uno que otro se me fue a la espalda, se me escaparon. –les dedicó una sonrisa oscura.

- Gracias. –dijo Ian entonces.

- ¿Por qué le das las gracias? –le reclamó su esposa.

- También las doy. –convino Zaím.

- ¿Pero por qué? –habló Habi esta vez.

- Por no matarlo.

- Las gracias deben ir al rey. Y tampoco me hubiera atrevido a dejar viuda a mi hermana antes de la boda.

- ¿Boda? –gritó Habiba.

- Los veo luego. –Dijo Ayham retirándose.

- ¡Espera, dinos más! ¡Por favor!

Ayham volteó la cabeza sin dejar de caminar.

- Que ya están por salir. –y se fue. Los esposos se miraron sonrientes entre ellos.

- Creo que tú ya lo sabías. –le dijo Ian a Omar.

- Sí.

- ¡Y no dijiste nada! –le recriminó Habi.

- La verdad temía que el rey luego negara la boda. Veo que no. Es un alivio.

- ¿Será todo el castigo para Azzam? –quiso saber Ian.

- No creo. –Zaím movió la cabeza.

- Yo tampoco, yo tampoco. –confirmó Omar.

- Hay boda y es lo que importa, no pueden dejarlo imposibilitado ¿no es así cariño? ¿Zaím?

- No... -dudó. –No creo.

- ¿Omar?

- Espero que puedan tener hijos en el futuro. Es todo lo que diré.

- Oh por todos los cielos...

Horas después fueron sacados por un guarda de Palacio. Ver la potente luz del sol que se colaba por los pasillos los hizo parpadear a todos. No habían estado en la oscuridad total pero si en una lúgubre.

- Siento que he vuelto a nacer. –Habiba estiró los brazos. Luego miró a Habi y de la nada echaron a correr.

- ¿Y ahora? –Preguntó Omar al verlas a toda carrera. Los guardas y personal del Palacio que estaban por allí ni se inmutaron.

- ¿En serio no te lo imaginas? Van a ver a Azima. –Zaím siguió con la vista a su esposa sabiendo a donde iba pero a juzgar por su parpadeo, estaba asimilando que lo había dejado allí sin más.

- Dos maridos abandonados. –Omar vio la misma expresión en Ian y rompió a reír.

***********

- ¡No puedo creer que no nos hayas dicho que dejaste en Andora tu... tu...!

- ¿Mi...mi? –Azima vio a Baasima con creciente diversión.

- Tú la dejaste en una cueva y nadie se llevó las manos a la cabeza indignado, bueno, quizás tío sí pero no lo vi y no cuenta.

- Pero ustedes lo supieron enseguida. –Baasima vio molesta a Habi.

- Porque Ian lo anunció. Acuérdate. Dejó claro que de doncella nada, virginidad muerta y caída en combate. Pero es cierto que nos ocultaste muchas cosas Azima y eso fue desagradable de descubrir. –la miró seria.

- Y triste. –enfatizó Baasima.

- Lo siento, no tenía idea de cómo decirlo. Estabas por casarte en Londres y Habi recién empezando con Zaím, sentí que...

- ¿Qué no nos iba a importar? –Habi la miró con el ceño fruncido.

- No, no. Sentí que opacaría esa felicidad de alguna manera. Y no quería eso. Lo que pasó con Azzam nunca pensé tendría futuro e iba a casarme con Omar. De saberlo ¿lo hubieran permitido?

- No, es cierto. Pero habríamos estado juntas peleando y buscando soluciones. No tienes porque cargar a cuestas con todos ¿sabes? No está en tus manos remediar o solucionar todo lo malo que pueda pasarles a los que quieres. –Habi buscó su mirada.

- Tampoco está en tus manos la felicidad de los demás Azi. –Baasima tomó sus manos. -¿lo sabes verdad?

- Sí. –emitió apenas el sonido.

- Grábatelo en esa cabecita genial que tienes. Y bueno, la felicidad de alguien sí. La de ese Jeque ex playboy.

- ¡Baasi!

- ¿Qué? Lo era, dije ex. Jamás pensé verlo haciendo eso y menos con lo que sabía de él. Ian no salía de su asombro, quedó en shock cuando vio hasta donde llegó.

- Zaím igual, sabes que lo conocen. El Jeque cero compromiso, cero matrimonio e hijos robándose a la mujer que ama porque no concibe su vida sin ella. – Habi suspiró hondo.

- Quiere tener niñas. –soltó Azima de pronto, sus primas callaron para luego soltar chillidos de diversión y alegría que llenaron la habitación.

- ¿No estarás ya esperando una? –Todas se silenciaron con las palabras de Baasima y junto con Habi le miraron el estomago como si de pronto este empezaría a crecer. Azima se mordió el labio para no romper a reír.

- No. Quise protegerme de la misma manera que ustedes.

- ¿Por qué? ¿por tu boda con Omar?

- En parte sí.

- ¿Sólo en parte? ¿Por qué más Azi?

- Omar quería que viviera lo que no tendría con él. –confesó sintiendo que al menos eso debería decir. No iba a añadir que su empecinamiento con casarse con Omar tenía que ver con que su promesa seguía en pie para que ellas estuvieran con quien quisieran ¿Qué caso tenía decirlo? Había sido librada de esa promesa y todo estaba volviendo a su cauce. –No íbamos a tener una vida normal de matrimonio. –calló esperando más preguntas, pero ambas la miraban concentradas. –Siempre se los dije, Omar es más de lo que aparenta. Él fue quien me dio la idea de tener una aventura con Azzam y eso pasó, solo que se nos fue de las manos. –Sus primas la vieron boquiabiertas. –Por favor, que aquí quede, no lo repitan. –pidió.

- Deja ver si lo entiendo. Omar y tú iban a ser simplemente compañeros de casa y por ello te animó a que... ¡tú y Azzam, vivieran una apasionada aventura al calor de Andora! –exclamó Habi aun en shock.

- ¡Cállate! –pidió Azima.

- Lo dijiste como si estuvieras anunciando una película –Baasima movió la cabeza. –Pero entonces ¿ibas decidida a ello?

- Claro que no.

- ¿Qué te hizo cambiar de opinión?

- ¿En serio necesitaba incentivos Habi? El hombre está buenísimo. – dijo lo último en voz baja viendo hacia la puerta. Baasima solo tenía ojos para Ian, pero solía ser muy sincera sobre lo que veía. – Amo a Ian, pero no soy ciega. Azzam es bueno, lo que es.

- Sí, guapísimo. Lo sabemos. Pero creí que eras inmune Azima.

- Soy una mujer después de todo. Ni mente maestra ni nada. Todos los planes parecían ir a la perfección, se me atravesó él y todo se fue al carajo. –concluyó pero con una sonrisa.

- Menos mal no le golpearon el rostro, créeme que yo misma me hubiera enfrentado a Ayham si lo hubiera hecho.

- Oh, pero si le golpeó, en el desierto.

- Yo me refiero ahorita en calabozo.

- ¿ahorita...? –Azima miró a Baasima asustada.

- ¿Qué esperabas cariño? ¿Qué se iría tan tranquilo contigo sin más?

Azima tragó saliva y se levantó de un salto.

- ¿Fueron cien latigazos? –preguntó entonces.

- Tú si sabes que son cien, yo solo creía que era la muerte y ya. Apuesto que tampoco sabías nada Habi.

- Detalladamente no. Siéntate Azi. Solo le dieron diez y en el trasero.

Azima las escuchó pero quería salir corriendo a verlo, pese a que el castigo parecía ser mínimo. Se quedó parada mirando hacia la puerta. Sabía que debía andar con cuidado pues habían tenido piedad de sobra, pero solo quería ir a verlo y cuidarlo, curarle.

- No debería bromear sobre ello, pero el hombre tiene colchón de sobra, seguro no los sintió tanto. –Azima miró seria a Habi. -¡Oye! Va quedar hinchado un rato pero ni se le va notar, de por sí va sobrado en esa área.

- ¿Le has visto el trasero? –Azima la vio con ojos entornados.

- ¿Tú no? ¡Claro que sí! Es inevitable.

- Hizo algo más que verlo querida. –remarcó la otra.

- ¿Es esponjosito o es carne firme...? –un almohadazo de su molesta prima la calló. –Perdón, jamás debí haber dicho que es esponjoso, seguro está firme y sólido como mi Zaím.

Azima miró hacia el cielo.

- Tengo que ir a verlo.

- Es arriesgado. –le recordó su prima ya en plan serio.

- Ya estamos prometidos Habi.

- Aun así, no abuses de la misericordia del rey. Por favor.

- No podré quedarme quieta.

- Está bien, encontremos la manera...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top