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— ¿Así que vas a hablarle de mí? — Jessica apareció a su lado y Prim la delató deliberadamente. Le agradaba Jessica, de verdad, y era su amiga desde hacía tres años, a pesar de su personalidad peculiar y su cerebro de ameba, la chica era una buena amiga. Compañera y casi confiable - al menos cuando no involucraban chismes calientes sobre la familia Cullen.
Pero Jessica Stanley tenía un defecto evidente en la opinión de Prim y eso la hacía querer echar a Jessica lejos de Forks High y de todo Forks, si pudiera.
Jessica tenía una pasión absurda por Edward.
Prim siguió caminando hacia el comedor de la escuela mientras escuchaba a Jessica recitar una lista de razones por las que Prim debía presentarla a Eduardo. Al otro lado del salón Mike Newton saludaba con su cara de bebé y ella realmente no quería acercarse a Mike, especialmente porque Jessica parecía estar enamorada de él también y a Mike le gustaban todas las chicas de la escuela. — Por favor, Prim, somos amigas! Las amigas presentan a los hermanos guapos a otras amigas!
— No seas ridícula— Prim bufó dandole la espalda a Jessica.
Lauren apareció de su otro lado, lanzando una mirada divertida a la pelirroja. Con sus piernas de dos metros y su cabello rubio platinado, Lauren Mallory era la personificación de la acidez. Nadie de su familia entendía cómo Prim podía tener una amistad tan fuerte con las chicas, ni siquiera ella entendía, pero ellas realmente eran amigas. Un trío peculiar donde Prim era la más pequeña, ya que ambas chicas eran un año mayores.
— No creo que ella le hable de ti, Jess— Lauren comentó con desdén admirando sus uñas rojas y Prim le lanzó una mirada de alerta que sólo le hizo dar una sonrisita maliciosa.
— ¿Y por qué no?— Jess prácticamente se marchitó y Prim realmente sintió mal por su amiga, sólo que no lo suficiente para realizar su deseo absurdo. Es como si ella hubiera ayudado a Jessica a acercarse a Edward, si ella quería llegar a la cima, que escalara la montaña sola.
— Creo que te gusta tu hermanito, nena— Lauren enroscó el pelo de Prim entre sus dedos y la chica apartó su mano de un manotazo.
— No seas absurda, Lau—Gruñó.
— Apuesto a que es aficionada al incesto— Ella se rió de Prim. —No te juzgo, es una hermosura. ¿Lo has visto sin camisa? ¿Y sin pantalones?
Prim rodó los ojos. — Edward no es mi hermano de verdad, somos adoptados. —¡Y deja de hablar de él así!. Ella ha visto a Edward sin camisa, por supuesto, pero era sólo Edward. ¿Qué veían tanto en su hermano? Era guapo sí, pero las chicas de Forks High parecían enloquecidas por él.
Y no era mentira acerca de su extraño parentesco. No era un hermano, no era un tío, ¿que era después de todo? Para ella siempre fue sólo Edward.
— ¿Lo amas? — Jessica puso los ojos sorprendida pero completamente interesada, ávida de un chisme como ella sólo tenia la capacidad en Forks —bien, después de su madre.
— Por supuesto que sí, Jessica. Lo amo, él es familia— Prim se echó el pelo hacia atrás como hacía su madre y le dio la espalda a las dos chicas, dejándolas atrás. — ¡Métanse en sus asuntos!
Familia, claro, Edward era familia. ¿Entonces por qué la molestaba tanto que Jessica quisiera una oportunidad?
Edward nunca lo aceptaría, Prim pensó satisfecha. Nunca lo has visto salir con una mujer, y aparte de Tanya, nunca ha tenido oportunidad de mirar a otra mujer. ¿Cómo sería cuando Edward encontrara una compañera?
El pensamiento le causó cierta incomodidad. Se puso aún más malhumorada cuando dos chicas de su año la pararon para preguntarle si Edward tenía novia y si ella podía pasar su número de celular, Prim odiaba ser la única Cullen simpática-y-no-aterradora.
Su madre y su tía ponían mucho miedo en los humanos y no sufrían de ese tipo de situación invasiva. Ella también odió tener que repetir la misma respuesta incansable veces y odió aún más que toda su familia había salido a cazar y ella estaba acompañada de Edward y su tío Jasper - que por supuesto, lo escucharon todo.
¡Esto era tan embarazoso! Su tío la miraba raro a cada minuto. Las cejas fruncidas y los labios apretados intentando descifrarla y Prim simplemente no conseguía disfrazar su incomodidad o las mejillas coloreadas. Cuando Edward llegó a ella, todo empeoró.
Sus manos sudaron y el corazón se le aceleró, Jasper levantó la ceja mirándola todavía desconfiado y Prim le echó una mirada de alerta.
— ¿Estás bien? — Edward preguntó preocupado, tocando tu frente con suavidad y haciendo que Prim se sintiera incómoda. Edward tenía los ojos como oro líquido sobre ella, y ella realmente deseaba derretirse en su silla. ¿Qué le pasaba a su maldito corazón?
—Presión baja.— Gruñó y asintió.
—Tenemos que hablar con Carlisle sobre esto— Murmuró preocupado. — Come algo— Empujó su bandeja hacia Prim y ella sonrió agradecida.
—Quizá estés demasiado estresada—Jasper comentó y Prim le estrechó los ojos.
— Sí, tal vez— En realidad estuviste de acuerdo en considerar hablar con tu abuelo. Habías estado sintiendo muchas cosas raras en tu cuerpo y no tenía nada que ver con su menstruación. —Tal vez estoy realmente enferma— Pensó en voz alta y oyó una risa contenida escapar de Jasper.
—No lo estás
Prim estrechó los ojos. —no lo sabes, tío.
Se encogió de hombros. — Por supuesto que lo sé— Entonces se volvió hacia Edward con la expresión sonriente. — Entonces, Edward, Jessica está enamorada. Siento olas de deseo viniendo de aquí— señaló a la chica en la mesa al otro lado del comedor y Prim lanzó a su amiga una mirada nada agradable.
—¡Ah! ¡Ahora son de pasión! — Cantó Jasper con diversión.
Prim y Edward bufaron enojados al mismo tiempo y Jasper se apoyó sobre la mesa observándolos.
— Tal vez podrías...
—¿Enloqueciste tío Jasper?! ¡Ni hablar!
— No estaba pensando en hacer eso, princesa— Edward respondió con tranquilidad —pero son celos lo que escucho en tu voz? — Jugó llevando una sonrisa engreída y Prim rió, empujándolo con el hombro.
— Jessica me ha estado poniendo de los nervios con esta historia. Ella sólo sabe hablar de ti! — Prim volteó los ojos y luego golpeó a Edward. — Y no te hagas ilusiones, por favor!
Edward se rió y Prim sonrió satisfecha. Su tío pronto entró en un asunto relacionado con el último partido de la temporada y Prim se desconectó de la conversación mientras admiraba sus propias uñas y pensaba lo urgente que estaba necesitando que su tía Alice las hiciera.
Estaba tan desanimada que todas las mujeres de la casa habían salido, no que fuera malo estar con Edward y su tío, por cierto, amaba estar en presencia de Jasper porque él siempre sabía lo que ella necesitaba.
— ¿Les importa si lo hago?— Prim señaló a la mesa de sus amigos y Edward y Jasper asintieron, entrando en otro tema sobre cacerías excitantes en las montañas - cosa que por su condición humana, ella no entendía nada.
Cuando llegó a la mesa, nadie paró de hablar y la miraron raro como la primera vez. Por el contrario, la asiática Angela Webber, de quien Prim no era muy cercana, sonrió indicándole la silla y Jessica rápidamente empujó hacia ella el trozo de pizza y el dulce que estaban en su bandeja.
—Amiga, estaba comentando...
— Chismorreando— corrigió Tyler recibiendo de Jess una mirada atravesada.
La rubia respiró hondo. — Como iba diciendo, estaba comentando con la clase que mi madre dijo que la hija del jefe Swan volvió a la ciudad.
— ¿Jefe Swan? — Prim buscó en la memoria, pero todo lo que vino a ella fue el hombre uniformado que siempre estaba en La Push. El jefe Swan parecía un hombre muy cerrado, pero lo ha visto reírse muchas veces con Billy. Él siempre saludaba cordialmente en la dirección de Prim y preguntaba '¿Cómo están sus padres? ¡Mande saludos! — ¿El jefe tiene una hija?— Prim preguntó llenando su boca con las patatas fritas de Lau. —Oye! — Te quejaste cuando recibiste un manotazo en las manos. — ¿No aprendiste a compartir Lau?
—No con gente rica que no me invita a cenar!
Prim puso los ojos en blanco, riendo. — Por qué vas a coquetear con mi familia.
Ella sacudió la cabeza. — ¡No a las mujeres!
— ¡Tiene una hija! —Jessica volvió a llamar la atención, queriendo difundir el chisme. —Pueden creerlo? Mamá dice que la ex-esposa del jefe lo abandonó y luego no socializa con la chica.
— Espero que sea guapa! — Mike dijo.
Lauren hizo un sonido de asco. — Incluso si lo es, nadie va a mirar tu cara de culo asado, Mike.
— No seas ofensiva, Lauren. por eso a nadie le agradas.
Ella bufó, mirando sus propias uñas. — Tengo dos amigas aquí, gracias!
Prim rió y se volvió hacia Jessica. —¿Entonces la chica ya llegó?
— Creo que viene mañana.
—Que tedioso eso de entrar en el medio del año. Ang, puedes entrevistarla para el periódico, junto a Eric. — Angela sonrió como un tomate, pero sonrió satisfecha.
—Tal vez sea una buena idea para ella. Puede ayudar a sentirse más incluida.
—Carne fresca— Tyler dijo haciendo un tono estrangulado y luego un 'outch' por haber recibido un manotazo de Lauren. —Calma, nena, tienes para ti también.
—Hay para todas— Prim comentó y todas las chicas de la mesa asintieron desanimadas.
Cuando las clases se acabaron, Prim juntó su material y dio una corridita hasta Edward que caminaba hacia el estacionamiento.
— ¿Faltando a clase, Ed? — Susurró acercándose a su espalda. Edward rió y Prim sabía que era porque él sabía que era ella. —¡No creo que pueda asustarte!
— ¿Quién sabe un día?! — guiñoel ojo, tomoalrededor de su cintura con los brazos y caminar a un ritmo más lento hacia el estacionamiento. —Tu corazón parece más tranquilo ahora.
Prim suspiró, llevando la mano a su pecho. — ¿Me estoy muriendo? — ella apretó los ojos. — He sentido cosas extrañas.
Edward se rió. — Carlisle sabría si te estuvieras muriendo— él abrió la puerta del coche y Prim saltó al asiento de atrás, Edward la imitó y Prim se aniquiló a él. — Te haces exámenes regulares, Princesa.
Un suspiro escapó de ella. — Lo sé. Pero hay algo malo conmigo, Ed— Pensó.
— Y creo que el tío Jasper sabe lo que es.
— Vamos a averiguarlo.— Edward prometió, mientras le daba un beso en la frente y emzaba a jugar con sus manos.
Prim miró las manos juntas y la suya era tan blanca como la suya, su herencia rusa tal vez. Pensó en lo mucho que amaba la sensación de sus mano sobre la suyas y de los brazos alrededor de su cuerpo y una vez más su corazón se aceleró y sintió un frío en su vientre. Fuera lo que fuera que tenía, Prim realmente pensaba que había algo en Edward que lo hacía surgir.
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Maratón 2/2
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